martes, 19 de abril de 2016

Historia del Líbano - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Historia del Líbano




Fachada del templo de Júpiter-Helios en Baalbek, en el interior del Líbano. La estructura forma parte de una acrópolis romana del siglo III, construida en el emplazamiento de un antiguo santuario fenicio al dios Baal.
La historia del Líbano está marcada por su situación en el levante Mediterráneo
así como por su abundancia, en comparación con las regiones vecinas, de
recursos naturales, especialmente agua y madera. La historia del Líbano
está relacionada estrechamente con la de las regiones vecinas y los
distintos pueblos y entidades que han habitado y gobernado la región;
incluyendo fenicios, imperios mesopotámicos, griegos, romanos, árabes,
cruzados, otomanos y franceses. Hallazgos arqueológicos muestran la
presencia de poblaciones humanas desde el Paleolítico.



Índice

Prehistoria

Neolítico

El Neolítico comienza de manera muy temprana (hacia el 5000 a. C.) en la región del Líbano, al igual que en resto del Oriente Próximo. Hacia al 3500 a. C. comienzan a desarrollarse ciudades a orillas del Mediterráneo, mostrando los restos arqueológicos una acusada influencia de la cultura de Mesopotamia. A partir del 3000 a. C. existen muestras de comercio con Egipto. De este periodo son los restos más antiguos de la ciudad de Biblos. En torno a esta misma fecha se considera el comienzo de la Edad del Bronce en la región.


Primeras ciudades

En torno al 2700 a. C., se produce una migración hacia la región de tribus semitas provenientes de Canaán, que se asentarán en ciudades del actual Líbano como Biblos, Sidón, Tiro o Berytos (Beirut) y de la actual Siria, como la ciudad portuaria de Ugarit. Son los que, posteriormente, serán denominados por los griegos como fenicios, es decir, rojos, probablemente debido al tinte rojo con el que comerciaban. En Los nueve libros de la Historia,1 en torno a la fundación de Tiro, Heródoto comenta:


Queriendo yo cerciorarme de esta materia donde quiera me fuese dable,
y habiendo oído que en Tiro de Fenicia había un templo a Hércules
dedicado, emprendí viaje para aquel punto. Lo vi, pues, ricamente
adornado de copiosos donativos, y entre ellos dos vistosas columnas, una
de oro acendrado en copela, otra de esmeralda, que de noche en gran
manera resplandecía. Entré en plática con los sacerdotes de aquel dios, y
preguntándoles desde cuando fue su templo erigido, hallé que tampoco
iban acordes con los griegos acerca de Hércules, pues decían que aquel
templo había sido fundado al mismo tiempo que la ciudad, y no contaban
menos de 2300 años desde la fundación primera de Tiro.


Heródoto
Una de las ciudades más desarrolladas de este periodo fue Biblos, que se encontraba bajo la influencia política y comercial de Egipto, a quien exportaba madera de los bosques de cedro del Líbano que crecía en las tierras altas interiores. Con el final del Imperio Antiguo de Egipto, en torno a 2250 a. C., está influencia declina.


Hacia el 2000 a. C. comienza una migración de tribus nómadas amorreas que poco a poco irán volviéndose sedentarias en las ciudades de la costa libanesa, tras la cual, en torno al 1750 a. C., se produce la invasión de los hicsos, que llegaron hasta Egipto. Es durante este periodo cuando nace en la ciudad de Biblos el primer alfabeto, el cual representaba las consonantes. También en esta etapa comienzan las colonizaciones fenicias en torno las islas del Mediterráneo oriental. Así Tucídides, en Historia de la Guerra del Peloponeso I, 82 y Heródoto de nuevo en Los nueve libros de la Historia1 afirman:


No menos piratas eran los isleños carios y fenicios. Habitaban gran
parte de las islas y la prueba hela aquí: cuando Delos fue purificada
por los atenienses en el transcurso de la guerra que nos ocupa (la del
Peloponeso), y fueron abiertas las tumbas de los muertos que había en la
isla, se encontraron con que más de la mitad eran carias


Tucídides
Allí mismo vi adorar a Hércules en otro edificio con el sobrenombre
de Tasio, lo que me incitó a pasar a Taso, donde igualmente encontré un
templo de aquel dios, fundado por los fenicios, que navegando en busca
de Europa edificaron la ciudad de Taso, suceso anterior en cinco
generaciones al nacimiento en Grecia de Hércules, hijo de Anfitrión.


Heródoto
En 1550 a. C., con la dinastía XVIII, Egipto expulsa a los hicsos de sus tierras y comienza una serie de campañas militares por Asia y Nubia. Menjeperra-Thutmose
el sexto faraón de esta dinastía, llega a las costas cananeas,
comenzando la dominación egipcia de la zona. Durante este periodo las ciudades-estado fenicias se aliaran con el Nuevo Imperio en sus campañas contra los hititas, que llegarán a ocupar Ugarit.


Las migraciones semitas: Los fenicios

Hacia el 1200 a. C. se da un importante proceso migratorio hacia la región. Por una parte los llamados pueblos del mar
que asuelan todo el Mediterráneo oriental, se asientan también en las
costas fenicias expulsando a los egipcios. Por otra parte los israelitas, que venían migrando desde 1500 a. C., continúan su expansión por la costa del sur de Canaán, y tierra adentro, llegando desde la actual Jordania hasta las zonas montañosas del sur del Líbano. Así en el Antiguo Testamento se menciona:


Y estos son los reyes del país, a quienes derrotó Josué de esta parte de Jordán a poniente, desde Baal-gad, en la campiña del Líbano, hasta la pelada que sube hacia Seir, país que Josué repartío a las tribus de Israel por herencia, a cada cual su porción.


Además por este tiempo llegan los arameos a las tierras interiores de Siria y Líbano.


En esta etapa la ciudad de Tiro, anteriormente tributaria de Sidón,
consigue una posición predominante entre las ciudades del litoral
cananeo y patrocina numerosas expediciones y fundaciones coloniales por
todas las costas mediterráneas, siendo colonias en puntos como Malta, la costa norte de África, llamada entonces Libia, o Sicilia, en la cual dice Tucídides tenían asentamientos en toda su costa.2


La expansión fenicia continuó durante los siglos siguientes, llegando hasta la costa del noroccidental de África y los extremos occidentales del mar Mediterráneo, alcanzando incluso la costa del llamado mar Océano, actual océano Atlántico. En este proceso se fundaron ciudades como Gadir (Cádiz), Útica o Axis. En 814 a. C. cuenta la leyenda que se funda la ciudad de Cartago por Elisa o Dido, hermana de Pigmalión, rey de Tiro.


Las causas de estas colonizaciones pueden ser varias; desde la
abundancia de plata en esas tierras, sumada al hecho de que, para los
nativos, dicho metal no tenía valor, hasta la superpoblación de las
metrópolis fenicias orientales2


Babilonia y Persia


Grabado de un barco de guerra fenicio, en torno a 700-692 a. C. Representa la huida del rey Luli de Sidón en el ataque de Sargón II de Asiria a la ciudad. Originalmente parte del palacio de Senaquerib, actualmente en el Museo Británico – Palacio Suroeste, Sala VII, panel 11.4
A mediados del siglo VIII a. C., el rey Tiglath-Pileser III (745 - 727 a. C.) de Asiria y Babilonia, se lanza a la conquista de las ciudades del norte de la costa fenicia, que hasta el momentro ofrecían le tributo. Tras él, Sargón II (722 - 705 a. C.) llegará a controlar la isla de Chipre y Senaquerib (705-681 a. C.), hijo y sucesor de Sargón II, conquistará la ciudad de Sidón.
El periodo de la invasión babilonia será conocido por su dureza, por la
que se produjeron algunas revueltas, como la que se sucedió en Tiro durante el reinado de Esarhaddon.
La opresión babilónica fue tal vez uno de los motivos que favoreció la
fundación de nuevas colonias, ya que es posible que muchos ciudadanos
tratasen de huir a éstas, donde la administración babilónica no llegaba.


Está situación terminó cuando en 539 a. C. Ciro II el Grande de Persia conquista Babilonia, haciendo de Fenicia una satrapía.
No parece que la administración persa fuese mal recbida, tal vez al ser
vista como la libertadora de la ocupación babilónica. De hecho, durante
las guerras Médicas, la flota de guerra fenicia supuso el grueso de la fuerza naval persa, que se enfrentaba a las polis gregas.


Historia

Conquista de Alejandro Magno

En 336 a. C., con sólo veinte años, llega al trono del vecino Reino de Macedonia el joven Alejandro Magno. Su padre y predecesor, Filipo II de Macedonia había efectuado la conquista de nuevas tierras, especialmente en Grecia,
y tras su asesinato, su hijo continuó esta expansión de manera aún más
acentuada, dirigiéndose contra un antiguo enemigo de su reino, el Imperio persa.


Comenzó la conquista por Asia Menor, en donde los sátrapas persas de la región no ofrecieron demasiada resistencia hasta la batalla del Gránico, a orillas del riachuelo del mismo nombre. En la batalla Alejandro fue herido, aunque salvó la vida gracias a su amigo Clito Melas (el negro).
Finalmente, la batalla terminó como una victoria rotunda del
conquistador, tras la que muchas ciudades griegas de la costa occidental
de la península de Anatolia y las islas Jónicas cayeron o se unieron a la causa del conquistador, facilitando el acceso desde los Balcanes a los anteriores territorios persas. Le siguió la conquista de algunas satrapías anatolas más; Licia, Panfilia y Frigia.


En torno al 333 a. C. el avance se encuentra estancado. Pero ese mismo año, estando Alejandro en la ciudad de Tarso, en la costa sur anatola, recibe noticias de que el rey Darío III de Persia
estaba organizando una contraofensiva. Para tratar de impedir que
alcanzara la flota persa, amarrada en los puertos de la costa fenicia y
cananea, manda avanzar hacia el sur para tomar la costa alrededor de
Issos, una llanura situada cerca de la costa siria. Con la llegada del
ejército persa se producirá la batalla de Isos,
en la que participa el rey persa en persona y en la que Alejandro
resultará de nuevo vencedor, teniendo que huir el primero hacia el este.
Una contraofensiva marítima de los persas en el mar Egeo, al mando de Memnón de Rodas
y su flota, puso en peligro a la Grecia continental, pero esta amenaza
se detuvo después de la victoria de Alejandro sobre Darío III en la
batalla de Isos.


Tras esto, Alejandro conquista fácilmente Fenicia, con excepción de la isla de Tiro,
a la que debe someter a un largo asedio (de enero a agosto de
332 a. C.), conocido como el Sitio de Tiro. En ese momento termina el
periodo de dominación persa de la región del actual Líbano, comenzando
el periodo helénico o macedónico y con el, la historia.


Tras la conquista de Tiro, Alejandro se dirigirá a Egipto, donde se hace proclamar 'Hijo de Amón', título reservado solo para los faraones y finalmente invadirá Bactriana y el resto de Persia, llevando a su ejército a atravesar el Parapamisos y a dominar el valle del Indo, en la actual India.


Imperio seléucida

Con la muerte de Alejandro Magno, su imperio quedará dividido entre sus generales. El territorio correspondiente al actual Líbano, Anatolia, parte de Siria y Mesopotamia será administrado por Seleuco I Nicátor, y posteriormente por la dinastía que fundará: los seléucidas.


Imperio romano

Imperio bizantino

Califato omeya

Califato abbasí

Sultanato mameluco

Imperio otomano

Dominación francesa

República del Líbano

Referencias


  • Heródoto, Los nueve libros de la Historia, Libro II

    1. del Casal Aretxabaleta, María Begoña (2002). «Reminiscencias de un amuleto egipcio al resvicio de los navegantes vascos del siglo XX». http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com/. Consultado el 6 de marzo de 2007 de 2007.

    Véase también

    Enlaces externos


  • Los comienzos de la expansión fenicia en el Mediterráneo Biblioteca On Line del Centro de Estudios Fenicios y Púnicos


  • Josué (11:7)


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