domingo, 3 de abril de 2016

Promotora Española de Lingüística - Lengua Hebrea moderna

Promotora Española de Lingüística - Lengua Hebrea moderna






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Lengua Hebrea moderna
Situación geográfica

Historia


La lengua hebrea moderna pertenece a la rama semita de la
familia afroasiática de lenguas. Durante el periodo bíblico fue el medio oral
y literario de Israel, aunque hacia el 200 a. C. ya había sido suplantado por
el arameo, si bien continuó usándose para la composición de
escritos
apócrifos y rabínicos durante la era cristiana. De alguna forma se mantuvo
artificialmente en la Edad Media como lengua escrita entre las comunidades
judías de Europa y sobre todo del Medio Oriente, donde fue sometida a una
fuerte influencia de otras lenguas, particularmente la árabe en el léxico y la
sintaxis, siendo el medio de una rica literatura religiosa y poética. En los
siglos XIX y XX se produjo un avivamiento de la lengua asociado con el nombre
de Eliezer ben Yehudá (1858-1922) quien trabajó para hacer una lengua hablada
de una lengua literaria.


La Declaración Balfour acordó en 1917 conceder un hogar a
la comunidad judía y cuando fue fundado el Estado de Israel en 1948 ya
la
población judía de Palestina hablaba lo que se denominó hebreo
palestino. Las
autoridades judías adoptaron la política de establecer esa lengua como
la
oficial de la nueva nación, junto con la árabe para los palestinos
árabes.
Aunque tuvieron que adaptar y poner al día el antiguo lenguaje bíblico a
las demandas intelectuales, sociales y políticas del moderno entorno,
la nueva
lengua no alteró fundamentalmente su estructura, lográndose la
resurrección
de una lengua muerta. Esto fue hecho con considerable eficiencia cuando
se
considera que para la mayoría de los inmigrantes el hebreo era una
experiencia nueva. En los años previos había habido una lucha entre los
partidarios de propagar la lengua como si fuera el hebreo bíblico y los
que
preferían modelarla según el modelo míshnico posterior. Mientras que las
raíces sagradas históricas del hebreo continuarán forjando la panorámica
de
los israelitas sobre su lengua, el desarrollo de una dinámica interna
asegurará su
supervivencia como miembro independiente de la familia
semítica, seleccionando elementos, sean eclécticos o arbitrarios, de los
muchos estratos de sus orígenes históricos.


La lengua hebrea supone un caso único
entre las lenguas del mundo en el sentido de que habiendo estado en la oscuridad
por unos 1.700 años -desde el 200 d. C. sólo sirvió para propósitos
litúrgicos y rituales- ha vuelto a ser medio de comunicación para los judíos
en la vida cotidiana. Hasta el siglo XIX, el hebreo convivió con lenguas
vernáculas (arameo y árabe en Palestina) u otras derivaciones de lenguas
judaicas como judeo-árabe, ladino (judeo-español) y yiddish
(judeo-alemán).


El término hebreo moderno se aplica a dos
diferentes lapsos de tiempo que vienen tras los períodos del hebreo
bíblico, míshnico y medieval y que significaron una especie de avivamiento lingüístico.
En un sentido, el hebreo moderno comienza en el siglo XVIII, primero en Europa
central y luego en Europa oriental, siendo sus principales innovadores los
escritores e intelectuales judíos asociados con el movimiento Haskala
(Ilustración) que abogaba por el uso del antiguo hebreo en la literatura. Su
motivación era un renacimiento de la cultura judía, para lo cual favorecieron el
antiguo
hebreo
clásico frente al yiddish. Ellos pusieron las bases para la creación de
escuelas y prensa en lengua hebrea.


En otro sentido, los antecedentes del
hebreo moderno comienzan un siglo después del movimiento Haskala, con el
movimiento sionista, en el siglo XIX. La motivación tras este avivamiento de la
lengua era nacionalista, siendo el hebreo el punto de encuentro entre los
distintos sectores de la población judía en Palestina: pioneros sionistas,
devotos judíos y emigrantes procedentes de Europa y Oriente Medio.
Datos


Se estima que el 83 por ciento de los ciudadanos israelitas
son judíos, por lo que el número de hablantes de hebreo en Israel puede rondar
la cifra de 4 millones de personas. El aprendizaje de la lengua es obligatorio
para los nuevos inmigrantes. Muchos son bilingües con lenguas europeas, especialmente
inglés, o con árabe y la llegada hace unos años de los
falashas
etíopes ha introducido el amhárico y el tigriña en la escena.
El elemento
árabe en la población, ya sean musulmanes, cristianos o drusos, ronda el
millón de personas. 


Es el medio oficial en la educación, legislación,
comunicación, literatura, prensa y otros medios en el Estado de Israel.















Dialectos


Debido a su pequeña extensión geográfica
y a su reciente reaparición, el hebreo moderno no tiene variantes dialectales,
habiendo no obstante una Academia de Lengua Hebrea.
Escritura




Génesis
1:1-5 en hebreo



Juan 1:1-8 en hebreo
Gramática


Hay varios cambios que se han producido en el hebreo moderno;
aunque el centralismo de la raíz triconsonántica y el valor primario
semántico de las consonantes se ha mantenido, la distinción entre
laringeales
y enfáticas se ha abandonado. La calidad vocal ya no es distintivamente
fonémica. El hebreo bíblico sigue proveyendo el sistema básico
morfológico
aunque con alguna pérdida como el imperativo, que es reemplazado ahora
por el
futuro. Igualmente el sistema de tiempos verbales bíblicos ha tenido que
ser
adaptado a las modernas necesidades y reemplazado por un nuevo sistema
trilineal con un presente de indicativo formado por un pronombre y un
participio presente. También se ha difundido la creación de diminutivos.
El
léxico tiene una gran deuda con el hebreo bíblico y míshnico,
permitiendo la
construcción de palabras según las necesidades. Hay numerosos préstamos
árabes e ingleses.


Se modula la pronunciación siguiendo las pautas de los judíos
sefardíes de origen hispano que vivíann sobre todo en Turquía, Grecia y
Bulgaria. Para adaptar la antigua lengua escrita a las necesidades de
una lengua actual, se ha necesitado un gran número de neologismos,
especialmente en la terminología científica; solamente el profesor
Eliezer ben
Yehuda, de origen lituano, acuñó cuatro mil a partir de las raíces que
proceden del hebreo clásico. También han ejercido influencia en este
hebreo moderno las lenguas nacionales que traen consigo los inmigrantes
judíos, el
yiddish y la lengua de los judíos del este europeo o asquenazíes.


El hebreo moderno tiene dos géneros, masculino y femenino y
tres números: singular, plural y dual, siendo usado éste para objetos que son
pares. El masculino plural toma la terminación -im y el femenino plural
-ot, aunque hay alguna excepción a la regla. El artículo definido es ha-.


La numeración masculina del 1 al 10 es la siguiente: 'eh'ad,
shnyim, shlosha, arba'a, h'amisha, shisha, shiv'a, shmona, tish'a, assara
.
La femenina es: ah'at,
shtayim, shalosh, arba, h'amesh, shesh, sheva, shmone, tesha, esser
.


El artículo determinado es ha-.


Los verbos, como en otras lenguas semíticas, tiene una raíz
triliteral, aunque hay algunos que son biliterales y cuadriliterales.


Las formas básicas de los pronombres personales son:



Singular

Plural
1
ani oti -i ajnu otanu -enu
2 masculino

femenino
ata

at
otja

otaj
-ja

-ej
atem

aten
etjem

etjen
-jem

jen
3 masculino

femenino
hu

hi
oto

ota
-o

-a
hem

hen
otam

otan
-am

-an
Los pronombres demostrativos son ze (masculino),
zot (femenino), plural 'ele (común), siguiendo al nombre y tomando el artículo definido, como
ha.sefer ha.ze 'este libro'; ha.anišim ha.'ele 'ese
pueblo'. El interrogativo es
mi '¿quién?', ma '¿qué?'. El relativo es ašer,
como ha.yeled ašer diber ivrit 'el niño que habla hebreo'.


El orden de la palabra es sujeto, verbo y objeto.

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