sábado, 26 de marzo de 2016

¿CUÁL ES LA REGLA DE VIDA PARA EL CREYENTE?

¿CUÁL ES LA REGLA DE VIDA PARA EL CREYENTE?



cristo.org

Capítulo 3:13-14 - CRISTO NOS REDIMIÓ DE LA MALDICIÓN DE LA LEY


Estudios Bíblicos Expositivos
"GÁLATAS
- Un Estudio Expositivo" 
Capítulo
3:13-14

'Cristo Nos Redimió De La Maldición De La Ley'
Puede
leer Gálatas 3
aquí

El texto bíblico abrirá en una página separada,
por
lo que podrá moverse entre este estudio y la Escritura correspondiente
sin dificultad alguna.


 Al
continuar en nuestro estudio del capítulo 3 de la epístola
de Pablo a los Gálatas –comenzado en el capítulo 9 de este estudio expositivo–
seguiremos considerando el segundo de los tres sub-temas en Gálatas 3 señalados
al inicio de dicho estudio y repetidos abajo, aunque, en esta ocasión, los versos 13 y 14. 


1.
El origen
de la vida en Cristo que poseen estos creyentes [:1-5]), –¿por
obras de la ley o por el oir de la fe?– (examinado en el estudio
anterior.) 


2. La
promesa hecha por Dios a Abraham [:6-18]
 
(Tema que, en parte, [:13-14] nos ocupará en el estudio que sigue abajo.)  

3.
El verdadero propósito o razón de ser de la ley mosaica [:19-29] (Tema a considerarse en un futuro estudio.)


   Al comenzar el estudio del sub-tema 2, La
promesa hecha por Dios a Abraham
,
que comprende los versos 6 al 18 del capítulo 3, vimos, en
primer
lugar (versos 6-12), cómo Dios puso ante los gálatas de
aquellos
días (...a nosotros también) ese personaje de tanta
importancia
en la revelación progresiva de su obra de gracia salvadora, a
saber:
el patriarca Abraham.  Vimos cómo la 'fe de Abraham en las
promesas
de Dios' se compara con la débil fe de estos creyentes que, poco
a
poco, parecía estar cediendo ante las presiones de los judaizantes
que procuraban llevarles a vivir, al  menos en algunas cosas, según la
antigua ley mosaica:
no echando a un lado su fe en Cristo sino, más bien,
añadiéndole
a esa fe de Cristo algunos aspectos de esa vieja ley de pacto ya
caducada, convencidos de que, así, su progreso personal en la
santificación sería
ayudada
. ¡Nada podría estar tan lejos de la verdad de
Dios


 Si
tomáramos el espacio y tiempo para considerar los muchos pasajes
bíblicos en que los apóstoles, principalmente Pablo,
instruyen a los nuevos creyentes –especialmente los judíos
convertidos a Cristo– en la exclusiva obra de Cristo para la
santificación de cada hija e hijo de Dios, veríamos que
era cosa común el que los judaizantes evitaran contradecir o
rechazar las doctrinas básicas de la fe de Cristo. Su
táctica era más bien una de congraciarse con los
creyentes en las iglesias y, usando de muchas sutilezas, introducir poco a
poco esas sugerencias e ideas de que 'no estaria tan mal ni
haría tanto daño el retener algunas de las costumbres
tradicionales de su amado judaismo
', es decir: las leyes y normas del ya
caducado pacto antiguo de los diez mandamientos.




 En
este sentido, el 'modus operandi' de 'los judaizantes' de hoy es
similar
al de aquellos tiempos.  Por lo general la gran mayoría no son
judíos sino gentiles cristianos... son parte de la
congregación visible de
los santos, sea un líder o no.  Sin embargo, a menudo se
oyen sus sugerencias e ideas de
que 'no sería una mala idea incorporar algunas de las
preciosas
costumbres –a su forma de verlo– del pueblo hebreo' anteriores a la
muerte
de Cristo en la cruz.  Así, sutilmente ignoran los textos bíblicos que
declaran como cosa terminada o concluída la ley mosaica... los
10 mandamientos, como pacto sobre el pueblo
, por lo que también
ignoran que el sábado, habiendo sido la señal
de ese pacto
establecido por Dios, ya no tiene tal significado por la tan sencilla razón de que un
pacto no-existente no requiere más de una señal
.
¿Señal para qué, si ya no existe ese pacto antiguo como un pacto entre Dios y el pueblo?




 Teniendo
en mente ese tipo de sútil artimaña del judaizante, el
apóstol arremete contra los tales a la vez que procura darle
una sacudida a la conciencia de los creyentes, escribiendo así:

"Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por
nosotros (porque está escrito; Maldito todo el que es colgado en
madero), para que, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibiésemos
la promesa del Espíritu.
"




 A
la luz de estos textos a considerarse en el estudio que sigue,
hagámonos las siguientes preguntas cuyas respuestas nos
guiarán en el estudio de estos dos versos, 13 y 14,




 1. ¿Qué significa el hecho de que 'Cristo nos redimió de la maldición de la ley'?



 2. ¿Qué es la maldición de la ley?
¿Qué abarca o cuánto    alcance tiene sobre el alma
de cada cual
?



 3. ¿Qué significa el que Cristo se haya hecho, literalmente, maldición por nosotros?



 4. ¿Qué significa 'el que es colgado en cruz es maldito'?



 5. ¿Cuál es la conexión entre la
maldición sobre Cristo y la bendición recibida por los
que son de Abraham
?



 6. ¿Cómo se relaciona la muerte de Cristo, la
bendición al patriarca Abraham y la promesa de que su
bendición incluiría (alcanzaría) a los gentiles
?




 
Sin ningún otro preámbulo, pasemos a considerar de una vez nuestra primera pregunta:

I.
¿Qué significa el hecho de que 'Cristo nos redimió de la maldición de la ley'? Consideremos,
primero, el concepto de que "Cristo nos redimió' y en la
próxima sección examinaremos la naturaleza de aquello de
lo cual Cristo nos redimió
.

 Al hablarnos la Palabra
inspirada de la acción de 'redimir', nos está describiendo esa obra de
realizar o poner en efecto lo que la Biblia llama tan claramente: la
Redención.  Buscar dicho término en una concordancia nos
llevará a muchos textos que hablan sobre esa obra del
Espíritu de Dios Quien comunica al alma la obra perfecta de
Cristo. Uno de esos textos claves –sobre el cual Dios me inspiró
un cántico espiritual hace muchos años– es 1ra de Corintios 1:30-31, que dice: "Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría, justificación, santificación y redención: para que, tal como está escrito, El que se gloría, gloríese en el Señor."



 Hemos enfatizado las cuatro
obras espirituales efectuadas por Cristo en cada pecador salvado por la
gracia de Dios
, cada obra en color distinto, la cuarta siendo 'redención'.  Aunque nuestro tema centra en la 'redención',
este es un buen momento para enfatizar que esas 4 obras (todas igualmente
parte de la salvación eterna) son hechas por Cristo a
través de la morada de Su Espíritu Santo en cada
creyente
. No son obras a medias o incompletas, ya que es obra de Cristo desde el principio al final.



 Tampoco son obras que el antiguo pacto de los
10 mandamientos pudiera haber obrado en los creyentes en el pueblo
hebreo, ya que el pacto tenía la función primordial de
'matar' espiritualmente hablando.  Y como ese pacto antiguo
cesó el instante en que Cristo obró el nuevo pacto en su
sangre en la cruz, menos aún podría  ese pacto
caduco obrar algunas de esas obras espirituales en un creyente este
lado de la cruz.  Sin embargo, es enseñanza común, 
en los círculos evangélicos que no aceptan la
caducación del pacto antiguo según descrito arriba, que
los 10 mandamientos, llamados a veces 'la ley de Dios' –cuando la
Biblia los denomina 'el pacto'– son herramienta del Espíritu
para conducir al cristiano en el camino de la santificación
personal. Tal concepto viola la Escritura en varios puntos, a saber:



1. Niega que Cristo puso fin al 'pacto sinaítico';



2. Le atribuye un nuevo papel a la ley que, según la Palabra,
mataba, a saber: herramienta santificadora en manos del
Espíritu.

3. Coloca a la llamada 'ley de Dios' en el lugar del Espíritu Santo como agente santificador, lo que...

4. Niega la Palabra inspirada ya citada arriba en 1ra Corintios 1:30-31.

 Hacemos este énfasis
por una razón muy particular que atañe a la Verdad misma
de la Biblia.  Existen libros de conocidos líderes, pastores, teólogos y maestros dentro del
sector de iglesias que promulgan los diez mandamientos como 'la ley eterna de
Dios' en vez de lo que son: el pacto que Dios hizo con su pueblo en el Sinaí
.



 Por lo general presentan muy novedosos argumentos que separan la ley
mosaica en divisiones artificiales
, –es decir, que no existen en las
Escrituras– creando, así, 1. un grupo de leyes que aceptan haber sido quitadas
en la
muerte de Cristo, y 2. otro grupo de leyes no quitadas debido a
que 'son ley eterna de Dios'.  Este segundo grupo es la tan mencionada división de ley
llamada la 'ley moral', clasificación que existe sólo en
las
páginas de mortales no inspirados, mas, no en la Biblia

Repito, ni el término ni tal clasificación de 'ley moral'
existe en la Biblia. Sin embargo, es piedra angular del argumento legalista que
impone el judaizante moderno sobre las ovejas de Cristo. Se nombra, se habla y se enseña dicha



clasificación como si fuera bíblica. Hay cristianos que
han quedado anonadados cuando la Luz de la Palabra les hace ver tal
hecho.
 
Busque con gran cuidado a ver si encuentra en la Biblia una
categoría o grupo de leyes catalogadas o llamadas 'ley moral'. 
No hallará tal cuerpo de 'la ley moral' de Dios. No se trata de
que en la ley de Cristo no hayan leyes de carácter moral.  Ya
ese es otro asunto, y es más que claro que una enorme cantidad
de leyes y preceptos divinos dados por Cristo tienen un carácter
moral
.  Pero, otra cosa es crear una clasificación de leyes en el
Antiguo Pacto llamada 'ley moral'
para, de ahí, decir que esa es
una ley eterna con la 'conclusión lógica' de que los diez mandamientos son esa ley moral
eterna
. Sencillamente existe tal concepto en los escritos de hombres
del pasado así como en los que hoy día practican tales conceptos como
si fuera ley de Dios sobre ellos.



 La fe cristiana jamás puede
fundamentarse en clasificaciones creadas por seres mortales –ya sea en
Confesiones de fe, libros, estudios o sermones predicados– de donde
luego se declara como doctrina cristiana lo que no es más que
'conclusiones lógicas'  de mentes y espíritus que no
han discernido la Palabra inspirada en esa tema o doctrina particular.



 Reconocemos que es muy
probable que no todos los que defienden las leyes de Dios según
descritas arriba estarán de acuerdo con
lo que vamos a señalar.  Pero, es una muy penosa realidad que ese
ministro, estimado como un gran líder entre los que creen
como él, escribe en uno de sus libros de más influencia
en el desarrollo del actual estado de cosas aquí consideradas, que "...como
Cristo no nos dejó un conjunto de leyes codificadas
(entiéndase, enumeradas especificamente así como los 10
mandamientos), el Espíritu Santo lleva el nuevo convertido a
Cristo de vuelta la ley de Dios (entiéndase de Moisés...
i.e., los 10 mandamientos) para en ellos llevar a cabo su proceso de
instrucción santificadora
". (Nuestra traducción al español del original en inglés... palabra por palabra.)
 Permítame
ser muy franco y muy sincero ante esa declaración citada arriba.
En mi informado entendimiento del significado de las palabras,
aquí leo un claro ejemplo de blasfemia así como
herejía crasa.  Me dirá Ud., apreciado estudiante y
lector de esta líneas: ¿Cómo se atreve Ud a
pronunciar tal juicio? Le responderé de forma muy sencilla
aquello que podrá corroborar en diccionarios de nuestra lengua
castellana:

1. Blasfemia: Palabra o expresión injuriosa contra una divinidad
o personaje sagrado... Una injuria grave contra una persona.




2. Herejía: Una herejía es una doctrina u opinión que se opone a un dogma de fe.

 Veo aquí 'blasfemia' en el sentido de
que, aunque no contra la Persona misma de Cristo, se afirma la
insuficiencia de Su obra por  no haber dejado un conjunto de leyes
codificadas.  Tal parece que quien escribió esas palabras no
comprende que la 'ley de Cristo' nombrada como tal en varios textos del
Nuevo Testamento es la regla de fe para el cristiano.



 También veo blasfemia en tanto y en
cuanto se establece que el Espíritu Santo no es quien imparte
instrucción santificadora.  La enseñanza
bíblica no sólo nos informa de la función mortal
de la ley mosaica sobre sus súbditos, sino que también
enseña que Cristo es la Persona divina que obra la
santificación mediante la obra del Espíritu de Dios. Por
tanto, se le está atribuyendo lo que es la obra del
Espíritu Santo a otro.  ¿Y no es ésto pecado del peor tipo?



 En tal esquema ajeno a la enseñanza
bíblica sobre esta obra santificadora, el Espíritu Santo
es permitido sólo ser el 'transportista' de un creyente hacia la
'escuela mosaica de la santificación', ya que se alega que es
'la ley mosaica' la que impartirá la santificación.
Siendo el testimonio inspirado sobre este asunto tan contrario a tal
esquema novedoso, uno se pregunta: ¿Cómo será que
tantos no ven ni reciben el testimonio bíblico?



 Sin abundar más sobre cómo estas
palabras arriba son blasfemia, aun cuando el autor de las mismas
seguramente ni estaba consciente de lo que escribía en contra de
la obra santificadora de Cristo, le diré que en esas palabras
también hay 'herejía' por la sencilla razón de que
ese autor ofrece su versión de doctrina en el área de la
'santificación' que obra Cristo... versión que contradice
de manera contundente y atrevida lo enseñado en la Palabra
inspirada.



 Además, al afirmar que la ley de Dios
–refiriéndose a la mosaica y, más específicamente,
a los 10 mandamientos– es la que 'santifica'' al creyente, lo que ha
hecho es desmentir el testimonio bíblico en el sentido de que la
ley era un instrumento de muerte.  Era buena, pues vino de Dios, y
al hacer la función para la cual Dios la dio, no hacía
otra cosa que no fuera buena.  Pablo declaró tan claramente
en 2 Corintios 3:6 que su "ministerio Dios dado
era de un nuevo pacto y del Espíritu, y no de la 'letra'
(entiéndase, de la ley mosaica o 10 mandamientos), ya que la
'letra mataba' y el  Espíritu (nuevo pacto) vivifica
".





 A
veces vuelvo a leer esas
líneas, esforzándome por hallar si quizás yo
había leído mal... que él no dijo tal cosa. 
Es
algo que desafía el entendimiento del creyente más
sencillo.  La Biblia nos asegura que las obras espirituales
indicadas
arriba son TODAS de Cristo... obradas por Su Espíritu.  Y,
claro
está, eso incluye la 'redención', tema que seguirá
ocupando nuestra atención abajo.

 Hemos enfatizado este punto
por la sencilla razón de que nos sentimos obligados a dejar
claro ante Ud. que el texto bíblico citado arriba no nos dice
que 'Cristo '
nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría, justificación y redención', con la 'santificación'
siendo una obra efectuada por el Espíritu de Dios usando de esa
supuesta 'ley moral' de Dios, a saber, los diez mandamientos.  Esa vieja
ley del pacto antiguo mataba y seguirá matando al que intente
crecer en santidad por medio de ella

Es el papel que Dios le asignó... ¿quién lo
podrá enmendar, alterar o cambiar?  ¡Nadie!

 Es que Dios quitó
ese viejo pacto en la muerte de Cristo en la cruz, su sangre
proveyéndonos un mejor y nuevo pacto.  Es lo que recordamos
cuando bebemos de la copa en la Cena del Señor, ¿no?
¿O será que hay creyentes, entre ellos pastores, que
beben de la copa, citando la Escritura que describe la sangre
tipificada en esa copa como 'del nuevo pacto', a la vez no creyendo que
ese nuevo pacto sea realmente nuevo?  Por eso enfatizamos que Cristo nos ha sido hecho
(y sigue siéndolo)
sabiduría, justificación y redención', y 'santificación'
Jamás lo olvidemos.  Es el mismo fundamento de nuestra esperanza
en Cristo. ¡No Cristo y Moisés, sino Cristo, sólo
Cristo y SIEMPRE CRISTO
!

 Si busca en cualquier
diccionario bíblico que tenga a la mano, o cualquier otro libro de ayuda
en el estudio de los significados de las palabras en la Biblia,
hallará un consenso general en el sentiido de que la
'redención' es un término con aplicación
legal y comercial. Una 'redención era una transacción entre dos
partes en donde el artículo o producto 'redimido' pasaba a ser
la propiedad legal de quien había hecho el pago de
redención
. Por su propio peso 'se cae de la mata' el hecho de que,
antes de ser 'redimido', ese objeto, fuere lo que fuere... mineral,
vegetal o un ser humano o animal, era propiedad de su dueño anterior.

 Tal vez podríamos
pensar en algo así como una 'fianza' pagada para lograr la
libertad de un acusado ante la ley.  Pero, ahí hay una gran
diferencia, y es que la fianza sólo provee libertad en lo que
llega el día del juicio en que el veredicto pudiera variar de un lado al
otro... de inocente a culpable.  En el caso de una
'redención' se está hablando de una compra, por el valor
completo
, que 'libra al comprado', de una vez, de su total atadura al previo
dueño
.



 En
el pueblo hebreo era de
común uso este proceso de 'redimir' aquello que había sido
empeñado por causa de alguna deuda.  Si el deudor no tuviese con
qué satisfacer la deuda, quedaba bajo el poder o control del
acreedor, tiempo que pudiera llegar a ser largo si es que faltaban
muchos
años hasta el año(día) del jubileo o libertad,
evento que se
proclamaba con sonido de trompeta y que, en un sentido
profético, miraba hacia nuestra redención a la final
trompeta cuando venga Cristo en poder y gloria.



 De estos ejemplos en el
plano humano o material, pasemos a considerar lo que era y es la
realidad del pecado
. La Biblia nos enseña que comenzando con la
caída de Adán en el pecado, los seres humanos vinimos a
ser todos pecadores, esclavizados por ese pecado y sujetos al castigo
divino correspondiente al pecado. (Lea Romanos 3:9 en adelante.)



 Es así que se nos
presenta la obra de Cristo en la cruz.  Fue una obra redentora que
pagó el precio exigido
por la justiicia de Dios. 'Todos pecaron
(pecamos) y están destituídos de la gloria de Dios
'. Por
causa de ese pecado todo pecador es esclavo del pecado... del suyo
propio, y vive incapacitado de siquiera desear hacer la voluntad
de Dios... muchos menos de poderla hacer.  Y esto es así porque
el pecado se enseñorea sobre el alma de cada pecador, los cuales están alejados de
Cristo y la gloria de Dios.



 Cuando Cristo murió
en la cruz como Sustituto perfecto, lo que él obró con Su
preciosa sangre fue el precio 'redentor' que dio al 'redimido' la
libertad de su antiguo dueño –el pecado en todas sus
ramificaciones– y de la condenación sobre su pecado.  Su sangre vertida en la cruz fue el precio de
compra (redención), por lo que la Biblia nos enseña en varias
maneras la gloriosa realidad de que 'fuimos comprados por precio... que
ya no somos nuestros, sino de Aquel quien nos compró
' [1 Corintios 6:19-20].  Somos Su
propiedad... somos Suyos; y no como esclavos aterrorizados por un amo
fuerte y abusador sino como hijos e hijas de Aquel cuya 'carga es
liviana y fácil de llevar
', y con la que él mismo nos ayuda por
medio de Su Santo Espíritu quien mora en el corazón (Mateo 11:29-30).



 Con esas breves
observaciones sobre el significado de la 'redención' y 'el ser
redimidos, tomemos nota de que esa obra redentora de Cristo fue para
librarnos de algo muy real y no algo imaginario de poca consecuencia. 
Pablo declara de manera muy específica que 'Cristo nos
redimió de la maldición de la ley
'. 
Así que, sin
entrar a considerar los detalles específicos de esa
maldición y todo lo que significa, observamos que,
de manera general, según de importante fue la obra redentora de
Cristo, así de serio era el problema de la maldición de
la ley, la cual consideraremos en la siguiente pregunta:



 II.
¿Qué es la maldición de la ley?
¿Qué abarca o cuánto    alcance tiene sobre el alma
de cada cual?




 Para comenzar, hemos de  recordar que el texto bíblico bajo estudio comienza diciendo que:

"Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por
nosotros [porque está escrito; Maldito todo el que es colgado en
madero], para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibiésemos
la promesa del Espíritu.
"
 Contestar esta pregunta tan clave en el entendimiento del tema
abarcador de la epístola de Pablo a los Gálatas puede
tomar varias avenidas de acercamiento al tema. Quien suscribe estas
líneas de estudio sobre el tema siente que sería de gran
valor identificar, primero, esa maldición señalada, ya
que se trata de algo tan grave. ¿Por qué una
maldición? ¿A quiénes alcanza esa maldición?
¿Cuál es el alcance de esa maldición? y otras
tantas preguntas similares que surgen de las ya expresadas.


 Sería bueno comenzar haciéndonos la pregunta: ¿De
qué ley se trata?  En el sentido más básico o
sencillo, cierta porción de la iglesia de Cristo ve esa 'ley'
como la que Dios estableció con su
pueblo en el Sinaí cuando, junto a leyes tan variadas, también les dio su pacto, a saber: los diez
mandamientos.  Aunque las diez palabras sean identificadas por algunos
como
'la ley dada por Dios a Moisés', hecho que no responde a la
Verdad
bíblica
, los mandamientos, o el pacto, eran lo que hoy
identificaríamos como la ley constitucional de una
nación
.  Es el corazón mismo de toda ley y a la que vuelven vez tras vez
para
resolver discrepancias y diferencias en leyes específicas
o particulares que surjan de la implementación de los preceptos
básicos de
la constitución o, en este caso, los diez mandamientos, el pacto
en tablas de piedra
.


 Cuando se considera la ley mosaica de forma global o abarcadora –la que
regía sobre el pueblo de Israel– se está viendo, por lo
general, en el sentido del 'todo'.  Y la sentencia no habla de la
'maldición de la ley' como si tratara de alguna de sus partes
y de otras no, sino
que esa ley, como un todo, es de maldición a quien intente vivir
bajo ella
. Tampoco sugiere que había unas partes cuya
desobediencia
traía maldición y otras partes que no
traerían tal
maldición.


 La bendición prometida a quienes lograran obedecer
esa ley era 'vida'; tome nota: era con gente que la obedeciera toda, sin
faltar en una jota o tilde (símbolos ortográficos pequeños en su lengua) fuera absolutamente completa y
perfecta. Ante la total incapacidad  de poder obedecer esa ley es que las
palabras, "la maldición de la ley", cobran su peso y siginificado principal.


 No es; 'La maldición de una porción de la ley, sea la que
fuere, sino la 'maldicón que es parte y esencia natural de esa ley en su
totalidad.  Diciéndolo de otra forma, sería algo así: 'Cristo
nos redimió de la maldición que esa ley traía a cada uno que vivía bajo la misma.
'


 No nos parece posible que esos nuevos creyentes, bien sea de entre los
judíos como de los gentiles, pudieran haber estado
racionalizando que,
'Gracias a Dios, Cristo murió en la cruz para librarnos de las
leyes en áreas de salud, alimentación,
asuntos sexuales y otras
áreas de similar categoría', mientras retenían como 'ley moral incambiable'
otras partes de la ley que, por tradiciones de los venerables teologos
del pasado, les había sido legada.


 Es de suma importancia tomar nota de que la Palabra no nos dice en la porción citada
que: 'Cristo nos libró de la maldición de ciertas partes
de esa ley, sino que dijo; 'de la ley', claramente indicando que la ley como un todo era maldidión, por lo que el alma librada por la sange de
Crisro quedaba libre de toda la maldición que acarreaba esa
ley. Es decir, quedaba libre de la ley.


 El tiempo y el espacio no nos permitirá hacer un recuento de
todo lo que la Biblia nos enseña acerca de la ley mosaica.  En el
material estudiado hasta ahora hemos visto no poca enseñanza
bíblica al respecto.  En nuestro sitio, vozdegracia.com,
podrá acceder varios libros que examinan la enseñanza
bíblica sobre este tema de manera muy seria, detallada, responsable y bien abarcadora. 
Sin embargo, queremos volver a enfatizar que el pacto dado por Dios a
su pueblo, Israel, vino, precisamente de Sus manos a través de
su siervo Moises.


 La ley, en sí misma, era buena; Pablo así lo
afirmó.  El asunto es que Dios estableció este pacto [en
dos piedras colocadas dentro del 'arca del pacto', con las diversas
leyes colocadas justo afuera del arca... a su lado
(Deuteronomio
31:17], con un pueblo muy  contradictor... i.e., pecador.  No
eran las mismas
leyes dadas por Dios en el huerto del Edén, aunque no cabe duda
alguna que todo lo que Dios puso en el corazón de Adán y
Eva era cónsono con Su divina santidad y Sus requerimientos
eternos de santidad en toda Su creación. Mas, de ahí a
declarar que Dios puso la misma ley en el alma de Adán que
estableció en el Sinaí como pacto con el pueblo es andar
un gran trecho imposible de cruzar.



 Hemos leído muchos escritos que elaboran
una compleja estructura de conclusiones basadas en conceptos imaginados
con el único fin de intentar probar que la ley del pacto dada en
el Sinaí es la misma puesta por Dios en el corazón de
Adán. Para los que así arguyen, tal lógica es
absolutamente necesaria para poder asentar su tesis de que hay un solo
pacto eterno.  Y todo -a sabiendas o no– con el fin de no dar
lugar al pacto nuevo en la sangre de Cristo que puso fin al pacto
antiguo sinaítico tal como Dios anunció a través
de sus profetas.



 Algunos aceptan que lo que el Nuevo Testamento
presenta como un 'nuevo pacto' en la sangre de Cristo es sencillamente
una nueva administración del supuesto pacto eterno o pacto
eterno de gracia o pacto de gracia.  Nosotros preferimos aceptar
el testimonio divino al respecto y reconocer con gozo que la sangre de
Cristo es el fundamento del nuevo pacto que Dios estableció con
su Hijo para el beneficio eterno nuestro, la iglesia de Cristo comprada
con su preciosa sangre.


 La gran diferencia entre los preceptos o leyes divinas puestas por
Dios en sus primeros creados a Su imagen –Adán y Eva– y las que luego
estableció en el contexto de un pacto con sus leyes auxiliares
no se hallará necesariamente en la naturaleza espiritual de los
preceptos requeridos sino en el tan básico sentido de que fue en
el Sinaí que Dios estableció un pacto escrito
, el que
requería obediencia perfecta so pena de muerte... pacto que fue,
en las manos de Dios, un disciplinario o tutor (Ayo) para llevar el
pueblo a través de los años venideros hasta el
cumplimiento de la promesa hecha por Dios a Abraham, 400 años antes de
Moisés. 



 No aceptar que los 10 mandamientos son el pacto
que Dios estableció con su pueblo hebreo en el Sinaí es
un acto temerario de rechazo al claro testimonio de Dios. 
¡Dios nos ayude a siempre recibir con humilde espíritu lo
que él nos declara en su Palabra, así lo entendamos a
cabalidad o no!  En ese sentido, la verdadera fe dada por Dios nos
ayudará siempre a creer Su verdad aunque a veces no la podamos
entender a cabalidad.  Estemos siempre prestos a rechazar
explicaciones teológicas que encuentran su 'legitimidad' en
escritos no inspirados y que, por tal razón, usan muchos 'juegos
de palabras' y malabarismos para intentar asentar su lógica como
legítima. Seamos sencillos para recibir el testimonio
bíblico que Dios inspiró en sus multiples escritores
escogidos.


 No existe duda alguna de que esa Palabra de Dios prometía vida a los que
obedecieran ese pacto y sus leyes.  Mas, igual de clara es la Palabra
eterna cuando nos describe la incapacidad humana de poder cumplir por
causa del pecado.  Por esa razón es que la Biblia nos asegura que
la ley era maldición a las almas que vivían bajo la misma
por causa de su propio pecado que los incapacitaba para poder obedecer en lo
más mínimo esa ley
.


 No eran pedacitos o partes de esa amplia ley que traían
maldición sobre las almas... era la ley en su totalidad, desde
los preceptos incluídos en el pacto propiamente hablando [los 10
mandamientos, los que incluían 9 mandatos más un décimo
como la señal del entero
] hasta los tantísimos preceptos
que eran parte de todas las leyes dadas por Dios a ese pueblo.


 Al decirnos la Palabra: "Cristo nos redimió de la
maldición de la ley
", es igual que si dijera que 'Cristo nos
redimió o compró de la obligación nuestra a
cumplirla con tal de hallar vida'.  Al decir,



'maldición', no es alguna parte de la ley que en si misma pudiera
ser de maldición, sino la ley misma en su totalidad, la cual era
maldición a  cada alma.
 Al leer que "Cristo nos redimió"
de esa maldición, quiere
decir que el precio que él pagó para redimir o comprar
sacó a las almas de ser 'posesión' de la ley que
maldecía para venir a ser 'almas libres de la maldicion' por
haber sido "compradas por precio" y hechas propiedad del
Señor.  No
es un cambio de 'unas leyes dejadas en sitio y otras quitadas', sino de
un traspaso de la propiedad que antes estaba bajo el poder de la
maldición
de la ley para ser propiedad del Salvador que nos libertó y nos
puso sobre un nuevo fundamento... el pacto nuevo en la sangre de
Cristo;
¡y eso sí que es grande!  Esa es la gracia redentora
de Cristo.


 Si el lector ha seguido con gran cuidado lo ya escrito,
deberá serle fácil comprender que cualquier intento por
validar otra vez parte alguna de esa ley de cuya
maldición Cristo nos redimió viene a ser, aunque no se
comprenda como tal en ese momento, un rechazó a la obra de perfecta y completa redención obrada por Cristo.


 Recuerde, apreciado lector, que al Cristo redimir, el resultado ha sido
el pago y saldo del precio exigido por el anterior dueño o señor.
Si Cristo nos redimió, entonces pagó el precio total
exigido por la ley.  El que de veras está en Cristo ya no tiene
que echarse encima una carga de temor ante la posibilidad de que
pudiera desobedecer algo requerido en esa vieja ley que maldecía.  Ya
somos libres en Cristo... NO libres para pecar, sino libres para
servirle a él con amor y humilde
lealtad... libres del poder y de la maldición de la ley.
 Un
caso comunmente visto entre muchos que siguen creyendo que tienen
que cumplir toda o, cuanto menos, partes de la vieja ley mosaica es el
caso del sábado.  De las dos narraciones en Exodo y Deutoronomio
( sí... hubo dos ) de la ocasión en que Dios dio su pacto, las 10 palabra escritas
con Su dedo en tablas de piedra, una ata el descanso del
séptimo día al 'descanso' de Dios
ya acabada la
creación; y la otra ata el mandato del séptimo día
a la obra de Dios cuando sacó a
su pueblo de Egipto

Este detalle confunde a muchos que se esfuerzan
por vivir con Cristo en una mano y la ley de Moisés en la
otra, ya que le sorprende a muchos el detalle de que cada
narración ata 'el séptimo día a una causa
distinta'.


 Los
que observan estrictamente la observación del
séptimo día como uno para descanso y el cese de trabajos
están siendo más consistentes que los que aseguran que el
séptimo día hay que observarlo, pero, que puede ser en el 1er día, y el nivel de piedad demostrada en lo que hacen o dejan de
hacer queda a la discreción de la consciencia del cristiano
.
¡Extraña manera de observar lo que Dios ordenó a
través de Moisés!... ¡según a cada cristiano
mejor le parezca! A veces
se identifica ese esquema interpretativo como el de 'transferencia
sabática al domingo, primer día de la semana. Lo que
olvidan los que así razonan con sus lógicas humanas es
que la ley de Moisés no contenía opciones sujetas al
criterio del pueblo, sino que todo era obligatorio... sin
excepción, así fue prohibición o requerimiento.
¡Ciertamente es un detalle interesante el que se introduzca la
'libertad cristiana' a lo que supuestamente es un requerimiento divino
mediante la ley de Dios... de Moisés... con tal de suavizar 'lo
obligado' y llevarlo a 'lo que la conciencia dicte'!


 El asunto común en los dos ejemplos ofrecidos está en el
hecho de que enseñan y practican que el 4to mandamiento del
pacto antiguo sigue en pie
.  Ambos están rechazando en sus actos
la Palabra que asegura que "Cristo nos redimió de la
maldición de la ley
".  Nos preguntamos, pues: ¿Nos
redimió
? ¿O no nos redimió
Si la ley mosaica
sigue siendo ley vigente, entonces los observadores del sábado
andan de manera consistente a la ley de Moisés.  Claro es,
sin embargo, que están
negando la eficacia de la obra de Cristo, y no están redimidos
de la maldición de la ley.  Sin embargo, los
evangélicos que aseguran 'estar bajo los 10 mandamientos para su
santificación personal' y 'estar en Cristo para su
salvación' dan fe de no haber comprendido aún el
verdadero significado de lo que es 'estar redimidos de la
maldición de la ley'.


 Mas,
los que aseguran creer en la perfecta obra de Cristo, y creen que
él nos redimió de la maldición de la ley,
realmente violan lo que profesan creer cuando insisten que es
obligatoria la observación del sábado, aunque sea en el
1er día, domingo.  Justifique la
observación del sábado en el día que usted quiera,
y está desmintiendo –a sabiendas o no– que Cristo nos
redimió de la
maldición de la ley.  Sin embargo, crea el testimonio de la
perfecta obra de Dios considerada arriba 
y conocerá lo que es la libertad de aquello
de lo cual nos redimió
nuestro Sustituto, Jesús.

 Si
se quieren reunir como
iglesia el domingo, o el lunes, o el día que sea, Dios lo
verá con agrado al ver que la motivación es adorar a
Quién les libertó de la condenación de la ley. Si
quieren  tomar el precendente de que en las epístolas se ve
a los
creyentes reuniéndose los primeros días de las semanas,
en ello no hay problema alguno.
No dudamos por un solo segundo que lo hacían porque ese
día les recordaba la gloriosa resurrección de Cristo. Y
si es así, pues, bien. Ahí hay un 'precedente', mas, no
una ordenanza o ley. Existe historia natural de la iglesia de Cristo en
los primeros siglos en donde, por ejemplo, no celebraban un día
anual de la Resurrección porque, para ellos, ese glorioso evento
lo celebraban  cada 1er día de la semana.



 Por
otro lado, no olvidememos que la
naciente iglesia de Cristo tenía su reunión diaria en la
que 'partían el pan'.  De ese patrón diario fueron
reduciendo los días semanales de reunión por razones que
sólo ellos conocían.  Es muy probable que el amor primero
trajo gran estusiasmo, pero, el ir reduciendo los días de
reunión no quitó de que sus reuniones fueran espirituales y
con el único propósito de adorar al Señor
resucitado.


 Pero, tratar de racionalizar intelectualmente que el primer día
de la semana está relacionada con la señal del pacto
antiguo es andar dando palos a ciegas
... es dar coces contra el
aguijón. Es tiempo ya que el pueblo de Dios despierte a la
realidad de que Cristo, al "redimirnos de la maldición de la
ley", nos redimió al 100%... no hizo una obra a medias, sino
completa.  ¿Por qué somos tan dados a querer tomar la obra
de Dios y virarla al revés a fin de acomodarla a nuestras
tradiciones, nuestras ideas religiosas que a veces distan tanto de la
Palabra escrita?


 En
conclusión a la pregunta propuesta arriba:  La
maldición de la ley es el efecto total o cumulativo de las
exigencias no cumplidas de la ley... nadie las puede cumplir
debido a su propio pecado.  El alcance de la maldición es a
todos
los que viven o
tratan de vivir bajo la ley.  Sólo hay una manera de vivir
en plena libertad de esa maldición: siguiendo por fe a
Aquel que nos redimió de esa maldición, el Señor
Jesucristo.


 Quede claro en el corazón de cada estudiante de este tema que la
redención de la maldición de la ley es igual que si se
hubiera dicho; de la ley. Es así porque la ley no
consistía de dos áreas o partes en que la una parte
pronunciaba maldición al que desobedecía y la otra parte
bendición a quien obedeciera.


 Por tanto, afirmamos que ser 'librados de la maldición de la ley
por medio de la sangre Cristo
' equivale a decir: 'Somo libres de la ley
mosaica con todas sus exigencias, reglamentacionses y condenas.
 


 Habiendo ya tocado en esa horrenda labor en que Cristo fue hecho
maldición por nosotros, sigue naturalmente que nos hagamos
la siguiente pregunta:
III.
¿Qué significa el que Cristo se haya
hecho, literalmente, maldición por
nosotros?
Esta es la pregunta que nos lleva al mismo corazón de lo
que fue y es la obra redentora en la cruz del calvario
.  Algunos textos
bíblicos nos describen cómo el Justo tomó el
pecado de los injustos: "Él llevó nuestros pecados en la
cruz para que seamos hechos la justicia de Dios en él
" (1 Pedro 2:24). Cuando
Cristo oraba en aquel lugar apartado en el monte cercano a Jerusalén,
le expresaba a su Padre su anticipado sufrimiento al pedirle que 'si
fuere posible que esa copa pasara de él...
' a la vez que aceptaba que
la voluntad del Padre se habría de cumplir hasta el
último detalle (Marcos 14:36).
 Estas palabras inspiradas del apóstol no contemplan un sencillo
y típico evento de 'una muerte' común, sino de una muerte
muy distinta a todas las demás ya que habría de
ocurrir, de manera muy real y literal, una obra de sustitución
en la que el Cordero de Dios, Jesús el Cristo, tomaría, en un acto 
judicial ante Dios, el lugar de cada culpable a quien Dios
ya había determinado dar la vida eterna... los sustituídos,
identificados en la oración de Cristo en Juan 17 como 'los que tú me diste'.


 Es,
sin rodeo alguno, una de las doctrinas claves en todo lo que es la
salvación espiritual del humano pecador por obra de un Dios
santo y soberano.  En el 'evangelismo' contemporáneo se oye
hablar acerca del pecado –aunque sea en algo– y de la necesidad de
'entregarse al Señor', de 'dejar que él obre en ti', 'que
puedes ser una mejor personas si le dejas entrar a tu vida,' etc. No
diremos más, por ahora, del penoso estado de tantos predicadores
que
presentan a un Cristo Salvador que pide pérmiso al pecador
para poder obrar en él o ella... ¡como si  el
necesitado tuviera más poder y determinación que el
Salvador!


 De manera muy breve, recordemos que la ley bajo el antiguo pacto exigía una obediencia perfecta a todo lo requerido, sin
excepción alguna.  Prometía castigo de muerte a todos
cuantos no podían lograr esa obediencia requerida.  Sabemos que
nadie podía cumplir debido a su propio pecado.  Por tanto, a cada
ser humano en ese pueblo le esperaba la muerte eterna a no ser que
alguien cumpliera la ley en su lugar.  Y es ahí donde entra en
escena la muerte del Cordero, anticipada por tanto tiempo en su
capacidad de Sustituto a través de los constantes sacrificios
que, de una forma u otra, obraban sustitución o satisfacción a favor de quien ofrecía dicho sacrificio.


 De tantos sacrificios requeridos por Dios en su pueblo Israel, el que
más sobresale, al menos para este quien escribe, era el del
macho cabrío, una vez al año.  Esa
celebración o sacrificio anual simbolizaba la obra
sustitutiva que el Mesías haría en el tiempo prometido.  Realmente, se
usaban dos animales; uno era soltado para que se perdiera por 'el
monte', simbolo de cómo el Mesías prometido se llevaría "el
pecado tan lejos como el oriente es del occidente
" (Salmo 103:12).


 Luego, el segundo animal era sacrificado, habiendo sido señalado
como el sustituto que representaría al pueblo.  Su sangre era llevada por
el Sacerdote adentro del velo y rociada sobre la tapa del arca, el Propiciatorio... el
asiento terrenal, temporal de Dios. Un detalle importante es que el
sacerdote de turno ofrecía, primero, un animal y llevaba su sangre
dentro del velo como el sustituto por sus propios pecados y los de su
familia.  Entonces era que entraba ese Sacerdote
, por segunda vez,
pero,
llevando ahora la sangre que representaba al pueblo ante Dios
durante un año. El próximo año se repetía
toda la ceremonia debido a que la sangre de animal no podía
quitar el pecado. (Puede leer sobre este tema con lujo de detalle en la
epístola a los Hebreos, en especial del cap. 5 en adelante.)
 
Mas,
venido ya el Mesías prometido, Cristo, es él el
Sustituto esperado, el Cordero que sería inmolado como el
Sustituto de su pueblo.  Pero, es de suma importancia recordar que
al asumir ese papel de Sustituto –que antes le correspondía al
animalito sacrificado– la culpa o pecado del pueblo era transferido a
ese cordero o macho cabrío.  Al morir el Cordero de Dios, ese pecado del pueblo
sustituído fue transferido directamente, de forma muy real, al
mismo Señor Jesucristo.


 Por eso la Palabra nos dice que "él que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros, para que seamos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21). 
Ahora bien, en el ceremonialismo hebreo que anualmente sacrificaba ese
inocente animal, había también una transferencia
simbólica del pecado del pueblo al animal que estaba por sacrificarse. La gran diferencia con Cristo fue que la
transferencia del pecado al Cordero sacrificado ya no fue
simbólica sino real
; no fue por un año sino por la eternidad.


 No
era sencillamente que Cristo iba a morir.  Ese hecho, de por
sí,
es algo grande... terrible.  Pero, que el eterno Dios se haya
hecho
hombre para venir a morir como un culpable es algo mucho
más serio, ya que nos deja ver que Cristo realmente fue hecho
pecado por nosotros, no simbólicamente, sino realmente.  Yo
no entiendo cómo eso pudo ser; sin embargo, lo acepto como la
Verdad que es por
el testimonio bíblico.



 Sabemos que el tiempo que
duró esa
sustitición literal, clavado en la cruz entre tierra y cielo, fue cuando Dios Padre
se vio obligado a 'no mirar' a Su amado Hijo; Su santidad no le
permitía, ni le permite, mirar sobre el pecado.  Fueron esas las
angustiosos horas cuando el Hijo de Dios, colgando en esa cruenta cruz,
exclamó con incomprensible angustía: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
(Marcos |5:34) ¡No fue fácil ser nuestro Sustituto...
venir a ser maldito por nosotros! ¡Jamás lo
comprenderé! ¡Toda honra y gloria sea a él por haber obrado así a favor nuestro, a favor mío!


  Pero, no
sólo es que habría de morir, y que su muerte
habría de ser, literalmente, como un pecador millones de veces
más pecador que nosotros (¡si nuestro pecado como
individuos es tan grande ante Dios, cuánto más horrible
fue la suma total de todo el pecado de todos los escogidos puesta en
uno solo, el Cordero de Dios!). Añádale a eso que
la muerte de ese culpable sería 'en cruz'.  Como si no bastara
con los
elementos ya vistos tocante a Su muerte, ahora se nos habla de que fue
hecho 'maldición' por nosotros. ¿Cuál es la
importancia o el significado de ese detalle... la relación entre
la maldición y una cruz?  Esa respuesta la veremos a
continuación al hacernos la próxima pregunta:



IV.
¿Qué siginifica, 'el que es colgado en cruz es maldito'?
 
F
íjese que el uso del término
'maldito, o maldición' es vinculado no primariamente a la
realidad de la culpa ajena que el Mesías llevada en sí
mismo al morir, sino al hecho de que la muerte era en cruz.
¿Qué diferencia haría el mecanismo para aplicar la
muerte?  Muerte es muerte, ¿no? En el sentido físico,
sí; mas, en el sentido espiritual o moral, ¡no!
¿Por qué es ese el caso? Veamos:
 No hay más que leer los últimos versos de Deuteronomio 21
para hallar de causa o fuente de esta maldición.  Dios mismo
instruye al pueblo en la acción a tomarse cuando se trata de uno
que ha transgredido la ley de tal manera que merezca el castigo mayor
, a saber, la muerte.  Y se habrá de colgar en un madero o cruz
Pero, Dios le añade la salvedad de que el cuerpo así
ejecutado no deberá permanecer en la cruz
más allá de ese mismo día. La razón dada es
que: "el que es colgado en cruz es maldito". Así que, es Dios
quien determina que morir en cruz es morir como un maldito

¿Puede ver Ud. en ese detalle cómo Dios iba preparando el
camino para que Su Hijo muriese como nuestro Sustituto,,, Sustituto de
seres incapaces de agradar a Dios en lo más mínimo...
gente que sólo somos pecadores ante él?


 Ahora, consideremos por unos segundos que el método usado por
los romanos para la ejecución de sus más viles criminales
era, precisamente, el ser colgados en una cruz o madero.  Los dos
términos son usados en la Biblia. Hay quienes hacen gran
diferencia entre el signifcado de ambas palabras.  Nosotros lo que
deseamos enfatizar es el muy sencillo hecho de que Cristo, el
Mesías, murió en un cruz romana.  No importa su estilo
físico, si era grande o pequeña, las piezas montadas de tal
o cual manera o ángulo. Nada de eso importa al compararse con la realidad del significado de que el que así fuere ejecutado
no sólo moría sino que su muerte era considerada como
una muerte 'maldita'
.


 Hagamos aquí una pausa y consideremos esa gloriosa, y a la vez
tan terrible, realidad de que Cristo haya muerto bajo tales condiciones
de 'maldición'.  Ya vimos cómo Dios mismo es Quien



establece que morir en cruz es una muerte maldita.  Vimos cómo el
gobierno romano reservaba la ejecución en cruz para el
más vil de los transgresores contra la sociedad.  Estos no son
hechos coincidentales, sino más bien, planificadas por Dios
desde la eternidad.  La historia natural... los gobiernos que se
levantan y se caen... todo ello es parte de la obra de Dios.  En el plan
de Dios era necesario que el Cordero muriera bajo la maldición
de cruz, detalle físico provisto soberanamente por Dios a
través del gobierno de turno: el romano.
 Pero, consideremos por un momento qué es lo que, ante los ojos
de un Dios justo, requiere que Su propio Hijo, hecho hombre, tenga que
morir así.  Otros métodos de ejecución
existían.  Era más fácil y rápido decapitar
a la persona.  Se podría echar a los leones hambrientos tal como
hicieron luego con millares de cristianos... familias completas.
¡Y de cuántos otros mecanismos de ejecución no
pudiéramos hablar! El asunto clave aquí es que Dios
determinó que su Hijo moriría en cruz: una muerte maldita.


 Con eso en mente, volvamos a meditar en la realidad de la obra divina
que estableció que la expiación del pecado
ocurriría a través de la muerte de un sustituto inocente. 
Este hecho se veía constantemente en los sacrificios
relacionados al templo, el pueblo hebreo y el sacerdocio.  La culpa del
pecado de cada persona era transferida simbólicamente a un
animal, y ese gran sacrificio anual a favor del pueblo envolvía
dos machos cabríos que ningún pecado habían
cometido, mas, en la voluntad de Dios, venían a ser sustitutos a
los cuales se les transfería por el término de un
año el pecado del pueblo... pecado debido a su total incapacidad
de cumplir lo reuqerido por Dios en su santa ley.


 De ahí que cuando se cumple el tiempo prometido, y el Cordero de
Dios llega al día de la expiación, es él quien
viene a ser el 'maldito' ante Dios porque ocurre una transferencia
literal del pecado del pueblo escogido de Dios a ese Cordero sustituto. Ya Dios
venía preparando los detalles de la historia para que en el
día de ese gran sacrificio, el Cordero de Dios, limpio de pecado
personal, asumiera el pecado de un enorme pueblo y fuera llevado a morir
en una cruz... cruz que simbolizaba la realidad de que Su Hijo estaba
muriendo como un Sustituto maldito por causa de los sustituídos.
La muerte en cruz enfatizaba esa maldición, y aún los
romanos contribuyeron su parte jurídica a tal muerte usando de
la cruz como el lugar adecuado para la muerte de este judío que
el pueblo pedía a gritos: 'Crucifícale,
crucifícale
' (Marcos 15:13-14).


 Tengamos
claro que Cristo no murió como un mero formalismo general o
genérico para
proveer salvación a la persona que tuviera algún
interés en ser salva.  No fue semejante, según
algunos, a un 'depósito a una cuenta bancaría que dependa
de la voluntad del beneficiado para aceptar ese depósito o
no'.  Mil
veces no. Se trata de una sustitución en el lugar de gente
pecadora, maldita, que jamás pudo ni jamás podría
cumplir con la santa ley de Dios.  Yo merezco la maldición
de
Dios sobre mi pecado; Ud. también.  Pero, Cristo
tomó
nuestra culpa y aceptó morir de la manera más
vergonzosa: una muerte maldita en cruz



  

 Con
lo expresado en las líneas anteriores, debe quedar claro para
cada uno que lee estas palabras que Dios mismo es Quien
estableció que tal muerte era, específicamente, una
maldición  para quien así fuere ejecutado.  Creemos
que, tal como todo lo obrado por Dios en la historia del mundo
tenía sus significados y ejemplos de todo lo que sería la
obra del Mesías prometido, esto de la maldición a la
muerte en cruz era parte del mismo anticipo divino.
 Cuán gran contraste entre la gloria eterna del Verbo, quien no conoció pecado, y Su
encarnación para venir a ser nuestro Sustituto, llegando a ser Él
el maldito que moriría en la cruz en nuestro lugar.  Y, debido a que él
fue maldito por mí, yo soy bendecido con la esperanza de la vida
eterna porque Su sustitución quitó toda culpa de
mí.  Toda gloria sea a él dada.





 T
eniendo en mente esa realidad de la maldición sobre
Cristo y la bendición recibida por el creyente debido a su relación con  Abraham, nos preguntamos:

V.
¿Cuál es la conexión entre la
maldición sobre Cristo y la bendición recibida por los
que son de Abraham?

 V
olvamos al texto bíblico ante nuestra
consideración (v.13-14) y dejemos afuera –por el momento– la
frase parentética (entre paréntesis) "(...porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en madero...). Leería, pues, así este pasaje: "Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose
hecho maldición por nosotros..().. para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcansase a los gentiles, a
fin de que por medio de la fe recibiésemos la promesa del
Espíritu
".
 Este texto dice mucho; ¡muchísimo!, y abarca un largo
período de tiempo, a saber: Desde la promesa que Dios le hizo a
su siervo Abraham hasta la inclusión de los gentiles en el
disfrute de la bendición dada a Abraham. Estamos hablando de
más de dos mil (2000) años. Notemos que en los dos
extremos de este largo período de tiempo hallamos unos eventos
muy benditos, muy especiales:



1. La promesa hecha a Abraham de que en su
Simiente serían benditas un incalculable número de
personas alrededor del mundo. Y, en segundo lugar,



2. El cumplimiento de
esa promesa
.


 Es importante notar que el largo intérvalo de tiempo entre medio
de los dos se identifica en este texto con sólo decir: "
la maldición de la ley"
Interesante por demás, pero parte crucial del mensaje que Pablo
les está comunicando como advertencia de que 'se cuiden de los
judaizantes', lo cual es, esencialmente, el tema de Gálatas.


 La bendición que recibirían (que ya recibieron para
siempre) los gentiles no procede del pacto y las leyes
establecidas por
Dios en el pueblo hebreo, pueblo que vivió en ese tiempo entre
la promesa y su cumplimiento.  Por el contrario, Dios hace muy
claro que (y lo veremos dentro de poco) la ley –entiéndase todo lo
que componía las ordenanzas, leyes y el pacto bajo
Moisés– era un Ayo, o Tutor disciplinario, con el fin de llevar
o guiar el pueblo hasta el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham
.


 Estamos convencidos de que una gran parte del judaizantismo
moderno se debe a lo siguiente: que, desde su incepción, 'la ley
de Dios' que describen como un pacto eterno surge por no ver o aceptar
que la bendición en Cristo prometida a los gentiles no nace de
las leyes del Ayo
sino del que recibió las promesas unos 400
años antes de existir ese pueblo llamado Israel, a saber, Abraham.


 Como el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham está en la obra
perfecta de Cristo, así sea en judíos convertidos a
Cristo como en gentiles injertados al verdadero olivo, no se puede
mejorar o perfeccionar esa obra con flacos esfuerzos por añadir elementos populares y fácilmente recibidos de la ley temporera del Ayo.


 Oimos hoy en día –y estamos seguros que así fue
aun en los días del Pablo– que es importante no dejar a un
lado la 'eterna ley moral de Dios' (concepto humano, no bíblico)
si es que queremos agradar a Dios en todo.  Eso era lo que estaban
escuchando los cristianos en Galacia.  Los judaizantes estaban cebándolos tan
hábilmente que Pablo se vio en la obligación de preguntarles:
"¿Quién os fascinó tanto como para no obedecer lo
que recibisteis de Cristo?" Comenzaron bien, ¡y ahora ésto!
Parece mentira
. (3:1)


 Era una triste realidad.  Los judaizantes estaban echando hacia
delante su agenda de 'meterles por los ojos' las bondades de lo mosaico con el fin de que olvidaran que la conexión entre 'promesa y
cumplimiento'
no era entre Moises y Cristo sino entre Abraham y Cristo, siendo el Ayo que estuvo en el medio echado a un lado para siempre.


 La conexión, pues, entre la maldición de Cristo y la
bendición recibida por 'los que somos de Abraham por fe' es
sencilla:  Cristo murió como el Sustituto 'maldito', obrando
así la bendición prometida a Abraham. Esa
bendición no llegaría por obedecer la ley mosaica hasta
más no poder, sino por recibir como el Mesías Salvador a
la Simiente prometida a Abraham. Por eso, los que creen en Cristo somos
'hijos de Abraham' y no 'hijos de Moises
'.



 Arriesgándonos a ser
un tanto repetitivos tocante a varias muy importantes y claves
doctrinas del argumento inspirado paulino, sería bueno hacer un
breve repaso o recuento de la revelación salvadora que Dios
prometió desde el mismo huerto del Edén. Recordemos que
allí fue que Dios maldijo a la serpiente diciéndole que,
aunque ella (satán mismo) heriría la Simiente de la mujer
en el calcañar o talón (el Mesías que vendría), esa Simiente la heriría mortalmente en la cabeza. (Génesis 3:15)



 Desde
el Edén se anticipaba esa victoria de la Simiente sobre la
serpiente.  Al pasar los
años, Dios hizo su pacto o promesa a Abraham, diciéndole
específicamente que, de "tu simiente... de tu parentela
vendrá Ese quien bendecirá a las naciones" (lea
Génesis 15).  Pasarían muchos años hasta
verse cómo su descendencia
inmediata sería ese gran pueblo de millones de almas que, por
cientos de años servirían como esclavos a los egipcios,
aquellos creadores de las grandes pirámides.



 De ahí fue que Dios
levantó a Moisés para ser el líder humano que
sacaría ese gran pueblo de Egipto rumbo a la tierra que Dios les
prometio. Casi al inicio del viaje, habiendo cruzado en seco por el
fondo de lo que había sido, minutos antes, el fondo de un mar que,
en cuestión de horas, ahogaría al ejército del Faraón, Dios los llevó al monte Sinaí, donde
estableció Su pacto con ellos, a saber: los diez mandamientos
(Deuteronomio 4:13). 
Además de los diez mandamientos del pacto, habrían muchas
otras leyes para regir los asuntos sociales, morales, y religiosos... todo parte de ese pacto sinaítico que en el Nuevo Testamento se identificaría como el pacto antiguo.
Note que, 'cuando fue establecido ese pacto en el Sinaí, no se
le llamó antiguo por la obvia razón de que era el
único pacto en existencia con relación a la vida de ese
pueblo'. Se identificará como antiguo o viejo luego de
establecerse el nuevo pacto en la sangre de Cristo.


 
Ees importante notar
que el pacto que Dios hizo con ese pueblo de Israel en el Sinaí, descendientes
todos de Abraham e Isaac, nunca cambió la promesa que Dios hizo a
Abraham
, la cual miraba no hacia Israel con sus leyes y sacerdotes,
sino hacia un día después de Israel cuando la Simiente
prometida haría un nuevo pacto con el Padre basado en la
sangre derramada del Cordero de Dios
.



 No olvide la gran
diferencia entre esos dos pactos: En el Sinaí Dios hizo pacto
con un pueblo pecador y contradictor
.  En la cruz Dios y Su Hijo,
Cristo, establecieron ese nuevo pacto entre sí basado en la sangre del Hijo. El
nuevo pacto Dios NO LO HIZO con nosotros, sino con nuestro Sustituto,
Cristo el Mesías prometido
.  De ahí su perfección;
de ahí nuestra esperanza eterna; de ahí nuestra libertad
que sólo viene por la obediencia perfecta de nuestro Sustituto.



 Llegó, pues, el tiempo en
que los mismos Israelitas son los que logran su cometido de darle
muerte al Mesías; Mesías que ellos veían como un
farsante. Pero, Cristo ya les había dicho a los líderes
judíos que "el reino les sería quitado y dado a otros que
de veras harían las obras de justicia
" que Dios requería (Mateo 21:43). 
De esa manera, al morir en cruz el Mesías, y gritar 'Consumado
Es
', (Juan 19:30) a la vez que "Dios rompió de arriba abajo el velo" (Mateo 27:51) frente al lugar santísimo en el
templo, se cumple la promesa hecha a Abraham y la puerta se abre para
que, en pocos años, se comience a llevar el evangelio a los
gentiles por todo el mundo
.



 Si
Ud. siguió los varios
párrafos de recuento histórico a grandes razgos,
notará que la existencia y la obra religiosa del Israelita era
algo que ocurrió como parte del rumbo hacia el cumplimiento
prometido a Abraham.  Entender ese obra de Dios en que promete a uno
(Abraham)
lo que vendrá en el futuro (el Mesías) una vez
se le ponga fin a lo que ocuparía el ínterin (el pueblo
hebreo con el sacerdocio cuyas labores apuntaban todas hacia el
Mesías) es entender lo que la Biblia nos enseña sobre
esta relación única entre Abraham y el Mesías
prometido
.



 Pero,
el judaizante de
aquellos tiempos, de manera similar a los de hoy día, se
limitaba a creer que la promesa de bendición en un Mesías
futuro era a través de ellos.  Se les olvidó lo que
Dios le prometio a Abraham, sólo viéndolo a él como un gran
patriarca al cual respetar y venerar.  Pero, aceptar que ellos, los
hebreos, eran actores temporeros en un escenario de una obra divina de
mayores proporciones
no les era posible.  De ahí que los
judíos se dieron a perseguir a los creyentes en Cristo, siendo
un 'agente perseguidor modelo' ese 'gran judío', Saulo de Tarso.
¿Lo recuerdan... su viaje a Damasco para arrestar a cristianos?



 De ahí que
desarrollan ese celo por judaizar a los creyentes en Cristo, por
aquello de no olvidar y descuidar lo importante y, según ellos,
lo válido de la ley mosaica.  Los judaizantes modernos obran
similarmente, aunque sus enfoques y argumentos a veces varían.
En lo que concuerdan con sus antepasados es que, de alguna manera, lo
que Dios hizo con Moisés sería de duración
perpetua
, por lo que, al menos con variaciones interesantes y
curiosas, tratan de observar la señal del pacto, sábado,
en domingo
.  Además, infructuosamente tratan de separar la ley de Dios en
partes o categorías no existentes, forzando así sobre las consciencias de las
ovejas a su cuidado lo que llaman la 'ley moral de Dios
'.  Todo como parte
de un esfuerzo por mantener vivo lo mosaico, cosa que Dios puso a un
lado cuando se cumplió el tiempo: "Consumado está".



 Por esa razón es que
Pablo arguye tan elocuentemente a los gálatas que la
bendición prometida a Abraham se recibe en Cristo a
través de su muerte maldita en la cruz.  Era y es de suma
importancia llevar los corazones de los débiles e incautos a
entender que la Biblia nos enseña que la bendición
recibida entre los gentiles se debe a la promesa hecha a Abraham y no
al Ayo
que intervino entre medio de los dos como el disciplinario que
llevó el pueblo finalmente al cumplimiento en Cristo
.



 Una vez
llevados a Cristo, entiéndase, que Cristo ya hizo la obra en
conformidad a la promesa
, ya no hay un Ayo con la
función de 'llevar a Cristo
', porque esa función
ocurrió una vez para siempre
. Fue una función
histórica y, una vez cumplida esa misión divina de
'llevar hasta Cristo', su razón de ser expiró
[Gálatas 3:24-25]. 



 Resucitar
ese Ayo
, diz que como agente que lleva a los pecadores a Cristo, no es más
que una afrenta a Dios
.



 Es, ni más ni menos, decirle a Dios: "No
acepto tu Palabra sobre ese particular. Yo seguiré usando el Ayo
(la ley) para evangelizar a los pecadores, no me importa lo que
tú digas al contrario.  No acepto que el Ayo fue temporero
y que su función cesó según enseña  tu
Palabra.  Seguiré usando ese Ayo y seguiré
enseñando a las ovejas de igual forma
"
El pecado ciega al más devoto
celote religioso
.  [Examinaremos de lleno este tema al llegar alos versos 3:24-25]




 Finalmente, nos preguntamos:
VI. ¿Cómo se relaciona la muerte de Cristo, la
bendición al patriarca Abraham y la promesa de que su
bendición incluiría (alcanzaría) a los gentiles?


 El
estudiante que ha leído con gran atención la
sección que precede, habrá tomado nota de que algunos de
los detalles en esa respuesta son parte íntima de esta pregunta
final del capítulo y su respuesta. El tema sigue siendo la
relación o vínculo entre Abraham y Cristo
: la promesa
de Dios al primero
y el cumplimiento del Dios-hombre de dicha promesa
.




 Si
recuerda el breve recuento histórico que ofrecimos a 'vuelo de
pájaro', comprenderá que la obra o manifestación
de la
obra salvadora de Dios comienza con Adán y, muy pronto
después del gran diluvio y la promesa hecha a Noé (el
arco en el cielo, ¿lo recuerda?), se halla Dios afinando su
esfera de bendición a la descendencia de Abraham, habiendo hecho
una clara promesa o pacto con Abraham cuyo cumplimiento vendría
a realizarse, no dentro del pueblo hebreo bajo las leyes y el pacto
dados por Dios a Moisés en el Sinaí sino en el
Mesías prometido, Jesús el Cristo quien sería el Sacerdote según el orden de Melquisedec
(lea Hebreos 7).




 No
olvidemos que la introducción del pacto hecho con el pueblo
hebreo, y todo el andamiaje religioso administrado por la  tribu
de Leví... los Sacerdotes... no era sino un Ayo disciplinario
que los llevaría hasta el Mesías prometido
, el
único que podría obedecer y cumplir todos los
requerimientos de la ley mosaica al tomar el lugar como Cordero
sustituto por el pecado del pueblo escogido de Dios.




 Si
recordamos las palabras de Dios a Abraham en el sentido de que en su
Simiente serían benditas todas las gentes del la tierra
, es
obvio que abarcaba mucho más que el diminuto pueblo hebreo: la
satisfacción y justicia ante Dios obrada por Cristo en su muerte
de cruz no era con el fin de redimir sólo a hebreos, sino a
gentes de toda lengua y tribu
.  Eso nos incluye a los que no somos judíos... ¡a Dios la gloria!




 Sin
embargo, mientras iba pasando el tiempo en la historia natural hasta que
llegara el día en que el Mesías sería cortado a la mitad de esa
última 'semana' de la profecía revelada a Daniel, la obra
de Dios se limitaba mayormente a guiar a los hebreos hacia el
día de Cristo
.  Y como fueron cientos de años que el
pueblo de Israel vivió con el sacerdocio levítico bajo la
ley mosaica, les fue muy fácil olvidar que la promesa de Dios a
Abraham en el sentido de la bendición prometida envolvía,
necesariamente, el 'nuevo elemento de la evangelización a los
gentiles'
. Tal parece que las generaciones, una tras otra, se prestaron
para que el pecado les dominara y les hiciera olvidar que los
rituales todos miraban al cumplimiento de la promesa hecha a Abraham
.




 Por
eso se molestaron tanto los líderes religiosos cuando Cristo les
dijo que el reino les iba a ser quitado y dado a otros que
harían las obras propias de la justicia de Dios
(la iglesia de Cristo compuesta por judíos y gentiles convertidos).  Ese componente
de los gentiles 'en la iglesia' no fue aceptado por el pueblo, ya que
vivían encerrados en su propia religión, olvidando que la
promesa hecha a Abraham incluía a todas las gentes.




 Aunque
es cierto que Dios creo al hombre (el humano) y puso en su alma una
consciencia que le capacitaba a conocer lo que Dios requería de
ellos, pronto cayeron en pecado.  Y Dios, en Su sabio plan de
redención, no estableció con todos los humanos una
especia de pacto como el de Sinaí, sino que limitó sus
promesas a Abraham y, luego, estableció le 'religión
judía' con el Ayo o disciplinario que no sólo
mostraría a ellos su pecado e incapacidad de cumplir las santas
normas divinas, sino que los condenaba debido a la incapacidad de ellos
de cumplir en lo más mínimo esas leyes
.




 Aunque
el pacto de los diez mandamientos fue dado a su pueblo exclusivo,
Israel, podríamos observar que los mandamientos son, casi en su
totalidad, requerimientos que bien se podrían haber exigido de todos
los humanos ya que Dios es santo y él es el mismo para toda
su creación.  Claro está, sabemos que Dios les dio la
señal de su pacto, el sábado de descanso, como el
mecanismo para  ellos mostrar que se allanaban obedientemente a
los artículos del pacto
.  Sabemos, también, que aunque los
demás humanos estaban en la misma condición pecaminosa
que los hebreos, el pacto fue hecho sólo con Israel, y el
Sacerdocio era sólo para el beneficio de ese pueblo.




 Sabemos
que Dios les dio leyes que controlaban la manera en que habrían
de tratar con benevolencia a los extranjeros entre ellos. Pero, la
puerta del evangelio salvador no fue abierta a los gentiles en un
sentido general sino hasta que Cristo murió bajo la
maldición prometida por la ley a los que morían en cruz. 
Murió como culpable debido a las
almas culpables que el Padre le
entregó a sustituir en la cruz. 
Y esos sustituídos eran y son tanto de entre los gentiles como de los
judíos.




 Y
así vemos cómo la muerte de Cristo, según la promesa
hecha a Abraham, obtuvo la inclusión de los gentiles al pueblo
de Dios. Estos detalles tal parece que se les habían olvidado a
los creyentes en la región de Galacia, por lo que Pablo les 'baja
fuerte' con palabras correctivas para que no olviden que su vida en
Cristo se la deben a la promesa de Dios a Abraham.  Por ello era que no
había cabida armoniosa para elementos mosaicos en la fe de Cristo.
Ya él lo cumplió todo... lo que había sido sombra ahora
dio paso a Luz brillante
.  La libertad del cristiano se debió no al
historial hebreo sino a la promesa de Dios a Abraham
.




 A
como Pablo fue usado por Dios para arrestarles la atención a
estos gálatas para que despertaran de la fascinación que
ellos tenían con los judaizantes, nosotros hoy día hemos
de
estar avisados sobre las mismas tendencias de los judaizantes modernos
que, con tonos suaves, persuasivos y 'piadosos', se llevan enrredados en
la fascinación momentánea del brillo que les ponen ante los
ojos de los incautos.  Suena tan bonito hablar de 'volver a usar las costumbres'... de
'danzar como ellos' (supuestamente), 'de guardar un día
religiosamente en observación del sábado'.  Todo
ésto se presenta a los ojos y oídos de los créduos y no
extraña que se fascinen tanto con las innovaciones propuestas.




 Lo
que no podemos olvidar es que la comunión con Dios y la
esperanza eterna en Cristo se debe, no a lo que hizo la ley mosaica por
nosotros, sino a que Cristo, en su muerte como Sustituto perfecto, siendo hecho 'maldición por nosotros',
cumplió al pie de la letra lo que Dios le  prometió a
Abraham.  Y sabemos que Cristo mismo testificó que Abraham vio su
día y se gozó.




 Damos
toda gloria a Dios por su gracia obrada en Cristo según lo
prometió a su siervo Abraham.  Por eso los de fe somos
hijos de
Abraham, porque somos, primero, hijos del Soberano Dios a causa de la
sangre de Cristo del nuevo pacto.  A Dios dea toda gloria.




DS






Seguiremos
con el próximo estudio del capítulo 3 dentro de pronto.


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