martes, 17 de mayo de 2016

UNA ENTREVISTA CON EL APÓSTOL PABLO

UNA ENTREVISTA CON EL APÓSTOL PABLO






UNA ENTREVISTA CON
EL APÓSTOL PABLO
Carlos Mesters oc
Traducción: Carlos Cervantes sj





 







Presentación
Nuestro objetivo es abrir una puerta de
entrada a la vida del apóstol Pablo y así ofrecer una clave de lectura de
las  cartas que él escribió. Esta puerta se abre en forma de entrevista para
ofrecer así la ficha completa del apóstol. Formulamos una serie de cuarenta
preguntas y buscamos las respuestas en la misma Biblia y en los datos que
tenemos del contexto de aquel tiempo, tanto del mundo judío como del mundo
helénico-romano.
Las preguntas que hicimos revelan sólo algunos
aspectos de la vida de Pablo. Otras preguntas podrán revelar aspectos de su
vida y de la vida de las comunidades de aquel tiempo.
Las respuestas se dan en tercera persona y no
en primera persona: "Yo, Pablo", como sería de esperarse en una entrevista.
Esto lo hice por dos motivos: 1¼ No tuve el valor suficiente. 2¼ Al
responder en primera persona resultaría más difícil relativizar las
conclusiones que son aún inciertas en cuanto a la investigación histórica en
torno a la vida de Pablo. Pues no todo es cierto y claro. Hay todavía muchos
puntos oscuros que no pasan de ser hipótesis.
Existe una discusión entre los exegetas en
cuanto a la autenticidad de varias cartas que la Biblia atribuye al apóstol
Pablo. Ellas no serían de Pablo, sino de un discípulo suyo. Para la
finalidad que pretendemos en esta entrevista no consideramos necesario
entrar en esta difícil discusión. Tomamos las cartas tal como aparecen en la
Biblia. Sin embargo, un estudio más profundo no podrá ignorar el problema de
la autenticidad de las cartas. La duda de si una carta es o no de Pablo no
le quita su valor como palabra inspirada por Dios.
La entrevista imaginaria se hace después de la
primera prisión de Pablo en Roma, poco antes de su muerte, cuando tenía más
o menos 63 años de edad. La lista de las preguntas aparece al final.
 

  1. ¿Cuál es tu nombre?
El primer nombre es Shaúl o Saulo (Hch 7,58),
que significa "implorado", "deseado". En aquel tiempo era costumbre poner un
segundo nombre además del judío, un nombre latinizado o helenizado; el
segundo nombre fue Paulo (Hch 13,9) y es el que prefiere y el que usa en
todas las cartas. Otros ejemplos de doble nombre son: Juan Marcos (Hch
12,12), José Barsabas Justo (Hch 1,23), Simeón el Negro (Hch 13,1), Tabita
Dorcas (Hch 9,36).




 

2. ¿Cuándo naciste?
Pablo debió haber nacido alrededor del año 5
de nuestra era. Cuando escribe la carta a su amigo Filemón Pablo se
considera ya "viejo" (Flp 9). Conforme al modo de pensar de aquel tiempo se
consideraba "viejo" a quien tuviera más de 55 años de edad. La carta a
Filemón fue escrita cuando Pablo estaba en la prisión (Flp 9), probablemente
en la primera prisión romana que duró dos años, del 58 al 60. Si restamos
los 55 años al año 60, nos queda el año 5. Esto nos hace ver que el cálculo
de la edad de Pablo depende de muchas conjeturas.
 



 

3. ¿Dónde naciste?
Pablo nació en Tarso, en Cilicia, Asia Menor (Hch
9,11; 21,39; 22,3; ver también 9,30; 11,25). Tarso quedaba a unos quince
kilómetros del Mar Mediterráneo, cerca de la desembocadura del río Cidmo, el
cual formaba un gran lago poco antes de entrar al mar. Tarso era una ciudad
enorme. Conforme a los cálculos de algunos historiadores tenía cerca de
300.000 habitantes.
Poseía un puerto muy activo, con mucho
movimiento. Por ahí pasaba el camino romano que unía oriente y occidente.
También Tarso era un centro importante de cultura. Fue allí donde el
emperador Marco Antonio vio por primera vez a Cleopatra (38 antes de
Cristo), suceso que cambió la historia del  imperio romano. Al sur la ciudad
se abría hacia el mar. Al norte se apretaba al pie de los cerros llamados
Taurus, que alcanzaban hasta tres mil metros de altura.
 
 



 

4. ¿Cómo fue que naciste en una ciudad
helenista si eras judío? ¿Tu familia emigró para allá?
San Jerónimo (siglo IV) conservó una antigua
tradición según la cual Pablo había nacido en Giscala, en Galilea. Esta
tradición no puede ser verdadera pues contradice la afirmación de Lucas en
los Hechos de los Apóstoles y en donde Pablo dice: "nací en Tarso" (Hch
22,3). Sin embargo puede haber un fondo de verdad. Es probable que la
familia de Pablo tuviera su origen en Galilea y hubiera emigrado para Tarso
antes que naciera Pablo. En aquel tiempo, desde el siglo quinto antes de
Cristo, era muy común la migración de judíos de Palestina hacia las ciudades
costaneras del mar Mediterráneo. En esas ciudades había comunidades judías
bien organizadas. Todas ellas formaban lo que llamamos diáspora. Había mucha
comunicación entre las comunidades de la diáspora y la ciudad de Jerusalén,
el centro espiritual de todos los judíos.
Así se entiende cómo Pablo, habiendo nacido en
Tarso, fuera criado en Jerusalén (Hch 22,3; 26,4-5) y tuviera una hermana
casada que vivía en Jerusalén (Hch 23,16). Pablo mismo dice: "De lo que fue
mi vida desde mi juventud y cómo viví desde el principio en medio de mi
nación, lo saben todos los judíos en Jerusalén mismo" (Hch 26,4).
 



 

5. ¿Qué estudios hiciste y con quién?
Conforme a las costumbres judías de la época
Pablo debió haber recibido la formación básica del judío: primero en la casa
de los padres y después en la sinagoga local de Torsa y en la escuela ligada
a la sinagoga. La formación básica común de los judíos consistía en aprender
a leer y escribir; el estudio de la Ley y de la historia del pueblo; la
transmisión de la sabiduría de la vida y de las tradiciones religiosas;
aprendizaje de oraciones. El método era el de preguntas y respuestas;
repetir y memorizar; insistir en la disciplina y la convivencia. Además de
eso, en Tarso mismo debió aprender la cultura griega que conocía y usaba
(ver Hch 17,28).
Aparte de esta formación básica Pablo recibió
una formación superior en Jerusalén. Desde su juventud estudió a los pies de
Gamaliel, nieto y discípulo del célebre doctor Hillel (Hch 22,3). Pablo
mismo declara haber sido un alumno aplicado y esforzado (Flp 3,6).
 


 

6. ¿Tus estudios fueron los de un rabino,
doctor de la Ley? ¿Cuántos cursos estudiaste?
En este tiempo no había cursos como lo de
ahora. Los grandes maestros reunían alrededor suyo a un grupo de discípulos.
En tiempo de Pablo, en el siglo primero, no había una graduación oficial
gracias a la cual alguien podría usar el título de rabino o doctor de la
Ley. Esto sólo sucedió a partir de la reunión de Yabne, realizada hacia el
año 90 después de Cristo. En esa asamblea los rabinos de la línea de los
fariseos establecieron las condiciones para que alguien fuera admitido y
reconocido como rabino. Pablo nunca usó el título de rabino y nunca fue
llamado así. Por eso es poco probable que hubiera estudiado para formarse
como rabino o doctor de la Ley. Sin embargo, el conocimiento que manifiesta
en sus cartas muestra que tenía una sólida formación teológica como la de
los rabinos.
Los estudios superiores abarcaban las
siguientes materias: 1¼ Estudios de la Ley, la Torá, por medio de lecturas
frecuentes, hasta saberla de memoria. 2¼ Estudio de la Halaká, la
tradición de los antiguos. La Halaká pretendía reglamentar la vida del
pueblo conforme a la Ley. Se la llamaba la Tradición Oral y tenía tanto
valor y autoridad como el texto escrito de la Ley. Pablo estudió la Halaká
de los fariseos y no la de los saduceos (ver Flp 3,5; Hch 23,6-8). 3¼ El
estudio de la Hagadá, las historias del pasado narradas por la
Biblia. La manera en que se contaban las historias del pasado capacitaba a
los alumnos a leer los sucesos de su tiempo a la luz de la fe. 4¼ Las reglas
del Midrash, la interpretación de la Biblia. Midrash significa
"búsqueda", del verbo darash: buscar. Indica la búsqueda del sentido que
tiene la Sagrada Escritura para la vida del pueblo y de las personas.
 


 

7. ¿Cuáles son tus lecturas preferidas?
¿Qué significado tiene la Biblia para ti?
Sin duda la lectura preferida de Pablo era la
"Sagrada Escritura", aprendida "desde la infancia", conforme a la costumbre
del pueblo judío de la época (2 Tim 3,15). De la Sagrada Escritura él sacaba
"la sabiduría que conduce a la salvación por la fe en Jesucristo" (2 Tim
3,15). De ahí sacaba "enseñanza", "perseverancia y consolación", "esperanza"
(Rom 15,4). Pablo se considera destinatario de aquellos escritos antiguos:
"Fueron escritos para nuestra instrucción, nosotros que tocamos el fin de
los tiempos" (1 Cor 10,11). El daba testimonio de que el Espíritu de Dios
actuaba sobre el pueblo por medio de la Sagrada Escritura: "Toda escritura
es inspirada por Dios y es útil para instruir, para refutar, para corregir,
para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
cualificado para toda buena obra" (2 Tim 3,16-17).
En ese tiempo la Escritura comprendía
solamente los libros que hoy pertenecen al Antiguo Testamento, pues el Nuevo
Testamento todavía no existía en forma escrita, sino en forma de comunidad
nueva, que comunicaba una vida nueva y una nueva manera de ver las cosas.
Apenas se estaba haciendo el escrito del Nuevo Testamento.
La expresión "Antiguo Testamento" viene del
mismo Pablo (2 Cor 3,14). Era una nueva manera de llamar a la Biblia, manera
que debió ser desagradable para los hermanos judíos. Para Pablo lo Antiguo
se volvía Nuevo a través de la vida nueva y del mirar nuevo nacidos de la
conversión a Cristo en la comunidad (ver 2 Cor 3,16). Pablo leía e
interpretaba los libros del Antiguo Testamento a partir de este nuevo mirar.
No se quedaba en la "letra que mata", sino que buscaba el "Espíritu que
comunica vida" (2 Cor 3,6). Buscaba descubrir (darash-midrash) cómo toda
historia antigua estaba orientada por Dios para encontrar en Cristo y en la
comunidad su verdadero y definitivo sentido: "Todas las promesas de Dios
encontraron en El su SI" (2 Cor 1,20). "Todo fue escrito para nosotros, que
tocamos el fin de los tiempos" (1 Cor 10,11).
 


 

8. ¿Has escrito alguna obra? ¿Cuál?
Pablo no escribió ningún libro, ningún
tratado, ninguna “epístola” (entendida por una obra literaria en forma de
carta, dirigida a un público anónimo), pero sí escribió algunas cartas para
las comunidades y para los compañeros de camino. Las cartas tratan de
asuntos y problemas muy concretos de la vida de las comunidades y de las
personas.
En general Pablo sigue el esquema normal de
las cartas de aquella época: presentación del autor y los destinatarios,
saludo inicial, etc. Generalmente dictaba las cartas a un secretario (ver
Rom 16,22) y al final las firmaba de su propio puño (2 Tes 3,17; Gál 6,11; 1
Cor 16,21; Col 4,18; Fil 19). Parece que solamente la carta a Filemón fue
escrita del todo por Pablo mismo, sin ayuda de su secretario.
La mayoría de las veces Pablo no escribía él
solo, sino con sus compañeros de misión que aparecen a su lado en el saludo
inicial o en los recuerdos finales de las cartas (Rom 16,21-23; 1 Cor 1,1;
16,19; 2 Cor 1,1; Gál 1,2; Flp 1,1; 4,21; Col 1,1; 4,10-13; 2 Tes 1,1; 2 Tim
4,21; Fil 1 y 23).
              
 


 

9. Además de los estudios que hiciste,
¿aprendiste algún oficio? ¿Cuál y por qué?
Pablo tenía el oficio de fabricante de tiendas
de campaña y otros objetos de cuero (Hch 18,3). Algunos exegetas encuentran
que aprendió esta profesión durante su estancia en Jerusalén, cuando
estudiaba a los pies de Gamaliel. Según dicen, el ideal de rabino era tener
un oficio y vivir de su propio trabajo. En este caso el oficio y el trabajo
tenía un papel apenas secundario en la vida de Pablo. Lo importante sería el
hecho de ser rabino o doctor. Pero como ya hemos visto, todo indica que
Pablo no estudió para ser rabino o doctor. Tampoco es cierto que este ideal
del rabino existiera ya en el primer siglo. Como ya veremos, el oficio y el
trabajo no tenían un papel secundario en Pablo, sino un papel central.
Lo más probable es que él, como todo niño de
su tiempo, haya aprendido la profesión de su propio padre, es decir, en el
mismo Tarso. El oficio era una característica de la familia y pasaba de
padre a hijo.
El aprendizaje en el taller del padre
comenzaba a los trece años de edad y duraba dos o tres años. El pequeño
tenía que trabajar de sol a sol, obedeciendo una disciplina muy rígida. El
aprendía la profesión del padre para tener un medio de vida o para
capacitarse en la conducción de los negocios como sucesor del padre. Esto
dependía del tamaño de la fortuna y negocio del padre.
 


 

10. ¿Tu padre era rico? ¿Tenía grandes
negocios?
Pablo solía decir que era "ciudadano de Tarso"
(Hch 21,39) y "ciudadano de Roma" (Hch 16,37; 22,25) y que tenía ese derecho
no por haberlo comprado, sino por nacimiento (Hch 22,28). En otras palabras,
lo recibió de su padre. Esto quiere decir que el padre de Pablo no era
pobre, sino que era de la elite de la ciudad: ¡llegó a apropiarse de los
derechos de “ciudadano romano” al grado de poder pasar ese derecho a los
hijos!
Algunos intérpretes encuentran que Pablo,
siendo fabricante de tiendas, había producido bienes para el ejército romano
que las requería para sus numerosas expediciones militares. Así explican
cómo Pablo, siendo judío, pudiera haber recibido el título de ciudadano
romano como un derecho hereditario.
De este modo es probable que Pablo hubiera
aprendido el oficio de fabricante de tiendas no tanto para tener un medio de
sobrevivencia a través de su trabajo, sino para poder suceder a su padre en
la conducción de los negocios. La conversión a Cristo modificó todos estos
planes.
 


 

11. Pablo, ¿de qué manera la conversión a
Cristo modificó tus planes?
Como ciudadano de Tarso, ciudadano romano,
alumno de Gamaliel con una formación superior, criado y formado muy
probablemente para tomar en sus manos los negocios de su padre, Pablo
pertenecía a la elite de la sociedad de aquel tiempo. Tenía por delante un
gran futuro y la posibilidad  real de una brillante carrera. La entrada de
Cristo en su vida modificó todo esto.
Pablo mismo dice: "Por su amor acepté perderlo
todo y lo considero como basura. Ya no me importa más que ganar a Cristo y
encontrarme en él" (Flp 3,8). "Lo que tenía por ganancia lo tengo ahora por
pérdida por amor a Cristo" (Flp 3,7). Lo perdió todo. ¿Qué era todo lo que
él perdió?
Parte de ese todo perdido era esto: la entrada
de Cristo en su vida lo sacó de la posición en la sociedad y lo colocó en
otra, más inferior. Pablo cambió de clase social. En vez de patrón, dueño de
un taller con sus empleados y esclavos, acabó siendo él mismo un empleado,
un trabajador asalariado  con aspecto de esclavo, que mal ganaba lo
suficiente para poder sobrevivir y que dependía de la solidaridad de los
amigos para no morir de hambre (2 Cor 11,9; 2 Tes 3,8).
La conversión a Cristo era una cara de la
moneda. La otra era su identificación cada vez mayor con los pobres, los
asalariados, los esclavos.
 


 

12. Acláranos un poco más: después de
convertido a Cristo ¿qué fue lo que hiciste con el oficio que aprendiste?
¿Llegaste a ejercerlo? ¿Cómo encontrabas empleo?
La entrada de Cristo en su vida provocó a
Pablo una situación nueva y diferente en la que fue obligado a buscar otra
forma de sobrevivir. Por un lado, repentinamente, Pablo fue arrancado de la
comunidad judía, perdió el círculo de amistades que tenía y debió haber
perdido también su clientela en medio de los judíos, al grado que éstos
querían matarlo  (Hch 9,23). Por otro lado, viviendo en la nueva comunidad
de los cristianos, Pablo fue enviado como misionero (Hch 13, 2-3) y por más
de catorce años llevó una vida de misionero ambulante, sin domicilio, sin
taller y sin clientela fija. ¿Cómo sobrevivir en esas condiciones?
Como misionero ambulante había varias
alternativas de sobrevivencia conforme a la costumbre de los profesores,
filósofos y misioneros ambulantes de la época. Algunos de estos profesores
imponían un precio para su enseñanza; otros, más bien pocos, vivían de
limosnas que pedían en las plazas. Pero la mayoría se instalaba en alguna
casa de familia pudiente como profesor particular de los hijos; allá vivían,
sin trabajar con sus manos, como hijos de aquella casa, dependiendo en todo
de esa familia y recibiendo de ella también alguna ayuda en dinero.
Ahora bien, por cuestión de principios, Pablo
no aceptó ninguna de estas alternativas: aunque reconociera en los otros el
derecho de recibir un salario (1 Cor 9,14-15), él mismo insistía en negarse
a aceptar un pago por su enseñanza, pues quería anunciar el evangelio en
gracia, gratis (1 Cor 9,17-18). No aceptaba limosnas ni ayudas para sí, a no
ser de una sola comunidad (Flp 4,15); no quería depender de la comunidad, ni
ser un peso para ella (1 Tes 2,9; 2 Tes 3,7-9; 2 Cor 12,13-14).
Pablo escogió una cuarta alternativa: trabajar
con sus propias manos (1 Cor 4,12). En esta materia le fue de gran ayuda la
profesión que aprendió, aunque con una gran diferencia: aprendió la
profesión como hijo de padre influyente y rico, pero acabó por ejercerla
como obrero necesitado, obligado por las circunstancias duras de la vida a
buscar un empleo en lugares cercanos al mercado de las grandes ciudades.
Cicerón, el célebre orador y senador romano,
decía: "Un taller no tiene nada que pueda beneficiar a un hombre libre". Por
eso, para un hombre libre como Pablo no era fácil conseguir un empleo. En
general los grandes talleres empleaban sólo a esclavos, por ser más baratos.
Cuando un hombre libre buscaba trabajo en algún taller, estaba haciendo algo
humillante para él. Eso fue lo que sucedió con Pablo. El mismo escribe con
cierta ironía: "¿Fue mi culpa haberles anunciado gratuitamente el
evangelio,  humillándome a mí mismo para exaltarlos a ustedes?" (2 Cor
11,7). Buscando empleo en estas condiciones Pablo asumía la condición de un
esclavo: "Siendo libre, me hice esclavo de todos" (1 Cor 9,19).
 


 

13. ¿Por qué insistes tanto en el valor del
“trabajo con las propias manos”
Trabajar con las propias manos era visto en la
sociedad helenista como un trabajo propio de esclavos e impropio para un
hombre libre. El ideal de los griegos era una vida intelectual sin trabajo
manual. De ahí que los otros misioneros, filósofos y profesores ambulantes,
cultivando ese ideal de la época, no trabajaron con sus manos  y fueron
sustentados por la comunidad. La comunidad, a su vez, los acogía de buen
grado, pues veía en ellos un símbolo del ideal que todos querían alcanzar.
De todos modos, ese ideal alimentado por todos y para todos sólo era posible
para una pequeña capa privilegiada de la sociedad.

Pablo rompió con el ideal cultivado por la
sociedad y cultura helenistas; insiste en querer sostenerse por medio del
trabajo manual: "Ustedes saben cómo deben imitarnos: cuando estuvimos con
ustedes no nos quedamos sin hacer nada, ni pedimos a nadie el pan que
comimos; al contrario, trabajamos con fatiga y esfuerzo, noche y día, para
no ser una carga para ninguno de ustedes. No porque no tuviéramos ese
derecho, sino porque quisimos darles ejemplo para que nos imiten" (2 Tes
3,7-10).
Al presentarse al pueblo como un misionero que
vive del trabajo de sus propias manos Pablo hace que el evangelio entre por
una puerta diferente, provoque una ruptura en la vida del pueblo y le
presente un nuevo ideal de vida. Pablo dice: "Empeñen su honra en llevar una
vida tranquila, ocupándose de sus propias cosas y trabajando con sus propias
manos. Así llevarán una vida honrada a los ojos de los de fuera y no pasarán
necesidades" (1 Tes 4,11-12). ¿Cómo entender los alcances de este texto?
La gran masa urbana de aquel tiempo era de
esclavos. Vivía en la necesidad, la pobreza, la esclavitud. Fue
principalmente en medio de este pueblo en donde surgieron las primeras
comunidades cristianas del mundo helenista (1 Cor 1,26). EL ideal,
alimentado por y para este pueblo, estaba fuera de él, lejos de "sus propias
cosas", fuera de sus posibilidades, pues eran prisioneros de su condición de
trabajadores asalariados y esclavos. Jamás podrían subir y alcanzar el ideal
de una vida intelectual sin trabajo manual. En este texto Pablo no propone
un ideal lejano, sino que hace saber que para ellos la salida está en ellos
mismos:" Ocuparse de sus propias cosas y trabajar con sus propias manos".
Este es el camino para que el pueblo pueda salir de la pobreza y alcanzar
una situación en la que "no pasarán ya necesidades". El ideal, "la vida
honrada", ya no es la vida del intelectual que no trabaja con las manos,
sino la propia vida del pueblo trabajador. Aquello que antes era señal de
esclavitud y motivo de vergŸenza es ahora fuente de vida honrada, no sólo
para los miembros de la comunidad sino también "a los ojos de los de fuera".
Pablo dio ejemplo (1 Tes 2,9; 2 Tes 3,7-9; Hch
20,34-35; 1 Cor 4,12). El era un hombre libre que no necesitaba trabajar
como un esclavo. Como misionero ambulante podía ser sostenido por la
comunidad; eso la comunidad lo hubiera aceptado de buena gana. Pero rehusó
hacer uso de ese derecho (1 Cor 9,15). Quiso trabajar con sus propias manos.
De esa manera ayudaba a los hermanos pobres a romper la ideología dominante
y a percibir en dónde estaba la fuente de la verdadera honradez. Fue en este
punto exactamente en donde Pablo recibió los mayores ataques de los otros
misioneros que no llegaban a entender su actitud y que pensaban más de
acuerdo con la ideología dominante (1 Cor 9,1-18; 2 Cor 11,7-15).
Resumiendo: el trabajo ocupa un lugar central
en la vida de Pablo. Por medio del trabajo se hizo ejemplo vivo y ayudaba a
las comunidades a comprender que era precisamente en su condición de
trabajadores y esclavos en donde estaba la base para hacer surgir una
situación nueva en la que el pueblo ya no pasase necesidad.
 


 

14. ¿Cuál era tu salario? ¿Te alcanzaba
para vivir? ¿Tenías otra fuente de ingresos?

Todo indica que el salario de Pablo no debió
haber sido muy alto, pues él tenía que trabajar "de día y de noche" para
poder vivir sin depender de los otros (1 Tes 2,9; 2 Tes, 3,8). Pablo habla
de cansancio provocado por el trabajo manual (1 Cor 4,12) y de "vigilias",
es decir, horas extras (2 Cor 6,5; 11,27). Pero aun haciendo vigilias pasaba
necesidad (2 Cor 11,9). No tenía dinero ni para comprar comida ni ropa: nos
habla de hambre y desnudez (2 Cor 11,27). Vivía como un "indigente" (2 Cor
6,10).
Una de las causas del salario insuficiente de
Pablo era estar viajando siempre y no tener un domicilio fijo. Por eso no
lograba poner un establecimiento propio, tener una clientela estable,
hacerse de fama profesional que le pudiera atraer a los compradores de
tiendas y de otros productos de cuero. En la mayoría de los lugares por
donde pasó Pablo debió haber vivido de algún empleo conseguido en alguno de
los talleres que solían estar junto al mercado.
En Corintio tuvo la suerte de encontrar a
Aquila y Priscila; con ellos consiguió empleo (Hch 18,3). En Efeso, en donde
pasó tres años, no tuvo tanta suerte, según parece, pues escribía a los
corintios: "Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos" (1 Cor
4,12). De todos modos, Pablo en Efeso "enseñaba diariamente en la escuela de
un tal Tirano" (Hch 19,9). Una variante del texto que se conserva en el
llamado textus occidentalis dice que la enseñanza diaria se hacía "entre la
quinta hora y la décima", lo que significa entre las 11 de la mañana y las 4
de la tarde, es decir, durante la hora del almuerzo y del descanso. El resto
del tiempo tenía que trabajar en el taller, desde temprano en la mañana
hasta tarde en la noche (1 Tes 2,9; 2 Tes 3,8).
No tenía otras fuentes de ingresos, a no de
ser una ayuda que recibía de la comunidad de Filipos (Flp 4,15; 2 Cor
11,8-9). Cuando era necesario, él sabía hacer una colecta y pedir dinero,
pero no para sí sino para los otros, los pobres de Jerusalén. De esa manera
hacía que compartieran (1 Cor 16, 1-4).
 


 

15. ¿Qué hiciste en tu calidad de ciudadano
romano? ¿Cómo participaste en la vida pública de tu ciudad? ¿De qué manera
ejerciste tus derechos?
Como ciudadano romano Pablo gozaba de algunos
privilegios: no podía ser azotado ni crucificado y podía apelar al Supremo
Tribunal en Roma, ante el César. Algunas veces Pablo recurrió a esos
privilegios: en Filipos cuando fue preso y flagelado sin proceso alguno (Hch
16,37); en Jerusalén, cuando el centurión romano quiso flagelarlo (Hch
22,25); en Cesarea cuando corría peligro de ser entregado a manos de los
judíos y ser asesinado por ellos (Hch 25,3.11).
Como ciudadano de Tarso Pablo formaba parte de
la elite de la ciudad. Ciudadano era todo aquel que era reconocido
oficialmente como miembro de la Ciudad. Sólo los ciudadanos eran
considerados el pueblo (“demos”) de aquella ciudad y sólo ellos podían
participar en las asambleas en donde se tomaban las decisiones con relación
al destino de la ciudad. Este tipo de organización se llamaba demo (pueblo)
-cracia (gobierno). Pero por más que se dijera que era "gobierno del
pueblo", el pueblo mismo no participaba, pues no estaban incluidos los
esclavos ni los libres, ni tampoco los llamados "peregrinos", o sea, los
habitantes extranjeros, venidos de fuera. Sólo participaba una pequeña
elite.
No tenemos noticia de la participación
efectiva y directa de Pablo en la vida política o pública de su ciudad. Lo
que sabemos es que participaba activamente en la vida y organización de la
comunidad a la que pertenecía. Por ejemplo, antes de la conversión, Pablo
llegó a ser delegado oficial del Sanedrín para Damasco (Hch 9,1-2). El
exegeta J. Murphy O'Connor encuentra que Pablo había sido miembro del
Sanedrín, esto es, del Supremo Tribunal de las comunidad judía.
Después de la conversión Pablo participaba
intensamente en la vida de las comunidades cristianas, al punto de ser
nombrado responsable de la evangelización entre los paganos (Gál 2,7-9).
 

 

16. ¿Qué funciones y tareas ejerciste
durante tu vida?
Siendo un hombre de participación activa,
Pablo recibió y ejerció muchas tareas y funciones. Ello es señal de que era
una persona con cualidades de liderazgo. Al recorrer rápidamente los Hechos
de los Apóstoles y las cartas logré encontrar diez tareas o funciones en las
que Pablo quedó involucrado. Una lectura más atenta podrá descubrir otras.
He aquí la lista:
1. Testigo auxiliar del apedreamiento de
Esteban (Hch 7,58; 8,1). 2. Probablemente miembro del Sanedrín, esto es, del
Supremo Tribunal de Jerusalén. 3. Emisario del Sanedrín para Damasco, para
perseguir a los cristianos (Hch 9,2; 22,5; 26,12). 4. Delegado de la
comunidad de Antioquía para Jerusalén (Hch 11,30). 5. Delegado de la misma
comunidad de Antioquía para la misión en Chipre y en Asia Menor (Hch
13,2-3). 6. Delegado de los cristianos convertidos del paganismo para el
Concilio Ecuménico de Jerusalén (Hch 15,2). 7. Delegado oficial del Concilio
para las comunidades del mundo pagano (Hch 15,22.25). 8. Responsable oficial
para la evangelización de los paganos (Gál 2,7-9). 9. Organizador y portador
de la gran colecta hecha en las comunidades cristianas  del mundo pagano a
beneficio de los pobres de Jerusalén, imitando así la costumbre judía de los
diezmos y de la relación estrecha con la Iglesia-Madre (Gál 2,10; Rom
15,25-28; 2 Cor 8-9; 1 Cor 16, 1-4; Hch 24,17). 10. La tarea más importante:
"¡Ay de mí si no les anuncio el Evangelio!" (1 Cor 9,16).
 


 

17. Tú que viajaste tanto ¿qué países
visitaste y cuál es tu actual domicilio?
En ese tiempo no había países como ahora.
Existía el gran imperio romano, que era como un enorme mosaico, hecho de
reinos, pueblos, ciudades y tribus. Cada piedra del mosaico mantenía su
autonomía relativa y sus propias leyes, pero todas juntas estaban integradas
y organizadas dentro de los intereses comunes del gran imperio, tales como:
pagar los impuestos y tasas, no hacer guerras entre sí, aportar soldados
para el ejército romano, reconocer la autoridad divina del emperador.
Por este inmenso imperio anduvo Pablo viajando
por mar y tierra. Anduvo por los caminos imperiales, a pie, a lo largo de
más de quince mil kilómetros. Por lo que se sabe, la época en que Pablo
vivía fue la más propicia para viajar, más que todas las otras épocas de la
antigŸedad. En el año 63 antes de Cristo, poco antes de invadir Palestina,
el general romano Pompeyo había derrotado y eliminado a los piratas que
hacían peligroso el viaje por el mar Mediterráneo. En el año 31 antes de
Cristo, tras la victoria de Octavio sobre Marco Antonio, había comenzado la
Pax Romana, que favorecía la tranquilidad en los caminos. Había buenos
caminos, arreglados y en buen estado de conservación. Cada 30 kilómetros (un
día de viaje) solía haber un mesón que ofrecía seguridad a los viajeros
contra los ladrones y otros peligros.
Los cristianos supieron utilizar esta red de
caminos para la difusión del Evangelio. Ellos viajaban mucho entre las
varias ciudades. Se estableció una red de comunicación entre las
comunidades. Vale la pena dar un repaso a los Hechos de los Apóstoles y a
las cartas de Pablo y hacer una relación minuciosa de los viajes de los
primeros cristianos: quiénes viajaban, de dónde a dónde, con qué medios, por
qué caminos, con qué finalidad, etc.
Pablo nació en Tarso, en Cilicia de Asia
Menor; se crió en Jerusalén en Palestina; fue enviado a Damasco en Siria.
Después de su conversión anduvo  por Arabia. Pasando por Jerusalén, volvió a
Tarso y, años después, se fue a vivir a la comunidad de Antioquía en Siria.
De allá fue enviado a la misión y, junto con sus compañeros, anduvo por
muchas regiones, sin parar: Chipre, Panfilia, Pisidia, Licaonia, Galacia,
Misia, Macedonia, Acaya, Grecia, etc. Pasó por Asia y entró a Europa. Viajó
en barco por el Mar Mediterráneo y fue hasta Malta y Roma. También tuvo el
proyecto de viajar hasta España.
El domicilio natural de Pablo era Tarso. Pero
después de que tomó conciencia de su misión no tuvo ya un domicilio fijo.
Era un peregrino sin reposo. No vivía en ningún lugar concreto y en
cualquier lugar se sentía en casa (1 Cor 4,11).
 


 

18. ¿Cómo hiciste para comunicarte con
tanta gente diferente? ¿Cuántas lenguas hablas y en dónde las aprendiste?
Pablo hablaba griego (Hch 21,37); lo había
aprendido en Tarso, su ciudad natal, y lo escribía correctamente conforme lo
prueban sus cartas. El griego era la lengua común (koiné) del comercio y del
imperio, como ahora es el inglés. Era la lengua del pueblo de las ciudades.
Pablo hablaba también el hebreo (Hch 21,40;
26,14), la lengua en la que fue escrita la mayor parte del Antiguo
Testamento y que se usaba casi exclusivamente en la celebración de la
palabra en las sinagogas. También hablaba el arameo, que era la lengua del
pueblo de Palestina. No se sabe si también hablaba el latín, lengua de los
romanos de Roma.
 


 

19. ¿Tuviste algún problema de
comunicación? ¿Cómo lo resolviste?
Pablo debió haber tenido muchos problemas de
comunicación a causa de la gran variedad de lenguas habladas por los
diferentes pueblos del imperio romano. El hablaba en griego, pero no todos
sus oyentes entendían el griego. Sería como hablarle en castellano de
universidad a los indios de la selva; aunque los indios se saben comunicar
para lo indispensable, no todos entienden el español.
Así sucedió en la región de los gálatas, en el
centro de Asia Menor; la lengua materna del pueblo era el dialecto gálico,
una lengua parecida al francés. Hacía poco tiempo que los gálatas había
emigrado de Europa a esa región de Asia Menor. Muchos de ellos no entendían
nada del griego de Pablo. Pablo resolvía ese problema de falta de
comunicación con gestos y dibujos. El lo recuerda en una carta: "Ante
ustedes fue dibujada la imagen de Jesús crucificado" (Gál 3,1).
Sin embargo no siempre se resolvía el problema
con tanta facilidad. Una vez, en Listra de Licaonia de Asia Menor, después
de la curación de un paralítico realizada por Pablo y Bernabé, el pueblo
exclamó: "Dioses en forma humana han venido hasta nosotros" (Hch 14,11). El
pueblo hablaba la lengua licaónica que Pablo no entendía. Por eso no se dio
cuenta de que el pueblo estaba queriendo rendirle un culto divino y
ofrecerle un becerro como sacrificio de honra y acción de gracias. Fue un
equívoco muy desagradable. Quizá fue gracias a un intérprete como
consiguieron aclarar ese equívoco (Hch 14,14-18).
 


 

20. ¿Cuál es tu nacionalidad? ¿La cambiaste
alguna vez?
Entonces no era como ahora. En nuestro tiempo
la nacionalidad de alguien tiene que ver con su pertenencia a una
nación-Estado, el cual concede o niega la ciudadanía y el pasaporte a sus
miembros. En tiempo de Pablo la nacionalidad tenía que ver con la
pertenencia de la persona a una nación-raza. Entonces, aunque Pablo era
natural de una ciudad helenista en el Asia Menor, conservaba muy claro en la
conciencia que era de la raza de Israel (Flp 3,5), descendiente de Abrahán
(2 Cor 11,22), de la tribu de Benjamín (Rom 11,1), hebreo (2 Cor 11,22),
judío (Hch 22,3). El decía: "Viví en medio de mi nación aquí en Jerusalén" (Hch
26,4). En este punto, a pesar de tanto viaje y tanto cambio, y a pesar
también de su conversión a Cristo, él nunca cambió de nacionalidad, es
decir, nunca dejó de ser judío. Nunca olvidó su origen.
La experiencia de Cristo resucitado en su vida
hizo que Pablo, sin dejar de ser judío, reconociera los límites de su
nacionalidad. Para él ser de la raza de Israel ya no era un título de
privilegio ante Dios, pues "tanto judíos como griegos están todos bajo el
pecado" (Rom 3,9). Todos, sin distinción, necesitan de la gracia que viene
por Jesucristo (Rom 3,23-24). Ya no hay más distinción entre judío y griego
(Rom 10,12). Pablo se hace judío con los judíos, sin ley con los sin ley,
para ganarlos a todos para Cristo (1 Cor 9,20-23). En Cristo todos son
iguales (1 Cor 12,13; Gál 3,28; Col 3,11).
                      
 
  

21.
Siendo Judío y ciudadano romano ¿cómo lograste combinar ambas cosas?
No era fácil combinar estas dos cosas. El
ciudadano romano tenía obligación de participar en el culto al emperador, lo
cual estaba absolutamente prohibido a los judíos en nombre de su fe en Dios.
Sin embargo, lograban encontrar una manera viable de convivencia sin
conflicto.
En la mayoría de las ciudades del imperio los
judíos vivían organizados en asociaciones llamadas politeuma; cada una de
ellas era una asociación oficialmente reconocida por los polis, es decir,
por las autoridades de la ciudad. Una politeuma poseía una cierta
independencia y gozaba de algunos privilegios. Sus miembros registrados
podían hacer valer estos derechos suyos. Las politeumas de los judíos en las
diversas ciudades luchaban sobre todo por lograr dos objetivos muy precisos:
1¼ Por una parte querían la plena integración de sus miembros como
ciudadanos; de esa manera los judíos tendrían derecho a los privilegios de
los "ciudadanos de la ciudad", principalmente en relación a los impuestos y
taxaciones. 2¼ Por otra, querían plena libertad para poder practicar su
propia religión. La libertad religiosa por la que pugnaban consistía en no
ser obligados a trabajar en sábado, quedar exentos del servicio militar, no
participar del culto al emperador, tener derecho a seguir sus propias
costumbres alimenticias y llevar una vida conforme a sus propias leyes.
Desde tiempos de Julio César, entre los años
47 y 44 antes de Cristo, los judíos fueron favorecidos con estos privilegios
como recompensa por los servicios prestados al imperio. Por eso mismo los
judíos de la diáspora, al contrario de los de Palestina, no tenían tanto
problema de convivencia con los romanos. Tenían incluso una cierta simpatía
por el imperio y su organización.
En algunos lugares los privilegios especiales
de los judíos provocaron la  animosidad de la población local contra ellos,
sobre todo por causa de sus costumbres alimenticias diferentes y de su
religión, que no aceptaba el culto al emperador ni a las divinidades
locales. Una u otra vez surgieron algunos conflictos con el imperio. Varias
veces los judíos intentaron provocar a la autoridad romana contra los
cristianos (Hch 13,8.50; 14,5; 17,5-9, etc).
 


 

22. Como ciudadano romano ¿llegaste a
prestar el servicio militar?
A un ciudadano romano le obligaba prestar el
servicio militar en las legiones romanas. Es probable que Pablo hubiera
quedado exento por ser judío pues, como ya vimos, los judíos lograban evitar
el servicio militar por motivos religiosos: el servicio militar impedía la
observancia del sábado, la observancia de la ley de la pureza y de las
costumbres alimenticias propias y exigía el culto al emperador, culto
prohibido a los judíos en nombre de su fe en Dios.
 


 

23. ¿Tuviste algún problema con la policía?
¿Sufriste alguna persecución?
¡Muchas veces! Desde su primer viaje misionero
o, mejor dicho, desde su conversión, Pablo encontró resistencia; fue
perseguido y molestado. Para impedir y obstaculizar la acción de Pablo sus
adversarios recurrían a la fuerza de la policía, al poder de las autoridades
o a otros medios de presión: en Damasco (Hch 9,23-24), en Jerusalén (Hch
9,29), en Chipre (Hch 13,8), en Antioquía de Pisidia (Hch 13,50), en Iconio
(Hch 14,5), en Licaonia (Hch 14,19), en Filipos (Hch 16,22), en Tesalónica (Hch
17,5-9), en Berea (Hch 17,13), en Corinto (Hch 18,12), en Efeso (Hch
19,23-40), en Jerusalén (Hch 21,27-30). Pablo mismo informa que "fue
flagelado tres veces; cinco veces recibió cuarenta golpes menos uno" (2 Cor
11,25). Una vez la policía salvó la vida de Pablo: en Jerusalén, cuando
corría peligro de ser linchado por la multitud en la plaza del templo (Hch
21,31-32).
 

24.



 

¿Tuviste algún problema con la justicia? ¿Tuviste que comparecer ante un
tribunal?
En Corinto, presionado por los judíos, Pablo
tuvo que comparecer ante el tribunal romano en donde Galeo, hermano de
Séneca, era procónsul. Este falló a favor de Pablo contra los judíos (Hch
18,12-16).
En Jerusalén por petición de un centurión
romano, Pablo tuvo que comparecer ante el tribunal de los judíos, el
Sanedrín (Hch 22,30). Fue entonces cuando provocó un conflicto entre los
miembros del mismo tribunal, al decir que estaba siendo juzgado por su fe en
la resurrección (Hch 23,6-7). De esta manera puso a los fariseos en contra
de los saduceos y logró impedir que fuera condenado. ¡Ni siquiera hubo
juicio! (Hch 23,8-10).
Llevado a Cesarea, Pablo tuvo que comparecer
ante Félix, el gobernador romano, quien aceptó el proceso y lo tuvo preso,
sin juicio, durante dos años (Hch 24,22-27). El nuevo gobernador, Festo,
quiso que Pablo fuera juzgado en el tribunal de Jerusalén (Hch 25,9). Fue
entonces cuando Pablo apeló al tribunal de César en Roma (Hch 25,10-11).
Bien sabía él que la propuesta de ser juzgado en Jerusalén sería un pretexto
para poder asesinarlo en una emboscada durante el viaje (Hch 25,3).
En Roma Pablo continuó preso por más de dos
años, aguardando el juicio que, por lo que todo indica, no tuvo lugar por
falta de pruebas (Hch 28,30-31).
 


 

25. ¿Cuántas veces estuviste preso, dónde y
por qué?
Pablo estuvo preso varias veces: en Filipos (Hch
16,23), Jerusalén (Hch 21,33), Cesarea (Hch 23,23), Roma (Hch 28,20). Además
debió haber sufrido una prisión muy pesada en Efeso, desde donde envió
cartas para los Filipenses (Flp 1,13), para los Colosenses (Col 4,18) y,
quizás, a Filemón (9 y 13). Fue tan pesada esa prisión en Efeso que Pablo
llegó a perder la esperanza de sobrevivir (2 Cor 1,8-9). Fue como "una lucha
contra animales salvajes" (1 Cor 15,32). El mismo, al hacer un resumen de su
vida, habla de que pasó por muchas prisiones (2 Cor 11,23).
El motivo argumentado por los adversarios para
ponerlo en prisión siempre fue el mismo. En Filipos la acusación contra
Pablo y Silas fue: "Estos hombres están provocando desorden en nuestra
ciudad; son judíos que traen costumbres que a nosotros, los romanos, no nos
es permitido aceptar ni adoptar" (Hch 16,20-21). En Jerusalén los judíos
gritaban al pueblo contra Pablo: "Israelitas, ¡auxilio!. Este es el hombre
que anda enseñando a todos y por todas partes en contra de su pueblo, contra
la Ley y contra este Lugar. Además hizo entrar a griegos al Templo,
profanando así este santo Lugar" (Hch 21,28). En Cesarea el gobernador
recibió el siguiente escrito del oficial romano de Jerusalén con respecto a
Pablo: "Comprobé que él era acusado por cuestiones referentes a la ley que
los rige, sin encontrar delito alguno que justificara prisión o muerte" (Hch
23,29). Y la acusación de los judíos ante el tribunal decía: "Comprobamos
que este hombre es una peste: provoca conflictos entre los judíos del mundo
entero y es también uno de los líderes de la secta de los nazareos. Hasta
intentó profanar el Templo. Por eso lo apresamos" (Hch 24,5-6).
A pesar de eso Pablo continuaba libre:
escribía cartas y anunciaba el evangelio "con firmeza y sin impedimento" (Hch
28,31).
 

 

26. Dicen que eres una persona enfermiza.
¿Es verdad esto? ¿Cómo va tu salud?
Pablo debió haber tenido una salud de hierro
para poder llevar la vida que llevó. De los 40 años a los 50 viajaba a pie
por el mundo, recorriendo en conjunto más de 15.000 kilómetros, soportando
cansancio, prisión, azotes, peligros de muerte, flagelaciones,
apedreamientos, naufragios, peligros en los caminos, ríos y cerros; peligros
por parte de los judíos y por parte de los falsos hermanos; la preocupación
constante por las comunidades, sin contar su oficio como fabricante de
tiendas de sol a sol; con un salario escaso que lo dejaba con hambre y sed y
le obligaba a hacer vigilias y horas extras (ver 2 Cor 11,23-28); ¡Y así con
buena salud!
Aun así durante el segundo viaje misionero
apareció la enfermedad en la vida de Pablo y lo obligó a hacer una parada
forzada en Galacia de Asia Menor (Gál 4,13). Aprovechó la ocasión para
anunciar el evangelio a los habitantes de la región, con lo cual contribuyó
a que surgiera la comunidad  de los Gálatas. Probablemente se trataba de una
enfermedad en los ojos, pues los Gálatas querían "arrancarse sus propios
ojos para dárselos a Pablo" (Gál 4,15).
Algunos exegetas encuentran que el misterioso
"aguijón de la carne" del que habla Pablo en la segunda carta a los
corintios (12,7) se refiere a una enfermedad. Es difícil saber la verdad,
pues Pablo nunca lo explica.
El hecho de que Pablo se mostrara preocupado
por la salud de los compañeros y de recomendar a Timoteo que bebiese un poco
de vino para su estómago y su debilidad (1 Tim 5,23) nos muestra a una
persona realista que sabía apreciar el inmenso don de una buena salud.
 


 

27. ¿Cómo te distraes y te diviertes?
¿Tienes algún pasatiempo? ¿Eres aficionado a algún deporte?

Es difícil saber lo que divertía o distraía a
Pablo. Durante toda su vida, sobre todo desde su conversión, lo que ocupaba
y le esparcía por dentro era lo que él llamaba el ágape o amor (1 Cor
13,1-13). Por este amor permitía que el otro, la comunidad, entrara dentro
de él y ocupara todo el espacio, viviendo ahí dentro como el dueño real de
la casa y lo distrajera de sí mismo, de su propio centro, para el bienestar
de los otros.
Hacia el fin de la vida, después de los
cincuenta años de edad, lo que más le preocupaba y ocupaba por dentro era la
"solicitud por todas las comunidades" (2 Cor 11,28). El no debió haber
tenido mucho tiempo ni ocasión para divertirse. Es difícil saber si tenía
algún pasatiempo. En las horas libres y en las horas de trabajo en su taller
o en el mercado él sólo discutía con la gente sobre la Buena Nueva de Jesús
(Hch 17,11.17).
De todos modos hay algo en las cartas que nos
revela los gustos y preferencias de Pablo. Cuando era pequeño le debió haber
gustado mucho asistir a las carreras en el estadio de la ciudad, pues de
ellas habla, aun después de viejo, para comprobar el mensaje del evangelio y
sus exigencias para la vida (Gál 2,2; 5,7; 1 Cor 9,24-26; Flp 2,16; 3,12-14;
2 Tim 4,7; Heb 12,1).
Pablo nació y se crió en ciudad grande. Tarso
tenía más o menos 300.000 habitantes. Una ciudad así tenía su estadio
deportivo y organizaba sus juegos de atletismo cada cuatro años: carreras,
luchas, lanzamiento de disco, tiro al blanco, etc. Pablo no debió haber
sabido mucho de siembra ni de plantas, pero sí entendía de juegos urbanos.
Las comparaciones que usa casi todas están sacadas de los juegos y supone
que sus lectores las entienden: ganar la corona (1 Cor 9,25), correr hacia
la meta y ganar el premio (Flp 3,14), luchar sin dar golpes en el vacío (1
Cor 9,26), correr sabiendo a dónde se va (1 Cor 9,26). Habla de una "lucha"
y un "combate" (2 Tim 4,7), de "pugilato" (1 Cor 9,26). Conoce el esfuerzo y
la disciplina de los atletas (1 Cor 9,25). Quizás, aun después de viejo,
estaba al pendiente de los juegos y, quién sabe, ¡hasta tenía su equipo
favorito!
 


 

28. ¿Qué fue lo que te causó más tristeza
en la vida?
Pablo tuvo muchas tristezas y problemas en su
vida. El las enumera en la segunda carta a los corintios (2 Cor 11,23-29).
Tuvo penas por las comunidades, sobre todo en Corinto. Pero la tristeza
mayor parece haber sido el rechazo de sus hermanos judíos a creer en Jesús y
aceptarlo como el prometido y esperado. A esto se refiere cuando dice:
"Tengo una gran tristeza, un dolor incesante en el corazón" (Rom 9,2). Hasta
llega a decir que le gustaría quedar "separado de Cristo", si con eso
pudiera ganar a sus hermanos para Cristo (Rom 9,3). Esteban interpeló a
Pablo y logró llevarlo a la conversión. Una vez convertido, Pablo interpeló
a los otros judíos, pero no pudo llevarlos a conversión; por el contrario,
provocó su rabia hasta el punto de ser perseguido por ellos con odio mortal,
pues no perdonaban que Pablo se hubiera levantado contra el pueblo -como
ellos decían- contra la ley y contra el templo (Hch 21,28; ver Hch 9,23;
21,31; 23,12; 25,3).
Otro gran sufrimiento de Pablo vino de los
"falsos hermanos (2 Cor 11,26) o "falsos apóstoles" (2 Cor 11,13). Los
falsos hermanos eran judíos convertidos que no estaban de acuerdo con la
apertura de Pablo con relación a la entrada de los paganos en la Iglesia.
Para ellos la entrada de los paganos a la comunidad significaba que tenían
que observar toda la ley y practicar la circuncisión (Hch 15,1.10); Gál
6,12-13). Por eso trataban de derrumbar la base del trabajo de Pablo
afirmando que su predicación no tenía la aprobación de los grandes apóstoles
(Gál 2,1-10). Obligaban a Pablo a hacer su defensa (ver 2 Cor 11 y 12). Si
Pablo se defiende no es por causa de él mismo sino por las comunidades
fundadas por él.
 


 

29. ¿Cuál es el papel que la religión ocupa
en tu vida?
Pablo fue siempre profundamente religioso,
tanto antes como después de su conversión a Cristo. Antes de la conversión
vivía conforme a la ley y a la esperanza de su pueblo (Hch 24,14-15; 22,3;
26,6-7), identificado con el ideal de la religión de sus padres. En la
práctica de la religión él seguía al grupo más observante, el grupo de los
fariseos (Hch 26,5). El mismo confiesa que era irreprensible en la más
estricta observancia de la ley (Flp 3,6). Pablo era un hombre con un gran
celo (Flp 3,6; Hch 22,3), "celo por las tradiciones paternas" (Gál 1,14).
Para defender la traición de los padres llegó a perseguir a los cristianos (Hch
26,9; 22,4; Gál 1,13).
En la vivencia de esta religión de los padres
era en donde Pablo buscaba su seguridad ante Dios. El testimonio de Esteban,
sin embargo, lo tocó profundamente ¡Fue entonces cuando empezó el cambio!
La conversión a Cristo significó un cambio
profundo en la vida de Pablo, pero no significó un cambio de Dios. Por el
contrario, Pablo continuó fiel al mismo Dios de sus padres, pues en Jesús
reencontró y reconoció al mismo Dios de siempre, el Dios de Abrahán, el Dios
de Isaac, el Dios de Jacob. La diferencia de fondo entre antes y después es
que ahora el ya no pone su seguridad en la observancia de la ley, sino en el
amor gratuito de Dios por él, manifestado y experimentado en Jesús (Gál
2,20-21). En la certeza absoluta de este amor es donde está el fundamento
último de la nueva seguridad que encontró junto a Dios (Rom 8,31-39).
                            
 


 

30. Explícanos mejor por qué estuviste de
acuerdo con la muerte de Esteban y perseguiste a los cristianos.
Pablo trataba de lograr la justicia por medio
de la observancia de la ley (Flp 3,5-6). Su vida y la vida de su pueblo
estaba organizada y estructurada, desde hacía siglos, en torno al
cumplimiento de las exigencias de la Alianza que Dios había hecho con su
pueblo. Observando plenamente las cláusulas de la Alianza el pueblo habría
alcanzado la justicia, sería justo. Esta era la teoría, la doctrina enseñada
al pueblo. Sin embargo, la práctica era otra.
En la práctica Pablo experimentaba
dolorosamente que él, a pesar de todo esfuerzo, no era capaz de cumplir todo
lo que la ley mandaba. Su esfuerzo no era suficiente para alcanzar la
justicia. Pablo continuaba en pecado ante Dios y no alcanzaba la paz de la
conciencia. Quería hacer el bien y no lo conseguía (Rom 7,14-24). Aun así, a
pesar de la práctica deficiente, nadie dudaba de la exactitud de la doctrina
que enseñaban los fariseos.
El testimonio de Esteban, sin embargo, atacó
de raíz el mundo de Pablo y cuestionó radicalmente la exactitud del camino
que él seguía para alcanzar la justicia y la paz con Dios. A la hora de
morir apedreado Esteban dijo: "Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre
de pie a la derecha de Dios" (Hch 7,56). Con este testimonio Esteban daba la
prueba de estar en la presencia de Dios y ser acogido por él, tranquilo, en
paz con su propia conciencia y, por lo tanto, poseyendo ya la justicia que
Pablo buscaba y no alcanzaba. Más aún, Esteban poseía la justicia no como
resultado de la observancia de la ley, sino como un don gratuito de Dios por
medio de Jesús, vivo, de pie y a la derecha de Dios. ¡El mismo Jesús que
años atrás había sido condenado como hereje y blasfemo por la suprema
autoridad de los judíos y que había muerto vergonzosamente en la cruz!
Este testimonio tan breve y simple era la
negación radical del ideal de justicia de Pablo. ¡O Esteban o Pablo! Los dos
no podían ser verdaderos al mismo tiempo. Eran dos caminos totalmente
diferentes, dos mundos opuestos. ¡Uno u otro!
Pablo estaba convencido de que su camino era
el verdadero. Para él, el camino de Esteban era falso y corrompía las buenas
costumbres. Por eso aprobó la muerte de Esteban y comenzó a perseguir a los
cristianos. Actuaba por ignorancia (1 Tim 1,13). Pensaba que con eso servía
a Dios en defensa de la tradición de los padres. Pero en el fondo, quién
sabe, si Pablo buscaba acallar la voz de Esteban y de los cristianos era
porque quería acallar la voz de su propia conciencia que empezaba a
incomodarlo. Pablo estaba huyendo de sí mismo y de Dios, hasta que Dios
intervino y lo hizo caer a la entrada de Damasco.
 


 

31. ¿Cómo entró Jesús en tu vida? ¿Qué
significado y alcance tuvo para ti la experiencia en el camino de Damasco?.
La entrada de Jesús fue el parteaguas. La vida
de Pablo se divide en antes y después de la experiencia en el camino de
Damasco. Los fenómenos extremos que acompañaron el proceso interno de la
conversión y los términos y comparaciones usados para descubrirla sugieren
que la entrada de Jesús en la vida de Pablo no fue una brisa leve y
tranquila, sino una tempestad violenta, repentina. Esa experiencia lo
sacudió todo y atacó los fundamentos de su existencia. Hizo que todo se
desmoronara: todo un mundo, una tradición antigua y secular, para hacer
aparecer un nuevo comienzo.
Dios no pidió permiso. Entró sin más y dejó a
Pablo en el suelo (Hch 9,4; 22,7; 26,14). Cuando Pablo se levantó, estaba
ciego, y así quedó durante tres días (Hch 9,8-9). A pesar de ser el guía del
grupo, Pablo tuvo que ser guiado por los propios súbditos (Hch 9,8). El
mismo dice que su nacimiento para Cristo no fue normal. Dios lo hizo nacer
de manera forzada y violenta, como si fuera un aborto (1 Cor 15,8). Pablo no
lo esperaba: "¡Fui emboscado!" (Flp 3,12). Aun así, después de que todo
sucedió, tuvo que reconocer que esto era lo que estuvo esperando desde
siempre. Para esto fue para lo que Dios lo separó y lo puso aparte, desde el
seno materno (Gál 1,15). El vivió eso como su destino, su vocación, su
misión; casi una fatalidad de la que no podía escapar: su destino, ahora, es
anunciar al Hijo de Dios entre los paganos (Gál 1,16). Es una necesidad para
él: "¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!" (1 Cor 9,16). Al mismo tiempo él
vivió aquella hora como un momento de misericordia de parte de Dios. Dios lo
acogió cuando él mismo era insolente y perseguidor (1 Tim 1,13). Fue el
momento en que sobreabundó en él la gracia de Dios (1 Tim 1,14). Fue así
como Cristo lo formó para su servicio (1 Tim 1,12).
Ahora, para Pablo, el vivir es Cristo (Flp
1,21). Ya no es él el que vive, sino es Cristo el que vive en él (Gál 2,20).
Pablo sabe que es amado: "El me amó y se entregó por mí" (Gál 2,20). De
ahora en adelante él ya no quiere saber otra cosa sino a Jesús crucificado
(1 Cor 2,2). Quiere completar en su propia carne lo que falta a la pasión de
Cristo (Col 1,24). Por amor a Jesús lo dejó todo para poder poseerlo a él y
ser encontrado en él (Flp 3,8-9). Participa de la pasión de Cristo para
poder experimentar su resurrección (Flp 3,10-11). Trae la agonía de Jesús en
su cuerpo para que se manifieste en él la vida (2 Cor 4,10-12; Gál 6,17).
Pablo vive una total identificación con Jesús muerto y resucitado.
Por esta experiencia de Cristo muerto y
resucitado, la vida de Pablo cambió en todo: de la elite cambio a la
periferia, de libre pasó a ser esclavo, de honrado acabó expulsado, de rico
se volvió pobre (ver las respuestas a las preguntas 11 a 13). Por la causa
de Cristo soportó todo y vivió entregado día y noche (1 Cor 13,4-6). Un
nuevo criterio invadió su vida: la gracia liberadora de Dios tomó forma
concreta en Jesús, "que me amó y se entregó por mí" (Gál 2,20).
 


 

32. ¿Cuál fue la última razón que te llevó
a aceptar a Jesús como Mesías?
El encuentro que tuvo Pablo en el camino a
Damasco y lo dejó ciego durante tres días fue la experiencia más fuerte y
constante de su vida. Sin embargo, no fue sólo esto lo que lo llevó a
aceptar a Jesús y a reconocerlo como Mesías. Dentro de esta experiencia,
única y avasalladora, iluminó a Pablo la certeza de que Jesús es el SI de
Dios a las promesas hechas al pueblo en el pasado (2 Cor 1,20).
En otras palabras, al aceptar a Jesús como
Mesías Pablo no estaba siendo infiel a su pueblo ni estaba dejando de ser
judío, sino que se hacía todavía más judío. En el fondo fue la voluntad de
ser fiel a su pueblo y a sus esperanzas, suscitadas por las promesas de
Dios, lo que lo obligaba a aceptar a Jesús como Mesías. Su fidelidad a
Cristo y su experiencia de Cristo, por un lado, y  su fidelidad a su pueblo
y su experiencia de pueblo, por otro, eran los dos lados de la misma moneda.
Pablo nunca se sintió traidor a su pueblo, por
más que lo acusaran de ello. Al contrario, viviendo en Cristo se sentía más
judío que antes, poseedor de la esperanza de su pueblo. Era la fidelidad al
Antiguo Testamento lo que lo llevó a aceptar el Nuevo Testamento.
 


 

33. ¿Por qué tuviste problemas con Bernabé
en el segundo viaje misionero?
Juan Marcos, sobrino de Bernabé, acompañó a
Pablo y a Bernabé en el primer viaje, pero lo abandonó a la mitad (Hch
13,13). Cuando Pablo invitó a Bernabé a un segundo viaje, éste quiso que
Juan Marcos fuera con ellos otra vez (Hch 15,37). "Pero Pablo era de la
opinión de que no había que ir con aquél que los había abandonado en
Panfilia y no los iba a acompañar en el trabajo" (Hch 15,38). Fue entonces
cuando se enemistaron y se separaron, por causa de Marcos (Hch 15,38-40).
Más tarde se reconciliaron. Pablo se hizo de
nuevo amigo de Marcos y reconoció su valía para el anuncio del evangelio.
Así escribe a Timoteo: "Busca a Marcos y tráelo contigo para que pueda
ayudarme en el ministerio" (2 Tim 4,11). Y en la carta a los corintios
Bernabé es recordado como  compañero fiel y ejemplar de Pablo (1 Cor 9,6).
 


 

34. También te enojaste con Pedro. ¿Fue por
el mismo motivo?
La crisis más profunda de las primeras
comunidades surgió en ocasión de la entrada de los paganos en la Iglesia. Al
principio nadie pensaba en convertir a los paganos. Sólo se anunciaba el
evangelio a los judíos (Hch 11,19). Si un pagano quería entrar en la iglesia
se le aplicaban las costumbres antiguas. Desde siglos, cuando un pagano se
convertía al Dios de Israel, debía asumir también todos los compromisos de
la Alianza que este Dios había pactado con su pueblo, como la observancia de
la ley de Moisés, la circuncisión, ciertas costumbres, etc. Esta era la
teoría antigua que continuaba en vigor, aceptada por todos. Pero la práctica
de los cristianos quitó de enfrente la teoría y modificó el cuadro.
En Antioquía los cristianos, todos judíos
convertidos, que habían huido de Jerusalén en la época de la gran
persecución, empezaron a hablar de Jesús también a los paganos (Hch
11,19-20). "La mano del Señor estaba con ellos y un buen número abrazó la fe
y se convirtió al Señor" (Hch 11,21). ¡Hecho consumado! Los paganos entraron
sin pasar por las observancias judías. Ahí surgió un problema teórico: ¡No
se puede! "Si no fueron circuncidados como lo ordena la ley de Moisés
ustedes no podrán salvarse" (Hch 15,1).
La iglesia se dividió. Un grupo, concentrado
en Antioquía, tomó a su cargo la defensa de la entrada directa de los
paganos, sin pasar por la observancia de la ley de Moisés. Pablo y Bernabé
formaban parte de este grupo. Otro grupo, concentrado en Jerusalén, decía lo
contrario: "Es preciso circuncidar a los paganos e imponerles la observancia
de la ley de Moisés" (Hch 15,5). Algunos de este grupo eran fariseos
convertidos (Hch 15,5). Se convocó a una reunión, un Concilio, para resolver
el problema y decidir la cuestión (Hch 15,6).
El Concilio se declaró en favor de la entrada
de los paganos sin la imposición de la ley de Moisés ni de la circuncisión.
La decisión estaba basada en la práctica, en los hechos y en la experiencia.
La práctica : todo lo que sucedió en los viajes de Pablo y Bernabé (Hch
15,3-4,12); los hechos : la conversión de Cornelio y su bautismo por
Pedro (Hch 15,7-9); la experiencia : la incapacidad sentida por los
judíos de conseguir la justicia por medio de la observancia de la ley (Hch
15,10). Así fue como el Concilio releyó y actualizó su teoría antigua y
llegó a la conclusión: "Es por la gracia del Señor por lo que confiamos ser
salvados" (Hch 15,11).
La decisión del Concilio fue un marco
importante en la historia de las primeras comunidades. Pero no todos
entendieron su alcance. Algunos se apegaban a la letra del documento
conciliar (Hch 15,23-29) y negaban su espíritu. Y dentro de este contexto es
donde aparecerá el pleito de Pablo con Pedro.
En cierta ocasión Pedro llegó a visitar la
comunidad de Antioquía. Fiel al espíritu del Concilio convivía con todo el
mundo, sin hacer distinción entre pagano y judío (Gál 2,12). En eso llegó de
Jerusalén un grupo de gente más conservadora que no se mezclaba con los
paganos. Por miedo a las críticas de ese grupo Pedro se apartó de los
paganos (Gál 2,12). Este cambio hizo que mucha gente lo imitara. "Hasta
Bernabé se dejó llevar por la hipocresía" (Gál 2,13). Fue un golpe muy duro
para la comunidad. Por causa de Pedro los paganos quedaban ahora con la
impresión de ser cristianos de segunda categoría. El cristiano cien por
ciento, de primera categoría, sería sólo el judío convertido que observaba
toda la ley de Moisés. Fiel a la letra del Concilio, Pedro, sin darse
cuenta, negaba su espíritu en la práctica. Su comportamiento era "digno de
censura" (Gál 2,11).
Cuando Pablo se dio cuenta de la gravedad de
la situación reaccionó fuertemente y discutió con Pedro. El mismo describe
el suceso: "Cuando vi que ellos no estaban actuando correctamente conforme a
la verdad del Evangelio, yo le dije a Pedro, delante de todos: tú eres
judío, pero ya vives como los paganos y no como los judíos. ¿Cómo quieres
ahora que los paganos vivan como judíos?" (Gál 2,14).
La reacción de Pablo revela la profundidad de
la experiencia que tuvo en el camino a Damasco. Fue allá donde él
experimentó, por un lado, la propia incapacidad de alcanzar la justicia por
la observancia de la ley; y por otro lado, la misericordia de Dios que lo
acogía en gracia y le comunicaba la justicia por la fe en Jesucristo.
Reaccionando contra Pedro, Pablo, en cierto modo, estaba defendiendo la
experiencia de Dios que tuvo en el camino a Damasco, y sacaba de ella una
lección para la vida de toda la iglesia.
                        
 


 

35. ¿Por qué no te casaste? ¿Estás en
contra del matrimonio?
Pablo no fue casado (1 Cor 7,8). Algunos
exegetas encuentran que era viudo. No se qué argumento tienen para hacer esa
afirmación. Pablo no se casó porque fuera contrario al matrimonio, sino
porque no se quiso casar. Esa era la manera como veía su vocación personal y
buscaba ser fiel a ella. El que no quisiera casarse tenía que ver con su
experiencia personal de Cristo (1 Cor 7,32) y con el hecho de que en Cristo
ya había llegado el fin de los tiempos (1 Cor 7,29-31; ver Mc 12,25).
Aunque no fuera casado, Pablo defendía el
derecho que tenía a casarse (1 Cor 9,5). No estaba en contra del matrimonio.
Por el contrario, consideraba como una "doctrina demoníaca", "hipocresía de
mentirosos" y "cuentos impíos de gente caduca", la teoría de los que
prohibían el casamiento (1 Tim 4,1-7).
 


 

36. A mucha gente le caes mal por tu
actitud negativa hacia las mujeres. ¿Es verdad que estás contra la
participación de la mujer en la comunidad?
Algunos textos de Pablo causan una verdadera
dificultad. En ellos la mujer aparece en posición inferior y no es
debidamente valorada. No es posible aclarar toda esta cuestión en una
respuesta breve como ésta. Sólo voy a enumerar algunos factores que hay que
tomar en cuenta para un estudio posterior más profundo.
En primer lugar, no podemos olvidar que la
cultura y el modo de pensar de ese tiempo no eran los mismos de hoy en lo
que respecta a la participación de la mujer en la vida de la comunidad. Los
mismos textos de Pablo que, si los comparamos con el tiempo actual
representarían un retroceso, pueden constituir un avance si los situamos en
el contexto de la cultura y de la sociedad de aquella época.
En segundo lugar, conviene ver el contexto más
amplio de la vida y actividad del mismo Pablo: su manera de relacionarse con
las mujeres en la vida y organización de las comunidades que él fundó;
cuántas y cuáles mujeres aparecen en las cartas, en los saludos finales y en
el relato de los viajes.

En tercer lugar conviene recordar que los
textos que son más difíciles no son los que exponen una doctrina universal
que tenga que ser aplicada tal cual en todos los tiempos; en la mayoría de
las veces esos textos quieren resolver problemas concretos que estaban
perturbando la vida de la comunidad. Por eso, además del contexto de la
cultura, la sociedad y la vida de Pablo, hay que examinar el contexto
conflictivo de la comunidad que hizo que Pablo escribiera de una manera tan
negativa acerca de la participación de la mujer.
Veamos como ejemplo el texto de 1 Tim 2,8-15
escrito para Timoteo, coordinador de la comunidad de Efeso (1 Tim 1,3). Lo
que voy a decir lo saqué de un artículo de Alan Padgett, Mujeres ricas en
Efeso, 1 Tim 2,8-15, publicado en inglés en 1987 en la revista
Interpretación,
  páginas 19 a 31.
En la comunidad de Efeso se infiltró un grupo
de falsos doctores (1 Tim 1,3.6). Ellos inventaban doctrinas extravagantes
(1 Tim 1,3-4), interpretaban mal la Escritura (1 Tim 1,7), no aceptaban la
resurrección (2 Tim 2,18), prohibían el casamiento (1 Tim 4,3), sin declarar
como buenas las cosas que Dios creó (1 Tim 4,3-5). Guardaban apariencia de
piedad (2 Tim 3,5), pero en realidad hacían de la piedad una fuente de lucro
(1 Tim 6,5.9-10). Como profesores ambulantes, conforme a la costumbre de la
época, buscaban ser acogidos en las casas de familias más ricas (2 Tim 3,6).
Era el comienzo del gnosticismo que penetraba en las comunidades.
Ligado a este grupo de los falsos doctores
aparece el grupo de algunas mujeres. Pues bien, para realizar su objetivo,
aquellos doctores lograban influenciar y cautivar a algunas mujeres que
estaban deseosas de aprender cosas nuevas (2 Tim 3,6-7), sobre todo algunas
viudas todavía muy jóvenes. Quizá se trataba de mujeres recién convertidas,
puesto que participaban todavía en las "instrucciones" (1 Tim 2,11; ver
también 3,6). Eran ricas, pues usaban objetos de oro, perlas y vestidos
suntuosos (1 Tim 2,9). En todo caso, no eran pobres. Por ser mujeres de
cierta posición eran visitadas por los falsos doctores, pues, siendo ricas,
ellas podían acogerlos y mantenerlos, además de ofrecerles otras ventajas y
placeres (1 Tim 5,6.11; 2 Tim 3,6).
Aquellas mujeres tenían una sed enorme por
saber: estudiaban siempre (2 Tim 3,7), se rodeaban de profesores para lo que
les convenía (2 Tim 4,3), sin alcanzar jamás el conocimiento de la verdad (2
Tim 3,7). Muy probablemente ellas buscaban el conocimiento en aras de un
liderazgo mayor en la comunidad; querían "enseñar y dominar" (1 Tim 2,12).
Influenciadas por los falsos doctores, aceptaban cualquier doctrina extraña
(1 Tim 4,1-2), rechazaban el matrimonio (1 Tim 4,3; ver 5,14), andaban de
casa en casa (probablemente de comunidad en comunidad, (1 Tim 5,13) y ya no
atendían a su propia familia (1 Tim 5,8); con eso provocaban pleitos,
discusiones, rabias y burlas (1 Tim 1,4; 2,8; 5,13; 6,4-5). Destruían la paz
en la comunidad.
Si leemos el texto de 1 Tim 2,8-15 teniendo en
cuenta este telón de fondo nos quedará claro lo siguiente: Pablo no está
hablando de la mujer en general, sino pensando en aquel grupo de señoras de
la comunidad de Efeso. No está en contra de que la mujer estudie; lo que
pide es que aquellas señoras estudien con calma y humildad puesto que
todavía se encuentran en la instrucción inicial (2 Tim 2,11). No se opone a
la participación de la mujer en el liderazgo de la comunidad, pero cuestiona
las pretensiones de aquel grupo de viudas ricas que, por ser ricas, eran
visitadas por los falsos doctores, dejándose ingenuamente manipular por
ellas. Por eso les pide Pablo que sean más modestas, para que no provoquen
más a aquellos doctores (2 Tim 2,9-10). Pablo no enseña que el hombre es
superior a la mujer, pero sí que cualquiera que esté en la fase de
instrucción inicial tiene por encima a los responsables de esa instrucción;
los responsables de la enseñanza tienen precedencia para con los alumnos,
sobre todo en aquella época de tanta variedad de doctrinas diversas y
extrañas (1 Tim 2,11-12). No enseña tampoco que toda mujer deba ser madre
para poder salvarse, pero sí encuentra que en el caso de aquellas viudas
jóvenes que despreciaban el matrimonio el único medio que había para que se
recuperaran era casarse de nuevo y llegar a la maternidad (1 Tim 2,15;
5,14-15).
Si tomamos en cuenta este texto en el contexto
de aquella época, 1 Tim 2,8-15 nos muestra un avance. A pesar de las
reservas que tiene Pablo para con aquel grupo de señoras de Efeso, está
suponiendo como cosa natural el que la mujer reciba instrucción, lo cual no
era tan común en la sinagoga.
Todo lo dicho es válido, aun en el caso de que
esta carta no fuera escrita por Pablo.



 

37. ¿Por qué no te pronunciaste contra la
esclavitud y contra la explotación de tanta gente por el sistema del imperio
romano? ¿Es cierto que eras amigo o simpatizante del imperio romano?
Aquí también tenemos que considerar varios
factores a tomar en cuenta para llegar a una respuesta más o menos completa,
pues se trata de un asunto complejo y difícil. Al igual que en la respuesta
anterior voy sólo a indicar algunos de los factores que deben profundizarse
en un estudio posterior.
En primer lugar la conciencia que había
entonces con respecto a la problemática social era diferente. La situación
de los cristianos en el imperio romano era diferente de la situación de los
cristianos hoy en América Latina. Aquí hoy los cristianos tenemos casi
quinientos años de edad, somos más o menos el noventa por ciento de la
población del continente y tenemos una tremenda responsabilidad histórica en
el origen de la estructura anti-evangélica que existe por aquí. En tiempos
de Pablo los cristianos no tenían ni siquiera treinta años de edad, no
llegaban a ser un medio por ciento de la población del imperio y no
estuvieron presentes, en cuanto cristianos, cuando fue creado el sistema
explotador del imperio romano.
En segundo lugar, el tipo de análisis que hoy
hacemos de la sociedad no existía en aquel tiempo. Había conciencia del
problema social, pero éste no se entendía de manera tan clara como ahora. La
pregunta que hacemos a Pablo es legítima, pero se formula a partir de
nuestras preocupaciones, de nuestro nivel de conciencia y de nuestro
análisis del problema social. Una respuesta más completa exigiría un uso
mayor de las ciencias sociales en el estudio del texto de Pablo, lo cual ya
empieza a suceder en América Latina.
En tercer lugar, conviene recordar que los
judíos, desde la destrucción de Jerusalén en el 587 antes de Cristo, vivían
sometidos a gobiernos extranjeros y ya estaban acostumbrados a esto. Hasta
llegaron a ver en ello una expresión de la voluntad de Dios. Esdras llegó a
identificar la ley de Dios con la ley del rey (Esd 7,26). Aprendieron a
convivir. Además conviene recordar la diferencia que había en este punto
entre los judíos de Palestina y los de la diáspora, de la cual hablábamos en
la pregunta 21.
En cuarto lugar, Pablo tuvo una experiencia
profunda de Dios. Una experiencia así relativizaba todo lo demás, tanto la
riqueza como la pobreza, poseer como no poseer. He aquí algunos textos:
"Vivimos como indigentes, pero enriquecemos a muchos; como quien no tiene
nada, pero poseyéndolo todo" (2 Cor 6,10). "Aprendí a adaptarme conforme a
las necesidades; sé vivir modestamente y sé también cómo manejarme en la
abundancia; estoy acostumbrado a todo en cualquier situación: vivir saciado
y pasar hambre, estar en abundancia y sufrir necesidad; todo lo poseo en
aquel que me fortalece" (Flp 4,11-13). "Si tenemos comida y ropa nos
contentamos con eso" (1 Tim 6,8). "El tiempo es corto; los que compran
actúen como si no comprasen, los que usan de este mundo vivan como si no lo
usasen, pues pasa la experiencia de este mundo" (1 Cor 7,29.30-31).

En quinto lugar, había en Pablo una conciencia
muy clara del nuevo tipo de fraternidad que iba a ser vivida en la comunidad
cristiana. En ella debía quedar superada toda forma de dominación
proveniente de la religión (judía-griega), de clase social (libre-esclavo),
de sexo (hombre-mujer) o de raza (griego-bárbaro). En ella ya no podía haber
diferencia entre "judío y bárbaro" (ver Gál 3,28; Col 3,11; 1 Cor 12,13).
Una comunidad así no deja de ser un factor profundamente revolucionario, una
semilla explosiva, aunque sus miembros no tengan plena conciencia de este
aspecto.
En sexto lugar, comparando los conflictos del
primer viaje misionero (Hch 13,1-14,28) con los del segundo viaje (Hch
15,36-18,22), podemos percibir lo siguiente: 1¼ Una entrada progresiva del
imperio y sus instituciones en estos conflictos. 2¼ El imperio puede tener
personas buenas  y simpatizantes al cristianismo, como el procónsul Sergio
Pablo de Chipre (Hch 13,6-12), pero también tiene leyes e instituciones que
son usadas en contra de  los cristianos (Hch 13,50; 14,5; 16,19-24.35-37;
17,5-9; 18,12-16). 3¼ En el primer viaje el conflicto con el mundo pagano
era más a nivel religioso (Hch 14,8-18), mientras que en el segundo ya se
situaba más o menos en el nivel económico (Hch 16,16-40) y a nivel cultural
e ideológico (Hch 17,16-34). 4¼ En estos conflictos los cristianos aparecen
como gente sin poder: no logran que la opinión pública esté a su favor, ni
consiguen que la clase alta los apoye. 5¼ Las instituciones del imperio y la
clase alta son usadas en contra de los cristianos por obra de los que se
sienten perjudicados por el mensaje cristiano, pero no consiguen ser usadas
por los cristianos para defender la justicia y la verdad en contra de la
injusticia y la falsedad. Todo esto revela una incompatibilidad creciente
entre el imperio y el evangelio.
En séptimo lugar, es posible que Pablo, como
judío de la diáspora, hubiera tenido cierta simpatía por el imperio romano.
Lo mismo aparece en Lucas, el que escribió los Hechos de los Apóstoles. Pero
aun teniendo una posible simpatía, Pablo no adaptó el evangelio a sus
simpatías; de no haber sido así no hubiera provocado la ofensiva progresiva
del imperio en contra de las comunidades. No conviene olvidar también que
Pablo murió condenado por el imperio romano, por causa del amor que tenía al
evangelio.
 


 

38. ¿Por qué acabaste tan desanimado y
debilitado después de aquel fracasado discurso de Atenas? Tú no eres un
hombre capaz de desanimarse. ¿Hubo alguna razón más profunda?
Pablo llegó a Atenas tras un largo recorrido a
lo largo de las ciudades de Asia Menor y Grecia. Se trataba de su segundo
viaje misionero (Hch 15,36ss). Ya había fundado varias comunidades en
Galacia, Filipos, Tesalónica y Berea. En casi todas estas ciudades fue
perseguido y torturado. Tuvo que huir varias veces. Nada, por consiguiente,
era capaz de amedrentarlo o desanimarlo. Finalmente él llegó a Atenas,
capital de la cultura helenista (Hch 17,15).
Invitado por la gente que lo escuchaba en la
plaza del mercado, tuvo que exponer sus ideas en el Areópago (Hch 17,16-21).
Preparó un discurso en el que trató de comunicar la Buena Noticia de Jesús (Hch
17,22-31). El discurso no tuvo mucho efecto. En cuanto habló de la
resurrección, sus oyentes perdieron interés, se burlaron de él y la sesión
se suspendió (Hch 17,32). Poca gente creyó en lo que decía (Hch 17,34).
Pablo, el que parecía tener valor para enfrentar cualquier contratiempo,
hasta persecución, prisión y tortura, ese mismo Pablo perdió el ánimo tras
el fracaso de su intento en Atenas. Salió de allá y se fue a Corinto (Hch
18,1), en donde, según él mismo dice, llegó "lleno de flaqueza, recelo y
temor" (1 Cor 2,3), "en medio de gran angustia y tribulación" (1 Tes 3,7).
¿Por qué quedó Pablo así? ¿Qué fue lo que provocó en él ese desánimo?
Ciertos defectos ocultos sólo aparecen a lo
largo del camino. Poco a poco los mismos hechos de la vida van sacando la
cáscara y revelando lo que verdaderamente somos ante Dios y ante los otros.
La conversión es un proceso permanente, hasta para Pablo. Aunque ya había
experimentado la  gratuidad de la acción de Dios, todavía quedaba dentro de
él algo de la mentalidad de las "obras". El pensaba poder derrumbar a los
paganos y convertirlos con la fuerza y la lógica de sus argumentos. Para eso
elaboró cuidadosamente su discurso (Hch 17,22-31), basado en las leyes de la
lógica y la oratoria. Pero tuvo que experimentar la inutilidad total de sus
argumentos. En vez de derrumbar fue derrumbado en su pretensión de vencer al
enemigo. El sistema de la cultura helenista no se afectó ni se alteró. Poca
gente se convirtió. La mayoría ni se interesó; ni a favor ni en contra. No
quisieron discutir el asunto: "¡Hasta luego! ¡Queda para otra vez!" (Hch
17,32).
Pablo descubrió y experimentó la debilidad y
los límites de su pretensión. El nacimiento doloroso para Cristo, iniciado
en el camino de Damasco, todavía continuaba. Pero él supo sacar la lección
de esos sucesos. En la carta a los corintios describe cómo llegó allá
después del fracaso en Atenas: "Hermanos, yo mismo, cuando fui al encuentro
de ustedes, no me presenté con el prestigio de la oratoria o de la sabiduría
para anunciarles el misterio de Dios. Entre ustedes yo no quise saber otra
cosa que Jesucristo, y Jesús Crucificado. Estuve entre ustedes lleno de
debilidad, recelo y temor; mi palabra y predicación no tenía brillo ni
artificios para seducir a los oyentes; mi demostración se apoyaba en el
poder del Espíritu, para que ustedes no creyeran por causa de la sabiduría
de los hombres, sino por el poder de Dios" (1 Cor 2,1-5). Este parece un
Pablo diferente al que presentaba su discurso en el Areópago con lógica y
oratoria. ¡Aprendió  la lección! Acabó siendo más humilde. Supo dar a Dios
el lugar que él se merece, sin que esto lo llevara a pasividad. Siendo judío
tuvo que aprender en la práctica cómo habérselas con la gente de la cultura
helenista y aun con el mismo Dios. Aprendió recibiendo golpes y sufriendo.
Después de aquella caída en Damasco el que
animó a Pablo y lo sacó de la ceguera fue Ananías (Hch 9,17-19). Ahora,
después de la caída de Atenas, fue la llegada de Timoteo trayendo buenas
noticias de la comunidad recién fundada de Tesalónica lo que lo ayudó a
superar el desánimo y a volver a encontrar la fuente de la fuerza y del
valor: "Ahora estamos reanimados" (1 Tes 3,8). A partir de ese momento,
Pablo tuvo de nuevo disposición para dedicarse enteramente al anuncio de la
Palabra (Hch 18,5).
 


 

39. Cuando nosotros ahora hablamos de las
comunidades que anduviste fundando nos imaginamos unas comunidades perfectas
de gente santa. ¿Es verdad esto? Porque ante tanta santidad hasta nos
quedamos desanimados, pues ahora es muy difícil vivir en comunidad. ¿Qué nos
puedes decir acerca de esto?
Lo que Pablo nos dice es lo que él mismo vivió
y conoció, tanto de su propia experiencia como de la experiencia de la
comunidad de los primeros cristianos en Jerusalén. La narración de los
sucesos vividos es lo que más ayuda a deshacer la idea de que las primeras
comunidades estaban formadas sólo por gente santa y sin problemas.
El libro de los Hechos de los Apóstoles
presenta a la primera comunidad de Jerusalén como el ideal para las
comunidades de todos los tiempos. A Lucas se le ocurrió poner ese ideal en
los pequeños resúmenes en donde muestra la vida de los primeros cristianos (Hch
2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). En ellos describe no tanto lo que existió de
hecho, sino lo que debería existir siempre en cualquier comunidad. El ideal
de la comunidad lo colocó muy cerca de su fuente: la resurrección de Jesús.
Pero Lucas no escondió la realidad de aquel
duro caminar. Leyendo en las líneas y las entrelíneas se puede percibir que
había muchos problemas y dificultades. No era gente tan santa, ni tan
diferente de nosotros, como a veces nos imaginamos. He aquí la lista de
algunos de estos problemas de la primera comunidad.
1. El intento de Ananías y Safira de
aprovecharse de la comunidad para promoverse  a sí mismos (Hch 5,1-11).
2. Lucha entre los "hebreos" (judíos
convertidos de Palestina) y los "helenistas" (judíos convertidos de la
diáspora) por causa de la asistencia diferente que se daba a las viudas (Hch
6,1).
3. Tensión interna por causa del liderazgo
nuevo de Esteban: el grupo de los helenistas (ligado a Esteban) es
perseguido y debe huir, mientras que los apóstoles (probablemente el grupo
de los hebreos) continúan en Jerusalén (Hch 8,1).
4. El intento de algunos de comprar con dinero
el carisma y el don del Espíritu Santo (Hch 8,19).
5. La falta de gente para anunciar el
evangelio (Hch 8,31).
6. Persecución a los cristianos por parte de
los sacerdotes (Hch 4,1-3) y, más tarde, por parte de los fariseos (Hch
8,1-3: Pablo es fariseo).
7. Conflicto entre los cristianos venidos del
judaísmo y los que habían venido del paganismo (Hch 15,1).
8. Las dudas e incertidumbres de Pedro: no
sabe cómo comportarse ni cómo enfrentar el problema (Gál 2,11-12).
9. El reclamo que un grupo más conservador le
hace a Pedro que no estaba de acuerdo con él (Hch 11,2-3.18).
10. Una falta general de coordinación, puesto
que las cosas van sucediendo y los apóstoles sólo lo saben después de
acontecidas (Hch 11,19-22).

Aun así, a pesar de todas esas dificultades,
el ánimo de la gente era muy grande. Ellos no se desanimaban y las
comunidades crecían (Hch 2,41.47; 4,4; 5,14; 6,1.7; 9,31; 11,21.24; 16,5;
etc. ) ¡Las comunidades eran un nuevo modo de ser Pueblo de Dios!
Todo esto vale también para las comunidades
fundadas por Pablo en las grandes ciudades del imperio romano. Sólo que en
ellas los conflictos y problemas eran mayores. Algunas de estas dificultades
ya las mencionamos en esta entrevista. Voy a intentar recordarlas aquí,
añadiendo algunas otras. Sólo indico el suceso, pues no es éste el lugar
para profundizar en el asunto. He aquí la lista provisional:
1. Falta de instrucción, aun por parte de los
líderes, como Apolo, que nada entendía del bautismo (Hch 18,25-26).
2. Continuaba la influencia de Juan Bautista,
al grado que unas personas sólo conocieron el bautismo que él hacía; no
sabían nada del Espíritu Santo  (Hch 19,1-3).
3. Divisiones internas por causa de las
diferentes líneas de Pedro, Pablo y Apolo (1 Cor 1,12; 4,6).
4. Mentalidad griega en choque con la
mentalidad judía: el concepto de autoridad del griego es más "democrático"
(viene de una discusión abierta), mientras que el judío es más "tradicional"
(originado en la tradición); ello fue una de las causas del conflicto que
había entre Pablo y la comunidad de Corinto (2 Cor 10,8-11; 12,11-18;
13,2-4).
5. Los cristianos venidos del judaísmo habían
llegado al punto de intentar destruir el trabajo de los cristianos venidos
del paganismo: eran los "falsos hermanos" (Gál 2,4-5; 6,12-13; 1 Tes
2,14-16).
6. Pleitos personales de Pablo con Bernabé a
causa de Marcos (Hch 15,37-39), y de Pablo con Pedro a causa de una línea
diferente (Gál 2,11-14).
7. Mentalidad griega que no aceptaba la
resurrección (Hch 17,32; 1 Cor 15,12).
8. Falsos doctores que sembraban confusión en
las comunidades (1 Tim 4,1-7).
9. Problemas con la religiosidad popular de
los pueblos de Asia Menor (Hch 14,11-18).
10. El problema del papel de la mujer en las
comunidades: no todo estaba claro (1 Cor 11,3-12; 14,34-35; 1 Tim 2,9-15).
11. El problema de los carismas, usados por
algunos para promoverse y no para construir la comunidad (1 Cor 14,1-32).
12. La falta de respeto de unos ante la
fragilidad de la conciencia de otros (1 Cor 8,7-13; Rom 14,1-15).
13. La pretensión de algunos de usar la
libertad en Cristo como pretexto para el libertinaje (1 Cor 6,12-20;
5,1-13).
14. División social y falta de orden durante
la realización de la Cena Eucarística (1 Cor 11,17-34).

15. Deseo de algunos de seguir el ideal griego
de la vida intelectual sin trabajar con las propias manos, mientras que
Pablo quería exactamente lo contrario (2 Tes 3,10-12).
Los problemas eran muchos y el pueblo de las
comunidades no era santo ni perfecto. Era espejo de lo que sucede hoy,
cuando gente bien intencionada, de diferentes orígenes y mentalidades,
decide caminar juntos. La fraternidad es un desafío.
Gran parte de estos problemas eran problemas
de transición. Las comunidades eran un nuevo modo de ser Pueblo de Dios. La
transición del modo antiguo hacia el nuevo no fue fácil. Pablo fue el
instrumento para ayudar en esta transición, sin la cual la Iglesia habría
naufragado y nunca hubiera llegado hasta nosotros.
Fue la transición del mundo judío al mundo
griego; del mundo rural de Palestina al mundo urbano de Asia Menor y de
Grecia; del mundo más o menos armonioso y coherente del judaísmo al mundo
pluralista de las grandes ciudades del imperio, llenas de conflictos; de una
situación de comunidades aisladas, casi sin organización, a la de comunidad
bien organizadas; de una iglesia estancada, formada solo de judíos
convertidos, a una iglesia abierta que acoge a todos; del período de los
apóstoles, es decir, de la primera generación de líderes, al de la iglesia
post-apostólica de la segunda generación de los líderes que ya no habían
tenido contacto personal con Jesús; de una iglesia cuya doctrina  y
disciplina venían en gran parte del judaísmo, a una iglesia que empezaba a
elaborar y organizar su propia liturgia, doctrina y disciplina; de una
religión ligada a las comunidades bien situadas de los judíos de la
diáspora, a una religión más ligada al pueblo pobre de las periferias
urbanas de las grandes ciudades del imperio romano; de una religión que
cultivaba  el ideal de la clase dominante, a una religión que tenía el valor
de presentar un nuevo ideal de vida al pueblo trabajador: "ocuparse de sus
propias cosas y trabajar con las propias manos...; así no pasarán
necesidades de cosa alguna" (1 Tes 4,11-12).
 


 

40. Echando una mirada hacia atrás, ¿cómo
ves ahora tu vida?
La vida de Pablo tiene cuatro períodos bien
distintos. El primero cuenta desde el nacimiento hasta los 28 años de edad.
Es el período anterior a la conversión, durante el cual vive como israelita
fiel y observante. El segundo va desde la conversión a los 28 años hasta el
envío a la misión a los 41. Período poco conocido. El tercero corre de los
41 años a los 53. Es el período de los viajes misioneros. El último va desde
los 53 hasta su muerte a los 63 años de edad. Es el período de las prisiones
y de la organización de las comunidades.
Aunque son diferentes, estos cuatro períodos
tienen algo en común: se trata siempre del mismo Pablo, de la fe en el mismo
Dios, de la pertenencia al mismo pueblo de Dios y de la misma voluntad de
ser fiel a Dios y a su alianza y de llegar a la justicia y la paz con Dios.

Muchas cosas de la vida de Pablo ya fueron
vistas en esta entrevista; otras jamás podrán verse, pues quedaron como
secreto exclusivo de él. Poco sabemos del primer período, casi nada sabemos
de lo que pasó entre el momento de la conversión (28 años) y el envió a la
misión (41 años). ¡Son trece años de silencio! Quizá fue durante este
período cuando tuvo las grandes experiencias místicas de las que habla en
una de sus cartas (2 Cor 12,1-10). Poco o nada sabemos de lo que sucedió
después de la primera prisión en Roma hasta su muerte. El período más
conocido es el de los viajes misioneros. De ahí se deduce que el interés de
la Biblia en la persona de Pablo no es tanto en razón de Pablo mismo, sino
en cuanto a que él era el animador de las comunidades.
La gran novedad que marcó la vida de Pablo fue
su experiencia de Jesús resucitado en el camino de Damasco: experiencia
profundamente personal y, al mismo tiempo, esencialmente comunitaria, pues
ella sólo se manifestó con claridad en el momento en que Ananías impuso las
manos a Pablo y lo acogió en la comunidad, diciéndole: "¡Pablo, hermano
mío!" (Hch 9,17).
La experiencia en el camino a Damasco fue como
un diamante tallado que recibe la luz del sol. A través de sus muchas caras
fracciona la luz en múltiples colores y revela así las diferentes
cualidades. A la luz  del sol es Dios el que se hace presente en la vida de
Pablo. El diamante es la experiencia de Jesús resucitado. Sus innumerables
facetas refractan la luz y en ella se revelan las infinitas cualidades:
experiencia de fidelidad de Dios (2 Cor 1,20); experiencia de victoria sobre
la muerte (Col 2, 12-13; Ef 1,19-20; Rom 6,1-4); experiencia de la propia
nada (Rom 7,24); experiencia de la propia vocación y misión (Gál 1,15-16);
experiencia de pasión, muerte y resurrección de Cristo (Flp 3,10-11);
experiencia de su pertenencia al pueblo (Rom 9,1-5); identificación mística
con Cristo (Gál 2,20); experiencia profunda del amor gratuito  de Dios (Rom
8,31-39)... Vale la pena hacer una exploración y clasificar todos los
aspectos de la experiencia de Dios en Cristo vivida por Pablo.
 


 

CONCLUSIÓN: ¿Cuál es tu mayor esperanza?
Aquí me niego a responder. Tendría que copiar
la mayor parte de las cartas, pues todo en ellas es esperanza. Para Pablo,
Jesús es la esperanza prometida y realizada de su pueblo, tras largos siglos
de espera. En Jesús resucitado encontró la razón de ser de su pueblo. A
través de la vida, muerte y resurrección de Jesús, el gran misterio del amor
de Dios confiado al pueblo de Israel se abrió para todos los pueblos. Fue
ésta la gran Buena Noticia que Pablo descubrió en Jesús y que comenzó a
transmitir al mundo entero.

Aquello que apuntaba en el horizonte del
pueblo en el época del exilio, el universalismo; aquello que tímidamente se
esbozó en la pequeña comunidad post-exílica y que fue retardado (pero
preservado y protegido) por Esdras y Nehemías; aquello que los helenistas
del tiempo de Antíoco quisieron realizar por imposición autoritaria y, en
vez de realizarlo, lo estropearon más todavía, provocando así la reacción
justa y violenta de las Macabeos; aquello que desde el principio estaba en
el camino del llamado, en su simiente, en el rumbo de la vocación... ¡Todo
esto apareció en Jesucristo!
En Jesús se desbordó la esperanza del pueblo
judío y, en ella, se reveló la gran esperanza de la humanidad, el SI de Dios
a las promesas de esperanza que están en el corazón de todo ser humano, de
todos los pueblos, especialmente de los pobres.
Pablo, por una gracia especial de Dios,
percibió este misterio, esta Buena Nueva para toda la humanidad. Ella se
instaló en él y él sufrió por ella. Fue su razón de ser. "Por la gracia de
Dios soy lo que soy; y su gracia que me dio no fue estéril. Al contrario,
trabajé más que todos ellos; no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo"
(1 Cor 15,10).



 









 




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