sábado, 26 de marzo de 2016

Los Gentiles Alcanzaron la Justicia Que Es Por Fe - Libros y Sermones Bíblicos

Los Gentiles Alcanzaron la Justicia Que Es Por Fe - Libros y Sermones Bíblicos







Los Gentiles Alcanzaron la Justicia Que Es Por Fe













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Sobre esta Traducción
English: The Gentiles Have Obtained Righteousness by Faith

© Desiring God

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Por John Piper
sobre La Ley

Una parte de la serie Romans: The Greatest Book Ever Written

Traducción por Desiring God






Romanos 9:30-33
¿Qué diremos entonces? Que los
gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir,
la justicia que es por fe; 31 pero Israel, que iba tras una ley de
justicia, no alcanzó esa ley. 32¿Por qué? Porque no iban tras ella por
fe, sino como por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 tal
como está escrito: "He aquí, pongo en Sión una piedra de tropiezo y roca
de escándalo; y el que crea en él no será avergonzado”.
La situación que emerge en estos versículos se presentó en los
tiempos de Pablo, y también aparece en la actualidad. La semana pasada
vimos, en el versículo 24, cómo algunos judíos estaban siendo llamados a
la salvación, y cómo ahora los gentiles también están siendo incluidos
en la salvación que una vez fue prometida a Israel. El tema principal
que Pablo ha estado tratando desde el versículo 3 se refiere a que solo
algunos judíos están siendo llamados. Muchos se encuentran malditos y
están separados de Cristo.


¿Por qué? ¿Por qué hay tan pocos judíos creyendo en Cristo? Su
primera respuesta en los versículos 6-9 es que Dios ha escogido a
algunos israelitas para que sean salvos, pero no a todos. Dios no está
obligado a salvar a todos los israelitas: “[…], no son los hijos de la
carne los que son hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son
considerados como descendientes” (versículo 8). Según el versículo 11,
Dios obra de esa manera “para que el propósito de Dios conforme a su
elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”. Así
que la libertad de Dios para elegir es la primera respuesta de Pablo a
la pregunta inicial: ¿por qué solo algunos judíos y también ahora los
gentiles (versículo: 24) están siendo llamados a la salvación?


Pero cuando llegamos a Romanos 9:30 Pablo da una respuesta más.
Es una respuesta familiar que proviene de Romanos 1-8: ¿Por qué
(actualmente) son salvados tantos gentiles y solo algunos judíos, pero
no la totalidad de Israel? Respuesta: Los gentiles están alcanzando la
justicia pero los israelitas no. Versículos 30-31: “¿Qué diremos
entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron
justicia, es decir, la justicia que es por fe [he ahí la razón por la
que están siendo incluidos]; 31 pero Israel, que iba tras una ley de
justicia, no alcanzó esa ley [he ahí la razón por la que no están siendo
incluidos]”.




Dos Razones No-Contradictorias para la Salvación

Ahora hagamos una pausa aquí para asegurarnos de ver lo que es
sumamente obvio e importante. Hay al menos dos razones,
no-contradictorias, por las que una persona puede ser salvo. Una es que
Dios le ha escogido incondicionalmente (Romanos 9:11, 21-23) y
evidentemente le ha llamado hacia él (9:8, 24). Dios es el Actor
decisivo de la salvación. Pero hay otra razón por la cual una persona
alcanza la salvación, específicamente: "alcanza la justicia". El
versículo 30 nos dice: “los gentiles, que no iban tras la justicia,
alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe”. Es por esta
razón que fueron salvos. Los gentiles alcanzaron la justicia.


Por tanto, asegurémonos de recordar juntamente estas dos razones:
La elección incondicional, y alcanzar la justicia. Cuando Dios elige
incondicional e inmerecidamente a un pecador como usted o como yo, para
convertirlo en su hijo, para salvarlo de la ira, y para entregarle el
gozo eterno, Dios no puede simplemente traerlo a su comunión sin que
exista justicia alguna. Dios es santo, perfecto, y justo. Él odia el
pecado. Su justicia resplandece contra todos los actos y acciones de
menosprecio hacia él. Ninguna clase de imperfección puede aproximarse a
su resplandeciente santidad sin ser castigada. Las únicas personas que
permanecen ante Dios sin ser destruidas, son aquellas perfectamente
justas.


Y el problema está en que nadie es perfectamente justo (excepto
Uno). Pablo dijo en Romanos 3:9-10: “[…] tanto judíos como griegos están
todos bajo pecado; 10 como está escrito: No hay justo, ni aún uno”.
Por tanto, la verdad de la elección incondicional de Dios no es
suficiente para salvar a alguien. Los pecadores elegidos aún no somos
aceptables. Tenemos que “alcanzar la justicia”, que es un hecho no muy
probable. Pero por esa razón Dios envió al mundo a su Hijo Jesucristo.
Para muchos, Cristo se convirtió en la “piedra de tropiezo” y en la
“roca de escándalo” (Romanos 9:33), pero para otros, era la misma
justicia de Dios. Su justicia fue el don de justicia que necesitábamos y
que nunca podríamos alcanzar por nosotros mismos. Un versículo
absolutamente importante respecto a este tema es Romanos 10:4: “Porque
Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree”. Hoy
regresaremos a este texto una y otra vez.



La Vía de Salvación Según la Ley

Entonces no hay justo, ni aún uno, excepto Cristo el perfecto, el que
no conoció pecado. Pablo dice: “Cristo es el fin de la ley para
justicia a todo aquel que cree” ¿Qué nos enseña la ley como vía de
salvación? Nos imparte dos mensajes en perfecta armonía:



  1. Primeramente, si creemos y obedecemos a Dios perfectamente,
    seremos considerados justos y seremos salvos. Si cumplimos a cabalidad
    la perfecta obediencia de la fe permaneceremos justos ante Dios. Aquí
    tenemos el primer mensaje de la ley. Nadie en el mundo entero, excepto
    Jesús, ha cumplido o cumplirá jamás lo que la ley demanda para una fe
    perfecta y para la obediencia que mana de ella. Dios tenía conocimiento
    de esa realidad cuando escribió la Ley. Y es por esa razón que, en la
    gracia de Dios, la Ley tiene otro mensaje más, en perfecta armonía con
    el primero.
  2. El siguiente es el segundo mensaje de la ley: Ya que no podemos
    cumplir lo que se exige para una perfecta obediencia de la fe, veamos
    (a través del Cordero sacrificado sin mancha) el objetivo y fin de la
    ley, a largo plazo. Es decir, miremos al supremo Cordero de Dios que fue
    ofrecido sin mancha en lugar nuestro. Busquemos a “Cristo para
    justicia”. Que nuestra fe no sea simplemente la confianza en Dios para
    que nos ayude a llevar a cabo una justicia imperfecta (¡la cual nunca
    será suficiente!), más bien dejemos que nuestra fe sea también la
    confianza en que Dios nos proveerá una justicia perfecta que otro ha
    llevado a cabo por nosotros: “Cristo, para justicia a todo aquel que
    cree”. Aquí tenemos el segundo mensaje de la ley referente la salvación.
Veamos la manera en que Pablo describe la relación entre la ley y la justicia en Romanos 3:19-22:



Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los
que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea
hecho responsable ante Dios; 20 porque por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de El; pues por medio de la ley
viene el conocimiento del pecado. 21 Pero ahora, aparte de la ley, la
justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los
profetas; 22 es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción.
Y aquí vemos nuevamente esta verdad, justo como en Romanos 10:4:
Nuestra justicia basada en el cumplimiento de la ley nunca será lo
suficientemente buena, siempre será imperfecta. Nuestras bocas serán
frenadas ¡No hay ninguno justo! Pero la ley y los profetas dan
testimonio de otra justicia (la propia justicia de Dios); o sea: “la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que
creen; porque no hay distinción” (versículo 22). Las palabras de este
versículo son casi idénticas a las de Romanos 10:4 que nos dice: “Cristo
es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree”. De manera
similar el versículo 22 dice: “La justicia de Dios [...], para todos los
que creen”.


La elección incondicional no puede salvar a nadie por sí sola.
Debemos alcanzar la justicia ¿Cómo? Mediante la fe en Cristo Jesús quien
es nuestra justicia (“Cristo […] para justicia a todo aquel que cree”).



¿Por Qué los Gentiles Son Salvos y los Israelitas No?

Ahora regresemos a Romanos 9:30-33 para ver porque los gentiles están
siendo salvos y los israelitas no. “¿Qué diremos entonces? Que los
gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir,
la justicia que es por fe”. Los gentiles, que no iban tras la justicia, y
que posiblemente nunca habían escuchado que existía la ley de Moisés,
están siendo aceptados por Dios como justos. ¿Cómo? Alcanzando la
justicia que es por fe. ¿Y cuál es la justicia que es por fe? Respuesta:
Romanos 10:4: “Cristo […] para justicia a todo aquel que cree”. Porque
Cristo para justicia es el fin de la ley, usted puede alcanzar el fin
[el propósito] de la ley sin haber conocido jamás la ley. Así de
perfecto es Cristo.


Pero, ¿qué sucede con Israel? ¿Por qué Israel (no cada israelita
de manera individual, sino Israel como un todo) no alcanza la justicia?
Versículo 31-32: “Pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no
alcanzó esa ley 32¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como
por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo”.


¿Quién es la piedra de tropiezo? Cristo Jesús. en el versículo 33
podemos ver que: “tal como está escrito: He aquí, pongo en Sión una
piedra de tropiezo y roca de escándalo; y el que crea en él no será
avergonzado”. Creer en Cristo es la clave. Aquí tenemos el tema sobre la
fe referido en el versículo 32 (la fe que ellos no tenían). Pero el
versículo 32 dice que los judíos en vez de creer en él tropezaron con
esta piedra de tropiezo. ¿Qué quiere decir esta expresión? ¿Qué quiere
decir tropezar con Cristo?


En este contexto la expresión anterior quiere decir que no
creyeron en Cristo, no creyeron que su justicia era el fin de la ley.
Ellos no veían a "Cristo“para justicia a todo aquel que cree” como la
ley enseñaba. Ellos se desviaron del propósito más grande de la ley. La
ley, en su más amplio mensaje a largo plazo, decía: "Deben buscar más
allá de la ley, la justicia perfecta que Dios proveerá a su debido
tiempo. Deben buscar más allá de su obediencia a la ley, una justicia
perfecta que Dios proveerá, específicamente: 'Cristo, para justicia a
todo aquel que cree'."


Pero en lugar de creer, los judíos tropezaron con Cristo. Así lo
ilustra el versículo 31: “pero Israel, que iba tras una ley de justicia,
no alcanzó esa ley”. En otros términos, Israel no alcanzó la justicia
que la ley demanda. O sea, no alcanzaron la perfecta obediencia
personal, ni tampoco alcanzaron a “Cristo, para justicia a todo aquel
que cree”. Cristo es la meta, y los judíos no la alcanzaron. Ellos
tropezaron y cayeron.


¿Por qué? El versículo 32 dice que no alcanzaron la ley de
justicia porque iban tras ella (tras la justicia que la ley demanda)
como si la justicia fuera por las obras. Ellos iban tras la ley como si
la ley enseñara que realmente podrían ser justificados por guardarla.
Iban tras la ley como si por medio de ella no viniera el conocimiento
del pecado, como si no cerrara toda boca, y como si no hiciera que todos
fueran culpables ante Dios. Iban tras la ley como si realmente fuera
posible que la ley les proporcionara justicia por medio del cumplimiento
de los mandamientos. Pero estaban equivocados. Una vez que aprendemos
de la ley, que nadie será declarado justo por las obras de la ley
(3:21), entonces entendemos que la justicia perfecta que la ley demanda,
no puede ser buscada por obras, sino solamente como un regalo que se
obtiene solo por fe.


Aprendamos pues, aquí en el versículo 32, de los errores de
Israel ¿Por qué Israel no llegó a alcanzar la ley (o sea el fin de la
ley: la justicia que demanda la ley? Pues, “Porque no iban tras ella por
fe”. Es decir, no vieron ni disfrutaron a “Cristo para justicia”, como
dice Romanos 10:4, que es el “fin de la ley”. En lugar de ello, iban
tras el fin de la ley (la justicia que demanda la ley) “como si fuera
por obras” (como si pudieran ser aprobados por su propio
comportamiento). En lugar de creer en la justicia de otro (o sea, de
Cristo), procuraron establecer la suya propia (Romanos 10:3-4).



Introduciendo la Cena del Señor

A medida que avanzamos hacia la cena del Señor, y conmemoramos la
muerte de Jesús (el Cordero sin mancha, el sustituto perfectamente
justo) regocijémonos en este glorioso evangelio. La mayoría de los que
estamos aquí somos gentiles. Así que debemos considerar el versículo 30
como una de las mejores noticias que hemos escuchado jamás: ¿Qué diremos
entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron
justicia, es decir, la justicia que es por fe”. ¿Y quién es esa
justicia? Romanos 10:4: es “Cristo, para justicia a todo aquel que
cree”.


Aquí todos somos pecadores. ¿Quién pues puede llegar a la mesa?
¿Quién puede tener comunión con el Padre y el Hijo por medio del
Espíritu? Respuesta: Aquellos pecadores que tienen a Cristo como
justicia solo por fe. Que Dios le bendiga mientras usted come y bebe. Y
que Cristo le confirme en su comida y en su bebida, que él es su
justicia y su grandiosa recompensa.


Nota adjunta #1: La evidencia de que caer ante la piedra
de tropiezo en el versículo 32b, se refiere a fracasar (no en guardar la
ley como una obediencia de la fe, sino en creer en el Redentor para
alcanzar su justicia), la encontramos en la relación que existe entre el
versículo 32 y Romanos 10:10-11: “porque con el corazón se cree para
justicia, y con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura
dice: Todo el que cree en él no será avergonzado”. Esta última cita
también la encontramos en Romanos 9:33 y muestra que creer en la piedra
de tropiezo es equivalente a creer en “Cristo, para justicia”, como dice
Romanos 10:4. Por tanto, cuando Romanos 9:32 termina con la frase
“tropezaron en la piedra de tropiezo”, se refiere a que fracasar en
creer y preferir las obras (como se menciona en este mismo versículo),
es tener fe en Cristo para justicia, pero no fe fundamentalmente como un
medio para apropiarse de la gracia necesaria para cumplir la ley.


Nota adjunta #2: El concepto de obediencia de la fe como
demanda la ley no es incorrecto, pero es irrelevante en el versículo 32.
Aún si Israel hubiera buscado cumplir los mandamientos por fe, esta no
habría sido justicia suficiente para alcanzar la aceptación ante Dios
(por ser una obediencia imperfecta), a menos que la fe incluyera creer
en la venida de un Redentor sin mancha, que cubriría las fallas a la
hora de cumplir los mandamientos y las fallas de la fe; y que se
convertiría en justicia para los que creen. Pero Israel no creía que
ésta era el medio para alcanzar justicia ante Dios. En cambio, asumieron
que sus obras serían suficientes para alcanzar la clase de justicia que
la ley demandaba. Pensar así fue un error aún cuando las obras fueran
“obras de fe” porque las obras no son perfectas. Solamente la justicia
perfecta de Dios es suficiente “para todo el que cree” (Romanos 10:4).








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