martes, 17 de mayo de 2016

HOMOCRÓNICAS

HOMOCRÓNICAS










































Aquest post està dedicat amb afecte a Leopold Estapé,

promotor incansable dels coneixements d'història LGBT.

Gràcies, Leopold.

El
nombre de Melanesia, como el de Polinesia y, en menor medida,
Micronesia, es asociado a menudo con edonismo y placer carnal. Evoca la
imagen de islas paradisiacas, casi vírgenes, donde sus habitantes
practican la sexualidad de una manera natural y libre de tabúes. No fue
casualidad que el cineasta alemán Friedrich W. Murnau reflejara en su
filme Tabú todo el esplendor del cuerpo desnudo de aquel joven nativo de
los Mares del Sur.































Dedicado a mis queridos José Antonio y Nicolás,

con el deseo de que su trayecto juntos esté lleno de paz y de amor.

Walt
Whitman, el padre de la poesía moderna norteamericana, celebraba el
amor entre los hombres. Nada debería haber de positivo o negativo en
ello. Pero lo cierto es que lo celebraba. Nunca aspiró a ser un poeta
homosexual, y mucho menos gay, entre otras razones porque aún no se
había definido tal concepto. Tampoco le agradaba colgarse esa etiqueta.































Dos hombres abrazados en una ménsula de la iglesia de San Nicolás, en Maillezais, Vendée (Francia)

En
1980 John Boswell publicó el resultado de su investigación sobre
determinados ritos de adelfopoiesis,  ‘hermanamientos’ que tuvieron
lugar en la Edad Media entre varones del mismo sexo con el beneplácito
de las iglesias cristianas y con liturgia propia.































Corrían
los albores del siglo XX y en el antiguo país de los aztecas la
homosexualidad había dejado de ser un crimen contra natura para
considerarse delito contra la moral pública. Ignacio de la Torre,
importante personaje del México prerrevolucionario, se había casado con
la hija del presidente, el General Porfirio Díaz.































Dentro
del círculo íntimo de Paul Cadmus destacaron otros dos pintores: su
coetáneo Jared French y, más adelante, el joven George Tooker, que en
Norteamérica cierra el ciclo del realismo social de mediados del siglo
XX. Aunque cada uno de ellos tiene su estilo propio, los tres coinciden
en abordar desde distintos ángulos aspectos relativos a la crítica
social de la época que les tocó vivir. Los tres son, igualmente,
deudores del arte figurativo de los antiguos maestros del Renacimiento.

































George Platt-Lynes, Autorretrato, 1940

Ya
hemos comentado cómo el magnetismo personal de Paul Cadmus creó en
torno a sí una pequeña fraternidad de artistas de la imagen a los que el
pintor estuvo ligado tanto sentimental como profesionalmente.

































Jared French: Autorretrato (hacia 1935)

Jared
French había nacido en Ossining, Nueva York, el 5 de febrero de 1905,
un año después que Cadmus, lo que le convertía en alguien de su misma
generación. French llego a ser la persona más cercana e influyente en la
vida de Paul y, posiblemente también la más admirada por él. Fue quien
primero le habló de utilizar las técnicas del temple al huevo y le
convenció para dedicarse en cuerpo y alma a la pintura artística.

































Al
americano Paul Cadmus le gustaba nadar a contracorriente. Aunque nunca
se sintió vinculado a estilo artístico alguno, su pintura, que los
críticos catalogan como 'realismo mágico', quedaba fuera de la plástica
abstracta que estaba de moda en Europa y América a partir de los años
30.

































Si
Federico Chopin fue el músico polaco más reconocido, Karol Szymanowski
es considerado por muchos el padre de la música clásica polaca
contemporánea. En sus composiciones se combina el clasicismo romántico y
el orientalismo, unido a ciertos rasgos homoeróticos, que hacen de su
música algo excepcional.

































Alejandro
III el Magno, rey de Macedonia, que vivió entre los años 365 y 323
a.C., siguió los pasos de su padre, Filipo II, no sólo en el aspecto
político y militar, sino también en el terreno personal, incluyendo el
sexual y afectivo. Su primer logro histórico, antes de llevar sus
ejércitos hasta las márgenes del río Indo, fue unir a toda Grecia bajo
un mismo mando, algo que no se había conseguido nunca antes.

































Aurelio Monge - Othryades expirante

Cuando
la guerra y el deseo van de la mano, la cama se convierte a veces en un
improvisado campo de batalla más rudo y varonil de lo acostumbrado. Es
lo que siempre  ha sucedido, y también a veces sucedía en la Antigua
Grecia, sobre  todo en Atenas.

































España
en tiempos de la Restauración Alfonsina... Eulalia, la hija menor de
Isabel II -fruto de su relación extraoficial con Miguel Tenorio-, se
había casado con Antonio de Orleáns, hijo de los Duques de Montpensier y
primo hermano, tanto del rey Alfonso XIII como de su primera esposa,
María de las Mercedes. Todo quedaba en familia.

































La
dinastía de los Borbones, instaurada en España a partir del siglo XVIII,
está plagada de sombras que la historia oficial ha intentado ocultar o
resaltar a conveniencia. Muchas de estas historias atañen a la
sexualidad de sus  protagonistas: reinas, reyes, príncipes y demás
miembros de la familia borbónica que destacaron por sus devaneos
extramatrimoniales o por seguir conductas sexuales poco ortodoxas.

































Para el
mundo occidental el XIX fue un siglo plagado de hallazgos científicos y
también arqueológicos. Además, fue el siglo del descubrimiento de la
homosexualidad.

































"Una
noche más Adriano era incapaz de conciliar el sueño. Apoyado sobre la
balaustrada que da frente a las aguas inmensas y serenas del
Mediterráneo, con los ojos rebosantes de la más líquida amargura que
jamás tuvo en su vida, miraba al cielo buscando ver allí a su adorado
Antínoo. Y al fin creyó verle sonreír en la inmensidad de la noche, como
un destello infinito que iluminó las lunas tristes de eterna soledad".

(Del relato corto inédito de Rafael Arribas El ombligo de Antínoo).

































Los
muros sacrosantos de iglesias y conventos son lugares propicios para
furtivos encuentros clandestinos. Las encendidas cartas que el sacristán
de la catedral de Silves Francisco Correa Netto dirigió a su amado
Manuel Viegas constituyen el más antiguo ejemplo epistolar amoroso entre
dos hombres escrito en una lengua moderna. Pero no es el único que se
conserva proveniente de tierras lusitanas. En las postrimerías del mismo
siglo XVII sabemos de otro caso similar.

































Los
archivos portugueses, como los de tantos otros lugares del mundo
occidental, no son tan fértiles como debieran en el registro de las
incontables cartas que a lo largo de la historia se intercambiaron
apasionados amantes. Más extraño aún es encontrar cartas de amor
dirigidas por un hombre a otro hombre. La lengua de Camoens ilustra
historias de amor homosexual, algunas con trama epistolar, que,
curiosamente, tuvieron lugar a lo largo del siglo XVII.

































La
homosexualidad y la alta costura están tan íntimamente unidas que a
veces resulta complicado hablar de una sin pensar irremediablemente en
la otra. ¿Será que un hombre gay es capaz de entender mejor la
sensibilidad y sensualidad de una mujer que un heterosexual? Al margen
de este eterno debate, elegimos en el capítulo anterior a Yves Saint
Laurent por otros valores distintos a sus preferencias en la cama.

































A mi admirado Juan Angulo, que hace del bien vestir todo un arte

Decir
moda es decir París. La capital francesa puede presumir, entre otras
muchas bondades, de haber sido el baluarte del estilismo europeo de un
tiempo a esta parte. Los diseños parisinos son exportados a todo el
mundo y quien quiere vestir con la máxima elegancia y distinción, ha de
acudir a los talleres y escaparates de París.

































Si los
diseñadores inventan los vestidos, la moda de hoy en día la crean los
fotógrafos. Durante los últimos 30 años dos genios de la instantánea
cambiaron radicalmente nuestra forma de vestir  y hábitos estéticos. Sus
nombres: Helmut Newton y Bruce Weber. El primero plasmó a la mujer de
una manera tan sexual que algunos creyeron ver en ello atisbos de
pornografía. La influencia de Bruce Weber fue, en cambio, mucho más
sutil y duradera.

































Si hay
algo que no mencionan las guías de Tánger es que La vida perra de
Juanita Narboni, obra cumbre del hispano-tangerino Vázquez Molina, es
una de las mejores  y más originales novelas de la literatura castellana
del siglo XX. Tampoco lo dicen las antologías al uso, y menos aún es
citada desde las cátedras de literatura.

































No es la
primera vez que se alude a la supuesta paidofilia de James Barrie,
autor del cuento de Peter Pan, archiconocido en todo el mundo gracias,
sobre todo, a la versión animada que de él hizo Walt Disney. Tampoco han
sido escasos los ecos que la señalan como producto de una mente que no
ocultaba una extraña devoción hacia la infancia y, por qué no decirlo,
hacia los niños tiernos y núbiles. La vida personal del escritor fue
terreno abonado para esta clase de rumores.

































La
historia medieval del Occidente cristiano  guarda en sus anales secretos
inconfesables que nos hablan de la homosexualidad de reyes, infantes y
validos. Inglaterra se ha llevado la palma en esta clase de asuntos.
Ricardo Corazón de León o Eduardo II, con sus amoríos de sexo igual,
tuvieron continuidad en otras reales majestades británicas, desde la
Edad Media, hasta llegar a nuestros días. Pero no podemos olvidar casos
tan difundidos en otras monarquías europeas como el de Luis II de
Baviera.

































Para el vaquero más guapo del mundo, en su 23 cumpleaños. I love you, Frank...

EL ORIGEN DE LA ILUSTRACIÓN GAY

Antes
de que el director Ang Lee llevara a las pantallas el filme Brokeback
Mountain, recreando aquel hermoso idilio entre dos rudos cowboys, un
ilustrador norteamericano ya se le había adelantado medio siglo, al
representar en sus cuadros escenas del Lejano Oeste más homoerótico.

































Los
deportistas de élite que juegan en un equipo conviven juntos muchas
horas, entrenan, se duchan, y guardan una estrecha relación de
camaradería. Si alguno de ellos es gay y no lo admite,  rompería el
‘código del vestuario’. Pero ¿y si lo dice? Igualmente lo rompería. De
alguna manera ha hecho ver a sus compañeros que es distinto, que sus
sentimientos no son los de ellos, y que el abrazo a un compañero podría
interpretarse de otra manera.

































La
historia nos demuestra cómo la homosexualidad no es ajena al deporte de
élite. Así lo comprobamos en las dos entregas anteriores. Elegimos
conscientemente a tres hombres, que brillaron como dioses de un olimpo
carnal y contemporáneo, no sólo por pertenecer a tres generaciones
distintas, sino porque los tres han compartido la gloria del podio y
también el estigma de verse señalados por el dedo.

































El
deporte olímpico del salto de trampolín ha dado a la historia algunos
nombres que compartieron la gloria del pódium y también el deseo por los
de su mismo sexo. Greg Louganis, considerado como el mejor saltador de
todos los tiempos, ha sido uno de los pocos deportistas de élite que ha
confesado públicamente su homosexualidad. Hacerlo le trajo problemas de
patrocinio, que le impidieron proseguir con holgura su carrera.

































Si
difícil resulta de por sí abrir el armario o closet particular de cada
uno, más complicado lo es aún tratándose de la taquilla del vestuario. Y
es que la práctica del deporte de élite parece estar vedada a quienes
aman a los de su mismo sexo. En el caso de los hombres, son contados los
deportistas que hicieron pública su homosexualidad.

































Si esa
pequeña manzana mordida hoy brilla vanidosa a lomos de todo Mac o iPhone
que se precie, es gracias a un homosexual singular: Alan Turing. 
Considerado padre de la computación y de la inteligencia artificial,
este científico inglés, matemático, filósofo y criptógrafo de la primera
mitad del siglo XX se implicó hasta las cejas con la causa antinazi,
descifrando el código Enigma alemán, lo que salvó muchas vidas humanas.

































No fue
un hecho casual que el primer largometraje abiertamente gay del cine
mudo se hiciera en Alemania. El filme Diferente a los demás (Anders als
die Andern) se proyectó en 1919 en las pantallas comerciales,
aprovechando la abolición de la censura en el cine y la liberalización
de las costumbres que trajo al mismo corazón de Europa la efímera
Republica de Weimar.

































Ya hemos
dejado claro que el primer largometraje abiertamente gay del cine mudo
se proyectó en Alemania, en 1919, bajo el título de Anders als die
Andern (‘Diferente a los demás’). Pero antes la homosexualidad masculina
ya se había colado, tímidamente, en el celuloide. Cabe destacar las dos
adaptaciones al cine de la novela Mikäel, del danés Herman Bang, que ya
comentamos en el anterior capítulo, y algún que otro ensayo europeo, en
Francia y Alemania.

































En 1904
el escritor danés Herman Bang publica su novela Mikäel, en la que se
narra la pasión de un maduro artista hacia su joven alumno y modelo. De
esta forma, Bang se anticipa unas décadas a Muerte en Venecia de Thomas
Mann. Curiosamente, el destino unió a las dos novelas en la gran
pantalla: la de Mann, de la mano de Lucino Visconti, en 1971. Sólo doce
años después de su aparición, la obra de Bang fue llevada al cine por el
sueco Mauritz Stiller, el mismo que descubrió a la divina Garbo.

































Resulta
paradójico comprobar cómo las relaciones entre hombres, que fue moneda
corriente en tiempos pasados, ha hallado en China una respuesta adversa a
partir del siglo XVIII, al imponerse la europeización de las
costumbres. Es entonces cuando se achaca a Occidente la importación de
los hábitos homosexuales, como algo contrario a la misma tradición que
en su día les dio cobijo con naturalidad.

































San Pelayo. Azulejo. Seminario de San Pelagio (Córdoba)

A
Pelayo, mártir mozárabe del siglo X, le convertirían con el tiempo en
alguien más guapo, elocuente e incluso deseable. La Iglesia Católica,
que celebra su martirologio el 26 de junio, se ha servido de él
truculentamente en sus continuos ataques contra la homosexualidad.

































La
existencia de Rudolf Nuréyev no fue tan fulgurante como algunos creen.
Aunque la fama, el lujo y el glamur le acompañaron en sus años de
triunfo, su infancia fue la de un niño pobre y hambriento. Su físico
ambiguo, objeto de deseo para hombres y mujeres, unido a su peculiar
manera de bailar, le convirtieron en un mito de la danza y también en
celebridad. Pese a ello, Rudolf transcurrió la mayor parte del tiempo en
soledad.











































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