domingo, 8 de mayo de 2016

Judaismo Virtual

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Sección
de la Torá de esta semana 



Parashat
"Vaetjanán"

En esta ocasión: “La
plegaria



La sección de la Torá que leemos esta semana se llama “Vaetjanán”,
que significa “rogué”. Es por Moshé, quien sabía que en
poco tiempo más fallecería, ya que así se lo había comunicado
el Todopoderoso. Por eso, rogó al Eterno pidiéndole que
le permita contemplar la tierra prometida.



1Este es uno de los cinco lugares en los cuales Moshé dijo
a Di-s: “¡No te dejaré hasta que me digas si harás lo que
pido o no!”.



Uno de esos lugares fue cuando el pueblo de Israel partió
del desierto de Sin, y llegaron a Refidim, allí se quejaron
a Moshé porque les faltaba agua, y le reprocharon ¿por qué
nos sacaste de Egipto para matarme a mí, a mis hijos y a
mi ganado de sed?. En ese momento Moshé clamó al Eterno
diciendo: ¿qué haré al pueblo este, un poco más y me apedrean?.
(Shemot 17: 4).



En esa oportunidad Moshé dijo: “Dime si harás lo que pido,
o si no lo harás”. Y el Todopoderoso le respondió: “¡Yo
haré (lo que pides)!”. (Sifré)



El segundo lugar donde Moshé dijo que no abandonaría al
Todopoderoso hasta que le responda, fue cuando Di-s lo envió
para que informe al pueblo judío que los sacaría de Egipto.
El líder judío no perdió tiempo y fue a hablarles, tal como
se lo indicó el Eterno. Sin embargo, por causa de la dura
aflicción en la que se hallaban inmersos, no escucharon
a Moshé.



Luego de eso, el Eterno le ordenó: ¡Ven, Háblale al Faraón,
el rey de Egipto, para que envíe a los hijos de Israel de
su tierra!. (En ese momento) habló Moshé delante del Eterno
diciendo: los hijos de Israel no me han escuchado, y ¿cómo
me va a escuchar el Faraón?. Además, yo soy “aral sefataim”
(tengo problemas para hablar – dijo esto porque cuando era
niño se había quemado los labios con una braza encendida,
y desde entonces no podía hablar bien). (Shemot 6: 12)



Ante la negativa de Moshé, el Todopoderoso llamó también
a Aharón, para que se una a su hermano en esta misión, y
sea él quien hable cuando fuere necesario. Moshé en tanto,
pidió al Todopoderoso, que le revele si pese a lo que había
sucedido con el pueblo, quienes se rehusaron a escuchar,
igualmente los liberará o no, y el Eterno le respondió que
si lo hará (Sifre).



El tercer lugar fue cuando Miriam enfermó de lepra, y “Moshé
clamó a Di-s diciendo ¡Por favor sánala!”. (Bemidvar 12:
13).



Moshé en ese momento dijo: “No te dejaré hasta que me digas
si la sanarás o no”. (Sifre)



El cuarto lugar fue cuando el Todopoderoso informó a Moshé
acerca de su muerte, (Bemidvar 27: 12): “Dijo Di-s a Moshé:
sube a este monte de Avarim, y contempla la tierra que di
a los hijos de Israel. La verás, y te reunirás con tu pueblo
también tú, como fue reunido Aharón, tu hermano”.



Moshé escuchó la sentencia, y enseguida dijo (Bemidvar 27:
16): “Habló Moshé a Di-s diciendo: ordene el Eterno, el
Di-s de los espíritus de todo ser, un hombre sobre la congregación,
para que salga delante de ellos, y que vuelva delante de
ellos, que los saque y que los traiga, y que no sea la congregación
de Di-s como un rebaño que no tiene pastor”.



En ese instante Moshé preguntó al Eterno: “Hazme saber si
nominarás líderes o no”. Y el Todopoderoso le respondió
afirmativamente.



La quinta vez que Moshé procedió de esta manera, donde solicita
al Eterno una respuesta, diciendo que no lo dejará hasta
que le responda, la encontramos en nuestra sección de la
Torá que leemos esta semana, llamada Vaetjanán (Devarim
3: 23-26): “Rogó a Di-s en ese momento diciendo: Eterno,
Di-s, Tú comenzaste a mostrar a Tú siervo Tu grandeza y
Tu mano poderosa, pues ¿qué dios hay en el cielo que haga
como Tus obras y Tus proezas?. Pasaré por favor, y veré
la buena tierra que está del otro lado del Jordán, este
monte (Jerusalem) y el Levanón (el lugar donde se erigiría
el Templo Sagrado)”.



En ese momento Moshé dijo que no dejaría al Todopoderoso
hasta que le responda si le permitirá ingresar a la tierra
prometida o no. Y el Eterno le respondió: “Sube a la cima
de Pisgá y alza tu vista al occidente, al norte, al sur
y al oriente, y contempla con tus ojos, pues no cruzarás
el río este, el Jordán”.



Moshé, antes de esta respuesta terminante del Todopoderoso,
elevó 515 plegarias, para pedirle que le deje pasar a ver
la tierra prometida. E hizo esto a pesar de que el Eterno
ya le había dicho que moriría sin ingresar, tal como lo
vimos antes. ¿Por qué entonces Moshé insistió si ya sabía
cuál sería la respuesta?.



Lo que sucede es, que Moshé reflexionó y dijo al Todopoderoso:
“Tú mismo me abriste una puerta insinuándome que me levante
y eleve plegarias hacia Ti. Eso ocurrió por la causa de
Tus hijos (el pueblo de Israel), cuando se corrompieron
haciendo el becerro de oro. En esa ocasión me dijisteis
(Shemot 32: 10): ¡Apártate de Mí, entonces enfureceré y
los exterminaré!.



En ese momento yo comprendí – prosigue diciendo Moshé -
¿Estoy acaso agarrando al Todopoderoso que me dice que lo
deje?. Seguro que me está insinuando a través de estas palabras
que efectivamente tengo posibilidades de hacer algo para
salvar a los que pecaron. Es por eso, que en ese momento
oré hacia Ti por ellos, y pensé ahora obrar exactamente
igual, pero por mí mismo”. (Rashi-Sifre)



Vemos de aquí, la gran importancia que tiene la plegaria.
Inclusive cuando ya fue dictaminada la sentencia. Ya que
Moshé, aunque sabía que el Eterno le había dicho que no
ingresaría a la tierra prometida, pese a ello, lo intentó
515 veces más. Y si lo hubiera hecho una vez más, hubiese
conseguido entrar a la tierra de Israel. Pero se abstuvo
de seguir insistiendo, por fidelidad a Di-s, para acatar
la decisión del Eterno.



De lo que hemos visto en la conducta de Moshé, aprendemos
que la plegaria tiene el poder de prolongar la vida, ya
que si oraba una sola vez más y por ello entraba a la tierra
prometida, hubiera vivido más tiempo por causa de esa plegaria.
Es por eso que el Talmud enseña (Tratado de Berajot 54b):
“Dijo Rab Yehuda: hay tres cosas, que quien las hace, eso
provoca que se le prolonguen sus días, y sus años: aquel
que se extiende en la plegaria, el que permanece un tiempo
prolongado en la mesa (ya que de este modo los pobres vienen
y este individuo les da de lo que hay dispuesto sobre la
mesa), y quien permanece el tiempo que necesita en los servicios
cuando realiza sus necesidades (actuar de este modo permite
mantener el buen funcionamiento del organismo, ayudando
a su vez al individuo, a conservar un estado de salud equilibrado
y sano)”.



Respecto a lo dicho acerca de extenderse en la plegaria,
diremos que el Rab autor de "Jatán Sofer" era el ejemplo
de ello, y solía extenderse mucho en su plegaria.



Cierta vez, uno de los eruditos más grandes de la época
le dijo:



¡"Me sorprende usted, porque se extiende tanto en su plegaria!".
Ya que por esa causa se está privando de estudiar Torá en
ese tiempo. Y ya fue dicho en el libro de los Proverbios
28: 9 "Quién aparta su oído de escuchar Torá, también su
plegaria es aborrecible"



El Rab autor de "Jatán Sofer" le respondió:



Si es por eso, no me hago problema. Ya que nuestros sabios
nos aseguraron: (Talmud tratado de Berajot 54b): "Todo el
que se extiende en su plegaria, le prolongan a él sus años
y sus días".



Resulta, que si me extiendo en mi plegaria, me acreditaré,
con la ayuda de Di-s, una larga vida. De esta manera, compensaré
en ese tiempo que me adicionarán, las horas que ahora estoy
perdiendo de mi estudio por extenderme en mi plegaria. (Parparaot
la Torá)



Esto que hemos visto, es tomando las palabras del Talmud
en un sentido estrictamente llano, pero si nos detenemos
a analizar los conceptos allí expuestos, apreciaremos una
redundancia en las palabras: "Todo el que se extiende...,
le prolongan a él sus años y sus días".



Al decirse que le prolongan “sus años”, ¿qué necesidad hay
de decir que le prolongan sus días?.



La respuesta a esta cuestión la encontramos en el libro
Ben Yoyadá, escrito por el famoso Rabí Yosef Jaim, quien
vivió hace unos cien años en la ciudad de Bagdad, y es conocido
popularmente como “Ben Ysh Jai”, merced a su famosa obra
compuesta por él, que lleva ese mismo nombre.



Rabí Yosef Jaim explicó, que a través de extenderse en estas
tres cosas mencionadas por el Talmud, además del acrecentamiento
de más años de vida, este proceder provoca un incremento
en la calidad de los días de la persona, lo cual acontece
merced a la ausencia de múltiples angustias.



2Estas tres cosas citadas por el Talmud, ayudan a forjar
una personalidad generosa y bondadosa, ya que a través de
extenderse en la plegaria, el individuo logra atraer la
cualidad de generosidad del Todopoderoso hacia él. Además,
el hecho de permanecer en la mesa un tiempo prolongado,
permite a los pobres que golpeen a su puerta, mientras él
aun se halla en la mesa, y les da lo que piden para saciar
su hambre, a través de esto, este individuo se habitúa a
ser bondadoso y generoso con los demás. Sumemos a estos
dos actos de excelencia, que permanece el tiempo que necesita
en los servicios, manteniendo un estado de salud estable
y equilibrado, resulta que a través de estas tres cosas,
este hombre se aleja de las angustias, y su calidad de vida
es mucho mayor. Un día de vida de este sujeto, equivale
a una semana de un individuo con angustias y problemas.
En cambio para este último, la calidad de vida de un día
de él, es como media hora, si restamos todos los momentos
de disgusto y angustia que atravesó durante la jornada.



El ejemplo de un individuo que vive permanentemente angustiado
como el caso que citamos, lo encontramos en un suceso que
aconteció entre dos hombres, quienes eran vecinos. Uno de
ellos era muy rico, poseedor de mucho ganado, tanto lanar
como vacar, asimismo era dueño de campos y viñedos, siendo
su mesa, mesa de reyes, y su vivienda hermosa y amplia,
solo que este hombre era flacucho, débil y enfermizo.



Su vecino sin embargo, trabajaba en el proceso de elaboración
de objetos de plata. Solo que sus ganancias no eran altas,
por lo que no podía comprar carne para comer todas las noches,
sino que lo hacía únicamente los jueves. Ese día adquiría
carne, para preparar la comida del Shabat. La casa de él,
estaba vacía de muebles y utensilios. Camas placenteras
tampoco poseía, y su vivienda era tan pequeña que apenas
se las podían arreglar, viviendo bien ajustados. Pero era
un hombre sano y fuerte, de amplia contextura física y siempre
estaba alegre.



El vecino rico, una vez le preguntó: ¿Por qué conmigo sucede
así y así, mientras que contigo acontece así y así?".



Le respondió: "Te diré la causa de ello, es porque tú eres
por naturaleza, una persona con tendencia permanente a enojarse
y ponerse nervioso, por lo que al menos diez veces al día
te sales de tus cabales con tus servidores y tu propia familia.
Has de saber, que el enojo disminuye la carne de la persona
y debilita las fuerzas de su cuerpo, además de provocar
mucho daño adicional.



Además tienes por naturaleza, tendencia a la codicia y a
las tentaciones mundanas, y también a sentir envidia por
lo de los demás. Por tales razones, todos tus días son solo
aflicción, angustia y dolor, ya que estás siempre inmerso
en la tentativa de obtener más dinero, y es imposible que
puedas saciar todas tus tentaciones y codicias, por eso
constantemente sufres y gimes, motivo que provoca la disminución
de tu carne y tus fuerzas, ya qué ¿cómo pueden otorgarte
los alimentos que consumes fuerza y vigor, con semejantes
cualidades que tienes y consumen todo lo que comes?.



Pero yo por naturaleza soy diferente y me siento bien, ya
que no tengo tendencia a enojarme y ponerme nervioso, inclusive
en las ocasiones en que se dan como para que lo haga. Además,
cuento con la virtud de conformarme con lo que tengo, y
lo poco que está delante de mí, es ante mis ojos como si
fuera mucho. Sumemos a ellos que no siento envidia por lo
que poseen los demás, por eso estoy siempre sano, siendo
ello producto del confort interior que siento".



Queda claro que no debemos preocuparnos por acumular riquezas
en este mundo, solo debemos conformarnos con lo que Di-s
nos da, y debemos disfrutar de ello y agradecerle, a través
de nuestras plegarias, sin entrar en disputas por pequeñeces
ni ponerse nervioso por ningún motivo, ya que como vimos,
los nervios y la angustia consumen la vida y cuando nos
llegue el momento de devolver nuestra alma al Creador, no
podremos llevar nada de lo que tuvimos en este mundo, solo
las buenas obras que hemos realizado.



Por eso, si queremos tener una larga vida, y que nuestros
días sean de calidad, es menester hacer lo que enseña el
Talmud: recitar nuestras plegarias sin apuro, ser generoso
con los demás, y mantener sano nuestro cuerpo, siguiendo
las normas y pautas necesarias para el conservado de la
salud.



Con respecto a la actitud que debe asumirse en la plegaria,
es interesante leer este relato que ha sido contado también
por Rabí Yosef Jaim en su libro Ben Yoyadá:



Había una mujer que era muy diligente para orar, y cada
día iba a la sinagoga en momentos en que los hombres se
reunían para derramar todos juntos la plegaria al Todopoderoso.



Un día, se dirigía a la sinagoga a recitar sus plegarias
como era habitual en ella. Cuando llegó, se le acercó un
individuo que la conocía, y se paró frente a ella. Este
sujeto, era un hombre un tanto violento, y venía a la sinagoga
sólo de vez en cuando. Cada vez que lo hacía, era habitual
en él tomar el libro de oraciones en sus manos, aunque no
recitaba ninguna de las plegarias que allí constan, en tanto
sus ojos se movían de aquí para allá, mostrando que en su
interior hay una multitud de pensamientos inicuos de la
más variada clase.



El hombre vio a esta señora que se dirige con diligencia
a la sinagoga para orar, como es su costumbre, en ese momento
se acercó a ella y le manifestó en tono burlón "¿hacia dónde
te diriges?".



Ella le responde: "A la casa de Di-s deseo ir para orar".



Él hombre sabía que la mujer recitaba sus plegarias de memoria,
entonces en un intento por reírse de ella le dijo: "No tienes
un libro de oraciones en tus manos, seguro que lo has olvidado
en tu casa, ve en busca del mismo para poder orar!".



Ella le respondió: "He aquí que el libro de oraciones está
conmigo, en mi interior, puesto que yo oro desde dentro
de mi corazón, y allí está guardado, pero tú te has olvidado
el corazón del mismo modo como le ocurrió al zorro, ya que
en este momento no está contigo, y necesitas traerlo para
poder orar desde el interior del mismo, porque, ¿que beneficio
hay en la oración cuando es solo con la boca?".



El individuo intrigado por lo que ella dijo le preguntó:
"¿Qué es eso del zorro?. Jamás escuché sobre el asunto".



La mujer comenzó a narrarle el respectivo relato: "Un león
se hallaba en una gran dificultad, pues había quedado atrapado,
y no había allí nadie, pues era una zona desértica. En ese
instante divisó a un zorro que se desplazaba por la zona.
El león lo llamó y el zorro forzosamente tuvo que acercarse,
puesto que se le apareció de repente y no podía escapar
de él. Su corazón estaba lleno de temor.



El león le confesó que está atravesando una seria dificultad
y necesita de él un consejo apropiado para salir de la misma,
acotando “he escuchado acerca de ti que eres muy inteligente
y sabio”.



Por eso te sugiero, dadme rápidamente y sin demoras el consejo
acertado, porque de lo contrario te haré pedazos.



El zorro le respondió: “Estoy dispuesto a hacer conforme
a tu palabra, a darte un consejo acertado de acuerdo a mi
sabiduría, con el que seguramente saldrás de esta aflicción.
Pero tu sabes que la sabiduría está en el corazón, y en
este momento, el mismo no está conmigo, ya que lo dejé oculto
en una cueva en la que estuve morando.



Dadme permiso y correré a la madriguera a traerlo para introducirlo
dentro de mí, y entonces si a través de él, te daré el consejo
acertado.



El león le contestó: ¡Ve!. El zorro inmediatamente huyó
y salvó de esta manera su vida.



Del mismo modo acontece contigo, pues olvidaste el corazón
en otro lado, y necesitas volver tras tus pasos para traerlo
y rezar desde el interior del mismo".



El hombre le contestó: "Es verdad, mi corazón no está conmigo,
por eso te pido que vayas en busca del mismo y me lo traigas.
De esa manera harás una obra de bien conmigo".



Ella le respondió: "Yo no sé en que lugar se encuentra,
si con tu mujer en tu casa, o en tu negocio, en una embarcación
que parte con destino a otro país, en una caravana que está
próxima a partir, en la ciudad de Londres, en Paris, o algún
otro lugar, pero tú si sabes donde está y tú irás por el
mismo para traerlo!".



Toda persona sabia comprenderá la brillante y apropiada
respuesta que le dio al individuo. La misma nos enseña,
que la persona debe retirar de su mente y corazón, todos
los pensamientos y ocupaciones mundanas en el momento de
la oración, pues ¿de qué le sirve que mueva sus labios mientras
el corazón no está con él?.



Es por eso que el versículo declara: (Devarim 30: 14): "Pues
está muy cercana a ti la palabra en tu boca y en tu corazón
para realizarla". Es decir, si deseas que esté cercana a
ti la palabra, es decir, que tu plegaria sea recibida con
buena voluntad, necesitas hacerlo con tu boca y corazón
al unísono. De esta manera, seguro que será aceptada por
el Todopoderoso, y a través de ello se te prolongarán los
días y años de vida, tal como lo vimos antes, en las enseñanzas
del Talmud.



Cabe aclarar, que lo mencionado por el Talmud es en adición
a todos los demás medios mencionados en el Pentateuco que
prolongan los días y años de la persona. Ya que hallamos
varios pasajes donde los versículos manifiestan claramente
que quien realiza tal precepto, serán prolongados sus días
y años. Por ejemplo, honrar al padre y la madre, enviar
a la paloma madre (u otra ave pura) cuando se desea tomar
a los pichones, etc.



Analizaremos uno de estos preceptos nombrados, y veremos
cual es la causa del extraordinario efecto producido en
quien lo realiza, a tal punto que provoca que se le incrementen
sus días de vida.



3Existe un precepto de enviar la paloma madre, antes de
tomar los pichones que hay en el nido, y también hay un
precepto de no degollar a una cría de animal ante los ojos
de su madre, estos dos preceptos tienen un mismo objetivo,
no hacer sufrir a los animales. Ya que no hay ninguna diferencia
entre el sufrimiento humano y el animal, respecto a lo que
sucede con sus hijos. El motivo de esto es, porque el amor
de la madre, y la piedad por sus hijos, no es algo que se
origina en la capacidad de raciocinio, o en el habla, sino
que es una fuerza producida por el sentimiento, la cual
es generada por la acción asociativa del cerebro. Esta fuerza
se encuentra indistintamente en la persona y en el animal.
Por tal razón, la Torá ordenó (Vaykrá 22: 28): “(Cuando
tengas para degollar) a un toro o una oveja, no degüelles
a él (es decir, al adulto, que es su madre) y al hijo en
un mismo día”, y (Devarim 22: 6): “Cuando aparezca frente
a ti un nido de ave en el camino, en un árbol, o sobre la
tierra, y hay en él pichones o huevos y la madre está apostada
sobre los pichones o sobre los huevos, no tomes a la madre
(mientras está) con sus hijos. Habéis de enviar a la madre,
y a los hijos tomarás para ti, para que te vaya bien, y
se prolonguen tus días”.



4Además, los preceptos anteriormente citados, tienen el
objetivo de inculcar en las personas la cualidad de la misericordia,
y también el alejamiento de la crueldad. Ya que ninguna
muestra de piedad estaríamos mostrando si matamos a la madre
y al hijo en el mismo día, y colocamos a ambos en una olla
para que se cocinen, y luego los comemos juntos.



Esto que hemos visto es con respecto a la razón de este
precepto, pero no olvidemos que fue dicho también, que a
través de cumplir con este precepto de enviar a la paloma
madre para tomar a los pichones, se prolongan los días de
la persona. Por eso uno enseguida se pregunta ¿Cuál es la
causa?.



Para dilucidar esto, citaremos las palabras de Rabeino Bejaie,
y el libro Zohar (Tikuney Zohar 6). Allí se enseñó que,
a través del cumplimiento de este precepto, se genera un
despertar de piedad en todo el mundo. El motivo es, porque
como consecuencia de la expulsión de su nido, la madre,
sufre mucho por causa de la destrucción de su hogar y el
alejamiento de sus hijos. En ese momento se hace presa de
ella una angustia muy profunda y desea suicidarse. Esa terrible
aflicción de esta madre es captada por el ángel encargado
de las aves, y en ese instante, al contemplar semejante
pena en una de sus criaturas de las cuales es responsable,
pide clemencia al Todopoderoso, y hace mención a lo que
consta en el versículo, (Salmos 145: 6): “(Di-s) se apiada
de todas Sus criaturas”, inclusive que se trate del mosquito
más pequeño que existe en el mundo. Y continúa diciendo
al Eterno, “si es así, ¿por qué Has decretado sobre esta
ave que sea echada de su nido?”.



En el momento en que Israel cumplen este precepto, cada
encargado particular de cada especie determinada de aves,
reclama clemencia por las aves de las cuales es responsable.



Cuando esto sucede, ¿qué es lo que el Todopoderoso hace?.
Reúne a todas Sus huestes y dice: “cada uno de los encargados
pide clemencia por las aves de las cuales es responsable,
pero por vosotros (el pueblo de Israel), que sois Mis hijos,
no hay nadie que solicite piedad, y tampoco por Mi Presencia
Divina, llamada Shejiná, que se encuentra exiliada en el
mundo, con los hijos de Israel. Nadie pide por ellos, pese
a que su nido, que estaba en Yerushalaym fue destruido,
y los pichones han sido echados de allí, encontrándose ahora
bajo el dominio de duros soberanos que dominan y gobiernan
en las naciones. Por eso los hijos de Israel van de un lado
a otro, perdidos, sin rumbo, permaneciendo esparcidos entre
las naciones, hallándose expulsados de sus casas, no habiendo
quien pida clemencia por ellos, sin embargo, por estas aves
hay intermediarios que lo hacen”.



En ese instante, el Todopoderoso clama (Yshayahu 48: 11):
“¡Por Mi, por Mi lo haré...!” y también , (Yejezkel 20:
14): “Lo haré por Mi nombre..”



A través de esto se despierta mucha misericordia hacia la
Shejiná, o sea, la Presencia Divina del Todopoderoso que
se encuentra exiliada en el mundo conjuntamente con el pueblo
de Israel, y también por Sus hijos, que se hallan dispersos
en el exilio. Esta misericordia es, para que ambos (la Shejiná
y Sus hijos), puedan regresar a sus “nidos”, y hogares.



Pero esto no es todo, ya que en ese momento en que cada
encargado reclama misericordia por sus aves, y el Todopoderoso,
aprecia que no hay quien lo haga por Sus hijos, en ese instante,
una voz que sale de delante de El dice: “Como un pajarillo
errante (expulsado) de su nido, asimismo el hombre permanece
errante de su lugar”. En ese momento el Todopoderoso despierta,
y proyecta mucha misericordia sobre todos aquellos que permanecen
errantes, de lugar en lugar, de una situación a otra, con
el corazón quebrantado y sin fuerzas. En ese acto, se produce
un despertar de misericordia sobre todos los mundos, y el
Eterno repara en ellos, perdonando las faltas de aquellos
que permanecen errantes, y en mérito de ellos, les perdona
y también perdona a todo el mundo.



Por eso, el Todopoderoso dijo: “Dichoso aquel que envía
al ave fuera de su nido, y a través de ello, produce un
despertar de misericordia sobre todo el mundo”. Y ¿quién
es el que provocó que el Eterno se apiade del mundo, despertando
las fuerzas de la misericordia?. Fue ese individuo que envió
al ave, y le provocó dos diferentes tipos de sufrimiento:
que perdió a sus crías, y que no tenga un lugar donde posar
pacíficamente.



Así se produce el despertar del Todopoderoso, y se llena
de misericordia por todos los que se encuentran en medio
de una aflicción, y los que erran de un lugar a otro. Es
por esto, que esta persona recibe el pago de lo que está
escrito para quien envía a un ave de su nido para tomar
los pichones (Devarim 22: 6): ”... para que te vaya bien,
y se prolonguen tus días”. Esta piedad que este hombre tuvo
al no tomar a los pichones en presencia de la madre, le
produce el incremento de sus días, es decir, una larga vida.
(Rabeino Bejaie).



Por la razón expuesta, en la explicación llamada Javat Yair
(67), consta que si uno ve un nido, tiene la obligación
de enviar a la madre y tomar las crías, pues a través de
ello, despertará mucha misericordia sobre el pueblo de Israel.
Se debe proceder de esta manera, a pesar que la Torá no
ordena estrictamente que lo hagamos, sino que lo da como
algo alternativo y opcional, pero al ser que a través de
hacerlo, generamos un bien y un alivio para nuestros hermanos,
es necesario ocuparnos de ese precepto y no dejarlo pasar.



Hemos tenido la oportunidad de apreciar varias formas de
prolongar la vida, es importante tomar conciencia de ellas,
y no desaprovechar la oportunidad de vivir más y mejor.



Fuentes
1-Sifre-
Rashi Devarim 3: 23

2- Basado en Sefer Ben Yoyadá

3-Moré Nebujim 3: 48 - Rabeino Bejaie

4- Ramban – Rashbam (Devarim 22: 6)
Shabat Shalom R’
David ben Israel




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de la Parasha
 





 


 



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