viernes, 3 de junio de 2016

Jaime I de Aragón - Wikipedia, la enciclopedia libre

Jaime I de Aragón - Wikipedia, la enciclopedia libre




Jaime I de Aragón
Rey de Aragón, Mallorca, Valencia, Conde de Barcelona y Señor de Montpelier
Jaume Mateu - James I the Conqueror - Google Art Project.jpg

Retrato de Jaime I, por Jaume Mateu. Museo de Arte de Cataluña.
Rey de Aragón y Conde de Barcelona

thum
1213-27 de julio de 1276
Predecesor Pedro II
Sucesor Pedro III

Información personal
Otros títulos Vizconde de Carladés, Barón de Omeladés, Conde de Urgel (1231-1236), Vizconde de Fenolleda (hasta 1258)
Coronación Lérida, jurado por la Cortes en 1214

(Rey de Aragón)
Nacimiento
2 de febrero de 1208

Montpellier,


Seigneurs de Montpellier.svg Montpelier
Fallecimiento 27 de julio de 1276 (68 años)

Alcira, Reino de Valencia
Entierro Sepulcros Reales del monasterio de Poblet
Familia
Casa real Casa Real de Aragón

Casa Condal de Barcelona
Padre Pedro II de Aragón
Madre María de Montpellier
Consorte
Descendencia Pedro

Jaime

véase Descendencia
[editar datos en Wikidata]

Jaime I de Aragón recibiendo del obispo y jurista Vidal de Canellas los Fueros de Aragón ante otros magnates eclesiásticos. Inicial miniada N del Vidal Mayor, primera compilación de los fueros aragoneses. El texto en aragonés comienza:
Nos, don Iavmes, por la g[rat]ia de Dius Rey d'Aragon et de
Maillorgas et de Valencia, conte de Barçalona et de Urgel et seynor de
Montpesler [...]



'Nos, don Jaime, por la gracia de Dios Rey de Aragón y de Mallorca y de
Valencia, Conde de Barcelona y de Urgel y Señor de Montpellier'.



Jaimea I de Aragón el Conquistador (Montpellier, 2 de febrero de 1208-Alcira, 27 de julio de 1276) fue rey de Aragón (1213-1276), de Valencia (1239–76) y de Mallorca (1229-1276), conde de Barcelona (1213-1276), conde de Urgel, señor de Montpellier (1219–1276) y de otros feudos en Occitania.



Índice

Juventud


Monasterio de Poblet. Sepulcros reales
Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, era el heredero de dos importantes linajes: la Casa de Aragón y el de los emperadores de Bizancio,
por parte de su madre. Tuvo una infancia difícil. Su padre, que
acabaría repudiando a la reina, sólo llegó a concebirlo mediante engaño
de algunos nobles y eclesiásticos que temían por la falta de un sucesor,
y la colaboración de María, haciendo creer a Pedro que se acostaba con
una de sus amantes. Estas circunstancias produjeron el rechazo de Pedro
II hacia el pequeño Jaime, a quien no conoció sino a los dos años de su
nacimiento.2 A esa edad, el rey hizo un pacto matrimonial para entregar a su hijo Jaime a la tutela de Simón, Señor de Montfort, para casarlo con la hija de éste, Amicia, para lo cual el niño iba a ser recluido en el castillo de Carcasona hasta los 18 años.2


A la muerte de su padre, durante la cruzada albigense, en la batalla de Muret
(1213), Simón de Montfort se resistió a entregar a Jaime a los
aragoneses hasta después de un año de reclamaciones y sólo por mandato
del papa Inocencio III. Durante su minoría de edad, estuvo bajo la tutela de los caballeros templarios en el castillo de Monzón, habiendo sido encomendado a Guillem de Mont-Rodon,3 junto con su primo de la misma edad, el Conde de Provenza Ramón Berenguer V. Mientras, actuaba como regente del reino el conde Sancho Raimúndez, hijo de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV y tío abuelo de Jaime. Heredó el señorío de Montpellier a la muerte de su madre (1213).


Huérfano de padre y madre, tenía unos 6 años cuando fue jurado en las Cortes de Lérida de 1214. En septiembre de 1218
se celebraron por primera vez en Lérida unas Cortes generales de
aragoneses y catalanes, en las cuales fue declarado mayor de edad.


En febrero de 1221 contrajo matrimonio en la población soriana de Ágreda,4 población fronteriza entre Castilla y Aragón, con Leonor de Castilla, hermana de la reina Berenguela de Castilla y tía de Fernando III. Tras la boda la pareja se trasladó a la Catedral de Tarazona, donde Jaime fue ordenado caballero. Anulado su primer casamiento por razón de parentesco en 1229, contrajo segundo matrimonio con la princesa Violante (8 de septiembre de 1235), hija de Andrés II, rey de Hungría. Por el testamento de su primo Nuño Sánchez, heredó los condados de Rosellón y Cerdaña y el vizcondado de Fenolleda en Francia (1241).


Reinado

Durante los quince primeros años de su reinado, mantuvo diversas
luchas contra la nobleza aragonesa, que incluso llegó a hacerle
prisionero en 1224. En 1227 afrontó un nuevo alzamiento nobiliario
aragonés, dirigido por el infante Fernando, tío del rey, que terminó,
gracias a la intervención papal a través del arzobispo de Tortosa, con la firma de la concordia de Alcalá
(marzo de 1227). Este tratado marcó el triunfo de la monarquía sobre
los levantiscos nobles, dándole la estabilidad necesaria para iniciar
las campañas contra los musulmanes. Esta estabilidad logró el
apaciguamiento de las reclamaciones de la nobleza.


Conquista de Mallorca

Ante los ataques de los piratas mallorquines, los mercaderes de Barcelona, Tarragona y Tortosa
pidieron ayuda al monarca para acabar con la amenaza. Así, en una
reunión de Barcelona (diciembre de 1228) le ofrecieron sus naves,
mientras que los nobles catalanes acordaron participar en la empresa a
cambio del botín y dominios territoriales. En otra reunión en Lérida,
los nobles aragoneses aceptaron las mismas condiciones, pero sugirieron
al rey que la empresa se dirigiera contra los musulmanes de Valencia,
por lo que su participación no sería significativa.


Aunque un grupo de caballeros aragoneses tomó parte en la campaña
debido a sus obligaciones con el rey, la conquista de Mallorca sería una
empresa fundamentalmente catalana (catalanes serían también
posteriormente la mayoría de sus repobladores). El 5 de septiembre de
1229, la escuadra catalana, compuesta por 155 naves, 1.500 caballeros y
15.000 soldados, zarpó de Tarragona, Salou y Cambrils,5 para conquistar Mallorca a Abú Yahya, el gobernador almohade semiindependiente de la isla.


Las tropas aragonesas desembarcaron en Santa Ponsa y vencieron a los musulmanes en la batalla de Portopí (13 de septiembre de 1229). Los musulmanes se refugiaron tras las murallas de Madina Mayurqa
y crucificaron a varios soldados aragoneses a la vista de las tropas de
Jaime. Éstas poco después tomaron y pasaron a cuchillo a la población
de la ciudad (diciembre de 1229) y se apoderaron de la isla en pocos meses, salvo un pequeño núcleo de resistencia musulmana que logró mantenerse en la sierra de Tramontana hasta 1232. Los pobladores musulmanes huyeron a África o fueron esclavizados, mientras que la isla fue repoblada con catalanes.


Después de pasar a cuchillo la población de Madina Mayurqa,
la cantidad de cadáveres fue tal que se produjo una epidemia que diezmó
el ejército de Jaime I. Por añadidura, los nobles catalanes intentaron
quedarse con el botín, provocando una revuelta que debilitaría aún más
el poder militar de Jaime I.


Mallorca se constituyó como un reino más de la Corona de Aragón bajo el nombre de Regnum Maioricarum et insulae adyacentes, el cual obtuvo una carta de franqueza en 1230. La institución en 1249 del municipio de Mallorca (actual Palma) contribuiría a la institucionalización del reino.


Conquista de Menorca

El monarca aragonés se vio incapacitado para conquistar Menorca
a causa de las divisiones internas dentro de su ejército por el botín y
la reducción de su ejército debido a unas malas decisiones; aun así, el
monarca consiguió por mediación de dos nobles aragoneses (Pedro Maza, y
Assalido de Gudal), un noble catalán (Bernaldo de Santa Eugenia) y el
comendador del Temple de Mallorca (Ramón de Serra) un vasallaje sobre
Menorca, rubricado por el tratado de Capdepera, por el cual los musulmanes menorquines aceptaron su soberanía (1231). El vasallaje sobre Menorca sería transferido al reino de Mallorca como parte del testamento de Jaime I. Alfonso III de Aragón conquistaría de forma efectiva esta isla, después de la capitulación de Abû ‘Umar en 1287. Fue repoblada por catalanes, aunque quedó una abundante población musulmana, que más tarde fue desterrada.


Conquista de Ibiza y Formentera

Por último, cedió la sumisión de Ibiza y Formentera a la alta aristocracia catalana (Guillermo de Montgrí, arzobispo de Tarragona, y su hermano Bernardo de Santa Eugenia), que la hizo efectiva en 1235. La isla se repobló con campesinos de Ampurias (1236).


Conquista de Valencia


Estatua ecuestre de Jaime I en el Parterre de Valencia (Agapito Vallmitjana, 1891). Se trata de una representación idealizada, pues porta la cimera del Rey de Aragón, que es anacrónica, ya que fue una innovación heráldica del siglo XIV de Pedro IV el Ceremonioso.
La Conquista de Valencia, a diferencia de la de Mallorca, fue hecha con un importante contingente de aragoneses. De hecho, en 1231, Jaime I se reunió con el noble Blasco de Alagón y el maestre de la Orden Militar del Hospital en Alcañiz
para fijar un plan de conquista de las tierras valencianas. Blasco de
Alagón recomendó asediar las poblaciones en terreno llano y evitar las
fortificadas. Sin embargo, lo primero que se tomó fueron dos enclaves
montañosos: Morella,
aprovechando Blasco la debilidad de su gobierno musulmán; y Ares, lugar
cercano a Morella tomado por Jaime I para obligar a Blasco de Alagón a
que le entregara Morella.


La conquista de lo que posteriormente se convertiría en el reino de Valencia comienza en 1232, con la toma de Morella. En 1233 se planea la campaña en Alcañiz, que constaría de tres etapas:


  • La primera etapa empieza con la toma de Burriana en 1233 y Peñíscola.
  • La segunda etapa se dirige al sur llegando hasta el Júcar, en la ciudad de Alcira
    donde se encontraba el único puente de toda Valencia que cruzaba el
    Júcar. El 30 de diciembre de 1242 fue conquistada esta villa,
    permitiendo así la definitiva conquista del Reino de Valencia.
  • La tercera etapa abarca desde 1243 a 1245, llegándose a los límites estipulados en el tratado de Almizra en 1244, firmado entre Jaime I y el infante Alfonso (futuro Alfonso X de Castilla)
    para delimitar las áreas de expansión sobre territorio musulmán entre
    Castilla y la Corona de Aragón. Las tierras al sur de la línea Biar-Villajoyosa quedaron reservadas para Castilla (incluyendo el reino de Murcia), incorporándose al reino de Valencia por Jaime II de Aragón tras las Sentencias arbitrales de Torrellas (1304) y el tratado de Elche (1305).
En esta última etapa y en los años siguientes, Jaime I tuvo que hacer frente a diversas revueltas de la población mudéjar, encabezadas por el caudillo al-Azraq.


Jaime I obtuvo un gran triunfo sobre la nobleza aragonesa al
convertir las tierras conquistadas en Valencia en un reino diferenciado,
unido a la Corona de Aragón (1239), respetando sus usos y costumbres y
estableciendo los Fueros de Valencia els Furs.
La creación del reino provocó una iracunda reacción de la nobleza
aragonesa, que veía así imposibilitada la prolongación de sus señoríos
en tierras valencianas.


Política ultrapirenaica

Mediante el tratado de Corbeil (1258) Jaime finalizó las pretensiones sobre Occitania de los antiguos condes de Barcelona. En contrapartida, San Luis de Francia renunciaba a sus derechos, como descendiente de Carlomagno, sobre los condados catalanes, herederos de la Marca Hispánica.


Jaime I estuvo presente en el Segundo Concilio Lugdunense,
que se celebró en la catedral de Lyon, entre el 7 de mayo y el 17 de
julio de 1274.El concilio deliberó sobre la preparación de una nueva cruzada
centrándose en los aspectos financieros de la misma, para lo cual se
decidió que durante seis años un diezmo de todos los beneficios de la
cristiandad deberían destinarse a la cruzada. Jaime I se mostró
partidario de iniciarla inmediatamente pero al oponerse los Templarios
no se tomó ninguna decisión. Ante las indecisiones de los demás
asistentes a la asamblea canónica, Jaime I se despidió del Santo Padre,
abandonó la reunión con los miembros de su séquito y les dijo: "Barones,
ya podemos marcharnos: hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor
de España".6


Conquista del reino de Murcia

Castilla había sometido Murcia a vasallaje (1243), pero los murcianos se rebelaron contra Castilla con el apoyo del Reino nazarí de Granada y los gobernantes del Norte de África (1264). La reina Violante (esposa de Alfonso X el Sabio) pidió ayuda a su padre Jaime I. Entonces, tropas de la Corona de Aragón mandadas por el infante Pedro (el futuro Pedro III el Grande) conquistaron a Muhammad ibn Hûd Biha al-Dawla el reino de Murcia (1265-66), dejando después a más de 10.000 aragoneses y catalanes en Murcia. En efecto, hay que recordar que según las condiciones del tratado de Almizra (1244), Murcia pertenecería a Castilla.


Últimos años

En septiembre de 1269 salió de Barcelona con su armada para una expedición a Tierra Santa, pero dispersadas sus naves por las tormentas, tuvo que desembarcar en Aigües-Mortes, cerca de Montpellier, y hubo de renunciar a aquella empresa.


Tras un reinado de sesenta y tres años, murió en Alcira (Valencia) el 27 de julio de 1276.
En el trance de su muerte, en la residencia real de esta ciudad, y como
había dispuesto, Don Jaime fue amortajado con los hábitos del císter.


Los restos mortales del rey permanecieron depositados en Santa María de Valencia hasta mayo de 1278, en que fueron trasladados al monasterio de Poblet para su sepultura definitiva. No obstante, tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio quedó abandonado y el cadáver de Jaime I fue trasladado en 1843 a Tarragona, donde le fue construido un panteón en la parte posterior de la catedral, que fue inaugurado en 1856. En 1952, los restos de Jaime I fueron restituidos a Poblet.7


Dictó su biografía, el Llibre dels feits, que se convirtió en la primera de las cuatro grandes crónicas reales en catalán.


Descendencia y herencia

De su primera mujer, Leonor de Castilla, tuvo a:


De su segunda esposa, Violante de Hungría, tuvo a:


Tradicionalmente se ha considerado que fue el deseo de Violante de
conseguir buenas herencias para sus hijos el motivo por el que Jaime I
procedió a la partición de sus reinos. Sin embargo, parece tener más
sentido la concepción patrimonial de los reinos que tenía el rey. Así,
hizo un primer reparto en su testamento de 1241. Según este testamento,
el primogénito Alfonso heredaría Aragón y Cataluña, y Pedro, hijo de
Violante, Valencia, las islas Baleares, el Rosellón, la Cerdaña y las
posesiones occitanas. Dos años después, un nuevo testamento introduce a
su tercer hijo en el reparto. Cataluña pasa de Alfonso a Pedro, el cual
cede las islas Baleares, Rosellón, Cerdaña y las posesiones occitanas a
Jaime. Nuevo testamento en 1248, incluyendo en el reparto al nuevo hijo,
Fernando. A la muerte de Alfonso (1260), otorgó nuevo testamento
(1262), el cual daría la configuración definitiva de la herencia.


Tras la muerte de Violante (1253) el rey se lanzó a una carrera de amoríos, teniendo múltiples hijos. De Teresa Gil de Vidaure tuvo a Jaime, señor de Jérica, y a Pedro, señor de Ayerbe. De sus relaciones amorosas con Blanca de Antillón nació Fernán Sánchez, a quien dio la baronía de Castro; Con Berenguela Fernández tuvo a Pedro Fernández, señor de la baronía de Híjar,
mientras que con Berenguela Alfonso, hija del infante Alfonso de
Molina, no tuvo descendencia. Estos bastardos reales fueron el origen de
algunas de las más importantes casas nobiliarias de Aragón y Valencia.


Valoraciones

El reinado de Jaime I marcó el nacimiento de una conciencia
territorial en los distintos reinos de la Corona de Aragón,
especialmente en Aragón, Reino de Valencia y en Cataluña. Dos son los
factores que contribuyeron a este hecho: la normalización del Derecho y la transformación de las Cortes
en un órgano reivindicativo y representativo de la voluntad del reino,
actúan como catalizadores de la creación de una conciencia
diferenciadora de cada territorio. Los Fueros de Aragón se promulgaron en las cortes de Huesca (1247), sustituyendo a los diferentes códigos locales del reino. Los Usatges de Barcelona,
gracias a la protección real, se extendieron por todos los condados
catalanes (mediados del siglo XIII). La situación en Valencia fue
diferente, puesto que la oposición de la nobleza aragonesa a la
consolidación del reino hizo que los fueros valencianos (Foris et consuetudines Valentiae), otorgados por Jaime I en 1240 no triunfaran definitivamente hasta 1329. En 1244, Jaime I establece que el río Cinca sería la divisoria entre Aragón y Cataluña. Desde entonces, las Cortes de cada territorio se reunieron de forma separada.


El reinado de Jaime I marcó también el desplazamiento del centro de
gravedad de la monarquía hacia la costa mediterránea. Así, la Corte y la
cancillería —base del actual Archivo de la Corona de Aragón— se establecieron en Barcelona.



Busto de Jaime I en Madrid (N. Bayarri, 1976).
Como elementos positivos de su reinado pueden señalarse:


  • La conquista y creación de los reinos de Mallorca y de Valencia.
  • El matrimonio del heredero de la Corona, Pedro, con Constanza II de Sicilia, que daría un impulso definitivo a la expansión mediterránea de la Corona de Aragón, una vez que la Reconquista en territorio peninsular hubo concluido.
  • El impulso dado al comercio y a la política norteafricana, incluyendo la redacción del Llibre del Consolat de Mar, primer código de costumbres marítimas.
  • La protección dada a los judíos.
  • Las reformas monetarias, con la introducción del grueso de Montpellier y la creación de monedas propias en los reinos de Valencia y Mallorca.
  • La intervención en la normalización jurídica, apoyando a figuras como Raimundo de Peñafort o Vidal de Canellas e impulsando el Derecho romano.
  • El impulso dado a las instituciones generales del reino, como las Cortes, y los ayuntamientos.
  • El progreso de las letras catalanas, con el rey como protagonista del Llibre dels feits,
    primera gran crónica catalana medieval, escrita en catalán del siglo
    XIV o dictada por el rey, en estilo autobiográfico, en la que
    principalmente cuenta la conquista de Valencia, Alcira y Murcia, algunas
    cortes convocadas y el apoyo que prestó a su hija Violante en relación a
    la petición de colaboración para defenderse del rey moro de Granada. Es
    muy interesante cómo recluta tropas de los ricoshombres de la Corona de
    Aragón, desde Almenar, Tamarite y se dirige a Huesca para llegar al Sur
    por Zaragoza y Teruel. Narra con agilidad la defensa de Villena y la
    conquista de Murcia donde prevalece el respeto a la población y
    costumbres de los "sarracenos" manteniendo las mezquitas y las
    costumbres, al mismo tiempo que se refiere a la aljamía presente en la
    ciudad. Pide colaboración de las gentes de Cataluña y de Aragón, primero
    para defender los intereses de su hija, doña Violante y de sus nietos y
    al mismo tiempo para "salvar España",8
    porque si el rey moro de Granada puede con el rey de Castilla, la
    tierra de España de las tierras de Aragón y Cataluña también pueden
    peligrar.
La infancia de Jaime I transcurrió en el castillo de Monzón, junto al
río Cinca, y es donde aprendió el habla viva al cuidado del Maestre de
la Orden del Temple. En su autobiografía se aprecia una constante
familiaridad con los cuatro brazos del poder de Aragón y la amistad con
que trata a "Pere de Muncada" que le recluta caballeros en el territorio
fronterizo entre Aragón y Cataluña de las poblaciones de Almenar y
Tamarite. La doble forma en que escribe el topónimo Monzón es un
vestigio de que tanto dominaba el habla viva de la zona en la forma
"Monço" como la forma catalana escrita con la grafía "Muntsó" en el
manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.


Como elementos negativos, es preciso advertir que el juicio histórico
sobre Jaime I depende del reino en el que se centra el historiador.
Para los historiadores aragoneses las conclusiones suelen ser negativas,
aduciendo el carácter patrimonial que dio a sus reinos, sin importarle
repartir sus dominios entre sus hijos. También es criticada la fijación
de la frontera catalano-aragonesa en el Cinca, lo que supuso la
adjudicación final de Lérida
a Cataluña y la separación definitiva de Aragón y Cataluña en dos
entidades con derecho y Cortes diferentes, tras llevar cien años unidos.
La expansión territorial también es enjuiciada negativamente, puesto
que con la conquista y creación de los reinos de Mallorca y Valencia, la
Corona se convirtió definitivamente en una entidad de carácter
confederal, con la monarquía como única institución común y sin ninguna
aspiración común entre los diversos reinos.


Del otro lado, para mallorquines y valencianos, la valoración es
completamente opuesta: Jaime I es un gran rey, el padre fundador de los
reinos, el creador de sus señas de identidad hasta nuestros días:
territorio, lengua, fueros, moneda, instituciones, etc.


Notas y referencias

Notas


  1. «Este
    monarca debería de haberse llamado Alfonso, como su abuelo, pero las
    circunstancias especiales de su nacimiento, con padres mal avenidos y en
    trámites de anulación matrimonial, debieron romper por ello las
    prácticas onomásticas tradicionales. Para bautizarle se encendieron doce
    velas, cada una de ellas con el nombre de uno de los apóstoles. La
    última en apagarse fue la correspondiente a Santiago el mayor, es decir,
    Sant Jaume en catalán, y por ello se impuso este nombre al recién
    nacido».1

Referencias


  • Salazar y Acha, 2006, pp. 1-2, n. 4.

    1. Llibre dels feits del rei en Jacme, manuscrito Ms. 10121 de la B.N.E, folio 163 "car nos ho fem la primera cosa per Deu, la segona per saluar Espanya"

    Bibliografía

    Bibliografía adicional

    Enlaces externos


  • Herradón, 2008, p. 12.


  • Herradón, 2008, p. 14.


  • Jaime I y su reinado. Ernest Belenguer. 2008. Pág.63


  • Herradón, 2008, p. 15.


  • Sánchez-Albornoz, 2005.


  • S. Sobrequés i Callicó, Els reis catalans enterrats a Poblet, Publicaciones de la Abadía de Poblet, 2.ª ed., 2001, pág. 30.


  • No hay comentarios:

    Publicar un comentario