sábado, 19 de marzo de 2016

Iglesia ortodoxa rumana - Wikipedia, la enciclopedia libre

Iglesia ortodoxa rumana - Wikipedia, la enciclopedia libre




Patriarcado de Bucarest y de toda Rumania

Biserica Ortodoxă Română
Patriarhia Romana.jpg

Escudo del Patriarcado de la Iglesia ortodoxa rumana.
Fundador(es) Andrés el Apóstol
Autocefalía/Autonomía 1864
Reconocimiento 1885 por parte del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla
Primado actual Daniel Ciobotea
Sede Bucarest, Rumania Bandera de Rumania
Territorio principal Rumania
Lenguas litúrgicas rumano
Calendario Gregoriano
[editar datos en Wikidata]
La Iglesia ortodoxa rumana (en rumano: Biserica Ortodoxă Română) es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión ortodoxa. Pertenecen a ella la mayoría de los rumanos (el 85,9% de la población de Rumania de acuerdo con el censo de 20111 ). Por el número de sus fieles (20 millones entre Rumanía, Moldavia y la diáspora),2 es la segunda de las iglesias ortodoxas autocéfalas, sólo por detrás de la Iglesia ortodoxa rusa.


Es la única iglesia ortodoxa del este que emplea una lengua romance, sin embargo está en plena comunión con otras iglesias ortodoxas orientales y ocupa el séptimo lugar en orden de prioridad. El primado de la iglesia tiene el título de Patriarca. Su jurisdicción abarca todo el territorio de Rumania, con las diócesis de los rumanos que viven en las cercanías de Moldavia, Serbia y Hungría, así como las comunidades de la diáspora en Europa Central y Occidental, América del Norte y Oceanía.


Los fieles de la Iglesia ortodoxa rumana a menudo se refieren a ella como Dreapta credinţă ("creencia correcta, auténtica", nombre similar al griego Ορθος δοξος, "creencia correcta, recta"). Los creyentes ortodoxos son conocidos en ocasiones como dreptcredincioşi o dreptmăritori creştini.



Índice

Historia

Las primeras muestras del cristianismo

Se cree que el cristianismo llegó a la región de manos de San Andrés, uno de los doce apóstoles, quien llevó a cabo una evangelización en los territorios de Rumania, Ucrania y la costa oriental del mar Negro. Posiblemente asentó su residencia en Tomis
durante un largo período, motivo por el cual la ciudad romana pasó a
ser considerada sede episcopal, como lo demuestran los numerosos
documentos que hablan de la antigua ciudad. Por este motivo, san Andrés
es el patrón de Rumania (entre otros países), celebrándose su festividad
el día 30 de noviembre, día en que fue martirizado y muerto por los
romanos. Así y todo, no se conoce con certeza si las tribus dacias se
convirtieron al cristianismo o si conservaron sus creencias romanas o
dacias.



Monasterio de Neamţ.
Después del Edicto de Milán en el año 313, el cristianismo se fue difundiendo más ampliamente por la antigua provincia romana de Dacia. A la región se trasladó el obispo arriano Ulfilas en 345 para convertir al cristianismo a los godos que habitaban el territorio. Ulfilas difundió la palabra de Cristo en lengua gótica, pero en el año 348 tuvo que huir y refugiarse al otro lado del Danubio debido a que los caudillos visigodos desconfiaban de su presencia.


Es incierta la difusión real del cristianismo,
aunque hay evidencias de que la religión cristiana estaba presente, al
menos de forma débil y en un estado incipiente, ya que la provincia de
Dacia estaba expuesta a la continua llegada de pueblos germánicos
o eslavos procedentes de otras partes del continente europeo. En todo
caso se han encontrado los restos de una iglesia primitiva en la región
del Bajo Danubio, en Sucidava, que al parecer fue destruida por los hunos y reconstruida posteriormente por Justiniano I en los primeros años de su mandato como emperador del Imperio Romano de Oriente, demostrando así que hubo una presencia real y constante de comunidades cristianas durante aquella época.


En lo que se refiere a la provincia de Escitia Menor,
su capital, Tomis, se convirtió en sede episcopal. Se puede encontrar
la presencia de obispos en la provincia de Tomis participando
activamente en los numerosos sínodos y concilios celebrados desde la
segunda mitad del siglo IV e incluso luchando activamente contra la
herejía arriana.
A lo largo del siglo VI el obispado de Tomis se consolidó, recibiendo
la consideración de provincia metropolitana; el titular de la misma
recibía la consideración de metropolitano, tenía bajo su control a 14
obispos sufragantes, que correspondían a las principales poblaciones de
la provincia y respondiendo y dependiendo directamente del Patriarca de
Constantinopla. Estaban vinculados por la lengua a Roma y por el dogma a Constantinopla. De la región fueron originarios san Juan Casiano, fundador de varios monasterios en Marsella y Dionisio el Exiguo.


La difusión del cristianismo en esta región comprendida entre el Danubio y el mar Negro fue muy distinta a la del resto de Dacia,
seguramente debido a que estuvo bajo control romano en el momento en
que el cristianismo se convirtió en la religión del Imperio. Se han
encontrado unas 35 basílicas correspondientes al periodo comprendido
entre los siglos IV y VI y que se encuentran localizadas en los
principales centros urbanos de la antigua provincia romana, como Tomis,
Callatis, Tropaeum Traiani, Histria, Axiopolis, Troesmis y Dinogetica,
donde se han encontrado numerosos objetos con inscripciones de la época.


Así, mientras que en una parte de Rumania,
la que se corresponde con la provincia de Dacia, no se tiene constancia
de un proceso de cristianización firme, en la parte que se mantuvo bajo
control romano el cristianismo arraigó ampliamente entre la población
de la región. Por este motivo no se puede hablar de una fecha concreta
para la cristianización de Rumania. El proceso de cristianización de los
dacios romanos tuvo unas características muy específicas, debido a que
duró varios siglos como resultado de la entrada en contacto en múltiples
ocasiones de la población autóctona con colonos de la región de Escitia Menor
o con poblaciones germánicas o eslavas asentadas en la zona. La lengua
latina y la religión cristiana constituyeron dos importantes factores en
el proceso de unificación étnica, lingüística y espiritual. El patriarcado
rumano sostiene en sus principios fundacionales que "en Rumania la
romanización y la cristianización fueron dos procesos paralelos que han
dado a la historia un nuevo pueblo, el rumano, con una creencia nueva,
la cristiana. En otras palabras, el pueblo rumano ha nacido cristiano.".


La Iglesia ortodoxa rumana se fundó en 1872 cuando el Metropolita de Ungrovalaquia y Moldavia se separó de la jurisdicción del Patriarca Ecuménico de Constantinopla.
Ese mismo año se constituyó un sínodo separado de la Iglesia ortodoxa
en Rumania. La Iglesia ortodoxa rumana fue completamente autocéfala
desde 1885 y estableció su propio patriarcado en 1925. El primer
patriarca fue Miron Cristea.


Dominio búlgaro

La consolidación del cristianismo bajo dominio búlgaro

A lo largo del siglo VII la organización de la Iglesia del sur del Danubio pasó a estar controlada por las tribus ávaras y eslavas,
que incluso llegaron a destruir la sede episcopal de Tomis haciendo
desaparecer este obispado. Las nuevas poblaciones llegadas a la región
poco a poco se fueron romanizando y convirtiendo al cristianismo. En
cambio, a partir del siglo X la lengua eslava acabó imponiéndose como lengua litúrgica, hecho que se mantuvo hasta el siglo XVII.



Icono de San Pedro
La desaparición del Obispado de Tomis provocó que las poblaciones
rumanas al sur del Danubio reclamaran el nombramiento de un nuevo obispo
autóctono. Con la consolidación de la Iglesia búlgara en el siglo IX, coincidiendo con la creación del estado búlgaro, se crearon obispados en las poblaciones del sur del Danubio de Vidin y Silistria.


Los emperadores bizantinos tenían un gran control sobre la Iglesia y
el Patriarca de Constantinopla. Cuando Boris I fue proclamado rey de los
búlgaros, siendo como era enemigo del emperador de Bizancio, declaró su
obediencia al papa de Roma como máxima autoridad eclesiástica. Con el
debilitamiento del estado búlgaro debido a los distintos ataques de
pueblos eslavos y el definitivo control de este por parte del Imperio
bizantino en 1018,
la Iglesia búlgara tuvo que jurar obediencia al Patriarca de
Constantinopla, entrando así esta parte de la cristiandad en el mundo
griego y ortodoxo del cristianismo oriental.


Por su parte, Transilvania estuvo controlada por los magiares en el siglo XI, quienes instauraron el feudalismo. Cuando el rey de Hungría se convirtió al catolicismo en el año 1000,
la población fue obligada a obedecer al papa de Roma aunque la mayoría
de la población era ortodoxa. La llegada de los caballeros teutones a la
región, tras la petición de ayuda realizada por Andrés II de Hungría
para defenderse de los cumanos, vino acompañada por grandes cantidades de población procedente de Sajonia que se asentaron en territorios moldavos y valacos. Cuando a principios del siglo XIII se decidió expulsar a los caballeros teutónicos,
se permitió a las poblaciones sajonas quedarse en sus asentamientos
debido a que profesaban la fe católica, recibiendo de Andrés II un
amplio estatus de autonomía y una serie de provilegios fiscales a cambio
de ayudar a los monarcas húngaros a someter a la población autóctona
—de confesión ortodoxa— y mantener el dominio húngaro en la región.


Los otros dos territorios históricos de Rumania, Valaquia y Moldavia, se mantuvieron bajo control bizantino desde la desaparición del estado búlgaro en 1018 hasta que en 1185
los búlgaros lograron deshacerse de la ocupación bizantina y
reorganizar su estado. A principios del siglo XIII, estos territorios
empezaron a recibir ataques de los cumanos, quienes finalmente lograron
controlar la región. A la región se desplazaron unos monjes dominicos
para intentar convertir a su caudillo al cristianismo. Tras el éxito en
su misión, el papa Gregorio IV decidió crear para ellos el obispado de
Cumania, llamado Sede de Milcovia en referencia al río Milcov,
frontera natural entre Moldavia y Valaquia. Las disputas internas entre
los cumanos provocaron que sus territorios fueran conquistados por los
húngaros.


Superviviencia de la ortodoxia rumana y la aparición de los principados rumanos

La presencia de población de confesión ortodoxa en los territorios
dominados por Hungría era un tema que preocupaba al papado como lo
demuestra una carta enviada por el Papa en 1234 al príncipe de Cumania y futuro rey húngaro Bela IV, en la que se quejaba de la presencia de walathos3
en la diócesis de Cumania, y que menospreciando a la Iglesia de Roma no
recibían los sacramentos de manos del obispo de la diócesis, sino de
obispos de rito griego-ortodoxo. Esta situación era común también para
Transilvania. Por este motivo, el papa
recomendó a Bela que el obispo católico de Cumania debía ser originario
de la región, haciendo referencia a la necesidad de que hablara rumano.



Los Tres Reyes Magos en la Iglesia de los Santos Arcángeles de Brăila.
Tras la invasión tártara en 1241 la diócesis de Milcovia desapareció y los húngaros dejaron de controlar el antiguo reino de los cumanos. El dominio tártaro fue efímero y en la segunda mitad del siglo XIII existían ya pequeñas entidades feudales que fueron el embrión de los principados cristianos de Moldavia y Valaquia.


Cuando en 1308
Carlos Roberto I ascendió al trono húngaro, intentó controlar de nuevo
Moldavia y Valaquia. Sin embargo, la posibilidad de dominar la región
por la fuerza se vio truncada tras la derrota húngara frente al príncipe
de Valaquia Besarav en 1330. La nueva estrategia para dominar estos territorios buscó el apoyo papal. Carlos Roberto I envió un informe a Juan XXII
pidiendo la reinstauración del obispado de Milcovia como sucesor del de
Cumania y el nombramiento del franciscano Vito de Monteferro, capellán
real, como cabeza de la nueva diócesis. Juan XXII accedió a la petición y
escribió al Primado de Hungría para que nombrara un nuevo obispo y
creara la nueva diócesis. Sin embargo, tanto el Primado como el obispo
de Cumania se negaron ya que significaba la pérdida de las rentas de
aquellas tierras, motivo por el cual se desestimó el proyecto del
monarca húngaro. El año 1347
el rey Luis I logró expulsar los tártaros de sus últimos reductos en
Moldavia y aprovechó la ocasión para pedir la creación de la diócesis de
Milcovia. Esta vez el proyecto tuvo éxito, aunque no es seguro que el
obispo responsable de la sede llegara a residir nunca en la misma.



Catedral de Mioveni.
Por lo que respecta a los principados de Valaquia y Moldavia, estos se asentaron como estados independientes. Este hecho fue aprovechado por los príncipes valacos y moldavos para pedir al Patriarca de Constantinopla
la designación de un metropolitano para sus respectivos territorios. En
este sentido, el príncipe valaco Nicolás Alexandru realizó una petición
a Constantinopla y el año 1359 el metropolitano de Vicina fue
trasladado a Arges, la capital de Valaquia, creándose así la sede
metropolitana de Ungrovalaquia. El papa Gregorio IX pensó en trasladar
el obispo de Milcovia a Curtea de Arges
para contrarrestar la presencia ortodoxa, pero finalmente no se produjo
el traslado. En Moldavia, la mayor presencia de católicos favoreció las
aspiraciones papales y el principado no consiguió que se nombrara un
metropolitano hasta 1401.


El principado desde su constitución hasta el año de la consecución del metropolitano dependió del metropolitano de Galitzia que se encontraba dentro del reino de Polonia (que era una de las potencias europeas del momento en aquella parte del continente). A partir de 1365 Luis I de Hungría inició una serie de campañas militares para lograr la dominación del principado moldavo, el príncipe Vladislav (conocido también con su apelativo Laţcu) ante la superioridad de los húngaros acudió a pedir ayuda a Casimiro III de Polonia,
que era el tío del rey húngaro, y así poder mantener la independencia
de su principado. Pero cuando el año 1370 el rey polaco murió sin
descendencia se decidió elegir a su sobrino como rey de Polonia,
por lo que Moldavia perdía su aliado y se quedaba totalmente indefensa.
Ante la nueva situación el príncipe Vladislav decidió seguir el consejo
de los franciscanos presentes en sus dominios y se dirigió al Papa de Roma, en aquel momento Urbano V,
para pedirle que intercediera en su favor ante el rey húngaro y polaco.
A cambio, el príncipe Vladislav ofrecía convertirse él y todo su pueblo
al catolicismo, pidiendo que la capital de sus dominios, Siret, fuera elevada al rango de ciudad y sede episcopal.


Así un año después se consagró un obispo para la nueva diócesis, que debería estar directamente vinculada a Roma
y por tanto no dependería ni de Polonia ni de Hungría. Vladislav
abandonó la confesión ortodoxa y abrazó el catolicismo por motivos
políticos, en su conversión parece que no le acompañaron muchas
personas, ya que su propia esposa permaneció ortodoxa. Las sedes
episcopales de Siret y Milcovia no eran muy importantes, en parte porque
no recibían muchas donaciones y por tanto tenían pocas rentas con las
que pudieran sobrevivir. Además los responsables de la diócesis estaban
ausentes la mayor parte del tiempo y desconocían la lengua rumana.
La gran mayoría de los católicos se concentraban en poblaciones donde
la mayoría de la población era de origen sajón o húngaro. La gran
mayoría de la población autóctona permaneció en la ortodoxia, aunque
había grandes cantidades de monjes dominicos y franciscanos en el principado con el objetivo de conseguir conversiones al catolicismo.



La Catedral de Curtea de Argeş edificada en 15174
Tras la muerte de Luis I, rey de Hungría y de Polonia, y por tanto con la división de nueve de los dos reinos, el príncipe Pedro I de Moldavia
decidió volver a la ortodoxia y pidió al Metropolitano de Galitzia que
consagrara dos obispos por sus territorios, uno de ellos, José, era
familiar del propio príncipe. Tan pronto se consagraron los dos nuevos
obispos, Pedro I pidió al Patriarca de Constantinopla
que nombrara a José como metropolitano. El Patriarca de Constantinopla
accedió a nombrar un metropolitano, pero uno de origen griego, negándose
Pedro I a ello. Ante la negativa Neilos, Patriarca de Constantinopla,
excomulgó a Pedro I y los moldavos. El conflicto perduró hasta 1401
cuando una vez traspasados ​​tanto Pedro I como Neilos, Alejandro Bueno,
príncipe de Moldavia y Mateo I, Patriarca de Constantinopla acordaron
la creación de la sede metropolitana de Siret y el nombramiento del
obispo José como metropolitano. El logro de su propia sede metropolitana
por parte de los principados rumanos sirvió para consolidar el poder y
la independencia de los mismos.5


En cuanto a los ortodoxos de Transilvania, éstos no podían
organizarse en su propia Iglesia; además el Papa presionaba a los reyes
húngaros para acabar con la población cismática.6 7
La falta de organización de la Iglesia ortodoxa en Transilvania
provocaba que los metropolitanos de Valaquia llevaran también la
titulación de "Exarcas de Hungría y de las Montañas". El clero ortodoxo
vivía en medio de unas precarias condiciones e incluso de persecuciones,8 9 llegándose a darse casos como el del obispo ortodoxo de Huneodara, que fue detenido por el inquisidor pontificio Juan de Capistrano y fue trasladado a Roma. La conquista de Constantinopla (1453) por los turcos otomanos de confesión musulmana, la derrota de los serbios en Smederevo
(1539) que supuso la conquista por los otomanos del reino de Serbia
significó la práctica conquista de los principados de Moldavia y
Valaquia por parte de los otomanos. Estos principados lograron mantener
una cierta independencia y autonomía respecto a la Puerta de Oro, aunque
por este motivo se pagaban importantes tributos y se enviaba a Estambul
(la antigua Constantinopla) a los hijos de la nobleza valaca y moldava
para asegurar así la lealtad de los futuros príncipes hacia el Imperio Otomano. Con la derrota húngara en Mohács
(1526) el reino de Hungría perdió buena parte de sus territorios y
estuvo a punto de estar ocupado totalmente por los otomanos. Los
húngaros perdieron el principado de Transilvania
que pasó a estar bajo control de los otomanos que le dieron una
autonomía similar a la que recibieron el resto de los principados
rumanos, pero colocando a su frente a aristócratas húngaros dispuestos a
colaborar con los otomanos. Bajo la ocupación otomana de todos los
territorios rumanos comenzaron a llegar los primeros luteranos en Sibiu10 11 y calvinistas en Oradea.12


Dominio Otomano y pervivencia de la ortodoxia rumana entre el catolicismo, el luteranismo, el calvinismo y los uniatos

A raíz de la reforma protestante propiciada por el sacerdote alemán Martín Lutero en 1517 se empezó a difundir la reforma por toda Europa Central. Así en 1530 muchas de las poblaciones sajonas de Transilvania se convirtieron al luteranismo, también muchos húngaros de la misma región se convirtieron al calvinismo.13 El año 1556 la Dieta de Transilvania suprimió la sede Pontificia y Romana de Alba Iulia
y expulsó a todos los sacerdotes católicos de sus territorios. Al año
siguiente se proclamó la libertad religiosa. Bajo el mandato del
príncipe católico Esteban I Báthory
la Dieta de Transilvania reconoció como "legales" las religiones
católica, luterana, calvinista y uniata. Por otro lado la religión
ortodoxa fue considerada como "tolerada" y los rumanos de Transilvania
eran considerados ciudadanos de segunda categoría. La presencia de los
protestantes en Transilvania sería muy importante para entender la
configuración de la cultura rumana.



En cuanto a Moldavia,
entre los años 1530 y 1580 se produjo una disminución de las
comunidades católicas, ya que buena parte de estos se pasaron al
luteranismo y al calvinismo. Entre los años 1561 y 1563 el príncipe
moldavo Juan II Heraclio
intentó que el principado se convirtiera al luteranismo, por lo que fue
asesinado. A partir de 1580 los católicos reaccionaron, sobre todo a
partir de la llegada del religioso albanés Bartolomeus Brutti, que tuvo
mucha influencia entre los príncipes moldavos Iancu Sasul y Pedro V,
logrando que este último aceptara primero la entrada de los jesuitas en
sus dominios y luego establecer contacto con el legado papal en Polonia
con la intención de rendirle obediencia, tal como comunicó al papa el
año 1588. El trabajo de Brutti para aumentar el número de católicos dio
su resultado con la conversión de 20.000 moldavos protestantes al
catolicismo, pero Pedro V de Moldavia fue destronado en una conjura
protagonizada por emisarios ingleses en Estambul
y el propio Papa de Roma que vendió el trono de Moldavia a Aron
Tiranul. Este decidió dar a husitas húngaros las propiedades que se
habían entregado a los jesuitas en tiempos de Pedro V.


En Valaquia el príncipe Miguel el Valiente apoyó la causa de la liga antiotomana y consiguió el trono de Transilvania con la ayuda del emperador germánico Rodolfo II.
Miguel el Valiente pidió que la ortodoxia fuese reconocida como
religión legal. Rodolfo II decretó que las tres grandes religiones
serían el catolicismo, el luteranismo y la ortodoxia. Como compensación
el príncipe valaco apoyó a los católicos de su principado y el obispo
ortodoxo de Alba Iulia fue consagrado metropolitano, constituyéndose así
la sede metropolitana ortodoxa de Transilvania. Cuando Miguel el
Valiente fue nombrado Príncipe de Moldavia se logró unificar por primera
vez los principados rumanos. Este hecho inquietó tanto a los húngaros,
como los austriacos, los otomanos y los polacos, ya que se podría
constituir un estado unificado que amenazase los intereses que estos
países tenían en los Principados Rumanos,
por lo que Miguel el Valiente fue asesinado y los principados de nuevo
se dividieron. Con la desaparición del príncipe Miguel el Valiente se
desvanecieron las esperanzas de los ortodoxas de ver como su confesión
era reconocida totalmente en Transilvania.


En 1626 el príncipe de Transilvania Gabriel Bethlen,
de confesión calvinista, decidió salir en ayuda de los ortodoxos, ya
que reinstauró sus antiguas posesiones del clero ortodoxo, eximiéndoles
de algunos pagos de impuestos y favoreciendo la enseñanza y la
publicación de libros en lengua rumana.
En 1627 nombró al monje ortodoxo Gennadi como arzobispo ortodoxo del
principado a cambio de que aceptara la obediencia al superintendente
calvinista, que la lengua rumana fuese lengua oficial de culto y de
prédica ya que imprimiesen los libros eclesiásticos calvinistas, así
como se erradique todo tipo de supersticiones. El príncipe de
Transilvania pidió ayuda al Patriarca de Constantinopla Cirilo Lukaris,
que tenía una cierta orientación calvinista, porque facilitara la
conversión de la población ortodoxa de Transilvania al calvinismo. En
1629 el príncipe falleció y lo sucedió Gregorio Rakoczy que continuó con
la misma política de su predecesor. A pesar de las buenas relaciones
entre el metropolitano Gennadi y el príncipe húngaro, el primero se negó
a que se publicaran libros calvinistas en la región, pero Gregorio
consiguió que un monje ortodoxo tradujera al rumano un catecismo
calvinista. En 1640 falleció el metropolitano y el príncipe Gregorio
pensó en designar a un metropolitano que aceptara su política, pero la
elección no fue fácil ya que ningún religioso ortodoxo aceptaba este
juego religioso, tal como lo muestra la encarcelamiento del sucesor de
Gennadi. La mayoría del clero ortodoxo de Transilvania se negó a aceptar
la confesión de fe lukariana de estilo calvinista. En el sínodo reunido
en Iași aceptaron la confesión de fe de Pedro Mogila, aunque expurgada de sus doctrinas sobre el purgatorio y la epíclesis que se oponían a la tradición doctrinal ortodoxa.


El ataque más importante contra el calvinismo procedió de Moldavia,
ya que el patriarca moldavo Varlaam publicó en 1645 una refutación del
catecismo calvinista publicado en Transilvania. Esta refutación tuvo eco
en Moldavia y Valaquia donde el príncipe Mateo Basarab luchó contra el
calvinismo. Los dos principados rumanos se convirtieron en dos reductos
de la ortodoxia dentro del Imperio Otomano
a la misma vez que el catolicismo cedía terreno a los principados
rumanos. En Transilvania el peligro que suponía el calvinismo por la
ortodoxia pasó al catolicismo que se convirtió en la segunda confesión
más importante de la región.


Dominación austriaca y supervivencia de la ortodoxia entre los imperios

Con el sitio de Viena de 1683 por parte de los otomanos y con la firma del Tratado de Karlowitz
(1699) se inició una nueva dinámica en el centro de Europa, ya que los
otomanos se replegaron hacia la zona sureste del continente europeo,
dejando el control de Transilvania a Habsburgo.
Desde el año 1696 el principado dejó de ser gobernado por príncipes
húngaros autóctonos. Esto fue aprovechado por el emperador del Sacro Imperio Leopoldo I
para decretar que el catolicismo, el luteranismo, el calvinismo y el
uniatismo eran confesiones legales, mientras que la ortodoxia recibía de
nuevo la condición de religión tolerada en Transilvania.



El metropolitano Atanasie Anghel.
Enseguida los jesuitas
establecieron en la región una Iglesia uniata. En 1697 se ofreció al
metropolitano ortodoxo de Transilvania liberarse respecto al
superintendente calvinista a cambio de aceptar la Unión con Roma, pero
el traspaso del metropolitano hizo que el nuevo metropolitano designado,
el obispo Atanasio fue a Valaquia para ser consagrado como nuevo
metropolitano. En la capital del principado valaco fue recibido con todo
tipo de sospechas y se le obligó a aceptar la ortodoxia tal como se
recogía en la confesión de fe de Pedro Mogila si quería ser consagrado.
En abril de 1698 el emperador Leopoldo I emitió un diploma por el cual
todos los clérigos ortodoxos rumanos que se pasaran a las cuatro
confesiones legales recibirían todas las contraprestaciones y
privilegios que los clérigos de estas confesiones gozaban, además si se
convertían al catolicismo y, por tanto, reconocían la autoridad única
del Papa de Roma
como jefe único del cristianismo recibirían aún más privilegios. En
junio de 1698 el primado húngaro, el Cardenal Kollonitz definió los
cuatro puntos a observar para conseguir la unión de las iglesias
cristianas. Estos eran el reconocimiento del Papa de Roma como jefe
único de la cristiandad, el uso del pan ácimo para la celebración de las eucaristías, el Filioque en el credo y aceptar la doctrina del purgatorio.


En octubre de 1698 unos treinta sacerdotes ortodoxos de Transilvania
firmaron un documento donde hacían pública su intención de hacerse
miembros de la Iglesia uniata, aunque deseaban la voluntad de mantener
las costumbres rumanas. En febrero de 1699 Leopoldo I publicó el diploma
por el que se establecía la Iglesia uniata en Transilvania sin tener
que pagar impuestos por las propiedades adquiridas por la nueva Iglesia e
importantes exenciones fiscales por los clérigos de la misma (el nombre
oficial de la nueva iglesia era el de Iglesia Rumana Unida con Roma,
pero recibía la denominación popular de Iglesia greco-católica). En 1701
estos privilegios se ampliaron los fieles de la nueva Iglesia. Como la
unión tenía poca aceptación Kollonitz llamó al metropolitano Atanasio en Viena donde tuvo que comparecer ante una comisión judicial.14
Se le obligó a firmar un documento donde se comprometía a romper
cualquier lazo con el metropolitano y el príncipe de la Valaquia, a
obligar a sus fieles a convertirse al uniatisme ya recibir como
consejero a un teólogo católico. El metropolitano se vio obligado a
aceptar y acto seguido el Cardenal Kollonitz repitió su consagración
sacerdotal sub conditione, además se ofreció a los seglares que
aceptaran su conversión al uniatismo las mismas condiciones favorables
que gozaban los católicos en la región. La sede metropolitana ortodoxa
de Alba Iulia
se transformó en un obispado uniato desapareciendo de Transilvania el
título de metropolitano ortodoxo, situación que perduró hasta el año
1864. Con la pérdida de la sede metropolitana los rumanos de
Transilvania protestaron enérgicamente. Atanasio fue excomulgado por los
patriarcas de Constantinopla, de Jerusalén y por metropolitano de Valaquia.15 16



Con el traspaso de Atanasio en el año 1713 y el nombramiento de Juan
Pataky, que ya se había pasado al rito latino, como obispo uniato de
Alba Iulia se consolidó la unión y se trasladó la sede episcopal a Făgăraș.
En 1727 el traspaso de Pataky se reunió el sínodo de la Iglesia uniata
para elegir al nuevo obispo, finalmente se eligió a un estudiante de
tercero de teología, Inocenţiu Micu-Klein, que no se trasladó a su sede
hasta el año 1732. Micu fue un obispo con una actitud poco complaciente
hacia Viena ya que defendió sus sacerdotes y fieles, pidiendo que se
cumplieran las promesas de la corte de Viena, pidiendo incluso el
reconocimiento de nación para Transilvania.17 18
En 1744 reunió un sínodo donde amenazaba con romper con la unión si no
se cumplían las promesas del emperador. Este sínodo estuvo formado por
sacerdotes, seglares e incluso miembros de la Iglesia ortodoxa siendo
así más una reunión nacional que no religiosa ni uniata. Por este motivo
fue llamado a Viena donde tuvo que responder a las imputaciones hechas
contra él por una comisión judicial. Condenado, fue enviado a Roma donde
murió.


A Micu le sucedió Petru Pavel Aron que fundó escuelas en Blaj, y
favoreció el desarrollo de la cultura rumana en Transilvania,
contribuyendo al despertar de la conciencia nacional rumana a los otros
principados rumanos. A lo largo de su mandato se inició una fuerte
campaña contra la Iglesia uniata sobre todo por parte de monjes
ortodoxos, hasta tal punto que el propio obispo tuvo que huir de la sede
episcopal y refugiarse en Sibiu.
La Iglesia uniata vio como su número de clérigos disminuía mientras que
el número de clérigos ortodoxos aumentaba espectacularmente (de 456 a
1380). Vista esta situación la emperatriz María Teresa I de Austria
tomó la decisión de crear una milicia rumana para defender las
fronteras del Imperio y así contener el crecimiento de la Iglesia
ortodoxa en Transilvania, los milicianos enrolados se entregaban de todo
vasallaje pero tenían que convertir en uniatos. El nuevo obispo uniato,
Gregorio Maior defendió firmemente esta medida, unos años después en su
informe enviado al emperador José II
recogía que la medida había hecho efecto, ya que la Iglesia ortodoxa
había perdido unas 746 iglesias y unos 57.000 fieles. El informe llegó
tarde a Viena, ya que antes de que el emperador pudiera leer, éste ya
había firmado el edicto de tolerancia con lo que cualquier Iglesia que
contara con más de cien familias como fieles podría construir sus
iglesias, hospitales y escuelas. Al año siguiente se permitió la
separación de la Iglesia uniata, lo que favoreció que muchos rumanos
volvieran a la ortodoxia. Las reformas llevadas a cabo por José II se
mantuvieron hasta el traspaso de este al año 1790. Aunque las
autoridades imperiales posteriores hicieron algunos pequeños intentos
por reinstaurar la situación anterior ya se habían sentado las bases
para el desarrollo de la Iglesia Ortodoxa Rumana, lo que favoreció el
desarrollo de un sentimiento nacional rumano a lo largo de la segunda
mitad del siglo XVIII.


A finales del siglo XVIII el estado de las iglesias ortodoxas a los
tres principados rumanos era la siguiente: en Transilvania los obispos
eran de origen serbio,
de 1796 a 1810 la sede episcopal quedó vacante y se tuvo que pedir
permiso al gobierno imperial para nombrar un obispo rumano, el elegido
fue Vasile Morga. En cuanto a Valaquia la ocupación austriaca de Oltenia
del año 1718 hizo que las condiciones ortodoxas se endurezcan. En 1739
con la evacuación de las tropas imperiales la situación mejoraba
considerablemente. En los años posteriores tanto Moldavia
como Valaquia tuvieron que sufrir la ocupación militar de los rusos,
pero estos al ser también ortodoxos no hicieron sino asentar esta
confesión en la región. En todo caso las iglesias ortodoxas de Valaquia y
Moldavia pesar de tener pocos contactos con el continente europeo,
fueron unos elementos importantes para mantener y preservar la confesión
ortodoxa a unos territorios que bajo la dominación otomana y austríaca
no habían hecho más que configurar y confirmar su identidad en común de
unos territorios; Transilvania, Valaquia y Moldavia, los tres
principados que en un futuro no muy lejano se convertirían en una
realidad en común y permitiría la lenta configuración del moderno estado
rumano.


Papel de la ortodoxia en la constitución del Estado rumano moderno y supervivencia bajo el comunismo

Logro de la independencia política y religiosa de los principados rumanos de Valaquia y Moldavia

El nombramiento de Vasile Morga como obispo ortodoxo de Transilvania
en 1810 por parte de las autoridades imperiales fue precedido de un acto
seguido de duras condiciones que los ortododoxos de la región tuvieron
que cumplir. Este permaneció en la sede episcopal hasta su traspaso al
año 1845, momento en que se nombró a Andrei Șaguna,
que aprovechó el ciclo revolucionario de 1848 para pedir la creación de
nuevo del la sede metropolitana de Transilvania, año en que este
principado fue anexionado a Hungría, situación que perduró un año sólo,
ya que el año 1849 pasó a integrarse dentro de la corona austriaca. El
reconocimiento de la sede metropolitana se consiguió en 1864 cuando se
estableció la misma a Sibiu y se declaró metropolitano al propio Andrei
Șaguna.19 20 Tres años después Transilvania era transferida a la corona húngara dentro de la monarquía dual austrohúngara (1867).


Metropolitan Cathedral at Iaşi
En cuanto a Moldavia y Valaquia los príncipes Miguel Sturdza
(Moldavia) y Alexandre Ghica (Valaquia) en 1834 invitaron a visitar sus
dominios a un grupo de adeptos de la Sociedad Bíblica Británica, ya que
habían creado un seguido de escuelas lancasteriana a sus principados. El
encargado de la sociedad en la región, Benjamin Barker, después de ver
los resultados de estas escuelas aceptó la traducción de la Biblia
Protestante al rumano. Así en el año 1838 aparecía publicado en rumano
el Nuevo Testamento, que sirvió como libro de texto en las escuelas
lancasterianas de Valaquia, ya que Moldavia se opuso el Metropolitano y
el Patriarca de Constantinopla intentó suprimir el uso de las Biblias protestantes en Valaquia.


En 1853 el sultán otomano Abdülmecit I cedió a las presiones francesas para dar el control de la iglesia de la Natividad en Jerusalén a los católicos. Esto provocó grandes protestas por parte de los ortodoxos. El zar Nicolás I de Rusia
que se declaró "guardia de la Iglesia ortodoxa" envió emisarios para
establecer un tratado con el sultán otomano por el que Rusia podría
intervenir en aquellos lugares donde la ortodoxia estuviera amenazada.
Esto podía alterar el equilibrio continental preconizado por Reino Unido,
lo que hizo que los británicos presionaran a los otomanos para rechazar
el pacto. Cuando el zar supo de las maniobras británicas decidió
declarar la guerra a los otomanos e invadió Valaquia y Moldavia, con el
objetivo de salvaguardar la ortodoxia de los rumanos, pero con el
objetivo oculto de hacerse con el control de los dos principados. Esta
acción provocó el estallido de la Guerra de Crimea,
donde los rumanos tuvieron que participar junto a los rusos. Por otro
lado tanto los británicos como los franceses y los otomanos formaron una
coalición para hacer frente a los rusos.


Austria-Hungría,
que en principio permaneció neutral, vio como sus intereses en la
región estaban amenazados y sin declarar la guerra formalmente a Rusia
si que ayudó a los aliados. A petición de Austria, que estaba haciendo
conjuntamente con Prusia
de mediadora, pidió a los rusos la retirada de los dos principados,
demanda a la que accedió Nicolás I. Finalmente en el año 1855 Rusia se
rindió. Al año siguiente se firmaron los Tratados de París (1856) entre los rusos, los otomanos, los británicos y los franceses. Con estos tratados el principado de Moldavia y el de Valaquia alcanzaron su independencia política respecto al imperio Otomano.


Esta era una independencia tutelada por Francia, Prusia y los
Imperios austrohúngaro, ruso y otomano. La independencia se concedió por
los turcos otomanos a cambio de mantener su influencia en la región y
de recibir la garantía de las otras potencias europeas que no se
toleraría una unificación de los dos principados en uno solo. Esta
promesa se ​​mantuvo sólo tres años, ya que el año 1859 se eligió como
príncipe de Moldavia (el 5 de enero de 1859) y príncipe de Valaquia (el
25 de enero) a Alexandru Ioan Cuza, que tenía el apoyo de Prusia, Francia y Rusia, produciéndose la unificación de hecho de los Principados Rumanos
en el Principado de Rumania. El nuevo principado no gozaba de una
independencia plena, ya que se encontraba bajo la influencia de los
otomanos, que continuamente amenazaban con intervenir en la región. Una
de las primeras cosas que hizo el nuevo príncipe rumano fue la de
secularizar los bienes eclesiásticos, que en su gran mayoría pertenecían
a los monasterios ortodoxos (donde la mayoría de monjes eran de origen
griego), a cambio de unas indemnizaciones. Las protestas formales tanto
del Patriarca de Constantinopla como los monjes, no sirvieron de nada.
Como el dinero de las indemnizaciones no fue cobrado por los religiosos,
el Estado rumano decidió quedarse con los mismos.



La Iglesia de Invierno, edificada en 1903, en el complejo del Monasterio de Căpriana, a 40 kilómetros de Chişinău.

Iglesia Ortodoxa Rumana "Sf. Gheorghe" en Nehoiu, Buzău.
Una vez alcanzada la unión política de los principados se hizo la
unificación religiosa de las dos Iglesias ortodoxas de Valaquia y
Moldavia. En 1864 se creó un Sínodo General y al año siguiente se
nombraba el primer primado rumano, Nifon, que era el metropolitano de
Valaquia. En 1865 Cuza hizo que el parlamento de Rumania aprobara una
ley por la que el metropolitano rumano fuera nombrado Patriarca de la
Iglesia Ortodoxa Rumana y se declaraba así la total independencia de la
ortodoxia rumana respecto al Patriarca de Constantinopla, ya que no se
quería ninguna injerencia externa sobre Rumanía. En 1866 Alexandru Ioan
Cuza fue destituido por el Parlamento y se buscó a un noble alemán Carol de Hohenzollern-Sigmaringen, que fue nombrado príncipe de Rumania con el nombre de Carol I. El nuevo principado se encontró en medio de la Guerra ruso-turca que fue aprovechado por los rumanos para lograr su independencia de hecho respecto a los otomanos. Con el Tratado de Berlín
(1878) se ponía fin a este conflicto y Rumanía veía como se reconocía
su independencia como Principado respecto al imperio Otomano, aunque
debía ceder una parte de Moldavia, Besarabia y Bucovina para los rusos, al tiempo que recibía la Dobrudja meridional. En 1881 el príncipe Carol I fue proclamado Rey de Rumania.
Con la independencia del estado rumano ya consolidada sólo faltaba la
independencia de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Este camino se inició en el
año 1865 y hubo que Carol I fuera a ver personalmente al Patriarca de
Constantinopla para ver reconocida su independencia. Así en el año 1885
el Patriarca de Constantinopla Joaquín IV reconocía a la Iglesia Ortodoxa Rumana como iglesia autocéfala dentro de la ortodoxia. Antes ya el rumano había sustituido al griego
o el eslavo como lengua de culto y por una ley de 1872 del Parlamento
rumano, organizaba la vida de la Iglesia ortodoxa, donde se disponía que
sólo se podía designar como obispos y metropolitanos a los naturales de
Rumanía. En 1884 se creó una Facultad de Teología dentro de la Universidad de Bucarest.


En cuanto a Transilvania hay que remarcar que cuando las posesiones
de los Habsburgo se repartieron en la corona dual que supuso el Imperio Austrohúngaro la región de los Cárpatos fue gobernada directamente por el gobierno húngaro (1867). La Iglesia uniata rumana recibió del papa Pío IX la consagración del obispo Alexandru Sterca-Șuluțiu
como metropolitano uniato al año 1853. Pero unos años después se vio
traicionado por el gobierno húngaro, ya que éste pactó con la Santa Sede de Roma su incorporación a la Iglesia católica latina de Hungría. En el Concilio Vaticano I
el metropolitano uniato y sus delegados plantearon el problema de pedir
el mantenimiento de su rito oriental. Este conflicto permaneció en
Transilvania hasta finales del siglo XIX. En cuanto a la Iglesia
ortodoxa de Transilvania hay que decir que ésta dependía del
metropolitano de Buda desde el año 1761 y que desde el año 1810 se
volvieron a nombrar obispos ortodoxos por la Diócesis de Transilvania.


En 1864 y para contrarrestar el proceso de unificación e independización de los otros dos principados rumanos el emperador Francisco José I decidió dar una autonomía a la Iglesia ortodoxa, tal y como reclamaban los rumanos de la región. El obispo de Sibiu (Hermandstadt en alemán) fue designado arzobispo y se le designaron a dos obispos sufragantes establecidos en Arad y Caransebeș.
Pero la situación de dominación de los rumanos no mejoró y no pudieron
alcanzar ningún diócesis más en este período de historia. La situación
mejoró cuando al terminar la Primera Guerra Mundial
se desintegró el Imperio Austrohúngaro. Rumania, que había entrado en
conflicto europeo con los aliados, pudo ver reconocidos sus derechos
sobre Transilvania. En ese momento la asamblea de rumanos de
Transilvania decidió unirse a los otros dos principados, culminando así
el proceso de unificación de los tres principados rumanos, pero a esta
decisión se opuso firmemente al gobierno húngaro, por lo que las tropas
rumanas tuvieron que invadir Budapest y obligar a los húngaros a reconocer la incorporación de Transilvania a Rumania mediante los Tratados de paz de Trianon (1920).


Unificación de Transilvania con el resto de principados rumanos. Constitución de la Gran Rumania


Miron Cristea,
segundo por la izquierda, junto a la delegación transilvana enviada por
el Directorio a Rumania para presentar el acta de unión.
En 1920 existían en el territorio rumano tres iglesias rumanas, la primera correspondía al Patriacado rumano con capital en Bucarest, la segunda en Transilvania, con capital en Sibiu y la tercera en Bucovina (provincia de Moldavia que se había integrado dentro del Imperio ruso y que dentro de los tratados de paz que ponían fin a la Primera Guerra Mundial se cedía de nuevo en Rumanía).


El principal reto para el Estado rumano era el de articular en una
única Iglesia ortodoxa nacional las tres Iglesias, lo que no era fácil,
ya que las tres habían tenido sus propias estructuras y dinámicas
diferenciadas desde su creación y no estaba tan claro que se quisiera
renunciar a este aspecto en beneficio de una Iglesia unificada y
nacional. Para Rumania importante proceder a esta unificación
eclesiástica si no se quería ver peligrar las conquistas logradas a raíz
del fin del conflicto armado europeo. Fueron necesarios varios años de
largas conversaciones y encuentros para llegar finalmente a la
promulgación el 3 de abril de 1925 de la ley por la que se decretaba la
unificación de todas las Iglesias ortodoxas rumanas en una sola, también
se creaba el Patriarcado de Rumanía y se designaba como tal al
Patriarca de Bucarest, Miron Cristea. Entonces se pidió que el Patriarca de Constantinopla, Basilio
lo sancionara. El día 1 de noviembre el nuevo Patriarca era entronizado
como tal en una ceremonia donde asistieron el resto de los patriarcas
ortodoxos. Así se culminaba el proceso iniciado ya en los tiempos
inmemorables los siglos de la Edad Media donde los rumanos aspiraban a
tener un patriarca que representara su nación.



Con el traspaso del primer Patriarca de Rumanía en 1939 se nombró como sucesor al obispo Nicodim, que le tocó vivir uno de los periodos más convulsos de la historia de Rumanía. El creciente avance del fascismo
en Europa y la eminencia del estallido de un nuevo conflicto bélico de
escala mundial, así como la agitada vida política y social en Rumania,
en parte provocada por la violencia que provocaba la Guardia de Hierro (antisionista y fascista), provocó que el rey Carol II aboliera el sistema democrático e instaurase la dictadura, erigiéndose él como dictador. Pero la firma del Pacto Molotov-Ribbentrop, donde Rumania tuvo que aceptar la cesión de Besarabia y Bucovina a la Unión Soviética, del sur de Dobrudja a Bulgaria y la mitad norte occidental de Transilvania a Hungría, liquidándose así la Gran Rumania, así como el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la inestable situación social hizo que en septiembre de 1940 fuera nombrado el general Ion Antonescu primer ministro y Carol II abdicara, siendo entronizado a su hijo Mihai I de Rumania.


Ion Antonescu, que se autodenominó caudillo (en rumano: conducător),
proclamó el Estado legionario con la intención de conseguir recuperar
los territorios ocupados por la Unión Soviética, llevó Rumanía a la
Segunda Guerra Mundial al lado de Alemania e Italia (junio 1941). Así las tropas alemanas ocuparon el país y el ejército rumano participó en la Operación Barbarroja, el ataque que Adolf Hitler lanzó contra la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, ocupando Odessa y llegando a participar activamente en la batalla de Stalingrado.


Pero los bombardeos aliados sobre territorio rumano (1943), así como
la derrota del ejército alemán en la batalla de Stalingrado y el colapso
de la economía rumana
como motivo de la participación en la guerra (1944) hizo que la clase
política y la sociedad rumana pidieran la salida de Rumania del
conflicto mundial. La más que evidente derrota de los alemanes hizo
necesario una reubicación de Rumania en el conflicto. Así comenzaron una
serie de contactos diplomáticos con los Estados Unidos y el Reino Unido
por órdenes de Mihai I, pero no tuvieron éxito. Sin embargo el 23 de
agosto de 1944 el mariscal Ion Antonescu fue destituido por Mihai I y
fue nombrado un nuevo gobierno de concentración nacional (donde los
comunistas estaban presentes). El 12 de septiembre se firmó la paz con
las Naciones Unidas
(nombre oficial de los aliados) declarando acto seguido la guerra a
Alemania y a Italia. Con la firma de este tratado Rumania recuperaba
Transilvania, pero renunciaba a Besarabia, Bucovina y la Dobrudja
meridional. A pesar de ello el territorio rumano fue ocupado por las
tropas soviéticas, que se convirtieron en los grandes dominadores de la
vida política y social rumana.


Al octubre de 1944 se constituyó un gobierno de coalición donde los
comunistas controlaban los ministerios claves como el de Defensa e
Interior. Los anteriores gobiernos de coalición que se constituyeron
habían caído por la presión de los soviéticos. El 6 de marzo de 1945 Stalin presionó para que se constituyera un nuevo gobierno liderado por Petru Groza que convocó elecciones para 1946. En este gobierno quedaron excluidos los partidos tradicionales (Partido Nacional Liberal -PNL- y el Partido Nacional Campesino Cristiano Demócrata -PNTCD).


Situación de la ortodoxia rumana durante y después del comunismo (1946-presente)

El 19 de noviembre de 1946 se celebraron elecciones generales. Todas
las estimaciones daban por ganador al PNTCD por una amplia mayoría. El
gobierno, que se presentaba en el bloque de los partidos democráticos
(donde los comunistas eran la fuerza más importante), adulteró el
resultado de los comicios, ya que los resultados demostraban su derrota y
se declaró ganador por una mayoría del 70% de los votos emitidos hacia
la coalición comunista. El 30 de julio de 1947 el líder del PNL, Dinu Brătianu, fue detenido y en noviembre del mismo año fue condenado como traidor de la patria. En medio de este ambiente se instauró un gobierno socialista
y Mihai I hizo un llamamiento inútil a Estados Unidos y Reino Unido
para que actuaran y evitar lo que ya era una realidad. El 30 de
diciembre el presidente del gobierno Petru Groza obligó a Mihai I a firmar su abdicación, obligándole a marchar al exilio e instaurando la República Popular de Rumania.



Nicolae Ceauşescu y otros oficiales del partido visitando el Monasterio de Neamţ en 1966.
Con la instauración del nuevo régimen comunista la Iglesia Ortodoxa
Rumana se paralizó. Además el nuevo régimen aplicó una serie de
normativas que le permitían destituir a aquellos obispos y sacerdotes
sospechosos de no ser leales. Así comenzaron las detenciones,
deportaciones a Siberia
y encarcelamientos ya no sólo en las cárceles, donde los clérigos eran
puestos con los presos comunes, si no incluido en algunos monasterios
que se reconvirtieron en prisiones. En 1948 Nicodim Munteanu falleció y lo sucedió el metropolitano de Iasi Justiniano Marina,
que era un hombre de un carácter fuerte y con grandes dotes de
organización. Éste se puso enseguida a organizar la Iglesia Ortodoxa
Rumana y conseguir por la misma un nuevo estatuto. Este fue presentado
al gobierno en febrero de 1949 y aprobado en seguida por las autoridades
comunistas, extendiéndolo en las cinco diócesis católicas de rito
oriental que en octubre de 1948 el mismo gobierno había suprimido y
agregado a la Iglesia ortodoxa. El éxito de la propuesta del nuevo
patriarca se debería en parte por la simpatía que tenía el mismo hacia
las ideas comunistas.


El mismo año 1949 el gobierno comunista emitió un decreto por el que
las diócesis no podían tener menos de 750.000 fieles, por lo que se pasó
de 18 a 12 diócesis. Muchos obispos protestaron, por lo que fueron
detenidos, el resto decidieron aceptar la política de hechos consumados
de los comunistas.


Patriarch Justinian
En cuanto a los católicos de Rumania, debido a su aumento, sobre todo
a partir de la incorporación de Transilvania a Rumania (1919), se
designó un nuncio papal en Rumanía y se firmó el año 1927 un concordato
entre la Santa Sede y Rumanía. Este concordato fue anulado en 1948. Por
su parte la Iglesia Unida en Roma fue incorporada a la Iglesia Ortodoxa
Rumana, tal y como declaró el patriarca ortodoxo en octubre del año
1948. Los cerca de millón y medio de uniatos de Rumania fueron
declarados oficialmente por el gobierno comunista creyentes ortodoxos.
Los monasterios y seminarios uniatos fueron clausurados, las iglesias
uniatas pasaron a manos de clérigos ortodoxos. Los seis obispos uniatos
fueron detenidos, cuatro de ellos murieron en prisión y los otros hasta
el año 1960 permanecieron encarcelados. Así cesaba la actividad de la Iglesia greco-católica rumana, ésta no volvió a ejercer sus actividades oficialmente hasta la caída del comunismo en diciembre de 1989.


La situación de persecución y de represión hacia los religiosos de
cualquier confesión continuó. La Iglesia ortodoxa fue víctima también de
esta represión por un lado, mientras se toleraba relativamente su
existencia. Con la muerte de Stalin
y la relajación relativa de la presión que los comunistas ejercían
hacia la Iglesia ortodoxa, ésta se pudo adhirió al Consejo Ecuménico de
las Iglesias en 1961. Así se enviaron delegaciones a las Asambleas
Generales de este organismo a Nueva Delhi (1961), Upsala (1968) y Nairobi
(1975), todas ellas encabezadas por metropolitano de Moldavia y
Suceava, Iustin Moisescu —que fue miembro del Consejo Central hasta el
año 1977— en la asamblea de Vancouver
(1983) la delegación rumana estuvo encabezada por Metropolitano de
Transilvania, Antonie Plamadeala. La Iglesia Ortodoxa Rumana ha
intentado fomentar y promover el diálogo intercristiano dentro de la
Conferencia de las Iglesias Europeas, que tiene su sede en Ginebra.


Los últimos años del comunismo rumano fueron muy difíciles por la
gran mayoría de los rumanos, también lo fue por la Iglesia Ortodoxa
Rumana, ya que Nicolae Ceauşescu, Secretario General del Partido Comunista Rumano y Presidente de Rumania
desde 1965, empezó a aplicar a finales de los años 1970 una política de
demolición del centro de Bucarest, ya que quería transformar la ciudad a
su gusto personal. Así se empezaron a derribar edificios de gran valor
artístico, arquitectónico e histórico para construir grandes avenidas
con edificaciones donde concentrar a la población trasladada del campo
para trabajar en las fábricas o para construir el segundo edificio más
grande del planeta, la Casa del Pueblo
(que actualmente es la sede del Parlamento rumano). Por este motivo se
derribaron numerosas iglesias y monasterios históricos ortodoxos.
También se desplazaron de su ubicación original iglesias para construir
en su lugar edificios o fábricas. En definitiva la Iglesia ortodoxa no
pudo escapar de la locura del dictador rumano y fue poco a poco
reduciendo su presencia en la vida pública del país, por lo que muchos
fieles dejaron de ir a las iglesias ya que tenían miedo a las
represalias y muchos de ellos pasaron a vivir su religiosidad dentro del
ámbito familiar privado. Esta situación terminó el 25 de diciembre de
1989 cuando las fuerzas revolucionarias fusilaron al dictador y su
mujer, poniendo fin a 38 años de comunismo en Rumania.



Una iglesia ortodoxa de reciente construcción en la localidad de Poienile Izei, Maramureş.
Con la desaparición del comunismo (1989) la situación se normalizó, la Iglesia greco-católica rumana fue reconocida de nuevo y su metropolitano, Alexandru Todea
fue reconocido oficialmente, había sido nombrado metropolitano por el
Consejo Episcopal Católico en 1986 en Roma. En 1991 recibió la dignidad
de Cardenal y tres años más tarde renunció a sus responsabilidades, ya
que estaba enfermo. Entonces fue nombrado Lucian Mureșan
como metropolitano de la Iglesia uniata rumana, que en 2005 recibió la
consideración de Arzobispo Mayor de la Iglesia Uniata de Rumanía.


La ortodoxia ha recuperado su papel dentro de la sociedad rumana una
vez que cayó el comunismo y muchas de las propiedades que a lo largo del
comunismo habían sido incautadas fueron devueltas. Actualmente la
Iglesia Ortodoxa Rumana consta de cinco provincias eclesiásticas, la de
Ungrovlahia (que comprende las diócesis de Bucarest, Buzău y Danubio inferior), la de Moldavia (con las diócesis de Iaşi y Roman), la del Ardeal (con las Diócesis de Alba Iulia, Sibiu, Oradea y Cluj Napoca), la de Oltenia (con las Diócesis de Craiova y Argeş) y la del Banat (con las Diócesis de Timişoara, Caransebeş y Arad). Teoctist Arăpașu
fue patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana desde el año 1986 hasta
2007, y en la última etapa del comunismo tuvo una actitud tolerante con
el régimen de Ceauşescu, ya que aprobó la demolición de 26 iglesias y
ofreció varios regalos del patrimonio de la Iglesia al dictador. En
marzo de 1990 presentó su dimisión, pero el Sínodo General no se la
aceptó. A lo largo de su pontificado intentó conseguir que la Iglesia
Ortodoxa Rumana recupere su lugar dentro de la sociedad rumana, a la
misma vez que participó del movimiento ecuménico estableciendo contactos
directos con el Papa de Roma Juan Pablo II, que visitó Bucarest en varias ocasiones.


En la actualidad de los 22.364.022 rumanos que residen en Rumanía un
86,8% son ortodoxos, un 5% romanos católicos, unos 3,5% son
protestantes, un 1% católicos de rito griego (uniates), un 1%
pentecostales, un 0,5% bautistas y el resto tienen otros tipos de
confesiones. Por lo tanto la Iglesia Ortodoxa Rumana es la segunda
iglesias ortodoxas autocéfalas más importante en número de fieles de la
ortodoxia, sólo por detrás la Iglesia Ortodoxa Rusa.


El 30 de julio de 2007 y como causa de una complicación del
postoperatorio de la operación de próstata a la que se había sometido,
Teoctist Arăpașu moría a la edad de 92 años. El 12 de septiembre era
designado sucesor suyo al frente de la Iglesia Ortodoxa Rumana Daniel Ciobotea, tomando lugar del Patriarcado el 30 de septiembre de 2007.


Organización


La catedral episcopal de Roman.
El Santo Sínodo, integrado por el patriarca y los jerarcas de la Iglesia en funciones (metropolitanos, arzobispos, obispos, arzobispos vicarios y obispos vicarios) es la máxima autoridad de la Iglesia ortodoxa rumana para todos los problemas dogmáticos
y canónicos, así como para regular las relaciones con las otras
iglesias ortodoxas y cristianas. Entre las reuniones del Santo Sínodo
funciona el Sínodo Permanente, integrado por el patriarca, los
metropolitanos y el secretario del Santo Sínodo.


Su órgano representativo en los apartados administrativos, económicos
y aquellos que no dependen del Santo Sínodo es la Asamblea Nacional de
la Iglesia, integrada por tres representantes de todas las diócesis (un clérigo y dos seculares) que deben ser designados por las asambleas diocesanas respectivas por periodos de cuatro años.


El Consejo Nacional Eclesial es, junto al Santo Sínodo y a la
Asamblea Nacional de la Iglesia, el supremo órgano administrativo. Está
formado por tres clérigos y diez seculares, que son elegidos en la Asamblea Nacional de la Iglesia, también para un periodo de cuatro años. El patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana es el presidente de todos estos organismos en calidad de líder de la ortodoxia rumana.


En cuanto a la vida monástica, dentro del patriarcado rumano existen 631 monasterios y más de 8.059 monjes y monjas.22


Enseñanza teológica ortodoxa

Para la enseñanza teológica preuniversitaria existen:22


  • 37 seminarios teológicos, cuatro de ellos monacales, con unos 6.000 alumnos y más de 1.000 profesores.
  • 8 escuelas teológicas sanitarias de postbachiller, con más de 400 alumnos.
  • 11 escuelas de cantantes eclesiales y unos 700 alumnos inscritos y 200 profesores.
  • Hay más de 10.000 profesores que enseñan religión en las escuelas públicas de Rumania.
En cuanto a la eseñanza teológica universitaria, ésta cuenta con más
de 10.000 alumnos y se organiza en 12 facultades de teología y 4
departamentos, que son Teología pastoral, Teología didáctica, Teología
social y Arte sacro.22 5 de las facultades de teología organizan cursos de doctorado, a los que asisten unos 400 alumnos.


Lista de los Patriarcas de Bucarest


Catedral Patriarcal de Bucarest (sede del Patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana).

Arzobispos de Hungro-Valaquia

Vacante (1834-1840)


Arzobispos de Rumania.

Patriarcas de Bucarest.

Referencias

Referencias en línea


  • Datos sobre el censo de 2011

    1. «Romanian Orthodox Church» (en inglés). Bisericii Ortodoxe Române. Archivado desde el original el 29 de noviembre de 2015. Consultado el 10 de febrero de 2008.

    Bibliografía

    • Berend, Nora; Laszlovszky, József; Szakács, Béla Zsolt (2007). The kingdom of Hungary. In: Berend, Nora (2007); Christianization and the Rise of Christian Monarchy: Scandinavia, Central Europe and Rus’, c. 900-1200; Cambridge University Press; ISBN 978052187616 Plantilla:Please check ISBN.
    • Binns, John (2002). An Introduction to the Christian Orthodox Churches. Cambridge University Press. ISBN 0-521-66140-0 Plantilla:Please check ISBN
    • Boia, Lucian (2001). History and Myth in Romanian Consciousness. Central European University Press. ISBN 978-963-9116-96-2.
    • Constantiniu, Florin, O istorie sinceră a poporului român, Editura Univers Enciclopedic, Bucureşti, 2002.
    • Crowe, David M. (2007). A History of the Gypsies of Eastern Europe and Russia. Palgrave Macmillan. ISBN 978-1-4039-8009-0.
    • Cunningham, Mary B. (1999). The Orthodox Church in Byzantium. In: Hastings, Adrian (1999); A World History of Christianity; Cassell; ISBN 978-0-8028-4875-8.
    • Curta, Florin (2005). Before Cyril and Methodius: Christianity and Barbarians beyond the Sixth- and Seventh-Century Danube Frontier. In: Curta, Florin (2005); East Central & Eastern Europe in the Early Middle Ages; The University of Michigan Press; ISBN 978-0-472-11498-6.
    • Curta, Florin (2006). Southeastern Europe in the Middle Ages, 500-1250. Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-89452-4.
    • Dobre, Claudia Florentina (2009). Mendicants in Moldavia: Mission in an Orthodox Land. AUREL Verlag. ISBN 978-3-938759-12-7.
    • Eudokimov, P., Ortodoxia, Ed. Península, Barcelona, 1968.
    • Fiedler, Uwe (2008). Bulgars in the Lower Danube Region: A Survey of the Archaeological Evidence and of the State of Current Research. In: Curta, Florin; Kovalev, Roman (2008); The Other Europe in the Middle Ages: Avars, Bulgars, Khazars, and Cumans; Brill; ISBN 978-90-04-16389-8.
    • Fine, John V. A., Jr. (1991). The Early Medieval Balkans: A Critical Survey from the Sixth to the Late Twelfth Century. The University of Michigan Press. ISBN 978-0-472-08149-3.
    • Georgescu, Vlad (1991). The Romanians: A History. Ohio State University Press. ISBN 978-0-8142-0511-2.
    • Gillet, Olivier, Religion et nationalisme : l'idéologie de l'Église orthodoxe roumaine sous le régime communiste, Éditions de l'université de Bruxelles, Bruxelles, 1997.
    • Giurescu, Constantin C., Istoria românilor, volumul II, Editura Enciclopedică, Bucureşti, 2000.
    • González Montes, A., Las Iglesias Orientales, BAC, Madrid, 2000.
    • Iorga, Nicolae, Istoria Bisericii Româneşti, Bucureşti, 1908.
    • Keul, István (2009). Early Modern Religious Communities in
      East-Central Europe: Ethnic Diversity, Denominational Plurality, and
      Corporative Politics in the Principality of Transylvania (1526-1691)
      . Brill. ISBN 978-90-04-17652-2.
    • Kitromilides, Paschalis M. (2006). The Legacy of the French Revolution: Orthodoxy and Nationalism. In: Angold, Michael (2006); The Cambridge History of Christianity: Eastern Christianity; Cambridge University Press; ISBN 97805218111132 Plantilla:Please check ISBN.
    • Kristó, Gyula (2003). Early Transylvania (895-1324). Lucidus Kiadó. ISBN 978-963-9465-12-1.
    • MacKendrick, Paul (1975). The Dacian Stones Speak. The University of North Carolina Press. ISBN 978-0-8078-1226-6.
    • Madgearu, Alexandru (2004). "The Spreading of Christianity in the rural areas of post-Roman Dacia (4th-7th centuries)" in Archaeus (2004), VIII, pp. 41–59.
    • Madgearu, Alexandru (2005). The Romanians in the Anonymous Gesta Hungarorum: Truth and Fiction. Romanian Cultural Institute. ISBN 978-973-7784-01-8.
    • Magocsi, Paul Robert (2002). Historical Atlas of Central Europe. University of Washington Press. ISBN 978-0-295-98146-8.
    • Mărtinaş, Dumitru (1999). The Origins of the Changos. The Center for Romanian Studies. ISBN 978-973-98391-4-3.
    • Meyendorff, J., La Iglesia Ortodoxa, ayer y hoy, DDB, Bilbao, 1968.
    • Murdock, Graeme (2000). Calvinism on the Frontier, 1600-1660: International Calvinism and the Reformed Church in Hungary and Transylvania. Oxford University Press. ISBN 978-0-19-820859-4.
    • Niculescu, Gheorghe Alexandru (2007). Archaeology and Nationalism in The History of the Romanians. In: Kohl, Philip L.; Kozelsky, Mara; Ben-Yehuda, Nachman (2007); Selective Remembrances: Archaeology in the Construction, Commemoration, and Consecration of National Pasts; The University of Chicago Press; ISBN 978-0-226-45058-2.
    • Păcurariu, Mircea, Istoria Bisericii Ortodoxe Române, Sophia, Bucureşti 2000.
    • Pacurariu, Mircea (2007). Romanian Christianity. In: Parry, Ken (2007); The Blackwell Companion to Eastern Christianity; Blackwell Publishing; ISBN 978-0-631-23423-4.
    • Papadakis, Aristeides; Meyendorff, John (1994). The Christian East and the Rise of the Papacy: The Church 1071-1453 A.D. St. Vladimir’s Seminary Press. ISBN 978-0-88141-058-7.
    • Pop, Ioan-Aurel; Nägler, Thomas; Bărbulescu, Mihai; Dörner, Anton
      E.; Glodariu, Ioan; Pop, Grigor P.; Rotea, Mihai; Sălăgean, Tudor;
      Vasiliev, Valentin; Aldea, Bogdan; Proctor, Richard (2005). The History of Transylvania, Vol. I. (Until 1541). Romanian Cultural Institute. ISBN 978-973-7784-00-1.
    • Pop, Ioan-Aurel; Bolovan, Ioan (2006). History of Romania: Compendium. Romanian Cultural Institute (Center for Transylvanian Studies). ISBN 978-973-7784-12-4.
    • Pop, Ioan-Aurel; Nägler, Thomas; Magyari, András; Andea, Susana;
      Costea, Ionuţ; Dörner, Anton; Felezeu, Călin; Ghitta, Ovidiu; Kovács,
      András; Doru, Radoslav; Rüsz Fogarasi, Enikő; Szegedi, Edit (2009). The History of Transylvania, Vol. II. (From 1541 to 1711). Romanian Academy, Center for Transylvanian Studies. ISBN 978-973-7784-04-9.
    • Pope, Earl A. (1992). Protestantism in Romania. In: Ramet, Sabrina Petra (1992); Protestantism and Politics in Eastern Europe and Russia: The Communist and Post-Communist Eras; Duke University Press; ISBN 978-0-8223-1241-3.
    • Pozsony, Ferenc (2002). Church Life in Moldavian Hungarian Communities. In: Diószegi, László (2002); Hungarian Csángós in Moldavia: Essays on the Past and Present of the Hungarian Csángós in Moldavia; Teleki László Foundation - Pro Minoritate Foundation; ISBN 978-963-85774-4-3.
    • Schramm, Gottfried (1997). Ein Damn bricht. Die römische Donaugrenze und die Invasionen des 5-7. Jahrhunderts in Lichte der Namen und Wörter
      (A Dam Breaks: The Roman Danube frontier and the Invasions of the
      5th-7th Centuries in the Light of Names and Words). R. Oldenbourg
      Verlag. ISBN 978-3-486-56262-0.
    • Sedlar, Jean W. (1994). East Central Europe in the Middle Ages, 1000-1500. University of Washington Press. ISBN 978-0-295-97290-9.
    • Shepard, Jonathan (2006). The Byzantine Commonwealth 1000-1500. In: Angold, Michael (2006); The Cambridge History of Christianity: Eastern Christianity; Cambridge University Press; ISBN 978-0-521-81113-2.
    • Spinei, Victor (2009). The Romanians and the Turkic Nomads North of the Danube Delta from the Tenth to the Mid-Thirteenth Century. Brill. ISBN 978-90-04-17536-5.
    • Stephenson, Paul (2000). Byzantium’s Balkan Frontier: A Political Study of the Northern Balkans, 900-1204. Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-02756-4.
    • Stan, Lavinia; Turcescu, Lucian (2007). Religion and Politics in Post-Communist Romania. Oxford University Press. ISBN 978-0-19-530853-2.
    • Teodor, Eugen S. (2005). The Shadow of a Frontier: The Wallachian Plain during the Justinian Age. In: Curta, Florin (2005); Borders, Barriers, and Ethnogenesis: Frontiers in Late Antiquity and the Middle Ages; Brepols Publishers; ISBN 978-2-503-51529-8.
    • Todd, Malcolm (1992). The Early Germans. Blackwell Publishing. ISBN 978-1-4051-1714-2.
    • Treptow, Kurt W.; Bolovan, Ioan; Constantiniu, Florin; Michelson,
      Paul E.; Pop, Ioan-Aurel; Popa, Cristian; Popa, Marcel; Scurtu, Ioan;
      Vultur, Marcela; Watts, Larry L. (1997). A History of Romania. The Center for Romanian Studies. ISBN 978-973-98091-0-8.
    • Treptow, Kurt W.; Popa, Marcel (1996). Historical Dictionary of Romania. The Scarecrow Press. ISBN 978-0-8108-3179-7.
    • Wolfram, Herwig (1988). History of the Goths. University of California Press. ISBN 978-0-520-06983-1.
    • Zugravu, Nelu (1995–1996). "Cu privire la jurisdicţia creştinilor nord-dunăreni în secolele II-VIII" in Pontica (1995–1996), XXVIII-XXIX, pp. 163–181.

    Enlaces externos



  • (en rumano) [http://www.ziua.net/news.php?data=2008-01-31&id=3053 "Biserica Ortodoxă Română, atacată de bisericile 'surori'", Ziua, 31 de enero de 2008



  • En referencias a la población autóctona y de confesión ortodoxa de Valaquia.



  • Treptow et al. 1997, p. 94.



  • Papadakis, Meyendorff 1994, pp. 265-266.



  • Sedlar 1994, pp. 40-41.



  • Makkai, László (2001). «The Hussite Movement and the Peasant Revolt». History of Transylvania, Volume I: From the Beginnings to 1606. mek.niif.hu (Magyar Elektronikus Könyvtár). Consultado el 4 de marzo de 2011.



  • Sedlar 1994, p. 189.



  • Pop et al. 2006, p. 237.



  • Keul 1994, p. 47.



  • Pop et al. 2009, p. 231.



  • Keul 1994, pp. 94-96.



  • Keul 1994, p. 105.



  • Treptow, Popa 1996, p.101.



  • Pacurariu 2007, p. 187



  • Pop et al. 2006, pp. 356-357.



  • Georgescu 1991, p. 90.



  • Treptow, Popa 1996, p. 133.



  • Magocsi 2002, p. 117.



  • Treptow, Popa 1996, p. 179.



  • Pacurariu 2007, pp. 199-200.



  • No hay comentarios:

    Publicar un comentario