viernes, 3 de junio de 2016

Alfonso X de Castilla - Wikipedia, la enciclopedia libre

Alfonso X de Castilla - Wikipedia, la enciclopedia libre




Alfonso X de Castilla
Rey de Castillaa
Alfonso X de Castilla 02.jpg

Alfonso X en una miniatura medieval del Libro de los juegos.

Información personal
Reinado 1 de junio de 1252-4 de abril de 1284
Coronación 1 de junio de 1252
Nacimiento 23 de noviembre de 1221

Toledo
Fallecimiento 4 de abril de 1284 (62 años)

Sevilla
Entierro Catedral de Sevilla
Predecesor Fernando III
Sucesor Sancho IV
Familia
Casa real Casa de Borgoña
Padre Fernando III
Madre Beatriz de Suabia
Consorte Violante de Aragón
Descendencia Véase Descendencia

Coat of Arms of the Heir of the Crown of Castile 13th-16th Centuries.svg

Escudo de Alfonso X de Castilla


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Alfonso X de Castilla, llamado «el Sabio» (Toledo, 23 de noviembre de 1221-Sevilla, 4 de abril de 1284), fue rey de Castilla entre 1252 y 1284. A la muerte de su padre, Fernando III «el Santo», reanudó la ofensiva contra los musulmanes, y ocupó Jerez (1253), arrasó el puerto de Rabat, Salé (1260) y conquistó Cádiz (c. 1262). En 1264, tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico,
proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito
alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos,
debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su
primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho
y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en
Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, no sin antes haber
desheredado a su hijo Sancho.


Llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando
la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.


También es reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica
realizada por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y, a
menudo, participó con su propia escritura y en colaboración con un
conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano. Elaboró de su pluma, las Cantigas de Santa María y otros versos, realizando una gran aportación a la lengua culta del momento en la corte del reino, el galaicoportugués, que por su noble autor nos ha perdurado.


En 1935, se le reconoce como astrónomo nombrando en su honor al cráter lunar «Alphonsus».1



Índice

Historia del reinado

Etapa como infante

Hijo primogénito de Fernando III el Santo y de Beatriz de Suabia (hija de Felipe, rey de Alemania, y nieta del emperador Federico I Barbarroja). Para encargarse de su crianza fue designada como ama Urraca Pérez y como ayo García Fernández de Villamayor, que había sido mayordomo de la reina Berenguela y cuya segunda esposa era Mayor Arias de Limia. Con ambos se crio en Villaldemiro y en Celada del Camino.b 2 Parte de su infancia la pasó en las propiedades que tenían sus cuidadores en Allariz (Orense), donde aprendería el galaicoportugues3 que utilizó en las Cantigas compuestas en su scriptorium y, al menos diez de ellas, seguramente debidas al mismo rey.4
Ya en la Corte de Toledo, recibió una esmerada educación en múltiples
campos, a la vez que empezó a relacionarse con los herederos de las
principales familias nobles de los reinos de Castilla y de León.


Campaña en Andalucía y Batalla de Jerez (1231)

En 1231, mientras Fernando III recorría las principales ciudades del reino de León
después de haber tomado posesión de él, el soberano envió a su hijo el
infante Alfonso, que contaba nueve años de edad y se hallaba en Salamanca, a devastar los reinos musulmanes de Córdoba y Sevilla, acompañado por el magnate Álvaro Pérez de Castro el Castellano
y del magnate Gil Manrique. No obstante, varios historiadores han
señalado que el infante Alfonso al que se refieren las crónicas de la
época no fue el hijo de Fernando III el Santo, sino su hermano, el
infante Alfonso de Molina, hijo del difunto Alfonso IX de León.c
No obstante, según la versión que sostiene, el infante Alfonso presente
en la batalla era en realidad el hijo del rey Fernando III:



Vista del Alcázar de Jerez de la Frontera. La batalla de Jerez, librada en 1231, supuso la derrota de las tropas del rey musulmán de Sevilla.
Mandó a don Alvar de Castro, el Castellano, que fuese con él, para
guardar el infante y por cabdillo de la hueste, ca el infante era muy
moço e avn non era tan esfforçado, e don Alvar Pérez era omne deferido e
muy esforçado.5


Desde Salamanca y pasando por Toledo, donde se les unieron cuarenta caballeros toledanos, se dirigieron hacia Andújar, y desde allí, se encaminaron a devastar la tierra de Córdoba, y posteriormente, al municipio cordobés de Palma del Río,
donde exterminaron a todos los habitantes y tomaron la localidad,
dirigiéndose a continuación hacia el reino de Sevilla y hacia Jerez de la Frontera, donde instalaron el campamento cristiano en las cercanías del río Guadalete.6 El emir Ibn Hud,
que había reunido un numeroso ejército dividido en siete cuerpos, se
interpuso con él entre el ejército cristiano y la ciudad de Jerez de la
Frontera, obligando a las tropas de Alfonso a combatir. Durante la
batalla que se libró a continuación, conocida como la batalla de Jerez,
el ejército de Alfonso derrotó a las tropas musulmanas, a pesar de la
superioridad numérica de éstos últimos. Alfonso X el Sabio se refirió
posteriormente a la batalla de Jerez, librada en el año 1231, y en la
que Álvaro Pérez de Castro el Castellano acaudilló las huestes cristianas, del siguiente modo:


Conviene que sepades los que esta estoria oyredes que la cosa del
mundo que más quebrantó a los moros, por que el Andaluzía ovieron a
perder e la ganaron los christianos dellos, fue esta cabalgada de Xerez,
ca de guisa fincaron quebrantados los moros, que non pudieron después
auer el atreuimiento nin el esfuerço que ante avíen contra los
christianos, tamaño fue el espanto e el miedo que tomaron desa vez.6


Después de su victoria en la batalla de Jerez, Álvaro Pérez de Castro se dirigió al reino de Castilla y entregó al infante Alfonso a su padre el rey, que se hallaba en la ciudad de Palencia.


Conquista de los reinos de Murcia y Sevilla


Atarazanas Reales de Sevilla. Alfonso X construye los mayores astilleros de Europa.
Cumplida la mayoría de edad a los diecinueve años, Alfonso utiliza
oficialmente el título de heredero y comienza a ejercer actividades de
gobierno en el reino de León. Poco después, afronta diversas operaciones militares:


  • En 1243, debido a la enfermedad que sufría su padre, el infante se hizo cargo de la campaña de conquista del reino de Murcia (1243-1245), con la ayuda de ciertos caudillos musulmanes del territorio. En el transcurso de estas operaciones firmó el Tratado de Almizra (26 de marzo de 1244) con Jaime I de Aragón, su futuro suegro, estableciendo las fronteras entre ambos reinos.
  • En 1246-1247 participó en la guerra civil portuguesa, apoyando a Sancho II de Portugal frente a su rival Alfonso de Bolonia.
  • En 1247-1248 colaboró en primera línea en la conquista de Sevilla.
    A causa de la quebrantada salud de su padre, Alfonso se ocupó del
    reparto entre los miembros de la hueste de los nuevos territorios
    adquiridos, así como de distintas labores de gobierno.
  • En 1248 comenzó la conquista del Reino Taifa de Murcia que le correspondía en virtud al Tratado de Almizra por lo que las ciudades de Villena, Alicante, Elche, Orihuela, Murcia, Lorca y Cartagena fueron incorporadas a la Corona de Castilla. Al poco, serían entregadas las villas y fortalezas del Vinalopó, a modo de apanage, a su hermano, el infante Manuel de Castilla, siendo creado el Señorío de Villena.
Dos años antes de la toma de la ciudad de Sevilla se habían celebrado los esponsales del infante Alfonso con la infanta Violante de Aragón, hija de Jaime I de Aragón, aunque hasta el 29 de enero de 1249 no se celebró la boda en la ciudad de Valladolid. La reina estuvo a punto de ser repudiada por estéril pero quedó embarazada tras reposar en la ciudad de Alicante tras su conquista en 1248.


El 30 de mayo de 1252 falleció Fernando III el Santo, y el 1 de junio
fue proclamado rey el infante Alfonso, que reinaría como Alfonso X de
Castilla y de León.


Política interior


Noven, moneda de vellón, acuñada en La Coruña durante el reinado de Alfonso X. La leyenda dice en latín "Moneda de Castilla y de León".
Fue el del Rey Sabio un reinado reformador, que iniciaría el proceso que desembocaría en el Estado Moderno de época de los Reyes Católicos. Fundamentó, asimismo, la supremacía de Castilla entre los reinos peninsulares.


El Honrado Concejo de la Mesta
de pastores fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio, reuniendo a
todos los pastores de León y de Castilla en una asociación nacional y
otorgándoles importantes prerrogativas y privilegios tales como
eximirles del servicio militar, de testificar en los juicios, derechos
de paso y pastoreo, etc.


Reformas legislativas

Alfonso X pretendía renovar y unificar los diversos fueros que regían
sus dominios. Para lograr ese objetivo, el primer paso fue la redacción
del Fuero Real para las ciudades del país.



Estatua de Alfonso X el Sabio en la escalinata de entrada de la B.N.E., en Madrid (J. Alcoverro, 1892).
El Espéculo sería la primera redacción de un código legal unificado, en la línea del Fuero Real. Sería promulgado en 1255. Sin embargo, al año siguiente llegó una embajada de la ciudad italiana de Pisa ofreciendo a Alfonso su apoyo para optar al trono imperial.
El rey castellano decidió entonces que su equipo de juristas elaborara
un nuevo código legal ampliado, basado en el Espéculo y en el Derecho
romano-canónico. Se trata de las Siete Partidas, redactadas entre 1256 y 1265, y de las que se ha llegado a decir7 que son, por su calidad y trascendencia interna y exterior, equiparables en el mundo del Derecho a lo que fue la obra de Santo Tomás de Aquino para la teología.


Las reformas legislativas del rey produjeron el rechazo de elementos
ciudadanos y nobiliarios, cuyos privilegios se veían amenazados por la
creciente intervención del Estado en las legislaciones privativas. Este
rechazo fue una de las causas de la gran rebelión nobiliaria de 1272.


Actividad repobladora

Sin duda, la labor más importante en este ámbito emprendida por este monarca fue la repoblación del antiguo reino de Sevilla,
que permitió consolidar las conquistas de Fernando III. Nada más
rendirse la ciudad hispalense, se procedió al reparto de las casas de su
casco urbano y de las tierras de alrededor entre los soldados de las
huestes reales y nobiliarias, así como entre gentes procedentes de todos
los rincones de la Corona de Castilla.
Este modelo de repoblación, que vació de musulmanes aquellas
localidades que habían sido tomadas por fuerza o que capitularon tras un
sitio (caso de las principales ciudades del valle del Guadalquivir),
convivió con el mantenimiento de la población autóctona en diferentes
zonas. Muchas localidades serranas de Jaén y Córdoba, y otras de las
campiñas y llanuras, se rindieron a los castellanos mediante
capitulación, por la cual éstos se hacían cargo de sus fortalezas y del
cobro de impuestos, mientras que los mudéjares conservaban cierta
autonomía política y religiosa.


Este sistema no fue viable después de la revuelta mudéjar
de 1264. La expulsión que se produjo de musulmanes en las tierras
andaluzas y el agotamiento demográfico de los reinos de Castilla y de
León tuvo como consecuencia una bajísima densidad de población en el
Sur, que no pudo ser paliada por la labor repobladora de Alfonso X en la
comarca del Guadalete y en la bahía de Cádiz, ni por las iniciativas señoriales en la frontera con Granada. Finalmente, los repobladores se concentrarían en las grandes ciudades del valle del Guadalquivir.


También impulsó Alfonso X la llamada repoblación interior, con la fundación de villas y polas
(pueblas) nuevas en regiones del Norte e interior peninsular. Con ello
pretendía reforzar la jurisdicción realenga en zonas en las que
tradicionalmente habían predominado los señoríos de distinto tipo. Así,
podemos enumerar las siguientes:



Sello de Alfonso X.

La revuelta mudéjar

A los pocos años de haber renovado la sumisión a Castilla, que ya
habían ofrecido a Fernando III, los pequeños territorios tributarios de Niebla y Jerez de la Frontera
vieron cómo Alfonso X les arrebataba por la fuerza de las armas la poca
autonomía que les restaba. Esta circunstancia, así como otros
incumplimientos de las capitulaciones acordadas en su día con los
musulmanes andaluces y murcianos que se habían rendido sin resistencia
durante las campañas de Fernando III, provocó una sublevación concertada entre la población mudéjar del Sur peninsular, apoyada por el rey de Granada
(1264). La rebelión fue fácilmente aplastada en Andalucía en pocos
meses, mientras que en Murcia, abandonada a su suerte, fue necesaria la
intervención combinada de tropas castellanas y aragonesas, al mando del
propio Jaime I de Aragón.
Esta revuelta tuvo como consecuencia la expulsión o huida de muchos
mudéjares andaluces, y el despoblamiento de vastas áreas en la Campiña
del Guadalquivir.


Política exterior

La cuestión del Algarve

Durante todo su reinado, Alfonso X se tituló «Rey del Algarve».
El origen de esta atribución es oscuro. Según algunos autores, como el
Marqués de Mondéjar, el Algarve le habría sido donado por Sancho II de Portugal
en pago por el apoyo que el castellano le había proporcionado en 1246
contra aquel que terminaría apartándolo del gobierno, su hermano Alfonso III de Portugal. Para otros, como José Mattoso,8
la reivindicación del rey castellano sobre las tierras al sur de Lisboa
reflejaban el deseo de ver reconocida su superioridad feudal sobre el
monarca portugués, también se rastrean los derechos de Alfonso X en el
Algarve obtenidos por el rey de Niebla. Sea como fuere, tras la subida
al trono de Alfonso X de Castilla, se inició una guerra entre ambos
reyes por el control del Algarve. El conflicto finalizó en 1253 al
acordar el matrimonio del rey portugués con una hija, ilegítima, del rey
Alfonso X, Beatriz,
y la entrega de un usufructo sobre el Algarve en beneficio del rey
castellano hasta que el hijo de ese matrimonio alcanzara los siete años
de edad.9 10 En 1260, Alfonso X añadió a sus títulos el de rey de Algarve. Pero en 1263, ratificado en 1264,11 cedió el usufructo del Algarve a su nieto Dionisio, heredero del rey portugués, a cambio de un vasallaje militar.12 13 En 1267, el tratado de Badajoz de 1267 liquidó este tributo militar y se fijaron las fronteras en el río Guadiana.
El rey castellano siguió empleando el título de rey de Algarve, pero
sólo por la referencia al territorio de la antigua taifa de Niebla.10 Por su parte, el rey Alfonso III empezó a emplear el título de rey de Portugal y de Algarve desde marzo de 1268.14


El fecho del Imperio


En 1256 Alfonso X recibía una embajada de la república de Pisa en Soria. Venía para ofrecerle su apoyo para ser candidato a «Emperador» y «Rey de romanos», cargo vacante desde la muerte de Guillermo II de Holanda. Y es que Alfonso pertenecía, por ser hijo de Beatriz de Suabia, a la familia alemana de los Hohenstaufen, que alegaba ser la depositaria de los derechos al Imperio.


Alfonso X aceptó la oferta pisana y procedió, mediante el envío de diplomáticos, dinero e incluso tropas a las ciudades gibelinas de Italia,
a recabar apoyo para su aspiración imperial. Sin embargo, encontró
muchas dificultades en este empeño, pues a la existencia de un candidato
alternativo, Ricardo de Cornualles (hermano de Enrique III de Inglaterra), se unía la enemistad del Papado, interesado en debilitar el Imperio.
Por otra parte estaba el complejo sistema de elección del emperador,
que correspondía a siete príncipes electores. Tres de ellos votaron por Ricardo, mientras que cuatro lo hicieron por Alfonso (1257). Sin embargo, el inglés viajó rápidamente a Aquisgrán, donde fue coronado junto a la tumba del primer emperador medieval de Europa Occidental, Carlomagno.
El castellano, en cambio, permaneció en sus reinos, con lo que perdió
su oportunidad de hacer valer su elección como Rey de Romanos. Nunca
pisaría tierra germana.


En los años posteriores Alfonso desembolsó enormes cantidades de
dinero para sufragar sus gestiones para ser coronado emperador por el
papa, así como para apoyar militar y financieramente a sus partidarios
en Italia y Alemania. Desgraciadamente para el monarca castellano, la Iglesia romana fue alargando el pleito hasta que Alfonso se vio obligado a renunciar en 1275, tras una entrevista en Beaucaire con el papa Gregorio X.


Detrás de este contencioso pudo estar la intención del Rey Sabio
de verse reconocido como superior por los otros reyes peninsulares,
recuperando la vieja supremacía teórica que había tenido su antepasado Alfonso VII el Emperador.


El fecho de Allende

En los comienzos de su gobierno, Alfonso X retomó un viejo proyecto de su padre, el de continuar la Reconquista allende el estrecho de Gibraltar. Finalizó las grandes atarazanas de Sevilla para construir la flota necesaria para la invasión de África, nombró un almirante mayor de la mar, y consiguió de Roma la autorización para predicar la Cruzada
en Castilla, lo que significaba poder recaudar dinero a cambio de
beneficios espirituales. Se nombraron incluso cargos episcopales para
las futuras diócesis magrebíes, y se iniciaron contactos diplomáticos
con distintos reyes del Norte de África.


No obstante todos estos preparativos, no se emprendió la invasión a gran escala del Magreb.
Todo se redujo a unas cuantas expediciones de rapiña y a la captura de
alguna plaza costera aislada. La incursión más conocida fue la de Salé, puerto marroquí saqueado en el verano de 1260 por la flota del almirante Juan García de Villamayor (hijo del ayo de Alfonso X). Pero el objetivo principal de esta Cruzada, Ceuta, permaneció en manos islámicas.


Los difíciles últimos años


Alfonso X el Sabio.
En la última etapa de su vida, Alfonso X tuvo que afrontar diversos fracasos y desgracias, incluyendo la muerte de su heredero (1275), rebeliones de nobles y en el seno de su propia familia, fracaso del intento de conquista de Algeciras (1278), invasiones benimerines.


La rebelión nobiliaria de 1272

En 1272 la gran mayoría de los nobles, encabezados por el infante Felipe (hermano de Alfonso X) y Nuño González de Lara,
plantearon una serie de reivindicaciones al monarca. Éstas podrían
resumirse en: la petición de más ingresos percibidos de la Corona por
los «ricoshombres»; la renuncia a la política autoritaria y
centralizadora del soberano; y la derogación de las leyes que éste había
impuesto para llevarla a cabo. Al hacer Alfonso oídos sordos a estas
protestas, los aristócratas se «desnaturaron» y se exiliaron en Granada
junto a sus ejércitos feudales, provocando graves daños a su paso. Entre
1272 y 1273 el infante heredero, Fernando de la Cerda, negoció la reconciliación con los rebeldes en un difícil contexto de guerra contra nazaríes y benimerines. Finalmente, el príncipe logró la paz con ellos y con Granada.


La problemática sucesión


El primogénito y heredero al trono, Fernando de la Cerda, murió en 1275 en Villa Real, cuando se dirigía a hacer frente a una nueva invasión norteafricana en Andalucía. De acuerdo con el derecho consuetudinario castellano, en caso de muerte del primogénito en la sucesión a la Corona, los derechos debían recaer en el segundogénito, Sancho; sin embargo, el derecho romano privado introducido en Las Siete Partidas establecía que la sucesión correspondía a los hijos de Fernando de la Cerda.


El rey se inclinó en principio por satisfacer las aspiraciones de
Sancho, que se había distinguido en la guerra contra los invasores
islámicos en sustitución de su difunto hermano. Pero luego el rey,
presionado por su esposa Violante y por Felipe III de Francia, tío de los llamados «infantes de la Cerda» (hijos de Fernando), se vio obligado a compensar a éstos. Sancho, conocido por la historiografía como el Bravo por su fuerte carácter, se enfrentó a su padre cuando éste pretendió crear un reino en Jaén para el mayor de los hijos del antiguo heredero, Alfonso de la Cerda.


Finalmente, el infante Sancho y buena parte de la nobleza del reino
se rebelaron, llegando a desposeer a Alfonso X de sus poderes, aunque no
del título de rey (1282). Sólo Sevilla, Murcia y Badajoz permanecieron
fieles al viejo monarca. Alfonso maldijo a su hijo, a quien desheredó en
su testamento, y ayudado por sus antiguos enemigos los benimerines
empezó a recuperar su posición. Cuando cada vez más nobles y ciudades
rebeldes iban abandonando la facción de Sancho, murió el Rey Sabio
en Sevilla, el 4 de abril de 1284. Sancho, a pesar de haber sido
desheredado, fue coronado en Toledo el 30 de abril de 1284. Fue Sancho IV de Castilla.


Matrimonio y descendencia

Antes de casarse con Violante de Aragón, había sido tratado su matrimonio en dos ocasiones, siendo un adolescente. La primera fue en 1234 con la infanta Blanca de Champaña, hija del rey de Teobaldo I de Navarra.15 Posteriormente, con Felipa de Ponthieu,
hermana de su madrasta la reina Juana, para cuyo enlace el papa emitió
dispensa el 31 de agosto de 1237. Ambos compromisos quedaron sin efecto y
en 1240 ya había sido acordado su matrimonio con Violante, según consta
en el testamento del 1 de enero de 1241 de Jaime I el Conquistador, rey de Aragón donde cita a su hija Ioles, coniugi Alfonsi, primogeniti illustris regis Castellae.


Tuvo varios hijos naturales antes de contraer matrimonio, siendo estos y sus respectivas madres, los siguientes:16


Con María Alfonso de León, su tía, hija ilegítima del rey Alfonso IX de León y Teresa Gil de Soverosa, tuvo a:


  • Berenguela Alfonso (c. 1241-¿?). Contrajo matrimonio, después de
    1264, con Pedro Núñez de Guzmán, pero murió joven y sin descendencia.
Con Elvira Rodríguez de Villada, hija de Rodrigo Fernández de Villada, tuvo a:


Con Mayor Guillén de Guzmán, I señora de Alcocer, Cifuentes, Viana de Mondéjar, Palazuelos, Salmerón y Vadesliras, hija de Guillén Pérez de Guzmán y de María González Girón, fue padre de:


De su matrimonio el 26 de diciembre de 1246 en la Colegiata de Valladolid con la reina Violante de Aragón, hija de Jaime I el Conquistador, rey de Aragón nacieron varios hijos:


Estando ya casado tuvo los siguientes hijos de madre desconocida,
ambos menores de edad cuando su padre otorgó testamento en enero de
1284:


  • Martín Alfonso, abad en Valladolid, mencionado como hermano de Urraca Alfonso en el codicilo del testamento del rey.
  • Urraca Alfonso, citada también en el codicilo del testamento de
    Alfonso X, que le encomendó a su hija natural Beatriz la misión de
    casarla honradamente. Contrajo matrimonio con Pedro Núñez de Guzmán, adelantado mayor de Castilla, señor de Derruña y San Román, con descendencia.

Ancestros

Actividad cultural


Portada de Las Siete Partidas. Edición impresa de 1555, glosada por Gregorio López.
La educación de Alfonso fue esmerada; el monarca tenía una gran sed de saber y un gran respeto a la cultura porque su madre, Beatriz de Suabia, era de hecho una erudita que, cuando quedó huérfana de ambos padres se instruyó en la culta corte siciliana de Federico II Hohenstaufen, futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que protegió y fomentó la ciencia y la cultura y en 1224 fundó la Universidad de Nápoles. Un retrato de Alfonso el Sabio que subraya la pasión real por los conocimientos heredada de su madre lo ofrece el Libro de los judizios (3a, 1-22):


En este nuestro tiempo Dios nos denó dar señor en tierra conocedor de
derechuría e de todo bien, amador de verdat, escodriñador de sciencias,
requiridor de doctrinas e de enseñamientos, qui ama e allega a sí los
sabios e los que s’ entremeten de saberes e les faze algo e mercet,
porque cada uno d’ellos se trabaja espaladinar los saberes en que es
introducto, e tornarlos en lengua castellana a laudor e a gloria del
nombre de Dios e a ondra e en prez del antedicho señor, él qui es el
noble Rey do Alfonso […] qui sempre desque fue en este mundo amó e
allegó a sí las sciencias e los sabidores en ellas e alumbró e cumplió
la grant mengua que era en los ladinos por defallimiento de los libros
de los buenos filosofos e provados.


Desde su juventud, antes de 1252, fecha en que fue coronado rey, el príncipe Alfonso, además de escribir cantigas de escarnio en galaico-portugués y, muy probablemente, algunos himnos de loor a la Virgen María, auspició la traducción de un libro de cuentos ejemplares (o exempla) en castellano: el Calila y Dimna. Ya mayor, mandó llamar a su Corte a trovadores como el genovés que escribía en occitano y gallego-portugués Bonifaci Calvo, los catalanes Arnaut Catalán y Cerverí de Girona, los franceses Guiraut Riquer y Peire Cardenal y los gallegos Airas Nunes, Pero da Ponte y Alfonso Eanes do Coton; también hubo poetas hispanohebreos renombrados que le dedicaron elogios en verso, como el toledano Todros Abulafia, autor de un vasto cancionero compuesto durante su reinado, todavía no traducido al español. Hasta Giovanni Boccaccio lo usa como personaje central en el primer cuento de la última jornada de su Decamerón, donde se alaba su generosidad.18


De la extensa obra alfonsí destacan: el Fuero Real de Castilla, el Espéculo y las Siete Partidas, entre las jurídicas; las Tablas alfonsíes, entre las astronómicas; y entre las de carácter histórico, la Estoria de España y la Grande e general estoria o General estoria, obra de historia universal. Las Cantigas de Santa María es un conjunto de canciones líricas, escritas en galaico-portugués
y acompañadas de notación musical y unas vistosísimas ilustraciones que
se hallan entre lo mejor de la pintura de su tiempo. El Lapidario versa sobre las propiedades minerales, y el Libro de los juegos sobre temas lúdicos (ajedrez, dados y tablas), deportes
de la nobleza en aquel tiempo. La intervención del rey fue a veces
directa y a veces indirecta, pero indudablemente fue el arquitecto de
estas obras:


El rey faze un libro non por quel él escriva con sus manos mas porque
compone las razones d'él e las emienda et yegua e endereça e muestra la
manera de cómo se deven fazer, e desí escrívelas qui él manda. Peró
dezimos por esta razón que el rey faze el libro.


Alfonso X el Sabio, General estoria I, f. 216r.
Es decir, concebía el plan de la obra, ponía los medios para
realizarla y daba las instrucciones precisas sobre su estructura y
contenido, e incluso descendía a detalles como precisar los dibujos e
ilustraciones que debían ornar el texto. Esta preocupación por la obra
bien hecha se manifiesta también en el prólogo del tratado inaugural de
los Libros del saber de astrología, que es el Libro de las figuras de las estrellas fixas que son en el ochavo cielo,
versión revisada acometida en 1276 de una primera traducción realizada
en 1256. Allí se dice que el rey ordenó la traducción del texto a Yehudá ben Mošé y a Guillén Arremón de Aspa en 1256,


E después lo endereçó e lo mandó componer este rey sobredicho, e
tolló las razones que entendió que eran sobejanas e dobladas e que non
eran en castellano derecho, e puso las otras que entendió que cumplían, e
quanto al lenguaje endereçolo él por sí. E en los otros saberes ovo por
ayuntadores a maestre Joan de Mesina e a maestre Joan de Cremona e a
Yhudá el sobredicho e a Samuel. E esto fue en el año XXV de su reinado.


Alfonso convocó para esta labor a un conjunto de sabios en lenguas hebrea, árabe y latina, con quienes formó su scriptorium real, conocido imprecisamente como Escuela de Traductores de Toledo. Contó con la colaboración de cristianos, judíos y musulmanes,
que desarrollaron una importante labor científica al rescatar textos de
la Antigüedad y al traducir textos árabes y hebreos al latín y al castellano.
Estos trabajos habilitarán definitivamente el castellano como lengua
culta, tanto en el ámbito científico como en el literario. Desde su
reinado, además, se utilizará como lengua de la cancillería real frente
al latín, que era la lengua de uso regular en la diplomacia regia de Castilla y de León.


También creó en Sevilla unos Studii o Escuelas generales de latín y de arábigo. Igualmente fundó en 1269 la Escuela de Murcia, dirigida por el matemático Al-Ricotí.


Elevó al rango de Universidad los Estudios Generales de Salamanca (1254) y Palencia (1263), siendo Salamanca la primera en ostentar ese título en Europa.



Alfonso X en el Prólogo del Códice Rico de las Cantigas de Santa María.



Predecesor:

Fernando III
Royal Coat of Arms of the Crown of Castile (1230-1284).svg

Rey de Castilla


1252-1284
Sucesor:

Sancho IV
Predecesor:

Guillermo de Holanda
Rey electo de Romanos

1257-1275

(rival de Ricardo de Cornualles,

1257-1272)
Sucesor:

Rodolfo I

Véase también

Notas


  • La
    titulación completa era: Rey de Castilla, de Toledo, de León, de
    Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén y del Algarve (desde
    1260).

    1. No obstante, Gonzalo Martínez Díaz piensa que el infante don Alfonso citado en la Crónica
      debió ser el hijo de Fernando III y no su hermano don Alfonso de
      Molina, ya que de haber sido este el que estuvo presente en la batalla
      de Jerez, el mando de la hueste debía haberle correspondido a él en
      razón de su dignidad y no a Alvar Pérez de Castro. Cfr. González Jiménez (2004)

    Referencias


    1. Cf. Carlos Alvar, La poesía trovadoresca en España y Portugal. Madrid: Editorial Planeta, Real Academia de Buenas Letras, 1977 y Joseph F. O'Callaghan, The Learned King: The Reign of Alfonso X of Castile. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1993.

    Bibliografía

    Enlaces externos


  • Alfonso X afirmaba que éstos me criaron e me fezieron muchos servicios e sennaladamiente... me criaron en Villaldemiro e en Celada


  • Ficha del cráter lunar «Alphonsus», Gazeteer of Planetary Nomenclature Enlace consultado el 4 de julio de 2009


  • Valdeón Baruque, 2003, p. 15.


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