domingo, 3 de abril de 2016

Promotora Española de Lingüística - Alfabeto Siríaco

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Alfabeto Siríaco
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· Lengua Siríaca

· Situación geográfica

· Cronología


Nociones básicas





El sistema de escritura siríaco es consonántico. El sentido de la escritura es de derecha a izquierda. También denominado estrangela nace en el siglo I y estuvo en uso hasta el siglo V d. C.











































Entre las muchas variantes del alfabeto arameo,
hubo una que adquirió particular difusión: la que se desarrolló en la
ciudad de Edesa (moderna Urfa/Sanhurfa) en el siglo I después de Cristo.
Los términos 'arameos' y 'sirios', 'Aram' y 'Siria' son sinónimos en
muchas
ocasiones. Por ejemplo, el hebreo Aram se traduce en la Septuaginta como
'Siria'. 


Sin embargo, el término 'siríaco' convencionalmente denota la antigua
lengua y literatura semíticas de los cristianos siríacos aunque este término
no es sinónimo de 'cristianos habitantes de Siria' El término siríaco indica
a aquellos cristianos que emplearon el arameo hablado en Siria o eran parte de
la Iglesia Siríaca bajo influencia de Siria aunque de cultura helenista.





El siríaco fue la
lengua y la escritura de una gran literatura que era cristiana en un sentido muy
especial, sobre todo entre los siglos IV y VII d. C. Todos los documentos tratan
de temas cristianos. No hay que olvidar que la ciudad de Antioquia de Siria fue
uno de los más importantes centros del cristianismo antiguo pues fue allí
donde a los seguidores de Jesús se les dio, por primera vez, el nombre de
cristianos y hasta las conquistas musulmanas que barrieron casi toda esa influencia,
Antioquia siguió siendo un gran centro de enseñanza y doctrina durante siglos.
Su influencia se extendió hacia el noroeste hasta Cilicia y Capadocia en Asia
Menor, al este hasta las fronteras romanas, al norte hacia Mesopotamia, Persia,
Armenia e incluso Georgia. Aunque era la principal ciudad de Siria era un centro
de cultura griega.


Edesa, en la parte noroccidental de Mesopotamia fue el
primer centro del cristianismo en el mundo de habla siríaca y se convirtió en
su principal foco. De hecho, era el único centro de vida cristiana donde la
lengua de la comunidad cristiana no era la griega.
Aquí, el dialecto nativo arameo siríaco ya había sido usado por algún tiempo
como lengua literaria incluso antes de que el cristianismo tuviera poder en el
país.


Edesa, en siríaco Ur-hai actual Urfa, era la capital de
Osrhoëne (nombre griego derivado de Ur-hai) un pequeño reino al este del
Eufrates. En el año 216 d. C. este reino perdió su independencia ante el
Imperio Romano. El cristianismo ya había sido predicado en Edesa en el siglo II
y la ciudad se había convertido en la metrópolis cristiana al este de Siria.
Desde Edesa la fe cristiana se esparció hasta Persia y los cristianos arameos
de los países vecinos, incluso los que vivían en Persia, adoptaron el siríaco
de Edesa como lengua eclesiástica, literaria y cotidiana. Al mismo tiempo, este
dialecto era le medio de comercio en el valle del Eufrates y fue usado como
lingua franca, convirtiéndose en el más importante de los dialectos siríacos
y, después del griego, en la lengua más importante del Imperio Romano oriental.


En el siglo III la ciudad era una fortaleza del
cristianismo nacional sirio, siendo traducidas las Escrituras al arameo o
siríaco, dado el lugar prominente que, tras el griego, tenía en la literatura cristiana.
Aquí hubo escuelas de teología que ejercieron influencia por el mundo
cristiano de entonces.


El monumento siríaco literario más importante fue la
Peshito o Peshitta (puro, simple) una fiel versión siríaca de la Biblia realizada
hacia el 200 d. C.


Hacia el siglo VII comienza un lento decaimiento de la literatura
nativa de los sirios, debido a la gran guerra sostenida con los persas, por un lado,
y a la conquista de Persia por los árabes, por otro. A partir del siglo VII en
adelante el árabe toma su lugar aunque el
siríaco ha permanecido en uso con propósitos litúrgicos y hasta hoy es
hablado en unas pocas aldeas cerca de damasco y en el Líbano por algunos
'asirios'.


El origen de la escritura siríaca se podría rastrear, junto con
la palmireña, en un arameo que podríamos denominar seléucida y que habría existido entre el 250 y el 100 a. C., en el que se
advierten rasgos que luego desembocarán claramente en el palmireño, por un lado y el siríaco por otro.


El alfabeto siríaco, igual que el arameo,
consiste de las 22 letras semíticas siendo el orden de las mismas igual que en hebreo
aunque su nombre varía ligeramente: alaph en lugar de aleph, gamal
en vez de gimel, dalath en lugar de daleth, lamadh
por lamedh y mim en vez de mem; los nombres de las letras
hebreas samek y 'ayin se cambia en semkath y 'e. La pronunciación
de los nombres de algunas letras se modificó en el alfabeto occidental o
jacobita: olaph, gomal, doltah o doladh, lomad;
también los nombres de otras letras se cambiaron: yodh en yudh, nun
en non, tsadhe en tsodhe, resh en rish.


Las letras b, g, d, k,
p y t tuvieron una pronunciación doble: una dura y otra suave,
aspirada o sibilante. Igual que en el alfabeto árabe la mayoría de las letras
siríacas tienen diferentes formas dependiendo de la posición en la palabra.
hay ocho letras (', d, f, w, z, s, r
y t) que tienen sólo dos formas, la aislada y la conectada a la derecha.


Al igual que en otras lenguas semitas las
consonantes ', w e y fueron originalmente empleadas para
expresar sonidos vocálicos. La ' expresaba cada a larga final (pronunciada
como una o larga por los jacobitas) y e, y en ocasiones la e
larga dentro de la palabra (pronunciada en ciertos casos como i larga por
los jacobitas). La w denotaba cualquier u larga o corta u o.
La y servía para la i larga y a veces una e en el medio de
una palabra. En la trascripción de las palabras griegas la a fue
denotada mediante la '; la i en medio de una palabra era expresada
por y y la o era omitida muchas veces; en resumen, la trascripción
de las vocales griegas fluctuaba.


Esta fluctuación para representar los
sonidos vocálicos en la trascripción de las palabras griegas (especialmente
para propósitos teológicos) por un lado y el hecho de que en el siglo VII el
árabe desplazó al siríaco como lengua coloquial, por otro, fueron las principales
razones para la introducción de signos para la puntuación vocálica. Al
principio se usaron puntos diacríticos y el punto sencillo por encima o debajo de
la letra servía para marcar la pronunciación fuerte o débil, luego un segundo
o tercer punto se añadió para diferenciar más exactamente entre formas
verbales en particular.


En total se desarrollaron tres sistemas
principales de vocalización:



  • El primero, pero menos completo, fue el

    nestoriano
    y consistía parcialmente de una combinación de las consonantes w
    e y y el punto colocado encima o debajo y de uno o dos puntos puestos
    encima, o sobre todo debajo, de la consonante a ser vocalizada.

  • El jacobita creado hacia el año 700
    d. C. era más completo y consistía de pequeñas letras griegas colocada
    encima o debajo de la línea.

  • El serta fue el último y consistía de
    una combinación de diacríticos y de pequeñas letras griegas.
Para puntuar la escritura se usaban dos,
tres o cuatro puntos agrupados diferentemente. En cuanto a la dirección de la
escritura se lee horizontalmente de derecha a izquierda. La dirección vertical
en la escritura nestoriana desde el siglo VIII al XIV tuvo antecedes seguramente
más lejanos.


La separación política entre los sirios
orientales (nestorianos) y sirios occidentales (jacobitas y melkitas) y la
intolerancia y aborrecimiento mutuo de las diversas comunidades produjeron
liturgias divergentes y tradiciones de varias escuelas. Los dialectos locales
tuvieron alguna influencia sobre la pronunciación de la lengua litúrgica. Sin
embargo, los cambios en las diversas escritura no son grandes; los valores
fonéticos de las letras permanecen iguales y sus diferencias estilísticas son
menores.


Las principales diferencias entre los
alfabetos consisten en la vocalización, de la que ya hemos hablado antes. En general
el sistema nestoriano es más complicado pero más seguro; los manuscritos
nestorianos, especialmente los más tardíos, están totalmente vocalizados y el
método de distinguir consonantes por medio de diacríticos es muy empleado.


Se podría hablar de tres principales variedades
de estilos en los manuscritos sirios:



  • La ya mencionada majusculæ, conocida
    como Estrangela.

  • La minusculæ, desarrollado del anterior
    en el siglo VI y usado mayormente tras el año 700 y se corresponde al serta
    o serto de los jacobitas.

  • Una variedad de la minusculæ
    fuertemente influenciada por la majusculæ que también fue usada por
    los jacobitas.
Después de mediados del siglo IX los
cambios en los manuscritos jacobitas son muy ligeros y la fecha de los
manuscritos se hace difícil de precisar. La escritura melkita, o más
propiamente cristiana palestina o palestina siríaca, tiene algunas características
que no se encuentran en otras escrituras siríacas.


Dentro de la escritura melkita se pueden
distinguir dos variedades:



  • La uncial de las inscripciones lapidarias,
    en la que las ligaduras son más frecuentes que en otras escrituras
    siríacas. En esta variante se añadió un nueva letra que tenía la forma
    de una p invertida, siendo conocida como P inversum con el
    valor numérico de 90, y empleada para la plosiva griega p.

  • El siríaco palestino tardío que
    procede de los siglos XI-XIV escritos en un estilo más cursivo, de forma
    cuadrada y no fácil de leer. De todas las variedades siríacas es la que
    está más alejada del original estrangela.
El origen del peculiar ductus del
carácter siríaco palestino ha sido calurosamente disputado; algunos vieron una
imitación de la escritura uncial griega, otros como un vestigio del carácter
siríaco antiguo con un parecido especial a las letras palmireñas. Incluso no
faltó quien sugirió la influencia del hebreo cuadrado
de los siglos IV y V d. C.












La inscripción bilingüe lateral sobre un sarcófago dice: 'Sadan la reina' y fue hallada en Jerusalén; probablemente se refiera a la reina Elena de Adiabene.


La línea superior azul es la escritura aramea intermedia que evolucionó al palmireño y al siríaco; mientras que la inferior roja sería el arameo judaico.
La figura inferior es un ejemplo de lo que decimos; se trata de la
inscripción de Amassamses, descubierta en Deir Yacub, cerca de Edesa. Es
una inscripción bilingüe; la línea superior es el texto en griego
y la segunda sería el texto en el antepasado del palmireño y el
siríaco. Esa segunda línea se ha ampliado en tamaño en la parte inferior
de la figura.





Otro ejemplo de esto mismo que decimos lo constituye la
inscripción hallada en el-Mal (figura inferior), en el sur de Siria, y
que no es claramente ni palmireña ni siríaca.





Finalmente, al mismo género pertenece la
inscripción hallada en Dura-Europos y datada hacia el 32 a. C.









 


Como ya hemos dicho, en su primera etapa este alfabeto era muy similar al palmireño,
pero pronto se desarrolló y alcanzó una difusión inesperada debido a
que Edesa se convirtió en un foco de importancia para el cristianismo en
el mundo semítico.


Como resultado, hacia el año 200 se tradujo la Biblia (la célebre
Peshitta, llamada la reina de las traducciones), a esta variante local
del
arameo, la cual llegaría a ser conocida como
siríaco.


La difusión de la Biblia siríaca y de las obras de teólogos que
escribían en dicho alfabeto, expandió la lengua y el alfabeto desde
Palestina hasta la denominada Ruta de la Seda en China.
La inscripción más antigua en siríaco es el texto
sepulcral de Ma'nu encontrado cerca de Serrin (figura inferior).









Las inscripciones siríacas más antiguas son del 6 d. C. (de Birecik
en el Eufrates, a unos 75 Km. al oeste de Edesa) y del 73 d. C. (de
Serrin, al suroeste de Edesa). En la figura adjunta podemos ver en la
columna de la izquierda los antiguos caracteres de Birecik, en la del
centro los de Serrin y en la de la derecha los de Sumatar, de 165 d. C.
En la figura inferior vemos una inscripción del 748 d. C.


La más antigua forma siríaca de escritura que ha llegado en extraordinarios manuscritos hasta nosotros es la conocida como estrangela. Según algunos la palabra proviene del griego strongulos y significa redondeado; según otros es una contracción del árabe satr anjiliyy, es decir
"la escritura del evangelio". Una cruda versión de este alfabeto se encuentra en las inscripciones más antiguas del siglo I en la ciudad de Edesa.


La escritura estrangela fue empleada casi
exclusivamente hasta mediados del primer milenio. Se pueden distinguir dos
estilos:



  • Un estilo muy bello a mano alzada conocido como
    majusculæ
    que aparece en los manuscritos más antiguos, pertenecientes a los siglos IV
    y V d. C.

  • El estilo lapidario que se conoce por algunas
    inscripciones antiguas de Edesa.











Durante la edad de oro de la literatura siríaca, justo antes de la
conquista musulmana, hubo un cisma en la iglesia siria por razones
teológicas (figura inferior).


 


Los sirios orientales, persas, se hicieron nestorianos (según el
Concilio de Efeso, Nestorio enseñaba que en Cristo cada una de sus
naturalezas, divina y humana, se manifiesta en dos expresiones
personales, como si en Cristo hubiera dos personas), mientras que los
sirios occidentales, latinos, se hicieron monofisitas (excomulgados por
el Concilio de Calcedonia por enseñar que las naturalezas de Cristo,
divina y humana, se funden en una sola en la que domina el elemento
divino).

Como resultado, se desarrollaron dos clases de alfabetos según la postura teológica defendida (figura inferior). Uno era el
serta (usado por los monofisitas sirios) y otro el nestoriano. El nombre correcto del primero es serta pesitta, esto es,
"(alfabeto del) carácter (sencillo)" y es el más cursivo de los tres. El manuscrito más antiguo data del 731-2.
El serta a su vez se subdividió en dos ramas, el jacobita y el melkita.





En la figura inferior podemos ver un texto de la Biblia, Génesis 1:1, en estrangela.
Génesis 1:1 en estangela


La tabla inferior muestra una comparación entre el alfabeto estrangela y el serta. Ambos, como el árabe, distinguen la forma de las letras dependiendo de sus posición en la palabra.

















Los tres alfabetos -estrangela, jacobita y nestoriano- han sido preservados en manuscritos e inscripciones hasta el día de hoy.





Hay dos importantes innovaciones asociadas con los alfabetos siríacos: el uso de vocales y de signos diacríticos.
Estos últimos son marcas distintivas añadidas a las letras o palabras
para diferenciar formas que podían ser confundidas. El caso más simple
es el de las letras que a través de un largo proceso de desarrollo
adquirían una fuerte tendencia cursiva y podían llegar a ser
indistinguibles. Cualquiera que haya intentado leer la receta de un
médico sabe algo de esto. En algunos manuscritos las letras
d y r se vuelven iguales. Incluso en nabateo
y en palmireño se hicieron esfuerzos esporádicos para usar signos
diacríticos y resolver el problema. En siríaco una solución simple fue
universalmente usada desde fecha temprana: la letra
d tiene un punto debajo, la r uno encima.


La figura inferior muestra un texto en estrangela.





Siríaco estrangela


Cuando el árabe
se convirtió en la lengua cotidiana fue escrito en ocasiones en siríaco, denominándose
karshuni o gharsuni. El sistema de transliteración no era
constante; por ejemplo en el manuscrito de la Liturgia del Nilo el
karshuni se emplea en algunos encabezamientos pero principalmente, aunque no exclusivamente,
en las direcciones rúbricas.  Tha se expresa por la t
puntuada, ka por la ka con dos puntos superiores, dal por d
y dhal por la d puntuada, ra por la r con dos puntos
en lugar de uno, za por la teth marcada por dos puntos, ' por
'E a veces puntuada, ghain por la g marcada por dos puntos.
La a larga se representa usualmente por la aleph, las y y w
cortas por la y o w, respectivamente escritas dentro de la palabra
al lado de las consonantes. Las letras que faltaban en siríaco fueron suplidas
por la puntuación de las ya existentes, pero al hacer esto se daba más
atención al sonido que a la forma de la letra árabe. Las vocales son colocadas
a veces en la forma siríaca y otras en la forma árabe.


Probablemente el siríaco tiene el honor de ser el antecesor de las notaciones vocálicas supra y sublineales que luego el judaico y el árabe
harán propias. Algunos eruditos afirman que el alfabeto árabe se derivó
del siríaco. La figura inferior muestra un ejemplo de vocalización, con
la letra b, en esos tres sistemas de escritura.








La figura inferior muestra el alfabeto, en el que pueden
advertirse las estrechas conexiones de los nombres de las letras
siríacas con los nombres de las letras judaicas. Igualmente se advierte
algo común a otros sistemas de escritura semitas: la diferencia en la
escritura de las letras cuando van aisladas de cuando van unidas.





La figura inferior muestra los ocho primeros versículos del capítulo 1 del evangelio de Juan en siríaco antiguo.





Juan 1:1-8 en siríaco antiguo
La figura inferior muestra el alfabeto siríaco, en sus variantes,
comparado con otros sistemas semíticos septentrionales que comparten el
orden de las letras que los occidentales hemos adoptado.







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