sábado, 12 de marzo de 2016

Tarea para el Hogar - Anoche luchamos hasta que se sentó finalmente para hacer su tarea de matemática - Familia

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Tarea para el Hogar

Anoche luchamos hasta que se sentó finalmente para hacer su tarea de matemática




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El que está teniendo problemas en su clase de matemática.


Yo sí he mirado. Cuando lo ayudo por la noche, veo la frustración en
sus ojos cuando no puede entender. Le veo investigar mi cara, temeroso
de mi desilusión, mi crítica cuando resuelve mal un problema después de
que le he explicado tantas veces.


Veo en sus ojos el deseo de rendirse. Alrededor de sus labios veo la tristeza y arrastrándose la desesperación.


Miro la tensión en su frente cuando intenta con tanta fuerza
entender. Observo que sus dedos se ponen blancos cuando agarra su lápiz
firme con la esperanza de que esta vez- esta vez-el lápiz no lo
traicione y escribirá las respuestas correctamente en la página.


¿Usted lo mira en el aula cuándo le enseña? ¿Mira en sus ojos y ve
cómo la desilusión y la frustración amenazan meter la mano en su alma?
¿Para romper su corazón? ¿Puede ver su fracaso endurecer la fundación de
su carácter?


Le pregunto: ¿Usted ve cómo él intenta? ¿Cuánto quiere agradar? ¿Cómo
su autoestima se está desmenuzando cada vez que no puede recordar que
siete por ocho es cincuenta seis? Él sabe más dolorosamente que usted
que ha tratado de aprender esto quinientas sesenta veces y todavía se le
olvida.


Yo veo cuán duramente él intenta. Lo veo todo. Cuando me siento por
la noche con él, casi no puedo continuar con nuestra sesión de tarea
cuando miro su cara pecosa que se esfuerza por recordar que cuatro por
seis igualan veinticuatro y mi corazón se rompe en mil pedazos.


Y por eso intentamos hablar en broma y reír. Le digo que las personas
aprenden en velocidades diferentes y momentos distintos. Le digo que su
hermano mayor no aprendió a leer hasta que tenía ocho años y entonces,
cuando fue su momento, aprendió a leer en sólo tres meses y fue directo a
la cima de su clase ese año.


Le cuento que algunos bebés consiguen entrenarse para ir al baño al
año, y algunos a los dos, y algunos no lo logran hasta los tres o
cuatro, pero que no es probable que vea un chico de dieciséis años en
pañales. Y él se ríe. Veo que sus ojos se aclaran un poco. Su frente se
relaja. Y cuando permite que su tensión se vaya parece concentrarse más,
recordar bien.


Pero todavía no es suficiente. Y me encuentro odiando las tablas de
multiplicar por herir a mi hijo. La división se ha vuelto mi enemigo.
Sesenta cuatro dividido ocho es simplemente más de lo que puedo tolerar.
Ochenta y uno dividido nueve es más de lo que cualquier niño de nueve
años deba enfrentar.


Y a veces lo culpo a usted. ¿Usted le enseña bien? A veces estoy
enfadado porque lo ha criticado y le ha hecho sentir mal. Pero entonces
pienso que usted está allí sólo para culparlo mientras que yo estoy
sintiéndome tan mal por mi pequeño y dulce muchacho.


¿Sabe cuán dulce es él? Mi hijo.


Anoche luchamos hasta que se sentó finalmente para hacer su tarea de
matemática. Entonces nos sentamos por una hora y una media para aprender
que tres por tres igualan nueve, nueve dividido por tres es tres.
Pusimos porotos en la mesa y los hicimos estudiantes en una clase,
caramelos para cada estudiante, shekels para la tienda, todas las cosas
que pueden ser divididas y pueden multiplicarse. A veces usamos una
calculadora, algo para ayudarle a ver los números de nuevo y otra vez.
Finalmente sus ojos se pusieron rojos, sus párpados se inclinaron y
dijo: "Ta, estoy demasiado cansado.¿Puedo acostarme ahora?"


Vestido en sus pijamas vino a besarme y desearme buenas noches.
"Sabes Ta", dijo, "odio cuando tengo que dejar de jugar para hacer la
tarea contigo. Pero cuando lo hacemos, me gusta tanto que no quiero
detenerme."


¿Sabe cuánto saltó mi corazón con estas palabras, cuánto oré anoche
para que usted le diera una buena nota en su prueba de matemática esta
mañana?


Para decirle la verdad, no me importa si él resuelve bien o mal el
problema. No me molestaría en absoluto si por hoy siete por ocho es
cincuenta y cuatro o cincuenta y dos o cincuenta y seis o cuarenta y
ocho. Hasta donde estoy interesado dos más dos no tienen que igualar
cuatro si significa que mi hijo se sentirá bien con ello, si él querrá
continuar intentando, si empezará a pensar sobre sí mismo como
inteligente, valeroso y capaz.


¿Cinco más cinco es realmente diez? ¿No podría ser doce sólo por una
vez por causa de mi muchacho? ¿Por causa de su bienestar? ¿A la
matemática le importa si se hace correctamente, o no o es sólo usted?
¿Los números se ofenderían, o es sólo su rigidez que obliga a cinco a
ser la respuesta imposible a dos por dos? ¿Estos números valen una vida?
¿Un futuro?


¿Usted se hace estas preguntas cuándo corrige su prueba?


¿Si mirara en sus ojos lo haría? ¿Si lo amara, lo haría?

Porque, usted verá, el amor es bastante fuerte para permitir que cinco por cero pueda ser una vez cinco en lugar de cero.


¿Si él fuera su hijo, le molestaría?


No le pido que ame a mi hijo como yo. Ni que apruebe sus exámenes
injustamente. Quiero que haga su matemática correctamente y entienda la
importancia de la exactitud de todas las cosas.


Sólo por favor, mire en sus ojos. Aunque los números no pueden
cambiar, la manera en que usted le enseña podría. Aunque sus respuestas
pueden agrietarse, verá que su corazón no. Aunque puede tomarle tiempo
aprender, verá cuán duramente lo intenta. Y cuando lo evalúa- hágalo de
manera que sólo los números sean juzgados y no el muchacho. Cinco más
cinco siempre pueden ser diez, cuatro por cuatro siempre son dieciséis,
pero sólo asegúrese que sea lo que sea él escriba, mi hijo no sumará
cero a sus ojos o a los de él mismo.


Un padre amoroso


Por Jay Litvin

Jay Litvin
nació  en Chicago en 1944. se trasladó a Israel en 1993
para
servir como enlace médico para el programa Jabad de los niños de
Chernobyl, y tuvo un rol fundamental en elevar emocionalmente a los
niños de las áreas contaminadas por el desastre nuclear de Chernobyl;
también fundó y dirigió el
programa de las víctimas del terror de Jabad en Israel. Jay falleció en
abril de 2004 después de una valerosa batalla de cuatro años con un
linfoma  Non-Hodgkin, y es sobrevivido por su esposa, Sharon, y sus
siete niños.
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Discusión (5)
20 Junio, 2015
Mi esposo y yo no creemos necesario estar
en un colegio y aprender tantas cosas sueños enseñan , que cuando uno
crece nada sirve . creemos que debemos enseñarles ano perder el tiempo
ellos deben es recorrer un camino condenó se sientan obligados por
aprender Lgo que en futuro no le va a decir . yo soy empresaria y la
verdad no credo que lo que estudie en el colegio me haya servido mucho.
Leer escribir y saber lo básico de matemáticas es indispensable pero ya
el resto no puesto que ya llegamos han edad donde podemos dirigirnos es
hacer lo que nos gusta. Los useños de un hijo son alcanzables y todo se
logra con amor pero ir al colegio es perder el tiempo. Uno debe como
Madre enseñarles lo básico luego de igual manera ayudarlos a esclarecer
lo que ellos quieren ser.
Maryan Jiménez
10 Diciembre, 2011
Tarea para el hogar
Simplemente hermoso. Así es el Amor a
nuestros hijos e hijos de nuestros hijos. Heredamos el Amor de Él,
Bendito Sea, a nosotros Sus criaturas. Damos lo que recibimos, en este
ejemplo. Y pedimos a nuestros prójimos leer en nuestros ojos, espejos
del Alma, la existencia del Amor que mora internamente, solo para
descubrirlo si hay voluntad.
Gastón Remy Llerena
Lima, Perú
1 Nov, 2011
Tarea para el hogar
Muy hermoso mensaje me hizo reflexionar
hasta las lagrimas. Me recordo a mi hijo y lo dificil q a veces se le
hace la lectura y la escritura y un poco la matematicas.

Shalom...
Anónimo
Illinois, U>S>A
29 Octubre, 2011
LA EXPERIENCIA DE MAESTRO
La mayoria de los estudiantes presentan
cierta dificultad para aprender las matematicas. siendo realistas, la
forma como tratamos esas dificultades son la que determinan el
detrimento o aumento de la autoestima de un estudiante. La mejor forma
de tratarla debe ser entre alumno profesor, sin que los demas compañeros
deban enterarse del problema. Entiendo el dolor del padre al enfrentar
en la casa la dificultad...recuerde que la educación de los niños y
niñas se da entre padres y maestros...cada uno su parte.
PETER
Santiago , Republica Dominicana
23 Octubre, 2011
¡SIMPLEMENTE HERMOSO! Me identifico plenmente con el articulo.
Yasmin Patinez
Caracas , Venezuela




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