sábado, 9 de abril de 2016

Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica

Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica





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CATECISMO

DE LA

IGLESIA CATÓLICA
Compendio
© Copyright 2005 - Libreria Editrice
Vaticana

PRIMERA PARTE - LA PROFESIÓN DE LA FE


Primera sección: «Creo» - «Creemos»



Capítulo primero: El hombre es «capaz»
de Dios



Capítulo segundo: Dios viene al
encuentro del hombre


   La Revelación de Dios

   La transmisión de la divina Revelación

   La Sagrada Escritura


Capítulo tercero: La respuesta del
hombre a Dios


   Creo

   Creemos
Segunda
sección: La profesión de la fe cristiana



El Credo


Capítulo primero: Creo en Dios Padre


   Los símbolos de la fe

   «Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del ciclo y de la
tierra»

   El cielo y la tierra

   El hombre

   La caída


Capítulo segundo: Creo en
Jesucristo, Hijo único de Dios


   Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor

   Jesucristo fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de
santa María Virgen

   «Jesucristo padeció bajo el poder de Poncio Pilato. fue
crucificado, muerto y sepultado»

   Jesucristo descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de
entre los muertos

   «Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de
Dios, Padre todopoderoso»

   «Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos


Capítulo tercero: «Creo en el Espíritu
Santo»


   «Creo en la Santa Iglesia Católica».
    
La Iglesia en el designio de Dios
     La Iglesia:
Pueblo de Dios, cuerpo de Cristo, templo del Espíritu Santo

     La Iglesia es una, santa, católica y apostólica

     Los fieles: jerarquía, laicos, vida consagrada


   «Creo en la comunión de los santos»

     María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia
  
«Creo en el perdón de los pecados»

   «Creo en la resurrección de la carne»

   «Creo en la vida eterna»

   «Amén»




SEGUNDA PARTE - LA
CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO

Primera sección: La economía sacramental




Capítulo primero:
El Misterio pascua  en el tiempo de la Iglesia


   La Liturgia, obra de la Santísima Trinidad

   El Misterio pascual en los sacramentos de la Iglesia


Capítulo segundo:
La celebración sacramental del Misterio pascual


   Celebrar la Liturgia de la Iglesia

     ¿Quién celebra?

     ¿Cómo celebrar?

     ¿Cuándo celebrar?

     ¿Dónde celebrar?


   Diversidad litúrgica y unidad del misterio

Segunda sección: Los siete
Sacramentos de la Iglesia



Capítulo primero Los
Sacramentos de la iniciación cristiana


   El Sacramento del Bautismo

   El Sacramento de la Confirmación

   El Sacramento de la Eucaristía


Capítulo segundo: Los Sacramentos de
curación


   El Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación

   El Sacramento de la Unción de los Enfermos


Capítulo
tercero: Los Sacramentos al servicio de la comunión y de la misión

   El Sacramento del Orden

   El Sacramento del Matrimonio


Capítulo cuarto: Otras celebraciones
litúrgicas


   Los sacramentales

   Las exequias cristianas


TERCERA PARTE - LA VIDA EN CRISTO


Primera sección:
La vocación del hombre: La vida en el Espíritu



Capítulo primero: La dignidad de
la persona humana


   El hombre, imagen de Dios

   Nuestra vocación a la bienaventuranza

   La libertad del hombre

   La moralidad de las pasiones

   La conciencia moral

   Las virtudes

   El pecado


Capítulo segundo: La comunidad humana

   La persona y la sociedad

   La participación en la vida social

   La justicia social


Capítulo tercero: La
salvación de Dios: la ley y la gracia


   La ley moral

   Gracia y justificación

   La Iglesia, Madre y Maestra


Segunda sección: Los diez Mandamientos

Los diez Mandamientos



Capítulo primero: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus fuerzas»


   Primer Mandamiento: Yo soy el Señor tu Dios. Amarás a Dios sobre
todas las cosas

   Segundo Mandamiento: No tomarás el Nombre de Dios en vano

   Tercer Mandamiento: Santificarás las fiestas


Capítulo segundo:«Amarás a tu
prójimo como a ti mismo»


   Cuarto Mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre

   Quinto Mandamiento: No matarás

   Sexto Mandamiento: No cometerás actos impuros

   Séptimo Mandamiento: No robarás

   Octavo Mandamiento: No darás falso testimonio ni mentirás

   Noveno Mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros


   Décimo Mandamiento: No codiciarás los bienes ajenos


CUARTA PARTE - LA ORACIÓN CRISTIANA


Primera sección: La oración en
la vida cristiana


Capítulo
primero: La revelación de la oración


   La revelación de la oración en el Antiguo Testamento

   La oración es plenamente revelada y realizada en Jesús

   La oración en el tiempo de la Iglesia


Capítulo segundo: La tradición de la
oración


   Fuentes de la oración

   El camino de la oración

   Maestros de oración
Capítulo
tercero: La vida de oración


   Las expresiones de la oración

   El combate de la oración

Segunda sección: La oración del
Señor: «Padre nuestro»


El Padre nuestro

   «La síntesis de todo el Evangelio»

   «Padre nuestro que estás en el cielo»

   Las siete Peticiones


APÉNDICE

Oraciones comunes


Fórmulas de Doctrina católica


para la aprobación y publicación
del Compendio
del Catecismo de la Iglesia Católica


A los Venerables Hermanos Cardenales, Patriarcas, Arzobispos, Obispos,
Presbíteros, Diáconos y a todos los Miembros del Pueblo de Dios
Hace ya veinte años se iniciaba la preparación del Catecismo de la Iglesia
Católica
, a petición de la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los
Obispos, celebrada con ocasión del vigésimo aniversario de la clausura del
Concilio Ecuménico Vaticano II.
Agradezco infinitamente a Dios Nuestro Señor el haber dado a la Iglesia este
Catecismo
, promulgado en 1992 por mi venerado y amado Predecesor, el Papa
Juan Pablo II.
La gran utilidad y valor de este don han sido confirmados, ante todo, por la
positiva y amplia acogida que el Catecismo ha tenido entre los obispos, a
quienes se dirigía en primer lugar, como texto de referencia segura y auténtica
para la enseñanza de la doctrina católica y, en particular, para la elaboración
de catecismos locales. Pero una ulterior confirmación ha venido de la favorable
y gran acogida dispensada al mismo por todos los sectores del Pueblo de Dios,
que lo han podido conocer y apreciar en las más de cincuenta lenguas a las que,
hasta el momento, ha sido traducido.
Ahora, con gran gozo, apruebo y promulgo el Compendio de este
Catecismo
.
Dicho Compendio había sido vivamente deseado por los participantes al
Congreso Catequético Internacional de octubre de 2002, que se hacían así
intérpretes de una exigencia muy extendida en la Iglesia. Acogiendo este deseo,
mi difunto Predecesor decidió su preparación en febrero de 2003, confiando la
redacción del mismo a una restringida Comisión de Cardenales, presidida por mí y
ayudada por un grupo de expertos colaboradores. Durante el desarrollo de los
trabajos, el proyecto de este Compendio fue sometido al juicio de los
Eminentísimos Cardenales y los Presidentes de las Conferencias Episcopales, que
en su inmensa mayoría lo han acogido y valorado favorablemente.
El Compendio, que ahora presento a la Iglesia Universal, es una síntesis
fiel y segura del Catecismo de la Iglesia Católica. Contiene, de modo
conciso, todos los elementos esenciales y fundamentales de la fe de la Iglesia,
de manera tal que constituye, como deseaba mi Predecesor, una especie de
vademécum
, a través del cual las personas, creyentes o no, pueden abarcar
con una sola mirada de conjunto el panorama completo de la fe católica.
El Compendio refleja fielmente, en su estructura, contenidos y lenguaje,
el Catecismo de la Iglesia Católica, que podrá ser mejor conocido y
comprendido gracias a la ayuda y estímulo de esta síntesis.
Entrego, por tanto, con confianza este Compendio, ante todo a la Iglesia
entera y a cada cristiano en particular, para que, por medio de él, cada cual
pueda encontrar, en este tercer milenio, nuevo impulso para renovar el
compromiso de evangelización y educación de la fe que debe caracterizar a toda
comunidad eclesial y a cada creyente en Cristo de cualquier edad y nación.
Pero este Compendio, por su brevedad, claridad e integridad, se dirige
asimismo a toda persona que, viviendo en un mundo dispersivo y lleno de los más
variados mensajes, quiera conocer el Camino de la Vida y la Verdad, entregado
por Dios a la Iglesia de su Hijo.
Leyendo este valioso instrumento que es el Compendio, gracias
especialmente a la intercesión de María Santísima, Madre de Cristo y de la
Iglesia, puedan todos reconocer y acoger cada vez mejor la inagotable belleza,
unicidad y actualidad del Don por excelencia que Dios ha hecho a la humanidad:
Su Hijo único, Jesucristo, que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn
14, 6).
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 28 de Junio de 2005, víspera de la
Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, año primero de mi Pontificado.
BENEDICTUS PP. XVI 


1.   El 11 de Octubre de 1992, el Papa Juan Pablo II entregaba a los fieles de
todo el mundo el Catecismo de la Iglesia Católica, presentándolo como «texto de referencia»[1]
para una catequesis renovada en las fuentes vivas de la fe. A treinta años de la
apertura del Concilio Vaticano II (1962-1965), se cumplía de este modo
felizmente el deseo expresado en 1985 por la Asamblea extraordinaria del Sínodo
de los Obispos de que se compusiera un catecismo de toda la doctrina católica,
tanto de la fe como de la moral.
Cinco años después, el 15 de Agosto de 1997, al promulgar la editio typica
del Catechismus Ecclesiae Catholicae, el Sumo Pontífice confirmaba la
finalidad fundamental de la obra: «Presentarse como una exposición completa e
íntegra de la doctrina católica, que permite que todos conozcan lo que la
Iglesia misma profesa, celebra, vive y ora en su vida diaria».[2]
2.   En orden a un mayor aprovechamiento de los valores del Catecismo y
para responder a la petición del Congreso Catequético Internacional de 2002,
Juan Pablo II instituía en 2003 una Comisión especial, presidida por mí, como
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con el encargo de
elaborar un Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que
recogiera una formulación más sintética de los mismos contenidos de la fe. Tras
dos años de trabajo se preparó un proyecto de compendio, que fue
enviado a consulta a los Cardenales y a los Presidentes de las Conferencias
Episcopales. El proyecto, en su conjunto, obtuvo una valoración positiva
por parte de la absoluta mayoría de cuantos respondieron. La Comisión, por
tanto, procedió a la revisión del mencionado proyecto y, teniendo en
cuenta las propuestas de mejora recibidas, redactó el texto final de la obra.
3.   Tres son las características principales del Compendio: la estrecha
dependencia del Catecismo de la Iglesia Católica, el estilo dialogal y el
uso de imágenes en la catequesis.
Ante todo, el Compendio no es una obra autónoma ni pretende de ningún
modo sustituir al Catecismo de la Iglesia Católica: más bien remite a él
constantemente, tanto con la puntual indicación de los números de referencia
como con el continuo llamamiento a su estructura, desarrollo y contenidos. El
Compendio
, además, pretende despertar un renovado interés y aprecio por el
Catecismo, que, con su sabiduría expositiva y unción espiritual, continua
siendo el texto de base de la catequesis eclesial de hoy.
Como el Catecismo, también el Compendio se articula en cuatro
partes, correspondientes a las leyes fundamentales de la vida en Cristo.
La primera parte, titulada «La profesión de la fe», contiene una oportuna
síntesis de la lex credendi, es decir, de la fe profesada por la Iglesia
Católica, tomada del Símbolo Apostólico, ulteriormente explicitado y detallado
por el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, cuya constante proclamación en la
asamblea cristiana mantiene viva la memoria de las principales verdades de la
fe.
La segunda parte, titulada «La celebración del misterio cristiano», presenta los
elementos esenciales de la lex celebrandi. El anuncio del Evangelio
encuentra, efectivamente, su respuesta privilegiada en la vida sacramental. En
ella los fieles experimentan y dan testimonio en cada momento de su existencia, de la eficacia salvífica del misterio pascual,
por medio del cual Cristo ha consumado la obra de nuestra redención.
La tercera parte, titulada «La vida en Cristo», presenta la lex vivendi,
es decir, el compromiso que tienen los bautizados de manifestar en sus
comportamientos y en sus decisiones éticas la fidelidad a la fe profesada y
celebrada. Los fieles, en efecto, están llamados por el Señor Jesús a realizar
las obras que se corresponden con su dignidad de hijos del Padre en la caridad
del Espíritu Santo.
La cuarta parte, titulada «La oración cristiana», ofrece una síntesis de la
lex orandi
, es decir, de la vida de oración. A ejemplo de Jesús, modelo
perfecto de orante, también el cristiano está llamado al diálogo con Dios en la
oración, de la que es expresión privilegiada el Padre Nuestro, la oración
que nos enseñó el mismo Jesús.

4.   Una segunda característica del Compendio es su forma dialogal,
que recupera un antiguo género catequético basado en preguntas y respuestas. Se
trata de volver a proponer un diálogo ideal entre el maestro y el discípulo,
mediante una apremiante secuencia de preguntas, que implican al lector,
invitándole a proseguir en el descubrimiento de aspectos siempre nuevos de la
verdad de su fe. Este género ayuda también a abreviar notablemente el texto,
reduciéndolo a lo esencial, y favoreciendo de este modo la asimilación y
eventual memorización de los contenidos.

5.   Una tercera característica es la presencia de algunas imágenes, que
acompañan a la articulación del Compendio. Provienen del riquísimo
patrimonio de la iconografía cristiana. De la secular tradición conciliar
aprendemos que también la imagen es predicación evangélica. Los artistas de
todos los tiempos han ofrecido, para contemplación y asombro de los fieles, los
hechos más sobresalientes del misterio de la salvación, presentándolo en el
esplendor del color y la perfección de la belleza. Es éste un indicio de cómo
hoy más que nunca, en la civilización de la imagen, la imagen sagrada puede
expresar mucho más que la misma palabra, dada la gran eficacia de su dinamismo
de comunicación y de transmisión del mensaje evangélico.

6.   Cuarenta años después de la conclusión del Concilio Vaticano II y en el año
de la Eucaristía, el Compendio puede constituir un ulterior instrumento
para satisfacer tanto el hambre de verdad de los fieles de toda edad y
condición, como la necesidad de todos aquellos que, sin serlo, tienen sed de
verdad y de justicia. Su publicación tendrá lugar en la Solemnidad de los Santos
Apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia universal y evangelizadores
ejemplares en el mundo antiguo. Estos apóstoles vieron lo que predicaron, y
dieron testimonio de la verdad de Cristo hasta el martirio. Imitémosles en su
impulso misionero, y roguemos al Señor para que la Iglesia siga siempre las
enseñanzas de los Apóstoles, de quienes ha recibido el primer anuncio gozoso de
la fe.

Domingo de Ramos, 20 de marzo de 2005.

Joseph Card. Ratzinger

Presidente de la Comisión especial

Notas
[1]Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum, 11 de octubre de 1992.
[2]Juan Pablo II, Carta ap. Laetamur magnopere, 15 de agosto de 1997.



PRIMERA PARTE



LA PROFESIÓN DE LA FE



PRIMERA SECCIÓN

«CREO» – «CREEMOS»
1. ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre?
1-25
Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en
un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle
partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre
envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado,
convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra
del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.


CAPÍTULO PRIMERO
30
«
eres grande, Señor, y muy digno de alabanza (…). Nos has hecho para ti y
nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti
» (San Agustín).


2. ¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?
27-30

44-45
Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió
en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal
deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí, para que viva y encuentre en Él
aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En
consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente
religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación
con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.
3. ¿Cómo se puede conocer a Dios con la sola luz de la razón?
31-36

46-47
A partir de la Creación, esto es, del mundo y de la persona
humana, el hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como
origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita.
4. ¿Basta la sola luz de la razón para conocer el misterio de
Dios?
37-38
Para conocer a Dios con la sola luz de la razón, el hombre
encuentra muchas dificultades. Además no puede entrar por sí mismo en la
intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha querido iluminarlo con su
Revelación, no sólo acerca de las verdades que superan la comprensión humana,
sino también sobre verdades religiosas y morales, que, aun siendo de por sí
accesibles a la razón, de esta manera pueden ser conocidas por todos sin
dificultad, con firme certeza y sin mezcla de error.
5. ¿Cómo se puede hablar de Dios?
Se puede hablar de Dios a todos y con todos, partiendo de las
perfecciones del hombre y las demás criaturas, las cuales son un reflejo, si
bien limitado, de la infinita perfección de Dios. Sin embargo, es necesario
purificar continuamente nuestro lenguaje de todo lo que tiene de fantasioso e
imperfecto, sabiendo bien que nunca podrá expresar plenamente el infinito
misterio de Dios.
CAPÍTULO SEGUNDO

DIOS VIENE AL
ENCUENTRO DEL HOMBRE


LA REVELACIÓN DE DIOS


6. ¿Qué revela Dios al hombre?
50-53

68-69
Dios, en su bondad y sabiduría, se revela al hombre. Por medio
de acontecimientos y palabras, se revela a sí mismo y el designio de
benevolencia que él mismo ha preestablecido desde la eternidad en Cristo en
favor de los hombres. Este designio consiste en hacer partícipes de la vida
divina a todos los hombres, mediante la gracia del Espíritu Santo, para hacer
de ellos hijos adoptivos en su Hijo Unigénito.
7. ¿Cuáles son las primeras etapas de la Revelación de Dios?
54-58

70-71
Desde el principio, Dios se manifiesta a Adán y Eva, nuestros
primeros padres, y les invita a una íntima comunión con Él. Después de la
caída, Dios no interrumpe su revelación, y les promete la salvación para toda
su descendencia. Después del diluvio, establece con Noé una alianza que abraza
a todos los seres vivientes.
8. ¿Cuáles son las sucesivas etapas de la Revelación de Dios?
59-64

72
Dios escogió a Abram llamándolo a abandonar su tierra para
hacer de él «el padre de una multitud de naciones» (Gn 17, 5), y prometiéndole
bendecir en él a «todas las naciones de la tierra» (Gn 12,3). Los
descendientes de Abraham serán los depositarios de las promesas divinas hechas
a los patriarcas. Dios forma a Israel como su pueblo elegido, salvándolo de la
esclavitud de Egipto, establece con él la Alianza del Sinaí, y le da su Ley
por medio de Moisés. Los Profetas anuncian una radical redención del pueblo y
una salvación que abrazará a todas las naciones en una Alianza nueva y eterna.
Del pueblo de Israel, de la estirpe del rey David, nacerá el Mesías: Jesús.
9. ¿Cuál es la plena y definitiva etapa de la Revelación de
Dios?
65-66

73
La plena y definitiva etapa de la Revelación de Dios es la que
Él mismo llevó a cabo en su Verbo encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud
de la Revelación. En cuanto Hijo Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la
Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del
Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la
Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los
siglos.
«Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una
Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta
sola Palabra, y no tiene más que hablar»
(San Juan de la Cruz)
10. ¿Qué valor tienen las revelaciones privadas?
67
Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones
privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación
a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de
tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas “revelaciones” que
pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo.
LA TRANSMISIÓN DE LA DIVINA REVELACIÓN
11. ¿Por qué y de qué modo se transmite la divina Revelación?
74
Dios «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4), es decir, de Jesucristo. Es preciso,
pues, que Cristo sea anunciado a todos los hombres, según su propio mandato:
«Id y haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28, 19). Esto se lleva a cabo
mediante la Tradición Apostólica.
12. ¿Qué es la Tradición Apostólica?
75-79

83

96.98
La Tradición Apostólica es la transmisión del mensaje de
Cristo llevada a cabo, desde los comienzos del cristianismo, por la
predicación, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos
inspirados. Los Apóstoles transmitieron a sus sucesores, los obispos y, a
través de éstos, a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos todo lo
que habían recibido de Cristo y aprendido del Espíritu Santo.
13. ¿De qué modo se realiza la Tradición Apostólica?
76
La Tradición Apostólica se realiza de dos modos: con la
transmisión viva de la Palabra de Dios (también llamada simplemente Tradición)
y con la Sagrada Escritura, que es el mismo anuncio de la salvación puesto por
escrito.
14. ¿Qué relación existe entre Tradición y Sagrada Escritura?
80-82

97
La Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y
compenetradas entre sí. En efecto, ambas hacen presente y fecundo en la
Iglesia el Misterio de Cristo, y surgen de la misma fuente divina: constituyen
un solo sagrado depósito de la fe, del cual la Iglesia saca su propia certeza
sobre todas las cosas reveladas.
15. ¿A quién ha sido confiado el depósito de la fe?
84.91

94.99
El depósito de la fe ha sido confiado por los Apóstoles a toda
la Iglesia. Todo el Pueblo de Dios, con el sentido sobrenatural de la fe,
sostenido por el Espíritu Santo y guiado por el Magisterio de la Iglesia,
acoge la Revelación divina, la comprende cada vez mejor, y la aplica a la
vida.
16. ¿A quién corresponde interpretar auténticamente el
depósito de la fe?
85-90

100
La interpretación auténtica del depósito de la fe corresponde
sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, al Sucesor de Pedro, el
Obispo de Roma, y a los obispos en comunión con él. Al Magisterio, el cual, en
el servicio de la Palabra de Dios, goza del carisma cierto de la verdad,
compete también definir los dogmas, que son formulaciones de las verdades
contenidas en la divina Revelación; dicha autoridad se extiende también a las
verdades necesariamente relacionadas con la Revelación.
17. ¿Qué relación existe entre Escritura, Tradición y
Magisterio?
95
Escritura, Tradición y Magisterio están tan estrechamente
unidos entre sí, que ninguno de ellos existe sin los otros. Juntos, bajo la
acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente, cada uno a su modo, a la
salvación de los hombres.
LA SAGRADA ESCRITURA
18. ¿Por qué decimos que la Sagrada Escritura enseña la
verdad?
105-108

135-136
Decimos que la Sagrada Escritura enseña la verdad porque Dios
mismo es su autor: por eso afirmamos que está inspirada y enseña sin error las
verdades necesarias para nuestra salvación. El Espíritu Santo ha inspirado, en
efecto, a los autores humanos de la Sagrada Escritura, los cuales han escrito
lo que el Espíritu ha querido enseñarnos. La fe cristiana, sin embargo, no es
una «religión del libro», sino de la Palabra de Dios, que no es «una palabra
escrita y muda, sino el Verbo encarnado y vivo» (San Bernardo de Claraval).
19. ¿Cómo se debe leer la Sagrada Escritura?
109-119

137
La Sagrada Escritura debe ser leída e interpretada con la
ayuda del Espíritu Santo y bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, según
tres criterios: 1) atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura;
2) lectura de la Escritura en la Tradición viva de la Iglesia; 3) respeto de
la analogía de la fe, es decir, de la cohesión entre las verdades de la fe.
20. ¿Qué es el canon de las Escrituras?
120

138
El canon de las Escrituras es el elenco completo de todos los
escritos que la Tradición Apostólica ha hecho discernir a la Iglesia como
sagrados. Tal canon comprende cuarenta y seis escritos del Antiguo Testamento
y veintisiete del Nuevo.
21. ¿Qué importancia tiene el Antiguo Testamento para los
cristianos?
121-123
Los cristianos veneran el Antiguo Testamento como verdadera
Palabra de Dios: todos sus libros están divinamente inspirados y conservan un
valor permanente, dan testimonio de la pedagogía divina del amor salvífico de
Dios, y han sido escritos sobre todo para preparar la venida de Cristo
Salvador del mundo.
22. ¿Qué importancia tiene el Nuevo Testamento para los
cristianos?
124-127

139
El Nuevo Testamento, cuyo centro es Jesucristo, nos transmite
la verdad definitiva de la Revelación divina. En él, los cuatro Evangelios de
Mateo, Marcos, Lucas y Juan, siendo el principal testimonio de la vida y
doctrina de Jesús, constituyen el corazón de todas las Escrituras y ocupan un
puesto único en la Iglesia.
23. ¿Qué unidad existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento?
128-130

140
La Escritura es una porque es única la Palabra de Dios, único
el proyecto salvífico de Dios y única la inspiración divina de ambos
Testamentos. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo, mientras que éste da
cumplimiento al Antiguo: ambos se iluminan recíprocamente.
24. ¿Qué función tiene la Sagrada Escritura en la vida de la
Iglesia?
131-133

141-142
La Sagrada Escritura proporciona apoyo y vigor a la vida de la
Iglesia. Para sus hijos, es firmeza de la fe, alimento y manantial de vida
espiritual. Es el alma de la teología y de la predicación pastoral. Dice el
Salmista: «lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119,
105). Por esto la Iglesia exhorta a la lectura frecuente de la Sagrada
Escritura, pues «desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» (San
Jerónimo).
CAPÍTULO TERCERO
25. ¿Cómo responde el hombre a Dios que se revela?
142-143
El hombre, sostenido por la gracia divina, responde a la
Revelación de Dios con la obediencia de la fe, que consiste en fiarse
plenamente de Dios y acoger su Verdad, en cuanto garantizada por Él, que es la
Verdad misma.
26. ¿Cuáles son en la Sagrada Escritura los principales
modelos de obediencia en la fe?
144-149
Son muchos los modelos de obediencia en la fe en la Sagrada
Escritura, pero destacan dos particularmente: Abraham, que, sometido a prueba,
«tuvo fe en Dios» (Rm 4, 3) y siempre obedeció a su llamada; por esto se
convirtió en «padre de todos los creyentes» (Rm 4, 11.18). Y la Virgen María,
quien ha realizado del modo más perfecto, durante toda su vida, la obediencia
en la fe: «Fiat mihi secundum Verbum tuum – hágase en mi según tu palabra» (Lc
1, 38).
27. En la práctica ¿qué significa para el hombre creer en
Dios?
150-152

176-178
Creer en Dios significa para el hombre adherirse a Dios mismo,
confiando plenamente en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades por
Él reveladas, porque Dios es la Verdad. Significa creer en un solo Dios en
tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
28. ¿Cuáles son las características de la fe?
153-165

179-180

183-184
La fe, don gratuito de Dios, accesible a cuantos la piden
humildemente, es la virtud sobrenatural necesaria para salvarse. El acto de fe
es un acto humano, es decir un acto de la inteligencia del hombre, el cual,
bajo el impulso de la voluntad movida por Dios, asiente libremente a la verdad
divina. Además, la fe es cierta porque se fundamenta sobre la Palabra de Dios;
«actúa por medio de la caridad» (Ga 5,6); y está en continuo crecimiento,
gracias, particularmente, a la escucha de la Palabra de Dios y a la oración.
Ella nos hace pregustar desde ahora el gozo del cielo.
29. ¿Por qué afirmamos que no hay contradicción entre la fe y
la ciencia?
159
Aunque la fe supera a la razón, no puede nunca haber contradicción entre la fe
y la ciencia, ya que ambas tienen su origen en Dios. Es Dios mismo quien da al
hombre tanto la luz de la razón como la fe.
«Cree
para comprender y comprende para creer
» (San Agustín)


CREEMOS


30. ¿Por qué la fe es un acto personal y al mismo tiempo
eclesial?
166-169

181
La fe es un acto personal en cuanto es respuesta libre del
hombre a Dios que se revela. Pero, al mismo tiempo, es un acto eclesial, que
se manifiesta en la expresión «creemos», porque, efectivamente, es la Iglesia
quien cree, de tal modo que Ella, con la gracia del Espíritu Santo, precede,
engendra y alimenta la fe de cada uno: por esto la Iglesia es Madre y Maestra.
«Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la
Iglesia por Madre»


(San Cipriano)
31. ¿Por qué son importantes las fórmulas de la fe?
170-171
Las fórmulas de la fe son importantes porque nos permiten
expresar, asimilar, celebrar y compartir con los demás las verdades de la fe,
utilizando un lenguaje común.
32. ¿En qué sentido la fe de la Iglesia es una sola?
172-175

182
La Iglesia, aunque formada por personas diversas por razón de
lengua, cultura y ritos, profesa con voz unánime la única fe, recibida de un
solo Señor y transmitida por la única Tradición Apostólica. Profesa un solo
Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– e indica un solo camino de salvación. Por
tanto, creemos, con un solo corazón y una sola alma, todo aquello que se
contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida y es propuesto por la
Iglesia para ser creído como divinamente revelado.

EL CREDO
Símbolo
de los Apóstoles


Creo
en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo
en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció
bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre
todopoderoso. Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.


Creo en el Espíritu Santo,
la santa
Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los
pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.


Credo
Niceno-Constantinopolitano


Creo en un solo Dios,
Padre
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y
lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,

nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz,

Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la
misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por
obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;

padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las
Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y
de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no
tendrá fin.


Creo en el Espíritu Santo,
Señor y
dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y
el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los
profetas.


Creo en la Iglesia, que es una,

santa, católica y apostólica.


Confieso que hay un solo Bautismo

para el perdón de los pecados.


Espero la resurrección de los muertos

y la vida del mundo futuro.
Amén.
Symbolum
Apostolicum


Credo in
Deum, Patrem omnipoténtem,
Creatórem caeli et terrae,
et in Iesum
Christum, Filium Eius únicum,
Dóminum nostrum,
qui conceptus est de
Spiritu Sancto,
natus ex María Virgine,
passus sub Póntio Piláto,

crucifixus, mórtuus, et sepúltus,
descendit ad ínferos, tértia die
resurréxit
a mórtuis, ascéndit ad caelos, sedet
ad déxteram Dei Patris
omnipoténtis,
 inde ventúrus est iudicáre vivos
et mórtuos.


Et in Spíritum Sanctum,
sanctam
Ecclésiam cathólicam,
sanctórum communiónem,
remissiónem
peccatórum,
carnis resurrectiónem,
vitam aetérnam.
Amen.


Symbolum

Nicaenum-Constantinopolitanum


Credo in unum Deum,
Patrem
omnipoténtem,
Factórem caeli et terrae,
visibílium ómnium et
invisibílium.
Et in unum Dóminum Iesum Christum,
Filium Dei
unigénitum
et ex Patre natum ante ómnia saécula:
Deum de Deo,

Lumen de Lúmine,
Deum verum de Deo vero,
génitum, non factum,

consubstantiálem Patri:
per quem ómnia facta sunt;
qui propter nos
hómines et proper nostram
salútem, descéndit de caelis,
et
incarnátus est de Spíritu Sancto
ex María Virgine et homo factus est,

crucifixus etiam pro nobis
sub Póntio Piláto,
passus et sepúltus
est,
et resurréxit tértia die secúndum Scriptúras,
et ascendit in
coelum, sedet ad déxteram
Patris,
et íterum ventúrus est cum glória,
iudicáre vivos et
mórtuos,
cuius regni non erit finis.


Credo in Spíritum Sanctum,
Dóminum
et vivificántem,
qui ex Patre Filióque procédit,
qui cum Patre et
Fílio simul
adorátur et conglorificátur,
qui locútus est per
Prophétas.


Et unam sanctam cathólicam
et
apostólicam Ecclésiam.


Confíteor unum Baptísma in

remissiónem peccatórum.


 Et exspécto resurrectiónem mortuórum,

et vitam ventúri saéculi.
Amen.


CAPÍTULO PRIMERO

CREO EN DIOS
PADRE
LOS SÍMBOLOS DE LA FE


33. ¿Qué son los símbolos de la fe?
185-188

199.197
Los símbolos de la fe, también llamados «profesiones de fe» o
«Credos», son fórmulas articuladas con las que la Iglesia, desde sus orígenes,
ha expresado sintéticamente la propia fe, y la ha transmitido con un lenguaje
común y normativo para todos los fieles.
34. ¿Cuáles son los símbolos de la fe más antiguos?
189-191
Los símbolos de la fe más antiguos son los bautismales. Puesto
que el Bautismo se administra «en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo» (Mt 28, 19), las verdades de fe allí profesadas son
articuladas según su referencia a las tres Personas de la Santísima Trinidad.
35. ¿Cuáles son los símbolos de la fe más importantes?
193-195
Los símbolos de la fe más importantes son: el Símbolo de los
Apóstoles
, que es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, y el
Símbolo niceno-constantinopolitano
, que es fruto de los dos primeros Concilios
Ecuménicos de Nicea (325) y de Constantinopla (381), y que sigue siendo aún
hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.

«CREO EN DIOS, PADRE TODOPODEROSO,

CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA»

36. ¿Por qué la profesión de fe comienza con «Creo en Dios»?
198-199
La profesión de fe comienza con la afirmación «Creo en Dios»
porque es la más importante: la fuente de todas las demás verdades sobre el
hombre y sobre el mundo y de toda la vida del que cree en Dios.
37. ¿Por qué profesamos un solo Dios?
200-202

228
Profesamos un solo Dios porque Él se ha revelado al pueblo de
Israel como el Único, cuando dice: «escucha Israel, el Señor nuestro Dios es
el Único Señor» (Dt 6, 4), «no existe ningún otro» (Is 45, 22). Jesús mismo lo
ha confirmado: Dios «es el único Señor» (Mc 12, 29). Profesar que Jesús y el
Espíritu Santo son también Dios y Señor no introduce división alguna en el
Dios Único.
38. ¿Con qué nombre se revela Dios?
203-205

230-231
Dios se revela a Moisés como el Dios vivo: «Yo soy el Dios de
tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3,
6). Al mismo Moisés Dios le revela su Nombre misterioso: «Yo soy el que soy (YHWH)»
(Ex 3, 14). El nombre inefable de Dios, ya en los tiempos del Antiguo
Testamento, fue sustituido por la palabra Señor. De este modo en el Nuevo
Testamento, Jesús, llamado el Señor, aparece como verdadero Dios.
39. ¿Sólo Dios «es»?
212-213
Mientras las criaturas han recibido de Él todo su ser y su
poseer, sólo Dios es en sí mismo la plenitud del ser y de toda perfección. Él
es «el que es», sin origen y sin fin. Jesús revela que también Él lleva el
Nombre divino, «Yo soy» (Jn 8, 28).
40. ¿Por qué es importante la revelación del nombre de Dios?
206-213
Al revelar su Nombre, Dios da a conocer las riquezas
contenidas en su misterio inefable: sólo Él es, desde siempre y por siempre,
el que transciende el mundo y la historia. Él es quien ha hecho cielo y
tierra. Él es el Dios fiel, siempre cercano a su pueblo para salvarlo. Él es
el Santo por excelencia, «rico en misericordia» (Ef 2, 4), siempre dispuesto
al perdón. Dios es el Ser espiritual, trascendente, omnipotente, eterno,
personal y perfecto. Él es la verdad y el amor.
«Dios es el ser infinitamente perfecto que es la Santísima
Trinidad»
(Santo Toribio de Mogrovejo)
41. ¿En qué sentido Dios es la verdad?
214-217

231
Dios es la Verdad misma y como tal ni se engaña ni puede
engañar. «Dios es luz, en Él no hay tiniebla alguna» (1 Jn 1, 5). El Hijo
eterno de Dios, sabiduría encarnada, ha sido enviado al mundo «para dar
testimonio de la Verdad» (Jn 18, 37).
42. ¿De qué modo Dios revela que Él es amor?
218-221
Dios se revela a Israel como Aquel que tiene un amor más
fuerte que el de un padre o una madre por sus hijos o el de un esposo por su
esposa. Dios en sí mismo «es amor» (1 Jn 4, 8.16), que se da completa y
gratuitamente; que «tanto amó al mundo que dio a su Hijo único para que el
mundo se salve por él» (Jn 3, 16-17). Al mandar a su Hijo y al Espíritu Santo,
Dios revela que Él mismo es eterna comunicación de amor.
43. ¿Qué consecuencias tiene creer en un solo Dios?
222-227

229
Creer en Dios, el Único, comporta: conocer su grandeza y
majestad; vivir en acción de gracias; confiar siempre en Él, incluso en la
adversidad; reconocer la unidad y la verdadera dignidad de todos los hombres,
creados a imagen de Dios; usar rectamente de las cosas creadas por Él.
44. ¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida
cristiana?
232-237
El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el
misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
45. ¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio
de la Santísima Trinidad?
237
Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y
en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa
constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de
Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu
Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos
los demás misterios.
46. ¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
240-243
Jesucristo nos revela que Dios es «Padre», no sólo en cuanto
es Creador del universo y del hombre sino, sobre todo, porque engendra
eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, «resplandor de su gloria e
impronta de su sustancia» (Hb 1, 3).
47. ¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha
revelado?
243-248
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima
Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; «procede del Padre» (Jn 15,
26), que es principio sin principio y origen de toda la vida trinitaria. Y
procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el Padre hace al
Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a
la Iglesia hasta el conocimiento de la «verdad plena» (Jn 16, 13).
48. ¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?
249-256

266
La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en
tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un
solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e
indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por
sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado
por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
49. ¿Cómo obran las tres divinas Personas?
257-260

267
Inseparables en su única sustancia, las divinas Personas son
también inseparables en su obrar: la Trinidad tiene una sola y misma
operación. Pero en el único obrar divino, cada Persona se hace presente según
el modo que le es propio en la Trinidad.
«Dios mío, Trinidad a quien adoro... pacifica mi alma. Haz
de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje
jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en
mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora»
(Beata
Isabel de la Trinidad)
50. ¿Qué significa que Dios es Todopoderoso?
268-278
Dios se ha revelado como «el Fuerte, el Valeroso» (Sal 24, 8),
aquel para quien «nada es imposible» (Lc 1, 37). Su omnipotencia es universal,
misteriosa y se manifiesta en la creación del mundo de la nada y del hombre
por amor, pero sobre todo en la Encarnación y en la Resurrección de su Hijo,
en el don de la adopción filial y en el perdón de los pecados. Por esto la
Iglesia en su oración se dirige a «Dios todopoderoso y eterno» («Omnipotens
sempiterne Deus...
»).
51. ¿Por qué es importante afirmar que «en el principio Dios
creó el cielo y la tierra» (Gn 1, 1)?
279-289

315
Es importante afirmar que en el principio Dios creó el cielo y
la tierra porque la creación es el fundamento de todos los designios
salvíficos de Dios; manifiesta su amor omnipotente y lleno de sabiduría; es el
primer paso hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de
la historia de la salvación, que culmina en Cristo; es la primera respuesta a
los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin.
52. ¿Quién ha creado el mundo?
290-292

316
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el principio único e
indivisible del mundo, aunque la obra de la Creación se atribuye especialmente
a Dios Padre.
53. ¿Para qué ha sido creado el mundo?
293-294

319
El mundo ha sido creado para gloria de Dios, el cual ha
querido manifestar y comunicar su bondad, verdad y belleza. El fin último de
la Creación es que Dios, en Cristo, pueda ser «todo en todos» (1 Co 15, 28),
para gloria suya y para nuestra felicidad.
«Porque la gloria de Dios es el que el hombre viva, y la
vida del hombre es la visión de Dios»
(San Ireneo de Lyon)
54. ¿Cómo ha creado Dios el universo?
295-301

317-320
Dios ha creado el universo libremente con sabiduría y amor. El
mundo no es el fruto de una necesidad, de un destino ciego o del azar. Dios
crea «de la nada»
(–ex nihilo–: 2 M 7, 28) un mundo ordenado y bueno, que Él transciende de modo
infinito. Dios conserva en el ser el mundo que ha creado y lo sostiene,
dándole la capacidad de actuar y llevándolo a su realización, por medio de su
Hijo y del Espíritu Santo.
55. ¿En qué consiste la Providencia divina?
302-306

321
La divina Providencia consiste en las disposiciones con las
que Dios conduce a sus criaturas a la perfección última, a la que Él mismo las
ha llamado. Dios es el autor soberano de su designio. Pero para realizarlo se
sirve también de la cooperación de sus criaturas, otorgando al mismo tiempo a
éstas la dignidad de obrar por sí mismas, de ser causa unas de otras.
56. ¿Cómo colabora el hombre con la Providencia divina?
307-308

323
Dios otorga y pide al hombre, respetando su libertad, que
colabore con la Providencia mediante sus acciones, sus oraciones, pero también
con sus sufrimientos, suscitando en el hombre «el querer y el obrar según sus
misericordiosos designios» (Flp 2, 13).
57. Si Dios es todopoderoso y providente ¿por qué entonces
existe el mal?
309-310

324. 400
Al interrogante, tan doloroso como misterioso, sobre la
existencia del mal solamente se puede dar respuesta desde el conjunto de la fe
cristiana. Dios no es, en modo alguno, ni directa ni indirectamente, la causa
del mal. Él ilumina el misterio del mal en su Hijo Jesucristo, que ha muerto y
ha resucitado para vencer el gran mal moral, que es el pecado de los hombres y
que es la raíz de los restantes males.
58. ¿Por qué Dios permite el mal?
311-314

324
La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no
hiciera salir el bien del mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya
admirablemente con ocasión de la muerte y resurrección de Cristo: en efecto,
del mayor mal moral, la muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los
bienes, la glorificación de Cristo y nuestra redención.
El cielo y la tierra


59. ¿Qué ha creado Dios?
325-327
La Sagrada Escritura dice: «en el principio creó Dios el cielo
y la tierra» (Gn 1, 1). La Iglesia, en su profesión de fe, proclama que Dios
es el creador de todas las cosas visibles e invisibles: de todos los seres
espirituales y materiales, esto es, de los ángeles y del mundo visible y, en
particular, del hombre.
60. ¿Quiénes son los ángeles?
328-333

350-351
Los ángeles son criaturas puramente espirituales, incorpóreas,
invisibles e inmortales; son seres personales dotados de inteligencia y
voluntad. Los ángeles, contemplando cara a cara incesantemente a Dios, lo
glorifican, lo sirven y son sus mensajeros en el cumplimiento de la misión de
salvación para todos los hombres.
61. ¿De qué modo los ángeles están presentes en la vida de la
Iglesia?
334-336

352
La Iglesia se une a los ángeles para adorar a Dios, invoca la
asistencia de los ángeles y celebra litúrgicamente la memoria de algunos de
ellos.
«Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor
para conducirlo a la vida»
(San Basilio Magno)


62. ¿Qué enseña la Sagrada Escritura sobre la Creación del
mundo visible?

337-344
A través del relato de los «seis días» de la Creación, la
Sagrada Escritura nos da a conocer el valor de todo lo creado y su finalidad
de alabanza a Dios y de servicio al hombre. Todas las cosas deben su propia
existencia a Dios, de quien reciben la propia bondad y perfección, sus leyes y
lugar en el universo.
63. ¿Cuál es el lugar del hombre en la Creación?
343-344

353
El hombre es la cumbre de la Creación visible, pues ha sido
creado a imagen y semejanza de Dios.
64. ¿Qué tipo de relación existe entre las cosas creadas?
342

354
Entre todas las criaturas existe una interdependencia y
jerarquía, queridas por Dios. Al mismo tiempo, entre las criaturas existe una
unidad y solidaridad, porque todas ellas tienen el mismo Creador, son por Él
amadas y están ordenadas a su gloria. Respetar las leyes inscritas en la
creación y las relaciones que dimanan de la naturaleza de las cosas es, por lo
tanto, un principio de sabiduría y un fundamento de la moral.
65. ¿Qué relación existe entre la obra de la Creación y la de
la Redención?
345-349
La obra de la Creación culmina en la obra aún más grande de la
Redención. Con ésta, de hecho, se inicia la nueva Creación, en la cual todo
hallará de nuevo su pleno sentido y cumplimiento.
El hombre
66. ¿En qué sentido el hombre es creado «a imagen de Dios?»
355-357
El hombre ha sido creado a imagen de Dios, en el sentido de
que es capaz de conocer y amar libremente a su propio Creador. Es la única
criatura sobre la tierra a la que Dios ama por sí misma, y a la que llama a
compartir su vida divina, en el conocimiento y en el amor. El hombre, en
cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente
algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en
comunión con Dios y las otras personas.
67. ¿Para qué fin ha creado Dios al hombre?
358-359
Dios ha creado todo para el hombre, pero el hombre ha sido
creado para conocer, servir y amar a Dios, para ofrecer en este mundo toda la
Creación a Dios en acción de gracias, y para ser elevado a la vida con Dios en
el cielo. Solamente en el misterio del Verbo encarnado encuentra verdadera luz
el misterio del hombre, predestinado a reproducir la imagen del Hijo de Dios
hecho hombre, que es la perfecta «imagen de Dios invisible» (Col 1, 15).
68. ¿Por qué los hombres forman una unidad?
360-361
Todos los hombres forman la unidad del género humano por el
origen común que les viene de Dios. Además Dios ha creado «de un solo
principio, todo el linaje humano» (Hch 17, 26). Finalmente, todos tienen un
único Salvador y todos están llamados a compartir la eterna felicidad de Dios.
69. ¿De qué manera el cuerpo y el alma forman en el hombre una
unidad?
362-365

382
La persona humana es, al mismo tiempo, un ser corporal y
espiritual. En el hombre el espíritu y la materia forman una única naturaleza.
Esta unidad es tan profunda que, gracias al principio espiritual, que es el
alma, el cuerpo, que es material, se hace humano y viviente, y participa de la
dignidad de la imagen de Dios.
70. ¿Quién da el alma al hombre?
366-368

382
El alma espiritual no viene de los progenitores, sino que es
creada directamente por Dios, y es inmortal. Al separarse del cuerpo en el
momento de la muerte, no perece; se unirá de nuevo al cuerpo en el momento de
la resurrección final.
71. ¿Qué relación ha establecido Dios entre el hombre y la
mujer?
369-373

383
El hombre y la mujer han sido creados por Dios con igual
dignidad en cuanto personas humanas y, al mismo tiempo, con una recíproca
complementariedad en cuanto varón y mujer. Dios los ha querido el uno para el
otro, para una comunión de personas. Juntos están también llamados a
transmitir la vida humana, formando en el matrimonio «una sola carne» (Gn 2,
24), y a dominar la tierra como «administradores» de Dios.
72. ¿Cuál era la condición original del hombre según el
designio de Dios?
374-379

384
Al crear al hombre y a la mujer, Dios les había dado una
especial participación de la vida divina, en un estado de santidad y justicia.
En este proyecto de Dios, el hombre no habría debido sufrir ni morir.
Igualmente reinaba en el hombre una armonía perfecta consigo mismo, con el
Creador, entre hombre y mujer, así como entre la primera pareja humana y toda
la Creación.
La caída
73. ¿Cómo se comprende la realidad del pecado?
385-389
En la historia del hombre está presente el pecado. Esta
realidad se esclarece plenamente sólo a la luz de la divina Revelación y,
sobre todo, a la luz de Cristo, el Salvador de todos, que ha hecho que la
gracia sobreabunde allí donde había abundado el pecado.
74. ¿Qué es la caída de los ángeles?
391-395

414
Con la expresión «la caída de los ángeles» se indica que
Satanás y los otros demonios, de los que hablan la Sagrada Escritura y la
Tradición de la Iglesia, eran inicialmente ángeles creados buenos por Dios,
que se transformaron en malvados porque rechazaron a Dios y a su Reino,
mediante una libre e irrevocable elección, dando así origen al infierno. Los
demonios intentan asociar al hombre a su rebelión contra Dios, pero Dios
afirma en Cristo su segura victoria sobre el Maligno.
75. ¿En qué consiste el primer pecado del hombre?
396-403

415-417
El hombre, tentado por el diablo, dejó apagarse en su corazón
la confianza hacia su Creador y, desobedeciéndole, quiso «ser como Dios» (Gn
3, 5), sin Dios, y no según Dios. Así Adán y Eva perdieron inmediatamente,
para sí y para todos sus descendientes, la gracia de la santidad y de la
justicia originales.
76. ¿Qué es el pecado original?
404

419
El pecado original, en el que todos los hombres nacen, es el
estado de privación de la santidad y de la justicia originales. Es un pecado
«contraído» no «cometido» por nosotros; es una condición de nacimiento y no un
acto personal. A causa de la unidad de origen de todos los hombres, el pecado
original se transmite a los descendientes de Adán con la misma naturaleza
humana, «no por imitación sino por propagación». Esta transmisión es un
misterio que no podemos comprender plenamente.
77. ¿Qué otras consecuencias provoca el pecado original?
405-409

418
Como consecuencia del pecado original, la naturaleza humana,
aun sin estar totalmente corrompida, se halla herida en sus propias fuerzas
naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al poder de la muerte, e
inclinada al pecado. Esta inclinación al mal se llama concupiscencia.
78. ¿Qué ha hecho Dios después del primer pecado del hombre?
410-412

420
Después del primer pecado, el mundo ha sido inundado de
pecados, pero Dios no ha abandonado al hombre al poder de la muerte, antes al
contrario, le predijo de modo misterioso –en el «Protoevangelio» (Gn 3, 15)–
que el mal sería vencido y el hombre levantado de la caída. Se trata del
primer anuncio del Mesías Redentor. Por ello, la caída será incluso llamada
feliz culpa, porque «ha merecido tal y tan grande Redentor» (Liturgia de la
Vigilia pascual).

79. ¿Cuál es la Buena Noticia para el hombre?
422-424
La Buena Noticia es el anuncio de Jesucristo, «el Hijo de Dios
vivo» (Mt 16, 16), muerto y resucitado. En tiempos del rey Herodes y del
emperador César Augusto, Dios cumplió las promesas hechas a Abraham y a su
descendencia, enviando «a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para
rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibiéramos la
filiación adoptiva» (Ga 4, 4-5).
80. ¿Cómo se difunde esta Buena Noticia?
425-429
Desde el primer momento, los discípulos desearon ardientemente
anunciar a Cristo, a fin de llevar a todos los hombres a la fe en Él. También
hoy, el deseo de evangelizar y catequizar, es decir, de revelar en la persona
de Cristo todo el designio de Dios, y de poner a la humanidad en comunión con
Jesús, nace de este conocimiento amoroso de Cristo.
CREO EN JESUCRISTO, SU ÚNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR
81. ¿Qué significa el nombre de Jesús?
430-435

452
El nombre de Jesús, dado por el ángel en el momento de la
Anunciación, significa «Dios salva». Expresa, a la vez, su identidad y su
misión, «porque él salvará al pueblo de sus pecados» (Mt 1, 21). Pedro afirma
que «bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos» (Hch 4,
12).
82. ¿Por qué Jesús es llamado Cristo?
436-440

453
«Cristo», en griego, y «Mesías», en hebreo, significan
«ungido». Jesús es el Cristo porque ha sido consagrado por Dios, ungido por el
Espíritu Santo para la misión redentora. Él es el Mesías esperado por Israel y
enviado al mundo por el Padre. Jesús ha aceptado el título de Mesías,
precisando, sin embargo, su sentido: «bajado del cielo» (Jn 3, 13),
crucificado y después resucitado, Él es el siervo sufriente «que da su vida en
rescate por muchos» (Mt 20, 28). Del nombre de Cristo nos viene el nombre de
cristianos.
83. ¿En qué sentido Jesús es el «Hijo unigénito de Dios»?
441-445

454
Jesús es el Hijo unigénito de Dios en un sentido único y
perfecto. En el momento del Bautismo y de la Transfiguración, la voz del Padre
señala a Jesús como su «Hijo predilecto». Al presentarse a sí mismo como el
Hijo, que «conoce al Padre» (Mt 11, 27), Jesús afirma su relación única y
eterna con Dios su Padre. Él es «el Hijo unigénito de Dios» (1 Jn 4, 9), la
segunda Persona de la Trinidad. Es el centro de la predicación apostólica: los
Apóstoles han visto su gloria, «que recibe del Padre como Hijo único» (Jn 1,
14).
84. ¿Qué significa el título de «Señor»?
446-451

455
En la Biblia, el título de «Señor» designa ordinariamente al
Dios soberano. Jesús se lo atribuye a sí mismo, y revela su soberanía divina
mediante su poder sobre la naturaleza, sobre los demonios, sobre el pecado y
sobre la muerte, y sobre todo con su Resurrección. Las primeras confesiones de
fe cristiana proclaman que el poder, el honor y la gloria que se deben a Dios
Padre se le deben también a Jesús: Dios «le ha dado el nombre sobre todo
nombre» (Flp 2, 9). Él es el Señor del mundo y de la historia, el único a
quien el hombre debe someter de modo absoluto su propia libertad personal.
JESUCRISTO FUE CONCEBIDO
POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Y NACIÓ
DE SANTA MARÍA VIRGEN

85. ¿Por qué el Hijo de Dios se hizo hombre?
456-460
El Hijo de Dios se encarnó en el seno de la Virgen María, por
obra del Espíritu Santo, por nosotros los hombres y por nuestra salvación: es
decir, para reconciliarnos a nosotros pecadores con Dios, darnos a conocer su
amor infinito, ser nuestro modelo de santidad y hacernos «partícipes de la
naturaleza divina» (2 P 1, 4).
86. ¿Qué significa la palabra «Encarnación»?
461-463

483
La Iglesia llama «Encarnación» al misterio de la unión
admirable de la naturaleza divina y la naturaleza humana de Jesús en la única
Persona divina del Verbo. Para llevar a cabo nuestra salvación, el Hijo de
Dios se ha hecho «carne» (Jn 1, 14), haciéndose verdaderamente hombre. La fe
en la Encarnación es signo distintivo de la fe cristiana.
87. ¿De qué modo Jesucristo es verdadero Dios y verdadero
hombre?
464-467

469
En la unidad de su Persona divina, Jesucristo es verdadero
Dios y verdadero hombre, de manera indivisible. Él, Hijo de Dios, «engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre», se ha hecho verdaderamente
hombre, hermano nuestro, sin dejar con ello de ser Dios, nuestro Señor.
88. ¿Qué enseña a este propósito el Concilio de Calcedonia
(año 451)?
467
El Concilio de Calcedonia enseña que «hay que confesar a un
solo y mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo: perfecto en la divinidad y
perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre,
compuesto de alma racional y de cuerpo; consubstancial con el Padre según la
divinidad, y consubstancial con nosotros según la humanidad; “en todo
semejante a nosotros, menos en el pecado” (Hb 4, 15); nacido del Padre antes
de todos los siglos según la divinidad y, por nosotros y nuestra salvación,
nacido en estos últimos tiempos de la Virgen María, la Madre de Dios, según la
humanidad».
89. ¿Cómo expresa la Iglesia el misterio de la Encarnación?
464-469

479-481
La Iglesia expresa el misterio de la Encarnación afirmando que
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre; con dos naturalezas, la
divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la Persona del Verbo. Por
tanto, todo en la humanidad de Jesús –milagros, sufrimientos y la misma
muerte– debe ser atribuido a su Persona divina, que obra a través de la
naturaleza humana que ha asumido.
«¡Oh Hijo Unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te
dignaste, para salvarnos, tomar carne de la santa Madre de Dios y siempre
Virgen María (...) Tú, Uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre
y el Espíritu Santo, ¡sálvanos!»
(Liturgia bizantina de san Juan Crisóstomo).
90. ¿Tenía el Hijo de Dios hecho hombre un alma con
inteligencia humana?
470-474

482
El Hijo de Dios asumió un cuerpo dotado de un alma racional
humana. Con su inteligencia humana Jesús aprendió muchas cosas mediante la
experiencia. Pero, también como hombre, el Hijo de Dios tenía un conocimiento
íntimo e inmediato de Dios su Padre. Penetraba asimismo los pensamientos
secretos de los hombres y conocía plenamente los designios eternos que Él
había venido a revelar.
91. ¿Cómo concordaban las dos voluntades del Verbo encarnado?
475

482
Jesús tenía una voluntad divina y una voluntad humana. En su
vida terrena, el Hijo de Dios ha querido humanamente lo que Él ha decidido
divinamente junto con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación. La
voluntad humana de Cristo sigue, sin oposición o resistencia, su voluntad
divina, y está subordinada a ella.
92. ¿Tenía Cristo un verdadero cuerpo humano?
476-477
Cristo asumió un verdadero cuerpo humano, mediante el cual
Dios invisible se hizo visible. Por esta razón, Cristo puede ser representado
y venerado en las sagradas imágenes.
93. ¿Qué representa el Corazón de Jesús?
478
Cristo nos ha conocido y amado con un corazón humano. Su
Corazón traspasado por nuestra salvación es el símbolo del amor infinito que
Él tiene al Padre y a cada uno de los hombres.
94. ¿Qué significa la expresión «concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo»?
484-486
Que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
significa que la Virgen María concibió al Hijo eterno en su seno por obra del
Espíritu Santo y sin la colaboración de varón: «El Espíritu Santo vendrá sobre
ti» (Lc 1, 35), le dijo el ángel en la Anunciación.
95. «...Nacido de la Virgen María...»: ¿por qué María es
verdaderamente Madre de Dios?
495

509
María es verdaderamente Madre de Dios porque es la madre de
Jesús (Jn 2, 1; 19, 25). En efecto, aquél que fue concebido por obra del
Espíritu Santo y fue verdaderamente Hijo suyo, es el Hijo eterno de Dios
Padre. Es Dios mismo.
96. ¿Qué significa «Inmaculada Concepción»?
487-492

508
Dios eligió gratuitamente a María desde toda la eternidad para
que fuese la Madre de su Hijo; para cumplir esta misión fue concebida
inmaculada
. Esto significa que, por la gracia de Dios y en previsión de los
méritos de Jesucristo, María fue preservada del pecado original desde el
primer instante de su concepción.
97. ¿Cómo colabora María al plan divino de la salvación?
493-494

508-511
Por la gracia de Dios, María permaneció inmune de todo pecado
personal durante toda su existencia. Ella es la «llena de gracia» (Lc 1, 28),
la «toda Santa». Y cuando el ángel le anuncia que va a dar a luz «al Hijo del
Altísimo» (Lc 1, 32), ella da libremente su consentimiento «por obediencia de
la fe» (Rm 1, 5). María se ofrece totalmente a la Persona y a la obra de
Jesús, su Hijo, abrazando con toda su alma la voluntad divina de salvación.
98. ¿Qué significa la concepción virginal de Jesús?
496-498

503
La concepción virginal de Jesús significa que éste fue
concebido en el seno de la Virgen María sólo por el poder del Espíritu Santo,
sin concurso de varón. Él es Hijo del Padre celestial según la naturaleza
divina, e Hijo de María según la naturaleza humana, pero es propiamente Hijo
de Dios según las dos naturalezas, al haber en Él una sola Persona, la divina.
99. ¿En qué sentido María es «siempre Virgen»?
499-507

510
María es siempre virgen en el sentido de que ella «fue Virgen
al concebir a su Hijo, Virgen al parir, Virgen durante el embarazo, Virgen
después del parto, Virgen siempre» (San Agustín). Por tanto, cuando los
Evangelios hablan de «hermanos y hermanas de Jesús», se refieren a parientes
próximos de Jesús, según una expresión empleada en la Sagrada Escritura.
100. ¿De qué modo la maternidad espiritual de María es
universal?
501-507

511
María tuvo un único Hijo, Jesús, pero en Él su maternidad espiritual se
extiende a todos los hombres, que Jesús vino a salvar. Obediente junto a
Jesucristo, el nuevo Adán, la Virgen es la nueva Eva, la verdadera madre de
los vivientes, que coopera con amor de madre al nacimiento y a la formación de
todos en el orden de la gracia. Virgen y Madre, María es la figura de la
Iglesia, su más perfecta realización.
101. ¿En qué sentido toda la vida de Cristo es Misterio?
512-521

561-562
Toda la vida de Cristo es acontecimiento de revelación: lo que
es visible en la vida terrena de Jesús conduce a su Misterio invisible, sobre
todo al Misterio de su filiación divina: «quien me ve a mí ve al Padre» (Jn
14, 9). Asimismo, aunque la salvación nos viene plenamente con la Cruz y la
Resurrección, la vida entera de Cristo es misterio de salvación, porque todo
lo que Jesús ha hecho, dicho y sufrido tenía como fin salvar al hombre caído y
restablecerlo en su vocación de hijo de Dios.
102. ¿Cuáles han sido las preparaciones históricas a los
Misterios de Jesús?
522-524
Ante todo hay una larga esperanza de muchos siglos, que
revivimos en la celebración litúrgica del tiempo de Adviento. Además de la
oscura espera que ha puesto en el corazón de los paganos, Dios ha preparado la
venida de su Hijo mediante la Antigua Alianza, hasta Juan el Bautista, que es
el último y el mayor de los Profetas.
103. ¿Qué nos enseña el Evangelio sobre los Misterios del
nacimiento y la infancia de Jesús?
525-530

563-564
En el Nacimiento de Jesús, la gloria del cielo se manifiesta
en la debilidad de un niño; la circuncisión es signo de su pertenencia al
pueblo hebreo y prefiguración de nuestro Bautismo; la Epifanía es la
manifestación del Rey-Mesías de Israel a todos los pueblos; durante la
presentación en el Templo, en Simeón y Ana se concentra toda la expectación de
Israel, que viene al encuentro de su Salvador; la huida a Egipto y la matanza
de los inocentes anuncian que toda la vida de Cristo estará bajo el signo de
la persecución; su retorno de Egipto recuerda el Éxodo y presenta a Jesús como
el nuevo Moisés: Él es el verdadero y definitivo liberador.
104. ¿Qué nos enseña la vida oculta de Jesús en Nazaret?
533-534

564
Durante la vida oculta en Nazaret, Jesús permanece en el
silencio de una existencia ordinaria. Nos permite así entrar en comunión con
Él en la santidad de la vida cotidiana, hecha de oración, sencillez, trabajo y
amor familiar. La sumisión a María y a José, su padre legal, es imagen de la
obediencia filial de Jesús al Padre. María y José, con su fe, acogen el
misterio de Jesús, aunque no siempre lo comprendan.
105. ¿Por qué Jesús recibe de Juan el «Bautismo de conversión
para el perdón de los pecados» (Lc 3, 3)?

535-537

565
Jesús recibe de Juan el Bautismo de conversión para inaugurar
su vida pública y anticipar el «Bautismo» de su Muerte; y aunque no había en
Él pecado alguno, Jesús, «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn
1, 29), acepta ser contado entre los pecadores. El Padre lo proclama su «Hijo
predilecto» (Mt 3, 17), y el Espíritu viene a posarse sobre Él. El Bautismo de
Jesús es la prefiguración de nuestro bautismo.
106. ¿Qué nos revelan las tentaciones de Jesús en el desierto?
538-540

566
Las tentaciones de Jesús en el desierto recapitulan la de Adán
en el paraíso y las de Israel en el desierto. Satanás tienta a Jesús en su
obediencia a la misión que el Padre le ha confiado. Cristo, nuevo Adán,
resiste, y su victoria anuncia la de su Pasión, en la que su amor filial dará
suprema prueba de obediencia. La Iglesia se une particularmente a este
Misterio en el tiempo litúrgico de la Cuaresma.
107. ¿Quién es invitado a formar parte del Reino de Dios,
anunciado y realizado por Jesús?
541-546

567
Jesús invita a todos los hombres a entrar en el Reino de Dios;
aún el peor de los pecadores es llamado a convertirse y aceptar la infinita
misericordia del Padre. El Reino pertenece, ya aquí en la tierra, a quienes lo
acogen con corazón humilde. A ellos les son revelados los misterios del Reino
de Dios.
108. ¿Por qué Jesús manifiesta el Reino mediante signos y
milagros?
547-550

567
Jesús acompaña su palabra con signos y milagros para
atestiguar que el Reino está presente en Él, el Mesías. Si bien cura a algunas
personas, Él no ha venido para abolir todos los males de esta tierra, sino
ante todo para liberarnos de la esclavitud del pecado. La expulsión de los
demonios anuncia que su Cruz se alzará victoriosa sobre «el príncipe de este
mundo» (Jn 12, 31).
109. ¿Qué autoridad confiere Jesús a sus
Apóstoles en el Reino?
551-553

567
Jesús elige a los Doce, futuros testigos de su Resurrección, y
los hace partícipes de su misión y de su autoridad para enseñar, absolver los
pecados, edificar y gobernar la Iglesia. En este colegio, Pedro recibe «las
llaves del Reino» (Mt 16, 19) y ocupa el primer puesto, con la misión de
custodiar la fe en su integridad y de confirmar en ella a sus hermanos.
110. ¿Cuál es el significado de la Transfiguración?
554-556

568
En la Transfiguración de Jesús aparece ante todo la Trinidad:
«el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa»
(Santo Tomás de Aquino). Al evocar, junto a Moisés y Elías, su «partida» (Lc
9, 31), Jesús muestra que su gloria pasa a través de la cruz, y otorga un
anticipo de su resurrección y de su gloriosa venida, «que transfigurará este
miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo» (Flp 3, 21).
«En el monte te transfiguraste, Cristo Dios, y tus discípulos
contemplaron tu gloria, en cuanto podían comprenderla. Así, cuando te viesen
crucificado entenderían que padecías libremente y anunciarían al mundo que tú
eres en verdad el resplandor del Padre»
(Liturgia bizantina).
111. ¿Cómo tuvo lugar la entrada mesiánica de Jesús en
Jerusalén?
557-560

569-570
En el tiempo establecido, Jesús decide subir a Jerusalén para
sufrir su Pasión, morir y resucitar. Como Rey-Mesías que manifiesta la venida
del Reino, entra en la ciudad montado sobre un asno; y es acogido por los
pequeños, cuya aclamación es recogida por el Sanctus de la Misa: «¡Bendito el
que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna! (¡sálvanos!)» (Mt 21, 9). Con la
celebración de esta entrada en Jerusalén la liturgia de la Iglesia da inicio
cada año a la Semana Santa.


«JESUCRISTO PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO,

FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO»

112. ¿Por qué es tan importante el Misterio pascual de Jesús?
571-573
El misterio pascual de Jesús, que comprende su Pasión, Muerte, Resurrección y
Glorificación, está en el centro de la fe cristiana, porque el designio
salvador de Dios se ha cumplido de una vez por todas con la muerte redentora
de su Hijo, Jesucristo.
113. ¿Bajo qué acusaciones fue condenado Jesús?
574-576
Algunos jefes de Israel acusaron a Jesús de actuar contra la
Ley, contra el Templo de Jerusalén y, particularmente, contra la fe en el Dios
único, porque se proclamaba Hijo de Dios. Por ello lo entregaron a Pilato para
que lo condenase a muerte.
114. ¿Cómo se comportó Jesús con la Ley de Israel?
577-582

592
Jesús no abolió la Ley dada por Dios a Moisés en el Sinaí,
sino que la perfeccionó, dándole su interpretación definitiva. Él es el
Legislador divino que ejecuta íntegramente esta Ley. Aún más, es el siervo
fiel que, con su muerte expiatoria, ofrece el único sacrificio capaz de
redimir todas «las transgresiones cometidas por los hombres contra la Primera
Alianza» (Hb 9, 15).
115. ¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia el Templo de
Jerusalén?
583-586

593
Jesús fue acusado de hostilidad hacia al Templo. Sin embargo,
lo veneró como «la casa de su Padre» (Jn 2, 16), y allí impartió gran parte de
sus enseñanzas. Pero también predijo la destrucción del Templo, en relación
con su propia muerte, y se presentó a sí mismo como la morada definitiva de
Dios en medio de los hombres.
116. ¿Contradijo Jesús la fe de Israel en el Dios Único y
Salvador?
587-591

594
Jesús nunca contradijo la fe en un Dios único, ni siquiera
cuando cumplía la obra divina por excelencia, que realizaba las promesas
mesiánicas y lo revelaba como igual a Dios: el perdón de los pecados. La
exigencia de Jesús de creer en Él y convertirse permite entender la trágica
incomprensión del Sanedrín, que juzgó que Jesús merecía la muerte como
blasfemo.
117. ¿Quién es responsable de la muerte de Jesús?
595-598
La pasión y muerte de Jesús no pueden ser imputadas
indistintamente al conjunto de los judíos que vivían entonces, ni a los
restantes judíos venidos después. Todo pecador, o sea todo hombre, es
realmente causa e instrumento de los sufrimientos del Redentor; y aún más
gravemente son culpables aquellos que más frecuentemente caen en pecado y se
deleitan en los vicios, sobre todo si son cristianos.
118. ¿Por qué la muerte de Cristo forma parte del designio de
Dios?
599-605

619
Al fin de reconciliar consigo a todos los hombres, destinados
a la muerte a causa del pecado, Dios tomó la amorosa iniciativa de enviar a su
Hijo para que se entregara a la muerte por los pecadores. Anunciada ya en el
Antiguo Testamento, particularmente como sacrificio del Siervo doliente, la
muerte de Jesús tuvo lugar según las Escrituras.
119. ¿De qué modo Cristo se ofreció a sí mismo al Padre?
606-609

620
Toda la vida de Cristo es una oblación libre al Padre para dar
cumplimiento a su designio de salvación. Él da «su vida como rescate por
muchos» (Mc 10, 45), y así reconcilia a toda la humanidad con Dios. Su
sufrimiento y su muerte manifiestan cómo su humanidad fue el instrumento libre
y perfecto del Amor divino, que quiere la salvación de todos los hombres.
120. ¿Cómo se manifiesta en la última Cena la oblación de
Jesús?
610-611

621
En la última Cena con los Apóstoles, la víspera de su Pasión,
Jesús anticipa, es decir, significa y realiza anticipadamente la oblación
libre de sí mismo: «Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros», «ésta
es mi sangre que será derramada...» (Lc 22, 19-20). De este modo, Jesús
instituye, al mismo tiempo, la Eucaristía como «memorial» (1 Co 11, 25) de su
sacrificio, y a sus Apóstoles como sacerdotes de la nueva Alianza.
121. ¿Qué sucede en la agonía del huerto de Getsemaní?
612
En el huerto de Getsemaní, a pesar del horror que suponía la
muerte para la humanidad absolutamente santa de Aquél que es «el autor de la
vida» (Hch 3, 15), la voluntad humana del Hijo de Dios se adhiere a la
voluntad del Padre; para salvarnos acepta soportar nuestros pecados en su
cuerpo, «haciéndose obediente hasta la muerte» (Flp 2, 8).
122. ¿Cuáles son los efectos del sacrificio de Cristo en la
Cruz?
613-617

622-623
Jesús ofreció libremente su vida en sacrificio expiatorio, es
decir, ha reparado nuestras culpas con la plena obediencia de su amor hasta la
muerte. Este amor hasta el extremo (cf. Jn 13, 1) del Hijo de Dios reconcilia
a la humanidad entera con el Padre. El sacrificio pascual de Cristo rescata,
por tanto, a los hombres de modo único, perfecto y definitivo, y les abre a la
comunión con Dios.
123. ¿Por qué llama Jesús a sus discípulos a cargar con la
propia Cruz?
618
Al llamar a sus discípulos a tomar su cruz y seguirle (cf. Mt
16, 24), Jesús quiere asociar a su sacrificio redentor a aquellos mismos que
son sus primeros beneficiarios.
124. ¿En qué condiciones se encontraba el cuerpo de Cristo
mientras estaba en el sepulcro?
624-630
Cristo sufrió una verdadera muerte, y verdaderamente fue
sepultado. Pero la virtud divina preservó su cuerpo de la corrupción.
JESUCRISTO DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS,

AL TERCER DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS

125. ¿Qué eran «los infiernos» a los que Jesús descendió»?
632-637
Los «infiernos» –distintos del «infierno» de la condenación–
constituían el estado de todos aquellos, justos e injustos, que habían muerto
antes de Cristo. Con el alma unida a su Persona divina, Jesús tomó en los
infiernos a los justos que aguardaban a su Redentor para poder acceder
finalmente a la visión de Dios. Después de haber vencido, mediante su propia
muerte, a la muerte y al diablo «que tenía el poder de la muerte» (Hb 2, 14),
Jesús liberó a los justos, que esperaban al Redentor, y les abrió las puertas
del Cielo.
126. ¿Qué lugar ocupa la Resurrección de Cristo en nuestra fe?
631. 638
La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe
en Cristo, y representa, con la Cruz, una parte esencial del Misterio pascual.
127. ¿Qué «signos» atestiguan la Resurrección de Cristo?
Además del signo esencial, que es el sepulcro vacío, la
Resurrección de Jesús es atestiguada por las mujeres, las primeras que
encontraron a Jesús resucitado y lo anunciaron a los Apóstoles. Jesús después
«se apareció a Cefas (Pedro) y luego a los Doce, más tarde se apareció a más
de quinientos hermanos a la vez» (1 Co 15, 5-6), y aún a otros. Los Apóstoles
no pudieron inventar la Resurrección, puesto que les parecía imposible: en
efecto, Jesús les echó en cara su incredulidad.
128. ¿Por qué la Resurrección es también un acontecimiento
trascendente?
647

656-657
La Resurrección de Cristo es un acontecimiento trascendente
porque, además de ser un evento histórico, verificado y atestiguado mediante
signos y testimonios, transciende y sobrepasa la historia como misterio de la
fe, en cuanto implica la entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de
Dios. Por este motivo, Cristo resucitado no se manifestó al mundo, sino a sus
discípulos, haciendo de ellos sus testigos ante el pueblo.
129. ¿Cuál es el estado del cuerpo resucitado de Jesús?
645-646
La Resurrección de Cristo no es un retorno a la vida terrena.
Su cuerpo resucitado es el mismo que fue crucificado, y lleva las huellas de
su pasión, pero ahora participa ya de la vida divina, con las propiedades de
un cuerpo glorioso. Por esta razón Jesús resucitado es soberanamente libre de
aparecer a sus discípulos donde quiere y bajo diversas apariencias.
130. ¿De qué modo la Resurrección es obra de la Santísima
Trinidad?
648-650
La Resurrección de Cristo es una obra trascendente de Dios.
Las tres Personas divinas actúan conjuntamente, según lo que es propio de cada
una: el Padre manifiesta su poder, el Hijo «recobra la vida, porque la ha dado
libremente» (Jn 10, 17), reuniendo su alma y su cuerpo, que el Espíritu Santo
vivifica y glorifica.
131. ¿Cuál es el sentido y el alcance salvífico de la
Resurrección?
651-655

658
La Resurrección de Cristo es la culminación de la Encarnación.
Es una prueba de la divinidad de Cristo, confirma cuanto hizo y enseñó y
realiza todas las promesas divinas en nuestro favor. Además, el Resucitado,
vencedor del pecado y de la muerte, es el principio de nuestra justificación y
de nuestra resurrección: ya desde ahora nos procura la gracia de la adopción
filial, que es real participación de su vida de Hijo unigénito; más tarde, al
final de los tiempos, Él resucitará nuestro cuerpo.
«JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS, Y ESTÁ SENTADO
A
LA DERECHA DE DIOS, PADRE TODOPODEROSO»
132. ¿Qué representa la Ascensión?
659-667
Cuarenta días después de haberse mostrado a los Apóstoles bajo
los rasgos de una humanidad ordinaria, que velaban su gloria de Resucitado,
Cristo subió a los cielos y se sentó a la derecha del Padre. Desde entonces el
Señor reina con su humanidad en la gloria eterna de Hijo de Dios, intercede
incesantemente ante el Padre en favor nuestro, nos envía su Espíritu y nos da
la esperanza de llegar un día junto a Él, al lugar que nos tiene preparado.
«DESDE ALLÍ HA DE VENIR A JUZGAR

A VIVOS Y MUERTOS»
133. ¿Cómo reina ahora el Señor Jesús?
668-674

680
Como Señor del cosmos y de la historia, Cabeza de su Iglesia,
Cristo glorificado permanece misteriosamente en la tierra, donde su Reino está
ya presente, como germen y comienzo, en la Iglesia. Un día volverá en gloria,
pero no sabemos el momento. Por esto, vivimos vigilantes, pidiendo: «¡Ven,
Señor Jesús!» (Ap 22, 20).
134. ¿Cómo se realizará la venida del Señor en la gloria?
675-677

680
Después del último estremecimiento cósmico de este mundo que
pasa, la venida gloriosa de Cristo acontecerá con el triunfo definitivo de
Dios en la Parusía y con el Juicio final. Así se consumará el Reino de Dios.
135. ¿Cómo juzgará Cristo a los vivos y a los muertos?
678-679

681-682
Cristo juzgará a los vivos y a los muertos con el poder que ha
obtenido como Redentor del mundo, venido para salvar a los hombres. Los
secretos de los corazones serán desvelados, así como la conducta de cada uno
con Dios y el prójimo. Todo hombre será colmado de vida o condenado para la
eternidad, según sus obras. Así se realizará «la plenitud de Cristo» (Ef 4,
13), en la que «Dios será todo en todos» (1 Co 15, 28).


136. ¿Qué quiere decir la Iglesia cuando confiesa: «Creo en el
Espíritu Santo»?
683-686
Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la
Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el
Hijo recibe una misma adoración y gloria». El Espíritu Santo «ha sido enviado
a nuestros corazones» (Ga 4, 6), a fin de que recibamos la nueva vida de hijos
de Dios.
137. ¿Por qué la misión del Hijo y la del Espíritu son
inseparables?
687-690

742-743
La misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables porque
en la Trinidad indivisible, el Hijo y el Espíritu son distintos, pero
inseparables. En efecto, desde el principio hasta el fin de los tiempos,
cuando Dios envía a su Hijo, envía también su Espíritu, que nos une a Cristo
en la fe, a fin de que podamos, como hijos adoptivos, llamar a Dios «Padre» (Rm
8, 15). El Espíritu es invisible, pero lo conocemos por medio de su acción,
cuando nos revela el Verbo y cuando obra en la Iglesia.
138. ¿Cuáles son los apelativos del Espíritu Santo?
691-693
«Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera Persona de
la Santísima Trinidad. Jesús lo llama también Espíritu Paráclito (Consolador,
Abogado) y Espíritu de Verdad. El Nuevo Testamento lo llama Espíritu de
Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.
139. ¿Con qué símbolos se representa al Espíritu Santo?
694-701
Son numerosos los símbolos con los que se representa al
Espíritu Santo: el agua viva, que brota del corazón traspasado de Cristo y
sacia la sed de los bautizados; la unción con el óleo, que es signo
sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la
nube
oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de
manos
, por la cual se nos da el Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo
en su bautismo y permanece en Él.
140. ¿Qué significa que el Espíritu «habló por los Profetas»?
687-688

702-706

743
Con el término «Profetas» se entiende a cuantos fueron
inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. La obra
reveladora del Espíritu en las profecías del Antiguo Testamento halla su
cumplimiento en la revelación plena del misterio de Cristo en el Nuevo
Testamento.
141. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en Juan el Bautista?
717-720
El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último
profeta del Antiguo Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado
para que «prepare al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17) y anunciar la
venida de Cristo, Hijo de Dios: aquel sobre el que ha visto descender y
permanecer el Espíritu, «aquel que bautiza en el Espíritu» (Jn 1, 33).
142. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en María?
721-726

744
El Espíritu Santo culmina en María las expectativas y la
preparación del Antiguo Testamento para la venida de Cristo. De manera única
la llena de gracia y hace fecunda su virginidad, para dar a luz al Hijo de
Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir, de Jesús
Cabeza y de la Iglesia su cuerpo. María está presente entre los Doce el día de
Pentecostés, cuando el Espíritu inaugura los «últimos tiempos» con la
manifestación de la Iglesia.
143. ¿Qué relación existe entre el Espíritu y Jesucristo, en
su misión en la tierra?
727-730

745-746
Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios,
por la unción del Espíritu Santo, es consagrado Mesías en su humanidad.
Jesucristo revela al Espíritu con su enseñanza, cumpliendo la promesa hecha a
los Padres, y lo comunica a la Iglesia naciente, exhalando su aliento sobre
los Apóstoles después de su Resurrección.
144. ¿Qué sucedió el día de Pentecostés?
731-732

738
En Pentecostés, cincuenta días después de su Resurrección,
Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como
Persona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada. La
misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia,
enviada para anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria.
«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu
celestial,
hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad
indivisible porque
Ella nos ha salvado»
(Liturgia bizantina. Tropario
de las vísperas de Pentecostés).
145. ¿Qué hace el Espíritu Santo en la Iglesia?
733-741

747
El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia;
como Espíritu de Amor, devuelve a los bautizados la semejanza divina, perdida
a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad
Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus
respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu» (Ga 5, 22).
146. ¿Cómo actúan Cristo y su Espíritu en el corazón de los
bautizados?
738-741
Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a
los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva,
según el Espíritu. El Espíritu Santo, finalmente, es el Maestro de la oración.
«CREO EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA»

La Iglesia en el designio de Dios

147. ¿Qué designamos con la palabra «Iglesia»?
751-752

777. 804
Con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca
y reúne desde todos los confines de la tierra, para constituir la asamblea de
todos aquellos que, por la fe y el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios,
miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.
148. ¿Hay otros nombres e imágenes con los que la Biblia
designe a la Iglesia?
753-757
En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes que ponen
de relieve aspectos complementarios del misterio de la Iglesia. El Antiguo
Testamento prefiere imágenes ligadas al Pueblo de Dios; el Nuevo Testamento
aquellas vinculadas a Cristo como Cabeza de este pueblo, que es su Cuerpo, y
las imágenes sacadas de la vida pastoril (redil, grey, ovejas), agrícola
(campo, olivo, viña), de la construcción (morada, piedra, templo) y familiar
(esposa, madre, familia).


149. ¿Cuál es el origen y la consumación de la Iglesia?
758-766

778
La Iglesia tiene su origen y realización en el designio eterno
de Dios. Fue preparada en la Antigua Alianza con la elección de Israel, signo
de la reunión futura de todas las naciones. Fundada por las palabras y las
acciones de Jesucristo, fue realizada, sobre todo, mediante su muerte redentora
y su Resurrección. Más tarde, se manifestó como misterio de salvación mediante
la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés. Al final de los tiempos,
alcanzará su consumación como asamblea celestial de todos los redimidos.
150. ¿Cuál es la misión de la Iglesia?
767-769
La misión de la Iglesia es la de anunciar e instaurar entre
todos los pueblos el Reino de Dios inaugurado por Jesucristo. La Iglesia es el
germen e inicio sobre la tierra de este Reino de salvación.
151. ¿En qué sentido la Iglesia es Misterio?
770-773

779
La Iglesia es Misterio en cuanto que en su realidad visible se
hace presente y operante una realidad espiritual y divina, que se percibe
solamente con los ojos de la fe.
152. ¿Qué significa que la Iglesia es sacramento universal de
salvación?
774-776

780
La Iglesia es sacramento universal de salvación en cuanto es
signo e instrumento de la reconciliación y la comunión de toda la humanidad
con Dios, así como de la unidad de todo el género humano.

La Iglesia: Pueblo de Dios, cuerpo de Cristo,
templo del
Espíritu Santo
153. ¿Por qué la Iglesia es el Pueblo de Dios?
781

802-804
La Iglesia es el Pueblo de Dios porque Él quiso santificar y
salvar a los hombres no aisladamente, sino constituyéndolos en un solo pueblo,
reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
154. ¿Cuáles son las características del Pueblo de Dios?
782
Este pueblo, del que se llega a ser miembro mediante la fe en
Cristo y el Bautismo, tiene por origen a Dios Padre, por cabeza a Jesucristo,
por condición la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, por ley el
mandamiento nuevo del amor, por misión la de ser sal de la tierra y luz del
mundo, por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra.
155. ¿En qué sentido el Pueblo de Dios participa de las tres
funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey?
783-786
El Pueblo de Dios participa del oficio sacerdotal de Cristo en
cuanto los bautizados son consagrados por el Espíritu Santo para ofrecer
sacrificios espirituales; participa de su oficio profético cuando, con el
sentido sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la
profundiza y la testimonia; participa de su función regia con el servicio,
imitando a Jesucristo, quien siendo rey del universo, se hizo siervo de todos,
sobre todo de los pobres y los que sufren.
156. ¿De qué modo la Iglesia es cuerpo de Cristo?
787-791

805-806
La Iglesia es cuerpo de Cristo porque, por medio del Espíritu,
Cristo muerto y resucitado une consigo íntimamente a sus fieles. De este modo
los creyentes en Cristo, en cuanto íntimamente unidos a Él, sobre todo en la
Eucaristía, se unen entre sí en la caridad, formando un solo cuerpo, la
Iglesia. Dicha unidad se realiza en la diversidad de miembros y funciones.
157. ¿Quién es la cabeza de este Cuerpo?
792-795

807
Cristo «es la Cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1,
18). La Iglesia vive de Él, en Él y por Él. Cristo y la Iglesia forman el
«Cristo total» (San Agustín); «la Cabeza y los miembros, como si fueran una
sola persona mística» (Santo Tomás de Aquino).
158. ¿Por qué llamamos a la Iglesia esposa de Cristo?
796

808
Llamamos a la Iglesia esposa de Cristo porque el mismo Señor
se definió a sí mismo como «el esposo» (Mc 2, 19), que ama a la Iglesia
uniéndola a sí con una Alianza eterna. Cristo se ha entregado por ella para
purificarla con su sangre, «santificarla» (Ef 5, 26) y hacerla Madre fecunda
de todos los hijos de Dios. Mientras el término «cuerpo» manifiesta la unidad
de la «cabeza» con los miembros, el término «esposa» acentúa la distinción de
ambos en la relación personal.
159. ¿Por qué la Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo?
797-798

809-810
La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo porque el
Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros;
Él además edifica la Iglesia en la caridad con la Palabra de Dios, los
sacramentos, las virtudes y los carismas.
«Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para
nuestros miembros,
eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de
Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia»
(San Agustín).
160. ¿Qué son los carismas?
799-801
Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo
concedidos a cada uno para el bien de los hombres, para las necesidades del
mundo y, en particular, para la edificación de la Iglesia, a cuyo Magisterio
compete el discernimiento sobre ellos.
La Iglesia es una, santa, católica y apostólica
161. ¿Por qué la Iglesia es una?
813-815

866
La Iglesia es una porque tiene como origen y modelo la unidad
de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como fundador y cabeza a
Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos en un solo cuerpo;
como alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la comunión en
Cristo. La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una única
sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.
162. ¿Dónde subsiste la única Iglesia de Cristo?
816

870
La única Iglesia de Cristo, como sociedad constituida y
organizada en el mundo, subsiste (subsistit in) en la Iglesia católica,
gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él. Sólo
por medio de ella se puede obtener la plenitud de los medios de salvación,
puesto que el Señor ha confiado todos los bienes de la Nueva Alianza
únicamente al colegio apostólico, cuya cabeza es Pedro.
163. ¿Cómo se debe considerar entonces a los cristianos no
católicos?
817-819
En las Iglesias y comunidades eclesiales que se separaron de
la plena comunión con la Iglesia católica, se hallan muchos elementos de
santificación y verdad. Todos estos bienes proceden de Cristo e impulsan hacia
la unidad católica. Los miembros de estas Iglesias y comunidades se incorporan
a Cristo en el Bautismo, por ello los reconocemos como hermanos.
164. ¿Cómo comprometerse en favor de la unidad de los
cristianos?
820-822

866
El deseo de restablecer la unión de todos los cristianos es un
don de Cristo y un llamamiento del Espíritu; concierne a toda la Iglesia y se
actúa mediante la conversión del corazón, la oración, el recíproco
conocimiento fraterno y el diálogo teológico.
165. ¿En qué sentido la Iglesia es santa?
823-829

867
La Iglesia es santa porque Dios santísimo es su autor; Cristo
se ha entregado a sí mismo por ella, para santificarla y hacerla santificante;
el Espíritu Santo la vivifica con la caridad. En la Iglesia se encuentra la
plenitud de los medios de salvación. La santidad es la vocación de cada uno de
sus miembros y el fin de toda su actividad. Cuenta en su seno con la Virgen
María e innumerables santos, como modelos e intercesores. La santidad de la
Iglesia es la fuente de la santificación de sus hijos, los cuales, aquí en la
tierra, se reconocen todos pecadores, siempre necesitados de conversión y de
purificación.
166. ¿Por qué decimos que la Iglesia es católica?
830-831

868
La Iglesia es católica, es decir universal, en cuanto en ella
Cristo está presente: «Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica»
(San Ignacio de Antioquía). La Iglesia anuncia la totalidad y la integridad de
la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es
enviada en misión a todos los pueblos, pertenecientes a cualquier tiempo o
cultura.
167. ¿Es católica la Iglesia particular?
832-835
Es católica toda Iglesia particular, (esto es la diócesis y la
eparquía), formada por la comunidad de los cristianos que están en comunión,
en la fe y en los sacramentos, con su obispo ordenado en la sucesión
apostólica y con la Iglesia de Roma, «que preside en la caridad» (San Ignacio
de Antioquía).
168. ¿Quién pertenece a la Iglesia católica?
836-838
Todos los hombres, de modos diversos, pertenecen o están
ordenados a la unidad católica del Pueblo de Dios. Está plenamente incorporado
a la Iglesia Católica quien, poseyendo el Espíritu de Cristo, se encuentra
unido a la misma por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos,
del gobierno eclesiástico y de la comunión. Los bautizados que no realizan
plenamente dicha unidad católica están en una cierta comunión, aunque
imperfecta, con la Iglesia católica.
169. ¿Cuál es la relación de la Iglesia católica con el pueblo
judío?
839-840
La Iglesia católica se reconoce en relación con el pueblo
judío por el hecho de que Dios eligió a este pueblo, antes que a ningún otro,
para que acogiera su Palabra. Al pueblo judío pertenecen «la adopción como
hijos, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, los
patriarcas; de él procede Cristo según la carne» (Rm 9, 4-5). A diferencia de
las otras religiones no cristianas, la fe judía es ya una respuesta a la
Revelación de Dios en la Antigua Alianza.
170. ¿Qué vínculo existe entre la Iglesia católica y las
religiones no cristianas?
841-845
El vínculo entre la Iglesia católica y las religiones no
cristianas proviene, ante todo, del origen y el fin comunes de todo el género
humano. La Iglesia católica reconoce que cuanto de bueno y verdadero se
encuentra en las otras religiones viene de Dios, es reflejo de su verdad,
puede preparar para la acogida del Evangelio y conducir hacia la unidad de la
humanidad en la Iglesia de Cristo.
171. ¿Qué significa la afirmación «fuera de la Iglesia no hay
salvación»?
846-848
La afirmación «fuera de la Iglesia no hay salvación» significa
que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por medio de la Iglesia, que es su
Cuerpo. Por lo tanto no pueden salvarse quienes, conociendo la Iglesia como
fundada por Cristo y necesaria para la salvación, no entran y no perseveran en
ella. Al mismo tiempo, gracias a Cristo y a su Iglesia, pueden alcanzar la
salvación eterna todos aquellos que, sin culpa alguna, ignoran el Evangelio de
Cristo y su Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios y, bajo el influjo de la
gracia, se esfuerzan en cumplir su voluntad, conocida mediante el dictamen de
la conciencia.
172. ¿Por qué la Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el
mundo?
849-851
La Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo porque
Cristo ha ordenado: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,
19). Este mandato misionero del Señor tiene su fuente en el amor eterno de
Dios, que ha enviado a su Hijo y a su Espíritu porque «quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tm 2, 4)
173. ¿De qué modo la Iglesia es misionera?
852-856
La Iglesia es misionera porque, guiada por el Espíritu Santo,
continúa a lo largo de los siglos la misión del mismo Cristo. Por tanto, los
cristianos deben anunciar a todos la Buena Noticia traída por Jesucristo,
siguiendo su camino y dispuestos incluso al sacrificio de sí mismos hasta el
martirio.
174. ¿Por qué la Iglesia es apostólica?
857

869
La Iglesia es apostólica por su origen, ya que fue
construida
«sobre el fundamento de los Apóstoles» (Ef 2, 20); por su enseñanza, que es la
misma de los Apóstoles; por su estructura, en cuanto es instruida, santificada
y gobernada, hasta la vuelta de Cristo, por los Apóstoles, gracias a sus
sucesores, los obispos, en comunión con el sucesor de Pedro.
175. ¿En qué consiste la misión de los Apóstoles?
858-861
La palabra Apóstol significa enviado. Jesús, el Enviado del
Padre, llamó consigo a doce de entre sus discípulos, y los constituyó como
Apóstoles suyos, convirtiéndolos en testigos escogidos de su Resurrección y en
fundamentos de su Iglesia. Jesús les dio el mandato de continuar su misión, al
decirles: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20, 21) y
al prometerles que estaría con ellos hasta el fin del mundo.
176. ¿Qué es la sucesión apostólica?
861-865
La sucesión apostólica es la transmisión, mediante el
sacramento del Orden, de la misión y la potestad de los Apóstoles a sus
sucesores, los obispos. Gracias a esta transmisión, la Iglesia se mantiene en
comunión de fe y de vida con su origen, mientras a lo largo de los siglos
ordena todo su apostolado a la difusión del Reino de Cristo sobre la tierra.
Los fieles: jerarquía, laicos, vida consagrada
177. ¿Quiénes son los fieles?
871-872
Los fieles son aquellos que, incorporados a Cristo mediante el
Bautismo, han sido constituidos miembros del Pueblo de Dios; han sido hecho
partícipes, cada uno según su propia condición, de la función sacerdotal,
profética y real de Cristo, y son llamados a llevar a cabo la misión confiada
por Dios a la Iglesia. Entre ellos hay una verdadera igualdad en su dignidad
de hijos de Dios.
178. ¿Cómo está formado el Pueblo de Dios?
873

934
En la Iglesia, por institución divina, hay ministros sagrados,
que han recibido el sacramento del Orden y forman la jerarquía de la Iglesia.
A los demás fieles se les llama laicos. De unos y otros provienen fieles que
se consagran de modo especial a Dios por la profesión de los consejos
evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia.
179. ¿Por qué Cristo instituyó la jerarquía eclesiástica?
874-876

935
Cristo instituyó la jerarquía eclesiástica con la misión de
apacentar al Pueblo de Dios en su nombre, y para ello le dio autoridad. La
jerarquía está formada por los ministros sagrados: obispos, presbíteros y
diáconos. Gracias al sacramento del Orden, los obispos y presbíteros actúan,
en el ejercicio de su ministerio, en nombre y en la persona de Cristo cabeza;
los diáconos sirven al Pueblo de Dios en la diaconía (servicio) de la palabra,
de la liturgia y de la caridad.
180. ¿En qué consiste la dimensión colegial del ministerio de
la Iglesia?
877
A ejemplo de los doce Apóstoles, elegidos y enviados juntos
por Cristo, la unión de los miembros de la jerarquía eclesiástica está al
servicio de la comunión de todos los fieles. Cada obispo ejerce su ministerio
como miembro del colegio episcopal, en comunión con el Papa, haciéndose
partícipe con él de la solicitud por la Iglesia universal. Los sacerdotes
ejercen su ministerio en el presbiterio de la Iglesia particular, en comunión
con su propio obispo y bajo su guía.
181. ¿Por qué el ministerio eclesial tiene también un carácter
personal?
878-879
El ministerio eclesial tiene también un carácter personal, en
cuanto que, en virtud del sacramento del Orden, cada uno es responsable ante
Cristo, que lo ha llamado personalmente, confiriéndole la misión.
182. ¿Cuál es la misión del Papa?
881-882

936-937
El Papa, Obispo de Roma y sucesor de san Pedro, es el perpetuo
y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de
Cristo, cabeza del colegio de los obispos y pastor de toda la Iglesia, sobre
la que tiene, por institución divina, la potestad plena, suprema, inmediata y
universal.
183. ¿Cuál es la función del colegio de los obispos?
883-885
El colegio de los obispos, en comunión con el Papa y nunca sin
él, ejerce también él la potestad suprema y plena sobre la Iglesia.
184. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de enseñar?
886-890

939
Los obispos, en comunión con el Papa, tienen el deber de
anunciar a todos el Evangelio, fielmente y con autoridad, como testigos
auténticos de la fe apostólica, revestidos de la autoridad de Cristo. Mediante
el sentido sobrenatural de la fe, el Pueblo de Dios se adhiere
indefectiblemente a la fe, bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia.
185. ¿Cuándo se ejerce la infalibilidad del Magisterio?
891
La infalibilidad del Magisterio se ejerce cuando el Romano
Pontífice, en virtud de su autoridad de Supremo Pastor de la Iglesia, o el
colegio de los obispos en comunión con el Papa, sobre todo reunido en un
Concilio Ecuménico, proclaman con acto definitivo una doctrina referente a la
fe o a la moral; y también cuando el Papa y los obispos, en su Magisterio
ordinario, concuerdan en proponer una doctrina como definitiva. Todo fiel debe
adherirse a tales enseñanzas con el obsequio de la fe.
186. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de santificar?
893
Los obispos ejercen su función de santificar a la Iglesia
cuando dispensan la gracia de Cristo, mediante el ministerio de la palabra y
de los sacramentos, en particular de la Eucaristía; y también con su oración,
su ejemplo y su trabajo.
187. ¿Cómo ejercen los obispos la misión de gobernar?
894-896
Cada obispo, en cuanto miembro del colegio episcopal, ejerce
colegialmente la solicitud por todas las Iglesias particulares y por toda la
Iglesia, junto con los demás obispos unidos al Papa. El obispo, a quien se ha
confiado una Iglesia particular, la gobierna con la autoridad de su sagrada
potestad propia, ordinaria e inmediata, ejercida en nombre de Cristo, Buen
Pastor, en comunión con toda la Iglesia y bajo la guía del sucesor de Pedro.
188. ¿Cuál es la vocación de los fieles laicos?
897-900

940
Los fieles laicos tienen como vocación propia la de buscar el
Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios.
Responden así a la llamada a la santidad y al apostolado, que se dirige a
todos los bautizados.
189. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión
sacerdotal de Cristo?
901-903
Los laicos participan en la misión sacerdotal de Cristo cuando
ofrecen como sacrificio espiritual «agradable a Dios por mediación de
Jesucristo» (1 P 2, 5), sobre todo en la Eucaristía, la propia vida con todas
las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida familiar y el trabajo
diario, las molestias de la vida sobrellevadas con paciencia, así como los
descansos físicos y consuelos espirituales. De esta manera, también los
laicos, dedicados a Cristo y consagrados por el Espíritu Santo, ofrecen a Dios
el mundo mismo.
190. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión profética
de Cristo?
904-907

942
Los laicos participan en la misión profética de Cristo cuando
acogen cada vez mejor en la fe la Palabra de Cristo, y la anuncian al mundo
con el testimonio de la vida y de la palabra, mediante la evangelización y la
catequesis. Este apostolado «adquiere una eficacia particular porque se
realiza en las condiciones generales de nuestro mundo» (Lumen Gentium 35).
191. ¿Cómo participan los fieles laicos en la misión regia de
Cristo?
908-913

943
Los laicos participan en la misión regia de Cristo porque
reciben de Él el poder de vencer el pecado en sí mismos y en el mundo, por
medio de la abnegación y la santidad de la propia vida. Los laicos ejercen
diversos ministerios al servicio de la comunidad, e impregnan de valores
morales las actividades temporales del hombre y las instituciones de la
sociedad.
192. ¿Qué es la vida consagrada?
914-916

944
La vida consagrada es un estado de vida reconocido por la
Iglesia; una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante la
cual los consagrados se dedican totalmente a Dios y tienden a la perfección de
la caridad, bajo la moción del Espíritu Santo. Esta consagración se
caracteriza por la práctica de los consejos evangélicos.
193. ¿Qué aporta la vida consagrada a la misión de la Iglesia?
931-933

945
La vida consagrada participa en la misión de la Iglesia
mediante una plena entrega a Cristo y a los hermanos, dando testimonio de la
esperanza del Reino de los Cielos.


«CREO EN LA COMUNIÓN DE
LOS SANTOS»
194. ¿Qué significa la expresión «comunión de los santos»?
946-953

960
La expresión «comunión de los santos» indica, ante todo, la
común participación de todos los miembros de la Iglesia en las cosas santas
(sancta): la fe, los sacramentos, en particular en la Eucaristía, los carismas
y otros dones espirituales. En la raíz de la comunión está la caridad que «no
busca su propio interés» (1 Co 13, 5), sino que impulsa a los fieles a «poner
todo en común» (Hch 4, 32), incluso los propios bienes materiales, para el
servicio de los más pobres.
195. ¿Qué otra significación tiene la expresión «comunión de
los santos»?
954-959

961-962
La expresión «comunión de los santos» designa también la
comunión entre las personas santas (sancti), es decir, entre quienes por la
gracia están unidos a Cristo muerto y resucitado. Unos viven aún peregrinos en
este mundo; otros, ya difuntos, se purifican, ayudados también por nuestras
plegarias; otros, finalmente, gozan ya de la gloria de Dios e interceden por
nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia, la Iglesia, para
alabanza y gloria de la Trinidad.
María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia

196. ¿En qué sentido la Bienaventurada Virgen María es Madre
de la Iglesia?
963-966

973
La Bienaventurada Virgen María es Madre de la Iglesia en el
orden de la gracia, porque ha dado a luz a Jesús, el Hijo de Dios, Cabeza del
Cuerpo que es la Iglesia. Jesús, agonizante en la cruz, la dio como madre al
discípulo con estas palabras: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19, 27).
197. ¿Cómo ayuda la Virgen María a la Iglesia?
967-970
Después de la Ascensión de su Hijo, la Virgen María ayudó con
su oración a los comienzos de la Iglesia. Incluso tras su Asunción al cielo,
ella continúa intercediendo por sus hijos, siendo para todos un modelo de fe y
de caridad y ejerciendo sobre ellos un influjo salvífico, que mana de la
sobreabundancia de los méritos de Cristo. Los fieles ven en María una imagen y
un anticipo de la resurrección que les espera, y la invocan como abogada,
auxiliadora, socorro y mediadora.
198. ¿Qué tipo de culto se rinde a la Virgen María?
971
A la Virgen María se le rinde un culto singular, que se
diferencia esencialmente del culto de adoración, que se rinde sólo a la
Santísima Trinidad. Este culto de especial veneración encuentra su particular
expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios y en la
oración mariana, como el santo Rosario, compendio de todo el Evangelio.
199. ¿De qué modo la Virgen María es icono escatológico de la
Iglesia?
972

974-975
Contemplando a María, la toda santa, ya glorificada en cuerpo
y alma, la Iglesia ve en ella lo que la propia Iglesia está llamada a ser
sobre la tierra y aquello que será en la patria celestial.
«CREO EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS»
200. ¿Cómo se perdonan los pecados?
976-980

984-985
El primero y principal sacramento para el perdón de los
pecados es el Bautismo. Para los pecados cometidos después del Bautismo,
Cristo instituyó el sacramento de la Reconciliación o Penitencia, por medio
del cual el bautizado se reconcilia con Dios y con la Iglesia.
201. ¿Por qué la Iglesia tiene el poder de perdonar los
pecados?
981-983

986-987
La Iglesia tiene la misión y el poder de perdonar los pecados
porque el mismo Cristo se lo ha dado: «Recibid el Espíritu Santo, a quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les
quedan retenidos» (Jn 20, 22-23).
«CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE»
202. ¿Qué se indica con el término «carne» y cuál es su
importancia?

976-980

984-985
El término «carne» designa al hombre en su condición de
debilidad y mortalidad. «La carne es soporte de la salvación» (Tertuliano). En
efecto, creemos en Dios que es el Creador de la carne; creemos en el Verbo
hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne,
perfección de la Creación y de la redención de la carne.
203. ¿Qué significa la expresión «resurrección de la carne»?
990
La expresión «resurrección de la carne» significa que el
estado definitivo del hombre no será solamente el alma espiritual separada del
cuerpo, sino que también nuestros cuerpos mortales un día volverán a tener
vida.
204. ¿Qué relación existe entre la resurrección de Cristo y la
nuestra?
988-991

1002-1003
Así como Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los
muertos y vive para siempre, así también Él resucitará a todos en el último
día, con un cuerpo incorruptible: «los que hayan hecho el bien resucitarán
para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación» (Jn 5, 29).
205. ¿Qué sucede con la muerte a nuestro cuerpo y a nuestra
alma?
Con la muerte, que es separación del alma y del cuerpo, éste
cae en la corrupción, mientras el alma, que es inmortal, va al encuentro del
juicio de Dios y espera volverse a unir al cuerpo, cuando éste resurja
transformado en la segunda venida del Señor. Comprender cómo tendrá lugar la
resurrección sobrepasa la posibilidad de nuestra imaginación y entendimiento.
206. ¿Qué significa morir en Cristo Jesús?
1005-1014

1019
Morir en Cristo Jesús significa morir en gracia de Dios, sin
pecado mortal. Así el creyente en Cristo, siguiendo su ejemplo, puede
transformar la propia muerte en un acto de obediencia y de amor al Padre. «Es
cierta esta afirmación: si hemos muerto con Él, también viviremos con Él» (2 Tm 2, 11).
«CREO EN LA VIDA ETERNA»
207. ¿Qué es la vida eterna?
1020

1051
La vida eterna es la que comienza inmediatamente después de la
muerte. Esta vida no tendrá fin; será precedida para cada uno por un juicio
particular por parte de Cristo, juez de vivos y muertos, y será ratificada en
el juicio final.
208. ¿Qué es el juicio particular?
1021-1022

1051
Es el juicio de retribución inmediata, que, en el momento de
la muerte, cada uno recibe de Dios en su alma inmortal, en relación con su fe
y sus obras. Esta retribución consiste en el acceso a la felicidad del cielo,
inmediatamente o después de una adecuada purificación, o bien de la
condenación eterna al infierno.
209. ¿Qué se entiende por cielo?
1023-1026

1053
Por cielo se entiende el estado de felicidad suprema y
definitiva. Todos aquellos que mueren en gracia de Dios y no tienen necesidad
de posterior purificación, son reunidos en torno a Jesús, a María, a los
ángeles y a los santos, formando así la Iglesia del cielo, donde ven a Dios
«cara a cara» (1 Co 13, 12), viven en comunión de amor con la Santísima
Trinidad e interceden por nosotros.
«La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo
y en el Espíritu Santo, derrama sobre todos sin excepción los dones
celestiales. Gracias a su misericordia, nosotros también, hombres, hemos
recibido la promesa indefectible de la vida eterna»
(San Cirilo de Jerusalén).
210 ¿Qué es el purgatorio?
1030-1031

1054
El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con
Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de
purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
211. ¿Cómo podemos ayudar en la purificación de las almas del
purgatorio?
1032
En virtud de la comunión de los santos, los fieles que
peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio
ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la
Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.
212. ¿En qué consiste el infierno?
1033-1035

1056-1057
Consiste en la condenación eterna de todos aquellos que
mueren, por libre elección, en pecado mortal. La pena principal del infierno
consiste en la separación eterna de Dios, en quien únicamente encuentra el
hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.
Cristo mismo expresa esta realidad con las palabras «Alejaos de mí, malditos
al fuego eterno» (Mt 25, 41).
213. ¿Cómo se concilia la existencia del infierno con la
infinita bondad de Dios?
1036-1037
Dios quiere que «todos lleguen a la conversión» (2 P 3, 9), pero, habiendo
creado al hombre libre y responsable, respeta sus decisiones. Por tanto, es el
hombre mismo quien, con plena autonomía, se excluye voluntariamente de la
comunión con Dios si, en el momento de la propia muerte, persiste en el pecado
mortal, rechazando el amor misericordioso de Dios.
214. ¿En qué consistirá el juicio final?
1038-1041

1058-1059
El juicio final (universal) consistirá en la sentencia de vida
bienaventurada o de condena eterna que el Señor Jesús, retornando como juez de
vivos y muertos, emitirá respecto «de los justos y de los pecadores» (Hch 24,
15), reunidos todos juntos delante de sí. Tras del juicio final, el cuerpo
resucitado participará de la retribución que el alma ha recibido en el juicio
particular.
215. ¿Cuándo tendrá lugar este juicio?
1040
El juicio final sucederá al fin del mundo, del que sólo Dios
conoce el día y la hora.
216. ¿Qué es la esperanza de los cielos nuevos y de la tierra
nueva?
1042-1050

1060
Después del juicio final, el universo entero, liberado de la
esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de Cristo, inaugurando
«los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se alcanzará la
plenitud del Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio
salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en
los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será entonces «todo en
todos» (1 Co 15, 28), en la vida eterna.
«AMÉN»
217. ¿Qué significa el Amén, con el que concluye nuestra
profesión de fe?
1061-1065
La palabra hebrea Amén, con la que se termina también el
último libro de la Sagrada Escritura, algunas oraciones del Nuevo Testamento y
las oraciones litúrgicas de la Iglesia, significa nuestro «sí» confiado y
total a cuanto confesamos creer, confiándonos totalmente en Aquel que es el
«Amén» (Ap 3, 14) definitivo: Cristo el Señor.

PRIMERA SECCIÓN

LA ECONOMÍA SACRAMENTAL



218. ¿Qué es la liturgia?
1066-1070
La liturgia es la celebración del Misterio de Cristo y en
particular de su Misterio Pascual. Mediante el ejercicio de la función
sacerdotal de Jesucristo, se manifiesta y realiza en ella, a través de signos,
la santificación de los hombres; y el Cuerpo Místico de Cristo, esto es la
Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público que se debe a Dios.
219. ¿Qué lugar ocupa la liturgia en la vida de la Iglesia?
1071-1075
La liturgia, acción sagrada por excelencia, es la cumbre hacia
la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que
emana su fuerza vital. A través de la liturgia, Cristo continúa en su Iglesia,
con ella y por medio de ella, la obra de nuestra redención
220. ¿En qué consiste la economía sacramental?
1076
La economía sacramental consiste en la comunicación de los
frutos de la redención de Cristo, mediante la celebración de los sacramentos
de la Iglesia, de modo eminente la Eucaristía, «hasta que él vuelva» (1 Co
11, 26)


CAPÍTULO PRIMERO


LA LITURGIA, OBRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
221. ¿De qué modo el Padre es fuente y fin de la liturgia?
1077-1083

1110
En la liturgia el Padre nos colma de sus bendiciones en el Hijo encarnado,
muerto y resucitado por nosotros, y derrama en nuestros corazones el Espíritu
Santo. Al mismo tiempo, la Iglesia bendice al Padre mediante la adoración, la
alabanza y la acción de gracias, e implora el don de su Hijo y del Espíritu
Santo.
222. ¿Cuál es la obra de Cristo en la Liturgia?
1084-1090
En la liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza
principalmente su misterio pascual. Al entregar el Espíritu Santo a los
Apóstoles, les ha concedido, a ellos y a sus sucesores, el poder de actualizar
la obra de la salvación por medio del sacrificio eucarístico y de los
sacramentos, en los cuales Él mismo actúa para comunicar su gracia a los
fieles de todos los tiempos y en todo el mundo.
223. ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en la liturgia respecto de
la Iglesia?
1091-1109

1112
En la liturgia se realiza la más estrecha cooperación entre el Espíritu Santo
y la Iglesia. El Espíritu Santo prepara a la Iglesia para el encuentro con su
Señor, recuerda y manifiesta a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes,
hace presente y actualiza el Misterio de Cristo, une la Iglesia a la vida y
misión de Cristo y hace fructificar en ella el don de la comunión.
EL MISTERIO PASCUAL EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
224. ¿Qué son los sacramentos y cuántos hay?
1113-1131
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia,
instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los cuales se nos
otorga la vida divina. Son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía,
Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio.
225. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y Cristo?
1114-1116
Los misterios de la vida de Cristo constituyen el fundamento
de lo que ahora, por medio de los ministros de su Iglesia, el mismo Cristo
dispensa en los sacramentos.
«Lo que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus
sacramentos»


(San León Magno).
226. ¿Cuál es el vínculo de los sacramentos con la Iglesia?
1117-1119
Cristo ha confiado los sacramentos a su Iglesia. Son «de la
Iglesia» en un doble sentido: «de ella», en cuanto son acciones de la Iglesia,
la cual es sacramento de la acción de Cristo; y «para ella», en el sentido de
que edifican la Iglesia.
227. ¿Qué es el «carácter» sacramental?
1121
El carácter sacramental es un sello espiritual, conferido
por los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden. Constituye
promesa y garantía de la protección divina. En virtud de este sello, el
cristiano queda configurado a Cristo, participa de diversos modos en su
sacerdocio y forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos.
Queda, por tanto, consagrado al culto divino y al servicio de la Iglesia.
Puesto que el carácter es indeleble, los sacramentos que lo imprimen sólo
pueden recibirse una vez en la vida.
228. ¿Qué relación tienen los sacramentos con la fe?
1122-1126

1133
Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que con las palabras y los
elementos rituales la alimentan, fortalecen y expresan. Celebrando los
sacramentos la Iglesia confiesa la fe apostólica. De ahí la antigua sentencia:
«lex orandi, lex credendi», esto es, la Iglesia cree tal como reza.
229. ¿Por qué los sacramentos son eficaces?
1127-1128

1131
Los sacramentos son eficaces ex opere operato («por el hecho mismo de que la
acción sacramental se realiza»), porque es Cristo quien actúa en ellos y quien
da la gracia que significan, independientemente de la santidad personal del
ministro. Sin embargo, los frutos de los sacramentos dependen también de las
disposiciones del que los recibe.
230. ¿Por qué los sacramentos son necesarios para la
salvación?
1129
Para los creyentes en Cristo, los sacramentos, aunque no todos
se den a cada uno de los fieles, son necesarios para la salvación, porque
otorgan la gracia sacramental, el perdón de los pecados, la adopción como
hijos de Dios, la configuración con Cristo Señor y la pertenencia a la
Iglesia. El Espíritu Santo cura y transforma a quienes los reciben.
231. ¿Qué es la gracia sacramental?
1129. 1131

1134. 2003
La gracia sacramental es la gracia del Espíritu Santo, dada por Cristo y
propia de cada sacramento. Esta gracia ayuda al fiel en su camino de santidad,
y también a la Iglesia en su crecimiento de caridad y testimonio.
232. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y la vida
eterna?
1130
En los sacramentos la Iglesia recibe ya un anticipo de la vida
eterna, mientras vive «aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la
gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo» (Tt 2, 13).
CAPÍTULO SEGUNDO

CELEBRAR LA LITURGIA DE LA IGLESIA

¿Quién celebra?
233. ¿Quién actúa en la liturgia?
1135-1137

1187
En la liturgia actúa el «Cristo total» (Christus totus), Cabeza y Cuerpo. En
cuanto sumo Sacerdote, Él celebra la liturgia con su Cuerpo, que es la Iglesia
del cielo y de la tierra.


234. ¿Quién celebra la liturgia del cielo?
1138-1139
La liturgia del cielo la celebran los ángeles, los santos de
la Antigua y de la Nueva Alianza, en particular la Madre de Dios, los
Apóstoles, los mártires y «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar,
de toda nación, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7, 9). Cuando celebramos en los
sacramentos el misterio de la salvación, participamos de esta liturgia eterna.
235. ¿De qué modo la Iglesia en la tierra celebra la liturgia?
1140-1144

1188
La Iglesia en la tierra celebra la liturgia como pueblo sacerdotal, en el cual
cada uno obra según su propia función, en la unidad del Espíritu Santo: los
bautizados se ofrecen como sacrificio espiritual; los ministros ordenados
celebran según el Orden recibido para el servicio de todos los miembros de la
Iglesia; los obispos y presbíteros actúan en la persona de Cristo Cabeza.
¿Cómo celebrar?
236. ¿Cómo se celebra la liturgia?
1145
La celebración litúrgica está tejida de signos y símbolos,
cuyo significado, enraizado en la creación y en las culturas humanas, se
precisa en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud
en la Persona y la obra de Cristo.
237. ¿De dónde proceden los signos sacramentales?
1146-1152

1189
Algunos signos sacramentales provienen del mundo creado (luz, agua, fuego,
pan, vino, aceite); otros, de la vida social (lavar, ungir, partir el pan);
otros de la historia de la salvación en la Antigua Alianza (los ritos
pascuales, los sacrificios, la imposición de manos, las consagraciones). Estos
signos, algunos de los cuales son normativos e inmutables, asumidos por
Cristo, se convierten en portadores de la acción salvífica y de santificación
238. ¿Qué relación existe entre las acciones y las palabras en
la celebración sacramental?
1153-1155

1190
En la celebración sacramental las acciones y las palabras están estrechamente
unidas. En efecto, aunque las acciones simbólicas son ya por sí mismas un
lenguaje, es preciso que las palabras del rito acompañen y vivifiquen estas
acciones. Indisociables en cuanto signos y enseñanza, las palabras y las
acciones litúrgicas lo son también en cuanto realizan lo que significan.
239. ¿Con qué criterios el canto y la música tienen una
función propia dentro de la celebración litúrgica?
1156-1158

1191
Puesto que la música y el canto están estrechamente vinculados a la acción
litúrgica, deben respetar los siguientes criterios: la conformidad de los
textos a la doctrina católica, y con origen preferiblemente en la Sagrada
Escritura y en las fuentes litúrgicas; la belleza expresiva de la oración; la
calidad de la música; la participación de la asamblea; la riqueza cultural del
Pueblo de Dios y el carácter sagrado y solemne de la celebración.
«El que canta, reza dos veces» (San Agustín).
240. ¿Cuál es la finalidad de las sagradas imágenes?
1159-1161

1192
La imagen de Cristo es el icono litúrgico por excelencia. Las demás, que
representan a la Madre de Dios y a los santos, significan a Cristo, que en
ellos es glorificado. Las imágenes proclaman el mismo mensaje evangélico que
la Sagrada Escritura transmite mediante la palabra, y ayudan a despertar y
alimentar la fe de los creyentes.
¿Cuándo celebrar?
241. ¿Cuál es el centro del tiempo litúrgico?
1163-1167

1193
El centro del tiempo litúrgico es el domingo , fundamento y núcleo de todo el
año litúrgico, que tiene su culminación en la Pascua anual, fiesta de las
fiestas.
242. ¿Cuál es la función del año litúrgico?
1168-1173

1194-1195
La función del año litúrgico es celebrar todo el Misterio de Cristo, desde la
Encarnación hasta su retorno glorioso. En días determinados, la Iglesia venera
con especial amor a María, la bienaventurada Madre de Dios, y hace también
memoria de los santos, que vivieron para Cristo, con Él padecieron y con Él
han sido glorificados.
243. ¿Qué es la Liturgia de las Horas?
1174-1178

1196
La Liturgia de las Horas, oración pública y común de la Iglesia, es la oración
de Cristo con su Cuerpo, la Iglesia. Por su medio, el Misterio de Cristo, que
celebramos en la Eucaristía, santifica y transfigura el tiempo de cada día. Se
compone principalmente de salmos y de otros textos bíblicos, y también de
lecturas de los santos Padres y maestros espirituales.
¿Dónde celebrar?
244. ¿Tiene la Iglesia necesidad de lugares para celebrar la
liturgia?
1179-1181

1197-1198
El culto «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 24) de la Nueva Alianza no está
ligado a un lugar exclusivo, porque Cristo es el verdadero templo de Dios, por
medio del cual también los cristianos y la Iglesia entera se convierten, por
la acción del Espíritu Santo, en templos del Dios vivo. Sin embargo, el Pueblo
de Dios, en su condición terrenal, tiene necesidad de lugares donde la
comunidad pueda reunirse para celebrar la liturgia.
245. ¿Qué son los edificios sagrados?
1181

1198-1199
Los edificios sagrados son las casas de Dios, símbolo de la Iglesia que vive
en aquel lugar e imágenes de la morada celestial. Son lugares de oración, en
los que la Iglesia celebra sobre todo la Eucaristía y adora a Cristo realmente
presente en el tabernáculo.
246. ¿Cuáles son los lugares principales dentro de los
edificios sagrados?
1182-1186
Los lugares principales dentro de los edificios sagrados son
éstos: el altar, el sagrario o tabernáculo, el receptáculo donde se conservan
el santo crisma y los otros santos óleos, la sede del obispo (cátedra) o del
presbítero, el ambón, la pila bautismal y el confesionario.
DIVERSIDAD LITÚRGICA Y UNIDAD DEL MISTERIO

247. ¿Por qué el único Misterio de Cristo se celebra en la
Iglesia según diversas tradiciones litúrgicas?
1200-1204

1207-1209
El Misterio de Cristo, aunque es único, se celebra según diversas tradiciones
litúrgicas porque su riqueza es tan insondable que ninguna tradición litúrgica
puede agotarla. Desde los orígenes de la Iglesia, por tanto, esta riqueza ha
encontrado en los distintos pueblos y culturas expresiones caracterizadas por
una admirable variedad y complementariedad.
248. ¿Qué criterio asegura la unidad dentro de la
multiformidad?
1209
El criterio para asegurar la unidad en la multiformidad es la
fidelidad a la Tradición Apostólica, es decir, la comunión en la fe y en los
sacramentos recibidos de los Apóstoles, significada y garantizada por la
sucesión apostólica. La Iglesia es católica: puede, por tanto, integrar en su
unidad todas las riquezas verdaderas de las distintas culturas.
249. ¿Es todo inmutable en la liturgia?
1205-1206
En la liturgia, sobre todo en la de los sacramentos, existen
elementos inmutables por ser de institución divina, que la Iglesia custodia
fielmente. Hay después otros elementos, susceptibles de cambio, que la Iglesia
puede y a veces debe incluso adaptar a las culturas de los diversos pueblos.


Los siete Sacramentos de la Iglesia


Bautismo

Confirmación

Eucaristía

Penitencia

Unción de los enfermos

Orden

Matrimonio
Septem Ecclesiae Sacramenta

Baptismum

Confirmátio

Eucarístia

Paeniténtia

Únctio infirmórum

Ordo

Matrimónium


250. ¿Cómo se distinguen los sacramentos de la Iglesia?
1210-1211
Los sacramentos de la Iglesia se distinguen en sacramentos de
la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía); sacramentos de
la curación (Penitencia y Unción de los enfermos); y sacramentos al servicio
de la comunión y de la misión (Orden y Matrimonio). Todos corresponden a
momentos importantes de la vida cristiana, y están ordenados a la Eucaristía
«como a su fin específico» (Santo Tomás de Aquino).


CAPÍTULO PRIMERO
251. ¿Cómo se realiza la iniciación cristiana?
1212

1275
La Iniciación cristiana se realiza mediante los sacramentos que ponen los
fundamentos de la vida cristiana: los fieles, renacidos en el Bautismo, se
fortalecen con la Confirmación, y son alimentados en la Eucaristía.
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
252. ¿Con qué nombres se conoce el primer Sacramento de la
iniciación?
1213-1216

1276-1277
El primer sacramento de la iniciación recibe, ante todo, el nombre de
Bautismo, en razón del rito central con el cual se celebra: bautizar significa
«sumergir» en el agua; quien recibe el bautismo es sumergido en la muerte de
Cristo y resucita con Él «como una nueva criatura» (2 Co 5, 17). Se llama
también «baño de regeneración y renovación en el Espíritu Santo» (Tt 3, 5), e
«iluminación», porque el bautizado se convierte en «hijo de la luz» (Ef 5, 8).
253. ¿Cómo se prefigura el Bautismo en la Antigua Alianza?
1217-1222
En la Antigua Alianza se encuentran varias prefiguraciones del
Bautismo: el agua, fuente de vida y de muerte; el arca de Noé, que salva por
medio del agua; el paso del Mar Rojo, que libera al pueblo de Israel de la
esclavitud de Egipto; el paso del Jordán, que hace entrar a Israel en la
tierra prometida, imagen de la vida eterna.
254. ¿Quién hace que se cumplan estas prefiguraciones?
1223-1224
Estas prefiguraciones del bautismo las cumple Jesucristo, el
cual, al comienzo de su vida pública, se hace bautizar por Juan Bautista en el
Jordán; levantado en la cruz, de su costado abierto brotan sangre y agua,
signos del Bautismo y de la Eucaristía, y después de su Resurrección confía a
los Apóstoles esta misión: «Id y haced discípulos de todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,
19-20).
255. ¿Desde cuándo y a quién administra la Iglesia el
Bautismo?
1226-1228
Desde el día de Pentecostés, la Iglesia administra el Bautismo
al que cree en Jesucristo.
256. ¿En qué consiste el rito esencial del Bautismo?
1229-1245

1278
El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o
derramar agua sobre su cabeza, mientras se invoca el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo.
257. ¿Quién puede recibir el Bautismo?
246-1522
Puede recibir el Bautismo cualquier persona que no esté aún
bautizada.
258. ¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños?
1250
La Iglesia bautiza a los niños puesto que, naciendo con el
pecado original, necesitan ser liberados del poder del maligno y trasladados
al reino de la libertad de los hijos de Dios.
259. ¿Qué se requiere para ser bautizado?
1253-1255
A todo aquel que va a ser bautizado se le exige la profesión
de fe, expresada personalmente, en el caso del adulto, o por medio de sus
padres y de la Iglesia, en el caso del niño. El padrino o la madrina y toda la
comunidad eclesial tienen también una parte de responsabilidad en la
preparación al Bautismo (catecumenado), así como en el desarrollo de la fe y
de la gracia bautismal.
260. ¿Quién puede bautizar?
1256

1284
Los ministros ordinarios del Bautismo son el obispo y el presbítero; en la
Iglesia latina, también el diácono. En caso de necesidad, cualquiera puede
bautizar, siempre que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Éste
derrama agua sobre la cabeza del candidato y pronuncia la fórmula trinitaria
bautismal: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo».
261. ¿Es necesario el Bautismo para la salvación?
1257
El Bautismo es necesario para la salvación de todos aquellos a quienes el
Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este
sacramento.
262. ¿Hay salvación posible sin el Bautismo?
1258-1261

1281-1283
Puesto que Cristo ha muerto para la salvación de todos, pueden salvarse
también sin el Bautismo todos aquellos que mueren a causa de la fe (Bautismo
de sangre
), los catecúmenos, y todo aquellos que, bajo el impulso de la
gracia, sin conocer a Cristo y a la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se
esfuerzan por cumplir su voluntad (Bautismo de deseo). En cuanto a los niños
que mueren sin el Bautismo, la Iglesia en su liturgia los confía a la
misericordia de Dios.
263. ¿Cuáles son los efectos del Bautismo?
1262-1274

1279-1280
El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas
las penas debidas al pecado; hace participar de la vida divina trinitaria
mediante la gracia santificante, la gracia de la justificación que incorpora a
Cristo y a su Iglesia; hace participar del sacerdocio de Cristo y constituye
el fundamento de la comunión con los demás cristianos; otorga las virtudes
teologales y los dones del Espíritu Santo. El bautizado pertenece para siempre
a Cristo: en efecto, queda marcado con el sello indeleble de Cristo
(carácter).
264. ¿Cuál es el significado del nombre cristiano recibido en
el Bautismo?
2156-2159

2167
El nombre es importante porque Dios conoce a cada uno por su nombre, es decir,
en su unicidad. Con el Bautismo, el cristiano recibe en la Iglesia el nombre
propio, preferiblemente de un santo, de modo que éste ofrezca al bautizado un
modelo de santidad y le asegure su intercesión ante Dios.
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
265. ¿Qué lugar ocupa la Confirmación en el designio divino de
salvación?
1285-1288

1315
En la Antigua Alianza, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor
reposaría sobre el Mesías esperado y sobre todo el pueblo mesiánico. Toda la
vida y la misión de Jesús se desarrollan en una total comunión con el Espíritu
Santo. Los Apóstoles reciben el Espíritu Santo en Pentecostés y anuncian «las
maravillas de Dios» (Hch 2,11). Comunican a los nuevos bautizados, mediante
la imposición de las manos, el don del mismo Espíritu. A lo largo de los
siglos, la Iglesia ha seguido viviendo del Espíritu y comunicándolo a sus
hijos.
266. ¿Por qué se llama Confirmación o Crismación?
1289
Se llama Confirmación, porque confirma y refuerza la gracia
bautismal. Se llama Crismación, puesto que un rito esencial de este sacramento
es la unción con el Santo Crisma (en las Iglesias Orientales, unción con el
Santo Myron).
267. ¿Cuál es el rito esencial de la Confirmación?
1290-1301

1318

1320-1321
El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma (aceite
de oliva mezclado con perfumes, consagrado por el obispo), que se hace con la
imposición de manos por parte del ministro, el cual pronuncia las palabras
sacramentales propias del rito. En Occidente, esta unción se hace sobre la
frente del bautizado con estas palabras: «Recibe por esta señal el don del
Espíritu Santo». En las Iglesias Orientales de rito bizantino, la unción se
hace también en otras partes del cuerpo, con la fórmula: «Sello del don del
Espíritu Santo».
268. ¿Cuál es el efecto de la Confirmación?
1302-1305

1316-1317
El efecto de la Confirmación es la especial efusión del Espíritu Santo, tal
como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime en el alma un carácter
indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más
profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y con su
Iglesia; fortalece en el alma los dones del Espíritu Santo; concede una fuerza
especial para dar testimonio de la fe cristiana.
269. ¿Quién puede recibir este sacramento?
1306-1311

1319
El sacramento de la Confirmación puede y debe recibirlo, una sola vez, aquel
que ya ha sido bautizado. Para recibirlo con fruto hay que estar en gracia de
Dios.
270. ¿Quién es el ministro de la Confirmación?
1312-1314
El ministro originario de la Confirmación es el obispo: se
manifiesta así el vínculo del confirmado con la Iglesia en su dimensión
apostólica. Cuando el sacramento es administrado por un presbítero, como
sucede ordinariamente en Oriente y en casos particulares en Occidente, es el
mismo presbítero, colaborador del obispo, y el santo crisma, consagrado por
éste, quienes expresan el vínculo del confirmado con el obispo y con la
Iglesia.
EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
271. ¿Qué es la Eucaristía?
1322-1323

1409
La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor
Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida,
el sacrificio de la Cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte
y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en
el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda
de la vida eterna.
272. ¿Cuándo instituyó Jesucristo la Eucaristía?
1323

1337-1340
Jesucristo instituyó la Eucaristía el Jueves Santo, «la noche en que fue
entregado» (1 Co 11, 23), mientras celebraba con sus Apóstoles la Última Cena.
273. ¿Cómo instituyó la Eucaristía?
1337-1340

1365, 1406
Después de reunirse con los Apóstoles en el Cenáculo, Jesús tomó en sus manos
el pan, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque
esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros». Después tomó en sus manos
el cáliz con el vino y les dijo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el
cáliz de mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada
por vosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados. Haced
esto en conmemoración mía».
274. ¿Qué representa la Eucaristía en la vida de la Iglesia?
1324-1327

1407
La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana. En ella alcanzan
su cumbre la acción santificante de Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él.
La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo,
nuestra Pascua. Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad
del Pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a la
liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna.
275. ¿Qué nombres recibe este sacramento?
1328-1332
La inagotable riqueza de este sacramento se expresa con
diversos nombres, que evocan sus aspectos particulares. Los más comunes son:
Eucaristía, Santa Misa, Cena del Señor, Fracción del Pan, Celebración
Eucarística, Memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, Santo
Sacrificio, Santa y Divina Liturgia, Santos Misterios, Santísimo Sacramento
del Altar, Sagrada Comunión.
276. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en el designio divino de
salvación?
1333-1334
En la Antigua Alianza, la Eucaristía fue anunciada sobre todo
en la cena pascual, celebrada cada año por los judíos con panes ázimos, como
recuerdo de la salida apresurada y liberadora de Egipto. Jesús la anunció en
sus enseñanzas y la instituyó celebrando con los Apóstoles la Última Cena
durante un banquete pascual. La Iglesia, fiel al mandato del Señor: «Haced
esto en memoria mía» (1 Co 11, 24), ha celebrado siempre la Eucaristía,
especialmente el domingo, día de la resurrección de Jesús.
277. ¿Cómo se desarrolla la celebración de la Eucaristía?
1345-1355

1408
La celebración eucarística se desarrolla en dos grandes momentos, que forman
un solo acto de culto: la liturgia de la Palabra, que comprende la
proclamación y la escucha de la Palabra de Dios; y la liturgia eucarística,
que comprende la presentación del pan y del vino, la anáfora o plegaria
eucarística, con las palabras de la consagración, y la comunión.
278. ¿Quién es el ministro de la celebración de la Eucaristía?
1348

1411
El ministro de la celebración de la Eucaristía es el sacerdote (obispo o
presbítero), válidamente ordenado, que actúa en la persona de Cristo Cabeza y
en nombre de la Iglesia.
279. ¿Cuáles son los elementos esenciales y necesarios para
celebrar la Eucaristía?
1412
Los elementos esenciales y necesarios para celebrar la Eucaristía son el pan
de trigo y el vino de vid.
280. ¿En qué sentido la Eucaristía es memorial del sacrificio
de Cristo?
1362-1367
La Eucaristía es memorial del sacrificio de
Cristo, en el
sentido de que hace presente y actual el sacrificio que Cristo ha
ofrecido al
Padre, una vez por todas, sobre la Cruz en favor de la humanidad. El
carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las mismas
palabras de la
institución: «Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros» y «Este
cáliz es
la nueva alianza en mi Sangre que se derrama por vosotros» (Lc 22, 19-20). El
sacrificio de la Cruz y el sacrificio de la Eucaristía son un único
sacrificio
. Son idénticas la víctima y el oferente, y sólo es distinto el modo
de ofrecerse: de manera cruenta en la cruz, incruenta en la Eucaristía.
281. ¿De qué modo la Iglesia participa del Sacrificio
eucarístico?
1368-1372

1414
En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo se hace también sacrificio de los
miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su
oración y su trabajo se unen a los de Cristo. En cuanto sacrificio, la
Eucaristía se ofrece también por todos los fieles, vivos y difuntos, en
reparación de los pecados de todos los hombres y para obtener de Dios
beneficios espirituales y temporales. También la Iglesia del cielo está unida
a la ofrenda de Cristo.
282. ¿Cómo está Jesucristo presente en la Eucaristía?
1373-1375 1413
Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable. Está
presente, en efecto, de modo verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con
su Sangre, con su Alma y su Divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre,
está presente en ella de manera sacramental, es decir, bajo las especies
eucarísticas del pan y del vino.
283. ¿Qué significa transubstanciación?
1376-1377

1413
Transubstanciación significa la conversión de toda la sustancia del pan en la
sustancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia del vino en la
sustancia de su Sangre. Esta conversión se opera en la plegaria eucarística
con la consagración, mediante la eficacia de la palabra de Cristo y de la
acción del Espíritu Santo. Sin embargo, permanecen inalteradas las
características sensibles del pan y del vino, esto es las «especies
eucarísticas».
284. La fracción del pan, ¿divide a Cristo?
1377
La fracción del pan no divide a Cristo: Él está presente todo
e íntegro en cada especie eucarística y en cada una de sus partes.
285. ¿Cuánto dura la presencia eucarística de Cristo?
1377
La presencia eucarística de Cristo continúa mientras subsistan
las especies eucarísticas.
286. ¿Qué tipo de culto se debe rendir al sacramento de la
Eucaristía?
1378-1381

1418
Al sacramento de la Eucaristía se le debe rendir el culto de
latría, es decir
la adoración reservada a Dios, tanto durante la celebración eucarística, como
fuera de ella. La Iglesia, en efecto, conserva con la máxima diligencia las
Hostias consagradas, las lleva a los enfermos y a otras personas
imposibilitadas de participar en la Santa Misa, las presenta a la solemne
adoración de los fieles, las lleva en procesión e invita a la frecuente visita
y adoración del Santísimo Sacramento, reservado en el Sagrario.
287. ¿Por qué la Eucaristía es el banquete pascual?
1382-1384

1391-1396
La Eucaristía es el banquete pascual porque Cristo, realizando
sacramentalmente su Pascua, nos entrega su Cuerpo y su Sangre, ofrecidos como
comida y bebida, y nos une con Él y entre nosotros en su sacrificio.
288. ¿Qué significa el altar?
1383

1410
El altar es el símbolo de Cristo mismo, presente como víctima sacrificial
(altar-sacrificio de la Cruz), y como alimento celestial que se nos da a
nosotros (altar-mesa eucarística).
289. ¿Cuándo obliga la Iglesia a participar de la Santa Misa?
1389

1417
La Iglesia establece que los fieles tienen obligación de participar de la
Santa Misa todos los domingos y fiestas de precepto, y recomienda que se
participe también en los demás días.
290. ¿Cuándo se debe recibir la sagrada Comunión?
1389
La Iglesia recomienda a los fieles que participan de la Santa
Misa recibir también, con las debidas disposiciones, la sagrada Comunión,
estableciendo la obligación de hacerlo al menos en Pascua.
291. ¿Qué se requiere para recibir la sagrada Comunión?
1385-1389

1415
Para recibir la sagrada Comunión se debe estar plenamente incorporado a la
Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir sin conciencia de
pecado mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe
recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son
también importantes el espíritu de recogimiento y de oración, la observancia
del ayuno prescrito por la Iglesia y la actitud corporal (gestos, vestimenta),
en señal de respeto a Cristo.
292. ¿Cuáles son los frutos de la sagrada Comunión?
1391-1397

1416
La sagrada Comunión acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia,
conserva y renueva la vida de la gracia, recibida en el Bautismo y la
Confirmación y nos hace crecer en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la
caridad, nos perdona los pecados veniales y nos preserva de los pecados
mortales para el futuro.
293. ¿Cuándo se puede administrar la sagrada Comunión a los
otros cristianos?
1398-1401
Los ministros católicos administran lícitamente la sagrada Comunión a los
miembros de las Iglesias orientales que no están en plena comunión con la
Iglesia católica, siempre que éstos lo soliciten espontáneamente y tengan las
debidas disposiciones.
Asimismo, los ministros católicos administran lícitamente la sagrada Comunión
a los miembros de otras comunidades eclesiales que, en presencia de una grave
necesidad, la pidan espontáneamente, estén bien dispuestos y manifiesten la fe católica respecto al sacramento.
294. ¿Por qué se dice que la Eucaristía es «prenda de la
gloria futura»?
1402-1405
La Eucaristía es prenda de la gloria futura porque nos colma
de toda gracia y bendición del cielo, nos fortalece en la peregrinación de
nuestra vida terrena y nos hace desear la vida eterna, uniéndonos a Cristo,
sentado a la derecha del Padre, a la Iglesia del cielo, a la Santísima Virgen
y a todos los santos.
«En la Eucaristía, nosotros partimos "un mismo pan que es remedio de
inmortalidad, antídoto no para morir, sino para vivir en Jesucristo para
siempre"»
(San Ignacio de Antioquía).

CAPÍTULO SEGUNDO


295. ¿Por qué Cristo instituyó los sacramentos de la
Penitencia y de la Unción de los enfermos?
1420-1421

1426
Cristo, médico del alma y del cuerpo, instituyó los sacramentos de la
Penitencia y de la Unción de los enfermos, porque la vida nueva que nos fue
dada por Él en los sacramentos de la iniciación cristiana puede debilitarse y
perderse para siempre a causa del pecado. Por ello, Cristo ha querido que la
Iglesia continuase su obra de curación y de salvación mediante estos dos
sacramentos.
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
Y LA RECONCILIACIÓN

296. ¿Qué nombres recibe este sacramento?
1422-1424
Este sacramento es llamado sacramento de la Penitencia, de la
Reconciliación, del Perdón, de la Confesión y de la Conversión.
297. ¿Por qué hay un sacramento de la Reconciliación después
del Bautismo?
1425-1426

1484
Puesto que la vida nueva de la gracia, recibida en el Bautismo, no suprimió la
debilidad de la naturaleza humana ni la inclinación al pecado (esto es, la
concupiscencia), Cristo instituyó este sacramento para la conversión de los
bautizados que se han alejado de Él por el pecado.
298. ¿Cuándo fue instituido este sacramento?
1485
El Señor resucitado instituyó este sacramento cuando la tarde
de Pascua se mostró a sus Apóstoles y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A
quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23).
299. ¿Tienen necesidad los bautizados de conversión?
1427-1429
La llamada de Cristo a la conversión resuena continuamente en
la vida de los bautizados. Esta conversión es una tarea ininterrumpida para
toda la Iglesia, que, siendo santa, recibe en su propio seno a los pecadores.
300. ¿Qué es la penitencia interior?
1430-1433

1490
La penitencia interior es el dinamismo del «corazón contrito» (Sal 51, 19),
movido por la gracia divina a responder al amor misericordioso de Dios.
Implica el dolor y el rechazo de los pecados cometidos, el firme propósito de
no pecar más, y la confianza en la ayuda de Dios. Se alimenta de la esperanza
en la misericordia divina.
301. ¿De qué modos se expresa la penitencia en la vida
cristiana?
1434-1439
La penitencia puede tener expresiones muy variadas,
especialmente el ayuno, la oración y la limosna. Estas y otras muchas formas
de penitencia pueden ser practicadas en la vida cotidiana del cristiano, en
particular en tiempo de Cuaresma y el viernes, día penitencial.
302. ¿Cuáles son los elementos esenciales del sacramento de la
Reconciliación?
1440-1449
Los elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación son dos: los
actos que lleva a cabo el hombre, que se convierte bajo la acción del Espíritu
Santo, y la absolución del sacerdote, que concede el perdón en nombre de
Cristo y establece el modo de la satisfacción.
303. ¿Cuáles son los actos propios del penitente?
1450-1460

1487-1492
Los actos propios del penitente son los siguientes: un diligente
examen de
conciencia
; la contrición (o arrepentimiento), que es perfecta cuando está
motivada por el amor a Dios, imperfecta cuando se funda en otros motivos, e
incluye el propósito de no volver a pecar; la confesión, que consiste en la
acusación de los pecados hecha delante del sacerdote; la satisfacción, es
decir, el cumplimiento de ciertos actos de penitencia, que el propio confesor
impone al penitente para reparar el daño causado por el pecado.
304. ¿Qué pecados deben confesarse?
1456
Se deben confesar todos los pecados graves aún no confesados
que se recuerdan después de un diligente examen de conciencia. La confesión de
los pecados graves es el único modo ordinario de obtener el perdón.
305. ¿Cuándo se está obligado a confesar los pecados graves?
1457
Todo fiel, que haya llegado al uso de razón, está obligado a
confesar sus pecados graves al menos una vez al año, y de todos modos antes de
recibir la sagrada Comunión.
306. ¿Por qué también los pecados veniales pueden ser objeto
de la confesión sacramental?
1458
La Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados
veniales aunque no sea estrictamente necesaria, ya que ayuda a formar una
recta conciencia y a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar
por Cristo y a progresar en la vida del Espíritu.
307. ¿Quién es el ministro del sacramento de la
Reconciliación?

1461-1466

1495
Cristo confió el ministerio de la reconciliación a sus Apóstoles, a los
obispos, sucesores de los Apóstoles, y a los presbíteros, colaboradores de los
obispos, los cuales se convierten, por tanto, en instrumentos de la
misericordia y de la justicia de Dios. Ellos ejercen el poder de perdonar los
pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


308. ¿A quién está reservada la absolución de algunos pecados
particularmente graves?
1463
La absolución de algunos pecados particularmente graves (como son los
castigados con la excomunión) está reservada a la Sede Apostólica o al obispo
del lugar o a los presbíteros autorizados por ellos, aunque todo sacerdote
puede absolver de cualquier pecado y excomunión, al que se halla en peligro de
muerte.
309. El confesor, ¿está obligado al secreto?
1467
Dada la delicadeza y la grandeza de este ministerio y el
respeto debido a las personas, todo confesor está obligado, sin ninguna
excepción y bajo penas muy severas, a mantener el sigilo sacramental, esto es,
el absoluto secreto sobre los pecados conocidos en confesión.
310. ¿Cuáles son los efectos de este sacramento?
1468-1470

1496
Los efectos del sacramento de la Penitencia son: la reconciliación con Dios y,
por tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación con la Iglesia; la
recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena
eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de las
penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de
conciencia y el consuelo del espíritu; el aumento de la fuerza espiritual para
el combate cristiano.
311. ¿Se puede celebrar en algunos casos este sacramento con
la confesión general y absolución colectiva?
1480-1484
En caso de grave necesidad (como un inminente peligro de
muerte), se puede recurrir a la celebración comunitaria de la Reconciliación,
con la confesión general y la absolución colectiva, respetando las normas de
la Iglesia y haciendo propósito de confesar individualmente, a su debido
tiempo, los pecados graves ya perdonados de esta forma.
312. ¿Qué son las indulgencias?
1471-1479

1498
Las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por
los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa, que el fiel, cumpliendo
determinadas condiciones, obtiene para sí mismo o para los difuntos, mediante
el ministerio de la Iglesia, la cual, como dispensadora de la redención,
distribuye el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos.
EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
313. ¿Cómo es considerada la enfermedad en el Antiguo
Testamento?
1499-1502
En el Antiguo Testamento, el hombre experimenta en la
enfermedad su propia limitación y, al mismo tiempo, percibe que ésta se halla
misteriosamente vinculada al pecado. Los profetas intuyeron que la enfermedad
podía tener también un valor redentor de los pecados propios y ajenos. Así, la
enfermedad se vivía ante Dios, de quien el hombre imploraba la curación.
314. ¿Qué significado tiene la compasión de Jesús hacia los
enfermos?
1503-1505
La compasión de Jesús hacia los enfermos y las numerosas
curaciones realizadas por él son una clara señal de que con él había llegado
el Reino de Dios y, por tanto, la victoria sobre el pecado, el sufrimiento y
la muerte. Con su pasión y muerte, Jesús da un nuevo sentido al sufrimiento,
el cual, unido al de Cristo, puede convertirse en medio de purificación y
salvación, para nosotros y para los demás.
315. ¿Cómo se comporta la Iglesia con los enfermos?
1506-1513

1526-1527
La Iglesia, habiendo recibido del Señor el mandato de curar a los enfermos, se
empeña en el cuidado de los que sufren, acompañándolos con oraciones de
intercesión. Tiene sobre todo un sacramento específico para los enfermos,
instituido por Cristo mismo y atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno
de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le
unjan con óleo en el nombre del Señor» (St 5, 14-15).
316. ¿Quién puede recibir el sacramento de la Unción de los
enfermos?
1514-1515

1528-1529
El sacramento de la Unción de los enfermos lo puede recibir cualquier fiel que
comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. El mismo
fiel lo puede recibir también otras veces, si se produce un agravamiento de la
enfermedad o bien si se presenta otra enfermedad grave. La celebración de este
sacramento debe ir precedida, si es posible, de la confesión individual del
enfermo.
317. ¿Quién administra este sacramento?
1516

1530
El sacramento de la Unción de los enfermos sólo puede ser administrado por los
sacerdotes (obispos o presbíteros).
318. ¿Cómo se celebra este sacramento?
1517-1519

1531
La celebración del sacramento de la Unción de los enfermos consiste
esencialmente en la unción con óleo, bendecido si es posible por el obispo,
sobre la frente y las manos del enfermo (en el rito romano, o también en otras
partes del cuerpo en otros ritos), acompañada de la oración del sacerdote, que
implora la gracia especial de este sacramento.
319. ¿Cuáles son los efectos de este sacramento?
1520-1523

1532
El sacramento de la Unción confiere una gracia particular, que une más
íntimamente al enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la
Iglesia, otorgándole fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados,
si el enfermo no ha podido confesarse. Además, este sacramento concede a
veces, si Dios lo quiere, la recuperación de la salud física. En todo caso,
esta Unción prepara al enfermo para pasar a la Casa del Padre.
320. ¿Qué es el Viático?
1524-1525
El Viático es la Eucaristía recibida por quienes están por
dejar esta vida terrena y se preparan para el paso a la vida eterna. Recibida
en el momento del tránsito de este mundo al Padre, la Comunión del Cuerpo y de
la Sangre de Cristo muerto y resucitado, es semilla de vida eterna y poder de
resurrección.


CAPÍTULO TERCERO
321. ¿Cuáles son los sacramentos al servicio de la comunión
y de la misión?
1533-1535
Dos sacramentos, el Orden y el Matrimonio, confieren una
gracia especial para una misión particular en la Iglesia, al servicio de la
edificación del pueblo de Dios. Contribuyen especialmente a la comunión
eclesial y a la salvación de los demás.
EL SACRAMENTO DEL ORDEN
322. ¿Qué es el sacramento del Orden?
1536
El sacramento del Orden es aquel mediante el cual, la misión
confiada por Cristo a sus Apóstoles, sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta
el fin de los tiempos.
323. ¿Por qué se llama sacramento del Orden?
1537-1538
Orden indica un cuerpo eclesial, del que se entra a formar
parte mediante una especial consagración (Ordenación), que, por un don
singular del Espíritu Santo, permite ejercer una potestad sagrada al servicio
del Pueblo de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo.
324. ¿Cómo se sitúa el sacramento del Orden en el designio
divino de la salvación?
1539-1546

1590-1591
En la Antigua Alianza el sacramento del Orden fue prefigurado por el servicio
de los levitas, el sacerdocio de Aarón y la institución de los setenta
«ancianos» (Nm 11, 25). Estas prefiguraciones se cumplen en Cristo Jesús,
quien, mediante su sacrificio en la cruz, es «el único [.....] mediador entre
Dios y los hombres» (1 Tm 2, 5), el «Sumo Sacerdote según el orden de
Melquisedec» (Hb 5,10). El único sacerdocio de Cristo se hace presente por el
sacerdocio ministerial.
«Sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son
ministros suyos»
(Santo Tomás de Aquino).
325. ¿De cuántos grados se compone el sacramento del Orden?
1554

1593
El sacramento del Orden se compone de tres grados, que son insustituibles para
la estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado, el presbiterado y el
diaconado.
326. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación episcopal?
1557-1558

1594
La Ordenación episcopal da la plenitud del sacramento del Orden, hace al
Obispo legítimo sucesor de los Apóstoles, lo constituye miembro del Colegio
episcopal, compartiendo con el Papa y los demás obispos la solicitud por todas
las Iglesias, y le confiere los oficios de enseñar, santificar y gobernar.
327. ¿Cuál es el oficio del obispo en la Iglesia particular
que se le ha confiado?
1560-1561
El obispo, a quien se confía una Iglesia particular, es el principio visible y
el fundamento de la unidad de esa Iglesia, en la cual desempeña, como vicario
de Cristo, el oficio pastoral, ayudado por sus presbíteros y diáconos.
328. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación presbiteral?
1562-1567

1595
La unción del Espíritu marca al presbítero con un carácter espiritual
indeleble, lo configura a Cristo sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre
de Cristo Cabeza. Como cooperador del Orden episcopal, es consagrado para
predicar el Evangelio, celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, de
la que saca fuerza todo su ministerio, y ser pastor de los fieles.
329. ¿Cómo ejerce el presbítero su ministerio?
1568
Aunque haya sido ordenado para una misión universal, el
presbítero la ejerce en una Iglesia particular, en fraternidad sacramental con
los demás presbíteros que forman el «presbiterio» y que, en comunión con el
obispo y en dependencia de él, tienen la responsabilidad de la Iglesia
particular.
330. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación diaconal?
1569-1574

1596
El diácono, configurado con Cristo siervo de todos, es ordenado para el
servicio de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el
ministerio de la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.
331. ¿Cómo se celebra el sacramento del Orden?
1572-1574

1597
En cada uno de sus tres grados, el sacramento del Orden se confiere mediante
la imposición de las manos sobre la cabeza del ordenando por parte del obispo,
quien pronuncia la solemne oración consagratoria. Con ella, el obispo pide a
Dios para el ordenando una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones,
en orden al ejercicio de su ministerio.
332. ¿Quién puede conferir este sacramento?
1575-1576

1600
Corresponde a los obispos válidamente ordenados, en cuanto sucesores de los
Apóstoles, conferir los tres grados del sacramento del Orden.
333. ¿Quién puede recibir este sacramento?
1577-1578

1598
Sólo el varón bautizado puede recibir válidamente el sacramento del Orden. La
Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del mismo Señor. Nadie puede
exigir la recepción del sacramento del Orden, sino que debe ser considerado
apto para el ministerio por la autoridad de la Iglesia.
334. ¿Se exige el celibato para recibir el sacramento del
Orden?
1579-1580

1599
Para el episcopado se exige siempre el celibato. Para el presbiterado, en la
Iglesia latina, son ordinariamente elegidos hombres creyentes que viven como
célibes y tienen la voluntad de guardar el celibato «por el reino de los
cielos» (Mt 19, 12); en las Iglesias orientales no está permitido contraer
matrimonio después de haber recibido la ordenación. Al diaconado permanente
pueden acceder también hombres casados.
335. ¿Qué efectos produce el sacramento del Orden?
1581-1589

1592
El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que
configura con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y
Rey, según los respectivos grados del sacramento. La ordenación confiere un
carácter espiritual indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un
tiempo determinado.
336. ¿Con qué autoridad se ejerce el sacerdocio ministerial?
1547-1553

1592
Los sacerdotes ordenados, en el ejercicio del ministerio sagrado, no hablan ni
actúan por su propia autoridad, ni tampoco por mandato o delegación de la
comunidad, sino en la Persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia. Por
tanto, el sacerdocio ministerial se diferencia esencialmente, y no sólo en
grado, del sacerdocio común de los fieles, al servicio del cual lo instituyó
Cristo.
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
337. ¿Cuál es el designio de Dios sobre el hombre y la mujer?
1601-1605
Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a
amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una
íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino
una sola carne» (Mt 19, 6). Al bendecirlos, Dios les dijo: «Creced y
multiplicaos» (Gn 1, 28).
338. ¿Con qué fines ha instituido Dios el Matrimonio?
1659-1660
La alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y estructurada con
leyes propias dadas por el Creador, está ordenada por su propia naturaleza a
la comunión y al bien de los cónyuges, y a la procreación y educación de los
hijos. Jesús enseña que, según el designio original divino, la unión
matrimonial es indisoluble: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»
(Mc 10, 9).



339. ¿De qué modo el pecado amenaza al Matrimonio?
1606-1608
A causa del primer pecado, que ha provocado también la ruptura
de la comunión del hombre y de la mujer, donada por el Creador, la unión
matrimonial está muy frecuentemente amenazada por la discordia y la
infidelidad. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, da al hombre y a
la mujer su gracia para realizar la unión de sus vidas según el designio
divino original.
340. ¿Qué enseña el Antiguo Testamento sobre el Matrimonio?
1609-1611
Dios ayuda a su pueblo a madurar progresivamente en la
conciencia de la unidad e indisolubilidad del Matrimonio, sobre todo mediante
la pedagogía de la Ley y los Profetas. La alianza nupcial entre Dios e Israel
prepara y prefigura la Alianza nueva realizada por el Hijo de Dios,
Jesucristo, con su esposa, la Iglesia.
341. ¿Qué novedad aporta Cristo al Matrimonio?
1612-1617

1661
Jesucristo no sólo restablece el orden original del Matrimonio querido por
Dios, sino que otorga la gracia para vivirlo en su nueva dignidad de
sacramento, que es el signo del amor esponsal hacia la Iglesia: «Maridos, amad
a vuestras mujeres como Cristo ama a la Iglesia» (Ef 5, 25)
342. ¿Es el Matrimonio una obligación para todos?
1618-1620
El Matrimonio no es una obligación para todos. En particular,
Dios llama a algunos hombres y mujeres a seguir a Jesús por el camino de la
virginidad o del celibato por el Reino de los cielos; éstos renuncian al gran
bien del Matrimonio para ocupase de las cosas del Señor tratando de agradarle,
y se convierten en signo de la primacía absoluta del amor de Cristo y de la
ardiente esperanza de su vuelta gloriosa.
343. ¿Cómo se celebra el sacramento del Matrimonio?
1621-1624

1663
Dado que el Matrimonio constituye a los cónyuges en un estado público de vida
en la Iglesia, su celebración litúrgica es pública, en presencia del sacerdote
(o de un testigo cualificado de la Iglesia) y de otros testigos.
344. ¿Qué es el consentimiento matrimonial?
1625-1632

1662-1663
El consentimiento matrimonial es la voluntad, expresada por un hombre y una
mujer, de entregarse mutua y definitivamente, con el fin de vivir una alianza
de amor fiel y fecundo. Puesto que el consentimiento hace el Matrimonio,
resulta indispensable e insustituible. Para que el Matrimonio sea válido el
consentimiento debe tener como objeto el verdadero Matrimonio, y ser un acto
humano, consciente y libre, no determinado por la violencia o la coacción.
345. ¿Qué se exige cuando uno de los esposos no es católico?
1633-1637
Para ser lícitos, los matrimonios mixtos (entre católico y
bautizado no católico) necesitan la licencia de la autoridad eclesiástica. Los
matrimonios con disparidad de culto (entre un católico y un no bautizado),
para ser válidos necesitan una dispensa. En todo caso, es esencial que los
cónyuges no excluyan la aceptación de los fines y las propiedades esenciales
del Matrimonio, y que el cónyuge católico confirme el compromiso, conocido
también por el otro cónyuge, de conservar la fe y asegurar el Bautismo y la
educación católica de los hijos.
346. ¿Cuáles son los efectos del sacramento del Matrimonio?
1638-1642
El sacramento del Matrimonio crea entre los cónyuges un
vínculo perpetuo y exclusivo. Dios mismo ratifica el consentimiento de los
esposos. Por tanto, el Matrimonio rato y consumado entre bautizados no podrá
ser nunca disuelto. Por otra parte, este sacramento confiere a los esposos la
gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y acoger y
educar responsablemente a los hijos.
347. ¿Cuáles son los pecados gravemente contrarios al
sacramento del Matrimonio?
1645-1648
Los pecados gravemente contrarios al sacramento del Matrimonio son los
siguientes: el adulterio, la poligamia, en cuanto contradice la idéntica
dignidad entre el hombre y la mujer y la unidad y exclusividad del amor
conyugal; el rechazo de la fecundidad, que priva a la vida conyugal del don de
los hijos; y el divorcio, que contradice la indisolubilidad.
348. ¿Cuándo admite la Iglesia la separación física de los
esposos?
1629

1649
La Iglesia admite la separación física de los esposos cuando la cohabitación
entre ellos se ha hecho, por diversas razones, prácticamente imposible, aunque
procura su reconciliación. Pero éstos, mientras viva el otro cónyuge, no son
libres para contraer una nueva unión, a menos que el matrimonio entre ellos
sea nulo y, como tal, declarado por la autoridad eclesiástica.
349. ¿Cuál es la actitud de la Iglesia hacia los divorciados
vueltos a casar?
1650-1651
Fiel al Señor, la Iglesia no puede reconocer como matrimonio
la unión de divorciados vueltos a casar civilmente. «Quien repudie a su mujer
y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su
marido y se casa con otro, comete adulterio» (Mc 10, 11-12). Hacia ellos la
Iglesia muestra una atenta solicitud, invitándoles a una vida de fe, a la
oración, a las obras de caridad y a la educación cristiana de los hijos; pero
no pueden recibir la absolución sacramental, acercarse a la comunión
eucarística ni ejercer ciertas responsabilidades eclesiales, mientras dure tal
situación, que contrasta objetivamente con la ley de Dios.
350. ¿Por qué la familia cristiana es llamada Iglesia
doméstica
?
1655-1658 1666
La familia cristiana es llamada Iglesia doméstica, porque manifiesta y realiza
la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios.
Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal,
contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración,
escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a
los hijos.


CAPÍTULO CUARTO
LOS SACRAMENTALES
351. ¿Qué son los sacramentales?
1667-1672

1677-1678
Los sacramentales son signos sagrados instituidos por la Iglesia, por medio de
los cuales se santifican algunas circunstancias de la vida. Comprenden siempre
una oración acompañada de la señal de la cruz o de otros signos. Entre los
sacramentales, ocupan un lugar importante las bendiciones, que son una
alabanza a Dios y una oración para obtener sus dones, la consagración de
personas y la dedicación de cosas al culto de Dios.
352. ¿Qué es un exorcismo?
1673
Tiene lugar un exorcismo, cuando la Iglesia pide con su
autoridad, en nombre de Jesús, que una persona o un objeto sea protegido
contra el influjo del Maligno y sustraído a su dominio. Se practica de modo
ordinario en el rito del Bautismo. El exorcismo solemne, llamado gran
exorcismo
, puede ser efectuado solamente por un presbítero autorizado por el
obispo.
353. ¿Qué formas de piedad popular acompañan la vida
sacramental de la Iglesia?

1674-1676

1679
El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado en todo tiempo su
expresión en formas variadas de piedad, que acompañan la vida sacramental de
la Iglesia, como son la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios,
las peregrinaciones, las procesiones, el «Vía crucis», el Rosario. La Iglesia,
a la luz de la fe, ilumina y favorece las formas auténticas de piedad popular.
LAS EXEQUIAS CRISTIANAS
354. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y la muerte
del cristiano?
1680-1683
El cristiano que muere en Cristo alcanza, al final de su
existencia terrena, el cumplimiento de la nueva vida iniciada con el Bautismo,
reforzada con la Confirmación y alimentada en la Eucaristía, anticipo del
banquete celestial. El sentido de la muerte del cristiano se manifiesta a la
luz de la Muerte y Resurrección de Cristo, nuestra única esperanza; el
cristiano que muere en Cristo Jesús va «a vivir con el Señor» (2 Co 5, 8).
355. ¿Qué expresan las exequias?
1684-1685
Las exequias, aunque se celebren según diferentes ritos,
respondiendo a las situaciones y a las tradiciones de cada región, expresan el
carácter pascual de la muerte cristiana, en la esperanza de la resurrección, y
el sentido de la comunión con el difunto, particularmente mediante la oración
por la purificación de su alma.
356. ¿Cuáles son los momentos principales de las exequias?
1686-1690
De ordinario, las exequias comprenden cuatro momentos
principales: la acogida de los restos mortales del difunto por parte de la
comunidad, con palabras de consuelo y esperanza para sus familiares; la
liturgia de la Palabra; el sacrificio eucarístico; y «el adiós», con el que se
encomienda el alma del difunto a Dios, fuente de vida eterna, mientras su
cuerpo es sepultado en la esperanza de la Resurrección.

TERCERA PARTE
PRIMERA SECCIÓN
357. ¿De qué modo la vida moral cristiana está vinculada a la
fe y a los sacramentos?
1691-1698
Lo que se profesa en el Símbolo de la fe, los sacramentos lo
comunican. En efecto, con ellos los fieles reciben la gracia de Cristo y los
dones del Espíritu Santo, que les hacen capaces de vivir la vida nueva de
hijos de Dios en Cristo, acogido con fe.
«Cristiano, reconoce tu dignidad» (San León Magno).


CAPÍTULO PRIMERO
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

358. ¿Cuál es la raíz de la dignidad de la persona humana?
1699-1715
La dignidad de la persona humana está arraigada en su creación
a imagen y semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de
inteligencia y de voluntad libre, la persona humana está ordenada a Dios y
llamada, con alma y cuerpo, a la bienaventuranza eterna.
NUESTRA VOCACIÓN A LA BIENAVENTURANZA
359. ¿Cómo alcanza el hombre la bienaventuranza?
1716
El hombre alcanza la bienaventuranza en virtud de la gracia de
Cristo, que lo hace partícipe de la vida divina. En el Evangelio Cristo señala
a los suyos el camino que lleva a la felicidad sin fin: las Bienaventuranzas.
La gracia de Cristo obra en todo hombre que, siguiendo la recta conciencia,
busca y ama la verdad y el bien, y evita el mal.
360. ¿Qué importancia tienen para nosotros las
Bienaventuranzas?
1716-1717

1725-1726
Las Bienaventuranzas son el centro de la predicación de Jesús; recogen y
perfeccionan las promesas de Dios, hechas a partir de Abraham. Dibujan el
rostro mismo de Jesús, y trazan la auténtica vida cristiana, desvelando al
hombre el fin último de sus actos: la bienaventuranza eterna.
361. ¿Qué relación tienen las Bienaventuranzas con el deseo de
felicidad del hombre?
1718-1719
Las Bienaventuranzas responden al innato deseo de felicidad
que Dios ha puesto en el corazón del hombre, a fin de atraerlo hacia Él, el
único que lo puede satisfacer.
362. ¿Qué es la bienaventuranza eterna?
1720-1724

1727-1729
La bienaventuranza consiste en la visión de Dios en la vida eterna, cuando
seremos en plenitud «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4), de la
gloria de Cristo y del gozo de la vida trinitaria. La bienaventuranza
sobrepasa la capacidad humana; es un don sobrenatural y gratuito de Dios, como
la gracia que nos conduce a ella. La promesa de la bienaventuranza nos sitúa
frente a opciones morales decisivas respecto de los bienes terrenales,
estimulándonos a amar a Dios sobre todas las cosas.
LA LIBERTAD DEL HOMBRE
363. ¿Qué es la libertad?
1730-1733

1743-1744
La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer
esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones deliberadas. La
libertad es la característica de los actos propiamente humanos. Cuanto más se
hace el bien, más libre se va haciendo también el hombre. La libertad alcanza
su perfección cuando está ordenada a Dios, Bien supremo y Bienaventuranza
nuestra. La libertad implica también la posibilidad de elegir entre el bien y
el mal. La elección del mal es un abuso de la libertad, que conduce a la
esclavitud del pecado.
364. ¿Qué relación hay entre libertad y responsabilidad?
1734-1737

1745-1746
La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos
son voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una
acción pueden quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia,
la inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y
los hábitos.
365. ¿Por qué todo hombre tiene derecho al ejercicio de su
libertad?
1738

1747
El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo hombre, en cuanto
resulta inseparable de su dignidad de persona humana. Este derecho ha de ser
siempre respetado, especialmente en el campo moral y religioso, y debe ser
civilmente reconocido y tutelado, dentro de los límites del bien común y del
justo orden público.
366. ¿Dónde se sitúa la libertad humana en el orden de la
salvación?
1739-1742

1748
Nuestra libertad se halla debilitada a causa del pecado original. El
debilitamiento se agrava aún más por los pecados sucesivos. Pero Cristo «nos
liberó para ser libres» (Ga 5, 1). El Espíritu Santo nos conduce con su
gracia a la libertad espiritual, para hacernos libres colaboradores suyos en
la Iglesia y en el mundo.
367. ¿Cuál es la fuente de moralidad de los actos humanos?
1749-1754

1757-1758
La moralidad de los actos humanos depende de tres fuentes: del objeto elegido,
es decir, un bien real o aparente; de la intención del sujeto que actúa, es
decir, del fin por el que lleva a cabo su acción; y de las circunstancias de
la acción, incluidas las consecuencias de la misma.
368. ¿Cuándo un acto es moralmente bueno?
1755-1756

1759-1760
El acto es moralmente bueno cuando supone, al mismo tiempo, la bondad del
objeto, del fin y de las circunstancias. El objeto elegido puede por sí solo
viciar una acción, aunque la intención sea buena. No es lícito hacer el mal
para conseguir un bien. Un fin malo puede corromper la acción, aunque su
objeto sea en sí mismo bueno; asimismo, un fin bueno no hace buena una acción
que de suyo sea en sí misma mala, porque el fin no justifica los medios. Las
circunstancias pueden atenuar o incrementar la responsabilidad de quien actúa,
pero no puede modificar la calidad moral de los actos mismos, porque no
convierten nunca en buena una acción mala en sí misma.
369. ¿Hay actos que son siempre ilícitos?
1756-1761
Hay actos cuya elección es siempre ilícita en razón de su
objeto (por ejemplo, la blasfemia, el homicidio, el adulterio). Su elección
supone un desorden de la voluntad, es decir, un mal moral, que no puede ser
justificado en virtud de los bienes que eventualmente pudieran derivarse de
ellos.
LA MORALIDAD DE LAS PASIONES
370. ¿Qué son las pasiones?
1762-1766

1771-1772
Las pasiones son los afectos, emociones o impulsos de
la sensibilidad –componentes naturales de la psicología humana–, que
inclinan a obrar o a no
obrar, en vista de lo que se percibe como bueno o como malo. Las
principales
son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y
la
cólera. La pasión fundamental es el amor, provocado por el atractivo
del bien.
No se ama sino el bien, real o aparente.
371. ¿Las pasiones son moralmente buenas o malas?
1767-1770

1773-1775
Las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad, no son en sí mismas ni
buenas ni malas; son buenas, cuando contribuyen a una acción buena; son malas,
en caso contrario. Pueden ser asumidas en las virtudes o pervertidas en los
vicios.
LA CONCIENCIA MORAL


372. ¿Qué es la conciencia moral?
1776-1780

1795-1797
La conciencia moral, presente en lo íntimo de la persona, es un juicio de la
razón, que en el momento oportuno, impulsa al hombre a hacer el bien y a
evitar el mal. Gracias a ella, la persona humana percibe la cualidad moral de
un acto a realizar o ya realizado, permitiéndole asumir la responsabilidad del
mismo. Cuando escucha la conciencia moral, el hombre prudente puede sentir la
voz de Dios que le habla.
373. ¿Qué supone la dignidad de la persona en relación con la
conciencia moral?
1780-1782

1798
La dignidad de la persona humana supone la rectitud de la conciencia moral, es
decir que ésta se halle de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón
y la ley de Dios. A causa de la misma dignidad personal, el hombre no debe ser
forzado a obrar contra su conciencia, ni se le debe impedir obrar de acuerdo
con ella, sobre todo en el campo religioso, dentro de los límites del bien
común.
374. ¿Cómo se forma la conciencia moral para que sea recta y
veraz?
1783-1788

1799-1800
La conciencia recta y veraz se forma con la educación, con la asimilación de
la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Se ve asistida por los
dones del Espíritu Santo y ayudada con los consejos de personas prudentes.
Además, favorecen mucho la formación moral tanto la oración como el examen de
conciencia.
375. ¿Qué normas debe seguir siempre la conciencia?
1789
Tres son las normas más generales que debe seguir siempre la
conciencia:
1) Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.

2) La llamada Regla de oro: «Todo cuanto queráis que os hagan los
hombres, hacédselo también vosotros a ellos» (Mt 7, 12).

3) La
caridad supone siempre el respeto del prójimo y de su conciencia, aunque esto
no significa aceptar como bueno lo que objetivamente es malo.
376. ¿Puede la conciencia moral emitir juicios erróneos?
1790-1794

1801-1802
La persona debe obedecer siempre al juicio cierto de la propia conciencia, la
cual, sin embargo, puede también emitir juicios erróneos, por causas no
siempre exentas de culpabilidad personal. Con todo, no es imputable a la
persona el mal cometido por ignorancia involuntaria, aunque siga siendo
objetivamente un mal. Es necesario, por tanto, esforzarse para corregir la
conciencia moral de sus errores.
LAS VIRTUDES
377. ¿Qué es la virtud?
1803. 1833
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el
bien: «El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios»
(San Gregorio de Nisa). Hay virtudes humanas y virtudes teologales.
378. ¿Qué son las virtudes humanas?
1804

1810-1811

1834, 1839
Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento
y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y
guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y
fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son
purificadas y elevadas por la gracia divina.


379. ¿Cuáles son las principales virtudes humanas?
1805

1834
Las principales virtudes humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a
todas las demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son la prudencia,
la justicia, la fortaleza y la templanza.
380. ¿Qué es la prudencia?
1806

1835
La prudencia dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro
verdadero bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las
demás virtudes, indicándoles su regla y medida.
381. ¿Qué es la justicia?
1807

1836
La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo
que les es debido. La justicia para con Dios se llama «virtud de la religión».
382. ¿Qué es la fortaleza?
1808

1838
La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la
búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual
sacrificio de la propia vida por una causa justa.
383. ¿Qué es la templanza?
1809

1838
La templanza modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la
voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes
creados.
384. ¿Qué son las virtudes teologales?
1812-1813

1840-1841
Las virtudes teologales son las que tienen como origen, motivo y objeto
inmediato a Dios mismo. Infusas en el hombre con la gracia santificante, nos
hacen capaces de vivir en relación con la Santísima Trinidad, y fundamentan y
animan la acción moral del cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la
garantía de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en las facultades
del ser humano.
385. ¿Cuáles son las virtudes teologales?
1813
Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad
386. ¿Qué es la fe?
1814-1816

1842
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos
ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad
misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que
cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que «la fe actúa por la
caridad» (Ga 5, 6).
387. ¿Qué es la esperanza?
1817-1821

1843
La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la
vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y
apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y
perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
388. ¿Qué es la caridad?
1822-1829

1844
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las
cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace
de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la
perfección» (Col 3, 14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que
anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co
13, 2-3).
389. ¿Qué son los dones del Espíritu Santo?
1830-1831

1845
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que hacen al hombre
dócil para seguir las inspiraciones divinas. Son siete: sabiduría,
entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
390. ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo?
1832
Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones plasmadas en
nosotros como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia
enumera doce: «caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad,
benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad» (Ga 5,
22-23 [Vulgata]).
EL PECADO
391. ¿Qué supone para nosotros acoger la misericordia de Dios?
1846-1848

1870
Acoger la misericordia de Dios supone que reconozcamos nuestras culpas,
arrepintiéndonos de nuestros pecados. Dios mismo, con su Palabra y su
Espíritu, descubre nuestros pecados, sitúa nuestra conciencia en la verdad
sobre sí misma y nos concede la esperanza del perdón.
392. ¿Qué es el pecado?
1849-1851

1871-1872
El pecado es «una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna» (San
Agustín). Es una ofensa a Dios, a quien desobedecemos en vez de responder a su
amor. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.
Cristo, en su Pasión, revela plenamente la gravedad del pecado y lo vence con
su misericordia.
393. ¿Hay diversidad de pecados?
1852-1853

1873
La variedad de los pecados es grande. Pueden distinguirse según su objeto o
según las virtudes o los mandamientos a los que se oponen. Pueden referirse
directamente a Dios, al prójimo o a nosotros mismos. Se los puede también
distinguir en pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión.
394. ¿Cómo se distinguen los pecados en cuanto a la gravedad?
1854
En cuanto a la gravedad, el pecado se distingue en pecado
mortal y pecado venial.
395. ¿Cuándo se comete un pecado mortal?
1855-1861

1874
Se comete un pecado mortal cuando se dan, al mismo tiempo, materia grave,
plena advertencia y deliberado consentimiento. Este pecado destruye en
nosotros la caridad, nos priva de la gracia santificante y, a menos que nos
arrepintamos, nos conduce a la muerte eterna del infierno. Se perdona, por vía
ordinaria, mediante los sacramentos del Bautismo y de la Penitencia o
Reconciliación.
396. ¿Cuándo se comete un pecado venial?
1862-1864

1875
El pecado venial, que se diferencia esencialmente del pecado mortal, se comete
cuando la materia es leve; o bien cuando, siendo grave la materia, no se da
plena advertencia o perfecto consentimiento. Este pecado no rompe la alianza
con Dios. Sin embargo, debilita la caridad, entraña un afecto desordenado a
los bienes creados, impide el progreso del alma en el ejercicio de las
virtudes y en la práctica del bien moral y merece penas temporales de
purificación.
397. ¿Cómo prolifera en nosotros el pecado?
1865, 1876
El pecado prolifera en nosotros pues uno lleva a otro, y su
repetición genera el vicio.
398. ¿Qué son los vicios?
1866-1867
Los vicios, como contrarios a las virtudes, son hábitos
perversos que oscurecen la conciencia e inclinan al mal. Los vicios pueden ser
referidos a los siete pecados llamados capitales: soberbia, avaricia, lujuria,
ira, gula, envidia y pereza.
399. ¿Tenemos responsabilidad en los pecados cometidos por
otros?
1868
Tenemos responsabilidad en los pecados de los otros cuando
cooperamos culpablemente a que se comentan.
400. ¿Qué son las estructuras de pecado?
1869
Las estructuras de pecado son situaciones sociales o
instituciones contrarias a la ley divina, expresión y efecto de los pecados
personales.
CAPÍTULO SEGUNDO
LA PERSONA Y LA SOCIEDAD
401. ¿En qué consiste la dimensión social del hombre?
1877-1879

1890-1891
Junto a la llamada personal a la bienaventuranza divina, el hombre posee una
dimensión social que es parte esencial de su naturaleza y de su vocación. En
efecto, todos los hombres están llamados a un idéntico fin, que es el mismo
Dios. Hay una cierta semejanza entre la comunión de las Personas divinas y la
fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, fundada en la verdad
y en la caridad. El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios.
402. ¿Qué relación existe entre persona y sociedad?
1881-1882

1892-1893
La persona es y debe ser principio, sujeto y fin de todas las instituciones
sociales. Algunas sociedades, como la familia y la comunidad civil, son
necesarias para la persona. También son útiles otras asociaciones, tanto
dentro de las comunidades políticas como a nivel internacional, en el respeto
del principio de subsidiaridad
403. ¿Qué indica el principio de subsidiaridad?
1883-1885

1894
El principio de subsidiaridad indica que una estructura social de orden
superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden
inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en
caso de necesidad.
404. ¿Qué más requiere una auténtica convivencia humana?
1886-1889

1895-1896
Una auténtica convivencia humana requiere respetar la justicia y la recta
jerarquía de valores, así como el subordinar las dimensiones materiales e
instintivas a las interiores y espirituales. En particular, cuando el pecado
pervierte el clima social, se necesita hacer un llamamiento a la conversión
del corazón y a la gracia de Dios, para conseguir los cambios sociales que
estén realmente al servicio de cada persona, considerada en su integridad. La
caridad es el más grande mandamiento social, pues exige y da la capacidad de
practicar la justicia.
LA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA SOCIAL
405. ¿En qué se funda la autoridad de la sociedad?
1897-1902

1918-1920
Toda sociedad humana tiene necesidad de una autoridad legítima, que asegure el
orden y contribuya a la realización del bien común. Esta autoridad tiene su
propio fundamento en la naturaleza humana, porque corresponde al orden
establecido por Dios.
406. ¿Cuándo se ejerce la autoridad de manera legítima?
1903-1904

1921-1922

1901
La autoridad se ejerce de manera legítima cuando procura el bien común, y para
conseguirlo utiliza medios moralmente lícitos. Por tanto, los regímenes
políticos deben estar determinados por la libertad de decisión de los
ciudadanos y respetar el principio del «Estado de derecho». Según tal
principio, la soberanía es prerrogativa de la ley, no de la voluntad
arbitraria de los hombres. Las leyes injustas y las medidas contrarias al
orden moral no obligan en conciencia.
407. ¿Qué es el bien común?
1905-1906

1924
Por bien común se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que
hacen posible, a los grupos y a cada uno de sus miembros, el logro de la
propia perfección.
408. ¿Qué supone el bien común?
1907-1909

1925
El bien común supone: el respeto y la promoción de los derechos fundamentales
de la persona, el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la
persona y la sociedad, y la paz y la seguridad de todos.
409. ¿Dónde se realiza de manera más completa el bien común?
1910-1912

1927
La realización más completa del bien común se verifica en aquellas comunidades
políticas que defienden y promueven el bien de los ciudadanos y de las
instituciones intermedias, sin olvidar el bien universal de la familia humana.
410. ¿Cómo participa el hombre en la realización del bien
común?
1913-1917

1926
Todo hombre, según el lugar que ocupa y el papel que desempeña, participa en
la realización del bien común, respetando las leyes justas y haciéndose cargo
de los sectores en los que tiene responsabilidad personal, como son el cuidado
de la propia familia y el compromiso en el propio trabajo. Por otra parte, los
ciudadanos deben tomar parte activa en la vida pública, en la medida en que
les sea posible.
LA JUSTICIA SOCIAL
411. ¿Cómo asegura la sociedad la justicia social?
1928-1933

1943-1944
La sociedad asegura la justicia social cuando respeta la dignidad y los
derechos de la persona, finalidad propia de la misma sociedad. Ésta, además,
procura alcanzar la justicia social, vinculada al bien común y al ejercicio de
la autoridad, cuando garantiza las condiciones que permiten a las asociaciones
y a los individuos conseguir aquello que les corresponde por derecho.
412. ¿En que se fundamenta la igualdad entre los hombres?
1934-1935

1945
Todos los hombres gozan de igual dignidad y derechos fundamentales, en cuanto
que, creados a imagen del único Dios y dotados de una misma alma racional,
tienen la misma naturaleza y origen, y están llamados en Cristo, único
Salvador, a la misma bienaventuranza divina.
413. ¿Cómo hay que juzgar el hecho de la desigualdad entre los
hombres?
1936-1938

1946-1947
Existen desigualdades económicas y sociales inicuas, que afectan a millones de
seres humanos, que están en total contraste con el Evangelio, son contrarias a
la justicia, a la dignidad de las personas y a la paz. Pero hay también
diferencias entre los hombres, causadas por diversos factores, que entran en
el plan de Dios. En efecto, Dios quiere que cada uno reciba de los demás lo
que necesita, y que quienes disponen de talentos particulares los compartan
con los demás. Estas diferencias alientan, y con frecuencia obligan, a las
personas a la magnanimidad, la benevolencia y la solidaridad, e incitan a las
culturas a enriquecerse unas a otras.
414. ¿Cómo se expresa la solidaridad humana?
1939-1942

1948
La solidaridad, que emana de la fraternidad humana y cristiana, se expresa
ante todo en la justa distribución de bienes, en la equitativa remuneración
del trabajo y en el esfuerzo en favor de un orden social más justo. La virtud
de la solidaridad se realiza también en la comunicación de los bienes
espirituales de la fe, aún más importantes que los materiales.


CAPÍTULO TERCERO
LA LEY MORAL
415. ¿Qué es la ley moral?
1950-1953

1975-1978
La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Prescribe al hombre los caminos y
las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida, y prohíbe
los caminos que apartan de Dios.
416. ¿En qué consiste la ley moral natural?
1954-1960

1978-1979
La ley natural, inscrita por el Creador en el corazón de todo hombre, consiste
en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el sentido
moral originario, que permite al hombre discernir el bien y el mal, mediante
la razón. La ley natural es universal e inmutable, y pone la base de los
deberes y derechos fundamentales de la persona, de la comunidad humana y de la
misma ley civil.
417. ¿Son todos capaces de percibir la ley natural?
1960
A causa del pecado, no siempre ni todos son capaces de
percibir en modo inmediato y con igual claridad la ley natural.
Por esto, «Dios escribió en las tablas de la Ley lo que los
hombres no alcanzaban a leer en sus corazones»
(San Agustín).


418. ¿Qué relación existe entre la ley natural y la Ley
antigua?
1961-1962

1980-1981
La Ley antigua constituye la primera etapa de la Ley revelada. Expresa muchas
verdades naturalmente accesibles a la razón, que se encuentran afirmadas y
convalidadas en las Alianzas de la salvación. Sus prescripciones morales,
recogidas en los Mandamientos del Decálogo, ponen la base de la vocación del
hombre, prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo y indican
lo que les es esencial.
419. ¿Cómo se sitúa la Ley antigua en el plano de la
salvación?
1963-1964

1982
La Ley antigua permite conocer muchas verdades accesibles a la razón, señala
lo que se debe o no se debe hacer, y sobre todo, como un sabio pedagogo,
prepara y dispone a la conversión y a la acogida del Evangelio. Sin embargo,
aun siendo santa, espiritual y buena, la Ley antigua es todavía imperfecta,
porque no da por sí misma la fuerza y la gracia del Espíritu para observarla.
420. ¿En qué consiste la nueva Ley o Ley evangélica?
1965-1972

1983-1985
La nueva Ley o Ley evangélica, proclamada y realizada por Cristo, es la
plenitud y el cumplimiento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en
el mandamiento de amar a Dios y al prójimo, y de amarnos como Cristo nos ha
amado. Es también una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia
del Espíritu Santo, que hace posible tal amor. Es «la ley de la libertad» (St
1, 25), porque lleva a actuar espontáneamente bajo el impulso de la caridad.
«La Ley nueva es principalmente la misma gracia del Espíritu
Santo que se da a los que creen en Cristo»
(Santo Tomás de Aquino).
421. ¿Dónde se encuentra la Ley nueva?
1971-1974

1986
La Ley nueva se encuentra en toda la vida y la predicación de Cristo y en la
catequesis moral de los Apóstoles; el Sermón de la Montaña es su principal
expresión.
GRACIA Y JUSTIFICACIÓN
422. ¿Qué es la justificación?
1987-1995

2017-2020
La justificación es la obra más excelente del amor de Dios. Es la acción
misericordiosa y gratuita de Dios, que borra nuestros pecados, y nos hace
justos y santos en todo nuestro ser. Somos justificados por medio de la gracia
del Espíritu Santo, que la Pasión de Cristo nos ha merecido y se nos ha dado
en el Bautismo. Con la justificación comienza la libre respuesta del hombre,
esto es, la fe en Cristo y la colaboración con la gracia del Espíritu Santo.
423. ¿Qué es la gracia que justifica?
1996-1998

2005, 2021
La gracia es un don gratuito de Dios, por el que nos hace partícipes de su
vida trinitaria y capaces de obrar por amor a Él. Se le llama gracia habitual,
santificante o deificante, porque nos santifica y nos diviniza. Es
sobrenatural, porque depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios y
supera la capacidad de la inteligencia y de las fuerzas del hombre. Escapa,
por tanto, a nuestra experiencia.
424. ¿Qué otros tipos de gracia existen?
1999-2000

2003-2004

2023-2024
Además de la gracia habitual, existen otros tipos de gracia: las gracias
actuales (dones en circunstancias particulares); las gracias sacramentales
(dones propios de cada sacramento); las gracias especiales o carismas (que
tienen como fin el bien común de la Iglesia), entre las que se encuentran las
gracias de estado, que acompañan al ejercicio de los ministerios eclesiales y
de las responsabilidades de la vida.
425. ¿Qué relación hay entre la gracia y la libertad del
hombre?
2001-2002
La gracia previene, prepara y suscita la libre respuesta del
hombre; responde a las profundas aspiraciones de la libertad humana, la invita
a cooperar y la conduce a su perfección.
426. ¿Qué es el mérito?
2006-2010

2025-2026
El mérito es lo que da derecho a la recompensa por una obra buena. Respecto a
Dios, el hombre, de suyo, no puede merecer nada, habiéndolo recibido todo
gratuitamente de Él. Sin embargo, Dios da al hombre la posibilidad de adquirir
méritos, mediante la unión a la caridad de Cristo, fuente de nuestros méritos
ante Dios. Por eso, los méritos de las buenas obras deben ser atribuidos
primero a la gracia de Dios y después a la libre voluntad del hombre.
427. ¿Qué bienes podemos merecer?
2010-2011

2027
Bajo la moción del Espíritu Santo, podemos merecer, para nosotros mismos o
para los demás, las gracias útiles para santificarnos y para alcanzar la
gloria eterna, así como también los bienes temporales que nos convienen según
el designio de Dios. Nadie puede merecer la primera gracia, que está en el
origen de la conversión y de la justificación.
428. ¿Estamos todos llamados a la santidad cristiana?
2012-2016

2028-2029
Todos los fieles estamos llamados a la santidad cristiana. Ésta es plenitud de
la vida cristiana y perfección de la caridad, y se realiza en la unión íntima
con Cristo y, en Él, con la Santísima Trinidad. El camino de santificación del
cristiano, que pasa por la cruz, tendrá su cumplimiento en la resurrección
final de los justos, cuando Dios sea todo en todos.
LA IGLESIA, MADRE Y MAESTRA
429. ¿Cómo nutre la Iglesia la vida moral del cristiano?
2030-2031

2047
La Iglesia es la comunidad donde el cristiano acoge la Palabra de Dios y las
enseñanzas de la «Ley de Cristo» (Ga 6, 2); recibe la gracia de los
sacramentos; se une a la ofrenda eucarística de Cristo, transformando así su
vida moral en un culto espiritual; aprende del ejemplo de santidad de la
Virgen María y de los santos.
430. ¿Por qué el Magisterio de la Iglesia interviene en el
campo moral?
2032-2040

2049-2051
El Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión
predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta
competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural,
porque su observancia es necesaria para la salvación.
431. ¿Qué finalidad tienen los preceptos de la Iglesia?
2041

2048
Los preceptos de la Iglesia tienen por finalidad garantizar que los fieles
cumplan con lo mínimo indispensable en relación al espíritu de oración, a la
vida sacramental, al esfuerzo moral y al crecimiento en el amor a Dios y al
prójimo.
432. ¿Cuáles son los preceptos de la Iglesia?
2042-2043
Los preceptos de la Iglesia son cinco:
1) Participar en la Misa todos los domingos y fiestas de
guardar, y no realizar trabajos y actividades que puedan impedir la
santificación de estos días.

2) Confesar los propios pecados, mediante el
sacramento de la Reconciliación al menos una vez al año.

3) Recibir el
sacramento de la Eucaristía al menos en Pascua.

4) Abstenerse de comer
carne y observar el ayuno en los días establecidos por la Iglesia.

5)
Ayudar a la Iglesia en sus necesidades materiales, cada uno según sus
posibilidades.
433. ¿Por qué la vida moral de los cristianos es indispensable
para el anuncio del Evangelio?
2044-2046
La vida moral de los cristianos es indispensable para el anuncio del
Evangelio, porque, conformando su vida con la del Señor Jesús, los fieles
atraen a los hombres a la fe en el verdadero Dios, edifican la Iglesia,
impregnan el mundo con el espíritu del Evangelio y apresuran la venida del
Reino de Dios.


SEGUNDA SECCIÓN

LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Éxodo 20, 2-17
Deuteronomio, 5, 6-21 Fórmula catequética
«Yo soy el Señor tu Dios

que te
ha sacado del país

de Egipto

de la casa de servidumbre.
«Yo soy el Señor,

tu Dios, que
te ha sacado

de Egipto,

de la  servidumbre.
«Yo soy el Señor

tu Dios:
No habrá para ti

otros dioses
delante de mí.

No te harás escultura

ni imagen alguna,

ni de lo que hay arriba en los cielos,
ni de lo que hay abajo

en la tierra.

No te postrarás ante ellas

ni les darás culto,

porque yo
el Señor, tu Dios,

soy un Dios celoso,

que castigo la iniquidad

de los padres en los hijos,

hasta la tercera generación

de los que me odian,

y tengo misericordia por millares

con los que me aman

y guardan mis mandamientos.
No habrá para ti

otros dioses
delante de mí.
1. Amarás a Dios

sobre todas las cosas.
No tomarás en falso el

nombre
del Señor

porque el Señor

no dejará sin castigo

a quien toma

su nombre en falso.
No tomarás en falso

el nombre
del Señor, tu Dios...
2. No tomarás

el nombre de Dios

en
vano.
Recuerda el día del sábado 

para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás todos

tus trabajos, pero el séptimo es

día de descanso para el

Señor, tu Dios.

No harás ningún trabajo,

ni tú, ni tu hijo ni tu hija

ni tu siervo ni tu sierva,

ni tu ganado, ni el forastero

que habita en tu ciudad.

Pues en seis días hizo el Señor

el cielo y la tierra,

el mar y todo cuanto contienen,

y el séptimo descansó;

por eso bendijo el Señor

el día del sábado.
Guardarás el día del sábado para santificarlo.
3.
Santificarás las fiestas.
Honra a tu padre y a tu madre para
que se prolonguen

tus días sobre la tierra

que el Señor, tu Dios,

te va a dar.
Honra a tu padre

y a tu madre.
4. Honrarás a tu padre

y a tu madre.
No matarás. No matarás. 5. No matarás.
No cometerás adulterio. No cometerás adulterio. 6. No cometerás actos impuros.
No robarás. No robarás. 7. No robarás
No darás falso testimonio

contra tu prójimo.
No darás testimonio falso

contra tu prójimo.
8. No darás
falso testimonio ni mentirás.
No codiciarás la casa

de tu
prójimo.
No codiciarás

la mujer
de tu prójimo,

ni su siervo, ni su sierva,

ni su buey, ni su asno,

ni nada que sea de tu
prójimo»
No desearás la mujer

de tu prójimo.
9. No consentirás
pensamientos ni deseos impuros.
No codiciarás... nada

que sea de tu
prójimo.»
10. No codiciarás los bienes
ajenos.»
434. «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir la
vida eterna?» (Mt 19, 16)
2052- 2054

2075-2076
Al joven que le pregunta «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir la
vida eterna?», Jesús responde: «Si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos», y después añade: «Ven y sígueme» (Mt 19, 16). Seguir a Jesús
implica cumplir los Mandamientos. La Ley no es abolida. Por el contrario, el
hombre es invitado a encontrarla en la persona del divino Maestro, que la
realiza perfectamente en sí mismo, revela su pleno significado y atestigua su
perennidad.
435. ¿Cómo interpreta Jesús la Ley?
2055
Jesús interpreta la Ley a la luz del doble y único mandamiento
de la caridad, que es su plenitud: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y primer
mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas» (Mt 22,
37-40).
436. ¿Qué significa «Decálogo»?
2056-2057
Decálogo significa las «diez palabras» que recogen la Ley dada
por Dios al pueblo de Israel durante la Alianza hecha por medio de Moisés (Ex
34, 28). El Decálogo, al presentar los mandamientos del amor a Dios (los tres
primeros) y al prójimo (los otros siete), traza, para el pueblo elegido y para
cada uno en particular, el camino de una vida liberada de la esclavitud del
pecado.
437. ¿Cuál es el vínculo del Decálogo con la Alianza?
2058-2063

2077
El Decálogo se comprende a la luz de la Alianza, en la que Dios se revela,
dando a conocer su voluntad. Al guardar los Mandamientos, el pueblo expresa su
pertenencia a Dios, y responde con gratitud a su iniciativa de amor.
438. ¿Qué importancia da la Iglesia al Decálogo?
2064-2068
Fiel a la Escritura y siguiendo el ejemplo de Jesús, la
Iglesia ha reconocido en el Decálogo una importancia y un significado
fundamentales. Los cristianos están obligados a observarlo.
439. ¿Por qué el Decálogo constituye una unidad orgánica?
2069

2079
Los diez mandamientos constituyen un todo orgánico e indisociable, porque cada
mandamiento remite a los demás y a todo el Decálogo. Por tanto, transgredir un
mandamiento es como quebrantar toda la Ley.
440. ¿Por qué el Decálogo obliga gravemente?
2072-2073

2081
El Decálogo obliga gravemente porque enuncia los deberes fundamentales del
hombre para con Dios y para con el prójimo.
441. ¿Es posible cumplir el Decálogo?
2074

2082
Sí, es posible cumplir el Decálogo, porque Cristo, sin el cual nada podemos
hacer, nos hace capaces de ello con el don del Espíritu Santo y de la gracia.


CAPÍTULO PRIMERO

PRIMER MANDAMIENTO:
YO SOY EL SEÑOR TU DIOS. AMARÁS A DIOS

SOBRE TODAS LAS COSAS
442. ¿Qué implica la afirmación de Dios: «Yo soy el Señor tu
Dios» (Ex 20, 20)?
2083-2094

2133-2134
La afirmación: «Yo soy el Señor tu Dios» implica para el fiel guardar y poner
en práctica las tres virtudes teologales, y evitar los pecados que se oponen a
ellas. La fe cree en Dios y rechaza todo lo que le es contrario, como, por
ejemplo, la duda voluntaria, la incredulidad, la herejía, la apostasía y el
cisma. La esperanza aguarda confiadamente la bienaventurada visión de Dios y
su ayuda, evitando la desesperación y la presunción. La caridad ama a Dios
sobre todas las cosas y rechaza la indiferencia, la ingratitud, la tibieza, la
pereza o indolencia espiritual y el odio a Dios, que nace del orgullo.
443. ¿Qué comporta la Palabra del Señor: «Adorarás al Señor tu
Dios y a Él sólo darás culto» (Mt 4, 10)?
2095-2105

2135-2136
Las palabras «adorarás al Señor tu Dios y a Él sólo darás culto» suponen
adorar a Dios como Señor de todo cuanto existe; rendirle el culto debido
individual y comunitariamente; rezarle con expresiones de alabanza, de acción
de gracias y de súplica; ofrecerle sacrificios, sobre todo el espiritual de
nuestra vida, unido al sacrificio perfecto de Cristo; mantener las promesas y
votos que se le hacen.
444. ¿Cómo ejerce el hombre su derecho a rendir culto a Dios
en verdad y en libertad?
2104-2109

2137
Todo hombre tiene el derecho y el deber moral de buscar la verdad,
especialmente en lo que se refiere a Dios y a la Iglesia, y, una vez conocida,
de abrazarla y guardarla fielmente, rindiendo a Dios un culto auténtico. Al
mismo tiempo, la dignidad de la persona humana requiere que, en materia
religiosa, nadie sea forzado a obrar contra su conciencia, ni impedido a
actuar de acuerdo con la propia conciencia, tanto pública como privadamente,
en forma individual o asociada, dentro de los justos límites del orden
público.
445. ¿Qué es lo que Dios prohíbe cuando manda: «No tendrás
otro Dios fuera de mí» (Ex 20, 2)?
2010-2128

2138-2140
Con el mandamiento «No tendrás otro Dios fuera de mí» se prohíbe:
el politeísmo y la idolatría, que diviniza a una criatura, el poder, el
dinero, incluso al demonio;

la superstición, que es una desviación del culto debido al Dios verdadero, y
que se expresa también bajo las formas de adivinación, magia, brujería y
espiritismo;

la irreligión, que se manifiesta en tentar a Dios con palabras o hechos; en el
sacrilegio, que profana a las personas y las cosas sagradas, sobre todo la
Eucaristía; en la simonía, que intenta comprar o vender realidades
espirituales;

el ateísmo, que rechaza la existencia de Dios, apoyándose frecuentemente en
una falsa concepción de la autonomía humana;

el agnosticismo, según el cual, nada se puede saber sobre Dios, y que abarca
el indiferentismo y el ateísmo práctico.
446. El mandato de Dios: «No te harás escultura alguna...» (Ex
20, 3), ¿prohíbe el culto a las imágenes?
2129-2132

2141
En el Antiguo Testamento, el mandato «no te harás escultura alguna» prohibía
representar a Dios, absolutamente trascendente. A partir de la encarnación del
Verbo, el culto cristiano a las sagradas imágenes está justificado (como
afirma el II Concilio de Nicea del año 787), porque se fundamenta en el
Misterio del Hijo de Dios hecho hombre, en el cual, el Dios trascendente se
hace visible. No se trata de una adoración de la imagen, sino de una
veneración de quien en ella se representa: Cristo, la Virgen, los ángeles y
los santos.
SEGUNDO MANDAMIENTO:
NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO
447. ¿Cómo se respeta la santidad del Nombre de Dios?
2142-2149

2160-2162
Se respeta la santidad del Nombre de Dios invocándolo, bendiciéndole,
alabándole y glorificándole. Ha de evitarse, por tanto, el abuso de apelar al
Nombre de Dios para justificar un crimen, y todo uso inconveniente de su
Nombre, como la blasfemia, que por su misma naturaleza es un pecado grave; la
imprecación y la infidelidad a las promesas hechas en nombre de Dios.
448. ¿Por qué está prohibido jurar en falso?
2150-2151

2163-2164
Está prohibido jurar en falso, porque ello supone invocar en una causa a Dios,
que es la verdad misma, como testigo de una mentira.
«No jurar ni por Criador, ni por criatura, si no fuere con
verdad, necesidad y reverencia»
(San Ignacio de Loyola).
449. ¿Qué es el perjurio?
2152-2155
El perjurio es hacer, bajo juramento, una promesa con
intención de no cumplirla, o bien violar la promesa hecha bajo juramento. Es
un pecado grave contra Dios, que siempre es fiel a sus promesas.
TERCER MANDAMIENTO:
SANTIFICARÁS LAS FIESTAS
450. ¿Por qué Dios «ha bendecido el día del sábado y lo ha
declarado sagrado» (Ex 20,11)?
2168-2172

2189
Dios ha bendecido el sábado y lo ha declarado sagrado, porque en este día se
hace memoria del descanso de Dios el séptimo día de la creación, así como de
la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto y de la Alianza que Dios
hizo con su pueblo.
451. ¿Cómo se comporta Jesús en relación con el sábado?
2173
Jesús reconoce la santidad del sábado, y con su autoridad
divina le da la interpretación auténtica: «El sábado ha sido instituido para
el hombre y no el hombre para el sábado» (Mc 2, 27).
452. ¿Por qué motivo, para los cristianos, el sábado ha sido
sustituido por el domingo?
2174-2176

2190-2191
Para los cristianos, el sábado ha sido sustituido por el domingo, porque éste
es el día de la Resurrección de Cristo. Como «primer día de la semana» (Mc 16,
2), recuerda la primera Creación; como «octavo día», que sigue al sábado,
significa la nueva Creación inaugurada con la Resurrección de Cristo. Es
considerado, así, por los cristianos como el primero de todos los días y de
todas las fiestas: el día del Señor, en el que Jesús, con su Pascua, lleva a
cumplimiento la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso
eterno del hombre en Dios.
453. ¿Cómo se santifica el domingo?
2177-2185

2192-2193
Los cristianos santifican el domingo y las demás fiestas de precepto
participando en la Eucaristía del Señor y absteniéndose de las actividades que
les impidan rendir culto a Dios, o perturben la alegría propia del día del
Señor o el descanso necesario del alma y del cuerpo. Se permiten las
actividades relacionadas con las necesidades familiares o los servicios de
gran utilidad social, siempre que no introduzcan hábitos perjudiciales a la
santificación del domingo, a la vida de familia y a la salud.
454. ¿Por qué es importante reconocer civilmente el domingo
como día festivo?
2186-2188

2194-2195
Es importante que el domingo sea reconocido civilmente como día festivo, a fin
de que todos tengan la posibilidad real de disfrutar del suficiente descanso y
del tiempo libre que les permitan cuidar la vida religiosa, familiar, cultural
y social; de disponer de tiempo propicio para la meditación, la reflexión, el
silencio y el estudio, y de dedicarse a hacer el bien, en particular en favor
de los enfermos y de los ancianos.
CUARTO MANDAMIENTO:
HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE
455. ¿Qué manda el cuarto mandamiento?
2196-2200

2247-2248
El cuarto mandamiento ordena honrar y respetar a nuestros padres, y a todos
aquellos a quienes Dios ha investido de autoridad para nuestro bien.
456. ¿Cuál es la naturaleza de la familia en el plan de Dios?
2201-2205

2249
En el plan de Dios, un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, forman, por
sí mismos y con sus hijos, una familia. Dios ha instituido la familia y le ha
dotado de su constitución fundamental. El matrimonio y la familia están
ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos.
Entre los miembros de una misma familia se establecen relaciones personales y
responsabilidades primarias. En Cristo la familia se convierte en Iglesia
doméstica
, porque es una comunidad de fe, de esperanza y de amor.
457. ¿Qué lugar ocupa la familia en la sociedad?
2207-2208
La familia es la célula original de la sociedad humana, y
precede a cualquier reconocimiento por parte de la autoridad pública. Los
principios y valores familiares constituyen el fundamento de la vida social.
La vida de familia es una iniciación a la vida de la sociedad.
458. ¿Qué deberes tiene la sociedad en relación con la
familia?
2209-2213

2250
La sociedad tiene el deber de sostener y consolidar el matrimonio y la
familia, siempre en el respeto del principio de subsidiaridad. Los poderes
públicos deben respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del
matrimonio y de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el
bienestar doméstico.
459. ¿Cuáles son los deberes de los hijos hacia sus padres?
2214-2220

2251
Los hijos deben a sus padres respeto (piedad filial), reconocimiento,
docilidad y obediencia, contribuyendo así, junto a las buenas relaciones entre
hermanos y hermanas, al crecimiento de la armonía y de la santidad de toda la
vida familiar. En caso de que los padres se encuentren en situación de
pobreza, de enfermedad, de soledad o de ancianidad, los hijos adultos deben
prestarles ayuda moral y material.
460. ¿Cuáles son los deberes de los padres hacia los hijos?
2221-2231
Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los
primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores
de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y
como hijos de Dios, y proveer, en cuanto sea posible, a sus necesidades
materiales y espirituales, eligiendo para ellos una escuela adecuada, y
ayudándoles con prudentes consejos en la elección de la profesión y del estado
de vida. En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana.
461. ¿Cómo educan los padres a sus hijos en la fe cristiana?
2252-2253
Los padres educan a sus hijos en la fe cristiana
principalmente con el ejemplo, la oración, la catequesis familiar y la
participación en la vida de la Iglesia.
462. ¿Son un bien absoluto los vínculos familiares?
2232-2233
Los vínculos familiares, aunque sean importantes, no son
absolutos, porque la primera vocación del cristiano es seguir a Jesús,
amándolo: «El que ama su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí»
(Mt 10, 37). Los padres deben favorecer gozosamente el seguimiento de Jesús
por parte de sus hijos en todo estado de vida, también en la vida consagrada y
en el ministerio sacerdotal.
463. ¿Cómo se ejerce la autoridad en los distintos ámbitos de
la sociedad civil?
2234-2237

2254
En los distintos ámbitos de la sociedad civil, la autoridad se ejerce siempre
como un servicio, respetando los derechos fundamentales del hombre, una justa
jerarquía de valores, las leyes, la justicia distributiva y el principio de
subsidiaridad. Cada cual, en el ejercicio de la autoridad, debe buscar el
interés de la comunidad antes que el propio, y debe inspirar sus decisiones en
la verdad sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo.
464. ¿Cuáles son los deberes de los ciudadanos respecto a las
autoridades civiles?
2238-2241

2255
Quienes están sometidos a las autoridades deben considerarlas como
representantes de Dios, ofreciéndoles una colaboración leal para el buen
funcionamiento de la vida pública y social. Esto exige el amor y servicio de
la patria, el derecho y el deber del voto, el pago de los impuestos, la
defensa del país y el derecho a una crítica constructiva.
465. ¿Cuándo el ciudadano no debe obedecer a las autoridades
civiles?
2238-2241

2255
El ciudadano no debe en conciencia obedecer cuando las prescripciones de la
autoridad civil se opongan a las exigencias del orden moral: «Hay que obedecer
a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29).
QUINTO MANDAMIENTO:
NO MATARÁS
466. ¿Por qué ha de ser respetada la vida humana?
2242-2262

2318-2320
La vida humana ha de ser respetada porque es sagrada. Desde el comienzo supone
la acción creadora de Dios y permanece para siempre en una relación especial
con el Creador, su único fin. A nadie le es lícito destruir directamente a un
ser humano inocente, porque es gravemente contrario a la dignidad de la
persona y a la santidad del Creador. «No quites la vida del inocente y justo»
(Ex 23, 7).
467. ¿Por qué la legítima defensa de la persona y de la
sociedad no va contra esta norma?
2263-2265
Con la legítima defensa se toma la opción de defenderse y se valora el derecho
a la vida, propia o del otro, pero no la opción de matar. La legítima defensa,
para quien tiene la responsabilidad de la vida de otro, puede también ser un
grave deber. Y no debe suponer un uso de la violencia mayor que el necesario.
468. ¿Para qué sirve una pena?
2266
Una pena impuesta por la autoridad pública, tiene como
objetivo reparar el desorden introducido por la culpa, defender el orden
público y la seguridad de las personas y contribuir a la corrección del
culpable.
469. ¿Qué pena se puede imponer?
2267
La pena impuesta debe ser proporcionada a la gravedad del
delito. Hoy, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para
reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha
cometido, los casos de absoluta necesidad de pena de muerte «suceden muy rara
vez, si es que ya en realidad se dan algunos» (Juan Pablo II, Carta Encíclica
Evangelium vitae). Cuando los medios incruentos son suficientes, la autoridad
debe limitarse a estos medios, porque corresponden mejor a las condiciones
concretas del bien común, son más conformes a la dignidad de la persona y no
privan definitivamente al culpable de la posibilidad de rehabilitarse.
470. ¿Qué prohíbe el quinto mandamiento?
2268-2283

2321-2326
El quinto mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral:
1) El homicidio directo y voluntario y la cooperación
al mismo.

2) El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la
cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el
instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en
su integridad.

3) La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción
o una omisión de lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas,
gravemente enfermas o próximas a la muerte.

4) El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa
grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere
a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada en razón del escándalo o
atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores.
471. ¿Qué tratamientos médicos se permiten cuando la muerte se
considera inminente?
2278-2279
Los cuidados que se deben de ordinario a una persona enferma
no pueden ser legítimamente interrumpidos; son legítimos, sin embargo, el uso
de analgésicos, no destinados a causar la muerte, y la renuncia al
«encarnizamiento terapéutico», esto es, a la utilización de tratamientos
médicos desproporcionados y sin esperanza razonable de resultado positivo.
472. ¿Por qué la sociedad debe proteger a todo embrión?
2274
La sociedad debe proteger a todo embrión, porque el derecho
inalienable a la vida de todo individuo humano desde su concepción es un
elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación. Cuando el
Estado no pone su fuerza al servicio de los derechos de todos, y en particular
de los más débiles, entre los que se encuentran los concebidos y aún no
nacidos, quedan amenazados los fundamentos mismos de un Estado de derecho.
473. ¿Cómo se evita el escándalo?
2284-2287
El escándalo, que consiste en inducir a otro a obrar el mal,
se evita respetando el alma y el cuerpo de la persona. Pero si se induce
deliberadamente a otros a pecar gravemente, se comete una culpa grave.
474. ¿Qué deberes tenemos hacia nuestro cuerpo?
2288-2291
Debemos tener un razonable cuidado de la salud física, la
propia y la de los demás, evitando siempre el culto al cuerpo y toda suerte de
excesos. Ha de evitarse, además, el uso de estupefacientes, que causan
gravísimos daños a la salud y a la vida humana, y también el abuso de los
alimentos, del alcohol, del tabaco y de los medicamentos.
475. ¿Cuándo son moralmente legítimas las experimentaciones
científicas, médicas o psicológicas sobre las personas o sobre grupos humanos?
2292-2295
Las experimentaciones científicas, médicas o psicológicas
sobre las personas o sobre grupos humanos son moralmente legítimas si están al
servicio del bien integral de la persona y de la sociedad, sin riesgos
desproporcionados para la vida y la integridad física y psíquica de los
sujetos, oportunamente informados y contando con su consentimiento.
476. ¿Se permiten el trasplante y la donación de órganos antes
y después de la muerte?
2296
El trasplante de órganos es moralmente aceptable con el
consentimiento del donante y sin riesgos excesivos para él. Para el noble acto
de la donación de órganos después de la muerte, hay que contar con la plena
certeza de la muerte real del donante.
477. ¿Qué prácticas son contrarias al respeto a la integridad
corporal de la persona humana?
2297-2298
Prácticas contrarias al respeto a la integridad corporal de la persona humana
son las siguientes: los secuestros de personas y la toma de rehenes, el
terrorismo, la tortura, la violencia y la esterilización directa. Las
amputaciones y mutilaciones de una persona están moralmente permitidas sólo
por los indispensables fines terapéuticos de las mismas.
478. ¿Qué cuidados deben procurarse a los moribundos?
2299
Los moribundos tienen derecho a vivir con dignidad los últimos
momentos de su vida terrena, sobre todo con la ayuda de la oración y de los
sacramentos, que preparan al encuentro con el Dios vivo.
479. ¿Cómo deben ser tratados los cuerpos de los difuntos?
2300-2301
Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y
caridad. La cremación de los mismos está permitida, si se hace sin poner en
cuestión la fe en la Resurrección de los cuerpos.


480. ¿Qué exige el Señor a toda persona para la defensa de la paz?
2302-2303
El Señor que proclama «bienaventurados los que construyen la
paz» (Mt 5, 9), exige la paz del corazón y denuncia la inmoralidad de la ira,
que es el deseo de venganza por el mal recibido, y del odio, que lleva a
desear el mal al prójimo. Estos comportamientos, si son voluntarios y
consentidos en cosas de gran importancia, son pecados graves contra la
caridad.
481. ¿En qué consiste la paz en el mundo?
2304-2305
La paz en el mundo, que es la búsqueda del respeto y del
desarrollo de la vida humana, no es simplemente ausencia de guerra o
equilibrio de fuerzas contrarias, sino que es «la tranquilidad del orden» (San
Agustín), «fruto de la justicia» (Is 32, 17) y efecto de la caridad. La paz en
la tierra es imagen y fruto de la paz de Cristo.
482. ¿Qué se requiere para la paz en el mundo?
2304

2307-2308
Para la paz en el mundo se requiere la justa distribución y la tutela de los
bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el
respeto a la dignidad de las personas humanas y de los pueblos, y la constante
práctica de la justicia y de la fraternidad.
483. ¿Cuándo está moralmente permitido el uso de la fuerza
militar?
2307-2310
El uso de la fuerza militar está moralmente justificado cuando
se dan simultáneamente las siguientes condiciones: certeza de que el daño
causado por el agresor es duradero y grave; la ineficacia de toda alternativa pacífica;
fundadas posibilidades de éxito en la acción defensiva y ausencia de males aún
peores, dado el poder de los medios modernos de destrucción.
484. En caso de amenaza de guerra, ¿a quién corresponde
determinar si se dan las anteriores condiciones?
2309
Determinar si se dan las condiciones para un uso moral de la
fuerza militar compete al prudente juicio de los gobernantes, a quienes
corresponde también el derecho de imponer a los ciudadanos la obligación de la
defensa nacional, dejando a salvo el derecho personal a la objeción de
conciencia y a servir de otra forma a la comunidad humana.
485. ¿Qué exige la ley moral en caso de guerra?
2312-2314

2328
La ley moral permanece siempre válida, aún en caso de guerra. Exige que sean
tratados con humanidad los no combatientes, los soldados heridos y los
prisioneros. Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes,
como también las disposiciones que las ordenan, son crímenes que la obediencia
ciega no basta para excusar. Se deben condenar las destrucciones masivas así
como el exterminio de un pueblo o de una minoría étnica, que son pecados
gravísimos; y hay obligación moral de oponerse a la voluntad de quienes los
ordenan.
486. ¿Qué es necesario hacer para evitar la guerra?
2315-2317

2327-2330
Se debe hacer todo lo razonablemente posible para evitar a toda costa la
guerra, teniendo en cuenta los males e injusticias que ella misma provoca. En
particular, es necesario evitar la acumulación y el comercio de armas no
debidamente reglamentadas por los poderes legítimos; las injusticias, sobre
todo económicas y sociales; las discriminaciones étnicas o religiosas; la
envidia, la desconfianza, el orgullo y el espíritu de venganza. Cuanto se haga
por eliminar estos u otros desórdenes ayuda a construir la paz y a evitar la
guerra.
SEXTO MANDAMIENTO:
NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS



487. ¿Qué corresponde a la persona humana frente a la propia
identidad sexual?
2331-2336

2392-2393
Dios ha creado al hombre como varón y mujer, con igual dignidad personal, y ha
inscrito en él la vocación del amor y de la comunión. Corresponde a cada uno
aceptar la propia identidad sexual, reconociendo la importancia de la misma
para toda la persona, su especificidad y complementariedad.
488. ¿Qué es la castidad?
2337-2338
La castidad es la positiva integración de la sexualidad en la
persona. La sexualidad es verdaderamente humana cuando está integrada de
manera justa en la relación de persona a persona. La castidad es una virtud
moral, un don de Dios, una gracia y un fruto del Espíritu.
489. ¿Qué supone la virtud de la castidad?
2339-2341
La virtud de la castidad supone la adquisición del dominio de
sí mismo, como expresión de libertad humana destinada al don de uno mismo.
Para este fin, es necesaria una integral y permanente educación, que se
realiza en etapas graduales de crecimiento.
490. ¿De qué medios disponemos para ayudarnos a vivir la
castidad?
2340-2347
Son numerosos los medios de que disponemos para vivir la
castidad: la gracia de Dios, la ayuda de los sacramentos, la oración, el
conocimiento de uno mismo, la práctica de una ascesis adaptada a las diversas
situaciones y el ejercicio de las virtudes morales, en particular de la virtud
de la templanza, que busca que la razón sea la guía de las pasiones.
491. ¿De qué modos todos están llamados a vivir la castidad?
2348-2350

2394
Todos, siguiendo a Cristo modelo de castidad, están llamados a llevar una vida
casta según el propio estado de vida: unos viviendo en la virginidad o en el
celibato consagrado, modo eminente de dedicarse más fácilmente a Dios, con
corazón indiviso; otros, si están casados, viviendo la castidad conyugal; los
no casados, practicando la castidad en la continencia.
492. ¿Cuáles son los principales pecados contra la castidad?
2351-2359

2396
Son pecados gravemente contrarios a la castidad, cada uno según la naturaleza
del propio objeto: el adulterio, la masturbación, la fornicación, la
pornografía, la prostitución, el estupro y los actos homosexuales. Estos
pecados son expresión del vicio de la lujuria. Si se cometen con menores,
estos actos son un atentado aún más grave contra su integridad física y moral.
493. ¿Por qué el sexto mandamiento prohíbe todos los pecados
contra la castidad?
2336
Aunque en el texto bíblico del Decálogo se dice «no cometerás
adulterio» (Ex 20, 14), la Tradición de la Iglesia tiene en cuenta todas las
enseñanzas morales del Antiguo y del Nuevo Testamento, y considera el sexto
mandamiento como referido al conjunto de todos los pecados contra la castidad.
494. ¿Cuáles son los deberes de las autoridades civiles
respecto a la castidad?
2354
Las autoridades civiles, en cuanto obligadas a promover el
respeto a la dignidad de la persona humana, deben contribuir a crear un
ambiente favorable a la castidad, impidiendo inclusive, mediante leyes
adecuadas, algunas de las graves ofensas a la castidad antes mencionadas, en
orden sobre todo a proteger a los menores y a los más débiles.
495. ¿Cuáles son los bienes del amor conyugal, al que está
ordenada la sexualidad?
2360-2361

2397-2398
Los bienes del amor conyugal, que para los bautizados está santificado por el
sacramento del Matrimonio, son: la unidad, la fidelidad, la indisolubilidad y
la apertura a la fecundidad.
496. ¿Cuál es el significado del acto conyugal?
2362-2367
El acto conyugal tiene un doble significado: de unión (la
mutua donación de los cónyuges), y de procreación (apertura a la transmisión
de la vida). Nadie puede romper la conexión inseparable que Dios ha querido
entre los dos significados del acto conyugal, excluyendo de la relación el uno
o el otro.
497. ¿Cuándo es moral la regulación de la natalidad?
2368-2369

2399
La regulación de la natalidad, que representa uno de los aspectos de la
paternidad y de la maternidad responsables, es objetivamente conforme a la
moralidad cuando se lleva a cabo por los esposos sin imposiciones externas; no
por egoísmo, sino por motivos serios; y con métodos conformes a los criterios
objetivos de la moralidad, esto es, mediante la continencia periódica y el
recurso a los períodos de infecundidad.
498. ¿Cuáles son los medios inmorales para la regulación de la
natalidad?
2370-2372
Es intrínsecamente inmoral toda acción –como, por ejemplo, la
esterilización directa o la contracepción–, que, bien en previsión del acto
conyugal o en su realización, o bien en el desarrollo de sus consecuencias
naturales, se proponga como fin o como medio, impedir la procreación.
499. ¿Por qué son inmorales la inseminación y la fecundación
artificial?
2373-2377
La inseminación y la fecundación artificial son inmorales,
porque disocian la procreación del acto conyugal con el que los esposos se
entregan mutuamente, instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen
y sobre el destino de la persona humana. Además, la inseminación y la
fecundación heterólogas, mediante el recurso a técnicas que implican a una
persona extraña a la pareja conyugal, lesionan el derecho del hijo a nacer de
un padre y de una madre conocidos por él, ligados entre sí por matrimonio y
poseedores exclusivos del derecho a llegar a ser padre y madre solamente el
uno a través del otro.
500. ¿Cómo ha de ser considerado un hijo?
2378
El hijo es un don de Dios, el don más grande
dentro del
Matrimonio. No existe el derecho a tener hijos («tener un hijo, sea
como sea»). Sí existe, en cambio, el derecho del hijo a ser fruto del
acto
conyugal de sus padres, y también el derecho a ser respetado como
persona
desde el momento de su concepción.
501. ¿Qué pueden hacer los esposos cuando no tienen hijos?
2379
Cuando el don del hijo no les es concedido, los esposos,
después de haber agotado todos los legítimos recursos de la medicina, pueden
mostrar su generosidad mediante la tutela o la adopción, o bien realizando
servicios significativos en beneficio del prójimo. Así ejercen una preciosa
fecundidad espiritual.
502. ¿Cuáles son las ofensas a la dignidad del Matrimonio?
2380-2391

2400
Las ofensas a la dignidad del Matrimonio son las siguientes: el adulterio, el
divorcio, la poligamia, el incesto, la unión libre (convivencia, concubinato)
y el acto sexual antes o fuera del matrimonio.
SÉPTIMO MANDAMIENTO:
NO ROBARÁS
503. ¿Qué declara el séptimo mandamiento?
2401-2402
El séptimo mandamiento declara el destino y distribución
universal de los bienes; el derecho a la propiedad privada; el respeto a las
personas, a sus bienes y a la integridad de la creación. La Iglesia encuentra
también en este mandamiento el fundamento de su doctrina social, que comprende
la recta gestión en la actividad económica y en la vida social y política; el
derecho y el deber del trabajo humano; la justicia y la solidaridad entre las
naciones y el amor a los pobres.
504. ¿Qué condiciones se requieren para el derecho a la
propiedad privada?
2403
Existe el derecho a la propiedad privada cuando se ha
adquirido o recibido de modo justo, y prevalezca el destino universal de los
bienes, para satisfacer las necesidades fundamentales de todos los hombres.
505. ¿Cuál es la finalidad de la propiedad privada?
2404-2406
La finalidad de la propiedad privada es garantizar la libertad
y la dignidad de cada persona, ayudándole a satisfacer las necesidades
fundamentales propias, las de aquellos sobre los que tiene responsabilidad, y
también las de otros que viven en necesidad.
506. ¿Qué otras cosas prescribe el séptimo mandamiento?
2407-2415

2450-2451
El séptimo mandamiento prescribe el respeto a los bienes ajenos mediante la
práctica de la justicia y de la caridad, de la templanza y de la solidaridad.
En particular, exige el respeto a las promesas y a los contratos estipulados;
la reparación de la injusticia cometida y la restitución del bien robado; el
respeto a la integridad de la Creación, mediante el uso prudente y moderado de
los recursos minerales, vegetales y animales del universo, con singular
atención a las especies amenazadas de extinción.
507. ¿Cuál debe ser el comportamiento del hombre para con los
animales?
2416-2418

2457
El hombre debe tratar a los animales, criaturas de Dios, con benevolencia,
evitando tanto el desmedido amor hacia ellos, como su utilización
indiscriminada, sobre todo en experimentos científicos, efectuados al margen
de los límites razonables y con inútiles sufrimientos para los animales
mismos.
508. ¿Qué prohíbe el séptimo mandamiento?
2408-2413

2453-2455
El séptimo mandamiento prohíbe ante todo el robo, que es la usurpación del
bien ajeno contra la razonable voluntad de su dueño. Esto sucede también
cuando se pagan salarios injustos, cuando se especula haciendo variar
artificialmente el valor de los bienes para obtener beneficio en detrimento
ajeno, y cuando se falsifican cheques y facturas. Prohíbe además cometer
fraudes fiscales o comerciales y ocasionar voluntariamente un daño a las
propiedades privadas o públicas. Prohíbe igualmente la usura, la corrupción,
el abuso privado de bienes sociales, los trabajos culpablemente mal realizados
y el despilfarro.
509. ¿Cuál es el contenido de la doctrina social de la
Iglesia?
2419-2423
La doctrina social de la Iglesia, como desarrollo orgánico de
la verdad del Evangelio acerca de la dignidad de la persona humana y sus
dimensiones sociales, contiene principios de reflexión, formula criterios de
juicio y ofrece normas y orientaciones para la acción
510. ¿Cuándo interviene la Iglesia en materia social?
2420

2458
La Iglesia interviene emitiendo un juicio moral en materia económica y social,
cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona, el bien común o la
salvación de las almas.
511. ¿Cómo ha de ejercerse la vida social y económica?
2459
La vida social y económica ha de ejercerse según los propios
métodos, en el ámbito del orden moral, al servicio del hombre en su integridad
y de toda la comunidad humana, en el respeto a la justicia social. La vida
social y económica debe tener al hombre como autor, centro y fin.
512. ¿Qué se opone a la doctrina social de la Iglesia?
2424-2425
Se oponen a la doctrina social de la Iglesia los sistemas
económicos y sociales que sacrifican los derechos fundamentales de las
personas, o que hacen del lucro su regla exclusiva y fin último. Por eso la
Iglesia rechaza las ideologías asociadas, en los tiempos modernos, al
«comunismo» u otras formas ateas y totalitarias de «socialismo». Rechaza
también, en la práctica del «capitalismo», el individualismo y la primacía
absoluta de las leyes del mercado sobre el trabajo humano.
513. ¿Qué significado tiene el trabajo para el hombre?
2426-2428

2460-2461
Para el hombre, el trabajo es un deber y un derecho, mediante el cual colabora
con Dios Creador. En efecto, trabajando con empeño y competencia, la persona
actualiza las capacidades inscritas en su naturaleza, exalta los dones del
Creador y los talentos recibidos; procura su sustento y el de su familia y
sirve a la comunidad humana. Por otra parte, con la gracia de Dios, el trabajo
puede ser un medio de santificación y de colaboración con Cristo para la
salvación de los demás.
514. ¿A qué tipo de trabajo tiene derecho toda persona?
2429,

2433-2434
El acceso a un trabajo seguro y honesto debe estar abierto a todos, sin
discriminación injusta, dentro del respeto a la libre iniciativa económica y a
una equitativa distribución.
515. ¿Cuál es la responsabilidad del Estado con respecto al
trabajo?
2431
Compete al Estado procurar la seguridad sobre las garantías de
las libertades individuales y de la propiedad, además de un sistema monetario
estable y de unos servicios públicos eficientes; y vigilar y encauzar el
ejercicio de los derechos humanos en el sector económico. Teniendo en cuenta
las circunstancias, la sociedad debe ayudar a los ciudadanos a encontrar
trabajo.
516. ¿Qué compete a los dirigentes de empresa?
2432
Los dirigentes de las empresas tienen la responsabilidad
económica y ecológica de sus operaciones. Están obligados a considerar el bien
de las personas y no solamente el aumento de las ganancias, aunque éstas son
necesarias para asegurar las inversiones, el futuro de las empresas, los
puestos de trabajo y el buen funcionamiento de la vida económica.
517. ¿Qué deberes tienen los trabajadores?
2435
Los trabajadores deben cumplir con su trabajo en conciencia,
con competencia y dedicación, tratando de resolver los eventuales conflictos
mediante el diálogo. El recurso a la huelga no violenta es moralmente legítimo
cuando se presenta como el instrumento necesario, en vistas a unas mejoras
proporcionadas y teniendo en cuenta el bien común.
518. ¿Cómo se realiza la justicia y la solidaridad entre las
naciones?
2437-2441
En el plano internacional, todas las naciones e instituciones
deben obrar con solidaridad y subsidiaridad, a fin de eliminar, o al menos
reducir, la miseria, la desigualdad de los recursos y de los medios
económicos, las injusticias económicas y sociales, la explotación de las
personas, la acumulación de las deudas de los países pobres y los mecanismos
perversos que obstaculizan el desarrollo de los países menos desarrollados.
519. ¿De qué modo participan los cristianos en la vida
política y social?
2442
Los fieles cristianos laicos intervienen directamente en la
vida política y social, animando con espíritu cristiano las realidades
temporales, y colaborando con todos como auténticos testigos del Evangelio y
constructores de la paz y de la justicia.
520. ¿En qué se inspira el amor a los pobres?
2443-2449

2462-2463
El amor a los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas y en
el ejemplo de Jesús en su constante atención a los pobres. Jesús dijo: «Cuanto
hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt
25, 40). El amor a los pobres se realiza mediante la lucha contra la pobreza
material, y también contra las numerosas formas de pobreza cultural, moral y
religiosa. Las obras de misericordia espirituales y corporales, así como las
numerosas instituciones benéficas a lo largo de los siglos, son un testimonio
concreto del amor preferencial por los pobres que caracteriza a los discípulos
de Jesús.
OCTAVO MANDAMIENTO:
NO DARÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRÁS



521. ¿Qué deberes tiene el hombre hacia la verdad?
2462-2470

2504
Toda persona está llamada a la sinceridad y a la veracidad en el hacer y en el
hablar. Cada uno tiene el deber de buscar la verdad y adherirse a ella,
ordenando la propia vida según las exigencias de la verdad. En Jesucristo, la
verdad de Dios se ha manifestado íntegramente: Él es la Verdad. Quien le sigue
vive en el Espíritu de la verdad, y rechaza la doblez, la simulación y la
hipocresía.
522. ¿Cómo se da testimonio de la verdad?
2471-2474

2505-2506
El cristiano debe dar testimonio de la verdad evangélica en todos los campos
de su actividad pública y privada; incluso con el sacrificio, si es necesario,
de la propia vida. El martirio es el testimonio supremo de la verdad de la fe.
523.¿Qué prohíbe el octavo mandamiento?
2475-2487

2507-2509
El octavo mandamiento prohíbe:
1) El falso testimonio, el perjurio y la mentira, cuya
gravedad se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, de las
circunstancias, de las intenciones del mentiroso y de los daños ocasionados a
las víctimas.

2) El juicio temerario, la maledicencia, la difamación y
la calumnia, que perjudican o destruyen la buena reputación y el honor,
a los que tiene derecho toda persona.

3) El halago, la adulación o la complacencia, sobre todo
si están orientados a pecar gravemente o para lograr ventajas ilícitas.

Una culpa cometida contra la verdad debe ser reparada, si ha causado daño a
otro.
524. ¿Qué exige el octavo mandamiento?
2488-2492

2510-2511
El octavo mandamiento exige el respeto a la verdad, acompañado de la
discreción de la caridad: en la comunicación y en la información, que deben
valorar el bien personal y común, la defensa de la vida privada y el peligro
del escándalo; en la reserva de los secretos profesionales, que han de ser
siempre guardados, salvo en casos excepcionales y por motivos graves y
proporcionados. También se requiere el respeto a las confidencias hechas bajo
la exigencia de secreto.
525. ¿Cuál debe ser el uso de los medios de comunicación
social?
2493-2499

2512
La información a través de los medios de comunicación social debe estar al
servicio del bien común, y debe ser siempre veraz en su contenido e íntegra,
salvando la justicia y la caridad. Debe también expresarse de manera honesta y
conveniente, respetando escrupulosamente las leyes morales, los legítimos
derechos y la dignidad de las personas.
526. ¿Qué relación existe entre la verdad, la belleza y el
arte sacro?

2500-2503

2513
La verdad es bella por sí misma. Supone el esplendor de la belleza espiritual.
Existen, más allá de la palabra, numerosas formas de expresión de la verdad,
en particular en las obras de arte. Son fruto de un talento donado por Dios y
del esfuerzo del hombre. El arte sacro, para ser bello y verdadero, debe
evocar y glorificar el Misterio del Dios manifestado en Cristo, y llevar a la
adoración y al amor de Dios Creador y Salvador, excelsa Belleza de Verdad y
Amor.
NOVENO MANDAMIENTO:
NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS
IMPUROS



527. ¿Qué exige el noveno mandamiento?
2514-2516

2528-2530
El noveno mandamiento exige vencer la concupiscencia carnal en los
pensamientos y en los deseos. La lucha contra esta concupiscencia supone la
purificación del corazón y la práctica de la virtud de la templanza.
528. ¿Qué prohíbe el noveno mandamiento?
2517-2519

2531-2532
El noveno mandamiento prohíbe consentir pensamientos y deseos relativos a
acciones prohibidas por el sexto mandamiento.
529. ¿Cómo se llega a la pureza del corazón?
2520
El bautizado, con la gracia de Dios y luchando contra los
deseos desordenados, alcanza la pureza del corazón mediante la virtud y el don
de la castidad, la pureza de intención, la pureza de la mirada exterior e
interior, la disciplina de los sentimientos y de la imaginación, y con la
oración.
530.¿Qué otras cosas exige la pureza?
2521-2527

2533
La pureza exige el pudor, que, preservando la intimidad de la persona, expresa
la delicadeza de la castidad y regula las miradas y gestos, en conformidad con
la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas. El pudor
libera del difundido erotismo y mantiene alejado de cuanto favorece la
curiosidad morbosa. Requiere también una purificación del ambiente social,
mediante la lucha constante contra la permisividad de las costumbres, basada
en un erróneo concepto de la libertad humana.
DÉCIMO MANDAMIENTO:
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS



531. ¿Qué manda y qué prohíbe el décimo mandamiento?
2534-2540

2551-2554
Este mandamiento, que complementa al precedente, exige una actitud interior de
respeto en relación con la propiedad ajena, y prohíbe la avaricia, el
deseo
desordenado
de los bienes de otros y la envidia, que consiste en la tristeza
experimentada ante los bienes del prójimo y en el deseo desordenado de
apropiarse de los mismos.
532. ¿Qué exige Jesús con la pobreza del corazón?
2544-2547

2556
Jesús exige a sus discípulos que le antepongan a Él respecto a todo y a todos.
El desprendimiento de las riquezas –según el espíritu de la pobreza
evangélica– y el abandono a la providencia de Dios, que nos libera de la
preocupación por el mañana, nos preparan para la bienaventuranza de «los
pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mt 5, 3).
533. ¿Cuál es el mayor deseo del hombre?
2548-2550

2557
El mayor deseo del hombre es ver a Dios. Éste es el grito de todo su ser:
«¡Quiero ver a Dios!». El hombre, en efecto, realiza su verdadera y plena
felicidad en la visión y en la bienaventuranza de Aquel que lo ha creado por
amor, y lo atrae hacia sí en su infinito amor.
«El que ve a Dios obtiene todos los bienes que se pueden
concebir»
(San Gregorio de Nisa).




CUARTA PARTE
534. ¿Qué es la oración?
2558-2565

2590
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición al
Señor de bienes conformes a su voluntad. La oración es siempre un don de Dios
que sale al encuentro del hombre. La oración cristiana es relación personal y
viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo
Jesucristo y con el Espíritu Santo, que habita en sus corazones.
535. ¿Por qué existe una vocación universal a la oración?
2566-2567

2591
Existe una vocación universal a la oración, porque Dios, por
medio de la creación, llama a todo ser desde la nada; e incluso después de la
caída, el hombre sigue siendo capaz de reconocer a su Creador, conservando el
deseo de Aquel que le ha llamado a la existencia. Todas las religiones y, de
modo particular, toda la historia de la salvación, dan testimonio de este
deseo de Dios por parte del hombre; pero es Dios quien primero e
incesantemente atrae a todos al encuentro misterioso de la oración.
LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

536. ¿En qué sentido Abraham es un modelo de oración?
2570-2573

2592
Abraham es un modelo de oración porque camina en la presencia
de Dios, le escucha y obedece. Su oración es un combate de la fe porque, aún
en los momentos de prueba, él continúa creyendo que Dios es fiel. Aún más,
después de recibir en su propia tienda la visita del Señor que le confía sus
designios, Abraham se atreve a interceder con audaz confianza por los
pecadores.
537. ¿Cómo oraba Moisés?
2574-2577

2593
La oración de Moisés es modelo de la oración contemplativa:
Dios, que llama a Moisés desde la zarza ardiente, conversa frecuente y
largamente con él «cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (Ex 33,
11). De esta intimidad con Dios, Moisés saca la fuerza para interceder con
tenacidad a favor del pueblo; su oración prefigura así la intercesión del
único mediador, Cristo Jesús.
538. ¿Qué relaciones tienen en el Antiguo Testamento el templo
y el rey con la oración?
2578-2580

2594
A la sombra de la morada de Dios –el Arca de la Alianza y más
tarde el Templo– se desarrolla la oración del Pueblo de Dios bajo la guía de
sus pastores. Entre ellos, David es el rey «según el corazón de Dios» (cf Hch
13, 22), el pastor que ora por su pueblo. Su oración es un modelo para la
oración del pueblo, puesto que es adhesión a la promesa divina, y confianza
plena de amor, en Aquél que es el solo Rey y Señor.
539. ¿Qué papel desempeña la oración en la misión de los
Profetas?
2581-2584
Los Profetas sacan de la oración luz y fuerza para exhortar al pueblo a la fe
y a la conversión del corazón: entran en una gran intimidad con Dios e
interceden por los hermanos, a quienes anuncian cuanto han visto y oído del
Señor. Elías es el padre de los Profetas, de aquellos que buscan el Rostro de
Dios. En el monte Carmelo, obtiene el retorno del pueblo a la fe gracias a la
intervención de Dios, al que Elías suplicó así: «¡Respóndeme, Señor,
respóndeme!» (1R 18, 37).
540. ¿Cuál es la importancia de los Salmos en la oración?
2579

2585-2589

2596-2597
Los Salmos son el vértice de la oración en el Antiguo
Testamento: la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre.
Indisociablemente individual y comunitaria, esta oración, inspirada por el
Espíritu Santo, canta las maravillas de Dios en la creación y en la historia
de la salvación. Cristo ha orado con los Salmos y los ha llevado a su
cumplimiento. Por esto, siguen siendo un elemento esencial y permanente de la
oración de la Iglesia, que se adaptan a los hombres de toda condición y
tiempo.
LA ORACIÓN ES PLENAMENTE REVELADA

Y REALIZADA EN JESÚS

541. ¿De quién aprendió Jesús a orar?
2599

2620
Conforme a su corazón de hombre, Jesús aprendió a orar de su
madre y de la tradición judía. Pero su oración brota de una fuente más
secreta, puesto que es el Hijo de Dios que, en su humanidad santa, dirige a su
Padre la oración filial perfecta.
542. ¿Cuándo oraba Jesús?
2600-2604

2620
El Evangelio muestra frecuentemente a Jesús en oración. Lo
vemos retirarse en soledad, con preferencia durante la noche; ora antes de los
momentos decisivos de su misión o de la misión de sus apóstoles. De hecho toda
la vida de Jesús es oración, pues está en constante comunión de amor con el
Padre.
543. ¿Cómo oró Jesús en su pasión?
2605-2606

2620
La oración de Jesús durante su agonía en el huerto de
Getsemaní y sus últimas palabras en la Cruz revelan la profundidad de su
oración filial: Jesús lleva a cumplimiento el designio amoroso del Padre, y
toma sobre sí todas las angustias de la humanidad, todas las súplicas e
intercesiones de la historia de la salvación; las presenta al Padre, quien las
acoge y escucha, más allá de toda esperanza, resucitándolo de entre los
muertos.
544. ¿Cómo nos enseña Jesús a orar?
2607-2614

2621
Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre
nuestro
, sino también cuando Él mismo ora. Así, además del contenido, nos
enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del
corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y
filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que
protege al discípulo de la tentación.
545. ¿Porqué es eficaz nuestra oración?
2615-2616
Nuestra oración es eficaz porque está unida mediante la fe a
la oración de Jesús. En Él la oración cristiana se convierte en comunión de
amor con el Padre; podemos presentar nuestras peticiones a Dios y ser
escuchados: «Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado» (Jn 16,
24).
546. ¿Cómo oraba la Virgen María?
2617;2622

2618;2674

2679
La oración de María se caracteriza por su fe y por la ofrenda
generosa de todo su ser a Dios. La Madre de Jesús es también la Nueva Eva, la
«Madre de los vivientes» (cf Gn 3, 20): Ella ruega a Jesús, su Hijo, por las
necesidades de los hombres.
547. ¿Existe en el Evangelio una oración de María?
2619
Además de la intercesión de María en Caná de Galilea, el
Evangelio nos entrega el Magnificat (Lc 1, 46-55), que es el cántico de la
Madre de Dios y el de la Iglesia, la acción de gracias gozosa, que sube desde
el corazón de los pobres porque su esperanza se realiza en el cumplimiento de
las promesas divinas.
LA ORACIÓN EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA
548. ¿Cómo oraba la primera comunidad cristiana de Jerusalén?

2623-2624
Al comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles, se narra
que en la primera comunidad de Jerusalén, educada por el Espíritu Santo en la
vida de oración, los creyentes «acudían asiduamente a las enseñanzas de los
apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2,
42).
549. ¿Cómo interviene el Espíritu Santo en la oración de la
Iglesia?
2623. 2625
El Espíritu Santo, Maestro interior de la oración cristiana,
educa a la Iglesia en la vida de oración, y le hace entrar cada vez con mayor
profundidad en la contemplación y en la unión con el insondable misterio de
Cristo. Las formas de oración, tal como las revelan los escritos apostólicos y
canónicos, siguen siendo normativas para la oración cristiana.
550. ¿Cuáles son las formas esenciales de oración cristiana?
2643-2644
Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y
la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y
la alabanza. La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración.
551. ¿Qué es la bendición?
2626-2627

2645
La bendición es la respuesta agradecida del hombre a los dones
de Dios: nosotros bendecimos al Todopoderoso, quien primeramente nos bendice y
colma con sus dones.
552. ¿Cómo se puede definir la adoración?
2628
La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce
criatura ante su Creador tres veces santo.
553. ¿Cuáles son las diversas formas de la oración de
petición?
2629-2633

2646
La oración de petición puede adoptar diversas formas: petición
de perdón o también súplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades
espirituales y materiales; pero la primera realidad que debemos desear es la
llegada del Reino de Dios.
554. ¿En qué consiste la intercesión?
2634-2636

2647
La intercesión consiste en pedir en favor de otro. Esta
oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el
Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores. La intercesión
debe extenderse también a los enemigos.
555. ¿Cuándo se da gracias a Dios?
2637-2638

2648
La Iglesia da gracias a Dios incesantemente, sobre todo cuando celebra la
Eucaristía, en la cual Cristo hace partícipe a la Iglesia de su acción de
gracias al Padre. Todo acontecimiento se convierte para el cristiano en motivo
de acción de gracias.
556. ¿Qué es la oración de alabanza?
2639-2643

2649
La alabanza es la forma de oración que, de manera más directa,
reconoce que Dios es Dios; es totalmente desinteresada: canta a Dios por sí
mismo y le da gloria por lo que Él es.


CAPÍTULO SEGUNDO


LA TRADICIÓN DE LA ORACIÓN

557. ¿Cuál es la importancia de la Tradición respecto a la
oración?
2650-2651
A través de la Tradición viva, es como en la Iglesia el
Espíritu Santo enseña a orar a los hijos de Dios. En efecto, la oración no se
reduce a la manifestación espontánea de un impulso interior, sino que implica
contemplación, estudio y comprensión de las realidades espirituales que se
experimentan.
FUENTES DE LA ORACIÓN
558. ¿Cuáles son las fuentes de la oración cristiana?
2652-2662

2658
Las fuentes de la oración cristiana son: la Palabra de Dios,
que nos transmite «la ciencia suprema de Cristo» (Flp 3, 8); la Liturgia de la
Iglesia
, que anuncia, actualiza y comunica el misterio de la salvación; las
virtudes teologales; las situaciones cotidianas, porque en ellas podemos
encontrar a Dios.
«Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte
eternamente. Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que
te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro»
(San Juan
María Vianney).
EL CAMINO DE LA ORACIÓN
559. ¿Hay en la Iglesia diversos caminos de oración?
2663
En la Iglesia hay diversos caminos de oración, según los
diversos contextos históricos, sociales y culturales. Corresponde al
Magisterio discernir la fidelidad de estos caminos a la tradición de la fe
apostólica, y compete a los pastores y catequistas explicar su sentido, que se
refiere siempre a Jesucristo.
560. ¿Cuál es el camino de nuestra oración?
2664

2680-2681
El camino de nuestra oración es Cristo, porque ésta se dirige
a Dios nuestro Padre pero llega a Él sólo si, al menos implícitamente, oramos
en el Nombre de Jesús. Su humanidad es, pues, la única vía por la que el
Espíritu Santo nos enseña a orar a Dios nuestro Padre. Por esto las oraciones
litúrgicas concluyen con la fórmula: «Por Jesucristo nuestro Señor».
561. ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en la oración?
2670-2672

2680-2681
Puesto que el Espíritu Santo es el Maestro interior de la
oración cristiana y «nosotros no sabemos pedir como conviene» (Rm 8, 26), la
Iglesia nos exhorta a invocarlo e implorarlo en toda ocasión: «¡Ven, Espíritu
Santo!».
562. ¿En qué sentido es mariana la oración cristiana?
2673-2679

2682
En virtud de la singular cooperación de María con la acción
del Espíritu Santo, la Iglesia ama rezar a María y orar con María, la orante
perfecta, para alabar e invocar con Ella al Señor. Pues María, en efecto, nos
«muestra el camino» que es su Hijo, el único Mediador.
563. ¿Cómo reza la Iglesia a María?
2676-2678

2682
La Iglesia reza a María, ante todo, con el Ave María, oración
con la que la Iglesia pide la intercesión de la Virgen. Otras oraciones
marianas son el Rosario, el himno Acáthistos, la Paraclisis, los himnos y
cánticos de las diversas tradiciones cristianas.
MAESTROS DE ORACIÓN
564. ¿De qué modo los santos son maestros de la oración?
2683-2684

2692-2693
Los santos son para los cristianos modelos de oración, y a
ellos les pedimos también que intercedan, ante la Santísima Trinidad, por
nosotros y por el mundo entero; su intercesión es el más alto servicio que
prestan al designio de Dios. En la comunión de los santos, a lo largo de la
historia de la Iglesia, se han desarrollado diversos tipos de espiritualidad,
que enseñan a vivir y a practicar la oración.
565. ¿Quién puede enseñar a rezar?
2685-2690

2694-2695
La familia cristiana constituye el primer ámbito de educación
a la oración. Hay que recomendar de manera particular la oración cotidiana en
familia, pues es el primer testimonio de vida de oración de la Iglesia. La
catequesis, los grupos de oración, la «dirección espiritual» son una escuela y
una ayuda para la oración.
566. ¿Cuáles son los lugares favorables para la oración?
2691

2696
Se puede orar en cualquier sitio, pero elegir bien el lugar
tiene importancia para la oración. El templo es el lugar propio de la oración
litúrgica y de la adoración eucarística; también otros lugares ayudan a orar,
como «un rincón de oración» en la casa familiar, un monasterio, un santuario.
CAPÍTULO TERCERO


LA VIDA DE ORACIÓN



567. ¿Qué momentos son los más indicados para la oración?
2697-2698

2720
Todos los momentos son indicados para la oración, pero la
Iglesia propone a los fieles ritmos destinados a alimentar la oración
continua: oración de la mañana y del atardecer, antes y después de las
comidas, la Liturgia de la Horas, la Eucaristía dominical, el Santo Rosario,
las fiestas del año litúrgico.
«Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de
respirar»
(San Gregorio Nacianceno).
568. ¿Cuáles son las expresiones de la vida de oración?
2697-2699
La tradición cristiana ha conservado tres modos principales de
expresar y vivir la oración: la oración vocal, la meditación y la oración
contemplativa. Su rasgo común es el recogimiento del corazón.
LAS EXPRESIONES DE LA ORACIÓN
569. ¿En qué se caracteriza la oración vocal?
2700-2704

2722
La oración vocal asocia el cuerpo a la oración interior del
corazón; incluso quien practica la más interior de las oraciones no podría
prescindir del todo en su vida cristiana de la oración vocal. En cualquier
caso, ésta debe brotar siempre de una fe personal. Con el Padre nuestro, Jesús
nos ha enseñado una fórmula perfecta de oración vocal.
570. ¿Qué es la meditación?
2705-2708

2723
La meditación es una reflexión orante, que parte sobre todo de
la Palabra de Dios en la Biblia; hace intervenir a la inteligencia, la
imaginación, la emoción, el deseo, para profundizar nuestra fe, convertir el
corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo; es una etapa preliminar
hacia la unión de amor con el Señor.
571. ¿Qué es la oración contemplativa?
2709-2719

2724

2739-2741
La oración contemplativa es una mirada sencilla a Dios en el
silencio y el amor. Es un don de Dios, un momento de fe pura, durante el cual
el que ora busca a Cristo, se entrega a la voluntad amorosa del Padre y recoge
su ser bajo la acción del Espíritu. Santa Teresa de Jesús la define como una
íntima relación de amistad: «estando muchas veces tratando a solas con quien
sabemos que nos ama».
EL COMBATE DE LA ORACIÓN
572. ¿Por qué la oración es un combate?
2725
La oración es un don de la gracia, pero presupone siempre una
respuesta decidida por nuestra parte, pues el que ora combate contra sí mismo,
contra el ambiente y, sobre todo, contra el Tentador, que hace todo lo posible
para apartarlo de la oración. El combate de la oración es inseparable del
progreso en la vida espiritual: se ora como se vive, porque se vive como se
ora.
573. ¿Cuáles son las objeciones a la oración?
2726-2728

2752-2753
Además de los conceptos erróneos sobre la oración, muchos piensan que no
tienen tiempo para orar o que es inútil orar. Quienes oran pueden desalentarse
frente a las dificultades o los aparentes fracasos. Para vencer estos
obstáculos son necesarias la humildad, la confianza y la perseverancia.
574. ¿Cuáles son las dificultades para la oración?
2729-2733

2754-2755
La dificultad habitual para la oración es la distracción, que
separa de la atención a Dios, y puede incluso descubrir aquello a lo que
realmente estamos apegados. Nuestro corazón debe entonces volverse a Dios con
humildad. A menudo la oración se ve dificultada por la sequedad, cuya
superación permite adherirse en la fe al Señor incluso sin consuelo sensible.
La acedía es una forma de pereza espiritual, debida al relajamiento de la
vigilancia y al descuido de la custodia del corazón.
575. ¿Cómo fortalecer nuestra confianza filial?
2734-2741

2756
La confianza filial se pone a prueba cuando pensamos que no
somos escuchados. Debemos preguntarnos, entonces, si Dios es para nosotros un
Padre cuya voluntad deseamos cumplir, o más bien un simple medio para obtener
lo que queremos. Si nuestra oración se une a la de Jesús, sabemos que Él nos
concede mucho más que este o aquel don, pues recibimos al Espíritu Santo, que
transforma nuestro corazón.
576. ¿Es posible orar en todo momento?
2742-2745

2757
Orar es siempre posible, pues el tiempo del cristiano es el tiempo de Cristo
resucitado, que está con nosotros «todos los días» (Mt 28, 20). Oración y vida
cristiana son, por ello, inseparables.
«Es posible, incluso en el mercado o en un paseo solitario,
hacer una frecuente y fervorosa oración. Sentados en vuestra tienda, comprando
o vendiendo, o incluso haciendo la cocina»
(San Juan Crisóstomo).
577. ¿Cuál es la oración de la Hora de Jesús?
2604

2746-2751

2758
Se llama la oración de la Hora de Jesús a la oración
sacerdotal de Éste en la Última Cena. Jesús, Sumo Sacerdote de la Nueva
Alianza, dirige su oración al Padre cuando llega la Hora de su «paso» a Dios,
la Hora de su sacrificio.


Padre nuestro

Padre nuestro
que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros
tu Reino;

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos
dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.
Pater
Noster


Pater noster qui es in caelis:

sanctificetur Nomen Tuum;

adveniat Regnum Tuum;

fiat voluntas Tua,

sicut in caelo et in terra.

Panem nostrum

quotidianum da nobis
hodie;

et dimitte nobis debita nostra,

sicut et nos

dimittimus
debitoribus nostris;

et ne nos inducas in tentationem;

sed libera nos a Malo. Amen

578. ¿Cuál es el origen de la oración del Padre nuestro?
2759-2760

2773
Jesús nos enseñó esta insustituible oración cristiana, el
Padre nuestro, un día en el que un discípulo, al verle orar, le rogó:
«Maestro, enséñanos a orar» (Lc 11, 1). La tradición litúrgica de la Iglesia
siempre ha usado el texto de San Mateo (6, 9-13).
«LA SÍNTESIS DE TODO EL EVANGELIO»
579. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro en las Escrituras?
2761-2764

2774
El Padre nuestro es «el resumen de todo el Evangelio»
(Tertuliano); «es la más perfecta de todas las oraciones» (Santo Tomás de
Aquino). Situado en el centro del Sermón de la Montaña (Mt 5-7), recoge en
forma de oración el contenido esencial del Evangelio.
580. ¿Por qué se le llama «la oración del Señor»?
2765-2766

2775
Al Padre nuestro se le llama «Oración dominical», es decir «la
oración del Señor», porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor.
581. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro en la oración de la
Iglesia?
2767-2772

2776
Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre nuestro es
«entregado» en el Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la vida
divina de los hijos de Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del Padre
nuestro
, puesto que sus peticiones, fundándose en el misterio de la salvación
ya realizado, serán plenamente atendidas con la Segunda venida del Señor. El
Padre nuestro es parte integrante de la Liturgia de las Horas.
«PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO»
582. ¿Por qué podemos acercarnos al Padre con plena confianza?
2777-2778

2797
Podemos acercarnos al Padre con plena confianza, porque Jesús,
nuestro Redentor, nos introduce en la presencia del Padre, y su Espíritu hace
de nosotros hijos de Dios. Por ello, podemos rezar el Padre nuestro con
confianza sencilla y filial, gozosa seguridad y humilde audacia, con la
certeza de ser amados y escuchados.
583. ¿Cómo es posible invocar a Dios como «Padre»?
2779-2785

2789

2798-2800
Podemos invocar a Dios como «Padre», porque el Hijo de Dios
hecho hombre nos lo ha revelado, y su Espíritu nos lo hace conocer. La
invocación del Padre nos hace entrar en su misterio con asombro siempre nuevo,
y despierta en nosotros el deseo de un comportamiento filial. Por
consiguiente, con la oración del Señor, somos conscientes de ser hijos del
Padre en el Hijo.
584. ¿Por qué decimos Padre «nuestro»?
2786-2790

2801
«Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente nueva.
Cuando oramos al Padre, lo adoramos y lo glorificamos con el Hijo y el
Espíritu. En Cristo, nosotros somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y
por siempre. Decimos, de hecho, Padre «nuestro», porque la Iglesia de Cristo
es la comunión de una multitud de hermanos, que tienen «un solo corazón y una
sola alma» (Hch 4, 32).
585. ¿Con qué espíritu de comunión y de misión nos dirigimos a
Dios como Padre «nuestro»?
2791-2793

2801
Dado que el Padre nuestro es un bien común de los bautizados,
éstos sienten la urgente llamada a participar en la oración de Jesús por la
unidad de sus discípulos. Rezar el Padre nuestro es orar con todos los hombres
y en favor de la entera humanidad, a fin de que todos conozcan al único y
verdadero Dios y se reúnan en la unidad.
586 ¿Qué significa la expresión «que estás en el cielo»?

2794-2796

2802
La expresión bíblica «cielo» no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está
más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la santidad
de Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El cielo, o la
Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia la que tendemos en la
esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra. Vivimos ya en esta
patria, donde nuestra «vida está oculta con Cristo en Dios» (Col 3, 3).
LAS SIETE PETICIONES
587. ¿Cómo está compuesta la oración del Señor?
2803-2806

2857
La oración del Señor contiene siete peticiones a Dios Padre.
Las tres primeras, más teologales, nos atraen hacia Él, para su gloria, pues
lo propio del amor es pensar primeramente en Aquel que amamos. Estas tres
súplicas sugieren lo que, en particular, debemos pedirle: la santificación de
su Nombre, la venida de su Reino y la realización de su voluntad. Las cuatro
últimas peticiones presentan al Padre de misericordia nuestras miserias y
nuestras esperanzas: le piden que nos alimente, que nos perdone, que nos
defienda ante la tentación y nos libre del Maligno.
588. ¿Qué significa «Santificado sea tu Nombre»?
2807-2812

2858
Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que
reconoce a Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a
Moisés, y ha querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa
en la que Él habita.
589. ¿Cómo se santifica el Nombre de Dios en nosotros y en el
mundo?
2813-2815
Santificar el Nombre de Dios, que «nos llama a la santidad»
(1Ts 4, 7), es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra
vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de
Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres.
590. ¿Qué pide la Iglesia cuando suplica «Venga a nosotros tu
Reino»?
2816-2821

2859
La Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios, mediante
el retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia ora también para que el
Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los
hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y
de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu
y de la Esposa: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22, 20).
591. ¿Por qué pedimos «Hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo»?
2822-2827

2860
La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven»
(1Tm 2, 4). Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad
salvífica del Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a
la de su Hijo, a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su
benevolente designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha
realizado en el cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad
de Dios» (Rm 12, 2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10, 36).
592. ¿Cuál es el sentido de la petición «Danos hoy nuestro pan
de cada día»?
2828-2834

2861
Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano
necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios
Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber
obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de
los unos cubra las necesidades de los otros.
593. ¿Cuál es el sentido específicamente cristiano de esta
petición?
2835-2837

2861
Puesto que «no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que
sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4), la petición sobre el pan cotidiano se
refiere igualmente al hambre de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo,
recibido en la Eucaristía, así como al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos,
con una confianza absoluta, para hoy, el hoy de Dios: y esto se nos concede,
sobre todo, en la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino venidero.
594. ¿Por qué decimos «Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?
2838-2839

2862
Al pedir a Dios Padre que nos perdone, nos reconocemos ante Él
pecadores; pero confesamos, al mismo tiempo, su misericordia, porque, en su
Hijo y mediante los sacramentos, «obtenemos la redención, la remisión de
nuestros pecados» (Col 1, 14). Ahora bien, nuestra petición será atendida a
condición de que nosotros, antes, hayamos, por nuestra parte, perdonado.
595. ¿Cómo es posible el perdón?
2840-2845

2862
La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si
también nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el
hombre parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega
al Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la
caridad, cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión.
El perdón participa de la misericordia divina, y es una cumbre de la oración
cristiana.
596. ¿Qué significa «No nos dejes caer en la tentación»?
2846-2849

2863
Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y a merced de la tentación. Pedimos
al Espíritu saber discernir, por una parte, entre la prueba, que nos hace
crecer en el bien, y la tentación, que conduce al pecado y a la muerte; y, por
otra parte, entre ser tentado y consentir en la tentación. Esta petición nos
une a Jesús, que ha vencido la tentación con su oración. Pedimos la gracia de
la vigilancia y de la perseverancia final.
597. ¿Por qué concluimos suplicando «Y líbranos del mal»?
2850-2854

2864
El mal designa la persona de Satanás, que se opone a Dios y
que es «el seductor del mundo entero» (Ap 12, 9). La victoria sobre el diablo
ya fue alcanzada por Cristo; pero nosotros oramos a fin de que la familia
humana sea liberada de Satanás y de sus obras. Pedimos también el don precioso
de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo, que
nos librará definitivamente del Maligno.
598. ¿Qué significa el «Amén» final?



2855-2856

2865
«Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando
por medio de este Amén, que significa “Así sea”, lo que contiene la oración
que Dios nos enseñó»
(San Cirilo de Jerusalén).

ORACIONES COMUNES
FÓRMULAS
DE DOCTRINA
CATÓLICA
Señal
de la Cruz



En el nombre del Padre

y del Hijo

y del Espíritu Santo. Amén.
Signum
Crucis


In nómine Patris,

et Fílii,

et Spíritus Sancti. Amen
Gloria al Padre

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.
Gloria
Patri


Glória Patri,

et Fílio,

et Spirítui Sancto.

Sicut erat in princípio,

et nunc et semper

et in saecula saeculórum. Amen
Padre nuestro

Padre nuestro
que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros
tu Reino;

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos
dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.
Pater
Noster


Pater noster qui es in caelis:

sanctificetur Nomen Tuum;

adveniat Regnum Tuum;

fiat voluntas Tua,

sicut in caelo et in terra.

Panem nostrum

quotidianum da nobis
hodie;

et dimitte nobis debita nostra,

sicut et nos dimittimus

debitoribus nostris;

et ne nos indúcas in tentationem;

sed libera nos a Malo. Amen
Ave María



Dios te salve, María,

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de
Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Ave,
Marí
æ

Ave, María,

grátia plena,

Dóminus tecum.

Benedícta tu

in muliéribus,

et benedíctus fructus ventris tui, Iesus.

Sancta María, Mater Dei,

ora pro nobis peccatóribus,

nunc et in hora mortis nostræ.
Amen.
Ángel de Dios


Ángel de Dios,

que eres mi custodio,

pues la bondad divina

me ha encomendado a ti,

ilumíname, guárdame, defiéndeme

y gobiérname.

Amén.
Angele
Dei


Ángele Dei,

qui custos es mei,

me, tibi commíssum

pietáte supérna,

illúmina, custódi, rege

et gubérna.

Amen.
El
eterno reposo



Dale Señor el descanso eterno.

Brille para él la luz perpetua.

Descanse en paz. Amén
Requiem
Æternam


Réquiem aetérnam
dona eis, Dómine,

et lux perpétua lúceat eis.

Requiéscant in pace.
Amen
Ángelus

El ángel del Señor anunció a María.

Y concibió

por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve, María...

He aquí la esclava del Señor.

Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María...

Y el Verbo de Dios se hizo carne.

Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María...

Ruega por nosotros,

Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos
de alcanzar

las promesas de Jesucristo.

Oremos

Infunde, Señor,

tu gracia en nuestras almas,

para que, los que hemos conocido,

por el anuncio del Ángel,

la Encarnación de tu Hijo Jesucristo,

lleguemos por los Méritos de su Pasión y su Cruz, a la gloria de la
Resurrección.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre...
Angelus
Domini


Ángelus Dómini nuntiávit María.

Et concépit

de Spíritu Sancto.

Ave, María...

Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave, María...

Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave, María...

Ora pro nobis,

sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur

promissiónibus Christi.

Orémus

Grátiam tuam, quasumus,

Dómine, méntibus nostris infúnde;

ut qui, Ángelo nuntiánte,

Christi Fílii tui incarnatiónem

cognóvimus,

per passiónem eius et crucem,

ad resurrectiónis glóriam perducámur.

Per eúndem Christum Dóminum
nostrum. Amen.

Glória Patri...
Regina
Caeli
(en tiempo pascual)

Reina del cielo alégrate; aleluya.

Porque el Señor a quien has merecido llevar;

aleluya.

Ha resucitado según su palabra;

aleluya.

Ruega al Señor por nosotros;

aleluya.

Gózate y alégrate, Virgen María;

aleluya.

Porque verdaderamente ha resucitado el Señor;

aleluya.

Oremos

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,

has llenado el mundo de alegría,

concédenos, por intercesión de su
Madre,

la Virgen María,

llegar a alcanzar los gozos eterno.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.
Regina
Caeli


Regina caeli laetáre, allelúia.

Quia quem meruísti portáre,

allelúia.

Resurréxit, sicut dixit,

allelúia.

Ora pro nobis Deum,

allelúia.

Gaude et laetáre, Virgo María,

allelúia.

Quia surréxit Dóminus vere,

allelúia.

Orémus

Deus, qui per resurrectiónem Fílii tui

Dómini nostri Iesu Christi

mundum laetificáre dignátus es,

praesta, quaesumus, ut per eius
Genetrícem Vírgínem Maríam perpétuae

capiámus gáudia vitae.

Per Christum Dóminum nostrum.

Amen.
Salve Regina



Dios te salve, Reina

y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra;

Dios te salve.

A ti llamamos

los desterrados hijos de Eva;

a ti suspiramos, gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos

misericordiosos;

y después de este destierro,

muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

¡Oh, clementísima, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!


Salve,
Regina


Salve, Regina,

Mater misericórdiae,

vita, dulcédo et spes nostra,

salve.

Ad te clamámus,

éxsules fílii Eva.

Ad te suspirámus geméntes

et flentes in hac lacrimárum valle.

Eia
ergo, advocáta nostra,

illos tuos misericórdes óculos

ad nos
convérte.

Et Iesum benedíctum fructum

ventris tui,

nobis, post hoc exsílium, osténde.

O clemens, o pia,

o dulcis Virgo Maríae!

Magnificat


Proclama mi alma

la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios,

mi salvador;

porque ha mirado la humillación

de su esclava.

Desde ahora me felicitarán

todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho

obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

como lo había prometido a nuestros
padres

en favor de Abrahán

y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo,

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Amén.

Magnificat


Magníficat

ánima mea Dóminum,

et exsultávit spíritus meus

in Deo salvatóre meo,

quia respéxit
humilitátem

ancíllae suae.

Ecce enim ex hoc beátam me dicent

omnes generatiónes,

quia fecit mihi magna,

qui potens est,

et sanctum nomen eius,

et misericórdia eius in progénies

et progénies timéntibus eum.

Fecit poténtiam in bráchio suo,

dispérsit supérbos mente cordis
sui;

depósuit poténtes de sede

et exaltávit húmiles,

esuriéntes implévit bonis

et dívites dimísit inánes.

Suscépit Ísrael púerum suum,

recordátus misericórdiae,

sicut
locútus est ad patres nostros,

Abraham et sémini

eius in sæcula

Glória Patri, et Filio,

et Spirítui Sancto.

Sicut erat in
princípio,

et nunc et semper,

et in sæcula sæculórum.

Amen.

Bajo tu protección



Bajo tu amparo nos acogemos,

Santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos

en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre

de todo peligro,

¡Oh Virgen gloriosa y bendita!



Sub
tuum præsidium


Sub tuum præsídium
confúgimus,

sancta Dei Génetrix;

nostras deprecatiónes

ne despícias

in necessitátibus;

sed a perículis cunctis

libera nos semper,

Virgo gloriósa et benedícta.

Benedictus


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado

y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza

de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho

desde antiguo

por boca de sus santos Profetas.

Es la salvación que nos libra

de nuestros enemigos

y de la mano de todos

los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró

a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que,

libres de temor,

arrancados de la mano

de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,

te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia

de nuestro Dios,

nos visitará el sol

que nace de lo alto,

para iluminar

a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo,

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Amén.

Benedictus


Benedíctus Dóminus, Deus Ísrael,

quia visitávit

et fecit redemptiónem plebi suæ,

et eréxit cornu

salútis nobis

in domo David púeri sui,

sicut locútus

est per os sanctórum,

qui a sæcula sunt, prophetárum eius,


salútem ex inimícis nostris

et de manu ónmium,

qui odérunt nos;

ad faciéndam misericórdiam

cum pátribus nostris

et memorári testaménti

sui sancti,

iusiurándum, quod iurávit

ad Abraham patrem nostrum,

datúrum se nobis,

ut sine timóre,

de manu inimicórum liberáti,

serviámus illi

in sanctitáte et iustítia coram ipso

ómnibus diébus nostris.

Et tu, puer,

prophéta Altíssimi vocáberis:

praeíbis enim ante fáciem Dómini

paráre vias eius,

ad dandam sciéntiam salútis plebi eius

in remissiónem peccatórum eórum,

Per víscera misericórdiae

Dei nostri,

in quibus visitábit

nos óriens ex alto,

illumináre his,

qui in ténebris

et in umbra mortis sedent,

ad dirigéndos pedes nostros

in viam pacis.

Glória Patri, et Filio,

et Spirítui Sancto.

Sicut erat in principio,

et nunc et semper,

et in sæcula sæculórum.

Amen.
Te Deum

A ti, oh Dios, te alabamos,

a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación.

Los ángeles todos,

los cielos y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines

te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,

Dios del universo.

Los cielos y la tierra

están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza

el glorioso coro de los Apóstoles,

la multitud admirable de los Profetas,

el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,

extendida por toda la tierra, te proclama:

Padre de inmensa majestad,

Hijo único y verdadero, digno de adoración,

Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,

aceptaste la condición humana

sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,

abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios

en la gloria del Padre.

Creemos que un día

has de venir como juez.

Te rogamos, pues,

que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna

nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice tu heredad.

Sé su pastor

y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos

y alabamos tu nombre para siempre,

por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día

guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,

no me veré defraudado para siempre.
Te
Deum


Te Deum laudámus:

te Dóminum confitémur.

Te aetérnum Patrem,

omnis terra venerátur.

tibi omnes ángeli, tibi caeli

et univérse potestátes:

tibi chérubim et séraphim

incessábili voce proclámant:

Sanctus, Sanctus, Sanctus,

Dóminus Deus Sábaoth.

Pleni sunt caeli et tema

maiestátis glóriae tuae.

Te gloriósus

apostolórum chorus,

te prophetárum laudábilis númerus,

te mártyrum candidátus laudat
exércitus.

Te per orbem terrárum

sancta confitétur Ecclésia,



Patrem imménsae maiestátis;

venerándum tuum verum et únicum Fílium;
Sanctum quoque Paráclitum Spíritum.

Tu rex glóriae, Christe.

Tu Patris sempitérnus es Fílius.

Tu, ad liberándum susceptúrus

hóminem,

non horruísti Vírginis úterum.

Tu, devícto mortis acúleo,

aperuísti credéntibus regna caelórum.


Tu ad déxteram Dei sedes,

in glória Patris.

Iudex créderis

esse ventúrus.

Te ergo quaésumus,

tuis fámulis súbveni, quos pretióso

sánguine redemísti.

Ætérna fac cum sanctis tuis

in
glória numerári.

Salvum fac pópulum tuum, Dómine,

et bénedic hereditáti tuae.

Et rege eos, et extólle illos

usque in aetérnum.

Per síngulos dies benedícimus te;

et laudámus nomen tuum

in sæculum, et in sæculum
sæculi.

Dignáre, Dómine,

die isto sine peccáto nos custodíre.

Miserére nostri, Dómine,

miserére nostri.

Fiat misericórdia tua,

Dómine, super nos,

quemádmodum
sperávimus in te.

In te, Dómine, sperávi:

non confúndar in aetérnum.
Veni
Creator


Ven, Espíritu Creador,

visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.

Tú, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, dedo de la diestra del Padre;

Tú, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.

Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.
Veni,
Creator Spiritus


Veni, Creátor Spíritus,

mentes tuórum
vísita,

imple supérna grátia,

quæ
tu creásti péctora.

Qui díceris Paráclitus,

altíssimi donum Dei,

fons vivus, ignis,
cáritas,

et spiritális únctio.

Tu septifórmis múnere,

dígitus patérnae déxterae,

tu rite
promíssum Patris,

sermóne ditans gúttura.

Accénde lumen sénsibus,

infúnde amórem córdibus,

infírma nostri córporis

virtúte firmans pérpeti.



Hostem repéllas lóngius

pacémque dones prótinus;

ductóre sic te
praévio

vitémus omne nóxium.

Per Te sciámus da Patrem

noscámus atque Fílium,

teque utriúsque
Spíritum

Credámus omni témpore.

Deo Patri sit glória,

et Fílio, qui a mórtuis surréxit,

ac
Paráclito,

in sæculórum sæcula.
Amen.
Ven Santo Espíritu



Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado,

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.



Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno. Amén.
Veni,
Sancte Spiritus


Veni, Sancte Spíritus,

et emítte cælitus
lucis

tuæ rádium.

Veni, pater páuperum,

veni, dator múnerum,

veni, lumen córdium.

Consolátor óptime,

dulcis hospes ánimæ,

dulce refrigérium.

In labóre réquies,

in
æstu tempéries,

in fletu solácium.


O lux beatíssima,

reple cordis íntima

tuórum fidélium.

Sine
tuo númine,

nihil est in hómine

nihil est innóxium.

Lava quod est sórdidum,

riga quod est áridum,

sana quod est
sáucium.

Flecte quod est rígidum,

fove quod est frígidum,

rege
quod est dévium.

Da tuis fidélibus,

in te confidéntibus,

sacrum septenárium.

Da virtútis méritum,

da salútis éxitum,

da perénne gáudium. Amen.
Alma de Cristo


Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús!, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme

En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a Ti.

Para que con tus santos te alabe.

Por los siglos de los siglos. Amén


Anima
Christi


Ánima Christi, sanctífica me.

Corpus Christi,
salva me.

Sanguis Christi, inébria me.

Aqua láteris Christi, lava
me.

Pássio Christi, confórta me.

O bone Iesu, exáudi me.

Intra tua vúlnera abscónde me.

Ne permíttas me separári a te.

Ab
hoste maligno defénde me.

In hora mortis meæ
voca me.

Et iube me veníre ad te,

ut cum Sanctis tuis laudem te

in sæcula
sæculórum. Amen
Acordaos

Acordaos,

oh piadosísima Virgen María,

que jamás se ha oído decir

que
ninguno de los que han acudido

a tu protección,

implorando tu asistencia



y reclamando tu socorro,

haya sido abandonado de ti.

Animado con esta
confianza,

a ti también acudo, oh Madre,

Virgen de las vírgenes,

y aunque
gimiendo

bajo el peso de mis pecados,

me atrevo a comparecer

ante tu
presencia soberana.

No deseches mis humildes súplicas,

oh Madre del Verbo
divino,

antes bien, escúchalas

y acógelas benignamente. Amén


Memorare

Memoráre,

o piíssima Virgo María,

non esse audítum a sæculo,

quemquam ad tua curréntem

præsídia,

tua implorántem auxilia,

tua peténtem suffrágia,

esse derelíctum.

Ego tali animátus confidéntia,

ad te, Virgo Vírginum, Mater,

curro, ad te vénio,

coram te gemens

peccátor assísto.

Noli, Mater Verbi,

verba mea despícere;

sed áudi propítia et exáudi.

Amen.
Rosario

Misterios gozosos
(lunes y sábado)


1. La encarnación del Hijo de Dios.

2. La visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.

3. El nacimiento del Hijo de Dios.

4. La Presentación de Jesús en el templo.

5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.



Misterios luminosos (jueves)

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.

2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.

3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

4. La Transfiguración.

5. La Institución de la Eucaristía.

Misterios dolorosos
(martes y viernes)


1. La Oración de Jesús en el Huerto.

2. La Flagelación del Señor.

3. La Coronación de espinas.

4. Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario.

5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.



Misterios gloriosos
(miércoles y domingo)


1. La Resurrección del Hijo de Dios.

2. La Ascensión del Señor a los Cielos.

3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.

4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.

5. La Coronación de la Santísima Virgen como Reina de Cielos y Tierra.



Oración tras el rosario

Ruega por nosotros,

Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.

Oremos

Oh Dios,

cuyo Hijo por medio de su vida,

muerte y resurrección,

nos otorgó los premios

de la vida eterna,

te rogamos que

venerando humildemente

los misterios del Rosario

de la Santísima
Virgen María,

imitemos lo que contienen

y consigamos lo que nos
prometen.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Oremos (tradición española)

Te pedimos Señor,

nos concedas a nosotros tus siervos,

gozar de perpetua
salud de alma y cuerpo,

y por la gloriosa intercesión

de la bienaventurada
siempre Virgen María, seamos librados de las tristezas presentes

y gocemos
de la eterna alegría.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Rosarium

Mystéria gaudiósa

(in feria secunda et sabbato)


Annuntiátio.

Visitátio.



Natívitas.

Praesentátio.

Invéntio in Templo.



Mystéria luminósa (in feria quinta)

Baptísma apud Iordánem.

Autorevelátio apud Cananénse

matrimónium.

Regni Dei proclamátio coniúncta

cum invitaménto ad conversiónem.

Transfigurátio.

Eucharístiae Institútio.

Mystéria dolorósa

(in feria tertia et feria sexta)


Agonía in Hortu.

Flagellátio.

Coronátio Spinis.

Baiulátio Crucis.



Crucifixio et Mors.



Mystéria gloriósa

(in feria quanta et Dominica)


Resurréctio.

Ascénsio.

Descénsus Spíritus Sancti.



Assúmptio.

Coronátio in Cælo.



Oratio ad finem Rosarii dicenda

Ora pro nobis,

sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur

promissiónibus Christi.



Orémus

Deus,

cuius Unigénitus per vitam,

mortem et resurrectiónem suam

nobis salútis
ætérnæ

præmia
comparávit,

concéde, quaésumus:

ut hæc
mystéria sacratíssimo

beátæ Maríæ
Vírginis

Rosário recoléntes,

et imitémur quod cóntinent,

et quod promíttunt assequámur.

Per Christum Dóminum nostrum. Amen.
Oración del incienso

(Tradición copta)

Oh Rey de la Paz, danos tu Paz

y perdona nuestros pecados.

Aleja a los
enemigos de la Iglesia

y guárdala, para que no desfallezca.

Emmanuel, Dios con nosotros,

está entre nosotros

en la gloria del Padre



y del Espíritu Santo

Bendícenos

y purifica nuestro corazón

y sana las enfermedades

del alma
y del cuerpo.

Te adoramos, oh Cristo,

con el Padre de bondad

y con el Espíritu Santo,

porque has venido, nos has salvado.


Oración de «Adiós al
Altar», antes de salir del templo después de la liturgia


(Tradición siro-maronita)


Queda en paz, oh Altar de Dios.

La oblación que hoy he ofrecido sobre
ti,

sea para la remisión de las culpas

y el perdón de los pecados

y me
alcance estar

ante el tribunal de Cristo

sin condena y sin confusión.

No
sé si se me concederá

volver a ofrecer sobre ti

otro Sacrificio.



Protégeme, Señor,

y conserva a tu Santa Iglesia,

que es camino de verdad

y
de salvación. Amén
Oración por los
difuntos


(Tradición bizantina)

Dios de los espíritus y de toda carne,

que sepultaste la muerte,



venciste al demonio

y diste la vida al mundo.

Tú, Señor, concede al alma



de tu difunto siervo N.,

el descanso en un lugar luminoso,

en un oasis, en
un lugar de frescura,

lejos de todo sufrimiento,

dolor o lamento.

Perdona las culpas por él cometidas

de pensamiento, palabra y obra,



Dios de bondad y misericordia;

puesto que no hay hombre

que viva y no
peque,

ya que Tú sólo eres Perfecto

y tu Justicia es justicia eterna

y tu
Palabra es la Verdad.

Tú eres la Resurrección,

la Vida y el descanso del difunto,

tu siervo
N.

Oh Cristo Dios nuestro.

Te glorificamos junto con el Padre

no
engendrado

y con tu santísimo, bueno

y vivificante Espíritu.


Acto de Fe

Señor Dios, creo
firmemente

y confieso todas y cada una de las verdades

que la
Santa Iglesia Católica propone,

porque tú las revelaste,

oh Dios,
que eres la eterna Verdad y Sabiduría, que ni se engaña

ni nos puede
engañar.

Quiero vivir y morir en esta fe.

Amén

Acto de Fe(tradición española)

Creo en Dios Padre;

Creo en Dios Hijo;

Creo en Dios Espíritu Santo;

Creo en la Santísima Trinidad;

Creo
en mi Señor Jesucristo,

Dios y hombre verdadero.
Actus
Fidei


Dómine Deus, firma fide credo

et confíteor ómnia et
síngula quae

sancta Ecclésia Cathólica propónit

quia tu, Deus, ea
ómnia revelásti,

qui es aetérna véritas et sapiéntia

quæ
nec fállere

nec fallí potest.

In hac fide vívere et mori státuo.

Amen.
Acto de Esperanza

Señor Dios mío, espero por tu gracia

la remisión de
todos mis pecados;

y
después de esta vida,

alcanzar la eterna felicidad,

porque tú lo
prometiste que eres

infinitamente poderoso,

fiel, benigno y lleno de
misericordia.

Quiero vivir y morir en esta esperanza. Amén.

Acto de Esperanza

(tradición española)

Espero en
Dios Padre;

Espero en Dios Hijo;

Espero en Dios Espíritu Santo;

Espero en la Santísima Trinidad;

Espero en mi Señor Jesucristo,

Dios y hombre verdadero.
Actus Spei

Dómine Deus, spero per grátiam

tuam
remissiónem

ómnium peccatórum,

et post hanc vitam ætérnam

felicitátem me esse consecutúrum:

quia tu promisísti, qui es infiníte

potens, fidélis, benígnus, et miséricors.

In hac spe vívere et
mori státuo. Amen.
Acto de caridad

Dios mío, te amo sobre todas
las cosas

y al prójimo por ti,

porque Tú eres el infinito,

sumo y perfecto
Bien,

digno de todo amor. 

Quiero vivir y morir en este amor. Amén

Acto de Caridad(tradición española)

Amo a Dios Padre;

Amo a Dios Hijo;

Amo a Dios Espíritu Santo;

Amo a la Santísima Trinidad;

Amo a mi Señor Jesucristo,

Dios y
hombre verdadero.

Amo a María santísima, madre de Dios

y madre
nuestra y amo a mi prójimo

como a mí mismo.

Actus caritatis

Dómine Deus, amo te super ómnia

et próximum
meum propter te,

quia tu es summum, infinítum,

et perfectíssimum
bonum,

omni dilectióne dignum.

In hac caritáte vívere et mori státuo. Amen.
Acto de Contrición


Dios mío,

me arrepiento de todo corazón

de todos mis pecados

y los
aborrezco,

porque al pecar, no sólo merezco

las penas establecidas por ti



justamente,

sino principalmente porque te ofendí,

a ti sumo Bien y digno
de amor

por encima de todas las cosas.

Por eso propongo firmemente,

con
ayuda de tu gracia,

no pecar más en adelante

y huir de toda ocasión de
pecado.

Amén.

Acto de Contrición

(tradición española)

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser tú quien eres, Bondad infinita,

y porque te amo sobre todas las cosas,

me pesa de todo corazón haberte
ofendido. También me pesa que puedas castigarme

con las penas del
infierno.

Ayudado de tu divina gracia propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén
Actus Contritionis

Deus meus,

ex toto corde pænitet me ómnium

meórum peccatórum,

éaque detéstor,

quia peccándo,

non solum poenas a te iuste

statútas proméritus sum,

sed præsértim quia offéndi te,

summum bonum,

ac dignum qui super ómnia diligáris.

Ideo fírmiter propóno,

adiuvánte grátia tua,

de cétero me non peccatúrum

peccandíque occasiónes próximas fugitúrum.

Amen.
EL DOBLE MANDAMIENTO DEL AMOR
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente.

Amarás al prójimo como a ti mismo.
REGLA DE ORO (Mt 7, 12)
Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a
vosotros.
BIENAVENTURANZAS
— Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es
el Reino de los cielos

— Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra

— Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados

— Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados

— Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia

— Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios

— Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de
Dios

— Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es
el Reino de los cielos

— Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra
vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos porque
vuestra recompensa será grande en el cielo.
LAS TRES VIRTUDES TEOLOGALES
1. Fe

2. Esperanza

3. Caridad



LAS CUATRO VIRTUDES CARDINALES
1. Prudencia

2. Justicia

3. Fortaleza

4. Templanza





LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO
1. Sabiduría

2. Entendimiento

3. Consejo

4. Fortaleza

5. Ciencia

6. Piedad

7. Temor de Dios



LOS DOCE FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
1. Amor

2. Alegría

3. Paz

4. Paciencia

5. Longanimidad

6. Bondad

7. Benignidad

8. Mansedumbre

9. Fe

10. Modestia

11. Continencia

12. Castidad



LOS CINCO MANDAMIENTOS DE LA
IGLESIA
1. Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.

2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de
muerte, y si se ha de comulgar.

3. Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.

4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.


5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.



LAS SIETE OBRAS DE MISERICORDIA
CORPORALES
1. Visitar y cuidar a los enfermos.

2. Dar de comer al hambriento.

3. Dar de beber al sediento.

4. Dar posada al peregrino.

5. Vestir al desnudo.

6. Redimir al cautivo.

7. Enterrar a los muertos.



LAS SIETE OBRAS DE MISERICORDIA
ESPIRITUALES
1. Enseñar al que no sabe.

2. Dar buen consejo al que lo necesita.

3. Corregir al que yerra.

4. Perdonar las injurias.

5. Consolar al triste.

6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás.

7. Rogar a Dios por vivos y difuntos.



LOS SIETE PECADOS CAPITALES
1. Soberbia

2. Avaricia

3. Lujuria

4. Ira

5. Gula

6. Envidia

7. Pereza



LOS NOVÍSIMOS
1. Muerte

2. Juicio

3. Infierno

4. Gloria


ABREVIATURAS BÍBLICAS

(en orden alfabético)
Ap Apocalipsis
1 Co 1 Corintios
2 Co 2 Corintios
Col Colosenses
Dt Deuteronomio
Ef Efesios
Ex Éxodo
Ez Ezequiel
Flp Filipenses
Ga Gálatas
Gn Génesis
Hb Hebreos
Hch Hechos
Is Isaías
Jn Juan
1 Jn 1 Juan
Lc Lucas
2 M 2 Macabeos
Mc Marcos
Mt Mateo
1 P 1 Pedro
2 P 2 Pedro
1 R 1 Reyes
Rm Romanos
Sal Salmos
St Santiago
1 Tm 1 Timoteo
2 Tm 2 Timoteo
1 Ts  1 Tesalonicenses
Tt Tito




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