Safed-Tzfat-Zefat
Wednesday, August 31, 2011
Humor judío - IsraelValley

Un anciano judío emigra a Israel desde la Unión Soviética. Al llegar a Israel, se le interroga.
- ¿Cuál era su situación económica allí?
- Bueno, no me podía quejar.
- ¿Y que tal andaba de alojamiento?
- Ya le digo, no podía quejarme.
- ¿Y en cuanto al antisemitismo?
- Lo dicho, no me podía quejar.
- En ese caso, ¿por qué ha venido a Israel?
- Porque aquí, sí puedo quejarme.
Labels: Humor
Tuesday, August 30, 2011
Muy interesante: La pasión secreta del nuevo antisemitismo - Assaf Sagiv - Azure

Fotografía de Zachi Evenor
El aclamado director danés Lars von Trier probablemente sólo hizo el
payaso cuando, durante una conferencia de prensa en Cannes, en el
Festival de Cine, anunció que "entendía" a Hitler, e incluso "simpatizaba un poco con él". En respuesta a la evidente incomodidad del auditorio, von Trier, un veterano chistoso, se apresuró a aclarar que no tiene "nada en contra de los judíos", aunque no pudo dejar de admitir que "Israel es un grano en el culo".
Pero la piedra que había lanzado ya había alcanzado el fondo del pozo, y
ni siquiera su disculpa oficial podría disminuir la impresión dejada
por sus comentarios. Von Trier fue declarado persona non grata por la
junta directiva del festival y salió rápidamente con el rabo entre las
piernas. Es dudoso que obtuviera algún consuelo de aquellos que salieron
en su defensa: el viceministro de cultura en Irán, un país no
precisamente conocido por su tolerancia, se apresuró a denunciar el
tratamiento de Cannes al director, calificándolo de una mancha oscura en
la historia del festival.
Es ciertamente posible que los comentarios "impolíticos" de von Trier no fueran más que un mal ejemplo del "humor danés",
como más tarde argumentaría. Pero entonces, probablemente, nunca se
habría atrevido a dar voz a esas bromas si no se sintiera seguro de que,
por lo que a los judíos se refiere, ya se puede decir cualquier cosa
hoy en día. Y en efecto, a pesar de la gravedad de la respuesta de los
medios de comunicación y de la reacción negativa del público, tal
creencia no estaría totalmente fuera de lugar: las actitudes
descaradamente antisemitas, que una vez se recibieron con desprecio y
repugnancia, lentamente empiezan a reaparecer en el discurso europeo más
habitual. Las principales figuras intelectuales y culturales ya no
dudan en arremeter contra el pueblo judío. El reconocido músico griego
Mikis Theodorakis, por ejemplo, proclamó en 2003 que los judíos "eran la raíz del mal".
Tras desencadenar una tempestad de críticas, Theodorakis trató de
mitigarlas con la afirmación de que sus palabras estaban dirigidas
exclusivamente contra el gobierno de Israel y los consejeros judíos del
presidente estadounidense. Sin embargo, en una entrevista que concedió
recientemente a una cadena de televisión griega, dejó poco margen para
la duda: "Todo lo que hoy sucede en el mundo tiene que ver con los sionistas", afirmó, y añadió, "en buena medida, los judíos americanos están detrás de la crisis económica mundial que también ha afectado a Grecia".
José Saramago, el escritor portugués ganador del Premio Nobel de
Literatura de 1998, cantó una canción similar en 2002, cuando anunció
que el bloqueo israelí de Ramallah estaba "en el espíritu de Auschwitz... Este lugar se ha convertido en un campo de concentración".
Al igual que Theodorakis, Saramago insistió en que su crítica mordaz
del Estado judío no era en realidad antisemita. Su vigorosa negación,
sin embargo, era incompatible con una declaración que realizó tan sólo
unos meses más tarde. Durante una visita a Brasil, Saramago anunció que
los judíos "no merecían ninguna simpatía por el sufrimiento que experimentaron durante el Holocausto". Después de todo, "ellos no aprendieron nada de los sufrimientos de sus padres y abuelos”. Además añadió que los judíos, y los israelíes en particular, habían desarrollado la necesidad de endurecer su moral (“una gruesa piel”) de generación en generación.
Habiendo sido blanco repetidamente de procesos de aniquilación,
difícilmente unos pocos ataques verbales, por repugnantes que puedan
ser, deberían afectarlos. Pero las declaraciones de Theodorakis,
Saramago y otros, sin duda asombraron a muchos, y decepcionaron a sus
admiradores judíos. Después de todo, Theodorakis no sólo ha luchado
durante toda su vida contra la opresión, sino que incluso compuso la
balada de Mauthausen, un tributo musical desgarrador a los internos y
sobrevivientes de los campos de exterminio nazis. Los libros de Saramago
también revelan su infinita compasión y amor profundo por los
condenados de la tierra. ¿Cómo entonces el antisemitismo, el odio más
antiguo y la causa de algunos de los más atroces crímenes de la
humanidad, ha vuelto ha introducirse en el corazón de estos humanistas?
Tal vez pueda extrañar que la reacción judía a este denominado nuevo
antisemitismo parezca imbuida de un sentido de indignación, si no de
amarga decepción, ante el hecho de que muchos de los que se
comprometieron a luchar contra el racismo y los prejuicios parecen optar
por posicionarse en contra de la nación más perseguida de la tierra, y
ya no estén a su favor. Algunos judíos, incapaces de digerir esta nueva
realidad, se esfuerzan en insistir que las feroces denuncias del Estado
de Israel y del sionismo no necesariamente se pueden equiparar con los
sentimientos antisemitas. De hecho, afirman, el motivo de estas críticas
puede derivarse en realidad de una profunda preocupación por la "actual estatura moral”
de los judíos. Otros tienen una visión más pesimista, subrayando que
esa es la ruta habitual del mundo. Cuando se trata del odio a los
judíos, poco ha cambiado a lo largo de las generaciones. Ambas opiniones
se basan en ciertos supuestos previos: el primero, la creencia de que
las personas que realmente buscan el bien de toda la humanidad también
desean el bien de los judíos; y el segundo, la convicción de que incluso
en la actualidad, hay una motivada versión "progresista" del antisemitismo, y que en última instancia, es la misma familiar aversión al Otro.
Estos supuestos pueden satisfacer a aquellos que los publicitan,
pero no coinciden con la realidad. La ola antisemita que actualmente
recorre Occidente es a la vez predecible y desconcertante, pero lo que
la hace particularmente desafiante es una combinación aparentemente
imposible de "rechazo y atracción",
de judeofobia por un lado y de, por extraño que pueda parecer,
fascinación por lo que los judíos son y encarnan para los demás. Un
fenómeno tan extraño requiere una cuidadosa consideración. El primer
paso es despedir varias nociones comunes, aunque erróneas, que socavan
nuestra capacidad de comprender las fuerzas a las que nos enfrentamos,
así como su amenaza tangible.
La primera concepción que deberá ser reexaminada tiene que ver con la distinción tradicional entre "nuevo" y “viejo”
antisemitismo. Esta distinción se debe a la impresión de que la cepa
actual de antisemitismo, que prevalece en los círculos que defienden una
visión del mundo universalista, representa un cambio decisivo respecto a
la versión tradicional de odio a los judíos, supuestamente producto de
una confrontación entre dos identidades específicas: de una nación o “raza”
específica en un lado, y la judía en el otro. En efecto, el Holocausto,
el trauma más horrible en la historia del pueblo judío, refuerza esa
impresión – ahora un indiscutible cliché – de que el antisemitismo no es
más que una expresión extrema, si no la mayor, de racismo, entendido en
su sentido más amplio. Sin embargo, incluso un somero recorrido
histórico nos mostrará que la forma dominante y más popular del
antisemitismo deriva precisamente de los paradigmas universalistas, los
cuales no pueden conciliarse con el particularismo judío.
La primera vez que los judíos chocaron con un paradigma
universalista fue durante el período helenístico. La civilización
helenística, que floreció durante unos tres siglos antes y después de la
era común, exaltó la herencia griega y la impuso a los vastos
territorios invadidos por los ejércitos de Alejandro Magno. Como parte
de esos esfuerzos cuasi misioneros del helenismo, la “identidad griega"
fue despojada de sus rasgos geográficos y se convirtió en su lugar en
una identidad incluyente, una que todas las personas podrían - y
deberían - adoptar. El "helenismo tenía
un sentido de misión cultural y su cultura se difundió no sólo como el
fruto de los contactos inevitables entre los diversos segmentos de la
población, sino como parte de una política deliberada", afirma el historiador Yaacov Shavit. "El
helenismo fue una civilización asimilacionista con una dimensión
cosmopolita, a-nacional y a-étnica. Contempló la cultura como una
plataforma para la asociación humana, algo que no contempló en la 'raza'
o en la 'religión'".
El conflicto entre el helenismo y el judaísmo, por lo tanto, era
inevitable, y también - como cualquier persona que celebra Hanukka lo
sabe - fue excepcionalmente violento. Los enfrentamientos tuvieron lugar
en los campos de batalla de la Tierra de Israel, en las calles de las
ciudades mixtas como Alejandría, e inclusive en los escritos de los
historiadores. De hecho, los textos más antiguos conocidos que contienen
una flagrante propaganda anti-judía son los de los helenistas Manetón,
Diodoro de Sicilia, Lisímaco, y el más conocido de todos, Apión, el
director del museo de Alejandría, a quien Flavio Josefo atacó en una
brillante obra polémica. Sus escritos describían a los judíos como
arrogantes, dados a extraños ritos y profundamente hostiles hacia el
resto de la humanidad. Según Diodoro, la "misantropía" y "xenofobia"
de los judíos casi les llevó a su destrucción por lo menos en una
ocasión: durante su asedio de Jerusalén en el 135-134 a. C., el rey
seléucida Antíoco VII fue urgido por sus asesores para:
"tomar la ciudadNo
violentamente y limpiar por completo la nación de los judíos, ya que era
el único de todos los países que evitaba las interacciones con otras
personas y miraba a todos los hombres como sus enemigos. Señalaron
además que los antepasados de los judíos fueron expulsados de Egipto
como personas impías y detestadas por los dioses. Para purgar el país de
todas aquellas personas que tuvieran marcas blancas y de leprosos en
sus cuerpos, fueron reunidos y obligados a cruzar la frontera, como si
sufrieran una maldición; estos refugiados, que se habían reunido en el
territorio alrededor de Jerusalén y habían organizado la nación de los
judíos, habían hecho de su odio a la humanidad una tradición, y por esta
razón habían introducido leyes totalmente extrañas: no partían el pan
con cualquier otro pueblo, ni les mostraban buena voluntad".
es una casualidad que el segundo paradigma universalista que desafió al
pueblo judío fue formulado por un judío helenista: Pablo (Saulo de
Tarso). La teología paulina transfirió la elección divina desde el
colectivo judío – el "Israel de la carne", que aún mantenía los preceptos de la Toráh -, a todos aquellos que aceptaron a Jesús como el Mesías, el llamado "Israel del espíritu". En su Epístola a los Gálatas, Pablo les dice a la nueva comunidad universal de los creyentes: "Porque
por la fe en Cristo Jesús, todos vosotros sois hijos de Dios. Porque
todos habéis sido bautizados en Cristo, habéis sido revestidos de
Cristo. Por lo tanto, ya no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni
liberto, ni varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, entonces ya sois descendencia de
Abraham, y sois sus herederos según la promesa”. Así fue como los
judíos, que obstinadamente sellaron sus corazones al verdadero
evangelio, perdieron su estatus especial como pueblo escogido de Dios.
Sin embargo, la Iglesia todavía les asignó un papel clave en el drama de
la historia: el amargo destino de los judíos, pensaban los cristianos,
era una prueba inequívoca de su error al rechazar a Jesús.
"Pero los judíos... fueron aún más
miserablemente perdidos por los romanos, y fueron totalmente
desarraigados de su reino, donde los extranjeros ya gobernaban sobre
ellos, y fueron dispersados por la tierra (por lo que, efectivamente, no
tienen un lugar propio), y son por lo tanto sus propias Escrituras las
que nos dan testimonio, ya que nosotros no hemos forjado las profecías
acerca de Cristo", escribió San Agustín en la Ciudad de Dios.
"De ello se desprendeLa doctrina de San Agustín “de los testigos"
que cuando los judíos no creen en nuestras Escrituras, se cumplen en
ellas sus propias Escrituras, las cuales leen con ojos ciegos y sin
meditar. A menos que quizás alguno quiera decir que los cristianos han
fabricado las profecías de Cristo, que se publicaron bajo el nombre de
la Sibila o de cualquier otra profecía que puede ser atribuido a otros,
pero que no tienen ninguna relación con el pueblo judío. En cuanto a
nosotros, encontramos suficientes esas profecías que se producen a
partir de los libros de nuestros oponentes, cuyo testimonio nos
suministran impelidos por la fuerza de la razón y contra su voluntad, a
pesar de tener y conservar esas Escrituras, los vemos esparcidos por
todas las naciones y por cualquiera parte que se extiende la Iglesia de
Cristo”.
continuó para dar forma a la actitud de la Iglesia hacia el judaísmo
desde hace siglos. En ciertos aspectos, tal vez deberíamos estar
agradecidos por esto: Agustín pudo haber reprobado duramente a los
judíos, sin embargo, también instruyó a sus hermanos cristianos para que
pudieran conservar su existencia separada y aislada. "Tú no los matarás, hasta que por fin olviden su ley: dispersadlos a la fuerza",
cita de los Salmos. Y en efecto, aunque el catolicismo persiguió y
desposeyó al pueblo judío de varias formas a lo largo de los siglos – y a
pesar de que las directivas de Agustín y de los papas y teólogos
posteriores fueron violadas constantemente por reyes, sacerdotes y el
resto de incitadores de las masas -, los judíos nunca se enfrentaron el
peligro de la aniquilación física o espiritual completa a la sombra de
la cruz.
El tercer paradigma universalista, el de la Ilustración, sin duda ha
mejorado la situación de los judíos de manera significativa,
liberándolos como hizo de los guetos y permitiéndolos integrarse en la
sociedad europea. Sin embargo, incluso en estas circunstancias
favorables, el antisemitismo floreció. Esto no fue un accidente, el
deseo de liberar a la humanidad de las cadenas de la superstición y de
las costumbres anticuadas estaba en marcado contraste con el rechazo
obstinado, incluso orgulloso, de la mayoría de los judíos a renunciar a
su particularidad. Voltaire, el enemigo jurado de todo prejuicio, se
dirigió a los judíos en palabras que destilan veneno: "Han
superado a todas las naciones en leyendas exorbitantes, mala conducta y
barbarie. Y ustedes están pagando por ello, es su destino". Sentimientos similares fueron transmitidos por Diderot y d'Holbach, quienes condenaron la tendencia de los judíos "a la segregación y al fanatismo religioso”.
Immanuel Kant, el pensador más importante de la Ilustración, instó a
los judíos a aceptar el cristianismo públicamente y estudiar los
Evangelios con el fin de que puedan probar que son dignos de los
derechos civiles, preconizando así "una eutanasia del judaísmo".
Resultaría entonces que el nuevo universalismo, aunque humanista y
racionalista en su naturaleza, trató de erradicar la existencia de los
judíos, incluso antes de que esa misma idea comenzara a excitar a los
enemigos ideológicos de la Ilustración. "El moderno antisemitismo secular", señaló Arthur Hertzberg, "no se generó como reacción a la Ilustración y la Revolución [Francesa], sino desde dentro de la propia Ilustración y Revolución".
Hasta finales del siglo XIX, los judíos fueron sometidos a
implacables ataques desde la izquierda y la derecha. Aunque no debemos
dejar de subrayar el impacto negativo de los nacionalistas y racistas,
como Wilhelm Marr, Luger Karl, Richard Wagner y Eduard Drumont Edouard,
figuras prominentes del otro lado del espectro político - el
reaccionario -, audaces defensores de la igualdad y de la libertad
hicieron su propia contribución al odio. El pensador francés Charles
Fourier vio a los judíos como una nación de tramposos y ladrones, Karl
Marx despreciaba su codicia, Pierre-Joseph Proudhon, uno de los padres
fundadores del anarquismo, creía que "el judío era el enemigo de la raza humana. Esta raza debe ser enviado de vuelta a Asia o exterminada".
Incluso Jean Jaurès, el líder socialista que salió en defensa de
Dreyfus (y por lo tanto cuenta con calles que llevan su nombre en
Israel), no siempre fue un defensor del filosemitismo. En 1895, el mismo
año en que Dreyfus fue condenado por traición, Jaurès publicó un
artículo en el diario La Depeche
de Toulouse en el que dio la bienvenida a la creciente hostilidad entre
los argelinos nativos a la presencia judía entre ellos. “¿Por qué?”, se preguntaba, "¿no
hay un serio movimiento antisemita en Argelia, ya que los judíos están
practicando sus métodos de apropiación y extorsión a los árabes?".
Así hablaba alguien que todavía se considera un icono histórico de la
izquierda francesa. Si esto les suena muy familiar, es porque proclamas
similares se pronuncian regularmente hoy en día por aquellos que juran
eterna devoción a los ideales de igualdad, justicia y amor a toda la
humanidad.
Parece pues seguro afirmar que el "nuevo antisemitismo"
simplemente sigue el camino abierto anteriormente por tres paradigmas
universalistas: el helenismo, el catolicismo y la modernidad. Sin
embargo, también representa algo nuevo. Lo que lo convierte en un
fenómeno nuevo no es el vínculo entre una visión del mundo progresista y
el antisemitismo, una combinación tan antigua como la propia
Ilustración, sino más bien el "carácter radicalmente pluralista de la nueva visión universalista".
No estamos ante un cosmopolitismo moderno del tipo propuesto por Kant,
por ejemplo, que tiene como objetivo la abolición de todos los
particularismos étnicos y nacionales en el nombre de la causa humanista,
se trata en cambio de un estado de animo posmoderno, el cual niega
cualquier pretensión de totalitarismo y aboga vigorosamente por el
reconocimiento de la diferencia y de la aceptación del Otro. En otras
palabras, en lugar de luchar para superar diferentes identidades, alaba
lo particular y celebra la diversidad.
¿Cómo puede entonces una ideología que aboga por la apertura y la
tolerancia reconciliarse con el rechazo de una marca específica del
particularismo, es decir, el particularismo judío? La respuesta se puede
encontrar en el modelo etnocéntrico del sionismo como Estado-nación.
Para los radicales y los progresistas puristas la esencia misma de
Israel es ilegítima: es un Estado racista de apartheid que brutalmente
pisotea los derechos de sus ciudadanos no judíos, por no hablar de los
millones de palestinos que viven en Judea, Samaria y Gaza bajo su
ocupación directa o indirecta. Pero la oposición al sionismo, que se
pinta con audaces colores morales, a menudo encubre una profunda
animosidad, una que se dirige contra los judíos en su conjunto. Este
hecho ha sido señalado por Robert Wistrich, una autoridad en
antisemitismo:
"Los judeofobos deLo que distingue a la
izquierda, a diferencia de sus predecesores de hace un siglo, nunca se
hacen llamar "antisemitas". De hecho, suelen indignarse ante la
sugerencia de que tienen algo en contra de los judíos. A pesar de tales
negaciones, por lo general están obsesionados con la estigmatización de
Israel. El sueño de la extrema izquierda durante mucho tiempo ha sido la
disolución de la odiada "entidad sionista", y ello en nombre de los
derechos humanos, para así hacer que el mundo sea Judenstaatrein. Por lo
tanto, niegan al pueblo judío un derecho humano y político fundamental
que ellos sin embargo defienden de manera militante para los pueblos “no
blancos”, sobre todo los palestinos, es decir, el derecho a la
autodeterminación nacional. Este antisionismo de la izquierda radical,
profundamente discriminatorio hacia el nacionalismo judío, se ha
extendido a la izquierda progresista dominante, cuya retórica implacable
busca socavar la legitimidad moral e histórica del Estado judío. El
izquierdista progresista presenta a Israel como un Estado nacido de un
"pecado original" por haber desplazado, expropiado o expulsado a una
población "aborigen".
propaganda antisemita de toda crítica legítima es la terca insistencia
en que Israel debe cumplir unas normas (una perfección) de las que los
demás países están exentos, además de la exigencia de que a los judíos
se les niegue un derecho al que los demás pueblos tienen obligación,
gobernarse a sí mismos. Sin embargo, no se puede descartar al nuevo
antisemitismo como una versión moderna de ese mismo viejo odio, ya que
en cierto sentido el universalismo postmoderno se identifica
profundamente con lo que se supone que el "judío"
representa. Y es precisamente esta identificación la que lleva, vamos a
verlo, a la denuncia generalizada de los judíos tan común hoy en día.
Un artículo publicado en el 2002 por José Saramago en el diario El
País nos puede ayudar a entender este complejo fenómeno. En este texto,
un absoluto libelo antisemita, Saramago denuncia no sólo el "racismo patológico y obsesivo" de los sionistas, sino también la desvergüenza del pueblo judío en su afirmación de ser "víctima a expensas de los demás". “Los judíos”, escribe Saramago, “son
educados y entrenados en la idea de que cualquier sufrimiento que hayan
infligido, o estén infligiendo, o vaya a inflingir a los demás,
especialmente a los palestinos, siempre será inferior a lo que sufrieron
en el Holocausto. Los judíos se regodean sin fin en esa herida propia
para mantenerla sangrando, para hacerla incurable, y así mostrarla al
mundo como si fuera una bandera".
El resentimiento que reseuna en los ataques de Saramago refleja lo que el sociólogo Jean-Michel Chaumont ha denominado "la competencia entre las víctimas".
En efecto, el afán de colocarse en el papel de víctima es un signo de
estos tiempos. Como resultado, el sujeto postmoderno, si puede
llamársele así, ha sufrido una transformación completa: "ya
no es una fuerza activa, el autolegislador y el autocreador elogiado
por los pensadores de la Ilustración, es más bien un ser pasivo,
maltratado y manipulado, siempre pisoteado por esas fuerzas de enormes
proporciones del Estado, del capitalismo global, de la hegemonía
masculina, del colonialismo occidental, y similares". Si el siglo XVIII celebró el triunfo del hombre, la época actual nos revela el dolor de su derrota final.
Dentro de la interminable lista de los oprimidos, el judío se supone
que ocupa un lugar privilegiado, ya que, después de todo, ha sido la
víctima arquetípica. Y por un tiempo, de hecho, la izquierda europea le
otorgó ese papel. Al principio, esa izquierda, ante el afán de liberarse
del pesado fardo de culpabilidad dejado por el nacionalsocialismo y
para formular una antítesis, empujó incluso a la intelectualidad radical
hacia el polo opuesto, hacia un filosemitismo demostrativo. Cuando las
autoridades francesas impidieron al líder estudiantil Daniel Cohn-Bendit
- "Danny el Rojo" o "el judío alemán",
tal como los gaullistas se referían a él - volver a Francia en mayo de
1968, miles de jóvenes salieron por las calles de París y airadamente
cantaban: "Todos somos judíos alemanes". "La improvisada marcha fue también una fiesta", recuerda Alain Finkielkraut, “la identidad judía no era solo exclusiva de los judíos". El pensamiento europeo adoptó una actitud similar.
Durante siglos, la filosofía se puso inequívocamente del lado de
Atenas en su eterna rivalidad con Jerusalén. Desde la década de 1960,
sin embargo, ha mostrado un creciente interés por la ética judía,
gracias a la obra de pensadores como Emmanuel Levinas y Jacques Derrida.
Mientras que la metafísica occidental, el racionalismo y la modernidad
fueron declarados culpables de la violencia y la represión, si no es que
allanaron el camino a Auschwitz, la alternativa cultural que encarnaron
las víctimas perseguidas disfrutó de una repentina popularidad entre la
élite intelectual.
Pero este cambio de fortuna tuvo también su lado negativo: como los
nuevos objetos de un entusiástico culto moral, los judíos fueron
perdiendo su realidad tangible. Se transformaron de seres de carne y
hueso en figuras universales cuasi abstractas que encarnaban el
victimismo y todo lo relacionado con él: la transitoriedad, el
desarraigo, la falta de poder. Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc
Nancy, destacados filósofos franceses, escribieron por ejemplo que "la
identidad judía no es una identidad. El pueblo judío no se compone de
un sujeto y no hay nada propiamente judío... Lo que debemos entender es
que debido a esta falta de sujeto, los judíos son portadores de la
revelación de que una formación social o institución política, lo que
sea... nunca será capaz de realizarse a sí misma como sujeto. No existe,
en general, carece de una completa identidad política".
"Los judíos", se queja Alain Badiou, un pensador provocador a menudo acusado de antisemitismo, "ahora
son algo, una palabra que uno está obligado a reconocer y respetar, y
antes que nada algo que reverenciar, una palabra maestra, en definitiva". Y en “Heidegger y los Judíos”, escrito por Jean-François Lyotard, la palabra judíos se escribe con una letra minúscula "j", con el fin de dejar claro que no representa a un grupo étnico específico, sino a todos los desposeídos, sean quien sean.
Por desgracia, el intento de disociar el marcador "judío"
de la realidad no ha tenido éxito. El pueblo originario y tangible que
representa se ha negado a abandonar el escenario de la historia (para
convertirse en algo abstracto, universalizado). Peor aún, ha tenido el
descaro de redefinirse por medio de un poderoso y exitoso Estado nación.
Tal vez este cambio de roles no haya inspirado tan gran descontento
como el hecho de que los judíos, al mismo tiempo, han continuado
insistiendo en que la humanidad no olvide sus sufrimientos pasados
(despojando el carácter único de la Shoah y del antisemitismo en aras de
una abstracción universalista). Para los fanáticos seguidores del culto
a la víctima, se trataba de una demanda intolerable: una especie de
criatura híbrida del sionismo, de maestro-víctima, en suma, una
contradicción evidente, un anatema para la visión moral postmoderna. La
decepción agitándose a causa de estas pretensiones escandalosas, ha dado
a luz al argumento de que el Estado judío “no es judío en absoluto”, ciertamente “no en su esencia (debe ser perfecto para poder corresponder a las pretensiones universalistas)”. Como lo explica Finkielkraut:
"Nosotros, losEste intento de convertir al insoportablemente particularista "viejo judío” en un nuevo y mejorado “modelo para todos”,
europeos, ya no denunciamos la “vocación cosmopolita” de los judíos, al
contrario, la exaltamos y les reprochamos haberla traicionado.
Lamentamos que el "judío" ya no es lo que era, con la excepción
admirable de unos pocos hombres justos, unos pocos disidentes, unos
profetas obstinados que no se dejan intimidar y que se atreven a pensar
libremente. Sin embargo, en lugar de apreciar esa extrañeza inquietante
de los judíos, les exhortamos a la tarea de unirse a nosotros los
europeos en el momento mismo en que les echamos de nuestro lado. Estamos
molestos por su prematura asimilación entre las naciones, acerca del
sinuoso camino que les ha conducido a la idolatría del lugar (de la
tenencia de un Estado, de una ubicación delimitada), justo cuando el
mundo civilizado ha cambiado en masa hacia un paisaje sin límites ni
fronteras, y errante".
uno que trasciende los límites de las comunidades específicas, es la
fuerza motriz detrás del nuevo antisemitismo. La universalización de la
víctima exige la eliminación - física o simbólica – de la víctima como
hecho particular.
Una comparación entre esta postura y el paradigma católico antes
mencionado podría resultar instructiva. La doctrina agustiniana veía los
sufrimientos de los judíos como un castigo divino, así los cristianos
nunca podrían envidiar el amargo destino de los judíos. Por el
contrario, la moralidad post-nacional y post-colonial idolatra al
oprimido. Es precisamente por esta razón por la que el judío se aferra a
su sufrimiento, como si defendiera su propiedad privada, y lo que debe
hacer es dejar de lado su carácter excepcional, a fin de que su
sufrimiento quede absorbido en el sufrimiento general (o universal).
El manto de justicia que asume esta especie única de judeofobia hace que sea muy atractiva para la “gente de conciencia”. Los “activistas e intelectuales israelíes progresistas y de buen corazón”
se sienten atraídos a unirse a esta creciente campaña pública contra el
Estado sionista, todo ello en la creencia de que están cumpliendo con
su obligación moral con la humanidad, y tal vez incluso con el destino
del pueblo judío (su asimilación en el magma universal). Es cierto
también que sus denuncias de Israel a menudo son excesivamente
entusiastas, motivadas por el poderoso deseo de demostrar que son dignos
ante los ojos de sus compañeros de lucha occidentales. Pero la mayoría
de ellos realmente no son odian a si mismos como judíos, tal como
afirman sus críticos. Por el contrario, están terriblemente equivocados,
formando parte inconsciente de una campaña insidiosa. Sólo podemos
esperar que se les pase la borrachera antes de que sea demasiado tarde.
Assaf Sagiv - Azure
Monday, August 29, 2011
Los movimientos de cabeza de la Shema’ – Bezalel Naor – Seforim blog

El Shema' de Siddur
La oración más importante en el judaísmo es la Shema’: Shema' yisrael adonai eloheinu adonai ehad ("Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno").
Esta afirmación de la unidad absoluta de Dios es la piedra angular de
nuestra fe. Por mandato bíblico, un judío recita la Shema’ dos veces al
día, se-shokhbekha u-ve-kumekha ("cuando te acuestes y cuando te levantes"), véase Deuteronomio 6:7.
Todo lo anterior es bastante famoso. Lo que aún hoy en día es un
hecho poco conocido es que hubo una época en la que esta recitación
estuvo acompañada por movimientos de la cabeza hacia las cuatro
direcciones, y arriba y abajo. Esta práctica se registra tanto en el Ge'onim (los sabios post-talmúdicos de Babilonia) y el Rishonim (sabios medievales europeos). La base para esta observancia es la siguiente declaración en el Talmud:
Symmachus dice: "El que prolonga la palabra ehad ("uno"), sus días y años se prolongan.Rashi, el exegeta del siglo XI de Troyes, Francia, comenta: "Proclamado
Dijo Rav Aha bar Ya’akov: "Y [especialmente] la letra dalet [de ehad]".
Dijo Rav Ashi: "Siempre que no acelera la letra het [de ehad]".
R. Yirmiyah estaba sentado ante R. [Hiyya bar Abba]. Él vio que se estaba prolongando demasiado. Y le dijo: "Una vez que le has proclamado Tú Rey arriba y abajo, y por los cuatro vientos del cielo, no necesitas nada más".
Tú Rey arriba, etc. Tienes que prolongar la cantidad [de tiempo] hasta
pensar en tu corazón que el Señor está en el cielo y en la tierra y en
sus cuatro direcciones".
Este es un método “sin cuerpo”,
no hay mención en Rashi de los actuales movimientos del cuerpo. La
visualización del cielo, la tierra y los cuatro puntos cardinales es
puramente mental.
Sin embargo, si uno consulta el comentario del Rabbi Menahem
Ha-Me'iri de Perpignan, Provenza (1249- 1306) se encuentra una dimensión
adicional: "La cantidad de
alargamiento de la letra dalet es la requerida para la imagen en el
corazón que Él, bendito sea, gobierna sobre el cielo, la tierra y los
cuatro vientos del mundo. Y por esta razón, es costumbre inclinar la
cabeza y moverla hacia esos lados. Sin embargo, si se prefiere no
inclinar la cabeza, no es necesario, porque la cuestión no depende de la
inclinación de la cabeza y de sus movimientos, sino más bien del
sentimiento en el corazón".
Me'iri vuelve a este tema en su comentario sobre el Tractatus Sukkah, cuando se discute sobre la na'anu'im o el ondear de las lulav (las ramas de palmera), durante la fiesta de Sukkot. Allí él opina que, tanto en lo que respecta al movimiento de la lulav
durante el rezo del Hallel y el movimiento de la cabeza durante la
Shema', sólo uno de vaivén y de arriba a abajo se denomina movimiento (a
diferencia de las cuatro direcciones, y arriba y abajo). "Lo
que ellos dijeron... Prolongar la palabra ehad ("uno") lo suficiente
como para proclamarle Rey arriba y abajo y en los cuatro vientos del
mundo, incluso eso requiere solo un movimiento hacia las dos
direcciones, abajo y arriba. Por otra parte, algunos dicen que en ehad
ningún movimiento es necesario, sólo hay que imaginarlo en el corazón".
Me'iri no es el único comentarista provenzal que da testimonio de la
práctica de los movimientos de la cabeza. Su contemporáneo, el rabbi
David ben Levi de Narbona escribe: "¿Por
cuánto tiempo? El tiempo suficiente para proclamarlo Tú Rey, etc.
Algunos interpretan que lo proclaman Rey moviendo solo la cabeza. Y así
lo interpretó Rabbenu Hai, de bendita memoria".
En la Provenza, donde se encuentra la mayoría de las evidencias
acerca de los movimientos de la cabeza, hubo algunos que encontraron
esta práctica absurda (huka ve-itlula). Tal vez, estas autoridades son
la excepción, más que los propios movimientos, como nos da entender el
hecho de que como sucede a menudo en el caso de los rituales, la gente
sencilla se centra en lo externo y no en la conciencia interior que es
la esencia.
El codificador alemán rabbi Jacob ben Asher (muerto en Toledo,
España antes de 1340) defendió la práctica de los movimientos de la
cabeza que acompañan a la Shema':
"Hay que prolongar laEl rabbi Joshua Booz Baruch (Italia, d. 1557) ofrece una descripción muy gráfica de los movimientos de la cabeza de la Shema’:
dalet de ehad la cantidad [de tiempo] que pensar en nuestro corazón que
el Santo, bendito sea Él, es único en Su mundo, arriba y abajo, y en los
cuatro vientos del mundo. Hay algunos que están acostumbrados a una
inclinación de la cabeza de acuerdo con el pensamiento, arriba y abajo, y
hacia las cuatro direcciones. Algunos se oponen a esta práctica debido a
la declaración de los rabinos: "El que recita la Shema’ no debe
gesticular con los ojos o los labios". Mi padre, de feliz memoria, solía
decir que no era necesario prestar atención [a sus palabras], de ahí
que cuando los gestos son para un fin ajeno interrumpen la
concentración, pero en este caso, el gesto es un requisito de la
concentración y va lleva con ella (tsorekh ha-kavanah ve-goremet otah)"
Esta es la cantidad [de tiempo] para prolongar laUno sólo puede especular lo que ocurrió con estos
palabra ehad : un tercio de la letra het y dos tercios de la letra dalet
¿Cómo puede uno proclamar la Realeza? Arriba y abajo durante la het, y
en las cuatro direcciones durante la dalet. Y uno se concentra mientras
se mueve la cabeza arriba y abajo, al este y al oeste, al norte y al
sur…
movimientos de la cabeza. Mientras que los movimientos de la hoja de
palmera o lulav continuaron en plena vigencia hasta nuestros días, allá
donde hallan judíos, no tenemos conocimiento de alguna comunidad que
haya conservado la costumbre de mover la cabeza durante el Shema',
aunque como hemos visto, hubo momentos en que fue una práctica extendida
en comunidades tan diversas como Babel (hoy Irak), Provenza, España e
Italia. Una de las declaraciones más provocadoras que se encuentran en
Orot del Rav Kook es la siguiente:
Nos ocupamos mucho de la emotividad. Nos olvidamos de la santidad del cuerpoTal vez estos movimientos de la cabeza de la Shema’ sean un "mitsvah yetomah "(un mitsvah huérfano), ocasionados por un renacer.
Labels: Shema'
Saturday, August 27, 2011
Rembrandt: Los nuevos rostros judíos de Jesús - Karen Rosenberg - NYT

Cabeza de Cristo, hecha en vida


A mediados de la década de 1650, Rembrandt estaba casi en la
bancarrota, y un tribunal ordenó el contenido de su casa en Amsterdam
para así ser inventariado para una posible subasta. Entre las obras en
su poder se encontraron tres pequeños cuadros de Jesús, que aparecen
como "Cabeza de Cristo, hecha en vida".
Es una descripción peculiar. ¿Cómo podría Rembrandt, o cualquiera de sus colegas, haber ofrecido un rostro de Jesús "en vida"?
Pero los especialistas han pensado que esa frase simplemente
significaba que el artista había utilizado a un modelo vivo como
sustituto de Cristo. Y si el artista que realmente pintó esos cuadros
era Rembrandt, como algunos eruditos creen, entonces el modelo más
probable que utilizó fue un joven judío sefardí que vivía en su barrio.
Algunos de los hechos en torno a estos cuadros pueden ser confusos, pero estas cabezas de Cristo que aparecen en la exposición "Rembrandt y el rostro de Jesús", en el Museo de Arte de Filadelfia,
representan un audaz cambio de imagen del hombre más retratado del arte
occidental. Jesús, por supuesto, era judío. Pero pocos artistas
enfatizaron tanto su origen étnico o su humanidad, tan franca y
directamente como lo hizo Rembrandt.
(...)
Las obras de la exposición son seis cabezas de Cristo - algunas de
las cuales se atribuyen a Rembrandt, otras a su estudio, pero todos
piensan que fueron realizadas en la misma época (de 1648 a 1656). El
cuadro "hecho en vida", y otras
dos cabezas figuran en el inventario, en 1656, y se presume que formaban
parte del grupo (Esto también es un acto de fe).
Cada una de ellos muestra a un joven con pelo largo y tosco, de
color castaño, y con barba a juego. Su frente es poco profunda, sus ojos
son anchos y profundos. Si no fuera por su corte de pelo - largo y
separado en el centro - es posible que no se le reconociera en absoluto
(como retrato de Jesús).
(...)
Es difícil exagerar lo radicalmente que Rembrandt revisó la imagen
de Cristo. Esa imagen había sido durante mucho tiempo definida por el
Mandylion de Edessa, un pedazo de tela que se creía que contenía una
impresión directa del rostro de Jesús. Pintores del norte de Europa como
Van Eyck recibieron sus enseñanzas de ese icono bizantino y de fuentes
apócrifas, como la carta de Léntulus: "Su
pelo es del color de una avellana madura, con raya en la parte superior
al estilo de la Nazareos, y cayendo directamente hacia los oídos, aún
encrespándose más adelante, con reflejos rubios y avivados sobre sus
hombros".
El Rembrandt inicial se ciño a este modelo. En "Cristo y la mujer sorprendida en adulterio"
(1644), en calidad de préstamo en Filadelfia por la National Gallery de
Londres, Jesús tiene unas trenzas de oro y una postura perfecta que
parece irradiar claridad moral.
Sin embargo, sólo cuatro años más tarde, en la encantadora "Cena en Emaús",
Jesús ya mira de una manera diferente. Su pelo y su barba se han
oscurecido y sus pómulos se han alargado. Su brillo dorado ha dado paso a
una iridiscencia sutil, que sólo pueden ser apreciada a una pulgada de
la tela.
Rembrandt amaba esta historia lo suficiente como para hacer
múltiples versiones, incluyendo pinturas (ahora perdidas, pero que se
conocen a través de dibujos relacionados) en las que los discípulos se
quedan mirando a un resplandor de luz. Sin embargo, "La Cena"
del Louvre tiene una calidad terrena, reforzada por la especificidad de
las características humanas de Jesús y la solidez de la arquitectura
románica detrás de él.
Estas figuras bordean el tema más espinoso de la relación de
Rembrandt con los judíos en líneas generales. Sobre este tema el
catálogo tiene más que ofrecer, incluyendo una cronología detallada de
la vida judía en Amsterdam y un ensayo de Ducos Blaise que une la
población sefardí de la ciudad con la fascinación holandesa por el
comercio y el Oriente.
Pero el texto más importante es el de M. DeWitt, que lidia con las
consecuencias a veces contradictorias del Jesús de Rembrandt. Como
escribe de una de los seis cabezas, "la
falta de símbolos, atributos o contexto narrativo hace que estos
estudios refinen de tal modo la emoción y la expresión que parecen
figuras descarnadas, incluso si parecen hacer de Jesús alguien más
humano que en las imágenes precedentes".
Como las galerías del final dejan en evidencia, esta nueva imagen de
Jesús no pareció atraer demasiado a los discípulos de Rembrandt. Una
pintura de 1661 atribuída a su estudio, "Cristo con bastón", vuelve a la figura bizantina rubia y de largo rostro.
Sin embargo, casi no importa, porque el trasfondo de las figuras de
Rembrandt es que la divinidad de Jesús es estrictamente personal. Dos de
las tres cabezas que figuran en el inventario, y vale la pena
destacarlo, se encontraban en su dormitorio. Después de haber encontrado
tan cerca el rostro de Cristo, en el rostro de un vecino judío, lo
mantuvo aún más cercano de si.
NYT y una web muy interesante: Rembrandt and the Face of Jesus
La penosa izquierda israelí dice ser ahora un "poco más sionista"

Larry Defner ha sido tan criticado por su exculpación del terrorismo palestino y su aceptación como algo "lógico"
de los asesinatos de civiles judíos que no ha tenido más bemoles que
disculparse y decir digo donde dijo Diego. Además de su post de
disculpas, añade otro donde dice sentirse "un poco más sionista", aunque entiende que las víctimas civiles israelíes aún son "normales":
Una nueva apreciación de Israel:O sea, los asesinatos de civiles judíos siguen teniendo su razón de ser. Con la izquierda israelí hemos topado.
Es un poco irónico - el post que escribí aquí hace unos días
sobre el terrorismo palestino ha conseguido que me catalogaran como
traidor por todo tipo de derechistas, pero hasta el ataque de hace una
semana cerca de Eilat, estaba planeando escribir cuando regresara de mis
vacaciones en Suecia de cómo he ganado una nueva apreciación de lo que
Israel significa para los judíos de la diáspora, y de la inseguridad de
los judíos en Europa. Después me vino encima esa tormenta de mierda
procedente de la Derecha, y pensé que quizás no debería escribir ese
post porque la gente pensaría que estaba intentando disculparme e
intentando probar mis credenciales de patriota judío, pero al infierno
con ello, creo que vale la pena escribir sobre eso, así que algunas
observaciones de Suecia.
Pasamos un tiempo con un par de amigos - una mujer sueca de origen
judío que habíamos conocido en Israel y que regresó a Estocolmo, y un
tipo judío que había regresado a Los Ángeles tras haber vivido en Suecia
durante los últimos 30 años -. Ambos aceptan su identidad judía, no son
religiosos pero se sienten orgullosos de ser judíos; apoyan a Israel,
pero también un compromiso con los palestinos.
La mujer me dijo que ni ella ni cualquier judío que ella supiera se
paseaba con una estrella de David en público por temor a la reacción de
musulmanes y neofascistas. "Uso un chai porque ellos no saben qué es",
me dijo. (Hay 18.000 judíos en Suecia, y más de 500.000 musulmanes y un
pequeño número de neofascistas).
Una noche hablábamos de Israel, y le dije que cuando el movimiento
sionista comenzó con el nacimiento del siglo XX, los judíos necesitaban
un estado propio a causa del antisemitismo reinante, pero que si no
existiera Israel hoy, nadie tendría la necesidad de inventarlo a
consecuencia del antisemitismo actual, ya que aunque pervive aún a
nuestro alrededor, ya no es tan opresivo como para que los judíos
necesiten alejarse de su propio país.
Mi amigo de Los Ángeles discrepó, diciendo que sin Israel, el
nacionalismo judío todavía surgiría de manera natural hoy en día por la
necesidad de fuerza que tienen los judíos, una necesidad que Israel ha
llenado. "Los judíos con armas es un idea radical", le dije. "Israel da a
los judíos una imagen de fortaleza. Ahora los antisemitas saben que no
pueden dañar a los judíos tan fácilmente, que los judíos puede
devolverles el golpe", convino nuestro amigo sueco-israelí.
Esta no es la primera vez que oigo eso. Un anciano sudafricano,
también un judío corriente y no religioso, me lo dijo acerca de los
retos que tuvo que enfrentar como joven abogado en el corazón Afrikaner.
"He sido un judío de la diáspora cuando no existía Israel, y he sido un
judío más cuando existía Israel, y déjeme decirle, hay una diferencia".
Creciendo alrededor de los judíos en Nueva York y Los Ángeles,
nunca, ni por un momento, me sentí inseguro por ser judío, de modo que
lo que oí en Suecia me dio una nueva apreciación de la importancia de
Israel. Curiosamente, mientras leía la novela de Howard Jacobson, "The
Finkler Question", la cual gira en torno a la inseguridad de los judíos
de hoy en día en Londres, pensé que estaba exagerando. Pero justo
después de mi regreso, leí el artículo de Roger Cohen en el New York
Times, uno de mis columnistas favoritos, y dijo lo mismo.
Así que en realidad soy ahora un poco más sionista de lo que lo era
hace un par de semanas. Y todavía no veo ninguna contradicción entre ser
sionista y creer que los palestinos también tienen derecho a luchar por
su independencia hoy en día como los sionistas antes de 1948.
Labels: Izquierda israelí
Lógica árabe: Si el ejército turco invade Siria para detener la brutal
represión del ejército sirio, Damasco bombardeará Tel Aviv

Informa el Israel Hayom:
Si el ejército turco invade Siria para detener la brutal
represión del ejército sirio de la disidencia popular, Damasco tomará
represalias bombardeando Tel Aviv, se amenazaba este jueves desde una
web asociada con el gobierno sirio.
Turquía ha advertido en repetidas ocasiones a su vecino por los
intentos del presidente sirio Bashar Assad de sofocar un levantamiento
popular que dura ya meses y cuya represión crece en violencia, enviando
oleadas de refugiados a través de la frontera con Turquía.
A principios de este mes, el canciller turco Ahmet Davutoglu, dijo en Ankara: "Esta
es nuestra última palabra a las autoridades sirias. Nuestra expectativa
es que estas operaciones [en contra de los civiles sirios] cesen de
inmediato y sin condiciones. Si las operaciones no terminan, no habría
nada más que discutir acerca de las medidas que se adoptarían".
Además, el presidente turco Abdullah Gul, envió una carta al presidente
sirio Assad exigiendo el fin inmediato de la violencia. Turquía también
habría enviado tropas adicionales para reforzar su frontera con Siria, y
anunció que no descarta la posibilidad de una intervención militar.
Los funcionarios sirios informaron a Davutoglu el jueves que "Siria no es Libia. Tiene capacidades militares, incluidos misiles tierra-tierra que pueden destruir Tel Aviv".
Además, el comandante de la milicia iraní Basij, Mohammad Reza
Naqdi, dijo que Irán también podría disparar misiles a Israel si Turquía
ataca Siria.
Labels: Prensa
Friday, August 26, 2011
Por qué Golda tenía razón - Burak Bekdil - Hurriyet

(Burak Bekdil es un periodista turco, al igual que el Hurriyet es un diario turco)
Han pasado más de dos años y medio desde que el primer ministro
turco, Recep Tayyip Erdogan, le dijo a la cara al presidente israelí
Shimon Peres: "Vosotros (los judíos) sabéis matar muy bien".
El primer ministro Erdogan también ha declarado en más de un par de
ocasiones que el principal obstáculo para la paz en esta parte del mundo
era Israel, y una vez llamó al Estado judío "el furúnculo purulento que propaga en el Oriente Medio el odio y la enemistad".
En este mes sagrado del Ramadán repleto de sangre en territorios
musulmanes, vamos a tratar de identificar quienes son los que saben
matar muy bien.
En el recuento diario de muertes en Siria la cifra ya se acerca a
unos 2.000; mientras, el número de muertos turco-kurdos tampoco se
detiene, ya van más de 40.000 desde 1984, añadiendo así su contribución a
esa gran charco de sangre llamado el Oriente Medio. Sólo durante este
Ramadán, el número de muertos del Partido de los Trabajadores del
Kurdistán, el PKK, ha alcanzado la cifra de unos 50 en esta guerra entre
kurdos musulmanes ontra turcos musulmanes. Esto excluye a las víctimas
del PKK en Turquía y las acaecidas en el norte de Irak fruto de la
respuesta militar turca, ya que rara vez se informa de ellas con
precisión.
Vamos a hablar pues de los hechos.
Sudán no se situa convencionalmente en el Oriente Medio, así que
vamos a ignorar el genocidio que allí sucede. Ignoremos también las
masacres en el Pakistán Occidental y en el Pakistán oriental
(Bangladesh), que alcanzó la cifra de un total de 1,25 millones en 1971.
O los 200.000 muertos en Argelia en la guerra entre los islamistas y el
gobierno en 1991-2006.
Sin embargo, una investigación simple donde tuviéramos en cuenta
estrictamente a los países del Oriente Medio, nos daría una cifra de un
millón de muertos, todos musulmanes, en la guerra entre Irán-Irak; unos
300.000 muertos miembros de las minorías musulmanas asesinados por
Saddam Hussein; unos 80.000 iraníes muertos durante la revolución
islámica; unos 25.000 muertos en 1970-1971, durante los días de
Septiembre Negro, en la lucha entre el gobierno de Jordania y los
palestinos; y otros 20.000 islamistas muertos en 1982 en Hama, a causa
de la represión del viejo al-Assad. Las estimaciones de la Organización
Mundial de la Salud de las matanzas provocadas por los hombre de Osama
bin Laden en Irak sugieren unaa cifra de 150.000 en solo unos pocos
años.
En una investigación de 2007, Gunnar Heinsohn, de la Universidad de
Bremen, y Daniel Pipes, director del Middle East Forum, dedujeron que
unos 11 millones de musulmanes habían sido asesinados violentamente
desde 1948, de los cuales 35.000 murieron, el 0,3%, durante los seis
años de guerras árabes contra Israel, es decir, 1 de cada 315 musulmanes
asesinados desde 1948. En contraste, más del 90% de los que perecieron
desde 1948 fueron asesinados por sus correligionarios musulmanes.
De acuerdo con los señores Heinsohn y Pipes, éste espantoso
inventario sitúa la cifra total de muertos en conflictos en todo el
mundo desde 1950 en alrededor de 85 millones. De ese total, las muertes
de árabes musulmanes en el conflicto árabe-israelí alcanzaba la cifra de
unos 46.000, incluyendo 11.000 durante la guerra de independencia de
Israel. Lo que nos da un 0,05% del total de muertos de todos los
conflictos, o un 0,4% de todos los muertos árabes ocasionados por el
conflicto árabe-israelí.
En otro cálculo, haciendo caso omiso de esas otras "pequeñas"
masacres - como las que ocurren en Siria y en otros lugares durante la
primavera árabe -, y centrándonos en Saddam Hussein, Iraq, Jordania,
Siria, el viejo al-Assad, la guerra Irán-Irak, la campaña de bin Laden
en Irak, la revolución islámica iraní y el conflicto turco-kurdo, todo
ellos han causado 1,65 millones de musulmanes asesinados a manos de
otros musulmanes en comparación con los menos de 50.000 muertos
ocasionados por el conflicto árabe-israelí desde 1950, incluso si
tenemos en cuenta los muertos durante y después de la Operación Plomo
Fundido, que sucedió después del estudio de Heinsohn-Pipes. Para
aquellos que no tienen una calculadora a mano, me permito decirle:
50.000 representa cerca de un 3% de esos 1,65 millones de muertos
musulmanes.
Golda Meir, la cuarta primer ministro de Israel, o mejor dicho, la "Madre de Israel", era perfectamente realista cuando dijo que la paz en Oriente Medio sólo sería posible "cuando los árabes amen más a sus hijos de lo que nos odian".
Labels: BBekdil, Islam moderado
Thursday, August 25, 2011
La penosa izquierda israelí II: La condena de Israel conduce a la justificación del terror

Las "lógicas víctimas" de Eilat, según parte de la izquierda israelí
La lógica de la izquierda: La condena de Israel conduce a la justificación del terror - Jonathan S. Tobin - Commentary
El punto donde alcanzamos los límites de un debate cívico sobre la
política es, como la famosa descripción del juez Potter Stewart sobre la
pornografía, difícil de definir, pero por lo general se sabe cuando se
ve. Esta es la única reacción posible a un post en su blog en el
Jerusalem Post del columnista Larry Derfner, en el cual escribía el
pasado domingo que las "acciones de los terroristas que asesinaron a ocho israelíes la semana pasada cerca de Eilat estaban justificadas". Sí, han leído bien. Larry Derfner, un periodista veterano que ha disfrutado jugando a ser el "enfant terrible"
izquierdista dentro del diario centrista Jerusalem Post durante años,
nos contó en su blog personal que el terrorismo palestino contra Israel
está "justificado".
De este modo, Derfner ha puesto de manifiesto ese error fundamental
en la posición de la izquierda respecto al terrorismo. Su obsceno post
es tan obsceno que él ya prevee las reacciones, algunos de sus
compatriotas le llamarán traidor, y los enemigos de Israel lo citarán en
defensa de sus políticas de asesinato. Pero el aspecto más importante
de todo esto es que nos muestra cómo estos "piadosos" liberales
(progresistas en lenguaje europeo) que creen que la culpa de este
conflicto recae sobre los judíos acaban inevitablemente conduciendo a
una justificación del asesinato.
Derfner afirma, a pesar de toda la evidencia de los últimos 18 años
de proceso de paz, que la culpa por la continuación del conflicto recae
sobre Israel, y sobre nadie más. Él nos dice que los terroristas
palestinos no son más que combatientes por su "independencia" frente a la malvada "ocupación"
de Israel. Pero es que hasta el propio Shimon Peres ya ha dicho que si
el conflicto radicara en la voluntad palestina de poseer un Estado
independiente, éste ya se habría obtenido hace más de una década, cuando
Yasir Arafat decidió rechazar la oferta de Ehud Barak en Camp David en
julio de 2000. Desde entonces, la oferta se ha repetido y se ha vuelto a
rechazar. Pero eso no tiene sentido para Derfner, porque él y los que
piensan como él, nunca han estado realmente interesados en los
palestinos, o en lo que hacen o en lo que quieren. Su enfoque está
delimitado por su odio a la derecha israelí y al movimiento de los
asentamientos, y discutir de cualquier otra cosa, incluso si esto
significa ignorar la verdad sobre el nacionalismo palestino y su deseo
implacable de destruir a Israel, no importa que posibles fronteras pueda
poseer, resulta una distracción.
Según la manera de pensar de Derfner, siempre y cuando Israel no se
rinda unilateralmente a los palestinos, está provocando que para ellos
sea "imperioso" asesinar judíos. Para él, no hay un "ciclo de violencia"
que erróneamente ponga en el mismo plano moral los asesinatos
palestinos y represalias israelíes de autodefensa. En cuanto a él se
refiere, los árabes están en su derecho mientras que los israelíes
actúan mal, y por lo tanto, estos últimos no tienen lógicamente el
derecho a quejarse por ser asesinados. Derfner afirma que dentro de los
deseos de los palestinos no está el utilizar el terrorismo, ya que,
presumiblemente, no son felices a la hora de contemplar a personas
asesinadas de esa manera (por ellos), y es que no les gustaría que eso
mismo les pasara a ellos o a sus familias y amigos. Pero Derfner también
afirma que es hora de que los izquierdistas israelíes cesen en sus
denuncias del terrorismo árabe, porque resulta hipócrita. Ese es el quid
de su posición, y uno tiene que admitir que resulta más lógica para él
que la de sus compañeros judíos liberales e izquierdistas (que, sin
duda, condenarán sus palabras).
El problema es Derfner ha despojado de cualquier apariencia de
civilidad sus críticas a la política de su país. Él está, en cierto
sentido, de acuerdo con lo que cree. Si realmente piensa que Israel está
"ocupando" y "oprimiendo"
a los palestinos (y que esa es la raíz del conflicto), ¿por qué no debe
apoyar el terrorismo contra los israelíes? Para aquellos que creen en
unas ideas tan palpablemente falsas sobre el núcleo del conflicto, sus
reparos a la hora del asesinato a sangre fría de judíos, como en el caso
de Eilat o en el lanzamiento deliberado de misiles contra objetivos
civiles, son realmente mera aprensión.
Lo que el columnista del Jerusalem Post ha escrito está más allá de
los límites del debate cívico, y se merecería todos las críticas que le
dirijan sus compatriotas israelíes. Pero los que realmente deberían
estar molestos son los liberales e izquierdistas, tanto en Israel como
en otros lugares, esos que están de acuerdo con su engañosa posición
acerca de la "ocupación" (como raíz y núcleo del conflicto). Son ellos los que deberían pensar largo y tendido acerca de la "lógica"
de sus argumentos y darse cuenta que, tanto si se hacen eco de las
palabras Derfner como si no, su condena injusta de Israel y su negativa a
defender sus derechos será interpretada como una justificación
implícita del terrorismo.
Labels: Izquierda israelí, JTobin
La Alianza de Civilizaciones tiene sus límites


El catalán no es complicado de comprender, así que ustedes mismos. Esperemos que la "Qatar Foundation" aplaque los ánimos. Aunque eso de llamarse David...
Leído en Hummus o Falafel?
Labels: Prensa
La penosa izquierda israelí. Parte I: La deliberada deshonestidad de la izquierda anti-sionista israelí




Hoy, en Elder of Ziyon:
Twitter puede ser una pérdida de tiempo, pero también puede exponer
la increíble falta de honestidad de la izquierda israelí anti-Israel, ya
que no son tan cuidadosos con sus tweet de lo que "podrían ser" con sus
textos escritos y editados. Un ejemplo de ellos es Joseph Dana, miembro
de la web antisionista israelí +972 (y colaborador en el diario The
National, de los Emiratos Árabes Unidos), que tweetea acerca de una
nueva nota revelada por Wikileaks:
Asunto: El derechista LIEBERMAN aboga descaradamente por la TRANSFERENCIA de los árabes israelíesEl memo de 2006 al que atribuye esa voluntad dice lo siguiente:
El líder del partido de extrema derecha YisraelLa palabra "transferencia"
Beiteinu, Avigdor Lieberman, dijo al Embajador el 31 de enero que es
necesaria una separación de los judíos de Israel de los árabes israelíes
[N.P.: de los que se definen a sí mismos solamente como Palestinos,
nada que ver pues con los drusos y con todos aquellos que aceptan el
Estado, o bien que su ubicación no sea limítrofe con el nuevo Estado
palestino] con el fin de promover la seguridad israelí y mantener la
identidad judía de Israel. Para lograr esto, Lieberman propone que
Israel redibuje su frontera con Cisjordania a través de las
negociaciones para ubicar algunos centros de población árabe-israelí que
están próximos a la Línea Verde dentro del territorio palestino, e
incluir algunos bloques de asentamientos israelíes dentro de Israel. En
respuesta a la pregunta del embajador, Lieberman dijo que la frontera
real sería el resultado de unas negociaciones con Egipto, Jordania y la
Autoridad Palestina. Dijo que ese plan también requerirá el respaldo de
los EEUU y al menos de otro miembro del Cuarteto. Su propuesta "no sería
una decisión unilateral", sino negociada con "varios socios". Agregó
que Egipto también debe ser una parte de la solución al ofrecer una
parte de su territorio a Gaza, que Lieberman describe como una zona muy
densamente poblada.
evoca un desarraigo unilateral de los árabes de sus casas y de su
expulsión a otro país. Lieberman hablaba de negociar con la Autoridad
Palestina y otros países para dibujar las fronteras entre Israel y un
Estado árabe palestino, y que algunos de los árabes israelíes que ya se
identifican (exclusivamente) como "Palestinos" pudieran convertirse (al 100%) en ciudadanos de esa nacionalidad. Lo que es muy diferente, y Dana lo sabe.
De hecho, The Guardian hizo la misma acusación de Tzipi Livni al "leer mal"
los The Palestine Papersa principios de este año, cuando se lanzó la
idea de tomar ciudades (o poblaciones) que ahora divididas por la Línea
de 1967 y situarlas en un estado u otro.
Su deshonestidad le fue señalada a Dana en Twitter, pero en lugar de corregirse a sí mismo, la ignoró.
Labels: Antisionismo, Izquierda israelí
Wednesday, August 24, 2011
Judíos en un susurro - Roger Cohen - NYT

En su novela "Deception", de Philip Roth, el protagonista estadounidenses dice a su amante británica: "En
Inglaterra, cada vez que estoy en un lugar público, un restaurante, una
fiesta, el teatro, y alguien menciona de pasada la palabra judío, me
doy cuenta de que el tono de su voz en ese momento siempre baja un poco".
Ella lo desafió con esta observación, provocando al americano, un escritor de mediana edad, "así es como ustedes pronuncian judío. Judíos incluidos".
Esto incitó mis recuerdos: estando con mi madre en un restaurante
italiano en el exclusivo barrio londinense St. John’s Wood, alrededor de
1970 y preguntarle por qué, después de que ella me hubiera señalado a
una familia en la esquina opuesta, y decirme que eran judíos, su voz
parecía un susurro al decir "judíos".
"No estoy susurrando", me contestó mi mamá y se puso a cortar sus espagueti para que encajaran perfectamente en su tenedor.
Pero ella tenía esa formar de hablar subliminal, torpe, medio
apologética de muchos judíos ingleses. Mis padres eran inmigrantes de
África del Sur. Su prioridad era la asimilación. Ellos no estaban
dispuestos a cambiar su nombre, pero tampoco iban a hacer zozobrar la
barca de la asimilación. Nunca pensé mucho acerca de por qué me fui del
país que me adoptó y me convertí en un norteamericano. Las cosas
suceden, una cosa en la vida te lleva a la otra. Pero entonces, hace un
año, volví.
Yo estaba en casa de mi hermana y un inquilino de ella, al ver que tenía un BlackBerry, me dijo, "Oh, tienes una JewBerry". "¿Ehh?", le contesté. "Sí, una JewBerry". Le pregunté entonces qué quería decir. "Bueno", se encogió de hombros, "BBM - BlackBerry Messenger -" Todavía no lo entendía. "Sabes, es gratis" (¿alusión también a que el BBM es un canal de mensajes particular y diferente del resto?).
Cierto.
Nada de esta malicia me llevó tan lejos como podía ver. Eran sólo
los restos de la marea del viejo antisemitismo. El afable e insidioso
antisemitismo inglés lleno de estereotipos y desaires, como el juicio
de alguna gente en el Athenaeum sobre la promoción de un judío a la
Cámara de los Lores: "Bueno, esta gente es muy inteligente".
O, como Jonathan Margolis señaló en The Guardian, cuando el borrachuzo
del lugar comentó lo mucho que le gustaba la familia judía que se acaba
de mudar a la aldea, antes de añadir: "Por supuesto, todo el mundo los odia".
Por supuesto.
La identidad judía es un sujeto complejo y de búsqueda. En Estados
Unidos, porque he criticado a Israel particularmente por su auto-derrota
al expandir los asentamientos en Cisjordania, los autodenominados "judíos verdaderos" decían que no era suficientemente judío, e incluso algunos me sugirieron "¡Apúntate al Club del auto-odio judio!" [N.P.: no puedo por menos comentar que hay otros autoproclamados "judíos verdaderos" a los que comenta Cohen, son aquellos que se definen así mismos por negar a Israel por "haber traicionado la tradición judía de justicia y al judaísmo".
Son aquellos profetas progresistas mayoritariamente no religiosos que
solo aceptan de Israel la perfección absoluta, hecho que no exigen a
nadie más, por supuesto].
En Gran Bretaña, por contra, me siento exasperado por ese caminar en
silencio, ahogado, a la hora de ser un judío. Es necesario recopilar un
poco de orgullo, que una voz interior te diga, "¡dílo! (que eres judío)".
Pero es complicado. Gran Bretaña, con sus casi 300.000 judíos y sus
más de dos millones de musulmanes, está atrapada en corrientes más
amplias - el conflicto entre israelíes y palestinos y el Islam político
-. Tradicionalmente, el antisemitismo en Inglaterra ha sido más popular
entre la clase dirigente británica que entre de la clase obrera,
mientras que el sentimiento anti-musulmán es más habitual entre la clase
trabajadora que entre la clase dirigente.
Ahora, un feroz antisionismo procedente de la izquierda - de esa que
promueve llamamientos al boicot académico de Israel - se ha unido a la
mezcla, al igual que el antisemitismo de algunos musulmanes. Mientras
tanto, la islamofobia se ha avivado por la fabricación por parte de la
derecha del fantasma de "Eurabia"
- la fantasía de una toma de poder por parte de los musulmanes
aprovechando su demografía -, el cual propulsó a un Anders Breivik para
su matanza en Noruega, y alimenta a la extrema derecha de Europa y a la
América intolerante.
¿Dónde hallar entonces a un judío en Gran Bretaña que quiera hablar
de pie? No entre esos miembros de la Knesset que se han reunido en
Israel con derechistas europeos como el belga Filip Dewinter, en la
creencia grotesca de que son aliados de Israel porque odian a los
musulmanes. No en los gustos de la escritora judía Melanie Phillips,
cuyo libro "Londonistán" es una
referencia para los islamófobos. Ni tampoco en aquellos que haciendo
caso omiso de los siniestros ecos históricos, proponen aislar a los
académicos israelíes y abrazan un antisionismo que coquetea con el
antisemitismo.
Tal vez un buen punto de partida es un paralelo me señaló Maleiha
Malik, un profesor de derecho en el Kings College de Londres. Hace un
siglo, durante el asedio de Sidney Street de 1911, fueron los judíos de
East End de Londres quienes fueron tachados de bolcheviques y se hablaba
de ellos como de "extremistas extranjeros". Winston Churchill, nada menos, argumentó en 1920 que los judíos formaban parte de una "conspiración
mundial para el derrocamiento de la civilización y la reconstitución de
una sociedad sobre la base de la detención del desarrollo".
La lección parece evidente: los judíos, con su historia, no pueden
convertirse en opresores sistemáticos de otro pueblo. Deben ser
vociferantes en su insistencia de que la colonización permanente de los
palestinos en Cisjordania incrementará el aislamiento de Israel y,
finalmente, su vulnerabilidad.
Esa - y no avivar la islamofobia - es la tarea de los judíos de la
diáspora. Y hablando de Gran Bretaña, también supone hacer frente a esa
persistente devaluación de la existencia del antisemitismo. Cuando el
héroe de Roth regresara a Nueva York, descubriría que ha perdido algo.
Su amante, ya lejana, le preguntaría el qué.
"A los judíos".
"Tenemos algunos de ellos en Inglaterra, ya sabes".
"Estoy hablando de judíos con agallas, estoy hablando de judíos con apetito, sin vergüenza".
Yo también los echo de menos.
La Teoría Geary: una interpretación goy de los "como judíos (as a jews)" - CiFWatch

Recientemente me he tomado la molestia de tratar de comprender y de
hallar una explicación de ese fenómeno que representan los llamados "as a jews" ("como judíos", siempre en contra de Israel), esos que gracias a Howard Jacobson también llevan el nombre de "judíos avergonzados (por Israel)" o "Finkler's". Algunos los llaman los judíos que practican el "auto-odio judío".
¿Qué es precisamente lo que puede transformar a un honesto y
sensible miembro de la comunidad judía en un individuo delirante, al que
los ojos se le salen de las órbitas cuando se habla de Israel, que
formula las más fanáticas y absurdas tonterías en contra de Israel, y
que para ello suele echar mano de las teorías de la conspiración de los
Chomsky y demás amigos?
Se trata de ese mismo que, con una estúpida sonrisa de satisfacción,
sigue componiendo y enviando cartas o comentarios al Guardian del
estilo de:
"Muy señor mío: Como judío le escribo para disociarme y criticar las políticas del gobierno israelí..."?Sepan
que yo no soy judío, pero que si lo fuera estaría sumamente orgulloso
de lo que mis correligionarios han conseguido en un abrir y cerrar de
ojos de la historia. Yo sería un declarado pro-Israel, sacando pecho
ante los demás y retando con un "¿entonces, qué piensa usted de todo ello?".
Una democracia con derechos civiles para todos, con igualdad entre los
sexos, con libertad de expresión, con libertad de fe. Un mana científico
siempre repleto de maravillosos inventos, una fiesta sin fin a nivel
cultural y artístico, con magníficos cineastas, músicos, escritores. Y
todo ello en sesenta y tres años, y en una región sumida en la
ignorancia por el despotismo, el estancamiento cultural y educativo y un
pobre rendimiento en todos los ámbitos, excepto en lo que respecta a la
violencia y la intolerancia. Sí, me gustaría ser un publicista de
calibre de Israel. Al igual que Jacobson, aunque menos divertido.
Entonces, ¿cómo explica Jacobson la existencia de estos "Finkler´s (como judíos)"?
Él los ve en parte como una expresión de la famosa y eterna disputa
inter-judía, de su amor a llevar la contraria. Una especie de: "Yo
soy judío, por lo tanto, ¿por qué esperan que esté orgulloso de Israel?
Pues bien, no lo estoy, aunque sólo sea para enseñarles a no hacer
presunciones".
Jacobson también los ve en parte como una expresión de la eterna
búsqueda judía, de ese continuo auto-interrogatorio sobre la esencia del
judaísmo en un mundo de no judíos, lo que conlleva a veces un
sentimiento de gran orgullo, pero que en otras ocasiones también da
lugar a un sentimiento de culpa por ser judío en un mundo de no judíos. Y
en parte como un sentido paradójico de decepción. Antes de que
existiera, existía la posibilidad de que Sión fuera un sueño maravilloso
hecho realidad. Ahora que Israel existe, ¿por qué no es perfecto en
todos los sentidos?
Todo esto es muy cerebral y complicado. Pero bueno, Jacobson es un
intelectual y los intelectuales a veces tienen cierta dificultad en
llamar al pan, pan, y al vino, vino. Pero yo, el viejo y simple Joe
Geary, simplemente, no estoy convencido. ¿Por qué no? Solo basta con
mirarlos, a esos "como judíos"
profesionales, los Richard Silverstein, Antony Lerman, Tony
Greenstein... ¿De verdad ustedes creen que son capaces de todas las
maquinaciones mentales que Jacobson les atribuye? ¿De verdad piensan que
se auto interrogan tanto, que están en constante agitación
lógico-emocional, siempre pensando y tratanto de equilibrar sus ideas
sobre identidad y pertenencia? Háganme un favor. Todos estos son judios
que Dios ha olvidado, judíos del viernes por la tarde, o quizás judíos
que nacieron muy tarde, en la noche del sexto día, cuando Dios ya estaba
en realidad bastante cansado de judíos. Así que olvidó rellenar sus
cráneos y sus columnas vertebrales se quedaron en el cajón.
No. Mi explicación es mucho más simple. El "como judío",
principalmente, desea ser amado. Desesperadamente desea ser aceptado en
las aguas poco profundas e hipócritas de esa izquierda occidental que
siente que el mundo es su hábitat natural (esa gente que en Gran Bretaña
va a juego y es reforzada por el Guardian). Pero tienen un problema.
Esas personas son judías. Y una de las marcas que deben poseer, esas
marcas tribales necesarias para entrar en ese club hipócrita donde se
congrega esa izquierda que se quiere mundial, es el odio a Israel,
también conocido como el Estado judÍo. Eso supone que para esa izquierda
mundial los judíos, en principio, resultan sospechosos: primero deben
pasar lo que Jonathan Freedland ha bautizado como el "test de Israel". Deben afirmar despreciar ese país, y si no es así, no obtendrán un lugar en la mesa. "Confiésenos que siente algún tipo de afinidad (con Israel) y usted mismo deberá encaminarse hacia la puerta de salida". Como Freedland comenta más sucintamente:
Si los judíos se nieganAhí lo tienen. Los "como judíos" son aquellos que han renunciado "humildemente" al Pequeño Satán y a todas sus obras.
a distanciarse de Israel, entonces serán presa fácil de los abusos y de
los ataques hasta que se retracten públicamente. Los progresistas
pueden tener razón al reivindicar la necesaria detención de esa presión
constante hacia los musulmanes en general para que se expliquen y
denuncien el yihadismo o el islamismo, y ello sin venir a cuento. Sin
embargo, esa misma exigencia implícita cuando se realiza sobre los
judíos (y su relación con Israel) está bien y no es criticada, a menos
claro que sean sionistas (!! y por ello se quejan !!). El efecto buscado
es lograr que los judíos de la sociedad británica se distancien de sus
compañeros (y en muchas casos familiares) judíos, en este caso, de los
israelíes.
Y son aquellos que han traicionado a su gente, a su historia, a su
tradición, y hacen una gran virtud de esa traición. Y enarbolan sus
puntos de vistas anti-israelíes como un proxeneta se exhibe en su
Cadillac. Cualquier historia anti-Israel alcanzará las mayores cotas
entre ellos. Criticarán esa "Gaza convertida en una prisión a cielo abierto" y al "Estado de apartheid". Incluso se convierten en todo unos expertos en la falacia de reducir todos los males a la culpa de Israel ("reductio ad Israelam"),
a saber, los males de Oriente Medio, más aún, del mundo entero, todos
ellos están causados realmente por la existencia de la entidad sionista.
Por lo tanto, nuestros "como judíos",
al igual que el Fausto en sus últimos días, venden sus alma hebreas
para comprar su ración de credibilidad (ante la gente de su club).
También, por supuesto, hay dinero (más entrevistas, más popularidad,
libros más faciles de publicar...) y fama, si se puede llamar "fama" a publicar en el Comment is Free del Guardian.
¿Acaso no ven con que amor y dedicación esa hipócrita izquierda que se dice mundial se aprovisiona de sus "como judíos", es decir, de sus "judíos del club"? ¿Qué podría ser más útil en la campaña para deslegitimar al Estado judío que sacar a relucir a uno de estos "judíos del club" que, prestos y esforzados, se dedican a recitar el guión?
Por lo tanto, lo siento Howard Jacobson, pero no compro sus argumentos intelectuales sobre estos "como judíos, judíos avergonzados o Finkler's". Das demasiado crédito a estos vendidos. Esa es mi opinión. Tú libro se llama "La cuestión Finkler", bien, dígamos que mi respuesta es la "Teoría de Geary".
CiFWatch
Tuesday, August 23, 2011
Explosivas revelaciones de Yossi Beilin - Israel7
El Dr. Yossi Beilin quiere mostrar ahora su patita blanca ante los
acontecimientos que han sacudido el sur de Israel, y que son el
resultado directo de las políticas de abandono llevadas a cabo desde los
Acuerdos de Oslo, de los que fue el artesano número 1.
Entrevistado en "Kol Israel" la mañana del martes, Beilin ha indicado que "él
había pedido en su momento a Ariel Sharon que no procediera con la
desconexión de Gaza sin alguna compensación por parte de Hamas". El antiguo Primer Ministro le habría respondió por aquel entonces que "no hay diferencia entre Hamas y Fatah", lo que provocó que el propio Beilin, según él, "se
preguntase por qué Sharon estaba tan ansioso por expulsar a todos los
judíos de Gush Katif y dar esa tierra a nuestros enemigos sin ninguna
compensación". "Me di cuenta", prosigue Beilin, "que
Sharon estaba tratando de salvar su propia piel poniendo de su lado a
los medios de comunicación y al fiscal, ya que sentía que estaba frente a
serios problemas legales que podrían llevarles directamente a la cárcel
a él y a su hijo Omri".
Beilin concluye: "Por lo tanto,
ningún argumento lógico, político o de seguridad era susceptible de
hacerle cambiar de opinión, y en última instancia, es Israel quien ha
perdido, porque el terrorismo ha prevalecido, Omri Sharon ha estado en
prisión y Sharon estuvo durante 5 años en el lecho de un hospital (ahora continua en su rancho)".
Beilin tiene razón y confirma lo que ya se ha dicho sobre los
motivos reales de Ariel Sharon. Sin embargo, es fácil juzgar los errores
de los demás. Eso le permite evitar mirarse en el espejo...
Labels: Gaza, Izquierda israelí
La Iglesia protestante alemana y austriaca abogaron por Eichman calificándole de "buena persona" - Der Spiegel

La Iglesia protestante alemana tuvo buenas palabras para Adolf
Eichmann, el organizador en jefe de la logística del Holocausto, después
de su arresto en Argentina por agentes israelíes en 1960, según ha
podido conoce Der Spiegel.
El superintendente de la Iglesia protestante de la Alta Austria,
Wilhelm Mensing-Braun, con sede en la ciudad austríaca de Linz, donde
nació Eichmann, escribió una carta al Departamento de Relaciones
Exteriores de la Iglesia Evangélica de Alemania en Frankfurt afirmando
que el asesino de masas "poseía una disposición fundamentalmente decente", era un persona de "buen corazón", y se caracterizaba por su gran "amabilidad".
En ese momento, Eichmann estaba a punto de ser llevado a juicio en Jerusalén por crímenes contra la humanidad.
Braun decía sentirse incapaz de imaginar que el ex oficial de las SS "pudiera haber sido capaz de actos crueles o delictivos".
La familia de Eichmann había solicitado la ayuda de Mensing-Braun
porque querían que Eichmann fuera juzgado por un tribunal internacional
en lugar de por uno israelí.
El obispo Hermann Kunst, representante de la Iglesia Evangélica en
el gobierno de Alemania Occidental, pasó la carta de su colega a la
cancillería alemana con una nota donde la evaluaba como "menos interesante".
Esto significa que no solamente un funcionario de la iglesia
austríaca, sino uno alemán, abogaron, y de manera efectiva, ante el
gobierno alemán en nombre de Eichmann.
La intervención no funcionó. Eichmann fue condenado a muerte en 1962 y ahorcado.
Antes de su detención, Eichmann había sido el más célebre de los
criminales de guerra nazis que aún seguían en libertad después de la
Segunda Guerra Mundial. Él había sido el encargado de coordinar la
deportación de los judíos de Alemania y de la Europa ocupada por los
nazis a los campos de concentración, lo que le hizo directamente
responsable del asesinato de seis millones de judíos.
Labels: Iglesia apaciguando, Shoah
Sunday, August 21, 2011
Fabián, el ecologismo progre puede salvar a la humanidad de los "alienígenas ecologistas" - Cómo no, en The Guardian


Texto que aparece debajo del fotograma: "Cuando ven el lío que hemos montado en nuestro planeta, los extraterrestres pueden verse obligados a tomar medidas drásticas"
Comentan la noticia con mucho cachondeo en CIF Watch:
Mientras que la foto que acompaña la historia del Guardian del 18 de agosto, "Los aliens pueden destruir la humanidad para proteger a otras civilizaciones",En
por lo menos parece sugerir que los editores de The Guardian mantienen
su sentido del humor acerca de dicha historia, a continuación, el hecho
de que sea presentada por su corresponsal de Ciencia, Ian Sample, y,
ciertamente, escrita como una noticia seria, implicaría que la hipótesis
es tomada en serio.
El mensaje comienza como algo recien salido de un tabloide estadounidense:
"La reducción de nuestras emisiones podría salvar a la humanidad de un ataque preventivo alienígena, afirman los científicos.
Atisbando desde lejos, los extraterrestre podrían observar los
cambios en la atmósfera de la Tierra como un síntoma de una civilización
que crece fuera de control, y tomar medidas drásticas para evitar que
nos convirtamos en una más seria amenaza, explican los investigadores".
Si bien reconoce que la teoría (¡evidentemente, aunque haya sido
formulada en parte por algunos científicos de la NASA!) es altamente
especulativa, continúa las bases del informe:
"En el informe se preguntan si el
contacto con extraterrestres beneficiaría o dañaría a la Humanidad. En
el análisis de los escenarios, los investigadores se dividen en lo
referente a los contactos extraterrestres en tres grandes categorías:
los que piensan que serán beneficiosos, neutrales o perjudiciales".
Respecto a estos últimos, los que consideran que los aliens serán "perjudiciales" para la Humanidad, el informe advierte:
"hay que tener precaución en el
envío de señales al espacio, y en particular estar en guardia contra la
transmisión de información acerca de nuestra constitución biológica, ya
que podría ser utilizada para la fabricación de armas cuyo objetivo
serían los seres humanos"
Ian Sampple advierte más adelante:
"En el escenario más extremo, los
aliens pueden optar por destruir la humanidad para proteger a otras
civilizaciones. La humanidad puede estar entrando ahora en un período en
el que su rápida expansión civilizatoria puede ser detectada [por esos
aliens], ya que nuestra expansión está cambiando la composición de la
atmósfera de la Tierra a través de las emisiones de gases de efecto
invernadero".
La amenaza que plantea la expansión de las emisiones de gases de efecto invernadero:
"Los aliens ecologistas [verdes es
el término utilizado] podrían oponerse a que los humanos siguieran
causado daños al medio ambiente en la Tierra y acabar con nosotros para
salvar el planeta. Estos escenarios nos dan la razón para limitar
nuestro crecimiento y reducir nuestro impacto en los ecosistemas
globales. Sería particularmente importante para nosotros limitar las
emisiones de gases de efecto invernadero, ya que la composición
atmosférica se puede observar desde otros planetas".
resumen, el ecologismo progresista no es solamente bueno para el
planeta, sino que nos puede salvar de una futura invasión alienígena.
El artículo del Guardian
Labels: Cambio climático
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