sábado, 9 de abril de 2016

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Hechos 10.1--28.31


Hechos
:
Introducción
1
2
3
4
5
6
7
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9
10
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12
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3. PREDICACIÓN DEL EVANGELIO A LOS GENTILES (10.1--28.31)
10 Pedro y Cornelioa

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañíab llamada «la Italiana»,c
piadoso y temeroso de Diosd con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba siempre a Dios.
Este vio claramente en una visión, como a la hora novenae del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba y le decía:
--¡Cornelio!

Él, mirándolo fijamente, y atemorizado, dijo:
--¿Qué es, Señor?
Le dijo:
--Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
Envía, pues, ahora hombres a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.
Este se hospeda en casa de cierto Simón, un curtidor que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.

Cuando se marchó el ángel que hablaba con
Cornelio, este llamó a dos de sus criados y a un devoto soldado de los
que lo asistían,
a los cuales envió a Jope, después de habérselo contado todo.

Al día siguiente, mientras ellos iban por el caminof y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar,g cerca de la hora sexta.
10 Sintió mucha hambre y quiso comer; pero mientras le preparaban algo le sobrevino un éxtasis:
11 Vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra,
12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres, reptiles y aves del cielo.
13 Y le vino una voz:
--Levántate, Pedro, mata y come.

14 Entonces Pedro dijo:
--Señor, no; porque ninguna cosa común o impura he comido jamás.h
15 Volvió la voz a él la segunda vez:
--Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.i

16 Esto ocurrió tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.
17 Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí
sobre lo que significaría la visión que había visto, los hombres que
habían sido enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de
Simón, llegaron a la puerta.
18 Llamaron y preguntaron si allí se hospedaba un tal Simón que tenía por sobrenombre Pedro.

19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: «Tres hombres te buscan.
20 Levántate, pues, desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado».

21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo:
--Yo soy el que buscáis. ¿Cuál es la causa de vuestra venida?

22 Ellos dijeron:
--Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de
Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha
recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa
para oir tus palabras.

23 Entonces, haciéndolos entrar, los hospedó. Y
al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y lo acompañaron
algunos de los hermanosj de Jope.

24 Al otro día entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.
25 Cuando Pedro entró, salió Corneliok a recibirlo y, postrándose a sus pies, lo adoró.
26 Pero Pedro lo levantó, diciendo:
--Levántate, pues yo mismo también soy un hombre.

27 Hablando con él, entró y halló a muchos que se habían reunido.
28 Y les dijo:
--Vosotros sabéis cuán abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero,l pero a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro.
29 Por eso, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?

30 Entonces Cornelio dijo:
--Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena,m mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente,
31 y me dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.
32 Envía, pues, a Jope y haz venir a Simón, el
que tiene por sobrenombre Pedro, el cual se hospeda en casa de Simón, un
curtidor, junto al mar; cuando llegue, él te hablará”.
33 Así que luego envié por ti, y tú has hecho
bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia
de Dios, para oir todo lo que Dios te ha mandado.
Discurso de Pedro en casa de Cornelion

34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:
--En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,ñ
35 sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia.
36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la pazo por medio de Jesucristo; este es Señor de todos.
37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan:
38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con
poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
39 Nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús, a quien mataron colgándolo en un madero,p hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén.
40 A este levantó Dios al tercer día e hizo que apareciera,
41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que
Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él
después que resucitó de los muertos.q
42 Y nos mandó que predicáramos al pueblo y testificáramos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.r
43 De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre.s
Los gentiles reciben el Espíritu Santo

44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.
45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramarat el don del Espíritu Santo,
46 porque los oían que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios.u,v
47 Entonces respondió Pedro:
--¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no
sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que
nosotros?

48 Y mandó bautizarlos en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedara por algunos días.
Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén
11

Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
Por eso, cuando Pedro subió a Jerusalén, discutían con él los que eran de la circuncisión,a
diciendo:
--¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos?b

Entonces comenzó Pedro a contarles de forma ordenada lo sucedido, diciendo:

--Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y tuve
en éxtasis una visión: algo semejante a un gran lienzo suspendido por
las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegaba hasta mí.
Cuando fijé los ojos en él, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo.
Y oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”.
Yo dije: “Señor, no; porque ninguna cosa común o impura entró jamás en mi boca”.
Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común”.
10 Esto se repitió tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo.
11 En aquel instante llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea.
12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar.c Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un hombre,
13 quien nos contó cómo había visto en su casa un
ángel que, puesto en pie, le dijo: “Envía hombres a Jope y haz venir a
Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa”.d
15 Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio.e
16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor,
cuando dijo: “Juan ciertamente bautizó en agua, pero vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo”.f
17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo
don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era
yo que pudiera estorbar a Dios?

18 Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo:
--¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
La iglesia en Antioquía

19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a
causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta
Fenicia, Chipre y Antioquía,g sin hablar a nadie la palabra, sino solo a los judíos.
20 Pero había entre ellos unos de Chipre y de
Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los
griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.h

22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén, y enviaron a Bernabéi para que fuera hasta Antioquía.
23 Este, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortój a todos a que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor.
24 Era un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.k

25 Después fue Bernabé a Tarsol en busca de Saulo;m y cuando lo halló, lo llevó a Antioquía.
26 Se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente. A los discípulos se les llamó cristianosn por primera vez en Antioquía.

27 En aquellos días, unos profetasñ descendieron de Jerusalén a Antioquía.
28 Y levantándose uno de ellos llamado Agabo,o daba a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio.p
29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a
lo que tenía, determinaron enviar un socorro a los hermanos que
habitaban en Judea;
30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianosq por mano de Bernabé y de Saulo.
Jacobo, muerto; Pedro, encarcelado
12

En aquel mismo tiempo, el rey Herodesa echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos.
Mató a espada a Jacobo,b hermano de Juan,
y al ver que esto había agradado a los judíos,
procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los Panes
sin levadura.c
Tomándolo preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno,d para que lo vigilaran; y se proponía sacarlo al puebloe después de la Pascua.
Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Pedro es librado de la cárcelf

Cuando Herodes lo iba a sacar, aquella misma
noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas,
y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.
Y se presentó un ángel del Señor y una luz
resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despertó,
diciendo: «Levántate pronto». Y las cadenas se le cayeron de las manos.

Le dijo el ángel: «Cíñete y átate las sandalias». Él lo hizo así. Y le dijo: «Envuélvete en tu manto y sígueme».

Pedro salió tras el ángel, sin saber si lo que el ángel hacía era realidad; más bien pensaba que veía una visión.
10 Habiendo pasado la primera y la segunda
guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se
les abrió por sí misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ángel
se apartó de él.

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora
entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado
de la mano de Herodes y de todo lo que el pueblo de los judíos
esperaba».

12 Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.g Muchos estaban allí reunidos, orando.
13 Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, salió a atender una muchacha llamada Rode,
14 la cual, al reconocer la voz de Pedro, de gozo
no abrió la puerta, sino que corriendo adentro dio la nueva de que
Pedro estaba a la puerta.
15 Ellos le dijeron:
--¡Estás loca!
Pero ella aseguraba que así era.
Entonces ellos decían:
--¡Es su ángel!h

16 Pero Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos.
17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo:
--Haced saber esto a Jacoboi y a los hermanos.
Luego salió y se fue a otro lugar.

18 Cuando se hizo de día, se produjo entre los soldados un alboroto no pequeño sobre qué habría sido de Pedro.
19 Pero Herodes, habiéndolo buscado sin hallarlo, después de interrogar a los guardas ordenó llevarlos a la muerte.j Después descendió de Judea a Cesareak y se quedó allí.
Muerte de Herodes

20 Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón,l
pero ellos, de común acuerdo, se presentaron ante él, y habiendo
sobornado a Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque
su territorio era abastecido por el del rey.
21 El día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y los arengó.
22 Y el pueblo aclamaba gritando: «¡Voz de un dios, y no de un hombre!».
23 Al momento, un ángel del Señor lo hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.

24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.

25 Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén,m llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
13 PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLOa

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,b profetasc
y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene,
Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,d y Saulo.
Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado».

Entonces, habiendo ayunado y orado,e les impusieron las manosf y los despidieron.
Predicación en Chipre

Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia,g y de allí navegaron a Chipre.h
Al llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juani de ayudante.

Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,j
que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oir la palabra de Dios.
Pero los resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), intentando apartar de la fe al procónsul.
Entonces Saulo, que también es Pablo,k lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,
10 le dijo:
--¡Lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo,l enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?m
11 Ahora, pues, la mano del Señor está contra ti, y quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo.
Inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien lo condujera de la mano.
12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, admirado de la doctrina del Señor.
Predicación en Antioquía de Pisidian

13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus
compañeros llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de
ellos, volvió a Jerusalén.
14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia;ñ y entraron en la sinagoga un sábado y se sentaron.o
15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas,p los altos dignatarios de la sinagogaq mandaron a decirles:
--Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.

16 Entonces Pablo se levantó y, hecha señal de silencio con la mano, dijo:
--Israelitas y los que teméis a Dios, oíd:
17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a
nuestros padres y enalteció al pueblo siendo ellos extranjeros en tierra
de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.r
18 Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto,s
19 y habiendo destruido siete nacionest en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio.u
20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años,v les dio jueces hasta el profeta Samuel.w
21 Luego pidieron rey,x y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.y
22 Quitado este, les levantó por rey a David, de
quien dio también testimonio diciendo: “He hallado a David, hijo de
Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”.z
23 De la descendencia de este, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel.a
24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimientob a todo el pueblo de Israel.
25 Cuando Juan terminaba su carrera, dijo: “¿Quién pensáis que soy? Yo no soy él;c pero viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies”.d

26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham y los
que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de
esta salvación,
27 porque los habitantes de Jerusalén y sus
gobernantes, que no conocían a Jesús ni las palabras de los profetas que
se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo.
28 Sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matara.e
29 Y cuando cumplieron todas las cosas que de él estaban escritas, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.f
30 Pero Dios lo levantó de los muertos.
31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén,g los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

32 »Nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres,
33 la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus
hijos, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo
segundo: “Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”.h
34 Y en cuanto a que lo levantó de los muertos
para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: “Os daré las
misericordias fieles de David”.i
35 Por eso dice también en otro salmo: “No permitirás que tu Santoj vea corrupción”.
36 Y a la verdad David, habiendo servido a su
propia generación según la voluntad de Dios, durmió y fue reunido con
sus padres, y vio corrupción.
37 Pero aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.
38 Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados,
39 y que de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la Ley de Moisés, en él es justificado todo aquel que cree.k,l
40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:



41 »“Mirad, menospreciadores,
asombraos y desapareced,
porque yo hago una obra en vuestros días,
obra que no creeréis, si alguien os la cuenta”.m



42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente sábadon les hablaran de estas cosas.
43 Y despedida la congregación, muchos de los
judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé,
quienes hablándoles los persuadían a que perseveraran en la gracia de
Dios.

44 El siguiente sábado se juntó casi toda la ciudad para oir la palabra de Dios.
45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron:
--A vosotros, a la verdad, era necesario que se os
hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no
os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles,ñ
47 porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
»“Te he puesto para luz de los gentiles,
a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”.o

48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y
glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban
ordenados para vida eterna.p
49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.
50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y
distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron
persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.
51 Ellos, entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies,q llegaron a Iconio.
52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
Predicación en Iconio
14

Aconteció en Iconio que entraron juntosa en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos y de griegos.
Pero los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.
Sin embargo, se detuvieron allí mucho tiempo,
hablando con valentía, confiados en el Señor, el cual daba testimonio de
la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran por las manos de
ellos señales y prodigios.
La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.
Pero sucedió que los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a maltratarlos y apedrearlos;
y ellos, al darse cuenta, huyeron a Listra y Derbe,b ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina,
y allí predicaban el evangelio.
Pablo es apedreado en Listra

Cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado.
Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos y viendo que tenía fe para ser sanado,
10 dijo a gran voz:
--¡Levántate derecho sobre tus pies!
Él saltó y anduvo.

11 Entonces la gente, al ver lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica:c «¡Dioses con la semejanza de hombres han descendido a nosotros!».

12 A Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio,d porque este era el que llevaba la palabra.
13 El sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba
frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y
juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios.e
14 Cuando lo oyeronf los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropasg y se lanzaron entre la multitud, gritando
15 y diciendo:
--¿Por qué hacéis esto? Nosotros también somos
hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades
os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo
lo que en ellos hay.h
16 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos;i
17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio,
haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos,
llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.j

18 Pero aun diciendo estas cosas, difícilmente lograban impedir que la multitud les ofreciera sacrificio.

19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquíak y de Iconio que persuadieron a la multitud; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.l
20 Pero estando rodeado por los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.

21 Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía,
22 confirmando los ánimos de los discípulos,
exhortándolos a que permanecieran en la fe y diciéndoles: «Es necesario
que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios».
23 Constituyeron ancianosm en cada iglesia y, después de orar y de ayunar, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Regreso a Antioquía de Siria

24 Pasando por Pisidia vinieron a Panfilia.
25 Predicaron la palabra en Perge y luego descendieron a Atalia.
26 De allí navegaron a Antioquía,n donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.
27 Al llegar, reunieron a la iglesia y les
refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos y cómo había
abierto la puerta de la fe a los gentiles.
28 Se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.
15 La asamblea en Jerusaléna

Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a
los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no
podéis ser salvos».b
Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y
contienda no pequeña con ellos. Por eso se dispuso que Pablo, Bernabé y
algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y a los
ancianos, para tratar esta cuestión.

Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la
iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria contando la conversión de los
gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la
iglesia, por los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas
que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído,c se levantaron diciendo:
--Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la Ley de Moisés.

Entonces se reunieron los apóstoles y los ancianosd para conocer de este asunto.
Después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo:
--Hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún
tiempo Dios escogió que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del
evangelio y creyeran.e
Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;f
y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.
10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugog que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?h
11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a
Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había
hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
13 Cuando ellos callaron, Jacoboi respondió diciendo:
--Hermanos, oídme.
14 Simónj ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre.
15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:



16 »“Después de esto volveré
y reedificaré el tabernáculo de David,k que está caído;
y repararé sus ruinas,
y lo volveré a levantar,

17 para que el resto de los hombres busque al Señor,
y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

18 dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos”.l,m



19 »Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,
20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre,n
21 porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado.

22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos,ñ
con toda la iglesia, elegir a algunos varones y enviarlos a Antioquía
con Pablo y Bernabé: a Judas, que tenía por sobrenombre Barsabás,o a Silas,p hombres principales entre los hermanos,
23 y escribir por conducto de ellos:
«Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia:q Salud.
24 Por cuanto hemos oído que algunos que han
salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar
la Ley,r
25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26 hombres que han expuesto su vida por el nombres de nuestro Señor Jesucristo.
27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo,
28 pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
29 que os abstengáist de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; si os guardáis de estas cosas, bien haréis. Pasadlo bien».

30 Así pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía y, reuniendo a la congregación, entregaron la carta.
31 Habiéndola leído, se regocijaron por la consolación.u
32 Judas y Silas, que también eran profetas,v consolaronw y animaron a los hermanos con abundancia de palabras.
33 Después de pasar algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a aquellos que los habían enviado.x
34 Sin embargo, a Silas le pareció bien quedarse allí.y
35 Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.z
SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLOa

36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé:
--Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

37 Bernabé quería que llevaran consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos,
38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfiliab y no había ido con ellos a la obra.
39 Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,
40 y Pablo, escogiendo a Silas,c salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,
41 y pasó por Siria y Cilicia, animando a las iglesias.
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16

Después llegó a Derbe y a Listra.a Había allí cierto discípulo llamado Timoteo,b hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego;
y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
Quiso Pablo que este fuera con él; y tomándolo,
lo circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares,
pues todos sabían que su padre era griego.c
Al pasar por las ciudades,d les comunicaban las decisionese que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardaran.
Así que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día.
La visión del varón macedoniof

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