Introducción al capítulo LXII2. Orden de la comunidad (c. 62-63)El
personal que integra el cuerpo monástico no estará ordenado
arbitrariamente. S.B. ha hablado de la recepción de candidatos. Aquí
expone el lugar que corresponde a cada uno dentro de la comunidad (63).
Antes, empero, el santo legislador determina la posición y las
condiciones de los monjes que han sido elevados al sacerdocio.
Constituyen éstos la jerarquía sagrada, respetada y venerada por el
santo patriarca, y que ocupa un lugar preeminente en el monasterio por
razón de su dignidad.El
presente capítulo sigue lógicamente al c. 58 que trata del ingreso
normal de los monjes, y completa lo que se ha dicho del sacerdocio en el
c. 60.Contenido del capítulo:
1 |
Elección de un monje para el sacerdocio. |
2-4 |
Conducta que debe observar el monje sacerdote. |
5-7 |
Posición dentro de la comunidad. |
8-11 |
Penas a los culpables. |
Capítulo LXII. De los sacerdotes del monasterio.17 abr., 17 ago., 17 dic.1Si algún abad desea que le ordenen un sacerdote o un diácono, elija entre sus monjes a quien sea digno de ejercer el sacerdocio.2Pero el que reciba ese sacramento rehuya la altivez y la soberbia, 3y
no tenga la osadía de hacer nada, sino lo que le mande el abad,
consciente de que ha de estar sometido mucho más a la observancia de la
regla. 4No
eche en olvido la obediencia a la regla con el pretexto de su
sacerdocio, pues por eso mismo ha de avanzar más y más hacia Dios. 5Ocupará siempre el lugar que le corresponde por su entrada en el monasterio, 6a
no ser cuando ejerce el ministerio del altar o si la deliberación de la
comunidad y la voluntad del abad determinan asignarle un grado superior
en atención a sus méritos. 7Recuerde, sin embargo, que ha de observar lo establecido por la regla con relación a los decanos y a los prepósitos.8Pero si se atreviere a obrar de otro modo, no se le juzgue como sacerdote, sino como rebelde. 9Y si advertido muchas veces no se corrigiere, se tomará como testigo al propio obispo. 10En caso de que ni aun así se enmendare, siendo cada vez más notorias sus culpas, expúlsenlo del monasterio, 11si en realidad su contumacia es tal, que no quiera someterse y obedecer a la regla.
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