Enrique VIII (28 de junio de 1491-28 de enero de 1547) fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Fue el segundo monarca de la casa Tudor, heredero de su padre, Enrique VII. Se casó seis veces y ejerció el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluyen la ruptura con la Iglesia católica romana y el establecimiento del monarca como jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia anglicana), la disolución de los monasterios y la unión de Inglaterra con Gales.
También promulgó legislaciones importantes, como las varias actas de separación con la Iglesia de Roma,[2]
de su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las
Union Acts de 1535 y 1542, que unificaron a Inglaterra y Gales como una
sola nación, la Buggery Act de 1533, primera legislación contra la sodomía en Inglaterra y la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería.[3]
La protección que dispensó al pintor alemán Hans Holbein
se tradujo en una formidable serie de retratos y dibujos en color, que
efigian a muchos personajes de la corte de aquella época. Destaca la
efigie del propio Enrique VIII, en el Museo Thyssen-Bornemisza.
Enrique
recibió una educación de primera clase de importantes tutores y
consiguió adquirir fluidez en latín, francés y español. Su madre
falleció cuando él tenía once años.
Durante su juventud fue un ávido apostador y jugador de dados y también practicó justas, caza y royal tennis, antepasado del actual tenis.
Fue además un músico completo, escritor y poeta. Se involucró en la
reconstrucción y mejoramiento de varios edificios importantes, como el Palacio Nonsuch, la capilla del King's College en Cambridge, y la abadía de Westminster en Londres. En muchos casos se trataba de edificios confiscados, por ejemplo al Cardenal Thomas Wolsey, entre ellos Christ Church en Oxford, el palacio de Hampton Court, el palacio de Whitehall y el Trinity College en Cambridge.
como se acostumbraba con el heredero del trono y su esposa. Al año
siguiente, tras sólo 20 semanas de matrimonio, Arturo murió de una
infección, por lo que Enrique se convirtió en Príncipe de Gales y heredero al trono. Enrique VII,
aún interesado en sellar una alianza matrimonial entre Inglaterra y
España, ofreció a su hijo Enrique en matrimonio a Catalina de Aragón.
Para
lograr el matrimonio entre su hijo y Catalina de Aragón, Enrique VII
debía primero obtener una dispensa papal. Catalina manifestaba que su
primer matrimonio no había sido consumado; de ser así no se requería
dispensa alguna, sino una simple disolución de un matrimonio meramente
formal. Sin embargo, tanto las cortes españolas como inglesas
insistieron en la necesidad de una dispensa papal para eliminar todas
las dudas concernientes a la legitimidad del casamiento. Debido a la
impaciencia de Isabel I de Castilla, el papa otorgó apresuradamente la
dispensa mediante una bula.
De esta manera, catorce meses después de la muerte de su primer marido,
Catalina se encontró comprometida con el hermano de aquél. En 1505
Enrique VII perdió su interés en mantener la alianza con España y el
Príncipe de Gales fue obligado a declarar que el compromiso había sido
arreglado sin su consentimiento.
El
primer embarazo de Catalina terminó en un aborto en 1510. Luego dio a
luz a un hijo, Enrique, el 1 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivió
hasta el 22 de febrero de ese mismo año.
Con su coronación,
Enrique VIII debió enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los
impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Dos días después de su nombramiento los hizo detener en la Torre de Londres,
fueron acusados de alta traición y decapitados en 1510. A diferencia
de Enrique VII, que favorecía las políticas pacíficas, Enrique VIII
manifestó una inclinación bélica durante todo su reinado.
Durante los dos años posteriores a la ascensión de Enrique VIII, Richard Fox, obispo de Winchester,
y William Warham controlaron los asuntos de estado. A partir de 1511,
sin embargo, el poder real fue ostentado por el cardenal Thomas Wolsey. En ese mismo año, el papa Julio II proclamó una Liga Santa contra Francia. La nueva alianza se forjó rápidamente, incluyendo a Inglaterra, España, regida por los Reyes Católicos, y el Sacro Imperio Romano, gobernado por el emperador Maximiliano I. Enrique VIII firmó el Tratado de Westminster, en el que prometía ayuda mutua a España contra Francia. En 1513 invadió este país y derrotó a sus ejércitos en la batalla de las Espuelas. Por su parte, Jacobo IV de Escocia, aliado de Francia, invadió Inglaterra por el norte, pero fue derrotado y muerto en Flodden el 9 de septiembre de 1513, por lo que el conflicto se vio terminado.
En
1514, Fernando abandonó la alianza, y las otras partes hicieron la paz
con Francia. La consecuente irritación con España inició la discusión
sobre un divorcio entre Enrique VIII y Catalina. Sin embargo, con la
ascensión en 1515 de Francisco I
al trono francés, aumentó nuevamente el antagonismo entre Inglaterra y
Francia, y Enrique se reconcilió con los reyes de España.
En 1516 Catalina dio a luz a una niña, María,
lo que renovó las esperanzas de Enrique de lograr un heredero varón a
pesar de los previos embarazos fallidos de su esposa. Fernando II murió
en 1516 y fue sucedido por su nieto Carlos, sobrino de Catalina. Para octubre de 1518, Thomas Wolsey había diseñado el Tratado de Londres
con el papado, con la idea de conseguir un triunfo para la diplomacia
inglesa, lo que ubicaba al reino en el centro de una nueva alianza
europea con el ostensible objeto de repeler las invasiones moriscas a
España, tal como había solicitado el papa.
En 1519 murió Maximiliano, y Wolsey propuso secretamente a Enrique como candidato para el puesto[5] a pesar de que públicamente parecía apoyar al rey francés, Francisco I. Finalmente, los príncipes electores
eligieron a Carlos I de España. La subsecuente rivalidad entre Francia y
España permitió a Enrique actuar como mediador. Así empezó a manejar el
equilibrio del poder europeo. Tanto Francisco I como Carlos I
intentaron gozar del favor de Enrique VIII, Francisco en forma
espectacular y deslumbrante, con el encuentro en el Campo del paño de oro,[6] y Carlos I con toda solemnidad en los encuentros de Kent.
Después de 1521, sin embargo, la influencia inglesa sobre Europa
comenzó a menguar. Enrique entró en una alianza con Carlos I a través
del tratado de Brujas, y Francisco I de Francia fue derrotado por el ejército imperial de Carlos I en la Batalla de Pavía,
en febrero de 1525. La confianza del emperador en Enrique disminuyó al
mismo ritmo que el poder inglés sobre el continente. Enrique VIII se
mostró reacio en ayudarlo a conquistar Francia, a pesar de las garantías
de Carlos I. Esto terminó con el Tratado de Westminster de 1527.
El interés de Enrique en los asuntos continentales se extendió hasta el ataque contra la revolución alemana de Lutero. En 1521 le dedicó su "Defensa de los siete sacramentos", que le valió el título de Fidei defensor ("Defensor de la Fe").[7] Con base en esto, se lo reconoció con el título de inclitissimus.[8] Este honor lo mantuvo aún después de romper con Roma, y es todavía usado por la monarquía británica.
de Enrique VIII fue la primera coronación pacífica en Inglaterra en
muchos años; sin embargo, todavía tenía que ponerse a prueba la
legitimidad de la dinastía Tudor. Esta se dio gracias al fallecimiento de su hermano mayor Arturo, a los 15 años.
El
pueblo inglés parecía disconforme con las reglas de sucesión femenina, y
Enrique sintió que sólo un heredero varón podría asegurar el trono.
Aunque Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en
1518), sólo uno de los hijos, María, sobrevivió a la infancia. Enrique
había frecuentado concubinas, entre ellas María Bolena e Isabel Blount, con quien tuvo un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset.
En 1526, cuando estuvo claro que Catalina no podría tener más niños,
Enrique comenzó a interesarse en la hermana de María Bolena, Ana.
Aunque
la motivación principal para solicitar la declaración de nulidad de
Catalina era su deseo de tener un heredero varón, Enrique se fue
encaprichando con Ana hasta tal punto que terminó enamorándose de ella.
El largo intento del Rey para terminar su matrimonio fue denominado "La
cuestión real".[9]
El cardenal Wolsey y William Warham comenzaron secretamente a
investigar la validez del matrimonio con Catalina. La reina había
testificado que su primer matrimonio no había sido consumado y que, en
consecuencia, no había impedimento para el posterior casamiento con
Enrique. La investigación no pudo ir más allá, y se desestimó.
Sin informar a Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma para argüir que la bula de Julio II,
por la que se permitió el matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de
Aragón, había sido obtenida mediante engaños y era en consecuencia nula.
Además, pedía al papa Clemente VII
que le otorgase una dispensa para permitirle desposar a cualquier
mujer, incluso en el primer grado de afinidad. Esta dispensa era
necesaria, ya que Enrique había previamente tenido relaciones con María
Bolena.
Knight se encontró con que Clemente VII era prácticamente prisionero del emperador Carlos V,
sobrino de Catalina. Tuvo dificultades hasta para entrevistarse con el
papa y, cuando finalmente lo logró, no consiguió los resultados que
buscaba. Aunque no estaba de acuerdo en declarar nulo el matrimonio,
Clemente VII otorgó la dispensa, presumiendo que ésta no tendría mucho
efecto mientras Enrique permaneciera casado con Catalina.
Informado
de lo obtenido por el representante del rey, Wolsey envió a Stephen
Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá por temor a Carlos V, el papa
inicialmente evitó atender sus reclamaciones. Fox fue enviado de regreso
con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero las
restricciones impuestas la tornaban prácticamente insignificante.
Gardiner
procuró formar una comisión ejecutiva que decidiera con antelación los
puntos legales a discutir. Clemente VII fue persuadido para aceptar tal
propuesta, y permitió a Wolsey y al cardenal Lorenzo Campeggio
llevar el caso juntos. La comisión actuó en secreto; sus conclusiones
no debían ser mostradas a nadie, y debían permanecer siempre en poder de
Campeggio.
La comisión estableció que la bula papal que había
autorizado el casamiento de Enrique con Catalina sería declarada nula si
los alegatos en que se basó se demostraban falsos. Por ejemplo, la bula
sería nula si resultaba falso que el matrimonio había sido
absolutamente necesario para mantener la alianza anglo-hispana.
El
cardenal Campeggio llegó a Inglaterra en 1528. Los procedimientos, sin
embargo, se paralizaron cuando los españoles emitieron un segundo
documento que presumía el otorgamiento de la necesaria dispensa. Se
aseguraba que, unos pocos meses antes de otorgarle la dispensa en una
bula pública, el papa Julio II había otorgado lo mismo en una nota
privada enviada a España.
La
comisión, sin embargo, sólo hizo mención de la bula: no autorizó a los
cardenales Wolsey y Campeggio a determinar la validez de la nota y,
durante ocho meses, las partes litigaron sobre su autenticidad. Durante
la primavera de 1529, el equipo legal de Enrique VIII completó el
"libelo", sumario de los argumentos reales incluyendo Levítico 20, 21,
que fue presentado ante los delegados papales, y donde se observa, por
ejemplo, lo siguiente:
pero Wolsey murió al poco tiempo. Con Wolsey cayeron otros poderosos
miembros de la Iglesia en Inglaterra; en las oficinas del Lord Canciller
y del Tenedor de sellos fueron nombrados laicos en cargos antes
reservados únicamente a clérigos.
El poder pasó en primer término a Sir Tomás Moro, quien asumió como nuevo lord canciller de Inglaterra el 26 de octubre de 1529.[11] John Stokesley,
quien había sido miembro del Consejo real, capellán y asistente de
Enrique VIII, sirviéndolo en el Campo del paño de oro en 1520, fue
enviado en 1529 a Francia —como embajador ante Francisco I— y a Italia
buscando obtener nuevas opiniones favorables al divorcio del rey y de
Catalina de Aragón.[12] Se lo designó obispo de Londres
el 28 de marzo de 1530, en concomitancia con la creciente caída en
desgracia de Tomás Moro, quien terminaría por renunciar a su cargo el 16
de mayo de 1532, un día después de que el clero inglés se sometiera
definitivamente a la supremacía del rey sobre la Iglesia.[11]
Ya en 1531 la influencia de Moro había mermado y distintos personajes
que respaldaban las intenciones del rey mejoraron rápidamente sus
posiciones. Así, el incremento de la influencia política de Thomas Cromwell
se puso de manifiesto a través de la serie de cargos que asumió entre
1532 y 1533, que terminaron por incluir el de ministro de Hacienda y
secretario de Estado.[13] Por su parte, Thomas Cranmer fue consagrado como arzobispo de Canterbury el 30 de marzo de 1533.[14]
El
25 de enero de 1533, Cranmer participó de la boda entre Enrique y Ana
Bolena. En mayo anunció la anulación del matrimonio con Catalina y poco
después declaró válido el matrimonio con Ana. Catalina perdió el título
de reina y se convirtió en la Princesa viuda de Gales. Su hija María,
ahora considerada, ilegítima, perdió el título de Princesa de Gales y
pasó a ser, simplemente, lady. La hija de Ana, Isabel,
se convirtió en presunta heredera. Catalina de Aragón murió de cáncer
en 1536. Sir Tomás Moro aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana,
pues del Parlamento emanaban las leyes y no se pronunció sobre que
Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, llegando a
dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Sabía que la
vida le iba en ello. Durante un tiempo Enrique VIII lo dejó tranquilo,
pero su silencio era tan atronador para toda Inglaterra que al final le
quiso hacer hablar. Muchas veces fue interrogado. Fue encerrado en la
Torre de Londres y llevado a un juicio que incluyó falsos testimonios.
La función de acusación fue ejercida por Thomas Cromwell. Hallado
culpable de alta traición, debido al falso testimonio, fue condenado a
muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces
unas últimas palabras, por fin habló, diciendo que el juicio había sido
una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia.
Fue ejecutado en 1535. La Iglesia católica lo consideró un mártir de la
fe, y lo canonizó cuatro siglos después de su muerte.
a Enrique VIII en julio de 1533. Siguió una considerable agitación
religiosa. Urgido por Thomas Cromwell, el parlamento aprobó varias leyes
que sellaron la brecha con Roma en la primavera de 1534. La Ley de
restricción de apelaciones[15]
prohibió las apelaciones de las cortes eclesiásticas al papa. También
previno que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo
consentimiento del Rey. La Ley de designaciones eclesiásticas[16] de 1534 decretó que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. La Ley de Supremacía[17] del mismo año, declaró que "el rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". La Ley de traiciones,[18] también de 1534, convirtió en alta traición
castigada con la muerte desconocer la autoridad del rey, entre otros
casos. Al papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios
como el Denario de San Pedro.
Rechazando las decisiones del papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con la Ley de Sucesión[19]
de 1534. La hija de Catalina, María, fue declarada ilegítima, y los
descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos
los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta acta;
quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida. La
publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique
con Ana era inválido sería considerado alta traición.
La oposición
a las políticas religiosas de Enrique fue rápidamente suprimida. Varios
monjes disidentes fueron torturados y ejecutados. Cromwell, por quien
fue creado el puesto de vicegerente espiritual fue autorizado a
visitar monasterios, supuestamente para asegurarse que seguían las
instrucciones reales, pero en la práctica para hacerse de sus riquezas.
En 1536, una ley del Parlamento permitió a Enrique confiscar las
posesiones de los monasterios deficitarios (aquellos con ingresos
anuales de 200 libras o menos).
En 1536, Ana comenzó a perder el
favor de Enrique. Después del nacimiento de su hija Isabel, Ana tuvo dos
embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Mientras tanto,
Enrique empezaba a prestar atención a otra doncella de su corte, Jane Seymour.
Quizá animado por Thomas Cromwell, Enrique hizo arrestar a Ana bajo
cargos de usar brujería para convertirlo en su esposo, de tener
relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano Jorge Bolena,
vizconde de Rochford, de injuriar al Rey y conspirar para asesinarlo,
con el agravante de traición. Los cargos eran enteramente fabricados. La
Corte que trató el caso fue presidida por el propio tío de Ana, Thomas Howard, III duque de Norfolk.
En mayo de 1536, se condenó a Ana y a su hermano a muerte por la
hoguera o por decapitación, lo que el rey eligiera. Los otros cuatro
hombres sobre los que se alegó tener relaciones con Ana, fueron
condenados a ser colgados, ahogados y descuartizados.
Lord
Rochford fue decapitado al término del juicio de forma inmediata; a los
otros cuatro implicados les fueron conmutadas sus diversas sentencias de
muerte por la de decapitación. Ana también fue decapitada al poco
tiempo.
1536, pocos días después de la ejecución de Ana, Enrique VIII se
desposó con Jane Seymour. El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los
hijos de Jane dentro de la línea sucesoria, excluyendo a las otras hijas
de Enrique, María e Isabel. El rey fue habilitado para determinar por
sí en lo sucesivo la línea sucesoria. Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo
en 1537. Eduardo murió en el Palacio de Greenwich el 6 de julio de
1553, a los 15 años de edad, y fue sepultado en la Abadía de
Westminster. El 10 de julio de ese año subió al trono Juana Grey
Luego
de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún
tiempo. El rey la consideró siempre su «verdadera» esposa, por ser la
única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente anhelaba.
acuerdo con una investigación realizada en marzo de 2011, el patrón de
embarazos de sus esposas y su deterioro mental sugieren que Enrique VIII
tenía el antígeno sanguíneo Kell positivo, que ocasiona abortos en mujeres con antígeno Kell negativo y mortalidad neonatal y el síndrome de McLeod.[20] [21] [22]
(1535–1542), que la anexó legalmente con Inglaterra, haciendo de ambas
un sólo país. La ley decretó el uso exclusivo del inglés para los
procedimientos oficiales en Gales, contrariando a los numerosos
hablantes del idioma galés.
Enrique
continuó la persecución de sus oponentes religiosos. En 1536 se desató
en el norte de Inglaterra una revuelta conocida como la "peregrinación de Gracia" (en inglés Pilgrimage of Grace).[24]
Para aplastar a los católicos romanos rebeldes, Enrique concedió
poderes al Parlamento, y decretó un perdón general a todos los
involucrados. No cumplió ninguna de sus promesas, y una segunda revuelta
se inició en 1537. Los líderes de la rebelión fueron acusados de
traición y ejecutados.[25]
En 1538 Enrique ordenó la destrucción de los santuarios de todos los
santos de la Iglesia católica romana, y para 1538, todos los monasterios existentes habían sido disueltos,
y sus propiedades transferidas a la corona. Como recompensa por su
eficiencia, Thomas Cromwell fue nombrado Conde de Essex. Abades y
priores perdieron sus escaños en la cámara de los lores, y sólo los
arzobispos y obispos formaron la representación eclesiástica del cuerpo.
Los "lores espirituales", como se conocía a los miembros del clero con
lugares en la Cámara de los Lores, fueron por primera vez superados en
número por los lores temporales.
Hans Holbein el Joven fue enviado a Cleves
para retratar a Ana. Después de observar el favorecedor retrato (en el
que Ana aparecía sin ninguno de sus rastros de viruela) y urgido por las
cumplidas descripciones que sus cortesanos hacían de Ana, Enrique
decidió casarse con ella. Sin embargo, se dice que no la encontró nada
atractiva cuando llegó a Inglaterra, y la llamaba en privado «la yegua
de Flandes». No obstante, Enrique la desposó el 6 de enero de 1540.
Poco
después, Enrique deseó terminar el matrimonio, no sólo por sus
sentimientos personales, sino también por consideraciones políticas. El
duque de Cleves se hallaba envuelto en una disputa con Carlos V,
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con quien Enrique no
quería tener disputas. Ana fue lo suficientemente inteligente para no
impedir la búsqueda de una anulación. Testificó que el casamiento nunca
había sido consumado, diciendo que Enrique había ingresado cada noche en
su habitación para meramente besarla en la frente antes de dormir. El
casamiento fue consecuentemente anulado basándose en que Ana había
realizado previamente contratos nupciales con otros nobles europeos.
Ana
recibió el título de «Hermana del rey» y se le otorgó el castillo de
Haver, la ex residencia de la familia de Ana Bolena. Thomas Cromwell,
mientras tanto, por haber impulsado el fallido matrimonio, perdió el
favor real, cayó en desgracia y fue decapitado. El puesto de
«vicegerente espiritual», creado para él, no fue cubierto y permanece
vacante hasta hoy.
El 28 de julio de 1540, el mismo día en que Cromwell fue ejecutado, Enrique se casó con la joven Catalina Howard, prima de Ana Bolena. Poco después del casamiento, Catalina tuvo un romance con el cortesano Thomas Culpeper. También había empleado a Francis Derham
como secretario, con quien había estado informalmente relacionada antes
del casamiento real. Thomas Cranmer, enemigo de la poderosa y católica
familia Howard, obtuvo evidencias de las actividades de la reina e
informó a Enrique de ello. Aunque en principio el rey no creyó tales
denuncias, autorizó a Cranmer a efectuar una investigación, que confirmó
las acusaciones. Al ser interrogada, Catalina pudo haber admitido un
compromiso previo con Derham, lo que por sí mismo hubiera convertido en
inválido el posterior matrimonio con Enrique pero, en lugar de esto,
sostuvo que Derham la obligó a establecer una relación adúltera. Derham,
a su vez, expuso la relación entre la reina y Culpeper.
En
diciembre de 1541, Culpeper y Derham fueron ejecutados. Catalina no fue
condenada en juicio sino por un decreto de deshonra aprobado por el
Parlamento. El decreto detallaba la evidencia contra la reina, con una
cláusula especial que permitía la aprobación real a través de
comisionados, para evitar que el rey volviera a escuchar el relato de
los crímenes. Nunca se había utilizado este método de aprobación real,
pero se usó en reinados posteriores para reemplazar la presencia real en
el parlamento.
El
casamiento con Catalina fue anulado poco antes de su ejecución. Igual
que en el caso de Ana Bolena, Catalina no podría ser culpada
técnicamente de adulterio ya que el matrimonio resultó oficialmente nulo
desde el origen. Nuevamente esta cuestión fue ignorada y Catalina fue
ejecutada el 13 de febrero de 1542.
Enrique se casó en 1543 con su última esposa, la rica viuda Catalina Parr. La nueva reina discutía con Enrique sobre religión, ya que era calvinista
mientras que el rey permanecía anglicano. Esta conducta podría haberle
resultado peligrosa si no hubiera sido por sus muestras de sumisión.
Ayudó a reconciliar a Enrique con sus dos primeras hijas, María e
Isabel. En 1544, un decreto parlamentario puso a ambas en la línea de
sucesión tras el príncipe Eduardo, a pesar de ser consideradas
ilegítimas. El mismo decreto permitía a Enrique determinar la siguiente
sucesión al trono a su arbitrio.
sus últimos años, Enrique engordó notablemente y su cintura llegó a
medir 137 centímetros. La obesidad data de un accidente de justa en
1536, en el que sufrió una herida en el muslo que no sólo le impidió
realizar actividad física sino que gradualmente derivó en una úlcera que
indirectamente pudo haberlo llevado a la muerte. La hipótesis de que
tenía sífilis
fue difundida por primera vez unos cien años después de su muerte.
Argumentos más recientes sobre esta posibilidad provienen de un mayor
conocimiento de la enfermedad, que permiten suponer que Eduardo VI,
María I de Inglaterra e Isabel I mostraron síntomas característicos de
sífilis congénita.
Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547 en
el palacio de Whitehall, el día en que su padre hubiera cumplido
noventa años. Fue sepultado en la Capilla de San Jorge en el castillo de Windsor, al lado de su tercera esposa, Jane Seymour.
En
el transcurso de la década posterior a su muerte sus tres hijos se
sentaron sucesivamente en el trono de Inglaterra. En virtud de la Ley de
Sucesión de 1544, la corona fue heredada por el único hijo varón,
Eduardo, que se convirtió en Eduardo VI
como primer monarca protestante de Inglaterra. Con sólo nueve años de
edad, no podía ejercer por sí el poder, que recayó en un consejo de
regencia formado por dieciséis miembros elegidos según el testamento de
Enrique VIII. El consejo eligió a Edward Seymour, Duque de Somerset y hermano mayor de Jane, como lord protector del reino.
En la eventualidad de que Eduardo no tuviera hijos, sería sucedido por María, hija de Catalina de Aragón. Si ésta a su vez no tenía descendencia, la corona real la heredaría la hija de Ana Bolena,
Isabel. Finalmente, si Isabel moría sin descendencia sería sucedida por
los descendientes de María Estuardo, sobrina de Enrique VIII.
Durante su reinado se desarrollaron varias batallas navales, y
fundamentalmente, se invirtieron importantes recursos en la construcción
de barcos, incluyendo grandes navíos como el Mary Rose,
y en la innovación tecnológica, como el uso de artillería a bordo. A
pesar de esto, Enrique VIII no legó a sus sucesores una armada orgánica,
con estructuras, rangos, etcétera. Isabel I tuvo que improvisar sobre
la base de navíos privados para luchar contra la armada española,
y en realidad, en un sentido completo, la armada británica recién se
constituyó como producto de la rivalidad anglo-holandesa en el siglo
XVII. Por su ruptura con la Iglesia católica romana, Enrique VIII inició
el escenario de grandes invasiones españolas o francesas. Para proteger
las costas mejoró numerosas defensas como el castillo de Dover y otras fortificaciones y guarniciones de artillería desde East Anglia hasta Cornualles. Muchas de estas construcciones se efectuaron con material obtenido durante la disolución de los monasterios entre 1536 y 1541.
Nota: De los hijos ilegítimos de Enrique VIII,
sólo el Duque de Richmond y Somerset fue formalmente reconocido por el
Rey. El parentesco de los otros hijos ilegítimos no está establecido.
También es posible que Enrique tuviese más hijos con otras amantes no
conocidas.
También promulgó legislaciones importantes, como las varias actas de separación con la Iglesia de Roma,[2]
de su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las
Union Acts de 1535 y 1542, que unificaron a Inglaterra y Gales como una
sola nación, la Buggery Act de 1533, primera legislación contra la sodomía en Inglaterra y la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería.[3]
La protección que dispensó al pintor alemán Hans Holbein
se tradujo en una formidable serie de retratos y dibujos en color, que
efigian a muchos personajes de la corte de aquella época. Destaca la
efigie del propio Enrique VIII, en el Museo Thyssen-Bornemisza.
Biografía[editar]
Primeros años[editar]
Enrique nació en el palacio de Placentia en Greenwich el 28 de junio de 1491. Fue el tercer hijo de Enrique VII e Isabel de York. Sólo tres de sus seis hermanos sobrevivieron a la infancia: Arturo, príncipe de Gales, Margarita y María, futura reina consorte de Francia. Su padre, miembro de la Casa de Lancaster, había adquirido el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, Ricardo III, y posteriormente completó sus derechos desposando a Isabel, hija de Eduardo IV de Inglaterra. En 1493, Enrique fue designado condestable[4] del castillo de Dover y Lord Warden de los cinco puertos. En 1494 fue nombrado Duque de York y posteriormente Conde Mariscal de Inglaterra y Lord teniente de Irlanda.Enrique
recibió una educación de primera clase de importantes tutores y
consiguió adquirir fluidez en latín, francés y español. Su madre
falleció cuando él tenía once años.
Durante su juventud fue un ávido apostador y jugador de dados y también practicó justas, caza y royal tennis, antepasado del actual tenis.
Fue además un músico completo, escritor y poeta. Se involucró en la
reconstrucción y mejoramiento de varios edificios importantes, como el Palacio Nonsuch, la capilla del King's College en Cambridge, y la abadía de Westminster en Londres. En muchos casos se trataba de edificios confiscados, por ejemplo al Cardenal Thomas Wolsey, entre ellos Christ Church en Oxford, el palacio de Hampton Court, el palacio de Whitehall y el Trinity College en Cambridge.
Matrimonio con Catalina de Aragón[editar]
En 1501, Arturo, heredero de la corona inglesa, se casó con Catalina de Aragón , hija menor de los Reyes Católicos en la Antigua Catedral de San Pablo. La pareja, que por entonces tenía quince y dieciséis años respectivamente, fue enviada por un tiempo a Gales,como se acostumbraba con el heredero del trono y su esposa. Al año
siguiente, tras sólo 20 semanas de matrimonio, Arturo murió de una
infección, por lo que Enrique se convirtió en Príncipe de Gales y heredero al trono. Enrique VII,
aún interesado en sellar una alianza matrimonial entre Inglaterra y
España, ofreció a su hijo Enrique en matrimonio a Catalina de Aragón.
Para
lograr el matrimonio entre su hijo y Catalina de Aragón, Enrique VII
debía primero obtener una dispensa papal. Catalina manifestaba que su
primer matrimonio no había sido consumado; de ser así no se requería
dispensa alguna, sino una simple disolución de un matrimonio meramente
formal. Sin embargo, tanto las cortes españolas como inglesas
insistieron en la necesidad de una dispensa papal para eliminar todas
las dudas concernientes a la legitimidad del casamiento. Debido a la
impaciencia de Isabel I de Castilla, el papa otorgó apresuradamente la
dispensa mediante una bula.
De esta manera, catorce meses después de la muerte de su primer marido,
Catalina se encontró comprometida con el hermano de aquél. En 1505
Enrique VII perdió su interés en mantener la alianza con España y el
Príncipe de Gales fue obligado a declarar que el compromiso había sido
arreglado sin su consentimiento.
Inicio del reinado[editar]
Enrique VIII ascendió al trono en 1509, tras la muerte de su padre. Fernando el Católico organizó el casamiento de su hija Catalina de Aragón con el nuevo rey. Enrique VIII desposó a Catalina en Greenwich, el 11 de junio de 1509, dejando de lado los consejos del papa Julio II y de William Warham, arzobispo de Canterbury, en cuanto a la validez de tal unión. Fueron coronados juntos en la abadía de Westminster el 24 de junio de 1509.El
primer embarazo de Catalina terminó en un aborto en 1510. Luego dio a
luz a un hijo, Enrique, el 1 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivió
hasta el 22 de febrero de ese mismo año.
Con su coronación,
Enrique VIII debió enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los
impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Dos días después de su nombramiento los hizo detener en la Torre de Londres,
fueron acusados de alta traición y decapitados en 1510. A diferencia
de Enrique VII, que favorecía las políticas pacíficas, Enrique VIII
manifestó una inclinación bélica durante todo su reinado.
Durante los dos años posteriores a la ascensión de Enrique VIII, Richard Fox, obispo de Winchester,
y William Warham controlaron los asuntos de estado. A partir de 1511,
sin embargo, el poder real fue ostentado por el cardenal Thomas Wolsey. En ese mismo año, el papa Julio II proclamó una Liga Santa contra Francia. La nueva alianza se forjó rápidamente, incluyendo a Inglaterra, España, regida por los Reyes Católicos, y el Sacro Imperio Romano, gobernado por el emperador Maximiliano I. Enrique VIII firmó el Tratado de Westminster, en el que prometía ayuda mutua a España contra Francia. En 1513 invadió este país y derrotó a sus ejércitos en la batalla de las Espuelas. Por su parte, Jacobo IV de Escocia, aliado de Francia, invadió Inglaterra por el norte, pero fue derrotado y muerto en Flodden el 9 de septiembre de 1513, por lo que el conflicto se vio terminado.
En
1514, Fernando abandonó la alianza, y las otras partes hicieron la paz
con Francia. La consecuente irritación con España inició la discusión
sobre un divorcio entre Enrique VIII y Catalina. Sin embargo, con la
ascensión en 1515 de Francisco I
al trono francés, aumentó nuevamente el antagonismo entre Inglaterra y
Francia, y Enrique se reconcilió con los reyes de España.
En 1516 Catalina dio a luz a una niña, María,
lo que renovó las esperanzas de Enrique de lograr un heredero varón a
pesar de los previos embarazos fallidos de su esposa. Fernando II murió
en 1516 y fue sucedido por su nieto Carlos, sobrino de Catalina. Para octubre de 1518, Thomas Wolsey había diseñado el Tratado de Londres
con el papado, con la idea de conseguir un triunfo para la diplomacia
inglesa, lo que ubicaba al reino en el centro de una nueva alianza
europea con el ostensible objeto de repeler las invasiones moriscas a
España, tal como había solicitado el papa.
En 1519 murió Maximiliano, y Wolsey propuso secretamente a Enrique como candidato para el puesto[5] a pesar de que públicamente parecía apoyar al rey francés, Francisco I. Finalmente, los príncipes electores
eligieron a Carlos I de España. La subsecuente rivalidad entre Francia y
España permitió a Enrique actuar como mediador. Así empezó a manejar el
equilibrio del poder europeo. Tanto Francisco I como Carlos I
intentaron gozar del favor de Enrique VIII, Francisco en forma
espectacular y deslumbrante, con el encuentro en el Campo del paño de oro,[6] y Carlos I con toda solemnidad en los encuentros de Kent.
Después de 1521, sin embargo, la influencia inglesa sobre Europa
comenzó a menguar. Enrique entró en una alianza con Carlos I a través
del tratado de Brujas, y Francisco I de Francia fue derrotado por el ejército imperial de Carlos I en la Batalla de Pavía,
en febrero de 1525. La confianza del emperador en Enrique disminuyó al
mismo ritmo que el poder inglés sobre el continente. Enrique VIII se
mostró reacio en ayudarlo a conquistar Francia, a pesar de las garantías
de Carlos I. Esto terminó con el Tratado de Westminster de 1527.
El interés de Enrique en los asuntos continentales se extendió hasta el ataque contra la revolución alemana de Lutero. En 1521 le dedicó su "Defensa de los siete sacramentos", que le valió el título de Fidei defensor ("Defensor de la Fe").[7] Con base en esto, se lo reconoció con el título de inclitissimus.[8] Este honor lo mantuvo aún después de romper con Roma, y es todavía usado por la monarquía británica.
La cuestión real[editar]
Lade Enrique VIII fue la primera coronación pacífica en Inglaterra en
muchos años; sin embargo, todavía tenía que ponerse a prueba la
legitimidad de la dinastía Tudor. Esta se dio gracias al fallecimiento de su hermano mayor Arturo, a los 15 años.
El
pueblo inglés parecía disconforme con las reglas de sucesión femenina, y
Enrique sintió que sólo un heredero varón podría asegurar el trono.
Aunque Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en
1518), sólo uno de los hijos, María, sobrevivió a la infancia. Enrique
había frecuentado concubinas, entre ellas María Bolena e Isabel Blount, con quien tuvo un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset.
En 1526, cuando estuvo claro que Catalina no podría tener más niños,
Enrique comenzó a interesarse en la hermana de María Bolena, Ana.
Aunque
la motivación principal para solicitar la declaración de nulidad de
Catalina era su deseo de tener un heredero varón, Enrique se fue
encaprichando con Ana hasta tal punto que terminó enamorándose de ella.
El largo intento del Rey para terminar su matrimonio fue denominado "La
cuestión real".[9]
El cardenal Wolsey y William Warham comenzaron secretamente a
investigar la validez del matrimonio con Catalina. La reina había
testificado que su primer matrimonio no había sido consumado y que, en
consecuencia, no había impedimento para el posterior casamiento con
Enrique. La investigación no pudo ir más allá, y se desestimó.
Sin informar a Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma para argüir que la bula de Julio II,
por la que se permitió el matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de
Aragón, había sido obtenida mediante engaños y era en consecuencia nula.
Además, pedía al papa Clemente VII
que le otorgase una dispensa para permitirle desposar a cualquier
mujer, incluso en el primer grado de afinidad. Esta dispensa era
necesaria, ya que Enrique había previamente tenido relaciones con María
Bolena.
Knight se encontró con que Clemente VII era prácticamente prisionero del emperador Carlos V,
sobrino de Catalina. Tuvo dificultades hasta para entrevistarse con el
papa y, cuando finalmente lo logró, no consiguió los resultados que
buscaba. Aunque no estaba de acuerdo en declarar nulo el matrimonio,
Clemente VII otorgó la dispensa, presumiendo que ésta no tendría mucho
efecto mientras Enrique permaneciera casado con Catalina.
Informado
de lo obtenido por el representante del rey, Wolsey envió a Stephen
Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá por temor a Carlos V, el papa
inicialmente evitó atender sus reclamaciones. Fox fue enviado de regreso
con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero las
restricciones impuestas la tornaban prácticamente insignificante.
Gardiner
procuró formar una comisión ejecutiva que decidiera con antelación los
puntos legales a discutir. Clemente VII fue persuadido para aceptar tal
propuesta, y permitió a Wolsey y al cardenal Lorenzo Campeggio
llevar el caso juntos. La comisión actuó en secreto; sus conclusiones
no debían ser mostradas a nadie, y debían permanecer siempre en poder de
Campeggio.
La comisión estableció que la bula papal que había
autorizado el casamiento de Enrique con Catalina sería declarada nula si
los alegatos en que se basó se demostraban falsos. Por ejemplo, la bula
sería nula si resultaba falso que el matrimonio había sido
absolutamente necesario para mantener la alianza anglo-hispana.
El
cardenal Campeggio llegó a Inglaterra en 1528. Los procedimientos, sin
embargo, se paralizaron cuando los españoles emitieron un segundo
documento que presumía el otorgamiento de la necesaria dispensa. Se
aseguraba que, unos pocos meses antes de otorgarle la dispensa en una
bula pública, el papa Julio II había otorgado lo mismo en una nota
privada enviada a España.
La
comisión, sin embargo, sólo hizo mención de la bula: no autorizó a los
cardenales Wolsey y Campeggio a determinar la validez de la nota y,
durante ocho meses, las partes litigaron sobre su autenticidad. Durante
la primavera de 1529, el equipo legal de Enrique VIII completó el
"libelo", sumario de los argumentos reales incluyendo Levítico 20, 21,
que fue presentado ante los delegados papales, y donde se observa, por
ejemplo, lo siguiente:
18 de junio de 1529: La Reina fue convocada al gran vestíbulo delEnojado por la demora, Enrique despojó a Wolsey de su poder y riqueza. Lo acusó de "præmunire",[10]
Convento de los monjes negros en Londres. El rey, sobre una plataforma
elevada, se sentó en el extremo. A alguna distancia, Catalina tomó su
lugar. Los cardenales, sentados a menor nivel que el rey, flanqueaban la
presencia real, y cerca tomaron asiento el Arzobispo de Canterbury y
los restantes obispos. El Doctor Richard Sampson, luego obispo de
Chichester, y el Doctor John Bell, luego obispo de Worcester, lideraban a
quienes litigaban por el Rey. Representando a la Reina estaban John
Fisher, obispo de Rochester, y Doctor Standish, un monje gris y obispo
de St. Asaph. Siguiendo una serie de deliberaciones, la causa fue
elevada en apelación a Roma, principalmente luego que el sobrino de
Catalina, Carlos V, presionara al papa para llamar al cardenal Campeggio
de regreso, y Catalina fue puesta al cuidado de Sir Edmund Bedingfield
en el castillo de Kimbolton.
pero Wolsey murió al poco tiempo. Con Wolsey cayeron otros poderosos
miembros de la Iglesia en Inglaterra; en las oficinas del Lord Canciller
y del Tenedor de sellos fueron nombrados laicos en cargos antes
reservados únicamente a clérigos.
El poder pasó en primer término a Sir Tomás Moro, quien asumió como nuevo lord canciller de Inglaterra el 26 de octubre de 1529.[11] John Stokesley,
quien había sido miembro del Consejo real, capellán y asistente de
Enrique VIII, sirviéndolo en el Campo del paño de oro en 1520, fue
enviado en 1529 a Francia —como embajador ante Francisco I— y a Italia
buscando obtener nuevas opiniones favorables al divorcio del rey y de
Catalina de Aragón.[12] Se lo designó obispo de Londres
el 28 de marzo de 1530, en concomitancia con la creciente caída en
desgracia de Tomás Moro, quien terminaría por renunciar a su cargo el 16
de mayo de 1532, un día después de que el clero inglés se sometiera
definitivamente a la supremacía del rey sobre la Iglesia.[11]
Ya en 1531 la influencia de Moro había mermado y distintos personajes
que respaldaban las intenciones del rey mejoraron rápidamente sus
posiciones. Así, el incremento de la influencia política de Thomas Cromwell
se puso de manifiesto a través de la serie de cargos que asumió entre
1532 y 1533, que terminaron por incluir el de ministro de Hacienda y
secretario de Estado.[13] Por su parte, Thomas Cranmer fue consagrado como arzobispo de Canterbury el 30 de marzo de 1533.[14]
El
25 de enero de 1533, Cranmer participó de la boda entre Enrique y Ana
Bolena. En mayo anunció la anulación del matrimonio con Catalina y poco
después declaró válido el matrimonio con Ana. Catalina perdió el título
de reina y se convirtió en la Princesa viuda de Gales. Su hija María,
ahora considerada, ilegítima, perdió el título de Princesa de Gales y
pasó a ser, simplemente, lady. La hija de Ana, Isabel,
se convirtió en presunta heredera. Catalina de Aragón murió de cáncer
en 1536. Sir Tomás Moro aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana,
pues del Parlamento emanaban las leyes y no se pronunció sobre que
Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, llegando a
dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Sabía que la
vida le iba en ello. Durante un tiempo Enrique VIII lo dejó tranquilo,
pero su silencio era tan atronador para toda Inglaterra que al final le
quiso hacer hablar. Muchas veces fue interrogado. Fue encerrado en la
Torre de Londres y llevado a un juicio que incluyó falsos testimonios.
La función de acusación fue ejercida por Thomas Cromwell. Hallado
culpable de alta traición, debido al falso testimonio, fue condenado a
muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces
unas últimas palabras, por fin habló, diciendo que el juicio había sido
una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia.
Fue ejecutado en 1535. La Iglesia católica lo consideró un mártir de la
fe, y lo canonizó cuatro siglos después de su muerte.
Agitación religiosa[editar]
El papa respondió a estos acontecimientos excomulgandoa Enrique VIII en julio de 1533. Siguió una considerable agitación
religiosa. Urgido por Thomas Cromwell, el parlamento aprobó varias leyes
que sellaron la brecha con Roma en la primavera de 1534. La Ley de
restricción de apelaciones[15]
prohibió las apelaciones de las cortes eclesiásticas al papa. También
previno que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo
consentimiento del Rey. La Ley de designaciones eclesiásticas[16] de 1534 decretó que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. La Ley de Supremacía[17] del mismo año, declaró que "el rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". La Ley de traiciones,[18] también de 1534, convirtió en alta traición
castigada con la muerte desconocer la autoridad del rey, entre otros
casos. Al papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios
como el Denario de San Pedro.
Rechazando las decisiones del papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con la Ley de Sucesión[19]
de 1534. La hija de Catalina, María, fue declarada ilegítima, y los
descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos
los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta acta;
quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida. La
publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique
con Ana era inválido sería considerado alta traición.
La oposición
a las políticas religiosas de Enrique fue rápidamente suprimida. Varios
monjes disidentes fueron torturados y ejecutados. Cromwell, por quien
fue creado el puesto de vicegerente espiritual fue autorizado a
visitar monasterios, supuestamente para asegurarse que seguían las
instrucciones reales, pero en la práctica para hacerse de sus riquezas.
En 1536, una ley del Parlamento permitió a Enrique confiscar las
posesiones de los monasterios deficitarios (aquellos con ingresos
anuales de 200 libras o menos).
En 1536, Ana comenzó a perder el
favor de Enrique. Después del nacimiento de su hija Isabel, Ana tuvo dos
embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Mientras tanto,
Enrique empezaba a prestar atención a otra doncella de su corte, Jane Seymour.
Quizá animado por Thomas Cromwell, Enrique hizo arrestar a Ana bajo
cargos de usar brujería para convertirlo en su esposo, de tener
relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano Jorge Bolena,
vizconde de Rochford, de injuriar al Rey y conspirar para asesinarlo,
con el agravante de traición. Los cargos eran enteramente fabricados. La
Corte que trató el caso fue presidida por el propio tío de Ana, Thomas Howard, III duque de Norfolk.
En mayo de 1536, se condenó a Ana y a su hermano a muerte por la
hoguera o por decapitación, lo que el rey eligiera. Los otros cuatro
hombres sobre los que se alegó tener relaciones con Ana, fueron
condenados a ser colgados, ahogados y descuartizados.
Lord
Rochford fue decapitado al término del juicio de forma inmediata; a los
otros cuatro implicados les fueron conmutadas sus diversas sentencias de
muerte por la de decapitación. Ana también fue decapitada al poco
tiempo.
Matrimonio con Jane Seymour[editar]
En1536, pocos días después de la ejecución de Ana, Enrique VIII se
desposó con Jane Seymour. El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los
hijos de Jane dentro de la línea sucesoria, excluyendo a las otras hijas
de Enrique, María e Isabel. El rey fue habilitado para determinar por
sí en lo sucesivo la línea sucesoria. Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo
en 1537. Eduardo murió en el Palacio de Greenwich el 6 de julio de
1553, a los 15 años de edad, y fue sepultado en la Abadía de
Westminster. El 10 de julio de ese año subió al trono Juana Grey
Luego
de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún
tiempo. El rey la consideró siempre su «verdadera» esposa, por ser la
única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente anhelaba.
Enfermedad genética de Enrique VIII[editar]
Deacuerdo con una investigación realizada en marzo de 2011, el patrón de
embarazos de sus esposas y su deterioro mental sugieren que Enrique VIII
tenía el antígeno sanguíneo Kell positivo, que ocasiona abortos en mujeres con antígeno Kell negativo y mortalidad neonatal y el síndrome de McLeod.[20] [21] [22]
Leyes trascendentales[editar]
Para la época de su casamiento con Jane Seymour, Enrique concedió su aprobación a la Constitución de Gales[23](1535–1542), que la anexó legalmente con Inglaterra, haciendo de ambas
un sólo país. La ley decretó el uso exclusivo del inglés para los
procedimientos oficiales en Gales, contrariando a los numerosos
hablantes del idioma galés.
Enrique
continuó la persecución de sus oponentes religiosos. En 1536 se desató
en el norte de Inglaterra una revuelta conocida como la "peregrinación de Gracia" (en inglés Pilgrimage of Grace).[24]
Para aplastar a los católicos romanos rebeldes, Enrique concedió
poderes al Parlamento, y decretó un perdón general a todos los
involucrados. No cumplió ninguna de sus promesas, y una segunda revuelta
se inició en 1537. Los líderes de la rebelión fueron acusados de
traición y ejecutados.[25]
En 1538 Enrique ordenó la destrucción de los santuarios de todos los
santos de la Iglesia católica romana, y para 1538, todos los monasterios existentes habían sido disueltos,
y sus propiedades transferidas a la corona. Como recompensa por su
eficiencia, Thomas Cromwell fue nombrado Conde de Essex. Abades y
priores perdieron sus escaños en la cámara de los lores, y sólo los
arzobispos y obispos formaron la representación eclesiástica del cuerpo.
Los "lores espirituales", como se conocía a los miembros del clero con
lugares en la Cámara de los Lores, fueron por primera vez superados en
número por los lores temporales.
Últimos años[editar]
Como su hijo Eduardo, Duque de Cornualles, no era un niño sano, Enrique decidió casarse una vez más para asegurarse un heredero varón. Thomas Cromwell sugirió a Ana de Cleves, hermana del duque de Cleves, protestante y un importante aliado en el caso de que Roma atacara a Inglaterra.Hans Holbein el Joven fue enviado a Cleves
para retratar a Ana. Después de observar el favorecedor retrato (en el
que Ana aparecía sin ninguno de sus rastros de viruela) y urgido por las
cumplidas descripciones que sus cortesanos hacían de Ana, Enrique
decidió casarse con ella. Sin embargo, se dice que no la encontró nada
atractiva cuando llegó a Inglaterra, y la llamaba en privado «la yegua
de Flandes». No obstante, Enrique la desposó el 6 de enero de 1540.
Poco
después, Enrique deseó terminar el matrimonio, no sólo por sus
sentimientos personales, sino también por consideraciones políticas. El
duque de Cleves se hallaba envuelto en una disputa con Carlos V,
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con quien Enrique no
quería tener disputas. Ana fue lo suficientemente inteligente para no
impedir la búsqueda de una anulación. Testificó que el casamiento nunca
había sido consumado, diciendo que Enrique había ingresado cada noche en
su habitación para meramente besarla en la frente antes de dormir. El
casamiento fue consecuentemente anulado basándose en que Ana había
realizado previamente contratos nupciales con otros nobles europeos.
Ana
recibió el título de «Hermana del rey» y se le otorgó el castillo de
Haver, la ex residencia de la familia de Ana Bolena. Thomas Cromwell,
mientras tanto, por haber impulsado el fallido matrimonio, perdió el
favor real, cayó en desgracia y fue decapitado. El puesto de
«vicegerente espiritual», creado para él, no fue cubierto y permanece
vacante hasta hoy.
El 28 de julio de 1540, el mismo día en que Cromwell fue ejecutado, Enrique se casó con la joven Catalina Howard, prima de Ana Bolena. Poco después del casamiento, Catalina tuvo un romance con el cortesano Thomas Culpeper. También había empleado a Francis Derham
como secretario, con quien había estado informalmente relacionada antes
del casamiento real. Thomas Cranmer, enemigo de la poderosa y católica
familia Howard, obtuvo evidencias de las actividades de la reina e
informó a Enrique de ello. Aunque en principio el rey no creyó tales
denuncias, autorizó a Cranmer a efectuar una investigación, que confirmó
las acusaciones. Al ser interrogada, Catalina pudo haber admitido un
compromiso previo con Derham, lo que por sí mismo hubiera convertido en
inválido el posterior matrimonio con Enrique pero, en lugar de esto,
sostuvo que Derham la obligó a establecer una relación adúltera. Derham,
a su vez, expuso la relación entre la reina y Culpeper.
En
diciembre de 1541, Culpeper y Derham fueron ejecutados. Catalina no fue
condenada en juicio sino por un decreto de deshonra aprobado por el
Parlamento. El decreto detallaba la evidencia contra la reina, con una
cláusula especial que permitía la aprobación real a través de
comisionados, para evitar que el rey volviera a escuchar el relato de
los crímenes. Nunca se había utilizado este método de aprobación real,
pero se usó en reinados posteriores para reemplazar la presencia real en
el parlamento.
El
casamiento con Catalina fue anulado poco antes de su ejecución. Igual
que en el caso de Ana Bolena, Catalina no podría ser culpada
técnicamente de adulterio ya que el matrimonio resultó oficialmente nulo
desde el origen. Nuevamente esta cuestión fue ignorada y Catalina fue
ejecutada el 13 de febrero de 1542.
Enrique se casó en 1543 con su última esposa, la rica viuda Catalina Parr. La nueva reina discutía con Enrique sobre religión, ya que era calvinista
mientras que el rey permanecía anglicano. Esta conducta podría haberle
resultado peligrosa si no hubiera sido por sus muestras de sumisión.
Ayudó a reconciliar a Enrique con sus dos primeras hijas, María e
Isabel. En 1544, un decreto parlamentario puso a ambas en la línea de
sucesión tras el príncipe Eduardo, a pesar de ser consideradas
ilegítimas. El mismo decreto permitía a Enrique determinar la siguiente
sucesión al trono a su arbitrio.
Muerte y sucesión[editar]
Ensus últimos años, Enrique engordó notablemente y su cintura llegó a
medir 137 centímetros. La obesidad data de un accidente de justa en
1536, en el que sufrió una herida en el muslo que no sólo le impidió
realizar actividad física sino que gradualmente derivó en una úlcera que
indirectamente pudo haberlo llevado a la muerte. La hipótesis de que
tenía sífilis
fue difundida por primera vez unos cien años después de su muerte.
Argumentos más recientes sobre esta posibilidad provienen de un mayor
conocimiento de la enfermedad, que permiten suponer que Eduardo VI,
María I de Inglaterra e Isabel I mostraron síntomas característicos de
sífilis congénita.
Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547 en
el palacio de Whitehall, el día en que su padre hubiera cumplido
noventa años. Fue sepultado en la Capilla de San Jorge en el castillo de Windsor, al lado de su tercera esposa, Jane Seymour.
En
el transcurso de la década posterior a su muerte sus tres hijos se
sentaron sucesivamente en el trono de Inglaterra. En virtud de la Ley de
Sucesión de 1544, la corona fue heredada por el único hijo varón,
Eduardo, que se convirtió en Eduardo VI
como primer monarca protestante de Inglaterra. Con sólo nueve años de
edad, no podía ejercer por sí el poder, que recayó en un consejo de
regencia formado por dieciséis miembros elegidos según el testamento de
Enrique VIII. El consejo eligió a Edward Seymour, Duque de Somerset y hermano mayor de Jane, como lord protector del reino.
En la eventualidad de que Eduardo no tuviera hijos, sería sucedido por María, hija de Catalina de Aragón. Si ésta a su vez no tenía descendencia, la corona real la heredaría la hija de Ana Bolena,
Isabel. Finalmente, si Isabel moría sin descendencia sería sucedida por
los descendientes de María Estuardo, sobrina de Enrique VIII.
Legado[editar]
Junto con Alfredo el Grande, Enrique VIII es tradicionalmente recordado como uno de los fundadores de la Armada Real británica.Durante su reinado se desarrollaron varias batallas navales, y
fundamentalmente, se invirtieron importantes recursos en la construcción
de barcos, incluyendo grandes navíos como el Mary Rose,
y en la innovación tecnológica, como el uso de artillería a bordo. A
pesar de esto, Enrique VIII no legó a sus sucesores una armada orgánica,
con estructuras, rangos, etcétera. Isabel I tuvo que improvisar sobre
la base de navíos privados para luchar contra la armada española,
y en realidad, en un sentido completo, la armada británica recién se
constituyó como producto de la rivalidad anglo-holandesa en el siglo
XVII. Por su ruptura con la Iglesia católica romana, Enrique VIII inició
el escenario de grandes invasiones españolas o francesas. Para proteger
las costas mejoró numerosas defensas como el castillo de Dover y otras fortificaciones y guarniciones de artillería desde East Anglia hasta Cornualles. Muchas de estas construcciones se efectuaron con material obtenido durante la disolución de los monasterios entre 1536 y 1541.
Composiciones musicales[editar]
Enrique VIII compuso obras breves entre las que pueden citarse:- «Pastime With Good Company» (Pasatiempo en buena compañía)
- «Though that Men Do Call» (Aunque los hombres llamen)
- «Though Some Saith» (Aunque algunos digan)
- «If Love Now Reigned» (Si el amor reinara ahora)
- «Depàrture Is My Chief Pain» (La partida es mi principal pena)
- «Adieu madame et ma maitresse» (Adiós, mi señora y amante)
Enrique VIII en la cultura popular[editar]
Teatro[editar]
- Enrique VIII es uno de los personajes de la obra de William Shakespeare, Henry VIII: All Is True, publicada por primera vez en 1623.
- La obra contemporánea más notable es A Man for All Seasons, de Robert Bolt, que sirvió de base a la película homónima.
- Enrique VIII es el protagonista de La cisma de Ingalaterra,[26] obra de Pedro Calderón de la Barca, cuya fecha de escritura se data entre 1627 y 1649 según los autores.[27]
Televisión[editar]
- Las seis esposas de Enrique VIII, serie de televisión de la BBC de 1970 que se transmitió en doblaje en la década de 1970 en algunos países hispanohablantes.
- The Tudors está basada en el reinado de Enrique VIII.
- Wolf Hall (2015), miniserie para televisión de 6 episodios en el primer año,[28] también de la BBC, sigue los pasos de Thomas Cromwell y sus intrigas para ayudar a Enrique VIII a conseguir sus propósitos.
Cine[editar]
Enrique VIII aparece como personaje en las siguientes películas: Las Hermanas Bolena (2008), Ana de los mil días (1969), Las seis esposas de Enrique VIII (1972), El príncipe y el mendigo (1977, dirigida por Richard Fleischer), Un hombre para la eternidad (1966) y La vida privada de Enrique VIII (1933).Ancestros[editar]
Matrimonios e hijos[editar]
Nombre | Nacimiento | Fallecimiento | Notas |
---|---|---|---|
Con Catalina de Aragón (casado el 11 de junio de 1509, anulado el 23 de mayo de 1533) | |||
Niña abortada | 31 de enero de 1510 | ||
Enrique, duque de Cornualles | 1 de enero de 1511 | 22 de febrero de 1511 | |
Niño sin nombre | noviembre de 1513 | ||
Enrique, duque de Cornualles | diciembre de 1514 | ||
María I (María Tudor) | 18 de febrero de 1516 | 17 de noviembre de 1558 | casada en 1554 con Felipe II de España; sin descendencia |
Niño sin nombre | 10 de noviembre de 1518 | 11 de noviembre de 1518 | |
Con Ana Bolena (casado el 25 de enero de 1533, anulado en 1536) | |||
Isabel I | 7 de septiembre de 1533 | 24 de marzo de 1603 | nunca se casó, sin descendencia |
Enrique Tudor | 1534 | Los historiadores no se ponen de acuerdo si el niño nació y murió el mismo día de su nacimiento o si nació muerto. Tampoco se sabe con certeza si fue realmente un niño. |
|
Eduardo Tudor | 29 de enero de 1536 | ||
Con Jane Seymour (casado el 30 de mayo de 1536; murió el 25 de octubre de 1537) | |||
Rey Eduardo VI | 12 de octubre de 1537 | 6 de julio de 1553 | |
Con Ana de Cleves (casado el 6 de enero de 1540 anulado en 1540; murió el 17 de julio de 1557) | |||
sin descendencia | |||
Con Catalina Howard (casado el 28 de julio de 1540 anulado en 1541; fue ejecutada el 13 de febrero de 1542) | |||
sin descendencia | |||
Con Catalina Parr (casado el 12 de julio de 1543; murió el 5 de septiembre de 1548) | |||
sin descendencia | |||
Con Elizabeth Blount | |||
Enrique Fitzroy, Duque de Richmond y Somerset | 15 de junio de 1519 | 18 de junio de 1536 | ilegítimo; casado en 1533 con Lady María Howard; sin descendencia |
Con María Bolena (algunos historiadores, como Alison Weir, se preguntan ahora si Enrique Carey fue engendrado por Enrique VIII) | |||
Catalina Carey | 1524 | 15 de enero de 1568 | ilegítima; casada con Sir Francis Knollys; tuvieron descendencia |
Enrique Carey, Barón Hunsdon | 4 de marzo de 1526 | 23 de julio de 1596 | ilegítimo; casado en 1545 con Ana Morgan; tuvieron descendencia |
Con María Berkeley | |||
Sir Tomás Stucley | 1525 | 4 de agosto de 1578 | ilegítimo; casado con Ana Curtis; tuvieron descendencia |
Sir John Perrot | 1527 | septiembre de 1592 | ilegítimo; casado con Ana Cheyney y luego con Jane Pruet; tuvieron descendencia |
Con Juana Dyngley | |||
Etheldreda Malte | 1529 | 1555 | ilegítima; casada en 1546-1548 con Juan Harrington; no se conocen descendientes |
sólo el Duque de Richmond y Somerset fue formalmente reconocido por el
Rey. El parentesco de los otros hijos ilegítimos no está establecido.
También es posible que Enrique tuviese más hijos con otras amantes no
conocidas.
Cronología de la Casa Tudor[editar]
Véase también[editar]
Referencias y notas[editar]
- Volver arriba ↑ Traducción del francés: «Dios y mi derecho».
- Volver arriba ↑ Tener en cuenta que rompió con el catolicismo romano, recién Eduardo VI, su sucesor, rompería con el catolicismo.
- Volver arriba ↑ Según señalaba el Witschcraft Act, «por invocar o conjurar a un espíritu demoníaco».
- Volver arriba ↑ Cargo inglés que significa "guardia" o "comisario".
- Volver arriba ↑ Emperador del Sacro Romano Imperio,
- Volver arriba ↑ Famosa
conferencia efectuada en Francia, entre Enrique VIII y el rey Francisco
I de Francia entre el 7 y el 24 de junio de 1520, con el fin de
estrechar los lazos ente los países. La frase inglesa "Field of the Cloth of Gold" se usó por mucho tiempo como sinónimo de fastuosidad - Volver arriba ↑ Distinción otorgada por el papa.
- Volver arriba ↑ Inclitissimus: "el más ilustre" en latín.
- Volver arriba ↑ "The big matter of the King".
- Volver arriba ↑ Præmunire: rebajar la autoridad del Rey invistiendo la representación papal.
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