El movimiento jasídico —de los ‘píos’ o jasidut en
hebreo— fue fundado en el siglo XVIII en Europa Oriental por Rabí Israel
ben Eliezer, más conocido como el Báal Shem Tov, que significa “Maestro
de buen nombre”.
El Báal Shem Tov nació en 1698 en Okup, en la provincia de Podolia
(que en la actualidad es parte de Ucrania), cerca del Río Dniester. El
Báal Shem Tov (conocido también como el Besht) fue un niño
huérfano y pobre que trabajó en los Montes Cárpatos como obrero. Durante
este tiempo estudió con una sociedad secreta de judíos místicos, los Nistarim, y eventualmente se convirtió en un reverenciado rabino.
Viajó de comunidad en comunidad, ganándose en todo lugar al que iba
la reputación de ser un hombre sagrado y espiritual —además de un
sanador místico— y atrayendo una gran cantidad de seguidores.
Sus enseñanzas revolucionaron a los perseguidos y desmoralizados judíos de Europa Oriental.
Después de los pogromos y las masacres (ver capítulo 49), gran parte
de la judería de Europa Oriental había caído en la extrema pobreza.
Además de la tremenda destrucción física que trajeron las masacres de
Chmielnicki, la gran desilusión causada por el falso mesías Shabetai
Tzvi (ver capítulo 51) dejó a gran parte de la población judía de Europa
Oriental en un estado colectivo de profunda depresión. Una de las
víctimas de esta situación fue la erudición judía, ya que sólo una
pequeña elite estudiaba en Ieshivot, mientras que el resto apenas
sobrevivía. Como resultado de la disminución en la erudición, la vida
religiosa judía bajó de nivel (el judío promedio no se conectaba con
Dios ni intelectual ni espiritualmente). Esto fue lo que el Báal Shem
Tov buscó remediar.
Sus enseñanzas (no dejó ningún escrito) generaron un movimiento que
enfatizaba la idea de incorporar a Dios en todos los aspectos de la
vida, en particular por medio de intensas plegarias y alegres cánticos.
Enseñó que las acciones del judío simple, si son realizadas correcta y
sinceramente, son equiparables a las de los más grandes eruditos.
El pensamiento jasídico destacó la importancia de la devekut, o
‘aferrarse a Dios’. Esto involucra sentir la presencia de Dios en todos
los aspectos de la vida, en lugar de sólo hacerlo a través del estudio
de Torá y la observancia de los mandamientos.
La parábola siguiente describe la forma en que los primeros maestros jasídicos diagnosticaron la situación:
volvió rápidamente algo popular, particularmente entre los judíos
simples. A gran velocidad, principalmente en Europa Oriental, miles y
miles de judíos fueron atraídos hacia el movimiento jasídico.
Mezeritch, cuyos discípulos desarrollaron diferentes corrientes dentro
del movimiento jasídico y fundaron sus propias dinastías. En este grupo
hubo muchas personalidades importantes (para los interesados en leer
sobre ellas, ver Chassidic Masters: History, Biography and Thought, de Aryeh Kaplan). Aquí mencionaremos unos cuantos:
conocido de él sean las historias alegóricas de mendigos y príncipes con
las que trató de enseñar verdades profundas a la gente simple. Fundó la
secta jasídica Breslov.
Las sectas jasídicas tienen nombres como Kotzk, Sanz, Belz, Satmar,
Lubavitch, Skver. Todos estos son nombres de ciudades en países como
Polonia, Lituania, Ucrania, etc. Cuando estas comunidades jasídicas se
mudaron, llevaron los nombres con ellas. Así que hoy en día en Israel
tienes Kiryat Sanz y Kiryat Belz (kiryat
significa ‘distrito’ en hebreo). En Nueva York están los jasidim de New
Square, que son los jasidim de Skver con el nombre anglicanizado.
El movimiento tuvo un impacto muy grande en la espiritualidad,
revitalizando al mundo judío. Mantuvo a muchos judíos dentro del
judaísmo y devolvió mucha alegría al mismo.
Aryeh Kaplan escribe (en su ensayo titulado “A World Beyond” en Chassidic Masters History, Biography and Thought, p. 4):
generando una gran oposición de los rabinos más tradicionales e
intelectuales, la mayoría de los cuales estaban en contra de éste.
La personalidad principal que se oponía al movimiento jasídico era el
rabino Eliahu ben Shlomó Zalman, conocido como el Gaón de Vilna (Genio
de Vilna) y también como el Gra (acrónimo de “Gaón Rabí Eliahu”), quien
vivió en este período de tiempo (1720-1797). El Gaón de Vilna fue un
brillante erudito que tuvo un enorme impacto en el estudio judío. Sus
intereses eran muy variados, y escribió unos 70 libros sobre diferentes
temas; el Gaón de Vilna sobresalió en muchas áreas de la erudición.
Sabía sobre ley judía, Cábala, matemática, astronomía, física, anatomía,
etc. Apenas dormía, sólo tomaba siestas de una hora cuatro veces al día
y estudiaba durante el resto del tiempo. Cuando se cansaba, ponía sus
pies en agua fría para despertarse. Nunca quiso desperdiciar ni un solo
minuto. Nunca viajó a Israel, pero envió a muchos de sus estudiantes a
vivir allí.
Lo que más le preocupaba al Gaón de Vilna no eran los aspectos
cabalísticos del jasidismo (después de todo, él mismo estudiaba Cábala),
sino su potencial para producir otro falso mesías (como Shabetai Tzvi,
cuya historia vimos en el capítulo 51). El Gaón de Vilna también
objetaba el concepto jasídico de que Dios está ‘en todas las cosas’ por
considerarlo demasiado cercano al panteísmo y a la idea de que todo
tiene la misma cantidad de santidad (2).
También le preocupaba la idea de un ‘Rebe’ (como era llamado el líder
de cada secta jasídica) porque sentía que el concepto jasídico de que
una persona se eleva espiritualmente simplemente por “apegarse” a una
persona sagrada, en este caso un Rebe, es una idea idólatra.
Otra importante preocupación que tenía el Gaón de Vilna era la
disminución de la intelectualización de la Torá. El movimiento jasídico
estaba formado principalmente por judíos simples y sin educación, y le
preocupaba que la erudición judía fuera reemplazada por el canto y el
baile. Una religión que era la síntesis de corazón y mente, pasaría a
ser exclusivamente corazón.
Finalmente, el Gaón de Vilna y muchos otros rabinos objetaban
fuertemente el hecho de que los jasidim cambiaron el texto de la
plegaria, lo cual era considerado un quiebre muy serio con la tradición y
algo completamente inaceptable.
El Gaón de Vilna estaba tan en contra del movimiento jasídico, que él y otros eran llamados mitnagdim, que significa “los que están en contra”. En 1772, los mitnagdim
excomulgaron a los jasidim, pero la excomulgación no duró mucho. Este
es un fragmento de la excomulgación de los jasidim (abril de 1772):
jasídico causó una seria división en el mundo judío, no creó una
separación permanente. Hoy en día vemos sectas jasídicas que han
adoptado una mentalidad que apoya la erudición, abriendo sus propias
Ieshivot y estudiando intensamente el Talmud.
En retrospectiva, vemos que el movimiento jasídico contribuyó
significativamente a la revitalización de la judería de Europa Oriental.
Mantuvo a mucha gente conectada al judaísmo, gente que de otra forma se
hubiera perdido porque no tenía tiempo para estudiar Torá. La presión
ejercida por los mitnagdim en contra de los jasidim actuó como un “freno” evitando que se alejaran demasiado.
Como resultado de la contribución jasídica, el judaísmo se fortaleció
y estuvo listo para enfrentar el ataque de un nuevo movimiento secular
occidental llamado Iluminismo.
Notas:
1. Raphael Jospe, ed., Great Schisms in Jewish History (Ktav Publishing House, 1981), p. 129.
2. Panteísmo: la doctrina de identificar a una deidad con diferentes fuerzas de la naturaleza.
3. Paul Mendes-Flohr & Yehuda Reinharz ed., The Jew in the Modern World, (Oxford University Press, 1995), p. 390.
hebreo— fue fundado en el siglo XVIII en Europa Oriental por Rabí Israel
ben Eliezer, más conocido como el Báal Shem Tov, que significa “Maestro
de buen nombre”.
El Báal Shem Tov nació en 1698 en Okup, en la provincia de Podolia
(que en la actualidad es parte de Ucrania), cerca del Río Dniester. El
Báal Shem Tov (conocido también como el Besht) fue un niño
huérfano y pobre que trabajó en los Montes Cárpatos como obrero. Durante
este tiempo estudió con una sociedad secreta de judíos místicos, los Nistarim, y eventualmente se convirtió en un reverenciado rabino.
Viajó de comunidad en comunidad, ganándose en todo lugar al que iba
la reputación de ser un hombre sagrado y espiritual —además de un
sanador místico— y atrayendo una gran cantidad de seguidores.
Sus enseñanzas revolucionaron a los perseguidos y desmoralizados judíos de Europa Oriental.
Después de los pogromos y las masacres (ver capítulo 49), gran parte
de la judería de Europa Oriental había caído en la extrema pobreza.
Además de la tremenda destrucción física que trajeron las masacres de
Chmielnicki, la gran desilusión causada por el falso mesías Shabetai
Tzvi (ver capítulo 51) dejó a gran parte de la población judía de Europa
Oriental en un estado colectivo de profunda depresión. Una de las
víctimas de esta situación fue la erudición judía, ya que sólo una
pequeña elite estudiaba en Ieshivot, mientras que el resto apenas
sobrevivía. Como resultado de la disminución en la erudición, la vida
religiosa judía bajó de nivel (el judío promedio no se conectaba con
Dios ni intelectual ni espiritualmente). Esto fue lo que el Báal Shem
Tov buscó remediar.
Sus enseñanzas (no dejó ningún escrito) generaron un movimiento que
enfatizaba la idea de incorporar a Dios en todos los aspectos de la
vida, en particular por medio de intensas plegarias y alegres cánticos.
Enseñó que las acciones del judío simple, si son realizadas correcta y
sinceramente, son equiparables a las de los más grandes eruditos.
El pensamiento jasídico destacó la importancia de la devekut, o
‘aferrarse a Dios’. Esto involucra sentir la presencia de Dios en todos
los aspectos de la vida, en lugar de sólo hacerlo a través del estudio
de Torá y la observancia de los mandamientos.
La parábola siguiente describe la forma en que los primeros maestros jasídicos diagnosticaron la situación:
Un aprendiz de herrero, después de
haber aprendido el oficio de su maestro, hizo una lista para sí mismo
sobre cómo trabajar en su profesión. La forma en que debía tirar aire
con los fuelles, asegurar el yunque y empuñar el martillo. No omitió
nada. Sin embargo, cuando fue a trabajar al palacio del rey, descubrió
que no podía hacer su trabajo y fue despedido. Había olvidado advertir
una cosa, quizás porque era demasiado obvia: lo primero que debía hacer
era encender una chispa para prender el fuego. Tuvo que volver al
maestro, quien le recordó el primer principio que había olvidado (1).
Tratar de infundir espiritualidad en todos los aspectos de la vida sehaber aprendido el oficio de su maestro, hizo una lista para sí mismo
sobre cómo trabajar en su profesión. La forma en que debía tirar aire
con los fuelles, asegurar el yunque y empuñar el martillo. No omitió
nada. Sin embargo, cuando fue a trabajar al palacio del rey, descubrió
que no podía hacer su trabajo y fue despedido. Había olvidado advertir
una cosa, quizás porque era demasiado obvia: lo primero que debía hacer
era encender una chispa para prender el fuego. Tuvo que volver al
maestro, quien le recordó el primer principio que había olvidado (1).
volvió rápidamente algo popular, particularmente entre los judíos
simples. A gran velocidad, principalmente en Europa Oriental, miles y
miles de judíos fueron atraídos hacia el movimiento jasídico.
Dinastías jasídicas
En 1760, cuando murió el Báal Shem Tov, lo sucedió Rav Dov Ber deMezeritch, cuyos discípulos desarrollaron diferentes corrientes dentro
del movimiento jasídico y fundaron sus propias dinastías. En este grupo
hubo muchas personalidades importantes (para los interesados en leer
sobre ellas, ver Chassidic Masters: History, Biography and Thought, de Aryeh Kaplan). Aquí mencionaremos unos cuantos:
Rav Dov Ber (1704-1772). Conocido como el Maguid de Mezeritch,
sucedió al Báal Shem Tov como líder del movimiento jasídico y
desarrolló muchas de sus filosofías. A propósito, el importante
psicólogo Carl G. Jung dijo poco antes de morir que todos sus avances
en psicología fueron descubiertos previamente por Rav Dov Ber, lo que
nos da una idea del entendimiento del Maguid sobre la naturaleza humana
(Ver Carl G. Jung Speaking, pp. 271-272.)
Rabí Schneur Zalman de Liadí (1745-1812). Fue conocido como el
Alter Rebe y también como el Báal HaTania. Escribió la famosa obra Tania y fundó la secta jasídica Lubavitch. Los jasidim de Lubavitch son conocidos como Jabad, que es un acrónimo de jojmá (sabiduría), biná (entendimiento) y dáat (conocimiento). De acuerdo a la Cábala, esas son las tres sefirot (canales
de energía Divina) más intelectuales y el nombre de esta secta
jasídica indica cómo sus enseñanzas están basadas en la Cábala.
Rabí Najman de Breslov (1772-1811) fue el bisnieto del Báal Shem
conocido de él sean las historias alegóricas de mendigos y príncipes con
las que trató de enseñar verdades profundas a la gente simple. Fundó la
secta jasídica Breslov.
Las sectas jasídicas tienen nombres como Kotzk, Sanz, Belz, Satmar,
Lubavitch, Skver. Todos estos son nombres de ciudades en países como
Polonia, Lituania, Ucrania, etc. Cuando estas comunidades jasídicas se
mudaron, llevaron los nombres con ellas. Así que hoy en día en Israel
tienes Kiryat Sanz y Kiryat Belz (kiryat
significa ‘distrito’ en hebreo). En Nueva York están los jasidim de New
Square, que son los jasidim de Skver con el nombre anglicanizado.
El movimiento tuvo un impacto muy grande en la espiritualidad,
revitalizando al mundo judío. Mantuvo a muchos judíos dentro del
judaísmo y devolvió mucha alegría al mismo.
Aryeh Kaplan escribe (en su ensayo titulado “A World Beyond” en Chassidic Masters History, Biography and Thought, p. 4):
“El jasidismo elevó a las masas, pero
sería erróneo suponer que sus enseñanzas estaban diseñadas sólo como una
especie de medicina espiritual, necesarias para el enfermo, pero
carentes de valor para el saludable. Una importante enseñanza del
jasidismo es que sus ideas son importantes para el bienestar espiritual
de todo judío. Si bien sus maestros destinaron gran parte de su energía a
ayudar a los judíos pobres y analfabetos, decir que esa fue la
característica principal del jasidismo sería un error, dado que el
movimiento también le trajo una nueva visión y profundidad al cuerpo
completo del pensamiento judío”.
sería erróneo suponer que sus enseñanzas estaban diseñadas sólo como una
especie de medicina espiritual, necesarias para el enfermo, pero
carentes de valor para el saludable. Una importante enseñanza del
jasidismo es que sus ideas son importantes para el bienestar espiritual
de todo judío. Si bien sus maestros destinaron gran parte de su energía a
ayudar a los judíos pobres y analfabetos, decir que esa fue la
característica principal del jasidismo sería un error, dado que el
movimiento también le trajo una nueva visión y profundidad al cuerpo
completo del pensamiento judío”.
La oposición
A medida que iba expandiéndose, el movimiento jasídico también fuegenerando una gran oposición de los rabinos más tradicionales e
intelectuales, la mayoría de los cuales estaban en contra de éste.
La personalidad principal que se oponía al movimiento jasídico era el
rabino Eliahu ben Shlomó Zalman, conocido como el Gaón de Vilna (Genio
de Vilna) y también como el Gra (acrónimo de “Gaón Rabí Eliahu”), quien
vivió en este período de tiempo (1720-1797). El Gaón de Vilna fue un
brillante erudito que tuvo un enorme impacto en el estudio judío. Sus
intereses eran muy variados, y escribió unos 70 libros sobre diferentes
temas; el Gaón de Vilna sobresalió en muchas áreas de la erudición.
Sabía sobre ley judía, Cábala, matemática, astronomía, física, anatomía,
etc. Apenas dormía, sólo tomaba siestas de una hora cuatro veces al día
y estudiaba durante el resto del tiempo. Cuando se cansaba, ponía sus
pies en agua fría para despertarse. Nunca quiso desperdiciar ni un solo
minuto. Nunca viajó a Israel, pero envió a muchos de sus estudiantes a
vivir allí.
Lo que más le preocupaba al Gaón de Vilna no eran los aspectos
cabalísticos del jasidismo (después de todo, él mismo estudiaba Cábala),
sino su potencial para producir otro falso mesías (como Shabetai Tzvi,
cuya historia vimos en el capítulo 51). El Gaón de Vilna también
objetaba el concepto jasídico de que Dios está ‘en todas las cosas’ por
considerarlo demasiado cercano al panteísmo y a la idea de que todo
tiene la misma cantidad de santidad (2).
También le preocupaba la idea de un ‘Rebe’ (como era llamado el líder
de cada secta jasídica) porque sentía que el concepto jasídico de que
una persona se eleva espiritualmente simplemente por “apegarse” a una
persona sagrada, en este caso un Rebe, es una idea idólatra.
Otra importante preocupación que tenía el Gaón de Vilna era la
disminución de la intelectualización de la Torá. El movimiento jasídico
estaba formado principalmente por judíos simples y sin educación, y le
preocupaba que la erudición judía fuera reemplazada por el canto y el
baile. Una religión que era la síntesis de corazón y mente, pasaría a
ser exclusivamente corazón.
Finalmente, el Gaón de Vilna y muchos otros rabinos objetaban
fuertemente el hecho de que los jasidim cambiaron el texto de la
plegaria, lo cual era considerado un quiebre muy serio con la tradición y
algo completamente inaceptable.
El Gaón de Vilna estaba tan en contra del movimiento jasídico, que él y otros eran llamados mitnagdim, que significa “los que están en contra”. En 1772, los mitnagdim
excomulgaron a los jasidim, pero la excomulgación no duró mucho. Este
es un fragmento de la excomulgación de los jasidim (abril de 1772):
Nuestros hermanos, Hijos de Israel…
como saben, nueva gente ha aparecido, impensado por nuestros patriarcas…
y se asocian entre ellos, y sus caminos son diferentes de los de los
hijos de Israel en su liturgia… se han comportado de manera desquiciada y
dicen que sus pensamientos vagan por todos los mundos… Menosprecian el
estudio de la Torá y afirman repetidamente que uno no debería estudiar
mucho, ni tampoco arrepentirse profundamente de las transgresiones… Por
lo tanto, hemos venido a informarle a nuestros hermanos, los Hijos de
Israel, a los cercanos y a los lejanos… y a hacerles llegar con fuerza
la voz de la excomulgación y la confinación… hasta que ellos se
arrepientan por completo… (3) (Para más información sobre este tema, ver Triumph of Survival por Berel Wein, pp. 86-119).
Mientras que efectivamente en un inicio la creación del movimiento como saben, nueva gente ha aparecido, impensado por nuestros patriarcas…
y se asocian entre ellos, y sus caminos son diferentes de los de los
hijos de Israel en su liturgia… se han comportado de manera desquiciada y
dicen que sus pensamientos vagan por todos los mundos… Menosprecian el
estudio de la Torá y afirman repetidamente que uno no debería estudiar
mucho, ni tampoco arrepentirse profundamente de las transgresiones… Por
lo tanto, hemos venido a informarle a nuestros hermanos, los Hijos de
Israel, a los cercanos y a los lejanos… y a hacerles llegar con fuerza
la voz de la excomulgación y la confinación… hasta que ellos se
arrepientan por completo… (3) (Para más información sobre este tema, ver Triumph of Survival por Berel Wein, pp. 86-119).
jasídico causó una seria división en el mundo judío, no creó una
separación permanente. Hoy en día vemos sectas jasídicas que han
adoptado una mentalidad que apoya la erudición, abriendo sus propias
Ieshivot y estudiando intensamente el Talmud.
En retrospectiva, vemos que el movimiento jasídico contribuyó
significativamente a la revitalización de la judería de Europa Oriental.
Mantuvo a mucha gente conectada al judaísmo, gente que de otra forma se
hubiera perdido porque no tenía tiempo para estudiar Torá. La presión
ejercida por los mitnagdim en contra de los jasidim actuó como un “freno” evitando que se alejaran demasiado.
Como resultado de la contribución jasídica, el judaísmo se fortaleció
y estuvo listo para enfrentar el ataque de un nuevo movimiento secular
occidental llamado Iluminismo.
Notas:
1. Raphael Jospe, ed., Great Schisms in Jewish History (Ktav Publishing House, 1981), p. 129.
2. Panteísmo: la doctrina de identificar a una deidad con diferentes fuerzas de la naturaleza.
3. Paul Mendes-Flohr & Yehuda Reinharz ed., The Jew in the Modern World, (Oxford University Press, 1995), p. 390.
Publicado: 1/2/2017
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