viernes, 12 de febrero de 2016

Devoción y patrimonio artístico en torno de Nuestra Señora de la Asunción en Jumilla (Región de Murcia)

Devoción y patrimonio artístico en torno de Nuestra Señora de la Asunción en Jumilla (Región de Murcia)

Esta es la versión html del archivo http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4104154.pdf.
G o o g l e genera automáticamente versiones html de los documentos mientras explora la Web.











Page 1

Devoción y patrimonio artístico en torno de
Nuestra Señora de la Asunción en Jumilla
(Región de Murcia)


Francisco Javier DELICADO MARTÍNEZ
Departamento de Historia del Arte
Universitat de València
I.
Introducción.
II. La devoción a Nuestra Señora de la Asunción en Jumilla:
Liturgia, teatro sacro y cofradía.
III. Jumilla y la ermita de San Agustín, “casa propia” de la patrona
asuncionista.
IV. Patronos y mecenas.
V. La ermita de San Agustín de Jumilla, en la literatura artística.
VI. Génesis histórica y arquitectura.
VII. Patrimonio mueble: Obras de pintura y escultura.
VIII. Artes suntuarias (bordados y orfebrería).
IX. Unas consideraciones finales.


Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial 2012, pp. 901-926
ISBN: 978-84-15659-00-6



I. INTRODUCCIÓN
La tradición que atestigua la Asunción de María es extrabíblica y su
relato se encuentra bajo diversas formas en una copiosa literatura apócrifa, a
través de la Dormitio de Juan el Teólogo (siglos IV-V), el Evangelio copto
del Pseudo Bartolomé, el Tránsitus latino del Pseudo Melitón de Sardes (s.
VI) y la narración de Juan, arzobispo de Tesalónica (s. VII)1.
La Asunción de la Virgen (Pío XII la declaró dogma de fe en 1950), es
una de las festividades marianas más celebradas por el orbe cristiano y
consta entre las más antiguas de España. Es la fiesta del triunfo de María,
con su gloriosa asunción en cuerpo y alma al cielo para ser coronada por
reina y señora de todo lo creado. Su culto se afianzó en Oriente en torno del
siglo V bajo la advocación de “La Dormición de María” y en el VIII se
varió por el título de “La Asunción”.
En la Europa occidental aparece esta fiesta en la Roma a fines del siglo
VII, instituida por el papa Sergio I, alcanzando preponderancia bajo el rito
mozárabe (siglo XI). También, adquiere durante la Baja Edad Media un gran
protagonismo el teatro asuncionista medieval en países como Francia (Le
Puy de Valenciennes, 1229; Bayeux, 1323), Italia (Laudas de Perusa y Orvieto)
e Inglaterra, desde donde se difunde en suelo hispano por la Corona de Aragón,
existiendo noticias de la representación de misterios asuncionistas en las
catedrales de Lleida, Perpinyà y Palma de Mallorca (1399), y documentándose en
el siglo XV estas escenificaciones en la catedral de Valencia, y poblaciones
de Castellón y Elche (el célebre “Misteri d´Elx”, un drama sacro litúrgico
musical declarado en 2001 por la UNESCO obra maestra del patrimonio oral
e inmaterial de la humanidad)2. De igual modo, muchas iglesias parroquiales
de villas y ciudades se consagrarán bajo la advocación de Nuestra Señora de
la Asunción (Vich, Bocairent, Alicante, Elche, Novelda, Yecla, ...).
Sabido es que tras la Reconquista del territorio murciano a los árabes, se
introduce en la villa de Jumilla el culto a la Virgen María bajo la advocación


1 REVILLA, F., Diccionario de iconografía. Madrid, Ediciones Cátedra, S.A., 1990, p. 47.
2 CATALÁ GORGUES, M. A., La Asunción de la Virgen en la historia, la literatura y el


arte del pueblo valenciano. Generalitat Valenciana, Valencia 2010, pp. 121-155.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 903


de Nuestra Señora de Gracia3, que será venerada desde la época de Alfonso
X El Sabio (siglo XIII) en la iglesia aledaña al castillo hasta bien entrado el
quinientos, momento en que pierde el patronazgo en beneficio del de Nuestra
Señora de la Asunción4.
(Región de Murcia)
La festividad de la Asunción es una celebración de honda raíz en la
Región de Murcia, que está presente en poblaciones como Abanilla, Águilas,
Blanca, Cieza, Jumilla, Mazarrón y Villanueva del Río Segura.
Iconográficamente, los primeros ejemplos de la Dormitio (o “Sueño de la
muerte”), tanto en la pintura oriental como luego en escultura y en las artes
menores, representarán a la Virgen María tendida sobre un lecho en el apacible
sueño de la muerte y rodeada de apóstoles; esquema que pronto será asimilado
por el arte occidental en portadas románicas, retablos góticos y pintores del
Renacimiento (Andrea Mantenga) y del Barroco (Michelangelo Merisi da
Caravaggio)5.
II. LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN EN
JUMILLA: LITURGIA, TEATRO SACRO Y COFRADÍA
La devoción en Jumilla a Nuestra Señora de la Asunción -en los documentos
es citada como Nuestra Señora de Agosto- arranca de la segunda mitad del siglo
XVI, en la que el medievalista Alfonso Antolí ha hecho ver que la primera
mención a la imagen data de 1592, fecha en la que Ana Bernal le deja una
manga de terciopelo negro para que “con ella se aforre i guarnezca una
ropa que se hará para Nuestra Señora”6, mientras que dos años después
Juan Guardiola y Juan Bernal declaran haber sido mayordomos y adquirido
algunos efectos para vestir la imagen, lo que implica el que ya existiera una
cofradía de esta advocación y se celebrara su festividad; onomástica que
tuvo al principio escasa repercusión, pese a estar costeada por el Concejo,


3 La arcaizante talla escultórica de Nuestra Señora de Gracia, traída desde Lorca en 1280,


recibió culto en la ermita del castillo hasta bien avanzado el siglo XIX, momento en que fue
trasladada a la Iglesia mayor de Santiago, permaneciendo alojada en la sacristía vieja hasta
que causó pérdida en julio de 1936; Véase GUARDIOLA TOMÁS, L., Historia de Jumilla.
Sucesores de Nogués, Murcia 1976, p. 40, nota 7.


4 CANICIO CANICIO, V., “Las patronas de Jumilla: Nuestra Señora de Gracia y Nuestra


Señora de la Asunción”, en Revista-Programa de las Fiestas Patronales en honor de Nuestra
Señora de la Asunción de Jumilla – 2011. Jumilla, Cofradía de Nuestra Señora de la
Asunción, julio-agosto 2011, Núm. 12, pp. 87-91.


5 CATALÁ GORGUES, M. A., o.c., pp. 236-238.
6 ANTOLÍ FERNANDEZ, A., Muerte y religiosidad popular en Jumilla durante la época


de los Austrias (siglos XVI-XVII). Imp. Lencina, Jumilla 2005, pp. 40 y 89.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
904


que durante la primera mitad del siglo XVII se las veía y deseaba para que
gozara de una mayor participación del pueblo, promoviendo algunas diversiones
a tal fin, como una fiesta de “moros y cristianos” -se argumenta como de las
más antiguas del Reino de Murcia y de ella hay constancia en las actas
municipales de 1614/1616-, con alardes de armas7, en los que se dejaba
correr la pólvora, y las corridas de toros celebradas en la plaza de Abajo;
función que duró escasos años8.
Se trataba de una fiesta de carácter oficial sufragada por la corporación
municipal que consistía en el traslado de la imagen desde la Ermita de Santa
Catalina (se hallaba situada al final de la actual calle de Cantarerías, luego
derruida) al templo parroquial donde se le dedicaba un novenario, mientras
que cada 15 de agosto se escenificaba (se conserva todavía la tramoya aérea
en buen estado) en la nave gótica del templo santiaguista el auto sacramental o
drama sacro-lírico del tránsito y asunción de María a los cielos (a semejanza del
“Misteri de l´Assumpció” de Elche); y representación que sería abolida en
1709 por el cardenal Luis Antonio de Belluga y Moncada.
Sobre la antigüedad de la cofradía escasas referencias se tienen al
respecto cifrando la fecha más antigua la ya mentada de 1594, lo que da a
entender que ya existía la hermandad en la última década del siglo XVI,
conociéndose por las actas capitulares que en 1672 se decreta hacer una
cofradía abierta, donde “se nombren sus mayordomos de un año para otro”,
consignando el Ayuntamiento 700 reales de vellón con el producto procedente
de la Dehesa del Horno de Santiago de la villa “para hacer festejos y no ha
de faltar la asistencia, gasto y adorno del culto divino”9, confirmando con
ello en la época el patronazgo del Concejo.


7 Las fiestas de Moros y Cristianos y sus alardes de armas, sus banderas y sus rituales, tan


relevante en su recreación en poblaciones del entorno como Caudete (Albacete) y Sax
(Alicante) –según ha hecho observar nuestro colega Liborio Ruiz Molina-, constituyen hoy en
cualquier población un rasgo de la cultura inmaterial y una evidente pervivencia de antiguos
ritos milicianos, y por consiguiente la pervivencia de contenidos de corte político-institucional
que permite comprender las viejas formas de organización militar municipal propias del
Antiguo Régimen de la Monarquía Hispánica (la defensa del territorio por sus propios
habitantes), que estuvieron vigentes en época de Felipe III. Véase al respecto RUIZ MOLINA, L.,
“Pervivencias del ritual miliciano en rituales festivos actuales: Una línea de trabajo”, en Las milicias
del Rey de España. Sociedad, política e identidad de las Monarquías Ibéricas (coord. José J. Ruiz
Ibáñez). Fondo de Cultura Económica, Madrid – México 2009.


8 DELICADO MARTÍNEZ, F. J., “Lo sagrado y lo profano en la liturgia del noreste de la


Región de Murcia: Devoción popular, arte y ritual en el marco histórico de Yecla y Jumilla”,
en Actas del Simposium “Religiosidad popular en España”. San Lorenzo del Escorial
(Madrid). Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, 1997, t. II, p. 567.


9 AHMJ (Archivo Histórico Municipal de Jumilla). Actas Capitulares. Libro VIII de


Acuerdos. Acta municipal de 27 de diciembre de 1672. Ms.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 905


Mas tardíamente, avanzado el siglo XVIII, por un memorial o “Relación
de Cofradías del Reyno de Murcia”, mandado censar por el conde de Aranda
en 1770 y que forma parte del Expediente General de Cofradías del Reino de
España, incoado por la administración borbónica durante el reinado de
Carlos III, se tiene noticia de la existencia en la villa de Jumilla de 27
hermandades o cofradías: 16 establecidas en la parroquia de Santiago, 6 en
los conventos franciscanos (Las Llagas y Santa Ana) y 5 en ermitas
(particularmente en la de Santa María de la Cabeza o del Rabal).
Dicha relación manuscrita, redactada en 1770 por las autoridades jumillanas,
trata ampliamente de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción y del
número de mayordomos de que constaba, siendo seis de ellos, junto con el
capellán designado por el Concejo de la villa, los encargados de velar
anualmente por el buen funcionamiento de la fiesta, teniendo lugar un
novenario, con el traslado procesional de la imagen asuncionista desde la
ermita de Santa Catalina a la iglesia parroquial de Santiago, en la que
permanecía por espacio de once días, teniendo lugar diversos actos en su
honor, con la celebración en el día de su festividad de misa mayor
acompañada de la “Capilla de Música” de Santiago, procesión, cánticos y
rezos varios, hasta su devolución a la ermita. También, proporciona noticia
del aniversario por las almas de los cofrades fallecidos y de los gastos de que
había lugar anualmente en cada celebración, estimados en 900 reales de
vellón, de los cuales el Ayuntamiento como patrono aportaba de sus propios
300 reales (concedidos según una Real Provisión aprobada en Madrid en
1724), mientras que la cantidad restante tenía que ser costeada por los propios
cofrades.
Ninguna otra anotación de interés hallamos en el referido “memorial”,
tanto en lo que incumbe a la creación de la cofradía como a la fundación de
su patronazgo por el Concejo -textualmente dice “de tiempo inmemorial”-
que no debieron de producirse de una manera reglada hasta muy avanzado el
siglo XVII, según en su momento argumentaron los historiadores Lorenzo
Guardiola Tomás y Vicente Canicio Canicio10, independiente de que exista
noticia de su culto ya en el siglo anterior, registrando los libros de cuentas
capitulares -según el primero de los autores citados- el asiento de una serie
de gastos ocasionados en 1598.
El memorial al que aludimos y que se transcribe, titulado “Relación que
el Ayuntamiento de esta Villa de Jumilla da de las Hermandades, Cofradías
y Congregaciones que hay en ella para el culto y veneración de Jesucristo,


10 GUARDIOLA TOMÁS, L., o.c., pp. 140-141; CANICIO CANICIO, V., o.c., p. 16.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
906


su Madre Santísima y algunos santos y santas, en virtud de lo mandado por
el Sr. conde de Aranda, Presidente de Castilla y Carta orden del Sr.
Intendente de Murcia y su Reino”, dado en Jumilla en 14 de diciembre de
1770 y firmado por Miguel Pérez de los Cobos, Francisco Fernández Tomás,
Francisco Ximénez, Joseph Francisco Martínez del Portal y Bartolomé
Ximénez de Notal, redactado con grafía setecentista, dice así a la letra:
“N(uest)ra S(eño)ra de la Asunción, patrona de este Concejo, tiene
cofradía que consta de setenta y dos maiordomos, de los quales seis por
turno cada año. Juntamente con el Capellán que tiene nombrado la Villa,
cuidan de zelebrar la festividad de N(best)ra S(eño)ra, que se reduze a
traherla desde su hermita extramuros de esta villa -Santa Catalina- en
prozesión a la parroquia; hazer otra prozesión con la S(an)ta Ymagen en el
día propio de N(uest)ra S(eño)ra, en el que con música de la parroquia se
canta solemnem(en)te una misa y se aplica un sermón, y por espacio de onze
días que permaneze la s(an)ta Ymagen en la Yglesia parroquial, entonados
ellos por los eclesiásticos y músicos se canta una misa y por la tarde un
himno y salve en cuias funciones harden doce blandones y otras tantas
velas; y al día siguiente de cómo se conduze en prozesión la Ymagen de
N(uest)ra S(eño)ra a su hermita; se celebra un aniversario por las almas de
los cofrades difuntos. Todo lo qual trahe de gasto anualm(en)te como unos
novecientos reales; acorta diferencia que pagan dichos maiordomos y
cofrades. Juntamente con este Concejo que, como patrono de tiempo
inmemorial de dicha S(an)ta Ymagen, concurre el Aiuntam(ien)to con
trescientos y sesenta reales, que le están consignados a este efecto por el
R(ea)l Consejo en el reglam(en)to de propios, de cuio caudal se libran. El
mismo real permiso obtuvo este Aiuntam(ien)to por Real Provisión su fecha
en Madrid a veinte y uno de octubre de mil setecientos veinte y quatro por
ante Dn. Miguel Fer(nánde)z Munilla, por la qual se concedió lizencia y
facultad para que esta Villa como patrona pudiese librar y librase del
producto de sus propios, trescientos reales de vellón cada año, a efecto de
hazer los gastos de la celebridad de la fiesta de esta S(an)ta Ymagen. Esta
cofradía se halla también aprobada por el ordinario eclesiástico”11.
Tras la desaparición de la cofradía en el siglo XIX, en 1991 se reorganiza
la hermandad mediante acta fundacional con la denominación de Cofradía


11 AHN (Archivo Histórico Nacional), Sección Consejos, Leg. 7904. “Relación de Cofradías


del Reyno de Murcia”, nº 36. “Relación que el aiuntam(ien)to de esta Villa de Jumilla da de las
Hermandades, Cofradías y Congregaciones que hai en ella p(ar)a el culto i veneración de
Jesucristo, su Madre Santísima y algunos santos y santas, en virtud de lo mandado por el Excmo,
Sr. Conde de Aranda, Presidente de Castilla y Carta orden del Sr. Intendente de Murcia y su
Reino”. Jumilla, 14 de diciembre de 1770. Ms., fs. 78 vº y 79 rº y vº.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 907


de la Virgen Nuestra Señora de la Asunción, patrona de Jumilla, siendo de
carácter abierto y contando con una junta directiva, que es la encargada de
nombrar los mayordomos sobre los que recae el peso de la organización de
los festejos asuncionistas. La cofradía se erigió canónicamente como
asociación pública de fieles, contando con Estatutos propios, siendo
aprobada “ad experimentum” (es decir, limitada en el tiempo) por decreto de
Javier Azagra, obispo de la diócesis, en 1997. Desde el año 2000 viene
editando un boletín participativo de la fiesta, con la programación propia de
los actividades que se desarrollan -Feria y Fiesta de la Vendimia, y Fiesta de
Moros y Cristianos (recuperada en 1987 tras tres siglos sin celebración)- y
colaboraciones firmadas de temas relacionados con la devoción popular, el
patronazgo y su onomástica.
En la actualidad el acto de suma trascendencia de las fiestas de la
Asunción en Jumilla -según recuerda Rodríguez Macià12-, aparte del pregón
y de la ofrenda floral, es la procesión que se celebra en la tarde del día de su
onomástica (15 de agosto), que parte de la Parroquia mayor de Santiago y
recorre las principales calles y plazas de la ciudad. Va presidida por el clero
y el concejo, acompañados de una comparsa de Moros y Cristianos, de la
Federación de Peñas de las Fiestas de la Vendimia y de los Grupos de Coros
y Danzas “Francisco Salzillo”, con el fin de proporcionar al cortejo mayor
esplendor.
La imagen de Nuestra Señora de la Asunción ha sido coronada canónicamente
de reciente, en acto solemnísimo celebrado en la parroquia mayor de
Santiago, en la mañana del domingo 11 de diciembre de 2011, presidido por
el Obispo de la diócesis de Cartagena José Manuel Lorca Planes13, estando
acompañada la efigie mariana de las imágenes de la abuela Santa Ana (de
promedios del siglo XVI) y del salzillesco Cristo amarrado a la columna
(1756), ambas de gran devoción en la localidad. La celebración contó con la
asistencia de numerosos feligreses y autoridades civiles y eclesiásticas, y
supuso la 403 de las coronaciones canónicas llevadas a cabo en España desde el
año 1881, en que se iniciaron.


12 RODRÍGUEZ MACIÀ, M., “La festa de l´Assumpció a la ciutat de Jumilla”, en


Stichomythia (Revista de Teatro Contemporáneo). Universitat de València, Departamento de
Filología Española, 9 (2009) 52.


13 MATEO, I., “Jumilla: La Asunción luce corona. El obispo preside el acto canónico de la


Patrona”, en Diario La Verdad. Murcia, Núm. 34.395, lunes 12 de diciembre de 2011, p. 17.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
908


III. JUMILLA Y LA ERMITA DE SAN AGUSTÍN, “CASA PROPIA”
DE LA PATRONA ASUNCIONISTA
En la ciudad de Jumilla (Región de Murcia), sobre el lugar que ocupara la
antigua Ermita de San Agustín, de fines del siglo XVI, en la parte sur de la
población, en plena huerta y junto al camino que discurre hacia Granada, se
halla emplazada la Ermita de San Agustín14, un edificio de transición entre el
barroco regional y el neoclasicismo construido exento durante el último tercio del
siglo XVIII, de una gran unidad formal, con una tipología constructiva y de
disposición en planta (de cruz latina, de una sola nave con capillas laterales) que
emparenta con otros templos de la región; edificio que se singulariza por su
esmerado espacio arquitectónico interior, de significativa estética visual y
que acoge en su interior (desde 1777) la imagen yacente vestidera de Nuestra
Señora de la Asunción, patrona de la localidad.
Era ésta –ha puesto de relieve el arqueólogo e historiador Hernández
Carrión15- la última ermita (antecedían las de San Antón y de San Roque) del
Camino de Granada y Cieza, y tanto es así que en la actualidad la ermita de
San Agustín constituye una barrera psicológica entre el campo y la ciudad,
siendo un ejemplo palpable de ello el que las autoridades civiles y el pueblo
reciban o despidan en romería al “Cristo amarrado a la columna” de Francisco
Salzillo (que guarda el convento franciscano de Santa Ana), en este enclave
geográfico, erigiéndose como frontera imaginaria del municipio.


14 Nada se ha investigado acerca del por qué de la devoción en Jumilla al santo de Hipona,


uno de los grandes Padres de la Iglesia latina que ya recibía culto en 1565 -debió de
introducirse tras el Concilio de Trento- y cuya onomástica constituía en el siglo XVII una de
las fiestas principales en la villa. Por una “Relación de Cofradías del Reyno de Murcia”,
mandadas censar por el conde de Aranda en 1770, existe noticia de la Cofradía de San
Agustín de Jumilla, de la que se dice: “San Agustín. Hai cofradía del señor San Agustín cuio
principio es inmemorial y en un libro maltratado que tiene la maiordomía se encuentran sus
decretos del año de mil quinientos sesenta y cinco; el número de cofrades es de veinte y
quatro por orden sucesivo de familias y linaje de los fundadores: Por turno cada año salen
dos mayordomos que cuidan de la festividad del santo, que se zelebra con vísperas,
prozesión, misa y sermón, y al día siguiente un aniversario por las almas de los cofrades
difuntos, en todo lo qual hai ciento quarenta y quatro reales de gasto que se reparten entre
los veinte y quatro cofrades y los dos maiordomos de turno cuidan de cobrarlo. La cofradía
asiste con cuatro bllandones al entierro del cofrade, No aparece del real consentimiento,
pero tiene la aprobación del ordinario eclesiástico”. (A.H.N.), Sección Consejos, Leg. 7904.
“Relación de Cofradías del Reyno de Murcia”, nº 36. “Relación que el aiuntam(ien)to de esta
Villa de Jumilla da de las Hermandades, Cofradías y Congregaciones que hai en ella...”.
Jumilla, 14 de diciembre de 1770. Ms., f. 82 rº y vº.


15 HERNÁNDEZ CARRIÓN, E., “Jumilla monumental”, en (de VV. AA.), Jumilla


(Colección “Guías Everest”). Editorial Evergráficas, León 1989, pp. 93-94.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 909


Como se ha esbozado en otro lugar -y viene al caso recordar aquí-, el
aumento demográfico surgido a promedios de la centuria (4.450 habitantes
tenía Jumilla en 1759 y 6.489 pobladores en 1787), llevó a planificar el
crecimiento urbano en los arrabales de la parte oriental de la población, a la
falda del monte, mediante disposiciones administrativas que regulaban las
construcciones, el ancho de las calles y la delimitación de los solares,
siguiendo como en tantos otros lugares, villas y ciudades del antiguo Reyno
de Murcia, un esquema en retícula, en un momento en el que se contaba con
suficientes recursos económicos derivados de los cereales, el moreral
(inmensas plantaciones hubo bordeando la Cañada del Judío), la vid, el olivo
y el azafranal en la villa por explotación de enfiteusis (la zona de mayor
valor agrícola fue siempre El Prado, regada con agua de la Fuente Principal),
para llevar a cabo grandes empresas de carácter religioso, edilicio o privado,
como fueron la ampliación de la Iglesia mayor de Santiago (portalón del
atrio, 1740; nueva sacristía, 1749-1755; y capilla de la Comunión, 1768-1775),
la erección de la Iglesia de ayuda del Salvador (1769-1786) y del nuevo Pósito
de grano (ca. 1775) –consideradas las dos obras más importantes realizadas en la
época16-, la renovación de la ermita de San Roque (1792) y la construcción de
diversas casonas solariegas.
IV. PATRONOS Y COMITENTES
El patronazgo del Concejo debió ser efectivo a partir de 1614/1616, data
de la que hay constancia en que el Ayuntamiento nombraba Comisarios y
Mayordomos para la celebración de la festividad de la “Virgen de agosto”,
asignando para los gastos el producto de las tierras de la Dehesa del Horno
de Santiago, consolidándose este patronazgo en el transcurso del siglo XVIII
y contando en este tiempo la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción con
72 mayordomos, según relacionamos en otro lugar.
También, hay noticia en 1684 de la construcción de un nevero en la sierra
del Carche explotado por Fernando Lozano Abellán y Cosme Tomás Abellán,
caballeros de las Órdenes de Santiago y de Montesa, con cuyo producto por
la venta de nieve se contribuía al sostén del culto y festejos de la imagen en el
novenario que anualmente se le dedicaba17; y pozo de nieve que contribuiría


16 MORALES GIL, A., “Introducción” a Jumilla, 1755, según las Respuestas Generales


del Catastro de Ensenada. TABAPRESS, S.A. (Colección Alcabala del Viento, Núm. 20),
Madrid 1990, p. 16.


17 LOZANO PÉREZ, J. Mª, “El patronazgo de Nuestra Señora de la Asunción: El pozo de


la nieve de la sierra del Carche”, en el Boletín de la Cofradía de Nuestra Señora de la
Asunción. Imp. Vilomara, Jumilla 2002, pp. 16-18.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
910


sin duda en este legado pío a sufragar parte de los gastos de la renovada
Ermita de San Agustín a fines del setecientos18.
En 1750 el concejo y los cofrades, previo planteo en alguna visita pastoral,
acuerdan remodelar la Ermita de San Agustín (de fines del XVI) para
colocar “en casa propia a su patrona Nuestra Señora de la Asunción” -que
se hallaba “de prestado” en la Ermita de Santa Catalina-, solicitándose el
correspondiente permiso del Obispado de Cartagena, que será concedido en
dicho año por el provisor y vicario de la diócesis, derribando la vieja ermita
y erigiendo sobre su solar otra de nueva fábrica, decidiendo dar principio a
las obras cuyo inicio -en nuestra opinión- se dilatará por espacio de veinte
años, adjudicándose éstas hacia 1770 y concluyendo en 1776. Un año después la
imagen de Nuestra Señora sería entronizada con procesión general, música y
campanas. Para costear los gastos se contaba con las rentas de la Dehesa del
Horno de Santiago, las del propio Concejo como patrono y la contribución
de los devotos. A tal fin, también, se organizaron festejos populares y se fundaron
unas pías memorias para el sostenimiento del culto.
Para el mantenimiento del culto a la Asunción se destinarían unas obras
pías19 a partir de 1781, siendo varios los testamentos que dejan propiedades
de inmuebles y tierras de labor (viñedos y olivares) a la patrona, con cuyos
productos se atendería el cuidado de la imagen, la obra de la ermita, la aneja
casa del ermitaño y la celebración de actos en su festividad, según ha
investigado Vicente Canicio20 en diversos codicilos, hasta que el Real
Decreto (Carlos IV), de 19 de Septiembre de 1798 dispuso la “enajenación
de todos los bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de
misericordia, de reclusión y de expósitos, cofradías, memorias, obras pías y
patronatos de legos,...”21, que serían puestos en pública subasta -previa


18 La venta de nieve, como elemento esencial para la conservación de alimentos, fue una


actividad muy lucrativa en el transcurso del siglo XVIII. Sobre el tema consúltese GIL
MESEGUER, Encarnación / GÓMEZ ESPÍN, J. Mª, “Los pozos de nieve en la Región de
Murcia”, en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes. Universidad de Murcia, Secretariado
de publicaciones e Intercambio Científico, vol. I, 1987, pp. 633-645.


19 Las Obras (o Memorias) Pías consistían en unas fundaciones perpetuas a medio camino


“entre la beneficencia y la familiáritas” de carácter benéfico, en las que se establecían una
serie de servicios piadoso-asistenciales más o menos amplios sobre una base patrimonial,
fijando también las condiciones, los beneficiarios y el funcionamiento. Los bienes que se
destinaban a tales instituciones formaban un todo indivisible que pasaba a formar parte del
patrimonio de la Iglesia como propiedades vinculadas, por lo que no se podían enajenar sin el
permiso de las autoridades eclesiásticas, salvo excepciones. Estaban libres de impuestos y
sucumbieron enajenadas bajo los decretos desamortizadores.


20 CANICIO CANICIO, V., o.c., pp. 18-20.
21 Real Decreto (Carlos IV), de 19 de Septiembre de 1798: “Continuando en procurar por


todos los medios posibles el bien de mis amados vasallos en medio de las urgencias presentes



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 911


autorización del Breve Pontificio (Pío VII), de 14 de Junio de 1805-, siendo
la patrona de Jumilla desposeída de todas sus propiedades (bienes urbanos y
rústicos) y teniendo que subsistir con las limosnas de los propios vecinos,
hasta que en siglos venideros será el Ayuntamiento de la ciudad como
patrono el que se hará cargo del cuidado de la ermita de San Agustín –dos
rehabilitaciones del edificio consecutivas (1948-1950 y 2003-2004)- y de la
subvención de las fiestas (desde 1987) y de los actos que se celebren en
honor de Nuestra Señora de la Asunción.
V. LA ERMITA DE SAN AGUSTÍN, DE JUMILLA, EN LA
LITERATURA ARTÍSTICA
La historiografía ha silenciado -no sabemos a qué circunstancias debidas-
la trayectoria de la actual Ermita de San Agustín, de Jumilla, con ser centro
espiritual de la población al acoger en la misma desde 1777 la imagen de
Nuestra Señora de la Asunción, patrona de la ciudad. En el transcurso de sus
cerca de 250 años de historia, escasos son los estudios que ha generado el
templo de referencia, que se resumen de una manera secuenciada en el
presente epígrafe, precisando o rectificando postulados a través de lo
investigado con posterioridad, y siguiendo en el presente trabajo de investigación
planteamientos y metodologías ya aplicados a estudios anteriores sobre el
patrimonio histórico, artístico y cultural de Jumilla.
El primero de los autores en proporcionar noticia del edificio es Bernardo
Espinalt y García, en el “Atlante Español”, Tomo I, dedicado al “Reyno de
Murcia” (1778), quien al tratar de las ermitas de Jumilla apunta: “A la salida
de la villa para Granada, hay un arco, en cuya superficie está una hermita
de San Roque. A corta distancia se encuentra otra de San Antonio Abad; y
algo más adelante otra, con título de Nuestra Señora de la Asunción, que


de la Corona, he creído necesario disponer de un fondo cuantioso que sirve al doble objeto de
subrogar en lugar de Vales Reales otra deuda con menor interés e inconvenientes, y de poder
aliviar la industria y comercio con la extinción de ellos, aumentando los medios que para el
mismo intento están ya tomados: y siendo indispensable su autoridad soberana para dirigir a
esos y otros fines del estado los establecimientos públicos, He resuelto, después de un maduro
examen, se enajenen todos los bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de
misericordia, de reclusión y de expósitos, cofradías, memorias, obras pías y patronatos legos,
poniéndose los productos de estas ventas, así como los capitales de censos que se redimiesen
pertenecientes a estos establecimientos y fundaciones, en mi Real Caja de amortización bajo
el interés anual de tres por ciento...”. Vide CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F. J.,
“Textos legales de las desamortizaciones eclesiásticas”, en Actas del Simposium “La
desamortización: El expolio del patrimonio artístico y cultural de la Iglesia en España”. San
Lorenzo de El Escorial (Madrid), Colección del Instituto Escurialense de Investigaciones
Históricas y Artísticas, Nº 25, Ediciones Escurialenses (EDES), 2007, pp. 8-9.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
912


antes era de San Agustín”22. El oficial de correos relata con exactitud
meridiana la noticia, habida cuenta que un año antes habían concluido las
obras de la nueva ermita y se había entronizado la imagen asuncionista.
Promediando el siglo XIX Pascual Madoz e Ibáñez en su “Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar”,
Tomo IX, edición de 1847, pondera la construcción de la obra y el relevante
camarín que acoge la ermita cuando dice: “Dentro de esta villa hay cuatro
ermitas, la antigua parroquia de Santa María, obra del siglo X -era del XV-
donde predicó San Vicente Ferrer en lengua lemosina, cuyo sermón escrito
de su puño se conserva en los archivos de la misma; y las de San Roque, San
Antón y Nuestra Señora de la Asunción, nada contienen de notable, excepto
la última que es de buena fábrica con un famoso camarín23. La adjetivación
“famoso camarín” viene a corroborar lo anotado en unos documentos de pías
memorias (que forman parte de un auto judicial fechado en 1807),
pertenecientes a un estado de cuentas y trascrito recientemente por el
publicista Vicente Canicio, que proporciona noticia de algunas de las obras
llevadas a cabo en la ermita, entre ellas, de los adornos interiores de talla del
camarín y del retablo del presbiterio, cuya autoría incumbe al arquitecto y
maestro tallista José Gonzálvez de Coniedo; facultativo que en nuestro criterio
debió ser también el trazista de la fábrica de la Ermita de San Agustín, y que
confirmaría lo suntuoso del ornato interno de dicho transparente; decoración
que causaría pérdida en la guerra civil.
En la centuria siguiente el escritor jumillano José Vicente Mateo, en su
obra “Murcia”, dada a conocer en 1971, de la serie “Guías de España”, alude
a la patrona y a la ubicación y paraje de la ermita, al anotar: “En la huerta,
junto al clausurado ferrocarril económico que enlazaba Cieza con Villena
funcionó hasta 1969-, una singular construcción en piedra sin labrar,
fundamento de no sé cuantas historias locales, el Casón, túmulo funerario
paleocristiano del siglo IV, ha sido declarada de interés histórico-artístico.
A ella se va por el Paseo de la Asunción, con la ermita de San Agustín, de
donde arrancan los caminos a la Venta del Olivo y a Santa Ana del Monte.
La patrona de Jumilla es Nuestra Señora de la Asunción, pero como si no.
Los fervores de mis paisanos se congregan en Santa Ana, la abuelica Santa
Ana, que tiene santuario franciscano, en la Umbría del Collado homónimo,
entre fontanas y pinares”24.


22 ESPINALT Y GARCIA, B., Atlante Español o Descripción de todo el Reyno de España,


(dedicado al “Reyno de Murcia”), Imp. de Pantaleón Aznar, Madrid 1778, t. I, pp. 49-50.


23 MADOZ E IBÁÑEZ, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus


posesiones de Ultramar. Imp. de Pascual Madoz, Madrid 1847, t. I, p. 662.


24 MATEO, J. V., Guías de España. Murcia. Ed. Destino, Barcelona 1971, pp. 399-401.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 913


El médico, poeta y escritor local Lorenzo Guardiola Tomás, en su
“Historia de Jumilla”, impresa en 1976, se hace también escueto eco del
inmueble, cuando refiere: “En plena huerta y junto al camino de Santa Ana
se levantó esta ermita en 1570. Por esta fecha se concedió licencia para su
bendición. En 7 de septiembre de 1750 los regidores de la villa acordaron
que la Virgen de la Asunción pasase a San Agustín para ser venerada en
este recinto”25; y profundiza luego con amplitud acerca del origen, devoción
y patronazgo asuncionista en la villa, basándose en los asientos anotados en
los Libros de Cuentas de Propios municipales, afirmando que la imagen de
Nuestra Señora de la Asunción era ya objeto de culto en 1598, celebrándose
su festividad (Virgen de Agosto) con actos religiosos y regocijos populares -
corridas de toros en la plaza de Abajo- subvencionados en su mayoría por el
Concejo, desconociéndose en ese tiempo si existía o no cofradía alguna
encargada de su culto, mencionando que será hacia 1610/1634 cuando se hable
de cofradía y de mayordomía26; y tema éste del que nos ocupamos líneas adelante.
Sin embargo, la aportación más notable sobre el templo de referencia
compete al historiador y arqueólogo Emiliano Hernández Carrión, en la popular
guía Everest de “Jumilla”, editada en 1989, con reedición posterior en 2007,
quien en su discurso trata de la morfología del edificio, de su arquitectura y
rehabilitación en 1950, haciendo especial mención de la imagen de Nuestra
Señora de la Asunción, obra del escultor Ignacio Pinazo, y del camarín o
transparente que la acoge27.
Significativos documentos gráficos, por otra parte, lo constituyen las
antiguas fotografías del santuario y de la imagen titular, que recoge el presbítero
José Mª Lozano Pérez, en la obra “Jumilla, ayer (1880-1935). Imágenes para
la memoria”, publicada por la Asociación de Amigos de Jumilla en 1994.
Así, con los núms. 13 y 14 aparecen reproducidas sendas instantáneas (de
hacia 1925-1928) de la Ermita de San Agustín con la aneja estancia (casa de
tejavana) del ermitaño situada en el lado del Evangelio, vistas desde la vía
férrea y desde la carretera de Cieza y paseo de la Asunción; con los núms. 97
y 98, otras dos reproducciones (por 1924), del templo y un detalle de la
antigua imagen yacente de Nuestra Señora de la Asunción –cuya efigie,
barroca, no creemos anterior al siglo XVII según revelan los detalles estilísticos
del rostro-; y con el núm. 102, otra fotografía de la Ermita de San Agustín,
tomada desde la cabecera, punto en el que finalizaba el paseo de la Asunción28.


25 GUARDIOLA TOMÁS, L., o.c., 1976, p. 102.
26 Ibidem, pp. 140-141.
27 HERNÁNDEZ CARRIÓN, E., o.c., pp. 93-94.
28 LOZANO PÉREZ, J. Mª, Jumilla, ayer (1880-1935). Imágenes para la memoria.


Asociación de Amigos de Jumilla (Colección “Cuadernos Culturales”, Núm. 5), Jumilla 1994,
pp. 23, 73 y 77.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
914


Por último, relevante es el estudio que lleva a cabo el erudito Vicente
Canicio Canicio, titulado “Nuestra Señora de la Asunción, Patrona de
Jumilla”, publicado en el boletín de la Cofradía (2003), en el que el autor
parte de documentación inédita que ha localizado, escrutando en el culto y
en los precedentes de la cofradía y del patronazgo de la Asunción de Nuestra
Señora en la villa, para profundizar seguidamente en los orígenes de la
Ermita de Santa Catalina, primera sede de la imagen a fines del siglo XVI;
sobre el proyecto no ejecutado de capilla en la Iglesia mayor de Santiago
apóstol -tema del que nos ocupamos en su momento29; de la ubicación “en
casa propia” de la hechura de la Asunción en la Ermita de San Agustín
(1777) y de la creación de unas pías memorias para el sostenimiento de su
culto; de una relación de cuentas -la aportación más interesante en nuestra
opinión- que proporciona noticia del antiguo retablo del presbiterio, del
ornato y talla del camarín por el arquitecto y escultor José Gonzálvez de Coniedo,
de la rejería de las ventanas y de diversos aderezos de orfebrería de la imagen
titular; así como de las obras de represtinación del edificio en la posguerra30.
VI. GÉNESIS HISTÓRICA Y ARQUITECTURA
Ocupando el solar de una vieja ermita31 quinientista de la misma
advocación, la Ermita de San Agustín, de Jumilla, con una cronología en su
construcción que abarca desde hacia 1770 a 1776, es un edificio de transición
entre el barroco regional y el neoclasicismo, cuyas trazas debió de proporcionarlas
el arquitecto, maestro tallista y pintor José Gonzálvez de Coniedo (la escritura de
las capitulaciones para la obra no ha sido localizada), avecindado por esos
años en la villa, y cuya fábrica debieron ejecutar maestros de albañilería de
nombre conocido inmersos todavía en sistemas de enseñanzas gremiales.
Cerca se localizaron restos arqueológicos de época romana, en época que
escribía (año 1800) y recoge Juan Lozano32.


29 Al respecto véase DELICADO MARTÍNEZ, F. J., “La Iglesia mayor de Santiago


apóstol, de Jumilla (Murcia): Espacio arquitectónico, patrimonio artístico y liturgia (I)”, en
Archivo de Arte Valenciano. Valencia, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, XC
(2009) 109.


30 CANICIO CANICIO, V., “Nuestra Señora de la Asunción, patrona de Jumilla”, en el


Boletín de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción. Imp. Vilomara, Jumilla, agosto de
2003, pp. 16-23.


31 Escasas referencias se tienen de la primitiva ermita de San Agustín, de la que


proporciona breve noticia el presbítero Juan Lozano, informando que en 1570 se hallaba
edificada y concluida “en la Huerta de Jumilla, junto al camino que va a Cieza”, y que estaba
cedida a los curas. Sobre el tema consúltese LOZANO SANTA, J., Historia de Jumilla.
Vilomara hermanos, Impresores y Editores, Jumilla 1895, t. I, pp. 319-320.


32 Ibidem, p. 351.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 915


El trazista José Gonzálvez de Coniedo33 –como arquitecto levantó planos
bien delineados y perfiles, y llevó a cabo visuras y obras de ingeniería
hidráulica, civil y milita- es autor en Jumilla, con unos rígidos criterios de la
arquitectura y del adorno, de labores de talla en la Iglesia parroquial de El
Salvador, del retablo del Dulce Nombre de Jesús de la Iglesia mayor de
Santiago, y acaso de la fábrica de la capilla y del camarín de la V.O.T. del
Convento de las Cinco Llagas de San Francisco (desaparecido) y esculturas
allí albergadas; y facultativo del que conocemos su participación en importantes
obras menores documentadas, como ermitas, camarines y capillas parroquiales
y conventuales de poblaciones aledañas (Yecla, Monforte del Cid, Monóvar,
Novelda, Hondón de las Nieves, Orihuela y Aspe), y a quien en nuestra
criterio, por las soluciones arquitectónicas dadas, cabría adscribir no sólo la
paternidad de la Ermita de San Agustín y camarín anejo -construido con
posterioridad (ca. 1798) con sus adornos de talla en madera y estuco dorado-.
El edificio constituye un buen ejemplo de la arquitectura que presidió la
época de Carlos III, elaborado en ladrillo y adobe macizados con mampostería y
mortero como material básico de su construcción en paramentos, marcos de
puertas y ventanas, y bóvedas tabicadas para cubrir los espacios; y en piedra
de sillería, en zonas puntuales como cimientos, zócalos, estribos de los
soportes o portadas.
Con una uniformidad en su disposición estructural de porte análogo –
aunque más modesto- a las iglesias parroquiales de Lorquí (Santiago apóstol,
obra de Pedro Gilabert), Bullas (Nuestra Señora del Rosario), Pliego (Santiago
el Mayor) y Aledo (Santa María la Real)34, sigue el modelo de planta de cruz
latina, de una sola nave dividida en tres crujías por arcos perpiaños bajo
bóveda de medio cañón atravesada por lunetos que apean sobre pilares y
pilastras toscanas y a la que se abren capillas laterales (dos por cada lado)


33 Acerca de la trayectoria de este facultativo, véase DELICADO MARTÍNEZ, F. J., “El


arquitecto, maestro tallista y pintor José Gonzálvez de Coniedo, un artífice de la segunda
mitad del siglo XVIII en tierras meridionales valencianas y zonas de influencia”, en Archivo
de Arte Valenciano. Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, Valencia 2002, pp. 45-52.
[El arquitecto José Gonzálvez de Coniedo (Aspe, Alicante, hacia 1735 - después de 1818) en
lo constructivo evolucionó desde un barroquismo suntuoso hacia un depurado neoclasicismo
(fue director de las obras de la Capilla de la Comunión de la Iglesia Arciprestal de Santa
María, de Elche), contando con una importante biblioteca personal de libros dedicados a la
disciplina de la arquitectura, tratados de perspectiva y de adorno, así como numerosas
estampas de estudio, que aparecen relacionados en el inventario de su testamento, que
contempla, entre otros, los tratados de arquitectura de Leon Battista Alberti, Sebastiano
Serlio, Fray Lorenzo de San Nicolás, padre Andrea Pozzo y Benito Bails].


34 BELDA NAVARRO, B. / HERNÁNDEZ ALBADALEJO, E., Arte en la Región de


Murcia: De la Reconquista a la Ilustración. Editora Regional, Murcia 2006, p. 330.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
916


entre los contrafuertes con embocaduras de arcos de medio punto que cubren
también con bóveda de media caña; crucero que ligeramente sobresale en
planta sobre el que voltea una cúpula ochavada con gallones peraltada sobre
alto tambor perforado por vanos rectangulares abiertos y ciegos con apeo
sobre pechinas, trasdosada con tejería vidriada cobriza y rematada por una
cruz y veleta de forja; presbiterio de cabecera recta, poco profundo, orientado al
sur; antecamarín con huecos ovales y escalera con barandilla de forja por la que se
accede al anejo camarín o transparente, de diseño refinado, elevado sobre la
sacristía; y coro de estructura leñosa a los pies con barandal también de madera,
que sustenta y refuerza un dintel de forja, moderno.
El camarín, obrado a fines del siglo XVIII (1798-1800) por José Gonzálvez
de Coniedo –cuya rica decoración ya ponderó Pascual Madoz en 1847-, es un
recinto de sólida construcción, de cúbica volumetría y planta cuadrada, elevado
sobre el nivel del templo que acoge debajo la sacristía; cubre -de igual modo y
trazas que el crucero- con una cúpula semiesférica sobre cuerpo de luces y
“carcanyoles” con apeo en pilastras angulares, conservando la clave un plafón
en estuco dorado con interesante decoración barroca original, destacando en
el exterior las rejas de forja que protegen las ventanas provistas de vidrieras,
obra del cerrajero Francisco Herrero. Un lienzo bocaporte de Nuestra Señora
de la Asunción (?), pintado hacia 1786 por Francisco Folch de Cardona -
momento en el que llevaba a cabo la decoración del retablo mayor y capillas
de la Iglesia de ayuda de El Salvador-, debía cubrir el transparente o cerrar el
luneto del testero sobre el fondo.
La ermita en el alzado se ordena mediante pilares y pilastras de orden
toscano que apean sobre altos pedestales; entablamento de friso liso decorado
con festones ondulantes y cenefas florales pintadas; y cornisa de escaso vuelo
que, siguiendo los resaltes marcados por la proyección de las pilastras, se
articula recorriendo todo el espacio perimetral del templo.
La iglesia destaca por la amplitud espacial y la tectónica de los elementos
que le confieren un aire clasicista, conservando de tono barroco las cúpulas
del crucero y del camarín.
Sencilla fachada a los pies (con un aire de familia próximo al de la Ermita
de San Roque, de Fortuna), barroca, orientada a norte, con remate de cornisa
de perfil mixtilíneo de suave ondulación y puerta de ingreso bajo arco de
medio punto que la centraliza, surmontada por una ventana que da luz al coro
y protege una reja; y portada lateral adintelada, que recae a poniente, abierta
sobre la segunda crujía del lado de la Epístola, de porte neoclásico, enmarcada
por un almohadillado de tradición pseudorrenacentista, obrado de yeso y



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 917


rematada por un frontón recto de plástico clasicismo y una espadaña de un
solo hueco provista de campana, de ignorado fundidor con la inscripción “María
Cristina”, acuñada sobre la copa de bronce, que data de hacia 1939, costeada
por una familia de la localidad.
La Ermita de San Agustín, desde su erección, ha pasado por muy diversos
trances, entre ellos el alojamiento de las tropas francesas durante la Guerra
de la Independencia, el impacto de las desamortizaciones, el azote de las
epidemias del cólera y tifus, los bandoleros románticos y la destrucción de su
patrimonio mueble durante la guerra civil, tiempo éste en que se destinó a
polvorín y refugio de evacuados, quedando maltrecha y con importantes
desperfectos. De propiedad municipal, fue rehabilitada entre 1949 y 1952,
costeando los gastos el Ayuntamiento de la ciudad, el barón del Solar de Espinosa
de los Monteros y el vecindario. Una nueva intervención –que ha incluido la
rehabilitación del edificio y la decoración mural- ha sido llevada a cabo
recientemente (2003 y 2004) por el Concejo, con el soporte de la Dirección
General de Cultura y de la obra social de la Fundación CajaMurcia.
VII. PATRIMONIO MUEBLE: OBRAS DE PINTURA Y ESCULTURA
Desconocemos el patrimonio mueble que hasta 1936 albergó la Ermita de
San Agustín, momento en que causaron pérdida la imagen titular del siglo
XVII, anónima; el retablo barroco, del siglo siguiente; un lienzo del pintor
Francisco Folch de Cardona; los adornos de talla del camarín; imágenes,
piezas de orfebrería y ornamentos litúrgicos.
En lo que concierne al contenido de las obras de pintura y escultura, que
actualmente acoge el templo, todas de factura posterior a la guerra civil, es el
siguiente según la elaboración del inventario que formulamos, realizado “in situ”:
En el camarín:
Preside este ámbito un trono-lecho o túmulo de madera sobre el que
descansa, ligeramente inclinada hacia los pies, la imagen yacente de La
dormición o tránsito de Nuestra Señora (La Asunción de María), con los
brazos cruzados sobre el cuerpo, como dormida, coronada y vestida con
túnica, y calzada con juegos de chapines de tisú en el color del tiempo
litúrgico. De estructura leñosa, con unas dimensiones de 153 cm. de longitud
x 41,5 cm. de ancho x 34,5 cm. de altura, de brazos articulados y de suaves
carnaciones en rostro y manos, el modelo deriva de la “koimesis” bizantina
La hechura viste un rico terno azul con bordados en oro. Sobre la cabecera
del lecho, la efigie de un ángel mancebo, de tamaño algo menor que el natural, de



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
918


bella impronta, prestancia y perfil abarrocado, en talla completa policromada, al
igual que los angelillos que le asisten y acompañan en el trance, que
proporcionan monumentalidad al catafalco, obra del escultor valenciano Ignacio
Pinazo Martínez del año 194035 (firmada y fechada), dispuesto en oblicuo con el
fin de facilitar su visión al devoto. Exornando la imagen, corona con diadema
ciñendo la cabeza –que reposa sobre un almohadón de exquisitos brocados- y
creciente lunar de plata situado a los pies (con el anagrama de María),
adquiridos en la misma época. Fue costeada por el Ayuntamiento de la ciudad, la
casa del barón del Solar de Espinosa de los Monteros y las aportaciones de
los feligreses.
La hechura asuncionista fue intervenida en abril de 2003 por el escultor
murciano Jesús Dimas Molina Carrillo, a través de una nueva policromía
sobre la mascarilla y la reintegración de algunos dedos que había perdido en
los habituales traslados36; y nuevamente ha sido restaurada entre junio y julio
de 2011 en el Centro de Restauración de la Región de Murcia (CRRM), sito en
Alcantarilla, por la técnico en restauración María Teresa Meseguer Pérez37.
En los lunetos o medios puntos de los paramentos del recinto, pinturas sobre
lienzo muy flojas enmarcadas por estucos dorados barrocos, con escenas de la
vida de la Virgen María: La Anunciación, visible en el diálogo entre María y el
ángel; La Virgen niña y Santa Ana donde ésta le enseña a leer; María con el
niño Jesús en brazos; y Los desposorios de María y José, bendecidos por un
venerable sacerdote y escena de nupcias que procede de la tradición apócrifa;
debidas al muralista Antonio Valero Sastre38, ejecutadas en 2003.


35 DELICADO MARTÍNEZ, F. J., “Presencia del escultor Ignacio Pinazo en Jumilla”, en


Revista de Semana Santa de Jumilla - 2009. Junta Central de Hermandades de Semana Santa,
Jumilla 2009, p. 138.


36 GONZÁLEZ, J. L., “Restaurada Nuestra Señora de la Asunción”, en Semanario El


Faro de Jumilla. Jumilla, 17 de abril de 2003.


37 Con un presupuesto de 6.500 € los trabajos de esta segunda restauración de la imagen han


consistido en ensamblar mediante espigas de madera y cola uno de los dedos de los pies de la talla
y parte de un pie que se hallaban fracturados. Igual procedimiento se ha seguido con las grietas y
desencoladuras producidas en la estructura leñosa debido a cambios higrométricos. Además, se han
reparado las pérdidas de policromía repartidos por toda la pieza, bien por roces durante los traslados
de la obra, ya sea por falta de adherencia a la policromía original, procediendo a la reintegración
cromática diferenciada (Sobre el estado de conservación y proceso de intervención de la hechura
véase el estudio de GUTÉRREZ GARCÍA, Mª Á., y MESEGUER PÉREZ, Mª T., “La Dormición
de la Virgen”, en Revista-Programa de las Fiestas Patronales en honor de Nuestra Señora de la
Asunción, de Jumilla-2011. Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción, Jumilla, julio-agosto 2011,
Núm. 12, pp. 21-24.


38 Antonio Valero Sastre (Madrid, 1936) es decorador muralista dado a temas


ornamentales. Aficionado al dibujo y la pintura desde época muy temprana, se inició en estos
rudimentos con José Mª Parramón y José Reyes Guillén, siendo discípulo del pintor Antonio
Consuegra. Ha concurrido a algunas muestras y certámenes colectivos, debiéndose a su mano



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 919


Y en las pechinas de la cúpula, pinturas al temple de los evangelistas
(Mateo, Marcos, Lucas y Juan), efigiados de tres cuartos, acompañados de
los correspondientes atributos y de misma autoría y época que las anteriormente
citadas.
En el presbiterio:
El retablo mayor (1941), del que se subraya su verticalidad, es de estilo
neobarroco, de un solo cuerpo tallado en madera y dorado, elaborado en Murcia,
de notable interés, organizado mediante columnas y pilastras corintias, con
abundante decoración vegetal y rematado por un frontón curvo quebrado, cuya
ruptura crea efectos contrapuestos muy equilibrados, centrado por el anagrama
mariano. La composición debe ser deudora acaso del desaparecido en la
guerra civil.
En el crucero:
Izquierdo: Sobre altar Grupo escultórico de la Aparición de Jesús resucitado
a la Virgen María de la victoria (2007), de tamaño del natural, obra del
imaginero Arturo Serra González39 muy en la línea de algunas esculturas de
Juan González Moreno. La figura de Jesús presenta el torso desnudo con el
sudario anudado a la cintura, mientras que la Dolorosa viste manto y capuz
oscuros. En la hornacina abierta sobre el muro, pequeña talla de Cristo de la
Buena Muerte y de la Paz (2009), un crucificado de altar de 60 cm. de altura,
del escultor Antonio José Martínez Rodríguez; y sobre una repisa, efigie de
San Isidro Labrador, de olot.
Mirando hacia los pies, sobre la puerta de acceso que conduce al camarín
y sacristía, óleo sobre lienzo de La Asunción de Nuestra Señora a los cielos (2005),
composición de débil factura del decorador Antonio Valero Sastre, firmada40.
Derecho: Sobre el altar, una Piedad (2005) o Soledad, de tamaño natural,
obra del escultor Arturo Serra Gómez, para la que el estatuario ha buscado


la muy discreta decoración de bóvedas y muros -emplea acrílicos y silicatos-, de iglesias,
capillas y ermitas de diversas poblaciones de la Región de Murcia (Los Velones de Cartagena
y pedanías de Lorca), de Castilla–La Mancha (Tarancón, Cuenca), de la Comunidad Valenciana
(Torrevieja, Alicante) de Andalucía (Jaén) y de Madrid (Palacio Gaviria). SEMITIEL, J. Mª
“Jumilla: Antonio Valero Sastre, pintor, decorador y muralista”, en Periódico CANFALI. Yecla -
Jumilla, miércoles 23 de mayo de 2001, p. 13.


39 NAVARRO SORIANO, I.,Escultores e imagineros en la Semana Santa de Jumilla.


Ayuntamiento – Junta Central de Hermandades de Semana Santa, Jumilla 2009, pp. 182-186.


40 Una placa conmemorativa dispuesta sobre una de las pandas del transepto recuerda que


la ermita fue rehabilitada en el año 2003.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
920


un nueva tipología de representación iconográfica, partiendo del sudario de
Cristo del que es portadora, como recurso expresivo, según ha puesto de
relieve la historiadora del arte y experta en escultura imaginera Isidora
Navarro41; y en una repisa lateral la efigie de un santo obispo llevando un
libro abierto, anónima.
Mirando hacia los pies, óleo sobre lienzo de configuración vertical y de
grandes dimensiones, de San Agustín en la playa de Hipona (uno de los
grandes Padres de la Iglesia Latina), acompañado de Santa Mónica (su
madre), meditando sobre la Santísima Trinidad (2004), firmado por el pintor
decorador Antonio Valero. En un primer término, la presencia de un niño
que quería vaciar el mar y que mediante una concha va pasando agua a un
hoyo que había practicado él mismo en la arena, simbolizando el diálogo del
santo.
En las pechinas de la cúpula que centraliza el crucero, pinturas al fresco
de estilo barroco de fines del siglo XVIII, único resto de la decoración
original, con cabezas de serafines portando emblemas marianos, enmarcados
por cornucopias de talla relevada dorada: el espejo portado por un ángel,
alusivo a la Virgen como espejo sin mancha; el pozo, símbolo del bautismo y
la verdad; el surtidor de agua en referencia a María como fuente viva de la
gracia; y una palma, referente a la vida eterna, la regeneración y la
inmortalidad. Y en el intradós del casquete hemiesférico, indoctas pinturas
decorativas al temple, de movido perfil, evidenciando ángeles y niños portadores
de una corona entre cenefas y orlas, debidas al pintor Antonio Valero (2003),
en torno a un florón de talla abarrocado.
En las capillas del lado del Evangelio (de los pies a la cabecera):
1ª capilla: En hornacina abierta sobre el paramento mural, imagen de San
Pancracio, en escayola policromada, de 110 cm. de altura con peana.
2º capilla: Sobre nicho imagen de Santa Águeda mártir, talla en madera
policromada de 130 cm. de alto, anónima, llevando los senos sobre una
bandeja.
En las capillas del lado de la Epístola (de los pies a la cabecera):
1ª capilla: Este espacio es paso de servidumbre desde la portada lateral,
donde se localiza encastrada sobre una de las pilastras de la nave, la pila del


41 NAVARRO SORIANO, I., o.c., pp. 180 y 182.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 921


agua bendita elaborada en jaspes, del cantero Francisco Cremades, de fines
del siglo XVIII.
2ª capilla: Imagen de Cristo de las Cinco Llagas (advocación que evoca
en Jumilla el extinto en 1836 y desaparecido Convento de las Cinco Llagas
de San Francisco, que se ubicó extramuros de la villa), que representa el
momento anterior al Descendimiento de la Cruz; un crucificado muerto del
tamaño del natural (170 cm. de alto) tallado en madera de pino sobre cruz
arbórea, de estilo neobarroco del año 1993, obra del escultor José Vázquez
Juncal y policromía de Francisco Berlanga de Ávila. Presenta la cabeza
reclinada hacia su derecha, luce pelo natural y lleva anudado a la cintura un
paño de pureza rojo de tela bordada con dorados, participando en los desfiles
pasionarios42.
En la sacristía:
Se conservan algunos ornamentos religiosos (casullas) y piezas de
orfebrería (cálices, sacras de altar, candelabros,...), actuales.
VIII. ARTES SUNTUARIAS (BORDADOS Y ORFEBRERÍA)
Entre los tejidos que guarda la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción
merece destacarse un estandarte, que fue confeccionado en 1776 según
noticia del acuerdo que recogen las Actas Capitulares de dicho año, así como
el traslado a fines del siglo XIX del mencionado bordado a una tela nueva en
1880; trabajo que fue llevado a cabo por religiosas del Convento de
Desamparados de Valencia, con un coste de 2.000 pesetas43.
La pieza textil, elaborada sobre tela de raso verde, presenta en el anverso
del capillo la efigie de la Asunción de Nuestra Señora, revestida con amplio
manto y corona, inscrita en un medallón confeccionado en hilo de plata, y en
el reverso el escudo de Jumilla, reafirmando de este modo el patronazgo de
la villa (ciudad desde 1910), y enmarcados por una cenefa ornamental con
motivos florales.


42 DELICADO MARTÍNEZ, F. J., “Escultura e iconografía de Cristo crucificado en


Jumilla”, en Los Crucificados: Religiosidad, cofradías y arte (Actas del Simposium). San
Lorenzo de El Escorial (Madrid), Estudios Superiores del Escorial, 2010, p. 811.


43 CARRIÓN TOMÁS, P. L., “El estandarte de Nuestra Señora de la Asunción”. Boletín


de la Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción”. Imp. Vilomara, Jumilla, agosto de 2002,
pp. 19-20.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
922


El estandarte -muy deteriorado por el uso y pendiente de restauración en
el Centro de Verónicas de Murcia (?)- ha encabezado numerosos cortejos el
día de la festividad de la patrona (15 de agosto).
En lo que incumbe a piezas de orfebrería, en 1941 se adquieren para la
imagen titular una corona y una media luna de plata, así como varios cálices
de celebración dorados.
Y mediante suscripción popular se ha confeccionado una nueva corona de
plata con motivo de su coronación canónica en 2011, elaborada en talleres
murcianos y con un coste presupuestado en 18.000 €. El diseño de la corona,
en plata de ley en su color natural, con detalles de oro y piedras preciosas,
está formado de canasto y aureola con 22 estrellas (12 grandes y 10
pequeñas) de pedrería, imperiales con perlas y rematada mediante una cruz
que apea sobre el cosmos. Escudos y cartelas decoran la pieza, así como las
esculturillas cinceladas de la abuela Santa Ana, el Cristo a la columna, la
Virgen María y San José44.
IX. UNAS CONSIDERACIONES FINALES
Entra las devociones más antiguas de Jumilla se halla la de Nuestra
Señora de la Asunción, que se remonta a fines del siglo XVI, época en el que
se le otorgaba culto en la Ermita de Santa Catalina mártir, siendo varios los
intentos en la villa (luego fallidos) de dedicarle una capilla propia, primero
en la Iglesia mayor de Santiago (1667) y más tarde en el Convento de las
Cinco Llagas de San Francisco (1682), hasta que promediando el siglo XVIII se
acuerda por el Concejo -que es su patrono- asignarle la Ermita de San
Agustín, situada en plena huerta al final del paseo de la Asunción, en la que
“en casa propia” será entronizada en 1777.
La Ermita de San Agustín es una interesante iglesia (pues esta categoría
debería ostentar) de fines del Setecientos construida en las postrimerías del
barroco, que se caracteriza por una sobria dicción arquitectónica y correcta
articulación de los soportes en la que se prescinde del elemento escultórico,
salvo en aquellos espacios que así se requiere por su carácter escenográfico,
como son el crucero y el camarín, siendo de lamentar en éste la desaparición
del adorno de la talla de estuco dorado que lo recubría y la ausencia en la


44 Junta Directiva, “Jumilla corona a su madre con amor”, en Revista-Programa de las


Fiestas Patronales de Nuestra Señora de la Asunción. Cofradía de Nuestra Señora de la
Asunción, Jumilla, julio-agosto 2011, Núm. 12, p. 92.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 923


fachada de los pies de un remate sobre el hastial que nunca tuvo y que en su
lugar ostenta la portada lateral rematada por una espadaña.
Por otra parte, la lectura del espacio arquitectónico del interior del templo,
amplio y diáfano, dinamiza el código visual del presbiterio, centro y punto
donde confluyen todas las miradas, que permite desde los pies las visiones
diagonales, de gran prestancia por el retablo neobarroco que cobija la cabecera y
por el anejo camarín de diseño refinado, que alberga la imagen de Nuestra
Señora de la Asunción, patrona de la ciudad. No podemos subrayar lo mismo de
las pinturas murales contemporáneas que exornan paramentos y bóvedas, de
floja factura y composición, salvo las de la cúpula del crucero, barrocas,
pertenecientes a fines del siglo XVIII.
En nuestra consideración, sobre el edificio debería incoarse por parte del
Ayuntamiento de la ciudad expediente de declaración de Bien de Interés
Cultural de Relevancia Local.
1. Ignacio Pinazo Martínez, “La Dormición o Tránsito de Nuestra Señora
(Asunción de María)”, detalle. OPbra de estructura leñosa, de 153 x 41,5 x
34,5 cms., coronada y vestida con túnica. Firmada y fechada en 1940.



FRANCISCO JAVIER DELICADO MARTÍNEZ
924


2. José González de Coniedo, Ermita de San Agustín, Jumilla. Años 1770-
1776. El camarín, de 1798-1800.



DEVOCIÓN Y PAT. ARTÍSTICO EN TORNO DE NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN… 925


3. José González de Coniedo, interior de la ermita.
4. Taller murciano. Retablo mayor de Ntra. Sra. de la Asunción.
Madera dorada de estilo neobarroco, año 1941.


No hay comentarios:

Publicar un comentario